viernes, 18 de mayo de 2018

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: SALVE, REINA DE LOS CIELOS


Salve, Reina de los Cielos




Salve, Reina de los Cielos 
y Señora de los ángeles; 
salve raíz, salve puerta, 
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, Virgen gloriosa, 
entre todas la más bella; 
salve, agraciada doncella, 
ruega a Cristo por nosotros.

D: Que con el auxilio de tan dulce intercesora,

T: seamos siempre fieles en el terreno caminar. Amén

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 18


Vigésimo octavo día: Explicación de las letanías




Regina Sacratissimi Rosarii

Reina del Santo Rosario. El Rosario es una cierta fórmula de oraciones en la cual distinguimos quince decenas de salutaciones angélicas, entremezcladas con oraciones dominicales. En cada una de esas decenas meditamos sobre los misterios. Estos misterios son en total quince, conformados en tres series: cinco misterios gozosos que son: 1) La Encarnación, la Visitación de la Santísima Virgen, la Natividad de Nuestro señor, La Presentación en el Templo y  el Encuentro de Jesús en medio de los Doctores 2) Cinco misterios dolorosos que son, el sudor de sangre en el Huerto de los Olivos, al Flagelación, la Coronación de espinas, Jesús cargado con la cruz y la Crucifixión. 3) Cinco misterios gloriosos que son: La Resurrección, la Ascensión, La venida del espíritu santo Paráclito, La Asunción de la Santísimima Virgen y su Coronación como reina de cielos y tierra. Se puede dividir el rosario en tres series de quince decenas cada uno, y en ese caso, se tiene cuidado de tomar alternativamente por asunto de meditación las tres series de  misterios.

El Termino rosario significa corona de rosas. Era costumbre en oriente ofrecer coronas de rosas a las personas  que se proponía honrar, y los cristianos de complacían en ofrecer estos presentes a la Santísima Virgen y a los Santos. San Gregorio Nacianceno sustituyó la corona material de rosas por una corona espiritual. Santa Brígida, en el siglo siguiente, tuvo la idea de poner esta corona al alcance de todos, haciéndola componer de las oraciones más ordinarias de la Iglesia. Pero el uso de recitar quince Pater y quince Ave María, se remonta a Santo Domingo.

Ejemplo.

San Carlo Borromeo tenía la más viva y la más tierna devoción por la Santísima Virgen, que recitaba todos los días, de rodillas el rosario y el oficio de esta Gloriosa Virgen; ayunaba, además, con pan y agua, en las vísperas de Nuestra Señora. Nadie fue más exacto que él en saludarla a la indicación de la campana; porque si se encontraba en la calle, aunque estuviese cubierta de barro, no dejaba de ponerse de rodillas cuando la campana advertía que era hora de recitar el Ángelus. Quiso tener en su catedral una capilla y una cofradía del Rosario. Mandaba hacer, además, todos los primeros domingos del mes una procesión solemne, en la que se trasladaba con mucha pompa una pintura de la Santísima Virgen; quiso que fuese la protectora de todas las fundaciones que hizo; ordenó que en toda su diócesis se honrara, con gestos de respeto, el sagrado nombre de María, ni bien se le escuchara pronunciar; hizo colocar en todas las portadas de todas las Iglesias parroquiales de su jurisdicción una imagen de la Madre de Dios, para hacer comprender al pueblo que no se puede entrar al templo de la gloria eterna sin el favor de aquella a la que la Iglesia llama puerta del cielo.

