miércoles, 7 de marzo de 2018

SAN JOSÉ, UN HOMBRE FIEL


San José, un hombre fiel
En este mundo, esclavo del pragmatismo la fidelidad de san José nos enseña que es más importante la fidelidad que la eficacia.


Por: José María Montiu de Nuix | Fuente: Catholic.net 





El mes de marzo nos invita a contemplar a san José, un santo maravilloso. Un santo que toca los corazones, un santo que conmueve, que fascina, que seduce. Casi diría, si así se pudiese decir, un santo no apto para cardiacos. 

San José es un santo impresionante, desconcertante, grandemente luminoso. Su vida nos empuja a pensar, a plantearnos nuevas preguntas, a mirar muchas cosas con sentido crítico, a arrumbar prejuicios, a descubrir nuevos horizontes, a desear escalar nuevas y más altas cumbres. Así su vida nos es tanto manantial cristalino, dulce, manso y suave, como cañonazo atronador que nos despierta del somnoliento andar por la vida. 

El mundo está abocado a buscar éxitos. Vive de resultados visibles y tangibles. Vive de la eficacia. Siendo éste comparable al agricultor que tiene toda su ilusión en que aumente mucho el número de manzanas de oro que cuelgan de las ramas de sus frutales. Unos, de poco vuelo, aspiran a resultados materiales. Otros, de vuelo de mayor altura, no careciendo de buenos y nobles deseos, aspiran a resultados apostólicos y a resultados espirituales. Pero incluso éstos llevan el corazón embargado en querer los resultados visibles que apetecen, que no necesariamente coinciden con los grandísimos y misteriosos resultados que Dios quiere.

San José no corre tras los resultados y grandezas tras las que corre el mundo universo. Está ubicado como en otra dimensión, a millones de años luz, en otra galaxia. ¡Grande fue san Pablo! Pero, san José, sin haber hecho tan grandes discursos apostólicos, ocupa un lugar importantísimo en la historia de la salvación. ¡Grande fue santo Tomás! Pero, san José, que no escribió ninguna Suma Teológica, escaló las profundidades del corazón de Dios. ¡Grande fue Miguel Ángel! Pero, san José, sin haber labrado tan bella y famosa escultura del adorable redentor, la esculpió en su corazón, y lo hizo aún con un arte mayor, con más cariño y con más afecto. 

A san José no le interesaron tanto los resultados, las apariencias, como las actitudes. Lo que le interesa es la verdadera grandeza, la cual consiste en hacer la voluntad de Aquel que no se deja ganar por nadie en generosidad, Dios. Aun cuando ésta consista en realizar lo que juzgamos más pequeño y más miserable. Lo que sencillamente palpita en el corazón de san José es el amor a su esposa y al divino hijo de la Virgen Santísima. A las puertas del corazón de san José palpita especialmente sacar adelante a la familia, rebosar de amor familiar sencillo. San José ha sido más feliz con el Niño Jesús en sus brazos, todo su contento, que con el más y más de un consumismo material o espiritual, insaciable y absurdo, que lleva a correr tras las cosas hasta vaciarnos y apagar paulatinamente la llama del amor fraterno. San José, a las grandezas del mundo, a la preciosa grande rueda de oro, antepone la sencillez amorosa y familiar, la rueda pequeña, la que está en su sitio, la que no está dislocada. En este sentido, san José es un santo “revolucionario”. O, usando una palabra, más correcta y pulida, san José es un santo que está por encima de las modas de la altura de los tiempos. 

Pero, san José no sólo es el santo de la vida sencilla y familiar, sino que, de tejas abajo, parece que todo le sale mal. ¡Con qué problemas tiene que batallar!: le ocurren cosas desconcertantes, el Niño Jesús nace en un lugar pobre, persiguen a éste, queriendo matarlo, san José tiene que huir a un exilio en el cual están los ídolos de los egipcios, y tantas otras tribulaciones. Es decir, le ocurre todo lo contrario a lo que la gente entiende por auto-realizarse según los propios criterios. Pero, san José, estilizada espiga dorada, que subía bella y fervorosamente hacia el cielo, ha sido el que se ha dejado cortar, moler y convertir, finalmente, en algo así como un abrazo a la Sagrada Eucaristía. 

