viernes, 29 de diciembre de 2017

IMÁGENES DE NAVIDAD





IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA CON MENSAJES






























10 COSAS QUE DEBEMOS CONOCER DE LA IGLESIA CATÓLICA


¿Te la pasas criticando a la Iglesia?
10 cosas que deberías conocer


Por: Catholic Community of St. Christopher | Fuente: PildorasdeFe.net 




Sin lugar a dudas que, en estos tiempos y en esta sociedad en que vivimos, a todos los católicos se nos ha hecho un poco difícil vivir nuestra fe, sobre todo porque estamos ante un bombardeo constante de antivalores, de ataques, persecuciones y ofensas a todo lo que creemos. Basta con nombrar solamente la persecución y matanza de cristianos que padecemos en el medio oriente

Por si fuese poco, recibimos constantes ataques de muchos protestantes que cada día nos repiten una y otra vez las mismas frases de siempre para ver si pueden quebrar nuestra fe; pero lejos de eso, y viéndole el lado positivo, han logrado que muchos católicos estudien con más detenimiento la fe católica, formándose y teniendo claro nuestras bases.

Lo siguiente, es un artículo publicado en el blog "Catholic Community of St. Christopher" que hemos traducido para todos nuestros lectores. Son algunas aspectos básicos que, nosotros los católicos, queremos que usted conozca y asimile.

1.- Los católicos somos cristianos
"¿Es usted cristiano o es católico?" ¿Cuantas veces nosotros escuchamos esto a diario? muchísimo. Y nuestra respuesta es ¡Sí! Nosotros somos católicos y ¡Sí!, también somos cristianos.

Jesús es el centro de nuestras vidas y nuestra fe católica nos llama, no sólo a una relación personal con Él, sino que además nos llama a una relación íntima con Él, y eso lo logramos cuando comulgamos y nos hacemos uno con cuerpo y cuerpo místico de Cristo que es toda la Iglesia.


2.- Los católicos amamos la Biblia
La Iglesia Católica está basada en la Biblia! Proclamamos la Sagrada Escritura a diario en la Santa Misa todos los días y más aún cada domingo.

Las oraciones de la Misa y muchas de nuestras oraciones personales utilizan partes de las palabras de la Biblia.

La Sagrada Escritura es incorporada así en nuestra educación religiosa, de forma permanente.

3.- Nuestras obras
Hacemos una gran cantidad de cosas buenas cuando trabajamos con fe. Los Católicos realizamos muchos servicios a la caridad, llevamos comida y damos de comer a muchas personas, vestimos a los que tienen poco, damos albergue al que no tiene donde ir.

También brindamos educación a personas de escasos recursos y proporcionamos atención médica a los más necesitados, más que todos los grupos religiosos que existen en la tierra.

Para nosotros esto no es un concurso, pero es necesario que lo sepas, porque muchos desconocen lo que brinda la Iglesia a toda la población en todo el mundo.

Nosotros creemos fielmente en la promesa de Jesús de que nos encontramos con Él cuando servimos, junto con otros cristianos y personas de buena voluntad, a los más desposeídos.

Ver: Obras de la Iglesia en todo el mundo

4.- No siempre estamos a la altura de nuestra vocación
Se supone que debemos ser amables, acogedores y estar siempre alegres. Pero esto no siempre es así. Como todos, cada uno tiene sus errores y fallas, pero tratamos de que poco a poco el Señor nos vaya transformando el corazón.

Si usted alguna vez ha visitado una parroquia católica y no te has sentido bienvenido, por favor regrese, entienda que un mal día lo puede tener hasta el Sacerdote más santo.

A través de la oración y el servicio a los demás tratamos de mostrar el amor de Cristo en todo lo que hacemos, y aunque "queriendo hacer el bien, a veces terminamos haciendo el mal que no queremos" (Rom 7,17), continuamos trabajando en nuestra conversión.

