sábado, 25 de mayo de 2019

ORACIÓN DE OFRECIMIENTO A MARÍA AUXILIADORA



ORACIÓN DE OFRECIMIENTO A MARÍA AUXILIADORA


Enséñame, oh María Auxiliadora, a ser dulce y bueno en todos los acontecimientos de mi vida; en los desengaños, en el descuido de otros, en la falta de sinceridad de aquellos en quienes creí, en la deslealtad de aquellos en quienes confié.

Ayúdame a olvidarme de mí mismo para pensar en la felicidad de otros; a ocultar mis pequeños sufrimientos de tal modo que sea yo el único que los padezca.

Enséñame a sacar provecho de ellos, a usarlos de tal modo que me suavicen, no me endurezcan ni me amarguen; que me hagan paciente y no irritable; que me hagan amplio en mi clemencia y no estrecho y despótico. Que nadie sea menos bueno, menos sincero, menos amable, menos noble, menos santo por haber sido mi compañero de viaje en el camino hacia la vida eterna. Amén.

COMENTARIO DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 26 DE MAYO DE 2019


Comentario al Evangelio de hoy domingo, 26 de mayo de 2019
 Fernando Torres cmf


Entre la Iglesia y el Reino

      La Iglesia es la comunidad de los que creen en Jesús. Por eso, porque creemos en Jesús estamos convencidos de que al final de los tiempos la humanidad se convertirá en esa ciudad de que nos habla la segunda lectura. Es una hermosa visión: la humanidad habitando en una ciudad llena de luz, rodeada de una muralla que está abierta todos los caminos, a todos los pueblos. En esa ciudad no hay templo, sencillamente porque no es necesario. Su Templo es Dios mismo que habita en medio de ella. Tampoco es necesaria ninguna luz, ni sol ni luna, porque la gloria del Señor es la luz que ilumina todos los que viven en la ciudad. Es un hermoso sueño. 

      Pero ese sueño no es todavía realidad. La realidad de nuestra comunidad cristiana es otra. No tenemos toda esa luz. Andamos a tientas. A veces hay conflictos. No sabemos bien cómo ni hacia dónde dirigirnos. No tenemos las ideas claras. Surgen discusiones. Brotan las divisiones. Nos hacemos daño unos a otros.  Necesitamos reconciliarnos. Hasta necesitamos templos para sentir más viva la presencia de Dios. 

      Así ha sido siempre en la historia de la Iglesia. Porque estamos en camino. Podríamos decir que estamos en el proceso de construir aquella ciudad hermosísima de que nos hablaba la segunda lectura. Todavía estamos poniendo los cimientos. Así podemos describir la historia de la Iglesia. Desde el principio, los creyentes se han esforzado por construir aquí y ahora esa ciudad hermosísima en la que todos estamos llamados a vivir algún día. Esa construcción no se hace sin conflictos. Es normal. Lo que tenemos que saber los cristianos es que los conflictos solamente se resuelven a base de diálogo, comprensión, amor y reconciliación. La lectura de los Hechos de los Apóstoles nos habla de uno de los primeros conflictos que surgieron en la Iglesia, ya en tiempos de Pedro y Pablo (para que no pensemos que nuestra comunidad es muy mala porque hay conflictos y problemas). Pero también nos muestra como, desde el principio, la Iglesia resolvió esos problemas a través del diálogo. 

      Pero para poder dialogar, es necesario ahondar cada vez más en nuestra fe y en nuestro amor a Jesús. Manteniendo esa relación profunda con Jesús tendremos en nuestro corazón su paz. Esa paz nos permitirá pasar a través de todos los conflictos buscando siempre no nuestro interés egoísta sino el bien de la comunidad, de nuestra familia o de nuestra sociedad. Esa paz, la paz de Jesús, nos permitirá dialogar con los hermanos y hermanas buscando la verdad. Afianzados en el amor de Jesús, con su paz dentro del corazón, construiremos juntos la ciudad de Dios, allá donde todos nos podamos sentir en casa, en torno a nuestro Padre.