Pero lo maravilloso del caso es que san José, el santo de la vida sencilla y familiar, el santo sobre el cual han llovido tantas desgracias, es el santo que habrá hecho más bien después del divino maestro y de la Santísima Virgen María. San José, en su vida en la tierra, vida familiar, ha superado a los grandes Premios Nobeles, a Aristóteles, a los físicos atómicos, ni san Pablo ha llegado a la altura de sus zapatillas. De tejas abajo diríamos que la hormiga ha vencido al león, lo pequeño ha sido más grande que lo grande. En san José, David ha vencido a Goliat. 

El secreto del triunfo de san José ha sido ser un gran santo, un hombre providencial, un verdadero y dócil instrumento de Dios, un hombre que ha sabido amar, que ha llevado vivamente impreso en su corazón al Niño Dios, a la Santísima Virgen María y a la humanidad entera. El secreto de san José está en que no ha seguido aquello que le venía a la cabeza, lo que parecía más apetecible, sino que se ha sometido al proyecto misterioso, al plan de Dios sobre él. El hermoso y espiritual mural de san José no ha sido pintado por él sino por la mano del artífice infinitamente sabio. En san José el diminuto hombre ha dejado paso al Altísimo, la obra humana ha dejado paso a la obra de Dios. Por todo esto san José reluce más que el mayor de los brillantes. 

Habrá pues que volver a la bendita sencillez de san José, mucho más benéfica que la vida sujeta a la esclavitud de los resultados. San José, el hombre de familia, el hombre fiel en medio de las desgracias, el hombre piadoso, el hombre de la santidad y del ardor apostólico, que se abandona en los misteriosos brazos de Dios, es una potente ayuda para lograr un equilibrio: enseña a ser santos y apóstoles a la vez, a tener verdadero ardor apostólico y verdadero apostólico ardor. 

Gracias a Dios, en el mundo ha habido muchas personas, sencillos padres y sencillas madres,…, que no ocupando las líneas del libro de la historia, se han parecido a san José y han sido mucho más grandes que muchos de los grandes personajes del teatro del mundo que es el escenario grandioso y grandilocuente de la historia. Ellos han sido una verdadera bendición para la humanidad. ¡Cuánto les debe ésta!

José María Montiu de Nuix, sacerdote, doctor en filosofía, matemático

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 7 DE MARZO 2018


Lecturas de hoy Miércoles de la 3ª semana de Cuaresma
Hoy, miércoles, 7 de marzo de 2018




Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (4,1.5-9):

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:
«Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os enseño para que, cumpliéndolos, viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de vuestros padres, os va a dar.
Mirad: yo os enseño los mandatos y decretos, como me mandó el Señor, mi Dios, para que los cumpláis en la tierra donde vais a entrar para tomar posesión de ella.
Observadlos y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos, los cuales, cuando tengan noticia de todos estos mandatos, dirán:
“Ciertamente es un pueblo sabio e inteligente esta gran nación”.
Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como el Señor, nuestro Dios, siempre que lo invocamos?
Y ¿dónde hay otra nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy?
Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu corazón mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 147,12-13.15-16.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

V/. Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

V/. Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza. R/.

V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 7 de marzo de 2018
Jaime Aceña, cmf


Queridos hermanos:

Las enseñanzas de Jesús no pretenden abolir la ley. Lo fariseos enseñan que el creyente judío debe practicar las obras buenas que le hacen justo ante Dios. Sin embargo la Ley había caído en casuística y Jesús la interpreta desde el amor al prójimo: "vosotros sois la sal y la luz del mundo"; "el no matarás incluye no enfadarte, ni insultar"; "no cometerás adulterio", incluye no mirar con malos deseos a una mujer; "no jurarás en falso sino que cumplirás lo que prometiste al Señor con juramento ". Y la ley o del talión: ojo por ojo y diente por diente...Jesús propone el amor a los enemigos"

Los capítulos 5 y 6 de Mateo sirven a Jesús para explicar la Nueva Alianza recogida en el Sermón del Monte: las Bienaventuranzas, Jesús abre nuevos horizontes a.la humanidad, revelando plenamente la lógica de Dios. El contenido fundamental del Nuevo Testamento es Jesús, vivo para siempre, Leer la Biblia es buscar a aquel que vive, conocerlo más en profundidad. La Biblia, los evangelios, no son fundamentalmente un libro, tampoco un mensaje, sino el acceso a una persona, el Resucitado.

La autoridad de Jesús nace para nosotros porque confesamos que ha resucita . La alegría de los discípulos de Emaús mientras caminan es porque Jesús ha resucitado,, Contemplemos la vida de Jesús para saber lo que significa ser fieles a la Ley de Dios.