5.- María es nuestra gran colaboradora
Aunque no la adoramos a ella, pensamos que la Madre de Jesús, María, es muy especial.

Cuando tienes un buen amigo, es muy probable que tú conozcas a su madre y probablemente aprecies su papel de que ella sea una muy gran ayuda para tu amigo.

Jesús es tu amigo, y Él tiene una mamá que le brinda ha colaborado y colabora con Él en su plan de salvación.

De la misma manera en que se pide a un miembro de la familia que ore por nosotros, así mismo nosotros le pedimos a la Santísima Virgen María que ruegue por nosotros y todos los que buscan a su Hijo, nuestro Señor. Ella es nuestra intercesora, nuestra gran colaboradora

6.- La autoridad
Nuestra estructura de autoridad nos permite ofrecer una enseñanza clara y consistente

Jesús prometió que el Espíritu Santo mantendría a su Iglesia libre de errores en su enseñanza doctrinal y moral.

Esa es una tarea difícil, pero Jesús cumple sus promesas y pide a sus Apóstoles - y estos a su vez a sus sucesores, quienes son hoy en día nuestros obispos en todo el mundo - que enseñen en su nombre con autoridad y el amor. (Leer 1 Corintios 11,2; 1 Tim 6,20; 2 Tim 12,14)

"Manténganse firmes y conserven fielmente las tradiciones que aprendieron de nosotros, sea oralmente o por carta." (2 Tes 2,15)

7.- Los Sacramentos
Los católicos creemos que, una manera en que Jesús cumple su promesa de estar con nosotros es a través de los 7 sacramentos

Todos los humanos podemos ver, tocar, saborear, oler y también oír; ¡Dios nos hizo de esa manera!

En los Sacramentos, los católicos personalmente experimentamos la presencia de Jesús en formas que completamente incomprensibles a nuestros sentidos y que complementan nuestro encuentro con Él en la Biblia.

En la Palabra y los Sacramentos de Dios, tenemos una relación muy personal con nuestro Salvador.

8.- Nuestra adoración es única
Dios nos ama demasiado como para dejarnos adivinanzas acerca de cómo Él quiere ser adorado.

Jesús murió y resucitó una vez para salvarnos a todos del pecado y la muerte, pero la Santa Misa nos permite estar presentes, de una forma muy gratificante, en su continuo y eterno sacrificio, y le ofrecemos un agradecimiento a nuestro Padre celestial en nuestra adoración.

Los ministerios de oración quizás sean geniales, las charlas pueden inspirar; pero la Santa Misa es como cumplimos con el mandato de Jesús a "Haced esto en memoria mía" (1 Cor 11,24)

9.- Construyendo la civilización del amor
Nosotros queremos que todas las personas de buena voluntad trabajen con nosotros para que juntos podamos construir la civilización del amor

Una persona de buena voluntad tiene presente que algunos comportamientos son mejores que otros y desea trabajar con todas las personas, y siempre discerniendo verdaderamente las mejores líneas de acción para que beneficien a individuos y comunidades.

Las personas de buena voluntad vienen en todas las formas, tamaños, colores y credos. Nos amamos y respetamos.

Vamos a trabajar juntos para conocer y hacer la voluntad de Dios y sobre todo ayudando a los que lo necesitan.

10.- Esperamos tu visita
Nos encantaría que usted nos visite y quizás, incluso, que pueda quedarse por un momento

"¡Mi casa es tu casa!" Esta frase expresa la bienvenida, la actitud alegre a la que aspiramos todos los fieles en todas nuestras parroquias.

Las iglesias católicas son lugares de adoración y silencio donde los visitantes a menudo se encuentran con un lugar tranquilo para orar o sentir algo de paz.

