domingo, 6 de octubre de 2019

HOY INICIAMOS LA NOVENA A SANTA TERESA DE JESÚS - 6 AL 14 DE OCTUBRE

Hoy 6 de octubre iniciamos la Novena a Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia

 (ACI).- “Rogarle (a Dios) que vaya siempre adelante el aumento de la Iglesia Católica”, exhortaba Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia, fundadora de las Carmelitas Descalzas y patrona de los escritores españoles católicos; y cuya fiesta celebra la Iglesia universal este 15 de octubre.


Por ello, cercanos a su fiesta central, ofrecemos una novena para pedir su intercesión.



Primer Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Primer día
Amada en Jesucristo y de su querida Madre, Santa Teresa de Jesús, quien inspirada por Dios para reformar la Sagrada Orden del Carmen, fuiste espejo de castidad y pureza abrasada en el amor de Dios, consígueme la gracia de imitarte hasta la muerte.

Aquí me tienes postrado a tus plantas, deseando que obres en mí esa celestial sabiduría que te hizo predilecta para Jesucristo y su divina Madre, María Santísima. Yo te dedico esta novena para tu honra y gloria y bien de mi alma. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Segundo Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Segundo día
Aquí me tienes ¡oh Dios mío! a mí, vil gusanillo de la tierra, ciego por el camino de la perdición, que no teniendo en cuenta lo que padeciste por todas las criaturas, sufriendo tu sacratísima pasión y muerte por todos los pecadores, dame, Señor, esa luz divina que me inspire en tu bondad y misericordia infinita, para que sea digno de alcanzar la bienaventuranza, como la alcanzó la seráfica y gloriosa virgen Santa Teresa de Jesús. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Tercer Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Tercer día
¡Oh! mi buen Jesús, Dios y Señor de todo lo creado; yo te adoro y te amo de todo corazón con arrepentimiento sincero de todas mis culpas y pecados. Te pido que por favor abraces mi corazón como a tu amada esposa Santa Teresa de Jesús. Comunícame, Señor, esa llama celestial que limpie mi alma de toda culpa, para que sea digno de alcanzar la gloria que tanto deseo. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Cuarto Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús



Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Cuarto día
Te saludo resplandeciente lirio de la hermosura y sosegada primavera, Virgen Sagrada, divina esposa de Jesucristo que mereciste los dones celestiales y la predilección de María Santísima, dando al mundo ejemplos de virtud y de ternura.

Te suplico ¡oh Santa Teresa de Jesús! me comuniques la gracia del Eterno que tú mereciste para ser admitida en el seno de los cielos y así tener la dicha de acompañarte en la mansión de los justos. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Quinto Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús



Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Quinto día
Santa Teresa de Jesús, yo te escojo como ayuda piadosa, madre de mi flaqueza, de mis atenciones y necesidades; yo me entrego en tus brazos, lleno de arrepentimiento de todos mis pecados, para que me cubras con tu hábito seráfico, como a hijo tuyo, para que me consueles con tu gracia pidiendo a nuestro Señor Jesucristo, y a su purísima Madre, por este mortal que desea de todo corazón participar de la gloria reservada a las almas justas. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Sexto Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Sexto día
Santa Teresa de Jesús, aquí me tienes sumisa y arrepentida de todos mis pecados, pidiéndote la protección de Jesús y de su divina Madre, María Santísima. Por favor intercede para que obtenga la misericordia del Dios y la gracia de servirlo cumpliendo los mandamientos. Asimismo te pido que me socorras en el trance crítico de la muerte para morir en santa gracia. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús

Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Séptimo Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Séptimo día
Oh Dios misericordioso y clemente, cuyo espíritu de bondad manifiestas a los mortales cuando más pecadores se manifiestan. Eres, pues, pastor de las ovejas descarriadas que con vuestra infinita bondad y misericordia las diriges al redil de la bienaventuranza.

