lunes, 18 de septiembre de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 18



Por un instante la oración creación entera se detuvo y dirigió su mirada a los labios de una doncella de Nazaret. El saludo del ángel de Dios flotaba aún en el aire de aquella primavera inconcebible para la carne, en la que el Dios eterno se haría uno de nosotros.
Todas las potencias celestiales miraron a la débil muchacha y esperaron: no satisfecho Dios con enviar a su Hijo único a morar en la tierra, hombre igual a los hombres en todo menos en el pecado, hace depender su plan de los labios de la joven. ¡Y la joven acepta a Dios en su seno!

Nuestra Señora del Sí, que al pronunciarlo derramaste alegría sobre todo lo que vive, ayúdame a decir siempre “sí” a la voluntad de Dios sobre mi vida.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 17




Quien se precie de amar a María, debe acudir a “su escuela” para aprender a orar. Ella, la Virgen orante, es la Maestra ideal que podrá enseñarnos estas celestiales lecciones de hablar con nuestro Padre y de escucharlo con atención.

María vivía abierta a lo infinito, atenta a descubrir los planes de Dios, para acogerlos y realizarlos; vivía escuchando a Dios.
Ser cristiano no es sino convertirse en una honda y plena respuesta a la voz del Señor.

Nuestra Señora del encuentro, que yo me encuentre con el Señor y viva siempre junto a Él.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!




sábado, 16 de septiembre de 2017

LOS MISTERIOS LUMINOSOS DEL SANTO ROSARIO






LOS NUEVOS MISTERIOS DEL ROSARIO



Su Santidad Juan Pablo II El 16 de Octubre de 2002, fue presentada la carta apostólica del Papa Juan Pablo II «Rosarium Virginis Mariae» («El Rosario de la Virgen María»). El punto más destacado fue la inclusión de cinco nuevos misterios en el Rosario.

El Papa, al explicar esta decisión en el documento, define el Rosario como un «compendio del Evangelio» orientado «a la contemplación del rostro de Cristo» con los ojos de María a través de la repetición del «avemaría». 

Ahora bien, constata, en los quince misterios del Rosario (cada día se contemplan cinco misterios rezando en cada uno diez avemarías) faltaban hasta ahora momentos decisivos de la vida de Cristo. 


Por este motivo, considera «oportuna una incorporación que, si bien se deja a la libre consideración de los individuos y de la comunidad, les permita contemplar también los misterios de la vida pública de Cristo desde el Bautismo a la Pasión». 

Explica que los llama «misterios de la luz» (los otros eran «misterios de dolor», «misterios de gozo», y «misterios de gloria»), pues en su vida pública, Cristo se manifiesta como «misterio de luz»: «Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo» (Juan 9, 5). 

Juan Pablo II presenta el enunciado de cada uno de los cinco «misterios luminosos» sobre la vida pública de Jesús: 

1. El Bautismo en el Jordán; 

2. La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná; 

3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión; 

4. La Transfiguración; 

5. La institución de la Eucaristía. 

La carta apostólica explica después el misterio que contempla el cristiano en cada uno de estos pasajes de la vida pública de Jesús. 

«Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán --constata--. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace 'pecado' por nosotros (cf. 2 Co 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mt 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera». 

«Misterio de luz --añade la carta-- es el comienzo de los signos en Caná (cf. Jn 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente». 

«Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión (cf. Mc 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe (cf. Mc 2. 3-13; Lc 47-48), iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia», sigue aclarando. 

«Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración --subraya al explicar el cuarto misterio añadido--, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo "escuchen"». 

«Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad "hasta el extremo" (Jn13, 1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio». 

El Papa sugiere --respetando la libertad del creyente en este campo-- que los «misterios luminosos» sean contemplados el jueves. Propone, entonces, que el lunes y el sábado los cristianos recen a partir de ahora los «misterios gozosos»; el martes y el viernes los «dolorosos»; el miércoles, y el domingo los «gloriosos».
Juan Pablo II ha proclamado el período comprendido entre Octubre de 2002 hasta Octubre de 2003, Año del Rosario. Aclaró que esta convocatoria celebra tres momentos significativos: los 25 años de su pontificado; los 120 años del aniversario de la encíclica «Supremi apostolatus officio» de León XIII que comenzó una serie de documentos sobre el Rosario; y el apéndice del Año Santo de 2000. 