No valen para Dios templos de piedra; ven, Señor, a mi casa, tu morada, aunque no soy digno. Límpiala, Señor, con el agua viva y el aliento de tu Espíritu. Háblame al corazón y llena sus paredes con los dones de tu Espíritu. Ven Señor a mi templo, tu morada: Quédate en ella y explícame las Sagradas Escrituras

"¡Qué deseables son tus moradas. Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor...dichosos los que viven en tu casa!" (Salmo 83)

"¡Envía tu luz y tu verdad, que ellas me guíen hasta tu monte santo, hasta tu morada. Que yo me acerque al altar de , el Dios de mi alegría. (Salmo 42)

Fraternalmente:

Jaime Aceña Cuadrado, cmf 
jacenacu.yahoo.es

FELIZ MIÉRCOLES




martes, 6 de marzo de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 6 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
6 de marzo




En la vida de hogar se presentan no pocas ocasiones en las que el dolor amenaza los espíritus.

El sufrimiento, la cruz, es el medio a través del cual el cristiano trasmite la salvación, tanto a sus hermanos, dentro del Pueblo mesiánico de Dios, como más allá de éste a todos los hombres, en cuanto Cristo, que está presente en toda cruz, obra allí salvíficamente.

Consecuentemente la cruz de cada bautizado es una participación de la cruz de Cristo y por ello el mismo Cristo está obrando salvíficamente en cada cristiano crucificado, en cada paciente, en cada moribundo, en cada enfermo. Por tanto, toda cruz llevada por amor  al Señor, se convierte en una fuente de salvación, sin que podamos decir jamás hasta dónde fluyen las aguas de la salvación.




* P. Alfonso Milagro

CUÁL PUEDE SER LA PEOR TENTACIÓN DEL DEMONIO EN LA CUARESMA?


¿Cuál puede ser la peor tentación del demonio en la Cuaresma?
Redacción ACI Prensa






En el tiempo de Cuaresma, los cuarenta días de preparación para vivir la Semana Santa, los fieles católicos podemos enfrentar una grave tentación: la de retar a Dios.

En declaraciones a EWTN Noticias, el P. Samuel Bonilla, sacerdote conocido en redes sociales y en YouTube como el “Padre Sam”, advirtió que “desde siempre” ha existido la tentación “de querer retar a Dios”.

Recordó que esta tentación es “la que le puso el enemigo a Jesús estando en el desierto: ‘Si tú eres el Hijo de Dios’. Pero esa tentación ahora viene con otro tipo de lenguaje: ‘Si tú eres católico, si tú eres cristiano, si tú vas a la iglesia, entonces por qué permite esto. Si Dios es poderoso, por qué permite esto”.

“Esa tentación, la de retar a Dios, siempre va a estar presente a lo largo, creo yo, de toda la historia”.

Para el Padre Sam la respuesta a esta tentación nos la enseña el propio Jesús en el Evangelio: “No con nuestra inteligencia. No con nuestras solas capacidades. Sino con la Palabra de Dios”.

“No se dialoga con la tentación, se responde desde la Palabra de Dios”, subrayó.

El Padre Sam destacó también la importancia de los “tres pilares” de la Cuaresma: el ayuno, la oración y la limosna.

“Estas tres acciones que desde siempre la Iglesia nos ha recomendado es la mejor manera de vivir la Cuaresma”, que es “un tiempo de preparación, un tiempo de arrepentimiento”, señaló.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 6 MARZO 2018


Lecturas de hoy Martes de la 3ª semana de Cuaresma
Hoy, martes, 6 de marzo de 2018


Primera lectura
Lectura de la profecia de Daniel (3,25.34-43):

EN aquellos días, Azarías, puesto en pie, oró de esta forma; alzó la voz en medio del fuego y dijo:
«Por el honor de tu nombre,
no nos desampares para siempre,
no rompas tu alianza,
no apartes de nosotros tu misericordia.
Por Abrahán, tu amigo; por Isaac, tu siervo;
por Israel, tu consagrado;
a quienes prometiste multiplicar su descendencia
como las estrellas del cielo,
como la arena de las playas marinas.
Pero ahora, Señor, somos el más pequeño
de todos los pueblos;
hoy estamos humillados por toda la tierra
a causa de nuestros pecados.
En este momento no tenemos príncipes,
ni profetas, ni jefes;
ni holocausto, ni sacrificios,
ni ofrendas, ni incienso;
ni un sitio donde ofrecerte primicias,
para alcanzar misericordia.
Por eso, acepta nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde,
como un holocausto de carneros y toros
o una multitud de corderos cebados.
Que este sea hoy nuestro sacrificio,
y que sea agradable en tu presencia:
porque los que en ti confían
no quedan defraudados.
Ahora te seguimos de todo corazón,
te respetamos, y buscamos tu rostro;
no nos defraudes, Señor;
trátanos según tu piedad,
según tu gran misericordia.
Líbranos con tu poder maravilloso
y da gloria a tu nombre, Señor».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 24,4-5ab.6.7bc.8-9

R/. Recuerda, Señor, tu ternura

V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.