En la Santa Misa, cuando la comunidad realiza su agradecimiento y adoración a Dios, hay folletos en cada asiento, o a veces en las bases de los pilares de la Iglesia, los cuales suelen explicar qué hacer en varios puntos y van guiando tu experiencia, sobre todo cuando es el momento para la Santa Comunión.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 29 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 29




Si Cristo es la luz, María es la portadora de la luz; si Cristo es el camino, María es la señal que nos asegura que vamos por el buen camino; si Cristo es la verdad, es María la Maestra que nos enseña esa verdad; si Cristo es la vida, es de María de quien nos viene esa vida.

Así el devoto de María sabe de dónde viene, sabe adónde va y sabe por dónde debe ir. No tiene miedo a equivocarse; es el hombre de la seguridad.

Nuestra Señora de la luz, ilumina mi camino y conviérteme en luz para los que caminan en tinieblas.



* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS





jueves, 28 de diciembre de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 28 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 28





En la conmemoración de los Santos Inocentes, que en este día celebramos, podemos suponer los sentimientos que albergaría el Corazón de la Madre del Niño Jesús, que era propiamente el buscado, el perseguido a muerte.
¡Cómo lo apretaría en su regazo maternal mientras iba camino del destierro, temiendo momento a momento encontrar a los soldados con su espadas ya ensangrentadas!
María estaba dispuesta a defender con su vida la vida del Niño Jesús.
¿Cómo defendemos nosotros la inocencia de los niños?
María, Madre de la vida, cuida de los inocentes, de los pobres, de los desprotegidos y convierte el corazón de los que atentan contra la vida.



* P. Alfonso Milagro

CON MARÍA, EL DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES


Con María, el día de los Santos Inocentes
Te hablaré de una noche que me pareció eterna. De una noche anunciada, pero olvidada luego por muchos..


Por: Maía Susana Ratero | Fuente: Catholic.net 




Existen, en nuestra vida, dolores que nos resultan incomprensibles, atroces, injustos y, sobre todo, inmerecidos. Pero, sea cual fuere la reacción que tengamos frente al dolor, él sigue allí, y nos atraviesa el alma como una afilada espada. Hoy mi dolor y mi tristeza no me dejan verte, María, como ansía mi corazón, pero sé que estas allí, aunque no pueda sentirte, estas detrás de mi dolor para sostenerme, para transformar el llanto en camino hacia al Padre.

- En profecía cumplida… -dices a mi corazón, mas, no comprendo.

- Hoy voy a hablarte de esos dolores incomprensibles que desgarran el alma y que luego, por la misericordia de Dios, se transforman en camino.

- Háblame Señora, que mi alma tiene tanta sed de tu compañía. Mi alma ansía caminos que no encuentro en la oscuridad de esta noche demasiado larga.

- Yo conozco bien las noches largas. Te hablaré de una en especial, que me pareció eterna. De una noche anunciada, tan anunciada como la nochebuena, pero olvidada luego por muchos y, lo que me desgarra el alma, una recordación tomada hoy, por tantos, como excusa para bromas.

Esta vez temo seguirte, no sé si tendré valor, pero igualmente me llevas…me llevas… y estamos nuevamente en el recinto de Belén. Vemos como José está despidiendo a tres extraños extranjeros que le habían llevado a tu hijo oro, como símbolo de su dignidad y gran valor, incienso, como símbolo de su comunión con Dios y mirra, para preparar el aceite sagrado de su unción. Tres extraños venidos de lejanas tierras siguiendo una estrella, tres extraños que, buscando al Rey de la Vida, fueron a preguntarle a un rey embriagado de poder, el camino para hallarlo…. y, sin quererlo, despertaron en él fantasmas olvidados… la profecía, la profecía de Belén…

Los extranjeros, que el mundo llamará más tarde los tres Reyes Magos, parten a su tierra por otro camino, evitando pasar cerca del palacio de Herodes, quien los aguarda como un tigre al acecho, para saltar sobre el pequeño Rey desconocido que amenaza su seguridad.

Entramos a la precaria vivienda. José nos sigue y comienza a trabajar, pues el dueño de la finca le había encargado unos arreglos y le pagaría un buen precio por ellos. José tiene los pies sobre la tierra, sabe que debe alimentar a su familia y para ello sólo conoce un modo: su trabajo.

