martes, 5 de septiembre de 2017

SANTA TERESA DE CALCUTA, 5 DE SEPTIEMBRE


Hoy 5 de septiembre se celebra la fiesta de Santa Teresa de Calcuta
Por Liliana Montes

 (ACI).- Hoy, 5 de septiembre, celebramos la fiesta de Santa Teresa de Calcuta, canonizada hace un año por el Papa Francisco en una Misa celebrada en la Plaza de San Pedro, a la cual asistieron unas 120 mil personas. La Santa albanesa murió exactamente hace 20 años, el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta, India a los 87 años de edad a causa de un paro cardiaco.

Santa Teresa de Calcuta dio siempre testimonio de servir a Cristo en los “más pobres entre los pobres”, enseñando que la mayor pobreza no estaba en los barrios humildes de Calcuta, sino en los lugares donde muchas veces falta el amor o en las sociedades que permiten el aborto.

Madre Teresa nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, perteneciente en ese entonces a Albania, y actualmente a Macedonia. Su nombre original fue Gonxha Agnes Bojaxhiu, el cual cambio a Teresa al ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María.

Fue bautizada al día siguiente de nacer, recibió la Primera Comunión a la edad de 5 años, y la confirmación un año después.

Ingresó a la Congregación de las Hermanas de Loreto en 1928, un año después llegó a la India e hizo sus primeros votos en 1937. Estuvo 20 años en dicha congregación.

El 7 de octubre de 1950 fundó a las Misioneras de la Caridad, con el carisma de entregarse por los más pobres entre los pobres. En 1963 fundó la rama masculina los Hermanos Misioneros de la Caridad, en 1973 a las Hermanas Contemplativas, en 1979 a los Hermanos Contemplativos, y en 1984 a los Padres Misioneros de la Caridad y el movimiento Corpus Christi para sacerdotes.

En 1979 se le confirió el Premio Nobel de la Paz.

Cuando la Congregación contaba con 3,842 religiosas en 594 casas en todo el mundo, fue llamada a la Casa del Padre el 5 de septiembre de 1997.

Fue beatificada por su gran amigo San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003, quién la recordó de la siguiente manera: “Saciar la sed de amor y de almas de Jesús en unión con María, la Madre de Jesús, se convirtió en el único objetivo de la existencia de la Madre Teresa, y en la fuerza interior que la impulsaba y la hacía superarse a sí misma e ‘ir deprisa’ a través del mundo para trabajar por la salvación y la santificación de los más pobres de entre los pobres”.

Fue canonizada 13 años después por el Papa Francisco dentro de la celebración del Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia.

El Pontífice señalo que "Madre Teresa, a lo largo de toda su existencia, ha sido una generosa dispensadora de la misericordia divina, poniéndose a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada. Se ha comprometido en la defensa de la vida proclamando incesantemente que 'el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre'".

En una célebre entrevista poco antes de morir, Santa Teresa de Calcuta dejó este mensaje a la revista brasileña misionera “Sem Fronteras” en 1997: “Ámense los unos a los otros, como Jesús los ama. No tengo nada que añadir al mensaje que Jesús nos dejó. Para poder amar hay que tener un corazón puro y rezar. El fruto de la oración es la profundización en la fe. El fruto de la fe es el amor. Y el fruto del amor es el servicio al prójimo. Esto nos trae la paz”.

¡Feliz Fiesta de Santa Teresa de Calcuta!

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 5 DE SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 5




Sin María es imposible acertar; con María es imposible fracasar. ¿Has comprendido bien el lugar que debe ocupar la Santísima Virgen en tu actividad apostólica?

¡Cuántas veces te olvidas de María y esperas el éxito de tus propios esfuerzos, de tu talento y habilidad, o, si la invocas, lo haces con frialdad y escasa fe! Tienes en tu mano, a tu libre disposición, un medio para asegurar el éxito de tu apostolado y no lo empleas.
María, nos ponemos bajo tu protección y te pedimos que nuestra presencia, nuestras palabras y nuestras acciones hagan presente a Jesús en la vida de nuestros hermanos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES!!!




lunes, 4 de septiembre de 2017

UNA FAMILIA CATÓLICA



Una familia católica
Se puede afirmar que una familia es cristiana cuando alguno de sus miembros hace presente a Cristo en ella


Por: Manuel Pérez | Fuente: Catholic.net 




Se puede afirmar que una familia es cristiana cuando alguno de sus miembros hace presente a Cristo en ella.

