viernes, 16 de febrero de 2018

IMÁGENES DEL CALENDARIO DE CUARESMA 2018














































EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 16 DE FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Viernes después de Ceniza
 Hoy, viernes, 16 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de lsaías (58,1-9a):

ESTO dice el Señor Dios:
«Grita a pleno pulmón, no te contengas;
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
Consultan mi oráculo a diario,
desean conocer mi voluntad.
Como si fuera un pueblo que practica la justicia
y no descuida el mandato de su Dios,
me piden sentencias justas,
quieren acercarse a Dios.
“¿Para qué ayunar, si no haces caso;
mortificarnos, si no te enteras?”
En realidad, el día de ayuno hacéis vuestros negocios
y apremiáis a vuestros servidores;
ayunáis para querellas y litigios,
y herís con furibundos puñetazos.
No ayunéis de este modo,
si queréis que se oiga vuestra voz en el cielo.
¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia:
inclinar la cabeza como un junco,
acostarse sobre saco y ceniza?
¿A eso llamáis ayuno,
día agradable al Señor?
Este es el ayuno que yo quiero:
soltar las cadenas injustas,
desatar las correas del yugo,
liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos,
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
cubrir a quien ves desnudo
y no desentenderte de los tuyos.
Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.18-19

R/. Un corazón quebrantado y humillado, 
tú, Dios mío, no lo desprecias

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

V/. Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
El sacrificio agradable a Dios
es un espíritu quebrantado;
un corazón quebrantado y humillado,
tú, oh, Dios, tú no lo desprecias. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,14-15):

EN aquel tiempo, os discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:
«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».
Jesús les dijo:
«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 16 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano


Queridos hermanos:

Sucedió hace pocos años. Al concluir la ceremonia de ordenación de cinco nuevos presbíteros, cada uno de ellos ofreció con gran sencillez su testimonio vocacional a los presentes. Ya fuera de la iglesia, uno de estos comentó a alguien de su confianza: “he percibido que todos estos neopresbíteros tienen una inconfundible vocación laical”. Por lo visto, todos habían hablado de su disposición a servir a los pobres, a luchar por la justicia, a dejarse la piel por ayudar a sus hermanos a llevar una vida digna; pero ninguno a impulsarlos en su vida de fe y en sus motivaciones cristianas

Todo aquello es indiscutiblemente bueno, muy en sintonía con el evangélico. Lo discutible (o quizá ni admita discusión) es que se trate de algo específicamente sacerdotal; o incluso que sea algo específicamente cristiano, y menos aún exclusivamente cristiano. Pocas semanas después de acceder a su sede de Roma, el papa Francisco nos advirtió que la Iglesia no es una ONG. Y no parece que haya sido una advertencia superflua.

Sin embargo, tanto el mensaje profético como el de Jesús están llenos de llamadas a aliviar las carencias de hambrientos, sedientos, marginados, oprimidos… todo eso que Francisco designa como el mundo del descarte o de lo sobrante. A primera vista pudiera chocar con estas llamadas evangélicas la imagen de Jesús y los suyos renunciando al ayuno devocional, en contraste con grupos judíos ascetas y, al parecer, más piadosos. Jesús fue tenido incluso por “comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores” (Mt 11,19).

Es indiscutible que, aunque la acción de la Iglesia no pueda reducirse a lo social, lleva consigo una componente social ineludible, que en cristiano se llama caridad, compasión, y también compromiso de la fe. No es admisible la oración de evasión ni el culto descomprometido o adormecedor de conciencias.
El problema del hambre o de la opresión existe a nuestro alrededor. Y las comidas amistosas de Jesús son el signo y la anticipación de un mundo en que no quede espacio para la desigualdad y carestía lacerantes. Pero las calamidades del mundo presente no pueden hacer que el evangelio deje de ser buna noticia. Alguna vez me he preguntado si ciertas predicaciones de Navidad o de otros momentos gozosos del misterio cristiano, al acentuar la miseria existente y la urgencia de remediarla, no han convertido a los sacerdotes en aguafiestas en vez de heraldos de la buena noticia. ¡Qué excelente equilibrio el de Jesús! Elogia la generosidad de la viejecita que se despoja hasta de lo necesario (Mc 12,41-43), y al mismo tiempo disfruta con los suyos de los bienes de la creación.