Tu, María, te dispones a preparar la cena. José no aparta la mirada de su labor, pero es evidente que sus pensamientos están en otro sitio, quizás detrás de los muros de un palacio, tratando de leer los pensamientos de un hombre fuera de sí, mas nada te dice. La cena transcurre en paz. La presencia de esos hombres y sus obsequios han dejado más preguntas que respuestas...¿Quiénes eran? ¿Por qué habían venido? ¿Cuál era el real significado de su presencia? ... quizás representan a todos aquellos que no pertenecen al pueblo de Israel y para cuya Salvación también ha venido este niño. Demasiados acontecimientos y pocas explicaciones. La pareja se dispone a descansar pues al día siguiente deberán iniciar el camino hacia Jerusalén, para realizar la purificación de María, tal como lo establece la Ley.

Yo estoy allí, con ellos, no puedo dormir, siento miedo… conozco la historia… la he escuchado mil veces de labios de los sacerdotes. La he leído, pero no es lo mismo estar… estar… y todos, de alguna manera, alguna vez en la vida, también estamos dentro de esta historia… sólo que, enceguecidos por nuestro propio dolor, no nos damos cuenta.

A la mañana siguiente parten hacia Jerusalén, María me hace señas de que los siga. El camino es largo, el niño, pequeño aún. El animal que nos acompaña va cargado de las pocas pertenencias de los padres y, en su mayor parte, de los pañales y ropita del bebé, recibida generosamente de la esposa del dueño del pesebre.

Luego de la ceremonia del Templo volvimos a Belén, José se nota nervioso… no como quien desconfía de la protección de Dios, sino como un padre responsable que sólo desea actuar correctamente y no sabe cómo, pues presiente que Herodes no ha olvidado la presencia de los extranjeros, ni se quedará quieto ante lo que él considera una amenaza.

Durante los siguientes tres días la familia se dedica a organizar el retorno a Nazaret. José termina sus trabajos pendientes, consiguiendo de esta manera dinero para el viaje y retribuyendo, al mismo tiempo, la hospitalidad al dueño del pesebre, quien sólo pide como pago, el arreglo de una vieja mesa labrada herencia de su padre, trabajo realizado impecablemente por José.

Los planes del Señor y nuestros propios planes no van siempre por iguales caminos. La noche del tercer día no aparenta nada en especial, sólo un cielo cargado de nubarrones amenazantes. Hace frío, María amamanta a su niño y lo recuesta bien calentito en la cuna hecha por su esposo, y una blanca piel de cordero cubre las demás mantas con las que la joven madre abriga a su pequeño. El matrimonio cena al tiempo que comenta los últimos acontecimientos. José tiene largos silencios que inquietan el corazón de María quien, como esposa prudente, no pregunta. Tiran las mantas en el suelo y se disponen a dormir, yo hago lo mismo, María me besa la frente y me dice “Valor, amiga, lo necesitarás...” es la noche de la locura, pero igualmente me quedo dormida... lástima, no tuve el valor de esperar despierta, como tantas veces en la vida en las que no tengo el valor de dominar mi voluntad.

Me despiertan los gritos de José. El hombre está sentado en el suelo, empapado en sudor, su rostro está aterrado pero es sólo por un instante... enseguida se pone en pie, da vueltas en el recinto tratando de ordenar sus pensamientos, seguidamente despierta a María, la toma por los hombros al tiempo que le clama en voz baja:

- ¡María, María! Por el amor de Dios despiértate María! – y la sacude casi con violencia.

Ella abre los ojos y se asusta...

- ¿Qué pasa, José? ¡Por Dios! ¿Por qué hablas de esa forma? ¡Jesús, Jesús! ¿Le pasó algo al niño?

- No, pero le pasará si sigues allí acostada... María... he tenido un sueño, que no fue un sueño en realidad... un hombre vestido de blanco me clamaba que te tomara a ti y al niño y huyera a Egipto, pues Herodes busca al niño para matarlo.