Para la reflexión

      ¿Qué hacemos cuanto sentimos que se produce un conflicto en nuestra familia o en nuestra comunidad? ¿Hacemos lo posible para que todos los interesados en el asunto sin excepción puedan participar en el diálogo o preferimos formas impositivas? ¿Dialogamos desde la paz de Jesús o desde nuestro egoísmo?

LECTURAS BÍBLICAS DEL DOMINGO 6° DE PASCUA, 26 DE MAYO DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 6º de Pascua - Ciclo C
Hoy, domingo, 26 de mayo de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-2.22-29):

En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. Los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron entonces elegir algunos de ellos y mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. 
Eligieron a Judas Barsabá y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y les entregaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia convertidos del paganismo. Nos hemos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alarmado e inquietado con sus palabras.
Hemos decidido, por unanimidad, elegir algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, que han dedicado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo. En vista de esto, mandamos a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de la fornicación. Haréis bien en apartaros de todo esto. Salud.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 66,2-3.5.6.8

R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben

El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
ilumine su rostro sobre nosotros; 
conozca la tierra tus caminos, 
todos los pueblos tu salvación. R/. 

Que canten de alegría las naciones, 
porque riges el mundo con justicia, 
riges los pueblos con rectitud 
y gobiernas las naciones de la tierra. R/. 

Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben. 
Que Dios nos bendiga; 
que le teman hasta los confines del orbe. R/.


Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,10-14.21-23):

El ángel me transportó en éxtasis a un monte altísimo, y me enseñó la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo, enviada por Dios, trayendo la gloria de Dios. Brillaba como una piedra preciosa, como jaspe traslúcido. Tenía una muralla grande y alta y doce puertas custodiadas por doce ángeles, con doce nombres grabados: los nombres de las tribus de Israel. A oriente tres puertas, al norte tres puertas, al sur tres puertas, y a occidente tres puertas. La muralla tenía doce basamentos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero. Santuario no vi ninguno, porque es su santuario el Señor Dios todopoderoso y el Cordero. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan 14,23-29):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.»

Palabra del Señor

FELIZ DOMINGO




domingo, 19 de mayo de 2019

EL SILENCIO DE DIOS


El silencio de Dios
El silencio de Dios reta y quizá incluso puede empezar a socavar nuestra fe. Preguntarse por qué Él no se hace escuchar es válido


Por: H. Jonathan Flemings, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Muchas veces en mis años siguiendo a Dios, me he quejado diciendo: “Señor, ¿por qué no me hablas más claramente? ¿Qué pasa con esto? ¡Eres Dios, no creo que te sea difícil contactarme!” Luego, siempre sigue un gran silencio, y normalmente me lleno de frustración.


Para muchos de nosotros, la mayor parte del tiempo Dios está aparentemente distante. Parece que se involucra en nuestras vidas más o menos tanto como la constelación de la Osa Mayor. Claro, sabemos que está ahí, pero no tiene ningún efecto en nuestra vida. No realiza ningún cambio o por la menos no esperamos que realmente cambiase las cosas.


En mi trabajo, encuentro a muchas personas que me dicen como gradualmente van perdiendo su fe.


“Rezo, pero no siento nada. Parece que no importa cuánto rezo. Es como si hablara con una pared. Si Dios tuviera algo que decirme, ¡creo que me lo podría decir!”


El silencio de Dios reta y quizá incluso puede empezar a socavar nuestra fe. Preguntarse por qué Él no se hace escuchar es válido, después de todo, Él es todopoderoso. Como si se le dificultara dar con una manera de contactarnos.


