domingo, 26 de enero de 2020

UN ÁNGEL A TU LADO


Un ángel a tu lado



Que siempre tengas un Ángel a tu lado
velando por ti en todo lo que hagas,
recordándote que debes seguir creyendo
en días más luminosos encontrando la
forma para que tus deseos y tus sueños,
te lleven a lugares mas bellos.
Dándote esperanza, que es mas confiable
que el sol, otorgándote la fuerza de
la serenidad como guía.

Que siempre tengas un Ángel a tu lado,
alguien que te sostenga si te caes
estimulando tus sueños, inspirándote
felicidad, tomándote de la mano y
ayudándote a superar las dificultades.
Todos los días nuestras vidas se
encuentran en permanente cambio,
las lágrimas aparecen tanto
como las sonrisas.

A lo largo de los caminos recorridos, que la
distancia sea más placentera que solitaria.
Que recibas dones que nunca terminen,
alguien maravilloso a quien amar y un
amigo del alma en quien confiar.
Que siempre aparezca el arco iris
después de la tormenta y que 
siempre te abrigue la esperanza.

Ojalá siempre tengas amor, consuelo, aliento
y que siempre haya un Ángel a tu lado!

No hay montaña demasiado alta de escalar,
si tu crees que puedes llegar a la cima !
No hay río demasiado ancho de atravesar,
si tienes Fe en Dios y en tí !

EL PAPA FRANCISCO RECUERDA A LOS ENFERMOS OLVIDADOS DE LEPRA, ESTAMOS CERCA DE ELLOS


El Papa recuerda a los enfermos olvidados de lepra: “Estamos cerca de ellos”
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



Al finalizar el rezo del Ángelus este domingo 26 de enero, el Papa Francisco recordó a las personas enfermas de lepra con motivo del Día Mundial de los afectado por la Enfermedad de Hansen, nombre médico de esta enfermedad causada por la bacteria Mycobacterium leprae.

“Se celebra hoy la Jornada Mundial de los afectados por la Enfermedad de Hansen. Estamos cerca de todas las personas que están afectadas y de todos los que, de diferentes formas, cuidan de ellos”, fueron las palabras del Pontífice.

A pesar de no ser una enfermedad altamente contagiosa, los enfermos de lepra han sido históricamente estigmatizados y recluidos en leproserías como forma de evitar la propagación de la enfermedad.

Sin embargo, hoy se sabe que muchas aquellas personas supuestamente afectadas por lepra, en realidad padecían sífilis, causada por otra bacteria, la cual sí es muy contagiosa.

Hoy la lepra es tratable y curable mediante un tratamiento de poliquimioterapia, a pesar de lo cual, los enfermos siguen siendo víctimas de una estigmatización social que incluso llega a complicar la curación del afectado.

Cada año se diagnostican unos 200 mil nuevos casos de lepra. Es una enfermedad que puede tardar años en mostrar sus primeros síntomas. A pesar de ello, según la Organización Mundial de la Salud, en los últimos 20 años se 16 millones de personas se han curado de la enfermedad.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 26 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 26 de enero de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (8,23b–9,3):

EN otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 26,1.4.13-14

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

V/. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

V/. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

V/. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,10-13.17):

OS ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir.
Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo».
¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo?
Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,12-23):

AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retirá a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:
«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».
Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:
«Convertíos,porque está cerca el reino de los cielos».
Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy domingo, 26 de enero de 2020
Fernando Torres cmf


El primer anuncio del Evangelio

      El Evangelio de hoy nos recuerda el momento en que Jesús comenzó a predicar. El evangelista Mateo nos lo presenta como el momento en que se cumple una antigua profecía de Isaías: “El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande”. Pero para ser sinceros, las palabras son mayores que la realidad. Lo que sucedió fue algo muy sencillo. En una esquina del mundo de aquel tiempo, lejos, muy lejos, de Roma, que era el centro de aquella civilización, un hombre salió a los caminos y comenzó a predicar. Su mensaje era muy sencillo: “Convertíos, porque está cerca el Reino de los cielos”. Al principio casi nadie le hizo caso. Apenas unos pocos pescadores --los últimos de la sociedad--, algunas mujeres –igual de mal valoradas– y gente por el estilo. Jesús no era más que un judío marginal y sólo los marginados le hicieron un poco de caso. 