- ¡Matarlo!...Dios mío José, que atroz pesadilla.

- María, esposa mía ¡Nos vamos a Egipto! ¡Y nos vamos ya! ¿Comprendes? ¡Ya!.

- ¿Qué dices? José... ¿Te das cuenta la distancia que nos separa de Egipto, que es medianoche, afuera arrecia el viento y el frío cala los huesos?...

- María ¿Confías en mí?

- José, confío en ti más que en nadie en esta tierra

- Entonces, amada mía, junta todo y vámonos, los soldados se aproximan cada minuto, por cada palabra que decimos ellos están un metro más cerca... y vienen a matarlo... y no están jugando, pues un loco asesino les ha ordenado deshacerse de Jesús... la pregunta es ¿Cómo lo encontraran? Mientras a ese loco no se le ocurra... ¡Dios no puedo ni pensarlo!

- Mientras no se le ocurra matarlos a todos... - y María se estremece tanto que José debe sostenerla para que no caiga.

Yo estoy inmóvil, hubiera querido traerles un vehículo, un helicóptero, sacarlos prontamente de allí, pero eso pasa en las películas y esto es la vida real. Los padres (ahora me voy dando cuenta la clase de padre que Dios eligió para Jesús, un Hombre con mayúsculas) preparan todo prontamente, llevan sólo lo indispensable, deben dejar muebles, cuna, todo lo hecho por José. El oro de los magos les permitiría establecerse en Egipto. Dios siempre tan previsor, nos manda las pruebas y los medios para enfrentarlas. Salimos, el viento me termina de despertar, tengo varias mantas puestas encima, pero tiemblo como una hoja, parece que el corazón se me saldrá del pecho en cualquier momento. Montan los animales, María me hizo un lugar en el suyo... partimos... se ve poco, pero se ve, hay luna llena, los nubarrones ya no están, José se encamina hacia Egipto a través de la desértica región, apura el paso, no hay miradas extrañas que noten nuestra presencia. El hombre anda varias horas a marcha forzada, de tanto en tanto mira hacia atrás, con angustia, casi con desesperación. Yo, yo estoy muerta de miedo... veo soldados por todas partes... sé de sobra que no nos alcanzarán... pero una cosa es leerlo y otra estar... estar...

Falta poco para el amanecer. De pronto se escucha un galope cercano, se ve la arena removida por los cascos del animal que se acerca, es un jinete solitario, pero se dirige, peligrosamente, hacia nosotros. José nos recomienda calma, y no decir el nombre del niño. Por fin llega el personaje, un hombre más bien anciano, con la mirada perdida... loco... pobre infeliz... sólo decía:

- ¡Madres, corran, corran con sus hijos! ¡Huyan!...

José baja de su asno y se acerca al pobre hombre:

- ¿Qué le ocurre, amigo? ¿Se siente usted bien?...

- ¡Huyan, huyan mujeres con sus hijos! Sangre... muerte... niños muertos, en todo Belén... niños degollados, atravesadas sus carnecitas por las espadas de los soldados... no escapó ni uno... todo Belén es un grito... solo los pequeños murieron... los menores de dos años... ¿Por qué?¿Por qué Dios?- grita desgarradoramente el infeliz mirando al cielo- Huyan mujeres... huyan... corran... corran...

El pobre desquiciado comienza a cabalgar nuevamente repitiendo el ya inútil consejo. Tanto horror le ha enloquecido. Se pierde en el paisaje, queriendo huir de los macabros recuerdos pero no hay lugar en donde uno pueda esconderse de los recuerdos.