Te pido, mi buen Jesús, infiltres en mí ese espíritu para que yo me arrepienta de todos los pecados cometidos durante mi vida y sea yo tan feliz, como Santa Teresa de Jesús, para alabarte en la gloria por siempre jamás. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



Octavo Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús

Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Octavo día
Señor mío Jesucristo, yo te adoro y amo de todo corazón y quisiera participar de los dolores de tu Pasión y muerte que sufriste por nosotros los pecadores. Pase por mí también el amargo cáliz de tantos padecimientos, como te dignaste favorecer a Santa Teresa de Jesús, para que mi alma quede purificada y pueda alcanzar la gloria que tienes reservada a los que te sirven. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Noveno Día de la Novena a Santa Teresa de Jesús


Por la señal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración preparatoria para todos los días
Dulcísimo, amantísimo y reverendísimo Jesucristo, padre de todas las misericordias: aquí me tienes rendido a tus pies para manifestarte que te amo sobre todas las cosas y con la pena de haberte ofendido, te suplico de todo corazón que me perdones mis culpas y pecados; te suplico también por intercesión de tu queridísima Madre, María Santísima, me concedas la gracia para participar de esta Novena en honor de tu hija Santa Teresa.

Noveno día
Dios y Señor de todo lo creado, agradable es a tu divina misericordia la muerte de los que abandonan en gracia esta miserable vida y van a ser partícipes de la eterna bienaventuranza. Concédeme, Señor, a mí esa virtud con que favoreciste a Santa Teresa de Jesús por sus muchas virtudes dándole una muerte feliz, cuya alma voló al cielo en forma de blanca paloma donde la esperaban gozosos para celebrar su triunfo millares de coros de vírgenes, ángeles, arcángeles y serafines.

Te suplico, oh Santa Teresa de Jesús, que pidas por mí a tu esposo, nuestro Señor Jesucristo y a su bendita Madre, María Santísima, que se me conceda una buena muerte y que vaya después a gozar la eterna gloria. Amén.

Se rezan tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias a la Santísima Trinidad y se dice la petición que se desea obtener por medio de esta novena.

Oración a Santa Teresa de Jesús
Oh, Santa Teresa, Virgen seráfica, querida esposa de tu Señor Crucificado, tú, quien en la tierra ardió con un amor tan intenso
hacia tu Dios y mi Dios, y ahora iluminas como una llama resplandeciente en el paraíso, obtén para mí también,
te lo ruego, un destello de ese mismo fuego ardiente
y santo que me ayude a olvidar el mundo, las cosas creadas,
aún yo mismo, porque tu ardiente deseo era verle adorado
por todos los hombres.
Concédeme que todos mis pensamientos, deseos y afectos
sean dirigidos siempre a hacer la voluntad de Dios,
la Bondad suprema, aun estando en gozo o en dolor,
porque Él es digno de ser amado y obedecido por siempre.
Obtén para mí esta gracia, tú que eres tan poderosa con Dios,
que yo me llene de fuego, como tú, con el santo amor de Dios. Amén.

Oración final
Santa Teresa, esposa virgen, especialmente amada del Crucificado, y doctora de la Iglesia, alcánzame que a imitación tuya prefiera cumplir la voluntad y ganar la amistad el Sumo Bien, antes que todos los goces de la tierra. Dame fortaleza para seguir tu ejemplo de servir públicamente a Cristo con la perfección que Él pide, a pesar de todas las contradicciones. Y que con tu auxilio pueda superar las dificultades de esta vida y merecer el descanso sin fin del cielo. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


FELIZ DOMINGO




domingo, 29 de septiembre de 2019

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA POR LA JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y REFUGIADO


Homilía del Papa Francisco en la Misa por la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
Redacción ACI Prensa
Foto: Captura de Youtube



El Papa Francisco presidió este domingo 29 de septiembre en la Plaza de San Pedro del Vaticano la Misa con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado.

En su homilía, a partir de la lectura del Evangelio de San Lucas en la que se narra la parábola del rico y del pobre Lázaro, el Papa pidió que se reflexione “sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran”.

“El Señor nos pide que reflexionemos sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran. ‘El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos’. Una verdad que provoca dolor. Este mundo, cada día es más elitista y más cruel con los excluidos”.

A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

En el Salmo Responsorial se nos recuerda que el Señor sostiene a los forasteros, así como a las viudas y a los huérfanos del pueblo. El salmista menciona de forma explícita aquellas categorías que son especialmente vulnerables, a menudo olvidadas y expuestas a abusos.