Supongamos una familia muy deteriorada, con graves problemas de diverso tipo. Si en ella uno de sus miembros quiere hacer presente a Cristo en ella, y persevera en este esfuerzo, la irá transformando por la Comunión de los Santos.

Ese miembro de la familia sabe que por sí solo, nada puede. Pero que unido a Cristo, todo lo puede alcanzar. Y que la vía para ser otro Cristo es practicar la oración personal y frecuentar los sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía.

Un cristiano que reza, que quizá a imitación de Cristo se levanta a primera hora de la mañana y dedica un tiempo a hablar con Jesucristo de su vida, de su familia, es un foco de evangelización de su familia. Un católico que busca tener una cada vez más intense vida eucarística –asistiendo a la Santa Misa, si es posible a diario, acompañando al Señor en sagrario físicamente o con el corazón, o diciendo comuniones espirituales en su interior–, por fuerza santifica su familia. Porque la lucha por ser santo, siempre es una oración a Dios por los que le rodean: su esposo, sus hijos.

Pero el cristianismo no termina en la práctica de la oración y de los sacramentos. Lleva a conocer la doctrina cristiana, a asimilarla, a ponerla en práctica. A vivir todas y cada una de las virtudes humanas (la sinceridad, la generosidad, la laboriosidad, la alegría y otras muchas), las virtudes morales (la prudencia, que es la principal, y también la justicia, la fortaleza y la templanza), y las virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), entre las cuales destaca la virtud más perfecta, que es la caridad.

Hacer presente a Cristo en la vida familiar es vivir la caridad de muchos modos, la mayor parte de los cuales pasan desapercibidos a los ojos de los hombres. Pero a los ojos de Jesucristo, la caridad despierta en él una sonrisa. Una alegría profunda porque ve el amor que se pone en esas cosas pequeñas.

El modelo de familia: La Sagrada Familia

De un modo consciente o no, quien se esfuerza por hacer presente a Cristo en su familia, tiene como modelo a la Sagrada Familia.

Jesús es el centro de la familia, porque es el Niño-Dios. Todo a su alrededor se contagia del fin amoroso de la Encarnación. La Virgen es Corredentora, y San José se une a los planes divinos.

La casa de Nazaret es un remanso de paz. Reina la alegría. Una sonrisa de Jesús ilumina la vida y todo está al servicio del plan redentor. La Virgen realiza su trabajo con diligencia –que es amor–, y realiza los trabajos humildes del hogar. Es la única criatura perfecta de la creación y pone toda su inteligencia –la más alta imaginable–, todo su corazón –un amor grande y perfecto como no podemos imaginar– en servir a Jesús.

La Virgen trabaja en tutelar, lava la ropa, cultiva el jardín, prepara la comida. Ve en cada flor una caricia de amor de Dios Padre hacia ella, y adorna con esas flores su hogar. Se respira sosiego.

San José es laborioso. Gana con su trabajo el sustento de su familia. Y, cuando puede, realiza un trabajo extra para comprar una manzana al Niño-Dios, o adquiere una oveja para que juegue con sus primos.

Jesús aprende pronto el trabajo de José. Éste acrecienta su vida interior en el trabajo y el trato con Jesús hasta convertirse así en “maestro de vida interior”.

Tanto amor en la Sagrada Familia tiene su origen en una intensa vida de oración. La Sagrada Familia es una familia donde se reza mucho, donde se reza con las Sagradas Escrituras, donde se procura ser delicadamente fiel a la tradición judía.

Una característica de la Sagrada Familia es el verdadero y casto amor esponsal entre María y José. En la mirada de María se advierte de mil maneras su amor vigilante por José. El cuidado de sus vestidos, hacer el plato que a él le gusta, realizar sin que lo advierta el trabajo más costoso y un sinfín de detalles más. José emplea su habilidad manual en los mil detalles de la casa o del jardín, sabe prolongar un trabajo para adquirir algunos ingresos más, y a pesar de ser el cabeza de familia, se sabe el ultimo y servidor de todos.

Realmente la Sagrada Familia es un modelo admirable.

La oración en la familia

Un cristiano que verdaderamente lo es, reza. Reserva para hablar con Dios el mejor momento del día y evita toda posible distracción. ¿Cuánto debe rezar? Eso dependerá, pero se ha dicho que lo mínimo debería ser lo que uno tarda en despachar a una persona con la que no desea hablar. Pongamos que un mínimo de quince minutos.