      Si ése fue el modo como Dios quería presentar su salvación a todo el mundo, desde nuestra cultura actual, le diríamos que se equivocó de medio a medio. Hoy hubiésemos planteado toda una campaña en los medios de comunicación, de lanzamiento simultáneo en los países más ricos y desarrollados del mundo (en los países pobres se lanzaría más tarde), que ofreciese con claridad los contenidos más importantes y orientados ante todo a captar la atención de los destinatarios. Para ello, se trataría de ofrecer en primer lugar los aspectos más suaves, fáciles y gratificadores del mensaje. Con suficiente antelación se habría preparado a un gran número de predicadores, conferenciantes y escritores que se entregarían a la tarea de presentar el mensaje de un modo más cercano a la gente. Pero Dios no hizo eso. Más bien lo contrario. En Jesús se acercó a los últimos. Nunca estuvo muy preocupado por el número de sus seguidores ni por su nivel social. Ni siquiera les puso las cosas fáciles. Sus primeras palabras, ponen frente al oyente una exigencia radical: “Convertíos” o lo que es lo mismo, “cambiad de vida”. Pero algo encontraron en él aquellas gentes sencillas y humildes que le siguieron. Con dudas y vacilaciones, pero le siguieron. 

      Hoy, también nosotros somos una pequeña comunidad. No ocupamos el centro del mundo. No tenemos los medios de comunicación a nuestro alcance. Ni falta que nos hacen. Apenas tenemos el Evangelio en medio de nosotros y la fuerza de Jesús para hacer lo que él hizo. Primero, escuchar su mensaje y tratar de convertirnos, de comenzar a vivir de acuerdo con el Evangelio. Y, segundo, ser portadores de ese Evangelio para todos los que nos rodean. No hay que temer porque seamos pocos o pobres. Así es como Dios quiere hacer presente su mensaje en el mundo. En nuestras manos está.



Para la reflexión

      Hemos escuchado a Jesús que nos llama a convertirnos, ¿qué significa eso para nosotros? ¿Qué tengo que hacer para convertirme y vivir como cristiano? ¿Qué deberíamos hacer como comunidad para ser testigos de Jesús en nuestro barrio?

FELIZ DOMINGO



sábado, 25 de enero de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 25 DE ENERO DE 2020, LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO


Lecturas de hoy Conversión de San Pablo
Hoy, sábado, 25 de enero de 2020


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (22,3-16):

En aquellos días, dijo Pablo al pueblo: «Yo soy judío, nací en Tarso de Cilicia, pero me crié en esta ciudad; fui alumno de Gamaliel y aprendí hasta el último detalle de la ley de nuestros padres; he servido a Dios con tanto fervor como vosotros mostráis ahora. Yo perseguí a muerte este nuevo camino, metiendo en la cárcel, encadenados, a hombres y mujeres; y son testigos de esto el mismo sumo sacerdote y todos los ancianos. Ellos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y fui allí para traerme presos a Jerusalén a los que encontrase, para que los castigaran. Pero en el viaje, cerca ya de Damasco, hacia mediodía, de repente una gran luz del cielo me envolvió con su resplandor, caí por tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Yo pregunté: "¿Quién eres, Señor?" Me respondió: "Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues." Mis compañeros vieron el resplandor, pero no comprendieron lo que decía la voz. Yo pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" El Señor me respondió: "Levántate, sigue hasta Damasco, y allí te dirán lo que tienes que hacer." Como yo no veía, cegado por el resplandor de aquella luz, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco. Un cierto Ananías, devoto de la Ley, recomendado por todos los judíos de la ciudad, vino a verme, se puso a mi lado y me dijo: "Saulo, hermano, recobra la vista." Inmediatamente recobré la vista y lo vi. Él me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha elegido para que conozcas su voluntad, para que vieras al Justo y oyeras su voz, porque vas a ser su testigo ante todos los hombres, de lo que has visto y oído. Ahora, no pierdas tiempo; levántate, recibe el bautismo que, por la invocación de su nombre, lavará tus pecados."»

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 116,1.2

R/. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R/.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (16,15-18):

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy sábado, 25 de enero de 2020
José Luis Latorre, cmf


Conversión de San Pablo

Queridos amigos

El evangelio de esta fiesta ha comenzado diciendo: “Jesús se apareció a los once y les dijo: id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación”, es decir el mandado de la misión universal, ya que todos los hombres y todos los pueblos tienen que descubrir el amor salvador de Dios, la máxima felicidad para la que hemos sido creados. San Pablo dice que “Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. De ahí que ningún hombre ni pueblo puede quedar al margen del anuncio del Evangelio. Ya dice el Papa Francisco que está todavía lejos que el Mensaje de Jesús sea conocido por todos. De ahí la importancia de la evangelización hoy.