Rezando el Rosario, pensamos en los misterios del Rosario


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS ORÍGENES DE LA DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA

Los orígenes de la devoción a la Virgen
La Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios desde los albores del cristianismo


Por: n/a | Fuente: PrimerosCristianos.com 




“Los primeros cristianos, a los que hemos de acudir siempre como modelo, dieron un culto amoroso a la Virgen. En las pinturas de los tres primeros siglos del Cristianismo, que se conservan en las catacumbas romanas, se la contempla representada con el Niño Dios en brazos. ¡Nunca les imitaremos bastante en esta devoción a la Santísima Virgen!” (San Josemaría)

Hablamos sobre los orígenes de la devoción mariana en los primeros cristianos

“Desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada” (Lc 1, 48)

Como han puesto en evidencia los estudios mariológicos recientes, la Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios y Madre nuestra desde los albores del cristianismo. En los tres primeros siglos la veneración a María está incluida fundamentalmente dentro del culto a su Hijo.

Un Padre de la Iglesia resume el sentir de este primigenio culto mariano refiriéndose a María con estas palabras: «Los profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas alabanzas». De estos primeros siglos sólo pueden recogerse testimonios indirectos del culto mariano. Entre ellos se encuentran algunos restos arqueológicos en las catacumbas, que demuestran el culto y la veneración, que los primeros cristianos tuvieron por María.

Tal es el caso de las pinturas marianas de las catacumbas de Priscila: en una de ellas se muestra a la Virgen nimbada con el Niño al pecho y un profeta (quizá Isaías) a un lado; las otras dos representan la Anunciación y la Epifanía.

Todas ellas son de finales del siglo II. En las catacumbas de San Pedro y San Marceliano se admira también una pintura del siglo III/IV que representa a María en medio de S. Pedro y S. Pablo, con las manos extendidas y orando. Una magnífica muestra del culto mariano es la oración “Sub tuum praesidium” (Bajo tu amparo nos acogemos)  que se remonta al siglo III-IV, en la que se acude a la intercesión a María.

Los Padres del siglo IV alaban de muchas y diversas maneras a la Madre de Dios. San Epifanio, combatiendo el error de una secta de Arabia que tributaba culto de latría a María, después de rechazar tal culto, escribe: «¡Sea honrada María! !Sea adorado el Señor!».

La misma distinción se aprecia en San Ambrosio quien tras alabar a la « Madre de todas las vírgenes» es claro y rotundo, a la vez, cuando dice que «María es templo de Dios y no es el Dios del templo» , para poner en su justa medida el culto mariano, distinguiéndolo del profesado a Dios.

Hay constancia de que en tiempo del papa San Silvestre, en los Foros, donde se había levantado anteriormente un templo a Vesta, se construyó uno cuya advocación era Santa María de la Antigua. Igualmente el obispo Alejandro de Alejandría consagró una Iglesia en honor de la Madre de Dios. Se sabe, además, que en la iglesia de la Natividad en Palestina, que se remonta a la época de Constantino, junto al culto al Señor, se honraba a María recordando la milagrosa concepción de Cristo.

En la liturgia eucarística hay datos fidedignos mostrando que la mención venerativa de María en la plegaria eucarística se remonta al año 225 y que en las fiestas del Señor -Encarnación, Natividad, Epifanía, etc.- se honraba también a su Madre. Suele señalarse que hacia el año 380 se instituyó la primera festividad mariana, denominada indistintamente «Memoria de la Madre de Dios», «Fiesta de la Santísima Virgen», o «Fiesta de la gloriosa Madre».

El testimonio de los Padres de la Iglesia
El primer Padre de la Iglesia que escribe sobre María es San Ignacio de Antioquía (+ c. 110), quien contra los docetas, defiende la realidad humana de Cristo al afirmar que pertenece a la estirpe de David, por nacer verdaderamente de María Virgen.

Fue concebido y engendrado por Santa María; esta concepción fue virginal, y esta virginidad pertenece a uno de esos misterios ocultos en el silencio de Dios.

En San Justino (+ c. 167) la reflexión mariana aparece remitida a Gen 3, 15 y ligada al paralelismo antitético de Eva-María.