Una persona que no se aisla de todo al menos quince minutos para orar, quizá es que no sea verdaderamente cristiana. Y por eso hay que ser fiel a ese momento previsto, pues en la puntualidad y en el esfuerzo, se demuestra el amor.

Un miembro de la familia que reza, es un tesoro. Cuando un hijo o el esposo no rezan, hay que rezar por él con mayor empeño.

La fuerza de la oración es tan grande, que ha hecho grandes santos, también en la familia. Santa Mónica, con sus lágrimas y oraciones, logró la conversión de Agustín, que llegaría a ser un gran santo en la Iglesia.

Ese rato de oración personal se ha considerado muchas veces como “la caldera” de la vida interior. Cuando una casa de un país frío, funciona, el hogar está caldeado y da gusto. En cambio, si permanece apagada, reina el frío. En la vida interior ocurre algo similar. Si dedicamos buenos ratos de oración, la vida interior sube de temperatura, y bastarán otras prácticas de piedad –la Santa Misa, el Santo Rosario, etc. – para estar vibrantes y convertirse cada uno en un foco de evangelización.

“Una familia que reza unida, permanece unida”, se ha dicho muchas veces y con gran sabiduría. Porque se unen así a Cristo. Por eso es conveniente rezar el Santo Rosario. Y bendecir la mesa para agradecer todo alimento, pues viene de Dios. Y, siempre que sea posible, acudir a Misa los domingos toda la familia. Y así, cuando el amor se hace grande, de descubren mil modos de rezar juntos. Por ejemplo, cuando hay una contrariedad o un pariente enfermo, o los padres cuando saben afrontar sobrenaturalmente las dificultades de un hijo acudiendo al Señor.

Rezar juntos es amar. Y a una familia que ama, Dios no la abandona.

Cristo presente en la Biblia

Muchas familias tienen una especial presencia de Dios en ellas de muchos modos. Algunas colocan en algún lugar destacado una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Otras han puesto la imagen de la Divina Misericordia de un modo visible. O una imagen de la Virgen como protectora de la familia.

Pero hay otro modo de una cierta presencia de Cristo en nuestros hogares que es tener una buena edición de la Biblia. Este es un libro cuyo autor es el mismo Dios, quien se ha servido de los hombres para ofrecernos este libro sagrado, maravilloso, que debemos tener en mucho.

Ocurre, sin embargo, que este libro de origen divino ha pasado por las manos de los hombres, y nosotros lo hemos desdibujado con malas traducciones o comentarios que desfiguran su originario sentido. Por eso es bueno asesorarse bien y tener una Biblia bien traducida, que sea agradable utilizar. Esa es una de las mejores inversions que puede hacer una familia.

Se ha dicho muchas veces que la Biblia es la Palabra de Dios. Y sabemos que Jesucristo es la Palabra, el Verbo Encarnado. Y en Dios la Palabra solo es una, de modo que la Palabra de Dios de algún modo supone la presencia de Dios en nuestras vidas. Un cristiano debe amar la Biblia, tener en mucho las Sagradas Escrituras, meditarlas y hacerlas vida propia.

Dentro de la Biblia, conviene muy especialmente meditar el Nuevo Testamento. Si hace veinte siglos hubiera existido la posibilidad de grabar imágenes de Jesucristo, hoy las guardaríamos con gran cariño y las veríamos una y otra vez. Pero no las había. En cambio, varios testigos directos –o indirectos, como San Lucas– nos cuentan lo que vieron, y lo que nos han escrito es verdadero. Por eso hemos de meditar vida de Jesús y aprender de Cristo mil detalles.

De igual modo que quien ama contempla con amor la fotografía de quien ama, un cristiano debe estimar en mucho el Nuevo Testamento, pues Cristo es el modelo de nuestra vida.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 4 DE SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 4




Los sufrimientos que nos trae la vida misma, aceptados de corazón, nos ponen en comunión con Jesús, con María y con todos los hombres que sufren.

María de pie junto a la cruz representa a la humanidad y a la Iglesia. Más aún, porque ella entrega a Jesús al Padre por toda la humanidad, recibe como regalo de su Hijo a toda la humanidad, a los hombres redimidos que atraviesan con dolor la historia y caminan hacia el cielo nuevo y la tierra nueva que surgen de la Pascua del Resucitado.