El Santo Padre concluyó indicando que el Rosario es una oración "tan fácil y, al mismo tiempo tan rica, que merece de veras ser recuperada por la Comunidad Cristiana". Y finalizó pidiéndonos con su habitual solicitud y fuerza: "¡ Que este llamamiento mío no sea en balde!"

PAPA FRANCISCO PIDE A RELIGIOSOS NO CAER EN EL CLERICALISMO Y EVANGELIZAR A LOS ALEJADOS


El Papa pide a religiosos no caer en el clericalismo y evangelizar a los alejados
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 16 Sep. 17 / 07:07 am (ACI).- El Papa Francisco recibió a los participantes en el Capítulo General de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús y les pidió continuar escuchando las necesidades de la gente y evangelizar donde haga falta.

“En actitud de escucha de cuanto el Espíritu dice hoy a su Iglesia y abiertos a lo que pide la humanidad, ustedes sabrán tomar de la fuente genuina e inextinguible de su carisma un nuevo impulso, opciones valientes, expresiones creativas de la misión que se les ha confiado”, afirmó Francisco.

“Enviándolos como misioneros en el mundo, éste es el primer evangelio que la Iglesia les encomienda: mostrar en sus propias personas y con sus obras el amor apasionado y tierno de Dios para con los pequeños, los últimos, los indefensos, los descartados de la tierra”, añadió.

Por otro lado, el Papa destacó la importancia de la educación y de “acompañar a las nuevas generaciones a aprender los valores humanos y a cultivar una visión evangélica de la vida y de la historia”.

Pero además les pidió no ceder al mal del clericalismo: “los hermanos son una gracia, en una congregación los hermanos son una gracia del Señor. No cedan al mal del clericalismo que aleja al pueblo y especialmente a los jóvenes de la Iglesia, como ya pude recordar otras veces”.

7 RASGOS DEL SANTO NOMBRE DE LA VIRGEN MARÍA


7 rasgos del Santo Nombre de la Virgen
¿Te llamas María?


Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa 




A mediados del siglo XVIII los jansenistas empezaron a divulgar que la devoción a la Santísima Virgen era una superstición. San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia, salió en defensa de la Madre de Dios y publicó su famoso libro “Las Glorias de María”.

En dicha obra, capítulo X, se leen 7 importantes rasgos del Santo Nombre de María que todo cristiano siempre debe recordar:

1.- Nombre Santo

“El augusto nombre de María, dado a la Madre de Dios, no fue cosa terrenal, ni inventado por la mente humana o elegido por decisión humana, como sucede con todos los demás nombres que se imponen. Este nombre fue elegido por el cielo y se le impuso por divina disposición, como lo atestiguan San Jerónimo, San Epifanio, San Antonino y otros”.

2.- Lleno de dulzura





“El glorioso San Antonio de Papua, reconocía en el nombre de María la misma dulzura que San Bernardo en el nombre de Jesús. ‘El nombre de Jesús’, decía éste; ‘el nombre de María’, decía aquél, ‘es alegría para el corazón, miel en los labios y melodía para el oído de sus devotos’… Se lee en el Cantar de los Cantares que, en la Asunción de María, los ángeles preguntaron por tres veces: ‘¿Quién es ésta que sube del desierto como columnita de humo? ¿Quién es ésta que va subiendo cual aurora naciente? ¿Quién es ésta que sube del desierto rebosando en delicias?’ (Ct 3, 6; 6, 9; 8, 5)”.

“Pregunta Ricardo de San Lorenzo: ‘¿Por qué los ángeles preguntan tantas veces el nombre de esta Reina?’ Y él mismo responde: ‘Era tan dulce para los ángeles oír pronunciar el nombre de María, que por eso hacen tantas preguntas’. Pero no quiero hablar de esta dulzura sensible, porque no se concede a todos de manera ordinaria; quiero hablar de la dulzura saludable, consuelo, amor, alegría, confianza y fortaleza que da este nombre de María a los que lo pronuncian con fervor”.

3.- Alegra e inspira amor

“Tu nombre, oh Madre de Dios –como dice San Metodio– está lleno de gracias y de bendiciones divinas. De modo que –como dice San Buenaventura– no se puede pronunciar tu nombre sin que aporte alguna gracia al que devotamente lo invoca. Búsquese un corazón empedernido lo más que se pueda imaginar y del todo desesperado; si éste te nombra, oh benignísima Virgen, es tal el poder de tu nombre –dice el Idiota– que él ablandará su dureza, porque eres la que conforta a los pecadores con la esperanza del perdón y de la gracia”.