Según el Vaticano II, “Cristo manifiesta al hombre qué es el hombre” (Gaudium et Spes 22); por eso Pablo VI se presentó en la ONU sencilla y humildemente como “experto en humanidad”. La solidaridad y el compromiso por la justicia no son patrimonio del cristianismo. Pero los cristianos, adoctrinados por Jesús, son portadores de una nueva motivación y prestan un nuevo estímulo a toda la humanidad, con la que están dispuestos a colaborar.  Tengamos los ojos fijos en Jesús, escuchemos la palabra de los profetas, y seremos los mejores constructores de una sociedad feliz. 

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf  

FELIZ VIERNES








jueves, 15 de febrero de 2018

IMÁGENES DE LA VIRGEN DE LOURDES











LA VIRTUD DE LA PRUDENCIA


La virtud de la Prudencia

La prudencia es una de esas virtudes de las que apenas se habla y que, sin embargo, resulta ser una clave en el dificilísimo arte de ordenarnos rectamente en nuestra relación con el prójimo.

No nacemos prudentes, pero debemos hacernos prudentes por el ejercicio de la virtud. Y no es tarea fácil.

El pensamiento puede descarriarse como se descarría la voluntad, porque está expuesto a las mismas pasiones y a los mismos condicionamientos. Pensar y bien, exige una gran atención, no sólo sobre las cosas, sino principalmente sobre nosotros mismos. 

Hay que saber estar atentos sobre las razones, pero mucho más sobre nuestras pasiones que son las que nos impulsan al error. Porque los hombres solemos errar por precipitación en nuestros juicios, afirmando cosas que la razón no ve claras, pero que estamos impulsados a afirmar como desahogo de nuestras pasiones. Quien no sabe controlar sus pasiones, tampoco sabrá controlar sus razones y se hace responsable moral de sus yerros.

La razón es la que ha de regir nuestra conducta en la verdad y por eso la prudencia es la primera de las virtudes cardinales.

Pero la verdad requiere tener sosegada el alma para conseguir tener sosegada la mente con objetivas razones.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 15 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
15 de Febrero



Cuando Magdalena se alejó de la presencia del Señor ya perdonada, quedaron en la sala dos símbolos: del pasado y del presente: un frasco de esencias roto, de aquellas esencias excitantes, que daban a María incentivos de pecado; y unas lágrimas, dolor de un alma totalmente purificada.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 14 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
14 de Febrero



En el Evangelio Jesús asienta un principio fundamental en su doctrina: No busques la recompensa de tus obras en la opinión de los hombres; no deja de llamar la atención la insistencia con la que el Señor Jesús nos repite varias veces la expresión: Para ser vistos por los hombres.

Esto debe impulsarte a realizar tus obras no para ser visto, o ser reconocido por los hombres; en ese caso dice Jesús que ya has conseguido tu recompensa.

Obra más bien por Dios, sin preocuparte de que los demás aprueben o desaprueben tu modo de obrar; si obras por Dios, por amor a Dios, por fidelidad a Dios, que se te manifiesta en tu conciencia, podrás esperar de Dios la recompensa de tus buenas obras.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 15 FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Jueves después de Ceniza
 Hoy, jueves, 15 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (30,15-20):

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Mira: hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal. Pues yo te mando hoy amar al Señor, tu Dios, seguir sus caminos, observar sus preceptos, mandatos y decretos, y así vivirás y crecerás y el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra donde vas a entrar para poseerla.
Pero, si tu corazón se aparta y no escuchas, si te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses y les sirves, yo os declaro hoy que moriréis sin remedio; no duraréis mucho en la tierra adonde tú vas a entrar para tomarla en posesión una vez pasado el Jordán.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra. Pongo delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige la vida, para que viváis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 1

R/. Dichoso el hombre 
que ha puesto su confianza en el Señor

V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.