María, tú comprendiste mejor que nadie el sufrimiento de Cristo y de la humanidad entera; ayúdanos a tomar la cruz para seguir a Jesús y entregar la vida para salvarla.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE SEPTIEMBRE



Los cinco minutos de María
Setiembre 3




El retorno de la humanidad hacia Dios comienza en el sí de María y continúa en cada persona, en cada época, en cada circunstancia, como un proceso que lleva al encuentro definitivo con Cristo resucitado.

Hacerse todos los días disponible para decir sí a Dios es una de las metas de nuestra vida cristiana. Decirle sí sobre todo, y muy especialmente, viviendo la caridad. La historia se construye en la medida en que crece en la caridad y también en la medida en que crecen en caridad se realizan los seres humanos.

Nadie contribuyó tanto a la historia de la salvación como María, porque nadie amó como ella.

Virgen María, que por mi entrega confiada al amor del Padre, Dios también pueda obrar en mí maravillas.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!




domingo, 3 de septiembre de 2017

PREPARAN PELÍCULA DE DIBUJOS ANIMADOS SOBRE APARICIONES DE LA VIRGEN DE GUADALUPE


Preparan película de dibujos animados sobre apariciones de la Virgen de Guadalupe
Crédito: Fidelius Films y Tilma Films





CIUDAD DE MÉXICO, 02 Sep. 17 / 03:01 pm (ACI).- En las ciudades de Puebla y Ciudad de México se está produciendo el nuevo filme de dibujos animados “Tepeyac”, que estará basado en la historia de las apariciones de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego.

El filme, que se encuentra en etapa de producción, es un proyecto de Fidelius Films y Tilma Films que será estrenado a fines del 2018 o inicios de 2019. El director de la película es Enrique Navarrete, reconocido animador de producciones como El Príncipe de Egipto, Hormiguitaz, Shrek o Madagascar.

Crédito: Fidelius Films y Tilma Films

El pasado 27 de agosto el semanario católico Desde la Fe entrevistó a Carlos Pimentel, director general de Fidelius Films y uno de los coproductores de la película, quien aseguró que la idea de llevar a la pantalla grande la historia “surgió de la necesidad de transmitir mensajes de fe, paz, amor y esperanza como el que la Virgen Morena dejó a los mexicanos en el Tepeyac hace casi 500 años”.

“Llega en un momento en el que tenemos una sociedad fracturada, que vive constantes problemas, ataques a la familia, una cultura de la muerte y mucha corrupción. En el siglo XVI la situación también estaba complicada, pero el acontecimiento guadalupano logró lo que parecía imposible: que dos culturas se hermanaran”, explicó Pimentel.

El coproductor contó que la producción nació de una idea sugerida por su madre en el 2012, pero que recién pudo iniciarse tres años después.

Luego, adelantó que la historia del filme también abordará nuevas historias con nuevos personajes y situaciones que capten la atención de los niños.

Crédito: Fidelius Films y Tilma Films

“Por estar contada en dibujos animados nuestro objetivo principal es mantener y transmitir la fe y la esperanza a los niños; eso no quiere decir que los adultos no puedan verla; al contrario, la historia nos permite estar abiertos a todo público”, indicó.

Para la realización del guion se decidió utilizar el Nican Mopohua, el documento histórico en el que se relata las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe a San Juan Diego, ocurridas del 9 al 12 de diciembre de 1531.


Crédito: Fidelius Films y Tilma Films


“Los españoles estaban contra los indígenas y viceversa, indígenas contra indígenas, conquistadores contra misioneros. Queremos que el público entienda por qué nuestra Madre se apareció justo en ese momento y eligió a su mensajero en una persona ordinaria que tuvo que lograr lo extraordinario, para que su gesto de amor quedara escrito como parte de nuestra historia”, aseguró el coproductor.

Sobre la segunda historia desarrollada, Pimentel aseguró que contó con la asesoría de especialistas del Centro de Estudios Guadalupanos y el Instituto Superior de Estudios Guadalupanos de la Basílica de Guadalupe.

“’Tepeyac’ nos brindará una oportunidad de reencontrarnos con nuestras raíces, con nuestra mexicanidad. Se trata de un tema vigente, ya que podremos mostrar cómo la Virgen vino a unir dos mundos enfrentados, y a partir de ahí, se construyó una gran nación”, concluyó Carlos Pimentel.