Dicen que Dios habla incesantemente. Si eso es cierto y no lo oímos, no estamos escuchando. Mi profesor de filosofía medieval siempre repetía una y otra vez que si Dios cesara de “pronunciar” el mundo, dejaría de existir como mis palabras desaparecen cuando dejo de propulsar aire a través de mis cuerdas vocales.  Lo que la teología llama la creatio continua--el hecho de que la creación de Dios no se acaba una vez para siempre sino que es un sostener constantemente en la existencia--significa que Dios habla sin pausa (CIC 301). Para saber qué está diciendo, hay que que saber escuchar.

No para machacar en hierro frío, pero todavía me pregunto, “¿Por qué Dios exige que yo escuche atentamente?” ¿Por qué me pide tanto esfuerzo? Él tiene la capacidad de hacer que las cosas sean obvias. Si realmente está, ¿por qué no lo demuestra?


En primer lugar, no siempre espera hasta que pongamos atención para revelarse. Michael es un motociclista de los Estados Unidos ostentando una colección impresionante de tatuajes. Admite que es alcohólico y a veces usa drogas. En sus múltiples roces con la muerte, nunca cuestionó su estilo de vida hasta que un día compró de una casa de empeño un espejo curioso.


Era un artefacto interesante con un grabado de una mujer en el centro. Había sido el grabado que le llamó la atención. Resulta que la imagen representa a la Virgen de Guadalupe, y un día Michael escuchó una voz.


“No te traje hasta acá para perderte ahora!” le dijo. Michael no sabía qué pensar, pero se dio cuenta que tenía que ver con la imagen. Empezó a investigar y unos días después encontró un panfleto para una peregrinación a Medjugorje--el único problema era que costaba 3,000 dólares.


“Me gustaría ir, pero no tengo esa cantidad de dinero para gastarlo así,” pensaba. Ese fin de semana, jugando bingo en el club de veteranos, Michael ganó el bote--y fue exactamente 3,000 dólares. “No te traje hasta acá para perderte ahora!” Dios a veces habla alto y claro. Michael fue a Medjugorje.


Exactamente así nos gusta que Dios se comunica con nosotros: alto y claro. Pero generalmente nos pide escuchar y poner atención. Su aparente silencio puede ser frustrante, desalentador, y oscuro. A los humildes y sencillos de corazón, la voz de Dios es perceptible aun en momentos así. Aprendí la lección hace unos años en medio dificultades y sufrimiento y sigue siendo una verdad que necesito aprender una y otra vez. En medio de la duda y el esfuerzo aparentemente súper-humano de creer en Él, me preguntaba, “¿Si Dios me ama, por qué estaría permitiéndome sufrir esto?” Así me topé con la respuesta: Dios me ama.


Es la actitud del corazón que determina nuestra capacidad de percibirla. Cuando preguntas con humildad, recibes una respuesta. Si Dios me ama y me permite sufrir su silencio, tiene que haber un motivo--¡su mismo amor! Entonces su silencio es una táctica para evocar de mi libertad y mi corazón o una conversión porque algo que yo hago está impidiendo que escuche su voz o más silencio y confianza de mi parte porque esas son las actitudes necesarias para permitir que el obre en mí.

Dios, que nos ama, busca nuestra conversión para poder regalarnos la felicidad y la paz. Su silencio no es nada más que una llamada constante a volver a renovar la confianza en Él y desprendernos de las cosas que nos alejen de Él. De hecho, su silencio no es silencio sino una suave y persistente invitación de confiar en Él.

PAPA FRANCISCO: DESPERDICIAR COMIDA ES DESCARTAR A LA GENTE


Desperdiciar comida es descartar a la gente, advierte el Papa
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco pidió, una vez más, no desperdiciar la comida porque “desperdiciar la comida es descartar a la gente”.

Así lo indicó el Santo Padre este 18 de mayo al recibir en audiencia a la Federación Europea de Bancos de Alimentos (FEBA) que está compuesta por 224 Bancos de alimentos en 18 países europeos, con más de 6,406 voluntarios en toda Europa, y que proporciona alrededor de 274 mil toneladas de alimentos para más de 4 millones de personas.