4.- Da fortaleza



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“Los demonios, afirma Tomás de Kempis, temen de tal manera a la Reina del cielo, que al oír su nombre, huyen de aquel que lo nombra como de fuego que los abrasara. La misma Virgen reveló a santa Brígida, que no hay pecador tan frío en el divino amor, que invocando su santo nombre con propósito de convertirse, no consiga que el demonio se aleje de él al instante”.

“Y otra vez le declaró que todos los demonios sienten tal respeto y pavor a su nombre que en cuanto lo oyen pronunciar al punto sueltan al alma que tenían aprisionada entre sus garras. Y así como se alejan de los pecadores los ángeles rebeldes al oír invocar el nombre de María, lo mismo –dijo la Señora a santa Brígida– acuden numerosos los ángeles buenos a las almas justas que devotamente la invocan”.

5.- Promesas de Jesús

“Son maravillosas las gracias prometidas por Jesucristo a los devotos del nombre de María, como lo dio a entender a santa Brígida hablando con su Madre santísima, revelándole que quien invoque el nombre de María con confianza y propósito de la enmienda, recibirá estas gracias especiales: un perfecto dolor de sus pecados, expiarlos cual conviene, la fortaleza para alcanzar la perfección y al fin la gloria del paraíso. Porque, añadió el divino Salvador, son para mí tan dulces y queridas tus palabras, oh María, que no puedo negarte lo que me pides”.

“En suma, llega a decir San Efrén, que el nombre de María es la llave que abre la puerta del cielo a quien lo invoca con devoción”.

6.- Brinda consuelo

“San Camilo de Lelis, recomendaba muy encarecidamente a sus religiosos que ayudasen a los moribundos con frecuencia a invocar los nombres de Jesús y de María como él mismo siempre lo había practicado; y mucho mejor lo practicó consigo mismo en la hora de la muerte, como se refiere en su biografía; repetía con tanta dulzura los nombres, tan amados por él, de Jesús y de María, que inflamaba en amor a todos los que le escuchaban”.

“Y finalmente, con los ojos fijos en aquellas adoradas imágenes, con los brazos en cruz, pronunciando por última vez los dulcísimos nombres de Jesús y de María, expiró el santo con una paz celestial”.

7.- Buena aventura

“Roguemos pues, mi devoto lector, roguemos a Dios nos conceda esta gracia, que en la hora de la muerte, la última palabra que pronunciemos sea el nombre de María, como lo deseaba y pedía San Germán”.

“Concluyamos con esta tierna plegaria de San Buenaventura: ‘Para gloria de tu nombre, cuando mi alma esté para salir de este mundo, ven tú misma a mi encuentro, Señora benditísima, y recíbela’. No desdeñes, oh María –sigamos rezando con el santo– de venir a consolarme con tu dulce presencia. Sé mi escala y camino del paraíso. Concédele la gracia del perdón y del descanso eterno. Y termina el Santo diciendo: ‘Oh María, abogada nuestra, a ti te corresponde defender a tus devotos y tomar a tu cuidado su causa ante el tribunal de Jesucristo’”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 16 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 16


Cada bautizado ha de ser una encarnación de Jesús; este proceso de reproducción de los rasgos de Cristo en nosotros lo realiza el Espíritu mediante la colaboración de María; nadie se ha dejado modelar con tanta perfección  como ella.
Ningún molde mejor para que nosotros vayamos haciéndonos cristianos que el regazo maternal en el que el mismo Espíritu formó la naturaleza humana de Jesucristo.
Virgen purísima, que elevaste siempre los ojos al cielo y juntaste tus manos en oración, haz que mi vida no te pierda de vista, ni a ti, ni a tu cielo.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA




viernes, 15 de septiembre de 2017

PAPA FRANCISCO NOS INVITA A CONTEMPLAR A MARÍA SUFRIENTE BAJO LA CRUZ


Papa Francisco invita a contemplar a María sufriente bajo la Cruz
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 15 Sep. 17 / 04:02 am (ACI).- El Papa invitó a los fieles que participaron de la Misa a primera hora de la mañana en la Casa Santa Marta, a “contemplar a la Madre de Jesús” y observar su actitud al ver a Jesús en la cruz.

“Contemplar este signo de contradicción, porque Jesús es el vencedor, pero en la cruz, sobre la cruz. Es una contradicción, no se entiende. Se necesita tener fe para entender, al menos para acercarse a este misterio”.

El Papa aseguró que María “vivió toda la vida con el alma traspasada” en parte porque seguía a Jesús y escuchaba los comentarios de la gente. “Por eso decimos que es la primera discípula”.