En el Diálogo con Trifón, Justino insiste en la verdad de la naturaleza humana de Cristo y, en consecuencia, en la realidad de la maternidad de Santa María sobre Jesús y, al igual que San Ignacio de Antioquía, recalca la verdad de la concepción virginal, e incorpora el paralelismo Eva-María a su argumentación teológica.

Se trata de un paralelismo que servirá de hilo conductor a la más rica y  constante teología mariana de los Padres.

San Ireneo de Lyon (+ c. 202), en un ambiente polémico contra los gnósticos y docetas, insiste en la realidad corporal de Cristo, y en la verdad de su generación en las entrañas de María. Hace, además, de la maternidad divina una de las bases de su cristología: es la naturaleza humana asumida por el Hijo de Dios en el seno de María la que hace posible que la muerte redentora de Jesús alcance a todo el género humano. Destaca también el papel maternal de Santa María en su relación con el nuevo Adán, y en su cooperación con el Redentor.

En el Norte de África Tertuliano (+ c. 222), en su controversia con el gnóstico Marción), afirma que María es Madre de Cristo porque ha sido engendrado en su seno virginal.

En el siglo III se comienza a utilizar el título Theotókos (Madre de Dios). Orígenes (+ c. 254) es el primer testigo conocido de este título. En forma de súplica aparece por primera vez en la oración Sub tuum praesidium. que –como hemos dicho anteriormente- es la plegaria mariana más antigua conocida. Ya en el siglo IV el mismo título se utiliza en la profesión de fe de Alejandro de Alejandría contra Arrio.

A partir de aquí cobra universalidad y son muchos los Santos Padres que se detienen a explicar la dimensión teológica de esta verdad –San Efrén, San Atanasio, San Basilio, San Gregorio de Nacianzo, San Gregorio de Nisa, San Ambrosio, San Agustín, Proclo de Constantinopla, etc.-, hasta el punto de que el título de Madre de Dios se convierte en el más usado a la hora de hablar de Santa María.

La verdad de la maternidad divina quedó definida como dogma de fe en el Concilio de Efeso del año 431.

Las Prerrogativas o Privilegios Marianos
La descripción de loscomienzos de la devoción mariana quedaría incompleta si no se mencionase un tercer elemento básico en su elaboración: la firme convicción de la excepcionalidad de la persona de Santa María -excepcionalidad que forma parte de su misterio- y que se sintetiza en la afirmación de su total santidad, de lo que se conoce con el calificativo de “privilegios” marianos.

Se trata de unos “privilegios” que encuentran su razón en la relación maternal de Santa María con Cristo y con el misterio de la salvación, pero que están realmente en Ella dotándola sobreabundantemente de las gracias convenientes para desempeñar su misión única y universal.

Estos privilegios o prerrogativas marianas no se entienden como algo accidental o superfluo, sino como algo necesario para mantener la integridad de la fe.

San Ignacio, San Justino y Tertuliano hablan de la virginidad. También lo hace San Ireneo. En Egipto, Orígenes defiende la perpetua virginidad de María, y considera a la Madre del Mesías como modelo y auxilio de los cristianos.

En el siglo IV, se acuña el término aeiparthenos —siempre virgen—, que S. Epifanio lo introduce en su símbolo de fe y posteriormente el II Concilio Ecuménico de Constantinopla lo recogió en su declaración dogmática.

Junto a esta afirmación de la virginidad de Santa María, que se va haciendo cada vez más frecuente y universal, va destacándose con el paso del tiempo la afirmación de la total santidad de la Virgen. Rechazada siempre la existencia, de pecado en la Virgen, se aceptó primero que pudieron existir en Ella algunas imperfecciones.

Así aparece en San Ireneo, Tertuliano, Orígenes, San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Efrén, San Cirilo de Alejandría, mientras que San Ambrosio y San Agustín rechazan que se diesen imperfecciones en la Virgen.