En su discurso, el Pontífice agradeció el trabajo que realizan en silencio a favor de las personas que no tienen suficiente para comer y animó a continuar “la lucha contra el despilfarro de alimentos”.


“El despilfarro manifiesta desinterés por las cosas e indiferencia hacia los que carecen de ellas”, lamentó.

En esta línea, el Papa recordó que esta labor recuerda “las raíces de la solidaridad en Europa, porque buscan la unidad en el bien concreto: es bueno ver lenguas, creencias, tradiciones y orientaciones diferentes, no para compartir sus propios intereses, sino para velar por la dignidad de los demás”.

“El progreso de todos crece acompañando a los que están atrasados”, destacó el Papa y señaló que en la actualidad hay demasiadas personas que “están privadas de trabajo, dignidad y esperanza; muchos otros, por el contrario, están oprimidos por ritmos de producción inhumanos, que anulan las relaciones y afectan negativamente a la vida familiar y personal”.

Por otro lado, el Santo Padre advirtió que la economía se ha despersonalizado “en lugar de servir al hombre, lo esclaviza, lo esclaviza a mecanismos financieros cada vez más distantes de la vida real y cada vez menos gobernables”.


Por ello, Francisco señaló la necesidad de “apoyar a los que quieren cambiar para mejor, fomentar modelos de crecimiento basados en la equidad social, en la dignidad de las personas, en la familia, en el futuro de los jóvenes, en el respeto del medio ambiente”.

“Una economía circular ya no puede posponerse. El despilfarro no puede ser la última palabra que dejen unos pocos ricos, mientras que la mayor parte de la humanidad permanece en silencio”, expresó el Papa.

De este modo, el Santo Padre los animó “a seguir adelante, implicando a todos los que encuentren, especialmente a los jóvenes, para que se unan a ustedes en la promoción del bien del mundo”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 5° DE PASCUA, 19 DE MAYO DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 5º de Pascua - Ciclo C
Hoy, domingo, 19 de mayo de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (14,21b-27):

En aquellos días, Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar mucho para entrar en el reino de Dios. En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Predicaron en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron para Antioquía, de donde los habían enviado, con la gracia de Dios, a la misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 144,8-9.10-11.12-13ab

R/. Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.

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Segunda lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (21,1-5a): 

Yo, Juan, vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han pasado, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, enviada por Dios, arreglada como una novia que se adorna para su esposo. Y escuché una voz potente que decía desde el trono: «Ésta es la morada de Dios con los hombres: acamparé entre ellos. Ellos serán su pueblo, y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado.» 
Y el que estaba sentado en el trono dijo: «Todo lo hago nuevo.»

Palabra de Dios

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (13,31-33a.34-35):

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Palabra de Señor

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Comentario al Evangelio de hoy domingo, 19 de mayo de 2019
Fernando Torres cmf


Amar como él nos ama

      La comunidad cristiana es signo del cielo nuevo y de la tierra nueva de que habla la segunda lectura. Pero, ¿qué tipo de signo? ¿En qué se debe notar que somos la semilla de la nueva creación? La clave nos la da el Evangelio de Juan. Jesús está a punto de despedirse de sus discípulos y les deja un mandamiento nuevo que es como su testamento. Les dice que se amen unos a otros como él les ha amado. Ésa será la señal por la que conocerán que somos discípulos de Jesús. Así pues, lo más distintivo de los cristianos no es que nos reunamos los domingos para celebrar la misa. Tampoco el que tengamos una jerarquía con un papa, obispos y sacerdotes. Ni siquiera es nuestra característica el que celebremos siete sacramentos. Jesús no deseaba que fuésemos conocidos por ninguna de esas cosas. Jesús deseaba que los que no perteneciesen a nuestra comunidad nos conociesen por otra señal, más humilde si se quiere, pero más importante y mucho más humana: por el modo como nos tratamos unos a otros, por el modo como nos amamos y amamos a todos sin distinción. Jesús quería que nos amásemos como él nos había amado. 