José y María se miran, abundantes lágrimas caen por sus mejillas, se abrazan y abrazan al niño. Es la noche más larga, más atroz, más cruel, que les ha tocado vivir a ambos. Es la noche anunciada por el profeta Jeremías:

“En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen porque ya no existen”( Mt.2,18)

La travesía dura largos días, María se esconde muchas veces a llorar para que José no la vea... no quiere preocuparlo, más su corazón de madre está destrozado. Recuerda la espada anunciada por el anciano Simeón... ya ha comenzado a lastimarla. También veo a José llorar a escondidas, es el llanto de un hombre que se siente impotente ante la injusticia, es el llanto de un hombre justo clamando justicia.

Las primeras casas del poblado egipcio se divisan a la distancia. La noche larga ha terminado, el niño está a salvo, momentáneamente.

- Amiga- dices María, mirándome a los ojos,( mientras tus ropas y las mías vuelven a estos tiempos y el ruido de los automóviles nos sorprende frente la parroquia de Luján, en mi barrio) gracias por compartir conmigo esta noche, una de las más duras de mi tiempo en esta tierra. Realmente, cuesta ver a Dios detrás de tanto dolor, cuesta poder encontrarlo para que nos tome de la mano, cuesta no enloquecer como ese pobre viejo del desierto... cuesta, buena amiga, pero no es imposible, es más, es el único camino. Dios, tras el dolor que nos causan los seres humanos. Dios, sosteniendo. Dios, poniendo rosas sobre tantas espinas. Dios, transformando el dolor en camino de salvación. Dios, permitiendo que nuestra angustia ayude a otros a superar la suya. Cuando tu alma tenga más preguntas que respuestas, más dolor del que crees poder soportar, más soledad que compañía, más desilusión que sueños entonces, más que nunca, búscalo; que siempre habrá un Egipto donde puedas esconderte hasta que pase el temporal.

- Señora- y apenas si puedo contener mis lágrimas- ¡Cuánto, cuánto me amas, cuánto me cuidas, cuánto me enseñas! ¿Te dije ya cuánto te amo?- y me arrojo en tus brazos y lloro por los niños muertos, lloro por mí, lloro por la humanidad.

Mientras te alejas, y yo seco mis lágrimas, un grupo de jóvenes pasa riéndose de uno de ellos, al tiempo que le dicen “¡Qué la inocencia te valga! Ja,ja,ja” típico comentario de las bromas del Día de los Inocentes.

Tengo ganas de gritar, ganas de decirles que el origen de esa recordación es la sangre de niños pequeños derramada por Jesús, pero siento que no vale la pena; prefiero escribir este relato, escribirlo para que tú, después de leerlo, ya no rías con las bromas de los 28 de diciembre. Porque si tú no ríes, si le cuentas esta historia a un amigo y él ya tampoco ríe... entonces... entonces algo habrá cambiado en este mundo... porque recordando a nuestros mártires, los honramos.



NOTA de la autora:

"Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."

LOS SANTOS INOCENTES, 28 DICIEMBRE


28 de Diciembre
Los Santos Inocentes
Dios hace fracasar los planes de los malvados (S. Biblia).





Hoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes.

Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: "Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones" (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.

Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.

Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: "Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: "Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel" (Miq. 5, 1).

Nacimiento de nuestro SeñorEntonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: - "Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo". Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.

Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.

San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen" (Jer. 31, 15).

Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.

Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios. 

BUENOS DÍAS







miércoles, 27 de diciembre de 2017

PAPA FRANCISCO CRITICA A LOS QUE QUIEREN BORRAR EL SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD Y MARGINAR LA FE


El Papa critica a los que quieren borrar el significado de la Navidad y marginar la fe
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 27 Dic. 17 / 04:25 am (ACI).- La Audiencia General de este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano estuvo dedicada al significado de la Navidad, y el Papa Francisco criticó con rotundidad a quienes eliminan su verdadero sentido.

“En nuestro tiempo, especialmente en Europa, asistimos a una especie de ‘desnaturalización’ de la Navidad: en nombre de un falso respeto de quien no es cristiano, que a menudo esconde la voluntad de marginar la fe, se elimina de la fiesta toda referencia al nacimiento de Jesús”.