El anuncio del Evangelio surge cuando uno se ha sentido tocado interiormente, ha tenido una experiencia profunda de Jesús, se ha sentido atraído y fascinado por el mismo Señor. La fe nace de un encuentro, no de una idea. Anunciamos lo que antes hemos oído, visto y experimentado en la oración íntima con Jesús. Cuando hablamos sin antes haber meditado en el corazón, como María, somos como una campana que suena o un címbalo que retiñe sin influir en nadie. Los cristianos de hoy, los cristianos de las prisas, tenemos que detenernos y buscar esos momentos de paz, silencio y oración con el Señor para luego poder decir una palabra que llegue al corazón de los demás. Y entonces se cumplirá el Evangelio de hoy: “les acompañarán signos” que son las obras del Espíritu Santo que vence al mal, inmuniza contra las toxicidades del mundo e inspira los lenguajes nuevos para transmitir el Evangelio.

Pablo es un buen ejemplo de todo esto que acabamos de decir: él no conoció a Jesús con los ojos del cuerpo, lo conoció con los ojos de la fe. El encuentro con Jesús Resucitado camino de Damasco transformo completamente su vida y la orientó definitivamente. En la vida de Pablo –como en nuestra vida- hubo un antes y un después de su encuentro con Jesús. En Damasco Pablo se sintió renacer –nacer de nuevo- que le convirtió en un instrumento fecundo al servicio del Evangelio. Él dirá: “para mí la vida es Cristo y ¡ay de mi si no evangelizare !”. Identificarse con Jesús y darlo a conocer –evangelizar- eran una misma cosa y una misma pasión en él; eran la razón y el sentido de su nueva vida.

El ejemplo de Pablo es fuente de inspiración constante para todos los cristianos de todos los tiempos. No podemos concebir la vida cristiana sin ser misioneros, sin dar a conocer lo que nosotros hemos recibido, sin que nos preocupe el que haya tantos millones de personas que no conocen todavía a Dios. Los cristianos de hoy ya no podemos pensar salvarnos solos, nos salvamos todos juntos y en comunidad, y lo hacemos ayudándonos mutuamente. Pablo tuvo que romper con muchas costumbres judías que no encajaban ya con el Mensaje de Jesús; dejar atrás viejas prácticas religiosas que no tenían nada que ver con la novedad traída por Jesús. Así lo repite constantemente en sus cartas a los gentiles convertidos al Evangelio. Igual nos recuerda a nosotros hoy: necesitamos cambiar formas de pensar y vivir la fe y estar más abiertos y dóciles a los nuevos aires del Espíritu que sopla en la Iglesia. El Papa Francisco ha traído un nuevo estilo de entender el Evangelio y de vivirlo. Los buenos cristianos son los que no ponen resistencias y, aunque cueste cambiar, intentan escuchar la voz del Papa y ponerlo por obra.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO,25 DE ENERO


25 de Enero
La Conversión de San Pablo


La Sagrada Biblia, en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles, narra así La Conversión de San Pablo:La Conversión de San Pablo
"Saulo, respirando amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas de recomendación para las sinagogas de los judíos de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores de Cristo, los pudiera llevar presos y encadenados a Jerusalén.
Y sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?". El respondió: ¿Quién eres tú Señor? Y oyó que le decían: "Yo soy Jesús a quien tú persigues. Pero ahora levántate; entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tendrás que hacer".

Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron de la mano y lo hicieron entrar en Damasco. Pasó tres días sin comer y sin beber.

Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: ¡Ananías! El respondió: "Aquí estoy Señor" y el Señor le dijo: "Levántate. Vete a la calle Recta y pregunta en la casa de Judas por uno de Tarso que se llama Saulo; mira: él está en oración y está viendo que un hombre llamado Ananías entra y le coloca las manos sobre la cabeza y le devuelve la vista.

Respondió Ananías y dijo: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los males que ha causado a tus seguidores en Jerusalén, y que ha venido aquí con poderes de los Sumos Sacerdotes para llevar presos a todos los que creen en tu nombre".

El Señor le respondió: "Vete, pues a éste lo he elegido como un instrumento para que lleve mi nombre ante los que no conocen la verdadera religión y ante los gobernantes y ante los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre".

Fue Ananías. Entró en la casa. Le colocó sus manos sobre la cabeza y le dijo: "Hermano Saulo: me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías. Y me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo". Al instante se le cayeron de los ojos unas como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Tomó alimento y recobró las fuerzas.

Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y enseguida se puso a predicar en favor de Jesús, en las sinagogas o casas de oración, y decía que Jesús es el Hijo de Dios. Todos los que lo escuchaban quedaban admirados y decían: ¿No es éste el que en Jerusalén perseguía tan violentamente a los que invocaban el nombre de Jesús? Y ¿No lo habían enviado los Sumos Sacerdotes con cartas de recomendación para que se llevara presos y encadenados a los que siguen esa religión? "Pero Saulo seguía predicando y demostraba a muchos que Jesús es el Mesías, el salvador del mundo".