V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.

V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,22-25):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 15 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano


Queridos hermanos:

Hoy se habla mucho de la “calidad de vida”. A veces, abusando de ese concepto, se le opone el de “muerte digna”, y se piensa en la eutanasia. En referencia a alguien que pasa por grandes dolores o tribulaciones, siempre hemos oído la expresión: “eso no es vivir”. Jesús distinguía entre los vivos vivos y los vivos muertos; al alguien que pretendió posponer su seguimiento por esperar a dar sepultura a su padre, Jesús le respondió: “deja a los muertos que entierren a sus muertos” (Lc 9,60). Los que no están con Jesús son designados como “los muertos”, aunque se muevan; solo en él está la vida.

El Deuteronomio nos habla hoy de una vida en harmonía con Dios y con la naturaleza, una vida sabiamente orientada, que hace al hombre comparable a un árbol lozano, permanentemente regado por un manso riachuelo, cuyas hojas, por lo mismo, no se amustian. Frente a esta posibilidad está la de la impiedad, la de tomar por Dios lo que no es Dios, la de divinizar lo banal e inconsistente: ese insensato idólatra, quizá idólatra de sí mismo, se convierte en paja que arrebata el viento.

El lenguaje de Jesús es muy cercano al Deuteronomio y al Salmo 1º. Con un estilo didáctico muy de su agrado, nos lleva Jesús a la paradoja: el que se entrega a Dios y a los demás, ese se conserva a sí mismo, vive de verdad, a fondo; su vida es una bendición. Pero el que, de forma egoísta, se cierra sobre sí mismo, o se concentra exclusivamente en sus intereses, termina experimentando la frustración y el vacío. No hace falta, para ello, esperar a la otra vida; esto es experiencia humana, siempre actual; y, por supuesto, experiencia cristiana. ¡Cuánta felicidad acumulan miles de misioneros que, dejando la opulenta Europa, han marchado a tierras lejanas, para vivir entre personas que carecen de lo más elemental! Su vida de entrega se ha convertido para ellos en una fuente de alegría, más profunda que todo lo que pudiera brindarles nuestra sociedad de consumo. Esto nos lo cuentan igualmente jóvenes que se han desplazado por un tiempo, en plan de voluntariado, a ayudar en países en vías de desarrollo.

Cuentan de Santa Teresa de Calcuta que, en cierta ocasión, alguien, admirando su servicio a los últimos, le dijo: “yo eso no lo haría por todo el dinero del mundo”, a lo cual ella respondió: “y yo tampoco”.

Las palabras de Jesús están llenas de sabiduría y responden a la más profunda experiencia humana: existe la posibilidad de entregarse y la de reservarse, que acaban traduciéndose respectivamente en autorrealización y autodestrucción. En el caso de Jesús, San Pablo nos recuerda que, gracias a ese su camino de entrega y abajamiento, el Padre “le elevó sobre todo y le concedió un título superior a cualquier título” (Flp 2,9); y a los seguidores que imitan su estilo los espera la conocida invitación: “venid, benditos de mi Padre, pues tuve hambre y me disteis…” (Mt 25, 34).

Los tres textos litúrgicos de hoy (Deuteronomio, Salmo, Evangelio) pertenecen al género llamado sapiencial. Pidamos al Padre que a todos nos conceda la auténtica sabiduría.

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf  

FELIZ JUEVES




miércoles, 14 de febrero de 2018

EL COMIENZO DE LA CUARESMA 2018


El comienzo de la Cuaresma
Cuaresma. Miércoles de ceniza. Si busco a Dios, es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar mi corazón.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”

Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?

La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?

La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?

Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.

Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.

La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.

Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.

El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?

Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.

Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.