Y ante la Cruz, permaneció en silencio, observando a su Hijo. Quizás escuchó comentarios del tipo: ‘Mira, esa es la Madre de uno de los tres delincuentes’. Pero ella dio la cara por su Hijo”.

“Esto que digo ahora –añadió el Santo Padre– son pequeñas palabras para ayudar a contemplar, en silencio, este misterio. En ese momento, Ella dio a luz a todos nosotros: dio a luz a la Iglesia. ‘Mujer’ –le dice el Hijo– ‘he aquí a tu hijo’. No dice ‘madre’, dice ‘mujer’. Mujer fuerte, valiente; mujer que estaba allí para decir: ‘Este es mi Hijo, no reniego de Él’”.

Francisco afirmó que el Evangelio del día era más que para reflexionar, para contemplar y pidió “que sea el Espíritu Santo el que nos diga a cada unos de nosotros lo que necesitamos”.

Evangelio comentado por el Papa:


Juan 19:25-27

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 15 SEPTIEMBRE 2017, NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Lecturas de hoy Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores
15 septiembre



Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. 

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 30,2-3a.3b-4.5-6.15-16.20

R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R/.

Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (19,25-27):

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 15 de septiembre de 2017


Después de contemplar la Cruz de Jesús, la liturgia nos propone contemplar a la Madre que "está junto a la Cruz" ("Stabat Mater iuxta crucem"). Hoy hacemos memoria de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores. Os propongo, en primer lugar, contemplar su imagen serena, tal como la reflejó la pintura de El Greco. En palabras de Cristina Kaufmann, la carmelita que meditó hondamente sobre este cuadro, "María lleva en sus ojos todo el martirio de su corazón y al mismo tiempo aflora en su mirada todo el sufrimiento de Jesús. Lo interior de María y lo exterior se han totalmente encontrado en el espejo de sus ojos, convertidos en un lago insondable de amor y de dolor".

De este hermoso y sereno cuadro os propongo saltar ahora a un cuadro contemporáneo, en el que la figura de la Madre Dolorosa se multiplica en los rostros de las madres que han vivido en carne propia los horrorres de la guerra, las madres refugiadas que huyen con su familia. No es necesario que busquemos pongamos aqui un rostro concreto, en los medios de comunicación aparecen muchas todos los días.

El evangelio nos propone el "triángulo joánico": Jesús, la madre, y el hijo. Es la nueva comunidad universal que nace con la muerte de Jesús. Solo superamos las barreras que nos dividen, el dolor que nos desgarra, cuando "estamos junto a la cruz de Jesús" y acogemos en nuestra casa a su madre.

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES, 15 SEPTIEMBRE


Nuestra Señora, Virgen de los Dolores
15 de septiembre




Los siete dolores de la Santísima Virgen que han suscitado mayor devoción son: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, los tres días que Jesús estuvo perdido, el encuentro con Jesús llevando la Cruz, su Muerte en el Calvario, el Descendimiento, la colocación en el sepulcro.

Simeón había anunciado previamente a la Madre la oposición que iba a suscitar su Hijo, el Redentor. Cuando ella, a los cuarenta días de nacido ofreció a su Hijo a Dios en el Templo, dijo Simeón: "Este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán y a ti misma una espada te atravesará el alma" (Lc 2,34).

El dolor de María en el Calvario fue más agudo que ningún otro en el mundo, pues no ha habido madre que haya tenido un corazón an tierno como el de la Madre de Dios. Cómo no ha habido amor igual al suyo. Ella lo sufrió todo por nosotros para que disfrutemos de la gracia de la Redención. Sufrió voluntariamente para demostrarnos su amor, pues el amor se prueba con el sacrificio.

No por ser la Madre de Dios pudo María sobrellevar sus dolores sino por ver las cosas desde el plan de Dios y no del de sí misma, o mejor dicho, hizo suyo el plan de Dios. Nosotros debemos hacer lo mismo. La Madre Dolorosa nos echará una mano para ayudarnos.

La devoción a los Dolores de María es fuente de gracias sin número porque llega a lo profundo del Corazón de Cristo. Si pensamos con frecuencia en los falsos placeres de este mundo abrazaríamos con paciencia los dolores y sufrimientos de la vida. Nos traspasaría el dolor de los pecados.