Los forasteros, las viudas y los huérfanos son los que carecen de derechos, los excluidos, los marginados, por quienes el Señor muestra una particular solicitud. Por esta razón, Dios les pide a los israelitas que les presten una especial atención.


En el libro del Éxodo, el Señor advierte al pueblo de no maltratar de ningún modo a las viudas y a los huérfanos, porque Él escucha su clamor (cf. 22,23). La misma admonición se repite dos veces en el Deuteronomio (cf. 24,17; 27,19), incluyendo a los extranjeros entre las categorías protegidas.

La razón de esta advertencia se explica claramente en el mismo libro: el Dios de Israel es Aquel que «hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido» (10,18). Esta preocupación amorosa por los menos favorecidos se presenta como un rasgo distintivo del Dios de Israel, y también se le requiere, como un deber moral, a todos los que quieran pertenecer a su pueblo.

Por eso debemos prestar especial atención a los forasteros, como también a las viudas, a los huérfanos y a todos los que son descartados en nuestros días. En el Mensaje para esta 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, el lema se repite como un estribillo: “No se trata sólo de migrantes”.

Y es verdad: no se trata sólo de forasteros, se trata de todos los habitantes de las periferias existenciales que, junto con los migrantes y los refugiados, son víctimas de la cultura del descarte. El Señor nos pide que pongamos en práctica la caridad hacia ellos; nos pide que restauremos su humanidad, a la vez que la nuestra, sin excluir a nadie, sin dejar a nadie afuera.

Pero, junto con el ejercicio de la caridad, el Señor nos pide que reflexionemos sobre las injusticias que generan exclusión, en particular sobre los privilegios de unos pocos, que perjudican a muchos otros cuando perduran. «El mundo actual es cada día más elitista y cruel con los excluidos. Una verdad que provoca dolor. Este mundo, cada día es más elitista y más cruel con los excluidos.

Los países en vías de desarrollo siguen agotando sus mejores recursos naturales y humanos en beneficio de unos pocos mercados privilegiados. Las guerras afectan sólo a algunas regiones del mundo; sin embargo, la fabricación de armas y su venta se lleva a cabo en otras regiones, que luego no quieren hacerse cargo de los refugiados que dichos conflictos generan.

Quienes padecen las consecuencias son siempre los pequeños, los pobres, los más vulnerables, a quienes se les impide sentarse a la mesa y se les deja sólo las “migajas” del banquete» (Mensaje para la 105 Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado).

Así se entienden las duras palabras del profeta Amós, proclamadas en la primera lectura (6,1.4-7). ¡Ay de los que viven despreocupadamente y buscando placer en Sion, que no se preocupan por la ruina del pueblo de Dios, que sin embargo está a la vista de todos! No se dan cuenta de la ruina de Israel, porque están demasiado ocupados asegurándose una buena vida, alimentos exquisitos y bebidas refinadas.

Sorprende ver cómo, después de 28 siglos, estas advertencias conservan toda su actualidad. De hecho, también hoy día la «cultura del bienestar [...] nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles al grito de los otros, [...] lleva a la indiferencia hacia los otros, o mejor, lleva a la globalización de la indiferencia» (Homilía en Lampedusa, 8 julio 2013).

Al final, también nosotros corremos el riesgo de convertirnos en ese hombre rico del que nos habla el Evangelio, que no se preocupa por el pobre Lázaro «cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico» (Lc 16,20-21).


Demasiado ocupado en comprarse vestidos elegantes y organizar banquetes espléndidos, el rico de la parábola no advierte el sufrimiento de Lázaro. Y también nosotros, demasiado concentrados en preservar nuestro bienestar, corremos el riesgo de no ver al hermano y a la hermana en dificultad.

Pero como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante el drama de las viejas y nuevas pobrezas, de las soledades más oscuras, del desprecio y de la discriminación de quienes no pertenecen a “nuestro” grupo. No podemos permanecer insensibles, con el corazón anestesiado, ante la miseria de tantas personas inocentes. No podemos sino llorar. No podemos dejar de reaccionar. Pidamos al Señor la gracia de llorar, ese llanto que convierte el corazón ante estos pecados.

Si queremos ser hombres y mujeres de Dios, como le pide san Pablo a Timoteo, debemos guardar «el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo» (1 Tm 6,14); y el mandamiento es amar a Dios y amar al prójimo. No podemos separarlos.