      Ése es el signo que hará descubrir a los que no son cristianos que la comunidad cristiana es la semilla de un nuevo mundo. Porque sólo Dios es capaz de dar vida a ese amor fraterno que hace que todo se comparta y que todos vivan más en plenitud. Cuando los que no son cristianos nos vean amar de verdad, necesariamente han de pensar que Dios está presente en nuestra comunidad, porque las personas, por nuestras solas fuerzas, no podemos amar de esa manera. 

      ¿Es que los cristianos estamos hechos de otra madera? ¿Es que somos superiores a los demás? En absoluto. Somos iguales. Pero la presencia de Dios está con nosotros. Y cuando le dejamos actuar en nuestros corazones, experimentamos que un amor mayor que nuestras fuerzas brota de dentro de nosotros. Es el amor de Dios. Es el amor que es signo de la tierra nueva y del cielo nuevo. Es, por ejemplo, el amor con que la madre Teresa de Calcuta amó a los enfermos y moribundos. Es el amor con que muchos padres aman a sus hijos. Sin medida, sin tiempo, sin límite, con absoluta generosidad. 

      Pero como no somos superiores a los demás, a los que no son cristianos, como cometemos errores y a veces nos hacemos daño unos a otros, hay una dimensión del amor que la comunidad cristiana debe saber vivir de una manera especial. Es la dimensión del perdón, de la reconciliación. Perdonar a los hermanos –y perdonarme– es una forma de amar que reconocer la limitación propia y la supera porque el amor va más allá de los límites que marca nuestra debilidad. Vivir el perdón y la reconciliación en la comunidad cristiana es la mejor forma de dar testimonio del amor que nos une. 



Para la reflexión

      ¿Qué signo crees que es el que nos distingue como cristianos? ¿Qué tendríamos que hacer en nuestra comunidad para dar mejor testimonio? ¿Y en nuestra familia? ¿Y en el trabajo?

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 19 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 19



El pensamiento de Dios es creador, san Juan nos afirma que todas las cosas han sido hechas por el Verbo de Dios.

Cuando  Dios pensó en María, pensó en ella como Madre del Dios-Redentor y la predestinó para tan sublime misión, de suerte que María no podía existir sino tal como fue pensada por Dios: como Madre del Dios-Redentor.

Indudablemente Dios también pensó en nosotros y nos destinó a cumplir una misión en la vida; no podemos frustrar los planes de Dios. Seamos lo que Él quiere que seamos; si no, no seremos nada.
Madre digna de ser amada, Dios te hizo buena para Él y para nosotros.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 18



La conversión es más propiamente una actitud que un acto, y se asemeja a la disponibilidad de María ante el Señor.

En efecto, ella no tuvo nunca nada de que arrepentirse, pero ella estuvo siempre en actitud de disponibilidad a la voluntad de Dios, actitud que ella mismo expresó con su palabra. “He aquí la servidora del Señor”.

No te contentes tú con el primer paso de la conversión, volviendo a Dios; aspira a una conversión permanente, a ponerte de cara a Dios, sin darle ya nunca más la espalda, a estar delante de Dios siempre de pie, en disposición de escuchar siempre su Palabra.

Madre de los pobres, que yo adquiera el verdadero espíritu de pobreza evangélica que me permita volver a Dios.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 17



¡Qué triste, qué infeliz puede llegar a sentirse quien vive alejado, o al menos olvidado, de la Madre celestial! A su lado, se sienten nítidamente los latidos de su maternal Corazón y ella nos participa el suave calor de su regazo.

Vivir la vida espiritual bajo la influencia de María es comunicarle calidez, alegría y deseo de perfeccionamiento, es vivir iluminado con la luz de un ideal que sostiene todos los esfuerzos, reaviva todos los entusiasmos, alegra la vida entera.