Después de la definición dogmática de la maternidad divina en el Concilio de Efeso (431), la prerrogativa de santidad plena se va consolidando y se generaliza el título de “toda santa” –panaguía-. En el Akathistos se canta “el Señor te hizo toda santa y gloriosa” (canto 23).

A partir del siglo VI, y en conexión con el desarrollo de la afirmación de la maternidad divina y de la total santidad de Santa María, se aprecia también un evidente desarrollo de la afirmación de las prerrogativas marianas.

Así sucede concretamente en temas relativos a la Dormición, a la Asunción de la Virgen, a la total ausencia de pecado (incluido el pecado original) en Ella, o a su cometido de Mediadora y Reina. Debemos citar especialmente a S. Modesto de Jerusalén, a S. Andrés de Creta, a S. Germán de Constantinopla y a S. Juan Damasceno como a los Padres de estos últimos siglos del periodo patrístico que más profundizaron en las prerrogativas marianas.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 18 MAYO 2018

Donde este tu tesoro, allí estará tu corazón
Santo Evangelio según San Juan 21, 15-19. Viernes VII de Pascua.


Por: H. Michael Vargas, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, enséñame a conocerte para poder amarte con pasión.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor; tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".
Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con que género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy, es el momento para hacer una pausa y preguntarnos, ¿dónde está mi corazón? ¿Cuántas veces nos hemos hecho esta pregunta? Ninguna, muchas, o quizás no las suficientes. Lo curioso es que, en las respuestas que demos, conoceremos muchas cosas sobre nuestra vida, pues realmente donde esté eso que consideramos como un tesoro, allí también estará nuestro corazón y, con ello, nuestra vida, nuestra alegría, nuestras motivaciones, nuestra realización personal, en fin nuestra felicidad.
Lo sorprendente del Evangelio, en primer lugar, es comprender donde está fijado nuestro corazón y para ello debemos de prestar mucha atención, pues en la vida nadie ama verdaderamente aquello que no conoce; sí, es un hecho, nos puede resultar atractivo, podemos sentir alguna inclinación, pero realmente sentir amor hacia ello implica un paso más, por lo cual debemos entrar en oración y preguntarnos a nosotros mismos o mejor preguntarle a Jesucristo, Señor, ¿dónde está mi corazón? ¿Está en el lugar correcto? ¿O me estoy equivocando?
Es claro que ante este encuentro personal, no debemos de temer a las respuestas que puedan surgir, pues a pesar de que creamos que no amamos correctamente, a pesar de que cometamos errores, a pesar de nuestros pecados, Jesucristo siempre estará ahí para preguntarnos, realmente, ¿me amas? ¿Realmente me amas más que éstos?
"La medida del amor es amar sin medida…" (San Agustín).
¿Cuál es hoy la mirada de Jesús sobre mí? ¿Cómo me mira Jesús? ¿Con una llamada? ¿Con un perdón? ¿Con una misión? Sobre el camino que Él ha hecho estamos todos bajo la mirada de Jesús. Él mira siempre con amor. Nos pide algo y nos da una misión. Jesús viene al altar en la eucaristía: "Señor, Tú estás aquí, entre nosotros. Fija tu mirada sobre mí y dime qué debo hacer, cómo debo llorar mis errores, mis pecados; con qué valentía debo ir adelante en el camino que Tú has hecho primero". En este día nos hará bien releer este diálogo con el Señor y pensar "en la mirada de Jesús sobre mí".
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de mayo de 2015, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré un momento durante el día para preguntarme, ¿dónde está mi corazón?
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

FELIZ VIERNES





jueves, 17 de mayo de 2018

PAPA FRANCISCO, DOLIDO POR LA VIOLENCIA EN TIERRA SANTA, DIOS TENGA PIEDAD DE NOSOTROS


El Papa Francisco, dolido por la violencia en Tierra Santa: “Dios tenga piedad de nosotros”
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco reconoció sentirse preocupado y dolido por el empeoramiento de la violencia en Tierra Santa y en Oriente Medio.