V/. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R/.

V/. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo y te lo pagaré”.
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 6 de marzo de 2018
Jaime Aceña, cmf


Queridos hermanos:

En nuestra convivencia hay situaciones extremas, desde el "tú por tu camino y yo por el mío, no quiero saber más de ti, ni quiero relacionarme contigo" hasta el "perdono, pero no olvido"; entremedias está la cortesía que es lo más superficial de la caridad porque la relación fraterna no ha sido sanada a fondo.

¿Qué hacer con los pecadores?; ¿qué hacer con los que ofenden a otros?; ¿qué hacer con quien me ofende?. La parábola de hoy expresa la raíz más honda de la vida comunitaria. El rey de la parábola representa a Dios y en ella se comparan dos deudas, dos agravios muy desiguales.

El primer siervo tiene una deuda enorme con el rey; este se la perdona. Pero el siervo no perdona a un compañero una deuda mucho menor.

"El Señor indignado, lo entregó a los verdugos...lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano".

Las tensiones entre nosotros surgen porque olvidamos el perdón que el Padre siempre nos da y que convierte en una fiesta cuando volvemos a casa. Si experimento la misericordia de Dios no puedo andar calculando si debo perdonar y acoger al hermano que me ha ofendido. Si he pedido perdón desde lo profundo de mi ofensa, consciente del agravio que he causado al proyecto de Dios, a mis hermanos y a mí mismo, brota la alegría de volver a empezar de cero y puedo llegar a ser "Padre Pródigo" del que me ha ofendido (Noween).

Perdono al hermano porque antes me ha perdonado el Padre. Este manantial de perdón llega a mi horizonte cada día y hace posible mi regreso porque bebo en la certeza de que el Padre me espera...Y cuando nos alcanzamos a ver, corre, me abraza, me viste con ropa nueva y hace una fiesta porque estoy vivo. Siempre es así mi regreso.

Es tal la liberación que experimento con el beso del Padre que su abrazo hace posible que yo perdone siempre: "perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". El perdón que el Padre me da engloba mi perdón al hermano. Y así es siempre: "setenta veces siete".

Fraternalmente:

Jaime Aceña Cuadrado, cmf 
jacenacu.yahoo.es

FELIZ MARTES




lunes, 5 de marzo de 2018

MARÍA, LA MUJER DEL PERDÓN


María, la mujer del perdón



“Yo perdono pero no olvido”, escuchamos decir algunas veces. Estamos transitando el tiempo de Cuaresma, encaminándonos hacia la Pascua, una oportunidad para reflexionar acerca del significado del perdón en la sociedad y en nuestras vidas.

Cuaresma es tiempo de conversión, de reconciliación, de encuentro con Dios y con los hermanos; tiempo de preparación para ese paso gozoso de la muerte del pecado a la vida de la gracia, de la tristeza que produce el resentimiento, el rencor, a la alegría que caracteriza a la Pascua.

Y, claro, en este tiempo en el que la violencia, la incomprensión, el egoísmo se manifiestan de una manera escandalosa, el tema del perdón surge inevitablemente. El anhelo de paz, de justicia, de amor es el clamor del corazón de quienes han descubierto el valor inmenso de su Bautismo, su total gratuidad y la importancia de su misión en la construcción del Reino de Dios, aquí y ahora.

Cuaresma es tiempo de contemplación, tiempo de silencio, tiempo de escucha, tiempo de oración. Resulta imposible contemplar a Jesús Crucificado, clavando su mirada pura, nublada por el dolor, en el discípulo amado, el más joven y en su Madre, entregándole uno al otro, para que continúen el camino juntos. ¿Quién puede no conmoverse al ver a la Virgen con el cuerpo muerto de Jesús en sus brazos, como a un niño pequeño al descenderlo de la cruz, de la misma manera que lo tenía en el humilde pesebre de Belén, donde habían ido a parar por la obediencia a la ley y dureza del corazón de sus habitantes.