Para conocer más de esta nueva película ingrese  AQUÍ.

CORAZÓN COMPASIVO


Corazón compasivo



Entre los valores que Jesús resaltó en el sermón de la montaña, está la misericordia. El Reino de Dios está constituido por personas que eligen ser compasivos en lugar de severos jueces de los demás. No se trata de condescender con el pecado, la injusticia y la mentira, sino de orar por los que están en el error y la culpa, para que se arrepientan y vuelvan a Dios.

El abad Isaac fue un día a un monasterio; vio pecar a un hermano y lo condenó. Cuando volvió al desierto, un ángel del Señor se detuvo ante la puerta de su celda y le dijo: "¡No te dejo entrar!". “¿Por qué?", dijo el abad. El ángel le respondió: "Dios me ha enviado a preguntarte: "¿A dónde ordenas que eche al hermano caído al que tú has juzgado?". Inmediatamente Isaac se postró y dijo: "¡He pecado, perdóname!". Le dijo el ángel: "Dios te ha perdonado; pero, de ahora en adelante, abstente de juzgar a alguien antes de que lo haya hecho Dios".

Las debilidades de los otros deberían ser una llamada a la vigilancia pidiendo ayuda a Dios para no caer nosotros en iguales o semejantes faltas. La humildad que surge del conocimiento de uno mismo es la base de todas las virtudes, especialmente de la caridad. Conocerse a uno mismo es difícil, pero es muy fácil criticar a los demás. Jesús te dice hoy: “No juzgues y no serás juzgado”.


* Enviado por el P. Natalio

NOVENA AL SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA, DEL 3 AL 11 DE SEPTIEMBRE


Novena al Santísimo Nombre de María
Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad 
(3 al 11 de septiembre)


Por: n/a | Fuente: oracionesydevocionescatolicas.com 




Por la señal de la Santa Cruz, líbranos Señor Dios de todos nuestros enemigos. Amén

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y, cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y así como lo suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, que los perdonareis, por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en vuestro santo amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Oh piadosísima virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, dignaos admitir estos obsequios que humildemente consagramos a gloria de vuestro Nombre Sacrosanto. Indignos somos que nos escuchéis, mas vuestra piedad no sufrirá el alejarnos de Vos.

Vuestro amor nos trae, vuestra piedad nos convida, y la multitud de gracias que nos habéis dispensado en medio de nuestras iniquidades, nos obliga y empeña a bendecir con todas las ansias de nuestro corazón, las grandezas admirables de vuestra alma y de vuestras perfecciones y prerrogativas inestimables comprometidas en el Nombre Augusto y venerable que recibisteis del Cielo. Sea bendito por toda la eternidad, Alábenles las criaturas, todas del Cielo, de la Tierra y del abismo. Nosotros por todas, le bendecimos y loamos, esperando poder hacerlo eternamente en la Gloria. Amén


JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Dulcísima y amabilísima Virgen MARIA, que os dignasteis tomar bajo vuestra soberana protección el benéfico Instituto de las Escuelas Pías, y honrarle y defenderle con el escudo de vuestro Nombre Sacrosanto; vednos aquí, Señora, y Madre nuestra, que emulando la devoción de vuestro fervoroso y amante siervo San José de Calasanz, nos acogemos también a la sombra saludable de tan Augusto Nombre, confesándole gloria del cielo, consuelo de los mortales, terror de los infiernos. Reconoced, o Virgen bendita, en nosotros a vuestros hijos, acordándoos que el Unigénito del eterno Padre y también unigénito, vuestro no se desdeñó de apellidarnos sus hermanos. Dadnos, os pedimos una perpetua y devota memoria de vuestro suavísimo Nombre. Sea este como manjar dulcísimo, como sabroso alimento para nuestras almas. Ampárenos en nuestros peligros, en nuestras tribulaciones y angustias, y en la hora de nuestra muerte. No pereceremos, si nos hacéis la gracia de que sepamos invocarle devotamente, y con fervor. Venga también, oh Madre, sobre nosotros todos cuantos nos hemos congregado para celebrar vuestro venerable Nombren, la bendición divina que alcanzasteis de JESÚS para las Escuelas Pías. Continuad protegiendo esta santa Institución , a sus individuos, discípulos y bienhechores,, para bien de la Iglesia y salvación de las almas. Logremos todos por vuestra intercesión una vida penitente, y una muerte santa en el ósculo del Señor. Amén.