Al finalizar la Audiencia General de este miércoles 15 de mayo, el Santo Padre pronunció un mensaje en el que señaló que “estoy muy preocupado y dolido por el empeoramiento de las tensiones en Tierra Santa y en Oriente Medio, y por la espiral de violencia que nos aleja cada vez más del camino de la paz, del diálogo y de las negociaciones”.

“Expreso mi gran dolor por los muertos y por los heridos, y permanezco cercano con la oración y el afecto a todos aquellos que sufren. Repito que el uso de la violencia jamás llevará a la paz. La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia”.

Asimismo, invitó “a todas las partes involucradas y a la comunidad internacional a renovar su compromiso para que prevalezcan el diálogo, la justicia y la paz”.

Tras rezar un Avemaría el Papa exclamó: “Dios tenga piedad de nosotros”.

El Santo Padre se solidarizó así con los fallecidos y los heridos en los violentos choques producidos esta semana en la franja de Gaza, Palestina, entre manifestantes palestinos y soldados israelíes.

El pasado lunes 14 de mayo, al menos 60 palestinos perdieron la vida y otros 2000 resultaron heridos después de que el ejército israelí abriera fuego contra manifestantes que protestaban de forma violenta por el traslado de la embajada de Estados Unidos desde Tel Aviv hasta Jerusalén.

Este hecho, que los palestinos consideran ofensivo, pues reclaman Jerusalén como capital del futuro Estado palestino, se produjo, además, coincidiendo con las celebraciones del 70 aniversario de la creación del Estado de Israel.

Aunque Israel trasladó todas sus instituciones políticas a la ciudad de Jerusalén en el año 1967, en que se anexiona la ciudad hasta entonces bajo soberanía jordana, la comunidad internacional sólo reconoce Tel Aviv como su capital. De hecho, hasta el traslado de la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, todas las embajadas internacionales se encontraban en Tel Aiv.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 17 MAYO 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 7ª semana de Pascua
 Hoy, jueves, 17 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,30;23,6-11):

En aquellos días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos.
Pablo sabía que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los muertos.» 
Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un ángel?» 
El altercado arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 15

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (17,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, no sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también yo estoy con ellos.» 

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 17 de mayo de 2018
Eguione Nogueira, cmf



¡Hermanas y hermanos! ¡Paz y bien!

Estando con unos pocos discípulos a su alrededor, Jesús mira la multitud de sus futuros seguidores, nos mira a nosotros. Él fue enviado a todos, incluso a cada uno de nosotros que hemos respondido a su llamada, y a todos les dará su palabra, el nombre y la gloria para que tengan vida. Siguiendo la dinámica de la hora como centro de la historia, podemos contemplar a Jesús rezando por cada uno de nosotros. Sus palabras resuenan en nuestros corazones. Sabemos que no estamos solos, que cada uno de nosotros constituimos, con nuestros dones, la presencia de Jesús en el mundo para que su palabra siga expandiéndose cada vez más.

Cuando transmitimos sus palabras estamos reverberando su voz en el tiempo y el lugar donde nos encontramos. Es en este sentido que debemos entender la petición “que todos sean uno”. Pero la unidad que Jesús pide tiene como modelo la unidad que existe entre el Padre y el Hijo: “como tú, Padre, en mí, y yo en ti”, es decir, el Hijo glorifica al Padre y el Padre al Hijo. Todo lo que Jesús hace procede el Padre y vuelta al Padre. Y lo que Jesús quiere es justamente eso: que cada persona entre en esa unidad, que cada cristiano pueda tener la conciencia que sus acciones, procedes de esa unidad, tienen origen y destino divinos. Si el discípulo es capaz de conformar su vida con la de Jesús, todos podrán reconocer en él la presencia del Hijo, y, por la presencia del Hijo, la del Padre.