Conmueven las fibras más íntimas del ser esas palabras del Señor ante la crueldad de quienes lo maltratan sin piedad: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”.

Pensemos un momento en la casita de Nazaret, en el hogar de la Sagrada Familia, donde el trabajo, el canto de los Salmos, la alegría reinaban cotidianamente. Fue la Virgen, sin duda, la que le enseñó a Jesús a perdonar setenta veces siete, a perdonar siempre y a no tener en cuenta las ofensas recibidas.
  
Observamos en la actualidad tanto veneno intoxicando a personas, familias, comunidades… La violencia, el rencor, el deseo de venganza, la mentira, la falta de paz son constantes. Sabemos que “la paz es fruto de la justicia pero es imposible que haya justicia sin perdón” (San Juan Pablo II).

El Papa Francisco, el 1° de enero de 2016, decía: “La fuerza del perdón es el auténtico antídoto contra la tristeza provocada por el rencor y la venganza. Sólo quien ama de verdad es capaz de perdonar, olvidando la ofensa recibida”. Es posible, entonces, con la gracia de Dios, perdonar y olvidar el daño que pudieron habernos causado.

Que la Santísima Virgen, Reina de la Paz, la Mujer de la Reconciliación y el Perdón nos guíe con su ternura maternal por el camino de la verdad, del agradecimiento, de la misericordia para que seamos capaces de vivir esta Pascua como verdaderos instrumentos de Dios, como mensajeros de Paz, poniendo amor donde haya odio, perdón donde haya ofensa, alegría donde la tristeza no permita vivir el gozo pascual, como seres nuevos, resucitados, para que la luz que se encendió el día de nuestro Bautismo no se apague jamás y pueda disipar las tinieblas que intenten ocultarla.



© Ana María Casal

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 5 DE MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
5 de Marzo




Sólo Cristo puede operar el cambio, la transformación del sufrimiento en paz, del resentimiento en verdadera caridad, de la angustia en alegría.

Con Cristo presente el orgullo desaparece, la susceptibilidad se evapora, el amor propio crece.



* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY 5 DE MARZO 2018

La experiencia del amor de Dios
Santo Evangelio según San Lucas 4, 24-30. Lunes III de Cuaresma.


Por: H. Michael Vargas, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame por favor a experimentar tu amor en cada instante de mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30
En aquel tiempo, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: "Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria".
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hacia un precipicio de la montaña donde estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos se alejó de allí.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
En la vida, es bueno aprender a tener certezas, fundamentos; una roca firme en la cual nos podemos sentir seguros, afianzarnos, sin que cambie nuestra manera de amar, o sin dejarnos abatir por las dificultades o inconvenientes que van surgiendo día a día.
Teniendo en cuenta este fundamento en nuestra vida, notaremos que pocas cosas cambiarán. Sí cambiarán las circunstancias, los lugares, los momentos, incluso las personas, pero no cambia el hecho de que somos amados por Dios, pues la mayor certeza y fundamento que podemos tener en la vida, es el experimentar y gozar de este amor que no sólo es temporal, sino que se vive para toda la eternidad.
Al experimentarlo, como lo experimentaron la viuda y el leproso del Evangelio de hoy, vemos que en primer lugar, no es un amor en multitud, ya que no somos un número más en el mundo, al contrario, es un amor personal, de un padre que vela, que ama a cada uno de sus hijos y que sale al encuentro de aquél que se siente necesitado. Otro aspecto que podemos descubrir es el hecho de que es un amor sin medida, pues Dios se dona a nosotros aun en los momentos en que experimentamos la fragilidad humana. Para experimentarlo debemos dejar abierta la puerta de nuestro corazón, recogernos interiormente e intentar escuchar la dulce y suave voz de Dios, que susurra, ¡te amo!, en cada momento de la vida.
Dios no nos ama porque nosotros tengamos ninguna razón que suscite amor. Dios nos ama porque Él mismo es amor, y el amor tiende, por su naturaleza, a difundirse, a entregarse. Dios tampoco vincula su benevolencia a nuestra conversión, más bien es una consecuencia del amor de Dios.
(Catequesis del Papa Francisco, 14 de junio de 2017)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Demostraré mi amor a Dios viviendo con alegría ante las dificultades e imprevistos que surjan en la vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

BUENAS NOCHES





sábado, 3 de marzo de 2018

LECTURAS BÍBLICAS Y REFLEXIÓN DEL DOMINGO 4 MARZO 2018 - II DOMINGO DE CUARESMA


Lecturas del Domingo 3º de Cuaresma - Ciclo B
 Domingo, 4 de marzo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (20,1-17):