Saulo se cambió el nombre por el de Pablo. Y en la carta a los Gálatas dice: "Cuando Aquél que me llamó por su gracia me envió a que lo anunciara entre los que no conocían la verdadera religión, me fui a Arabia, luego volví a Damasco y después de tres años subí a Jerusalén para conocer a Pedro y a Santiago". Las Iglesias de Judea no me conocían pero decían: "El que antes nos perseguía, ahora anuncia la buena noticia de la fe, que antes quería destruir". Y glorificaban a Dios a causa de mí.

Apóstol San Pablo: que tu conversión sea como un ideal para todos y cada uno de nosotros. Que también en el camino de nuestra vida nos llame Cristo y nosotros le hagamos caso y dejemos nuestra antigua vida de pecado y empecemos una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.

Si lo que busco es agradar a la gente, no seré siervo de Cristo.

FELIZ FIN DE SEMANA¡¡



viernes, 24 de enero de 2020

¿POR QUÉ EXACTAMENTE 12 APÓSTOLES?


¿Por qué exactamente 12 Apóstoles?
Doce indica la perfección de gobierno.


Por: Javier Ordovàs | Fuente: Catholic.Net




El Nuevo Testamento está plagado de detalles narrativos y descriptivos muy precisos que contribuyen a su veracidad e historicidad y, por tanto, aumentan la credibilidad.

Los cuatro evangelistas al redactar sus textos tuvieron la excelente oportunidad de contrastar y corroborar sus afirmaciones con testigos directos de lo que narran, de ahí la enorme concordancia entre los textos de los evangelistas,  que compartieron los mismos testigos.

Es un lujo de detalles respecto a lugares en los que Jesucristo estuvo, comarcas, personas con las que se relacionó, con sus nombres propios, hasta el número exacto de panes y peces que utilizó en la primera y segunda multiplicación de los panes, así como el número exacto de cestos y piezas que se recogieron después del milagro. Alguien tuvo que contarlos.

O los 153 peces grandes que se recogieron de la pesca milagrosa (Jn 21,1-14). Alguien se tomó el interés de contarlos con tanta precisión.

En Lc 10,1-9: ¨Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios adonde él debía ir¨. Y en n. 17: ¨Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre».

También se tomaron la molestia de hacer el recuento de esos 72.

Pues en esa misma dirección de minuciosidad en los detalles, cuando Cristo eligió a los doce Apóstoles, los evangelistas no solamente especifican su número sino, también los nombres y, en bastantes casos, los detalles de cómo fue la llamada personal que Jesucristo les hizo.

Al narrar la elección de los doce eran conscientes de la importancia de ese hecho y dato concreto. Conocían la Biblia y la intención de Cristo al decidirse por ese número.

El número 12 es usado 187 veces en la Biblia. ¨Doce¨ indica la perfección de gobierno, el servicio, la potestad y la protección, características de un sistema perfecto de gobierno: 12 Patriarcas, 12 hijos de Israel, 12 tribus,  12 Jueces.

Cuando Jesucristo elige exactamente a 12, está respetando la tradición del pueblo hebreo y, al mismo tiempo, está exponiendo con claridad que se trata de un nuevo pueblo (no sólo los hebreos), una Nueva Ley,  y un nuevo edificio (universal), basado en esas doce columnas.

Ese nuevo edificio es la Iglesia de Cristo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).

Y claramente les dice: «cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel» (Mat. 19:28).

Tan claro quedó esto para los primeros cristianos que en el Nuevo Testamento aparece 31 veces la expresión ¨los doce¨ refiriéndose a los apóstoles.

Y en  Apocalipsis 21:14 se nos dice que ¨los doce cimientos del muro de la Nueva Jerusalén tendrán inscriptos sobre ellos los nombres de los doce discípulos¨.

Hasta el punto de que, al fallar y morir Judas, eligen a su sustituto para seguir siendo doce:

"Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos".

Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: "Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas".

Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).

Pablo, siendo una figura tan importante que fue llamado apóstol, sin embargo no era considerado uno de los doce. Más bien, se puede considerar a Pablo como carisma promovido por el Espíritu Santo dentro de la Iglesia que, a lo largo de la historia, tantos otros carismas ha promovido y promueve actualmente.

¡ESTOY AHOGADO! ¿DIOS ME HA ABANDONADO?