Francisco prosiguió y dijo que en realidad el nacimiento de Jesús “es la única y verdadera Navidad”. “Sin Jesús no hay Navidad. Y si en el centro está Él, entonces todo lo de alrededor: las luces, los sonidos, las tradiciones locales, incluidas las comidas características, crean la atmósfera de la fiesta. Pero si le quitamos a Él, la luz se apaga y todo se convierte en algo falso, en solo apariencia”.

El Papa explicó que los cristianos deben “encontrar la luz verdadera, la de Jesús que, hecho hombre como nosotros, se muestra de modo sorprendente: nace de una pobre chica desconocida, que da a luz en un establo, solo con la ayuda de su marido”.

De esta manera “el Hijo de Dios se presenta también hoy a nosotros: como el don de Dios para la humanidad que está inmersa en la noche y en el sopor del cielo”.

El Pontífice criticó que el mundo de hoy prefiere “la oscuridad” y no quitarse “los propios malos hábitos”. Por eso, acoger este don “significa convertirse cada día en un don gratuito para aquellos que se encuentran en el propio camino. Y he aquí porqué en Navidad se intercambian regalos. El verdadero don para nosotros es Jesús, y como Él queremos ser don para los demás”.

Por último, el Santo Padre destacó que en Navidad “podemos ver cómo la historia humana, la que es movida por los potentes de este mundo, es visitada por la historia de Dios”.

“Es Dios el que involucra a aquellos que, confinados a los márgenes de la sociedad, son los primeros destinatarios de su don, es decir, la salvación llevada por Jesús”.

“Con los pequeños y despreciados, Jesús establece una amistad que continúa en el tiempo y que nutre la esperanza para un futuro mejor”, subrayó. “Con ellos, en cada tiempo, Dios quiere construir un mundo nuevo, un mundo en el que no haya más personas rechazadas, maltratadas y que vivan en la indigencia”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 27 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 27





Juan Evangelista recibió a María por Madre. Jesús no podía otorgarle título más tierno y embellecedor que el de “Hijo de María”.

Como dice la liturgia, nosotros compartimos su honor, pues también nosotros somos hijos de María, Su honor y su responsabilidad.

Amemos a María y hagamos siempre cuanto le agrada a tan buena Madre. ¡La Madre de Dios es mi Madre!

María, quiero ser buen hijo tuyo, amarte con todas mis fuerzas y todo tu corazón.



* P. Alfonso Milagro 

SAN JUAN EVANGELISTA, EJEMPLO DE RELACIÓN CON DIOS

Juan, ejemplo de relación con Dios
San Juan, de carácter apasionado, como nosotros hombres de este siglo del progreso, de las prisas.


Por: P. Juan J. Ferrán | Fuente: Catholic.net 




San Juan, el hijo del Zebedeo, de carácter apasionado, puede ser para nosotros hombres de este siglo del progreso, de las prisas, de los valores contantes y sonantes, un ejemplo de relación con Dios.

“Él, recostándose sobre el pecho de Jesús.....” Es sólo una frase tal vez. Lo hizo para preguntarle a Cristo quién es el traidor a sugerencia de Pedro. Pero indudablemente indica una familiaridad enorme entre Cristo y él. Esta escena habla de intimidad, de relación cordial, de confianza, de cercanía, de amor. Se da dentro de un contexto difícil, que es la traición de Judas. Sin embargo, encontramos a dos corazones que se comprenden, que vibran por lo mismo, que en ese momento sufren juntos. Es comprensible un corazón tan sensible en un temperamento apasionado como el de Juan?

“Es el Señor” . Estamos en el lago de Tiberíades. Un personaje se dirige al grupo de apóstoles y discípulos que se han pasado la noche pescando, sin lograr nada. Ninguno lo reconoce, hasta que Juan dice: “Es el Señor”. No se trató de una mera intuición. Más bien, se trata del amor que facilita a quien ama descubrir al Amado apenas por nada. ¡Qué fácil es cuando se ama a Dios encontrar a Dios en tantas cosas de la vida: un paisaje, una nevada, un acontecimiento, los ojos de un niño! ¡Qué complicado, en cambio, cuando la falta de amor oscurece la razón y todo se hace problema! No veo a Dios, no siento a Dios, no toco a Dios, dicen muchos.