En aquellos días, el Señor pronunció las siguientes palabras: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de Egipto, de la esclavitud. No tendrás otros dioses frente a mí. No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un dios celoso: castigo el pecado de los padres en los hijos, nietos y bisnietos, cuando me aborrecen. Pero actúo con piedad por mil generaciones cuando me aman y guardan mis preceptos. No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso. Fíjate en el sábado para santificarlo. Durante seis días trabaja y haz tus tareas, pero el día séptimo es un día de descanso, dedicado al Señor, tu Dios: no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el forastero que viva en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos. Y el séptimo día descansó: por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó. Honra a tu padre y a tu madre: así prolongarás tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 18,8.9.10.11

R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna

La ley del Señor es perfecta 
y es descanso del alma;
el precepto del Señor
es fiel e instruye al ignorante. R/.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida 
y da luz a los ojos. R/.

La voluntad del Señor
es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos.R/.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel 
de un panal que destila.R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,22-25):

Los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para lo judíos, necedad para los gentiles; pero, para los llamados –judíos o griegos–, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Palabra de Dios



Lectura del santo evangelio según san Juan (2,13-25):

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del domingo, 4 de marzo de 2018
 Fernando Torres cmf


La salvación no está en venta

      Este mundo es un mercado donde todo se compra y se vende. Los anuncios publicitarios nos informan continuamente de que podemos obtener todo lo que necesitamos y a buenos precios. Y tantas veces oímos el mensaje que terminamos creyéndolo. A pies juntillas. A veces pensamos que eso es típico de nuestra sociedad capitalista pero no es así. A lo largo de la historia siempre ha estado presente en la mentalidad de las personas, de una forma u otra, esa idea de que todo se puede comprar. Y, cómo no, esa idea también ha estado presente en la relación con Dios. A Dios también se le compra. Se supone que él tiene algo que ofrecernos y que nosotros le podemos dar algo a cambio. Todo se queda en un toma y daca. Quizá por eso los judíos habían terminado convirtiendo el templo en un mercado como cuenta el Evangelio de Juan. No sólo porque hubiese allí muchos cambistas y puestos donde se vendían las ofrendas para el templo, exvotos, recuerdos y cosas parecidas. Lo peor era la mentalidad de la gente que pensaba que ofrecer aquellas cosas era el precio que había que pagar para obtener el favor de Dios, aplacar su ira u obtener el perdón de los pecados. 

      Frente a esa idea, las lecturas de este domingo lanzan un mensaje poderoso: nuestro Dios no está en venta, nuestro Dios no tiene un puesto en el mercado de la vida ofreciendo paz de conciencia o tranquilidad o salud o... Nuestro Dios no vende ni compra nada. Nuestro Dios es el que nos sacó de Egipto, el que nos liberó de la esclavitud. Ése es nuestro Dios. Dios es el que da la libertad, la vida y la salvación a los que vivían en la esclavitud y en la muerte. Sin pedir nada a cambio, sin pagar un precio previo. Su única condición: que vivamos la libertad, que no nos dejemos esclavizar por nada ni por nadie, que compartamos la vida. Podemos releer todas las normas que se dan en la primera lectura y veremos como todas ellas son liberadoras, todas invitan a la persona a vivir en solidaridad y en fraternidad, en libertad y respetando la libertad de los otros. 

      En Cuaresma, Dios se nos manifiesta como el que nos libera de la esclavitud, de todas las esclavitudes. Hasta de la muerte, que es la última de las esclavitudes. Así lo experimentaremos cuando celebremos la resurrección de Jesús en los días ya no lejanos de la Pascua. Y eso lo hace Dios por pura gracia, por puro amor nuestro. No hay precio que pagar, no hay condiciones previas. No tenemos que venir a la Iglesia como si fuera parte del precio de nuestra salvación. Dios nos ama porque sí. Y basta. En nosotros está el ser agradecidos por lo que nos regala y compartirlo con los que nos rodean. En nosotros está el amarle como él nos ama. En nosotros está el reconocer como Padre al que tanto nos ama. 



Para la reflexión

¿Cuándo vengo a misa o cuando rezo alguna oración, pienso que es algo que le debo a Dios? ¿Cómo debería “pagar” a Dios todo el amor y la libertad que me ha regalado en su hijo Jesús? ¿Cómo podría compartir esos regalos con mis hermanos y hermanas?

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