No te alejes, no te olvides de María; antes tenla presente en todos los momentos, en todas tus empresas, en todos tus júbilos y en todas tus tristezas. Con su presencia, hasta la pena se hará más llevadera.

Madre clemente, toda llena de bondad, acompáñame, no me dejes solo.



* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 16 DE MAYO


Los cinco minutos de María
Mayo 16



Todos sentimos, lamentablemente con demasiada frecuencia, la tentación de recurrir a la fuerza, a la imposición, cuando no se aceptan nuestros criterios o no se siguen nuestros pareceres, gustos o conveniencias.

Si en estos casos acudiéramos a pedir consejo a la dulce Madre del cielo, ella ciertamente nos llevaría por otros caminos: el de la bondad, el de la comprensión, el de la paciencia, el de la humildad.
Nunca se equivocan los que siguen los consejos e inspiraciones de la Madre celestial; por eso es muy conveniente preguntarse, antes de obrar, cómo obraría María Santísima.

Madre, que eres alivio en el dolor, sé tú el bálsamo en nuestras penas.


* P. Alfonso Milagro

sábado, 18 de mayo de 2019

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 18 DE MAYO DE 2019


Lecturas de hoy Sábado de la 4ª semana de Pascua
Hoy, sábado, 18 de mayo de 2019



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):

EL sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles. Así nos lo ha mandado el Señor: “Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,7-14):

«Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras.
En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy sábado, 18 de mayo de 2019
Adrián de Prado Postigo cmf

Queridos hermanos:

«Yo soy la Obra», pudo decir Jesús. La Obra del Padre. Lo dijo constantemente de sí mismo, aunque no con esta expresión. Una expresión que, aunque nos resulte un tanto extemporánea, el evangelio que la liturgia nos propone hoy podría llevar como única glosa. Sin embargo..., ¿acaso alguna vez hemos contemplado a Jesús en estos términos?

A veces tengo la impresión de que los que seguimos a Jesús —especialmente quienes llevamos más años, más camino de fe— apenas dejamos que resuene en nosotros la cuestión que Jesús pronuncia sobre Felipe: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?». Quizá debiéramos ponernos más a menudo bajo este suspiro del Señor los que, al menos en apariencia, tanto sabemos acerca de Jesús. Repetimos sus palabras; algunas, de memoria. Recordamos sus gestos; algunos, cada día. Admiramos sus obras; algunas, más que si fueran propias. Son para nosotros palabras de Dios, gestos de Dios, obras de Dios... en sentido lato. Puede que pasen muchos años y no lleguemos a comprender su sentido fuerte, que reside en la persona misma de Jesús y no tanto —o no solo— en lo que dice o hace: Él es Palabra de Dios, Sacramento del Cielo, Obra del Padre. No ver esto es, en realidad, conocer muy poco.

Como le ocurrió a Felipe, discípulo temprano de Jesús, también nosotros aprendemos con facilidad lo que sale de sus manos pero quizá se nos escapa con la misma facilidad quién es el Hijo. Y, sin querer, sin saber muy bien por qué ni cómo, vamos dejando de conocerle aunque no dejemos de predicarle. Y vamos perdiendo por el camino la capacidad de convertirnos en un reflejo vivo de su gloria. Él, no obstante, no deja de mostrarse a todos los hombres de todo tiempo y lugar como quien es: figura de la Belleza misma, esplendor de la Verdad misma, encarnación de la Bondad misma. Obra insuperable del Amor del Padre por cada ser humano.

Humildemente, rezamos, tomando prestado aquel verso de Arrupe, que bien podría haber sido la petición postrera de Felipe: «Señor, quisiera conocerte como eres: tu Rostro sobre mí bastará para cambiarme».

Fraternalmente:
Adrián de Prado Postigo cmf

BUENOS DÍAS




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