PRIMER DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cuyo santísimo y augusto Nombre , que significa Mar de gracia nos descubre, que el Altísimo se complació en Vos desde toda eternidad , y por lo mismo os preservó de la culpa original, en atención a los méritos previstos del Redentor del mundo, que había de nacer de Vos: recibid el sincero parabién que os damos no solo por esta primera y especialísima gracia, con que fuisteis enriquecida en vuestra Concepción inmaculada, sino también por todos los demás dones, privilegios, prorrogativas y distinciones, que la Beatísima Trinidad se dignó reunir en vuestra alma, para que fueseis verdaderamente un mar inmenso de gracias celestiales. Refluya, Madre nuestra, en nosotros ese piélago soberano y alcáncenos vuestra poderosa intercesión auxilios eficaces, con que solicitemos, obtengamos y conservemos la divina gracia, para que asemejándonos en la santidad a Vos, no desmerezcamos el título de hijos vuestros, y después de celebrar en la tierra las glorías de vuestro Nombre, bendigamos en el cielo con Vos al que vive y reina Dios por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


SEGUNDO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

0h Virgen Madre MARIA, cuyo Augusto Nombre de Iluminadora en su significación nos declara haber sido Vos en vuestro nacimiento la brillante Aurora, que anunció al mundo la próxima llegada del Eterno Sol de Justicia Cristo JESÚS. Seáis bendita, Oh Madre nuestra, por aquella luminosa claridad, con que comenzasteis desde luego a disipar las tinieblas del mundo, iluminándole con los ejemplos de vuestra vida inocentísima y con los beneficios de vuestra ilimitada misericordia. Dignaos, Señora, iluminar nuestras almas con la memoria de vuestras admirables y puras costumbres, y con los celestiales auxilios, que nos alcance vuestra solícita piedad. Vuestros ejemplos sean antorcha que guíe nuestros pasos, e ilumine nuestras sendas: vuestra misericordia alumbre los ojos de nuestro corazón, para que no durmamos en la muerte del pecado. Aparezca vuestro Nombre sacrosanto en medio de nuestras últimas agonías, y devotamente pronunciado disipe los temores de nuestras almas, ahuyente de nosotros y nuestras habitaciones a los espíritus infernales y selle los últimos alientos de nuestra vida opaca que, terminada así felizmente, prosigamos cantando vuestras alabanzas por toda la eternidad. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


TERCER DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cuyo Nombre Augusto interpretado Estrella del Mar nos demuestra que fuisteis por Dios destinada para guía y consuelo de los mortales, mientras fluctuamos por el turbulento mar de este mundo. Ved, Señora, y ved con ojos compasivos cuan terribles son las olas de molestas tentaciones que nos combaten, cuan formidables los escollos de los malos ejemplos, que continuamente se presentan a nuestra vista. Y nosotros débiles zozobramos a cada paso y perdemos el rumbo de nuestra patria.

El oculto cielo se nos oculta, y el abismo se abre bajo nuestros pies, porque pecamos, y después que pecamos, somos acometidos de la desconfianza y de la desesperación. Oh cuantas veces, Virgen santa, si no hubiera sido por Vos, habríamos desconfiado de la divina misericordia! Bendita seáis, Madre piadosísima, que cual Estrella del mar habéis aparecido en nuestros corazones turbados con la memoria de nuestras culpas, y habéis restituido a nuestras almas la calma y la serenidad. No os ocultéis jamás a nuestra vista, no permitáis que nuestro corazón os olvide, o deje de invocaros con fervorosa confianza. Porque ciertos estamos, oh MARIA, que siguiendo vuestra dirección no nos extraviamos , y pensando en Vos no erramos: que con vuestra ayuda no caemos, y que con vuestra protección, nada tenemos que temer; que si Vos nos guiais no nos fatigamos, y si nos sois propicia arribaremos con felicidad al puerto de la bienaventuranza, donde por siempre cantaremos las glorias de vuestro Nombre. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