“No cabe temor en el amor” . Partiendo del santo temor de Dios, la relación con Dios no puede estar basada únicamente en el temor. El amor expulsa el temor, y la relación con Dios debe estar permanentemente regida por esta realidad. Aun cuando Juan, al igual que los demás discípulos, contemplaban a Cristo y se asombraban ante sus milagros y hechos, lo que habitualmente gobernaba la relación mutua era la confianza y la cercanía. Cristo era para ellos el rostro humano de Dios, la certeza de un Dios que les amaba, la seguridad de un Dios que quería estar cerca de ellos.

En mi escala de valores existenciales, vitales, reales Dios debe ocupar afectiva y efectivamente el primer lugar. No basta creer en Dios ni acudir a Él en los momentos difíciles de la vida. En el día a día, en la toma de decisiones, en los planes a corto, mediano y largo plazo, Dios debe estar presente comprometiendo mi libertad, mi tiempo, mi inteligencia, mi ser entero. Y todo ello, partiendo de una conciencia sobre la necesidad perentoria de Dios en orden a construir la vida, el futuro, la felicidad. Hasta que no me convenza de que sin Dios mi proyecto de vida es imposible, no podré entregarme a Él como causa primera de todo lo que yo anhelo, persigo, quiero y busco en lo más profundo de mi propio corazón.


Mi relación personal con ese Dios debe abandonar los cotas frías y lejanas del raciocinio, de la sospecha, de una falsa madurez, para adquirir los tonos cálidos y cercanos de la confianza, del corazón, del gozo. Tengo que llegar a experimentar a Dios como Padre y Amigo. El hombre tiene que hacerse como niño para entrar en el Reino de los Cielos, para relacionarse con Dios en la humildad y en la sencillez, y para gustar y sentir las cosas de Dios. La oración tiene que dejar de ser árida, seca, distante para ser una relación de corazón a corazón. Sólo de esa forma la vida espiritual se impregnará de cordialidad. Cuando se llegue a sentir el gusto por las cosas de Dios, entonces realmente Dios habrá llegado a ser Alguien para nosotros.

También en mi día a día las cosas de Dios tienen que ir tomando su sitio y su lugar. No me puede fallar la oración diaria, la vida sacramental, la presencia de Dios, el sentido de Dios en las cosas que realizo. Dios debe bajar a mi vida y encarnarse en lo cotidiano: en el trabajo hecho por Él, en la vida de oración en familia, en el recuerdo de Dios en los misterios de gozo y de dolor de mi existencia. Dios debe obligarme a organizar mi tiempo a mediano y largo plazo para que nunca me falle el alimento espiritual por improvisación o descuido. Dios debe motivar mi voluntad en las decisiones difíciles y complicadas, y ser mi fuerza en los momentos de tentación. En fin, Dios debe serlo todo para mí. Entonces seré como "árbol plantado a la vera del agua, que junto a la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto" (Jer 17, 8).

En la vida hay pocas verdades esenciales, pero sin duda una de ellas es la afirmación sin discusión posible sobre la prioridad de Dios en mi quehacer cotidiano. Dios quiso ser parte esencial de mi felicidad y no renuncia a ello por nada. Siempre que la humanidad colectivamente ha pasado por una época de alejamiento de Dios, de abandono de la fe, de rechazo de los valores del espíritu, automáticamente ha caído en una serie de aberraciones que resultan denigrantes. Basta para ello recordar esa descripción tan dura del mundo sin Dios que nos relata S. Pablo en la carta a los Romanos (1, 18-28). En cambio, las épocas de fe siempre han traído consigo la paz, el sosiego, el gozo.
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