Por eso, podemos decir con el salmista: “«Tú eres mi bien.» El Señor es el lote de mi heredad y mi copa; mi suerte está en tu mano. Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré” (Sl 15).

Como la acción de Jesús, también la nuestra está muy limitada a un espacio y un tiempo determinados. Él desea contar con otros, desea contar con nosotros, para continuar su obra en el mundo. No importa que tengamos límites. Él lo sabe. La decisión de anunciarle llena nuestra vida de confianza y esperanza por un mundo mejor, no importa si lo que hacemos es muy poco, pues, como dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium “Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores»” (EG 3). 

Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 17


Décimo séptimo día: Explicación de las letanías



Virgo fidelis

Virgen fiel. María, siempre fiel a la ley del Señor, lo fue también a los designios de la providencia. Dios le hizo saber, de un momento a otro, por su esposo José, que había que huir con el niño Jesús a Egipto. María no busca en lo absoluto comprender la voluntad del Señor, y sin razonar sobre los obstáculos que parecen presentarse en un viaje tan penoso, largo y peligroso, María obedece, parte, y la orden de Dios le sirve de razón. Instruida por las profecías acerca de los tormentos que Jesucristo, su Hijo debía soportar, tenía el alma triste, pero la sumisión estaba de acuerdo con la voluntad de Dios Altísimo. ¡Fidelidad preciosa de María! ¡Quien podrá admirarte suficientemente, cuando la condujiste al pie de la cruz y a recibir los últimos suspiros de su Hijo!

Speculum justitiae

Espejo de justicia. María es el espejo de las virtudes más perfectas, porque, destinada a la gloria de ser la  Madre de Dios, cuya dignidad supera incomparablemente todas las grandezas humanas, y que es la más alta a la que puede ser elevada una criatura, debió ser enriquecida con las virtudes que convenían a esta sublime elevación, y si según Tomás de Villanueva, san Juan, sólo por causa de su calidad de precursor del Mesías fue santificado en el seno de su madre e hizo cosas tan extraordinaria, que entre todos los hijos de las mujeres, según el testimonio del Salvador, no hubo nadie más grande que Juan Bautista.¡Qué decir de la santidad de aquella que concibió y llevó en seno al autor de todas, la virtud de la santidad misma, en fin, el Verbo Eterno que es Dios!

Ejemplo

Un soldado, apellidado Beau-Séjour, rezaba todos los días siete Pater y siete Ave, en honor de las 7 alegrías y de los siete dolores de la Santísima Virgen. Nunca se olvido de satisfacer esta obligación, y si se acordaba, luego de haberse acostad, que no lo había hecho, se levantaba al instante y rezaba esta oración de rodillas. Un día de batalla, Beau Séjour se encontró en la primera línea de combate, en presencia del enemigo, esperando la señal de ataque, se acordó que no había dicho su oración acostumbrada; de inmediato comenzó a decirla haciendo la señal de la cruz. Sus compañeros, dándose cuenta, empezaron a burlarse y las burlas pasaron de boca en boca, pero Beau-Séjour, sin inquietarse, continuaba su oración. Una vez terminada ésta, los enemigos hicieron la primera descarga; y Beau Sejour, sin haber recibido no un solo disparo, quedó solo en la línea. Vio muertos, a sus lados, a todos aquellos que antes de reían de él y se burlaban de su devoción. No pudo dejar, estremecerse ante tal vista y, de reconocer  la mano de la poderosa Protectora que lo había. El resto de la batalla y aun de la campaña, que mató mucha gente, no recibió ni una sola herida. Habiendo recibido finalmente su baja, volvió a su casa y publicó por todos lados las alabanza de María, de quien se reconocía deudor de vida y salud (Récits d’histoires).