CUARTO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cayo venerable Nombre significando Señora nos recuerda el dominio que ejercéis sobre las celestiales, terrenas e infernales criaturas. Grande admiración, oh Madre, consuelo y alegría nos causa el contemplaros Señora universal. Sois Señora de los Ángeles, y ante Vos, humana criatura, se postran reverentes los soberanos espíritus, que muchos siglos antes de que Vos nacieseis, solo se postraron ante el supremo Creador. Pero vuestra santidad casi infinita, y vuestra dignidad de Madre de Dios os ha colocado sobre las celestiales jerarquías. Oh ¡que grandeza la vuestra, Virgen poderosa! Si os obedecen los Ángeles bienaventurados ¿cuánto de Vos temblarán los espíritus malignos? Y que felicidad para nosotros, que Vos tengáis tal dominio! He aquí, Señora, nuestros ojos se dirigen siempre a vuestras manos. De ellas nos ha venido cuanto bueno poseemos, de ellas esperamos recibir cuanto necesitamos, por ellas queremos ofrecer al Señor cuanto de bueno practiquemos con su gracia. Nuestro corazón suspira por amaros, ansían nuestros labios bendeciros, desea veneraros nuestro espíritu y nuestra alma se complace en suplicaros. Admitid, Señora, nuestros obsequios y ejerciendo vuestro dominio contra los enemigos de nuestras almas , alejadlos de nosotros en la hora de nuestra muerte , para que libres de su tiranía nos gocemos eternamente en vuestra amable servidumbre. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


QUINTO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cuyo santo Nombre interpretado Mirra del mar, nos descubre los frutos admirables de vuestras virtudes perfectísimas. Fuisteis de cierto, Madre nuestra, mirra suavísima y escogida en la presencia del altísimo. Atraído por su olor el Rey de la Gloria descendió del seno del eterno Padre a morar en vuestro vientre y engendrasteis así Vos en el mundo la perla de la inmortalidad. Llena después de amargura en la pasión de vuestro querido JESUS y abrasada en el fuego de la caridad más sublime, exhalasteis una suavidad tan fragante, que embalsamó los cielos y la tierra recreando maravillosamente a sus moradores. La Iglesia se goza aun percibiendo el aroma exquisito de vuestro corazón sacrificado por los pecadores al pié de la cruz en la cima del Calvario. Oh Madre querida, seamos semejantes a ti los que nos gloriamos de ser hijos vuestros. La memoria de vuestras penas toleradas por nuestro amor, amargue nuestros corazones con la mirra de la compunción y encendidos nuestros pechos en el amor de JESUS ofendido, destilen esta mirra nuestros ojos en abundantes lagrimas, y destílenla nuestras manos en obras de virtud y penitencia. Seremos entonces buen olor de Jesucristo, y el Señor no rehusará habitar en nuestras almas por su gracia, hasta que logremos con la misma ser coronados de gloria en la feliz eternidad. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


SEXTO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, que os dignasteis interpretar vuestro sagrado Nombre Madre de misericordia a fin de consolar a un siervo vuestro en la hora de su muerte. ¿A quién mejor que a Vos clamaremos nosotros miserables y desolados implorando el alivio de nuestros males y miserias? ¿A quien mejor que a Vos, verdadera Madre de misericordia? Oh Madre santa, Madre única, Madre inmaculada, Madre incorrupta, Madre de misericordia, Madre de piedad y de indulgencia, abrid vuestro seno piadoso y recibid en él a los que estamos muertos por la culpa. Hijos pródigos pero ya arrepentidos clamamos a Vos, y con todas las veras de nuestro corazón llenos de confianza os apellidamos Madre nuestra. Y recordamos oh con cuanto agradecimiento, las veces innumerables, que nos habéis protegido, defendido y excusado con el divino Padre.  Qué fuera ya de nosotros sin vuestra mediación, Madre amantísima! Continuad, Virgen pía, vuestros oficios de maternal misericordia para con nosotros desdichados pecadores. Vos sois nuestro refugio. Vos nuestro consuelo; en Vos está nuestra esperanza durante la vida, y en Vos confiaremos, cuando acercándose el momento de comparecer ante el tribunal de Jesucristo, pida justicia contra nosotros nuestro común enemigo. Haced, oh Madre, que en aquel instante os invoquemos fervorosos y responded piadosa a nuestra invocación; tomad a vuestro cargo nuestra defensa, y aplacado el divino Juez por vuestra intercesión logremos con Vos bendecirle por los siglos de los siglos; Amen.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.