La Iglesia nos exhorta a entregarnos sin reservas al amor de María y llevar con paciencia nuestra cruz acompañados de la Madre Dolorosa. Ella quiere de verdad ayudarnos a llevar nuestras cruces diarias, porque fue en le calvario que el Hijo moribundo nos confió el cuidado de su Madre. Fue su última voluntad que amemos a su Madre como la amó Él.

La Palabra de Dios

 La Piedad"Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.

Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. 
Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él. Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. 

Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca." Lc 2, 34-45

"Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando." Lc 2, 48

"Vosotros, todos los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor semejante al dolor que me atormenta," Lam 1, 12

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 15 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 15



Para dar, es preciso tener; teniendo en cuenta el papel sublime de dispensadora de las gracias concedidas a los hombres, confiado por Dios a María, ¿no convenía que la colmara de los tesoros sobrenaturales más grandes? ¿No era acaso conveniente que la vida divina se derramara plenamente en ella, toda vez que por ella esta vida debía venir a nuestras almas?

Ella es lo que es, para poder darnos a nosotros; cuanto más nos acerquemos a ella por la amorosa devoción, más recibiremos sus gracias.

Virgen y Señora mía, cúbreme con el manto de tu protección y así viviré seguro y feliz.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ VIERNES!!!




jueves, 14 de septiembre de 2017

NOVENA A SAN PÍO DE PIETRELCINA, DEL 14 AL 22 DE SEPTIEMBRE


Hoy 14 de septiembre se inicia la Novena a San Pío de Pietrelcina, el sacerdote de los estigmas




 (ACI).- “Poned vuestra confianza en la divina bondad de Dios, y estad seguros de que la tierra y el cielo fallaran antes que la protección de vuestro Salvador”, decía el franciscano capuchino San P. Pío de Pietrelcina, quien recibió los estigmas de Cristo en su camino de santificación. 

Cercanos a su fiesta que se celebra cada 23 de septiembre, aquí una novena de preparación y en su honor. 


Primer día de la novena a San Pío de Pietrelcina

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.


Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.


Palabras del Padre Pío
“Conviene acostumbrarse a los sufrimientos que Jesús os manda. Jesús que no puede soportar veros sufrir, vendrá a solicitaros y a confortaros, infundiendo nuevo ánimo en vuestro espíritu”


Meditación sobre el amor  
Lo que llevó a Nuestro  Señor Jesucristo a ofrecerse a sí mismo por el perdón de nuestros pecados. Es el amor el que nos debe también conducir a nosotros a agradecerle eternamente por tanto sufrimiento inmerecido. El Santo P. Pío comprendió este Amor y quiso ser, humildemente, otro Cristo para en estos tiempos, aplacar la ira divina. Así Dios Padre le “regala” el sufrimiento del mismo Jesucristo para expiar en el dolor las faltas de tantos pecadores. P. Pío responde con amor a este “regalo” haciendo vivas las palabras de San Agustín cuando dice: “Vamos hacia Dios no caminando, sino amando.” Pese a sus padecimientos durante 40 años de tener estigmas sangrantes no deja de trabajar y servir a sus hijos espirituales y sus hermanos con el más puro amor cristiano. Nos dijo el P. Pío: “No lo olvidéis: el eje de la perfección es el amor. Quien está centrado en el amor, vive en Dios, porque Dios es Amor, como lo dice el Apóstol”.


Oración a San Pío
Amadísimo Santo Padre Pío de Pietrelcina, tú que has llevado sobre tu cuerpo los estigmas de Nuestro Dios Jesucristo. Tú que también has llevado la cruz por todos nosotros, soportando los sufrimientos físicos y morales que te flagelaron continuamente el alma y el cuerpo, en un doloroso martirio. Te rogamos, intercedas ante Dios todopoderoso para que cada uno de nosotros sepa aceptar las pequeñas y grandes cruces de la vida, transformando cada individual sufrimiento en un seguro vínculo que nos ata a la vida eterna.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).


Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Segundo día de la novena a San Pío de Pietrelcina

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Ánimo y no temas la ira de Lucifer. Recordad siempre que es una buena señal cuando el enemigo se agita y ruge alrededor vuestro, ya que esto demuestra que él no está dentro de ti".

Meditación sobre la santidad
La santidad es un llamado para todos los seres humanos. Por el solo hecho de haber nacido y ser hijos de Dios, creados a su Imagen y Semejanza, tenemos la invitación amorosa a imitarlo. Es imposible que Dios inspire deseos irrealizables, decía Santa Teresita, por lo que desde nuestra pequeñez y poquedad, podemos ser santos, si lo deseamos ardientemente y trabajamos lo suficiente para lograrlo. A este llamado obedeció con su sí pleno el Santo Padre Pío y nos invita a todos sus hijos espirituales a responder como él, para poder entrar al Paraíso y vivir eternamente en la presencia de Dios.