¡Estoy ahogado! ¿Dios me ha abandonado?
Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan


Por: P. Miguel A. Fuentes, IVE | Fuente: TeologoResponde.org




Pregunta:

Estimado Padre: Tengo una hermosa familia; buena y piadosa esposa y dos hijas. Yo en lo personal me considero católico practicante y muy consciente de la presencia de Dios en todo lo que nos rodea. Estoy en una muy difícil situación, pues desde hace año y medio no tengo trabajo. Mi trayectoria profesional fue de excelencia y lo que hago y propongo estoy seguro es de muy alta calidad. En todo este tiempo desempleado he pedido mucho a Dios que me ayude y también he solicitado la intercesión de la Virgen y de algunos santos, incluso, algo que nunca se me había ocurrido, he hablado con mi ángel de la guardia. Pero el tiempo pasa y se me agotan los fondos de sobrevivencia, de tal manera que me acerco a un colapso económico con sus secuelas de infelicidad para mi familia. En ésta situación creo como que Dios me ha volteado la mirada, no entiendo que espera de mí. El sermón de la Misa del domingo anterior me puso muy reflexivo, pues el sacerdote se refirió a no esperar ‘magia’ en nuestra relación con Dios. Hasta ahora he pensado que Dios tiene injerencia en nuestra vida y que respetando nuestra libertad y responsabilidad, busca nuestro bien, y que le gusta que toquemos su puerta y le pidamos como a un Padre que es. Dentro de mi desesperación he pensado en obviar la presencia de Dios en lo referente a mi vida profesional y económica y circunscribirla a la conducta de cumplir con la práctica religiosa y pedirle ayuda para no pecar. Padre aconséjeme para no desesperar en esta situación tan agobiante. Gracias anticipadas.
Respuesta:

Muchas personas sienten que el peso del trabajo, problemas familiares, económicos, legalidad, desempleo, etc., los ahogan y no encuentran salida por ninguna parte (aún siendo un cristiano practicante), sienten que no pueden con todo esto y más cuando le vienen más de 2 o 3 problemas de esos juntos. Esto puede sucederle a cualquiera de nosotros en algún momento de nuestra vida.

Para los planes de Dios sobre cada uno de nosotros no existen respuestas teológicas concretas. No sé qué pueda querer Dios de usted, ni hasta donde lo probará con el infortunio.

Sabemos ciertamente que la Escritura dice que las aguas nos llegan hasta el cuello pero no nos ahogan. No le voy a mentir diciendo que ya van a terminar sus sufrimientos. Eso hacen los horoscopistas que mienten a la gente y juegan con su sed de esperanza y su credulidad. Pero a pesar de mentirle no le solucionan nada.



7 principios claros que debemos tener claros:

1.- Todo sucede para el bien de los que Dios ama (Romanos 8,20). Aunque allí no se dice qué se incluye en ese ‘todo´: va desde los dones materiales de Dios, hasta la cruz y el martirio.

2.- Dios no permite que seamos probados más allá de nuestras fuerzas.

3.- Muchas veces las aguas nos llegan hasta el cuello, pero no nos ahoga.

4.- Muchas veces Dios espera que le pidamos lo que necesitamos, incluso con sacrificios, penitencias y votos generosos, y luego actúa. Porque quería suscitar en nosotros esos actos que nos han de santificar.

5.- La cruz está en el camino ordinario de toda persona llamada a la santidad. Y debemos aceptar con paciencia y resignación nuestras cruces; para eso podemos leer con fruto el Libro de Job.

6.- Esto no nos exime de poner de nuestra parte todos los medios materiales para encontrar una salida. Precisamente muchas veces la gracia que Dios nos da no es el encontrar la salida de nuestros problemas sino la gracia de intentarlo una vez más, lo cual también viene de Dios.

7.- En nuestra debilidad se manifiesta la fuerza de Dios, como dice San Pablo. A veces Dios espera a que estemos completamente abatidos y recién allí actúa, para que se vea que ha sido su mano la que nos salvó y no nuestras fuerzas.


Se que no es sencillo, pero si es tu caso, nunca dejes de orar.
"Siempre y por cualquier motivo, den gracias a Dios, nuestro Padre, en nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5,20)

Cuente con mis oraciones.

En Cristo y María.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 24 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 24 de enero de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (24,3-21):

En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.
David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: «Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo." Haz con él lo que quieras.»
Pero él les respondió: «¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!»
Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.
Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: «¡Majestad!»
Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje.
Le dijo: «¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos...", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.»
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?»
Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David: «¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 56,2.3-4.6.11

R/. Misericordia, Dios mío, misericordia

Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. R/.

Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad. R/.

Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad que alcanza las nubes. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):

En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –Los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 24 de enero de 2020
José Luis Latorre, cmf


Llamados y enviados

Queridos amigos

Marcos nos narra hoy que Jesús escogió entre sus discípulos a un grupo de doce para que estuvieran con Él y enviarlos a anunciar el Reino de Dios. Es un grupo bastante plural por lo que podemos saber, pero unido por una misma llamada y una misma misión recibidas de Jesús. Recibieron una invitación a dejar un estilo de vida y elegir otro; tuvieron que dar un paso adelante y desprenderse de una vida hecha, confortable y cómoda. Pasaron de ser simples discípulos a vivir la maravillosa experiencia de estar siempre en la compañía de Jesús, vivir la cercanía continua con el Maestro y experimentar la ternura y amistad del amigo que está totalmente pendiente de ellos.

La comunión en el grupo de los Doce seguramente no debió ser nada fácil. Tuvieron que aprender del Maestro el respeto, el amor desinteresado, el perdón, el servicio, la aceptación mutua. Para los apóstoles el compartir la vida con Jesús día a día fue la escuela donde fueron profundizando e interiorizando el sentido de sus vidas; la experiencia del día a día fue el aprendizaje donde los Doce fueron descubriendo a qué les había llamado el Maestro. En el contacto personal con Jesús los apóstoles se fueron afianzando en su seguimiento y en qué consistía la misión a la que les había llamado. Esta experiencia de los Doce con Jesús es un modelo excelente para los cristianos de todos los tiempos: vivir la comunión en la diversidad y construirla día a día, vivir la propia vocación como una llamada de Jesús a la misión de anunciar el Evangelio en el día a día y en la situación concreta que vive cada uno, darse cuenta de que la comunión y la amistad con Jesús es imprescindible para luego poder hablar de Él; reconocer que hay que evangelizar “con autoridad”, es decir desde el testimonio de una vida vivida con coherencia y honestidad, y en comunión con los hermanos. Allí donde no hay unidad y comunión no puede fructificar la Palabra de Dios que se anuncia; los cristianos hoy tenemos que actualizar las palabras del libro de los Hechos: “en el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo; no había más que un solo corazón y un alma sola”.

El Señor nos invita a redescubrir nuestra vocación cristiana y la belleza de haber comprometido toda la vida por Él y por los valores que nos propone en el Evangelio. Pero es muy importante que no olvidemos que el encuentro con Él es fundamental pues nadie da lo que no tiene. Sentir y experimentar la presencia de Jesús en nuestra vida nos impele a compartir con los demás lo vivido. Como dice San Juan en su primera carta: “lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida, os lo damos a conocer para que vuestra alegría sea completa”. Como nos recuerda el Papa Francisco “cristianos con Espíritu”, hombres y mujeres con profunda experiencia de Jesús, hombres y mujeres de oración, de Eucaristía, de lectura orante de la Palabra; personas forjadas junto al Sagrario y en horas de Adoración.

José Luis Latorre, Misionero Claretiano

FELIZ VIERNES!!




jueves, 23 de enero de 2020

FARMACIA CELESTIAL


Farmacia celestial
Nuestra alma para bien o para mal, según lo que nosotros queramos decidir, jamás perecerá


Por: Juan del Carmelo | Fuente: www.religionenlibertad.com




Hace unos días tuve un sueño que voy a contar. Me acosté por la noche, después de haber pasado la tarde oyendo hablar y comentar en un círculo de amigos, los inconvenientes de las distintas enfermedades, de las que adolecían algunos de los presentes y de otras enfermedades, así como de los remedios a estas, de médicos, de operaciones, de medicamentos y de farmacias. Por la noche, después de haber cumplido con mis oraciones nocturnas habituales y antes de irme a la cama me quedé meditando un poco, sobre las enfermedades del cuerpo y de cómo resulta, que cuando el hombre logra dominar una enfermedad con nuevos fármacos, al poco tiempo aparece otra nueva enfermedad, que arrasa al hombre. Tal es el caso, por ejemplo, de de la sífilis que cuando ya se encontraba dominada, aparece el temido sida. No quiero afirmar con este ejemplo que las enfermedades que sufrimos en nuestras carnes o en las del prójimo, sean fruto de los pecados del hombre, pero un cierto tufillo de relación sí que hay. Es como si el Señor nos quisiera mantener en tensión, para que no nos olvidemos, de que solo Él, es el que todo lo puede.