Y amar al prójimo como a uno mismo significa también comprometerse seriamente en la construcción de un mundo más justo, donde todos puedan acceder a los bienes de la tierra, donde todos tengan la posibilidad de realizarse como personas y como familias, donde los derechos fundamentales y la dignidad estén garantizados para todos.

Amar al prójimo significa sentir compasión por el sufrimiento de los hermanos y las hermanas, acercarse, tocar sus llagas, compartir sus historias, para manifestarles concretamente la ternura que Dios les tiene. Significa hacerse prójimo de todos los viandantes apaleados y abandonados en los caminos del mundo, para aliviar sus heridas y llevarlos al lugar de acogida más cercano, donde se les pueda atender en sus necesidades.

Este santo mandamiento, Dios se lo dio a su pueblo, y lo selló con la sangre de su Hijo Jesús, para que sea fuente de bendición para toda la humanidad. Porque todos juntos podemos comprometernos en la edificación de la familia humana según el plan original, revelado en Jesucristo: todos hermanos, hijos del único Padre.

Encomendamos hoy al amor maternal de María, Nuestra Señora del Camino, a los migrantes y refugiados, junto con los habitantes de las periferias del mundo y a quienes se hacen sus compañeros de viaje.

LA JERARQUÍA ANGÉLICA


La jerarquía angélica
Descripción basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia


Por: Luis Rojas Puigcercós | Fuente: Catholic.net


Se suele enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía ,los coros de ángeles superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial.

I. Jerarquía Suprema:
– querubines
– serafines
– tronos

II. Jerarquía Media:
– dominaciones
– virtudes
– potestades

III. Jerarquía Inferior:
– principados
– arcángeles
– ángeles

Serafines

Son los "alabadores" de Dios. Serafín significa "amor ardiente". Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
Para apoyar esto, se puede leer Isaías 6,2.

Querubines

Son los "guardianes" de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. "Se sienta sobre querubines".
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones son los que participan en el gobierno de las sociedades, y los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles

Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles

Les podríamos llamar los "asistentes" de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

- Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa "quién como Dios". Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

- Arcángel San Gabriel: En hebreo significa "Dios es fuerte", "fortaleza de Dios". Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

- Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir "medicina de Dios". Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.

Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

8 DATOS QUE TAL VEZ NO CONOCÍAS DE LOS SANTOS ARCÁNGELES


8 datos que tal vez no conocías de los Santos Arcángeles
Redacción ACI Prensa
Arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel / Crédito: joelespinoza.blogspot.pe





Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael y, por ello, te presentamos ocho datos que quizás no conocías sobre ellos.

1. Son los más cercanos a los humanos

Desde Pseudo-Dionisio Areopagita, Padre de la Iglesia del siglo VI, se suele enumerar tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. Mientras que en la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.

2. Los arcángeles son también santos

La palabra “santo” (del griego ‘hagios’) significa “el que es sagrado”. No significa “ser humano santo”, sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos.

Los arcángeles eligieron estar del lado de Dios y rechazaron al diablo, por lo tanto, son ángeles santos.

3. Son mensajeros de anuncios importantes


La palabra Arcángel proviene de las palabras griegas “Arc” que significa “principal” y “ángel” que es “mensajero de Dios”. Al respecto, señala San Gregorio Magno:

“Hay que saber que el nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”.

4. Hay 7 Arcángeles según la Biblia

En el libro de Tobías (12,15) San Rafael se presenta como “uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia”. Mientras que en el Apocalipsis (8,2) San Juan describe: “vi a los siete Ángeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas”. Por estas dos citas bíblicas se afirma que son 7 Arcángeles.

5. Solo conocemos tres nombres

La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Los otros nombres (Uriel, Barachiel o Baraquiel, Jehudiel, Saeltiel) aparecen en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en literatura rabínica.

Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.

6.  Gabriel significa “fortaleza de Dios”

En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27).  En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús.

San Gabriel Arcángel es conocido como el “ángel mensajero”, se le representa con una vara de perfumada azucena y es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.


7. Rafael en hebreo es “Dios sana”

El único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo.

De igual manera, San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.

8. Miguel significa “¿Quién como Dios?”

El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador.

San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial; en Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.

La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.
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