Oración a San Pío
Santísimo Padre San Pío de Pietrelcina, tú que te encuentras cerca de nuestro amadísimo Padre Dios Jesucristo, y has tenido la santidad y resistencia en las tentaciones del maligno. Tú que has sido golpeado por los demonios del infierno que quisieron convencerte a abandonar tu camino de santidad. Ruega a Dios por nosotros, para que con tu ayuda y con la de Nuestro Señor, encontremos la fortaleza espiritual para renunciar al pecado y para conservar la fe hasta el día de nuestra muerte.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Tercer día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"María sea la estrella que os alumbre el camino, os enseñe la calle segura para ir al Padre Celestial; Ella sea el asidero firme que tengáis, para que os conservéis cada vez más unidos estrechamente en el tiempo de la prueba".

Meditación sobre las virtudes
Para crecer como personas necesitamos, al igual que un atleta, ejercitarnos todos los días en aquello que nos perfecciona. No basta querer ser responsables, por ejemplo. Es necesario todos los días hacer ejercicios de responsabilidad, hasta que lo logremos. El fruto será llegar a serlo realmente: ser responsable.  De la misma manera, si queremos ser justos, sinceros, ordenados, es necesario que lo practiquemos con esfuerzo y dedicación todos los días, hasta que formemos el hábito, es decir, la costumbre. Ese hábito que desarrollamos, que nos hacer ser mejores personas, se llama virtud.

El Santo Padre Pío amó y veneró a la Santísima Virgen María toda su vida. Vio en Ella todas las virtudes posibles y fue su permanente modelo. Ella es grande por su santidad porque supo imitar las virtudes de Jesucristo.  También a la Santísima Virgen le costó mucho, pero lo hizo por amor a su hijo y por amor a nosotros.

Oración a San Pío
Virtuosísimo Padre San Pío de Pietrelcina, tú que has querido muchísimo a Nuestra Señora; y que cada día te concedió gracias y consuelos solamente por ELLA alcanzables. A la Virgen Santa, te suplicamos ruegues y pongas en Sus manos nuestros pecados y nuestras frías oraciones, para que como en Caná de Galilea, el Hijo le conceda a la Madre; y ya nuestro nombre será escrito en el Libro de la Vida.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




Cuarto día de la novena a San Pío de Pietrelcina

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Invoca a tu Ángel de la Guarda, que te iluminará y te conducirá. Dios te lo ha dado por este motivo. Por tanto válete de él".

Meditación sobre la castidad
La castidad es la virtud por la cual se conserva la pureza de mente y cuerpo necesarias para poder cultivar un alma limpia, como la de un niño pequeño. Es uno de los votos realizados por el Santo Padre Pío al ingresar a la vida religiosa, que con la ayuda de Dios, pudo cumplir fielmente junto a la pobreza y la obediencia, representados visiblemente en los tres nudos de su lazo alrededor de la cintura. Esta es, además, una virtud angélica.

Oración a San Pío
Castísimo Padre San Pío de Pietrelcina; que tanto amastes y nos enseñasteis a amar al Santo Ángel de la Guarda; el que te sirvió de compañía, de guía, de defensor y de mensajero. A ti las Figuras Angélicas llevaron los ruegos de tus hijos espirituales. Intercede cerca de Dios para que también nosotros aprendamos a hablar con nuestro Ángel de la Guarda, para que en todo momento sepamos obedecerle, pues es la luz viva de Dios que nos evita la desgracia de caer en pecado. Nuestro Ángel siempre está listo a señalarnos el camino del bien y a disuadirnos de hacer el mal.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




Quinto día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Oh Señor, Padre Jesucristo; te suplico viertas sobre mí, todos los castigos que son para los pecadores y las ánimas benditas del purgatorio; multiplica sobre mí los sufrimientos, con que conviertes y salvas a los pecadores, y líbralos pronto del tormento del purgatorio".