PAPA FRANCISCO AFIRMA QUE TODO ES POSIBLE PARA EL QUE PIDE CON FE


El Papa Francisco afirma que todo es posible para el que pide con fe
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




En su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 14 de febrero en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco animó a rezar con fe, pues “todo es posible para el que pide con fe”, e invitó a aquellos que no tienen una fe suficientemente fuerte a rezar con esta fórmula: “Creo, Señor. Pero aumenta mi poca fe”.

“Recordemos, de hecho, cuanto nos ha dicho el Señor Jesús: ‘Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y será concedido’”, subrayó.

El Santo Padre continuó con las catequesis sobre la Santa Misa. En esta ocasión, reflexionó sobre el Credo y la Oración de los fieles.

El Credo “manifiesta la respuesta común de la asamblea a todo lo que se ha escuchado de la Palabra de Dios. Existe un nexo vital entre la escucha y la fe. De hecho, ésta no nace de la fantasía de mentes humanas, sino que, como recuerda San Pablo, ‘viene de escuchar la Palabra de Cristo’. La fe se alimenta, por lo tanto, de la escucha, y conduce al Sacramento”.

“De esa manera, el rezo del Credo hace que la asamblea litúrgica vuelva a meditar y a profesar los grandes misterios de la fe antes de la celebración eucarística”.


Destacó el vínculo existente entre el Credo y la liturgia de la Palabra, y afirmó que “la escucha de las lecturas bíblicas, prolongadas en la homilía, responde al derecho espiritual del pueblo de Dios a recibir con abundancia”.

“Cuando la Palabra de Dios no se lee bien, no se predica con fervor por el diácono, el sacerdote o el Obispo, se les está privando a los fieles de un derecho, porque los fieles tienen derecho a recibir la Palabra de Dios”, advirtió.

El Credo “vincula la Eucaristía al Bautismo, recibido ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’, y nos recuerda que los Sacramentos son comprensibles a la luz de la fe de la Iglesia: son ‘signos’ de la fe, la presuponen y la suscitan”.

En este sentido, “me agrada mencionar, el Credo, llamado ‘de los Apóstoles’, como el Símbolo bautismal de la Iglesia de Roma, fórmula que se puede adoptar en la Misa, especialmente en Cuaresma y en el Tiempo Pascual, en el lugar del Credo niceno-constantinopolitano. En la misma fe recibida por los Apóstoles se aplica la fe de cada bautizado, cuya unión a Cristo se actualiza en la celebración Eucarística”.

Tras reflexionar sobre el Credo, el Papa habló también sobre la Oración de los fieles: “La respuesta a la Palabra de Dios acogida con fe se expresa después en la súplica común denominada ‘Oración universal’, porque abraza las necesidades de la Iglesia y del mundo”.

“También se la denomina ‘Oración de los fieles’ –explicó–. De hecho, en los primeros siglos, después de la homilía, los catecúmenos abandonaban la iglesia, mientras los fieles, es decir, los bautizados, unían sus voces para suplicar juntos al Señor”.


El Papa también explicó que “los Padres del Concilio Vaticano II quisieron restaurar esta oración después del Evangelio y de la homilía, especialmente en el domingo y en las fiestas, con el objetivo de que con la participación del pueblo se haga la oración por la Santa Iglesia, por aquellos que nos gobiernan, por aquellos que se encuentran en necesidad, por todos los hombres y por la salvación de todo el mundo”.

“Tras las intenciones particulares, propuestas por un diácono o por un lector, la asamblea une su voz invocando: ‘Escúchanos, o Señor’, o con una súplica similar. Esta es la oración que los fieles elevan a Dios, confiando en que serán escuchados en las peticiones que presentan, por el bien de todos, según su voluntad”.

Por el contrario, “aquellas pretensiones que responden a la lógica mundana, no suben al Cielo, al igual que tampoco son acogidas las peticiones de auto-referencialidad”.

El Pontífice finalizó la catequesis recordando que “las intenciones por las cuales se invita al pueblo fiel a rezar deben dar voz a necesidades concretas de la comunidad eclesial y del mundo, evitando recurrir a fórmulas convencionales o miopes”. 
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