SÉPTIMO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, toda dulzura, y toda suavidad como lo declara vuestro Nombre sacrosanto. ¿Quién podrá dignamente celebrar la dulzura de vuestro trato y la benignidad de vuestra condición? Una sola palabra vuestra llenó de alegría al mundo y regalando dulcemente los oídos del divino Esposo, os hizo al mismo tiempo Esposa suya,  Madre de Dios. Saludasteis a vuestra prima Isabel, y apenas vuestra dulce voz resonó en sus oídos, el hijo que llevaba en sus entrañas, dio saltos de gozo y ella misma fue llena del Espíritu Santo. Oigamos, Madre nuestra, también vuestra voz; habladnos, Madre dulcísima, eficazmente al corazón. Ya sabemos, que nos diréis como a los sirvientes de las bodas de Cana; Haced lo que mi Hijo os diga: Dadnos pues que llegue a los oídos de nuestra alma esta vuestra voz, y dadnos voluntad de cumplirla con prontitud y perfección. Habladnos así mismo, Madre querida, en la hora de nuestra muerte, allí entre los clamores y remordimientos de nuestra conciencia suene vuestra voz en nuestros oídos: cuando en medio de nuestras agonías os digamos: Madre, oigamos de vuestros labios el dulce nombre de hijos, y consolados y reanimados con tal palabra volemos en vuestros brazos a bendecir para siempre vuestro Nombre en las moradas eternas de la gloria. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.



OCTAVO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cuyo sagrado Nombre nos revela vuestra celestial hermosura. Nosotros, Madre bella, nos complacemos singularmente en contemplaros superior en belleza a todas las criaturas sensibles e insensibles producidas por la sabia mano del Omnipotente. Con indecible gozo de nuestra alma os predicamos hermosa cual la luna en su plenitud y escogida como el sol. Os miramos y admiramos toda linda, toda bella, sin mancha alguna ni sombra de pecado o de ignorancia. Nos congratulamos de tener una Madre, que fue siempre objeto de las complacencias del Altísimo; alábenla los astros de la mañana, y cuya hermosura celebran el sol y la luna admirados, con júbilo universal de los hijos de Dios. Oh felicísima, oh bellísima, oh hermosísima sobre todas las hermosuras inferiores al Creador. Cautive, Madre querida, vuestra casta belleza nuestros corazones, y enamorados estos de vuestras gracias singulares, jamás sean presa del amor profano, ni se dejen seducir de la pasajera hermosura de los cuerpos corruptibles. Agrádenos solamente la belleza de la virtud, la hermosura de la gracia, el resplandor de la inocencia, estas bellezas que no pasan con los años , que no se marchitan con la enfermedad , estas bellezas que la muerte perfecciona y eterniza. Amemos, oh MARIA, tu belleza celestial, y para poder gozarla conservemos por tu intercesión limpias de toda culpa nuestras almas , a fin de que terminada nuestra carrera mortal, logremos ser eternos admiradores de vuestra belleza en la mansión de los justos. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.


NOVENO DÍA.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

 Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar, y la Inmaculada Concepción de María Santísima, Madre de Dios y Señora nuestra, concebida sin pecado original en el primer instante de su ser. Amén.

Oh Virgen Madre MARIA, cuyo sagrado Nombre interpretado por el Crisóstomo: Gran Milagro, nos revela vuestra suma perfección, y nos enseña a miraros como la criatura predilecta del Altísimo. Así es en verdad, Madre nuestra, con placer indecible lo reconocemos y confesamos. Milagro sois de la gracia que se anticipó a la muerte de Jesucristo para redimiros en virtud suya y librarnos de la culpa original. Milagro sois del divino Espíritu, por cuya soberana operación brillan en Vos juntamente la flor de la Virginidad, y los frutos de la Maternidad, siendo Virgen fecunda y Madre intacta. Milagro sois que al cielo asombra, contemplándoos criatura y Madre del Creador. Haced, oh Madre, que la consideración de tanta grandeza vuestra excite en nuestras almas vivos deseos de contemplaros eternamente, y que para conseguir tanta dicha nos resolvamos de una vez a renunciar al pecado y practicar las máximas del Evangelio, cuya fiel y constante observancia nos haga merecedores de gozar de vuestra presencia y bendecir con Vos en el cielo al que vive y reina Dios por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA
A tu amparo y protección,
Madre de Dios, acudimos
No desprecies nuestros
Y de todos los peligros,
Virgen gloriosa y bendita,
Defiende siempre a tus hijos.

Se rezarán cinco Ave Marías con un Gloria, y se hará en silencio la súplica de la gracia especial que se solicita.

Se reza la oración final para todos los días.

FELIZ DOMINGO




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