Mi meditación avanzó, pero esta vez en relación con los males o enfermedades del alma humana, tema este del que poco o muy poco nos ocupamos, y cuyos estragos en la personas mujeres y hombres, son mucho más grandes, que los que nos producen las enfermedades materiales. Aunque no lo veamos ni comprendamos, resulta que es mucho más importante la muerte de un alma, por razón del pecado mortal, de ahí el adjetivo de mortal, que las dolencias corporales incluso la muerte a la que estas dolencias o enfermedades corporales, pueden llevarnos. Y lo más grande es que el pecado mortal, puede tener solución con el arrepentimiento y el perdón confesional, restituyéndosele al alma toda la salud y méritos espirituales que tenía antes de pecar mortalmente. Pero es el caso de que tratándose de enfermedades serias, un cáncer incurable por ejemplo, el final es marcharse de este mundo, claro que quien se marchará de este mundo será nuestra alma, porque lo que es el cuerpo, incinerado o enterrado aquí se quedará. Realmente es de ver y no olvidar, que día a día, todos estamos muriendo un poco.

Comprender esto aunque no lo queramos entender, es muy sencillo si tenemos presente que el orden del espíritu, lo espiritual, es un orden muy superior al material, la materia siempre es limitada en sus posibilidades y caduca, pues muere con el tiempo; el espíritu es ilimitado en sus posibilidades de actuación y es inmortal, no caduco. Nuestra alma para bien o para mal, según lo que nosotros queramos decidir, jamás perecerá.

Es de reconocer que el sistema sanitario de nuestro cuerpo en cualquier país cuesta un ojo de la cara a sus súbditos o ciudadanos, según se trate de una monarquía o de una república, y está mejor organizado y funciona mejor, que el sistema sanitario de nuestras almas, que no nos cuesta un duro, y no le prestamos atención. A lo sumo lo que nos cuesta son las pocas perras, que los domingos echamos en la colecta y eso el que las echa.

Con estos pensamientos me quedé dormido ya en la cama, y ¡eh aquí mi sueño! Soñé con el mencionado sistema sanitario de nuestra alma y me vi acompañado de mi ángel de la guarda que me hacía de “cicerone”. A los que hayan leído mi libro “Conversaciones con mi ángel” Isbn: 9788461179190 (Si se desea leer en forma gratuita este libro, éntrese en la librería de Google con el número indicado de Isbn), no les extrañará esta compañía tuve en el sueño.

Me encontré dentro de una extraña farmacia, donde había unos dependientes que eran ángeles con sus correspondientes batas blancas y había un ángel de categoría superior. Pensé que este era el farmacéutico y los demás los mancebos. Le pregunté a mi ángel y él me explicó que entre ellos existe una jerarquía, que siempre es una jerarquía marcada por el amor a diferencia de lo que pasa en el infierno en el que la jerarquía entre los demonios existe, pero es una jerarquía de odio: se odian unos a otros a matar de la misma forma que también se odian entre si las personas reprobadas que han repudiado el amor que el Señor les ofreció en su día.

Ignoro si el ángel farmacéutico y sus mancebos, debajo de las batas llevaban recogidas sus correspondientes alas, pero me dio la impresión de que no, al menos mi ángel no las llevaba y se desplazaba sin ellas de una forma que daba gloria y envidia verlo, pero yo tampoco me quedaba manco pues literalmente flotaba y me desplazaba flotando en el aire. ¡Qué gozada! Eso de las alas es un cuento que nos hemos inventado, para justificar la envidia que tenemos de los ángeles y de los cuerpos ya glorificados, que son capaces de volar y nosotros no. Es más, entiendo que cuanto menos espiritual es un alma, más está pegada al barro de este mundo. La fuerza de nuestro espíritu, puede ser tremenda y con la gracia de Dios, violar la ley de la gravedad. Así tenemos el caso de santos, que en éxtasis de amor, han levitado, ante el asombro de los que lo contemplaban. Nosotros pensamos que hace falta tener alas para volar, pero los ángeles son espíritus puros que solo se materializan ante nuestros ojos, con alas o sin ellas cuando Dios lo autoriza.

En la farmacia entraban y salían constantemente ángeles clientes de la farmacia que solicitaban fármacos ya elaborados o algunos especiales para sus protegidos en la tierra. Muchos de ellas acudían al farmacéutico titular, pidiéndole que el reforzase el fármaco que pedía con una determinadas dosis más abundantes de humildad u otra virtudes que su protegido necesitaba urgentemente. En general todos los ángeles clientes pedían medicamentos en los que el principio activo más importante era la fe. Mi ángel me explicó, que la falta de fe era la principal dolencia del género humano y me aseguró, que ni el que se creía que tenía mucha fe, apenas tenía unos escaso miligramos y me preguntó: ¿En dos mil años de existencia del cristianismo, has visto acaso alguien que haya sido capaz de mover de su sitio con su fe, un árbol o una montaña? Y sin embargo el Señor, os aseguró que eso y mucho más podríais hacer si tuvieseis fe suficiente. “En verdad os digo que, si tuviereis fe y no dudareis, no solo haréis lo que la higuera, sino que si dijereis a ese monte: “Quítate y échate en el mar”, se haría, y todo cuanto con fe pidiereis en la oración lo recibiríais”. (Mt 21,21-22) y también “Díjole Jesús: ¡Si puedes! Todo es posible al que cree”. (Mc 9,14-24).