Meditación sobre la prudencia
La prudencia es una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguirlo o huir de ello. La prudencia es sinónimo de cautela, de moderación. Es el motor del buen cristiano. Quien la ejerce sabe acallar su lengua, sus malos pensamientos y evitar las malas obras. El santo Padre Pío fue una escuela viva de prudencia, de sensatez y de amor. Decía nuestro Santo sobre la prudencia: “La prudencia tiene ojos. El amor piernas. El amor, que tiene piernas, querría correr hacia Dios, pero su impulso es ciego, y uno tropezaría, de no estar dirigido por los ojos de la prudencia…”

Oración a San Pío
Prudentísimo Padre San Pío de Pietrelcina. Tú que tanto amas y nos enseñasteis a amar a las Almas del Purgatorio; por las que te has ofrecido como víctima que expió sus penas. Ruega a Dios Nuestro Señor, para que ponga en nuestros corazones sentimientos de compasión y amor por estas almas. También nosotros ayudaremos a las Almas del Purgatorio y reduciremos sus tiempos de destierro y de gran aflicción. Ganaremos para Ellas, con sacrificios y oración, el descanso eterno de sus almas; y las santas Indulgencias necesarias para sacarlas del lugar del sufrimiento.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Sexto día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Si yo sé que una persona está afligida, sea en el alma o en el cuerpo, suplicaría a Dios para verla libre de sus males. De buena gana yo tomaría todos sus sufrimientos para verla salvada y cedería los frutos de tales sufrimientos en su favor".

Meditación sobre la obediencia
A través de la virtud de la obediencia se logra realizar lo que nuestros superiores nos piden sin cuestionar las posibles consecuencias y motivos de la orden que se nos da. Quien obedece se limita a actuar según lo pedido. En la vida religiosa se dice que “quien obedece no se equivoca”  y así actuó nuestro santo a lo largo de toda su vida, aun cuando las órdenes que le dieron eran evidentemente injustas, como suspenderlo e impedirle confesar o celebrar la Santa Misa públicamente. Es uno de los votos realizados por el Santo Padre Pío al ingresar a la vida religiosa, que con la ayuda de Dios, pudo cumplir fielmente junto a la pobreza y la castidad, representados visiblemente en los tres nudos de su lazo alrededor de la cintura.

Decía nuestro Santo: “Es mediante una sumisión completa y ciega que os sentiréis guiado en medio de las sombras, las perplejidades y las luchas de la vida. ‘El hombre obediente cantará victoria’, nos dice la Escritura. Si Jesús se manifiesta a vosotros, dadle también las gracias; si se oculta a vuestra vista, dadle también las gracias. Todo esto compone el yugo del amor”.

Vivió la santa obediencia de modo exquisito, incluso en la enfermedad o en el dolor provocado por los continuos ataques y tentaciones del Maligno.

Oración a San Pío
Obedientísimo Padre San Pío de Pietrelcina. Tú, que has querido tanto a los enfermos; más que a ti mismo porque en ellos vistes a Jesús. Tú, que en el nombre de Dios has obrado Milagros de sanación en el cuerpo, en el alma, y en la mente, en el presente, en el pasado y en el futuro de las personas; devolviendo esperanza de vida y renovación del espíritu, y en la integridad total de las personas. Ruega a Dios para que todos los enfermos; por intercesión de María Santísima, puedan experimentar tu potente ayuda y a través de la sanación de su cuerpo encontrar beneficios espirituales y agradecer para siempre a Dios.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Séptimo día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Si el pobre mundo pudiera ver la belleza del alma sin pecado, todos los pecadores, todos los incrédulos se convertirían al instante".

Meditación sobre la penitencia
Conocemos la penitencia como aquel “castigo” que nos impone el Confesor luego de absolvernos de nuestras faltas en el Sacramento de la Confesión. Pero existe también la Penitencia como una serie de diferentes ejercicios penosos que podemos imponernos, con la debida autorización de nuestro director espiritual, para procurar la mortificación de nuestras pasiones y sentidos, como modo de expiación por nuestros pecados ya perdonados. El Santo Padre Pío fue muy penitente y supo vivir en austeras penitencias toda su vida religiosa, sin perder la alegría.

Oración a San Pío
Benditísimo Padre San Pío de Pietrelcina. Tú que has realizado el proyecto de salvación de Dios y has ofrecido tus sufrimientos para desatar a los pecadores de las riendas de Satanás. Ruega a Dios para que los hombres, que no creen, tengan una gran y verdadera fe y se conviertan; arrepintiéndose en lo profundo de su corazón; y que las personas con poca fe mejoren su vida cristiana; y que los hombres justos continúen sobre el camino de la salvación.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Octavo día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Si me fuera posible, querría conseguir de Dios solamente una cosa; si me dijera: "Vas al Paraíso", querría conseguir esta gracia: "Señor, no me dejéis ir al Paraíso hasta que el ultimo de mis hijos; la última de las personas que me han sido confiadas, haya entrado antes que Yo".