Seamos fieles a nuestros ejercicios de piedad hacia María y nos será fiel a la hora del peligro.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 16


Décimo sexto día: Explicación de las letanías


Virgo potens

Virgen poderosa: María, que es la Reina de los ángeles y de los hombres, es la soberana de todas las criaturas, y reina al costado de Aquél que esta sentado por encima de los querubines, que mueve los cielos, que cambia los tiempos, que manda los vientos y a las tempestades, y que altera los elementos. Ahora bien, como todo es posible en el cielo y sobre la tierra al Amo de la naturaleza, toda la naturaleza debe obedecer, toda la naturaleza debe  obedecer a aquella a quien él mismo estuvo sometido. Por eso, los ángeles y los santos, que son testigos del gran poder de María, se apresuran a rendirle los homenajes y la obediencia que le deben.

Virgo clemens

Recurran, pobres pecadores, recurran a María, cuyo trono es accesible a los desventurados, y no duden de la buena voluntad y del poder de esta Madre de clemencia, que está siempre dispuesta a recibir y que Jesús no tiene nada que rehusar a aquella por cuya intercesión hizo su primer milagro y que Él destinó para ser abogada de los pecadores. Recurran a María, ustedes que son sus fieles servidores, recurran a ellas con confianza; que si los grandes pecadores encuentran en ella los auxilios que necesitan, ustedes no dejarán de recibir los favores que ella concede, particularmente a aquellos que la aman y que la sirven, imitando sus virtudes.

Ejemplo

Juan, Emperador de Oriente, dio una prueba sorprendente de la devoción que tenía a las imágenes de la madre de Dios. Los escitas habían irrumpido violentamente en la Tracia; concretando una usurpación digna de su mala fe, se convirtieron en los amos. El Emperador, en estas circunstancia que le hacía perder una bella provincia de su imperio, recurrió a la Reina del cielo; y por la intercesión visible que recibió su ejército, rechazó a los bárbaros y los puso en fuga. Entonces, lejos de ser ingrato hacia su libertadora, quiso cederle los honores de esta victoria. Hizo colocar su pintura sobre un carro de triunfo magníficamente tirado por cuatro caballos blancos, montados por los príncipes de su Imperio; y él, presidiendo todo su cortejo, iba a pie, con la cabeza descubierta, delante del carro de triunfo, con una cruz en la mano, otorgando a María toda la gloria. Honremos, a ejemplo de esos grandes personajes, en todas las formas que dependan de nosotros, a las imágenes de la Reina del cielo.

Pidamos a María proteger a la Iglesia y a las familias cristianas contra nuestros enemigos


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 17 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
17 mayo



La condición de discípulo incluye la exigencia de renunciar a todo aquello que pueda oponerse al seguimiento de Jesús.

Jesús no sigue los criterios del mundo; elige a los pobres, sencillos, rudos, ignorantes pescadores, carentes de toda humana formación e influencia, ya que los hombres no se convertirán con argumentos y palabras humanas, sino solamente por la gracia de Dios.

Tú también has sido objeto de esa predilección del Señor. Tú debes responder a ese llamado con la misma rapidez y generosidad con que respondieron los apóstoles; quizás a ti no se te exija la renuncia a todas las cosas; pero, sin duda, tu elección para el apostolado supone renunciar a cosas legítimas, a fin de poder ejercer tu apostolado más eficazmente.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 16 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
16 mayo



Las palabras de Jesús son vida y comunican vida; no podemos permitir que solamente queden escritas; es preciso vivirlas con la mayor intensidad posible.

Para vivirlas, hay que conocerlas y en consecuencia hay que leerlas y meditarlas con frecuencia; por eso te aconsejo como término de estas reflexiones evangélicas que no se te caiga de las manos el santo Evangelio; ha de ser tu libro de cabecera y tu compañero de viaje, tu más frecuente consejero y tu alivio más seguro.

Los demás libros, por buenos que sean, son siempre la palabra del hombre; el Evangelio es la Palabra de Jesucristo.


P. Alfonso Milagro

FELIZ JUEVES




Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...