Además de la fe, le pregunté a mi ángel: ¿Qué otra virtud es más solicitada en esta farmacia celestial? Porque las virtudes del amor a Dios y el amor al prójimo estarán también muy solicitadas. Desde luego que lo están, pero no en el grado en que tú te imaginas, ya que mientras estáis pasando en el mundo la prueba de amor a la que estáis llamados, la fe es lo que más necesitáis, al que de verdad cree, el resto de las virtudes se le dan, sin que el sea consciente de que las tiene. Las virtudes aumentan o disminuyen en el alma humana al unísono. A una mayor fe siempre corresponde un mayor amor a Dios y al prójimo y una mayor esperanza y humildad, así como un aumento del resto de las virtudes, pues todas ellas tienen un único fundamento y está totalmente relacionadas.

Me hubiese gustado prolongar más mi sueño, pero vi claramente que había tenido este sueño para que me diese cuenta, de que es más necesario cuidar la sanidad del alma que la del cuerpo y que la docilidad que tengamos en seguir las mociones e inspiraciones del Espíritu Santo, es la garantía de un alma sana y creciendo en santidad.

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

ORACIÓN PARA UNA VISITA A JESÚS SACRAMENTADO


Oración para una visita a Jesús Sacramentado





¡Oh Jesús de mi alma, encanto único de mi corazón!, heme aquí postrado a tus plantas, arrepentido y confuso, como llegó el hijo pródigo a la casa de su padre. Cansado de todo, sólo a Ti quiero, sólo a Ti busco, sólo en Ti hallo mi bien. Tú, que fuiste en busca de la Samaritana; Tú, que me llamaste cuando huía de Ti, no me arrojarás de tu presencia ahora que te busco.

Señor, estoy triste, bien lo sabes, y nada me alegra; el mundo me parece un desierto. Me hallo en oscuridad, turbado y lleno de temor e inquietudes...; te busco y no te encuentro, te llamo y no respondes, te adoro, clamo a Ti y se acrecienta mi dolor. ¿Dónde estás, Señor, dónde, pues no gusto las dulzuras de tu presencia, de tu amor?

Pero no me cansaré, ni el desaliento cambiará el afecto que me impulsa hacia Ti. ¡Oh buen Jesús! Ahora que te busco y no te encuentro recordaré el tiempo en que Tú me llamabas y yo huía... Y firme y sereno, a despecho de las tentaciones y del pesar, te amaré y esperaré en Ti.

Jesús bueno, dulce y regalado padre y amigo incomparable, cuando el dolor ofusque mi corazón, cuando los hombres me abandonen, cuando el tedio me persiga y la desesperación clave su garra en mí, al pie del Sagrario, cárcel donde el amor te tiene prisionero, aquí y sólo aquí buscaré fuerza para luchar y vencer.

No temas que te abandone, cuando más me huyas, más te llamaré y verteré tantas lágrimas que, al fin, vendrás... Sí..., vendrás, y al posarte, disfrutaré en la tierra las delicias del cielo.
Dame tu ayuda para cumplir lo que te ofrezco; sin Ti nada soy, nada puedo, nada valgo... Fortaléceme, y desafiaré las tempestades.

Jesús, mío, dame humildad, paciencia y gratitud, amor..., amor, porque si te amo de veras, todas las virtudes vendrán en pos del amor.

Te ruego por los que amo... Tú los conoces, Tú sabes las necesidades que tienen; socórrelos con generosidad. Acuérdate de los pobres, de los tristes, de los huérfanos, consuela a los que padecen, fortalece a los débiles, conmueve a los pecadores para que no te ofendan y lloren sus extravíos.

Ampara a todos tus hijos, Señor, más tierno que una madre.

Y a mí, que te acompaño cuando te abandonan otros, porque he oído la voz de la gracia; a mí, que no te amo por el cielo, ni por el infierno te temo; a mí, que sólo busco tu gloria y estoy recompensado con la dicha de amarte, auméntame este amor y dadme fortaleza para luchar y obtener el apetecido triunfo.

Adiós, Jesús de mi alma salgo de tu presencia, pero te dejo mi corazón; en medio del bullicio del mundo estaré pensando en Ti, y a cada respiración, entiende. oh Jesús, que deseo ser tuyo.

Amén.
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