Meditación sobre la pureza
La pureza es algo con lo que nacemos pero a medida que comenzamos a tomar conciencia, por la influencia del mundo, vamos perdiendo. Es necesario ser puros de mente y cuerpo, para poder ser puros de alma. No es una tarea sencilla, ni carente de obstáculos. La pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario de la voluntad y una disciplina constante interior. Exige, ante todo, el asiduo recurso a Dios en la oración.  Decía el Santo Padre Pío a sus hijos espirituales: “Ten por cierto que si a Dios un alma le es grata, más la pondrá a prueba. Por tanto, ¡Coraje! y adelante siempre”. Pero hay una promesa a tanto esfuerzo: “Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios” (Mt 5,8) El corazón limpio es el corazón abierto y humilde. El corazón impuro es, por el contrario, el corazón presuntuoso y cerrado, completamente lleno de sí mismo, incapaz de dar un lugar a la majestad de la verdad.

Oración a San Pío
Purísimo Padre San Pío de Pietrelcina, Tú que has querido mucho a tus hijos espirituales. Muchos de tus hijos han sido comprados por ti con el precio de tu sangre. También nos concedes a los que no te hemos conocido personalmente, de considerarnos como tus hijos espirituales. Con tu paternal protección, con tu santa guía y con la fortaleza que conseguirás para nosotros de Dios, podremos, en el momento de la muerte, encontrarte en las puertas del Paraíso, en espera de nuestra llegada.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.





Noveno día de la novena a San Pío de Pietrelcina


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración introductoria para cada día
Bienaventurado P. Pio, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros. Amén.

Palabras del Padre Pío
"Siempre mantente unido a la Santa Iglesia Católica, porque sólo ella puede salvarte, porque sólo ella posee a Jesús Sacramentado, que es el verdadero príncipe de la paz. Fuera de la Iglesia Católica, no hay salvación, ella te da el bautismo, el perdón de los pecados, el Cuerpo, la sangre, el Alma, y la Divinidad de Jesucristo, concediéndote por tanto la vida eterna; y todos los santos sacramentos para llevar una vida de santidad".

Meditación sobre la humildad
La humildad es la virtud de asumir los defectos y errores propios. Una de las más difíciles de cultivar para todos los hombres y de la que han gozado, no sin esfuerzo, todos los santos.

El Santo padre Pío era muy consciente de sus miserias y rogaba diariamente al Padre para poder combatirse y ayudar a todos sus hijos a ser humildes.

En una oportunidad, como una señora admitiera que tenía cierta inclinación a la vanidad, el Padre comentó: – “¿Ha observado usted un campo de trigo en sazón? Unas espigas se mantienen erguidas, mientras otras se inclinan hacia la tierra. Pongamos a pruebe a los más altivos, descubriremos que están vacíos, en tanto los que se inclinan, los humildes, están cargados de granos”.

Oración a San Pío
Humildísimo Padre San Pío de Pietrelcina, Tú que has verdaderamente amado a la Santa Madre Iglesia. Ruega a Dios, nuestro Señor, al Señor de la Mies para que mande obreros a Su Mies, y regalos a cada uno de ellos; de manera que llenando el mundo de sacerdotes santos; obtengan la fuerza y la inspiración de Dios. Además te rogamos interceder ante la Santísima Siempre Virgen María; para que conduzcas a todos los hombres hacia la unidad de los cristianos, reuniéndolos en la gran casa de Dios; para que la Iglesia sea el faro de luz y salvación en el mar de tempestad que es la vida.

(Se dicen las intenciones por las que se ofrece la novena y se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria).

Oración final para todos los días
San Pío de Pietrelcina, te pedimos nos enseñes la humildad de corazón, para ser considerados entre los pequeños del Evangelio, a los que el Padre prometió revelar los misterios de su Reino.

Ayúdanos a orar sin cansarnos jamás con la certeza de que Dios conoce lo que necesitamos antes de que se lo pidamos.

Alcánzanos una mirada de fe capaz de reconocer prontamente en los pobres y en los que sufren el rostro mismo de Jesús.

Protégenos en la hora de la lucha y de la prueba y, si caemos, haz que experimentemos la alegría del sacramento del perdón.

Transmítenos tu tierna devoción a María, Madre de Jesús y Madre nuestra.

Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde esperamos llegar también nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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