miércoles, 5 de febrero de 2020

REINA DEL CIELO


Reina del Cielo




Jesús, elevado en la Cruz, nos regaló una Madre para toda la eternidad. Juan, el Discípulo amado, nos representó a todos nosotros en ese momento y luego se llevó a María con él, para cuidarla por los años que restaron hasta su Asunción al Cielo.
María se transformó así no sólo en tu Madre, sino también en la Madre de nuestra propia madre terrenal, de nuestro padre, hijos, de nuestros hermanos, amigos, enemigos, ¡de todos!.

Una Madre perfecta, colocada por Dios en un sitial muchísimo más alto que el de cualquier otro fruto de la Creación. María es la mayor joya colocada en el alhajero de la Santísima Trinidad, la esperanza puesta en nosotros como punto máximo de la Creación. La criatura perfecta que se eleva sobre todas nuestras debilidades y tendencias mundanas. ¡Por eso es nuestra Madre!.

La Reina del Cielo es también el punto de unión entre la Divinidad de Dios y nuestra herencia de realeza. Nuestro legado proviene del primer paraíso, cuando como hijos auténticos del Rey Creador poseíamos pleno derecho a reinar sobre el fruto de la creación, la cual nos obedecía. Perdido ese derecho por la culpa original, obtuvimos como Embajadora a una criatura como nosotros, elevada al sitial de ser la Madre del propio Hijo de Dios.

¡Y Dios la hace Reina del Cielo, y de la tierra también!. Allí se esconde el misterio de María como la nueva Arca que nos llevará nuevamente al Palacio, a adorar el Trono del Dios Trino. María es el punto de unión entre Dios y nosotros. Por eso Ella es Embajadora, Abogada, Intercesora, Mediadora. ¿Quién mejor que Ella para comprendernos y pedir por nuestras almas a Su Hijo, el Justo Juez?. María es la prueba del infinito amor de Dios por nosotros: Dios la coloca a Ella para defendernos, sabiendo que de este modo tendremos muchas más oportunidades de salvarnos, contando con la Abogada más amorosa y misericordiosa que pueda jamás haber existido. ¿Somos realmente conscientes del regalo que nos hace Dios al darnos una Madre como Ella, que además es nuestra defensora ante Su Trono?.

Si tuvieras que elegir a alguien para que te defienda en una causa difícil, una causa en la que te va la vida. ¿A quien elegirías?. 
Dios ya ha hecho la elección por ti, y vaya si ha elegido bien: tu propia Madre es Reina y Abogada, Mediadora e Intercesora.
¿Qué le pedirías a Ella, entonces?. 

Reina del Cielo, sé mi guía, sé mi senda de llegada al Reino. Toca con tu suave mirada mi duro corazón, llena de esperanza mis días de oscuridad y permite que vea en ti el reflejo del fruto de tu vientre, Jesús. No dejes que Tus ojos se aparten de mi, y haz que los míos te busquen siempre a ti, ahora y en la hora de mi muerte.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 5 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Miércoles de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 5 de febrero de 2020


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (24,2.9-17):

En aquellos días, el rey David ordenó a Joab y a los jefes del ejército que estaban con él: «Id por todas las tribus de Israel, desde Dan hasta Berseba, a hacer el censo de la población, para que yo sepa cuánta gente tengo.»
Joab entregó al rey los resultados del censo: en Israel había ochocientos mil hombres aptos para el servicio militar, y en Judá quinientos mil.
Pero, después de haber hecho el censo del pueblo, a David le remordió la conciencia y dijo al Señor: «He cometido un grave error. Ahora, Señor, perdona la culpa de tu siervo, porque ha hecho una locura.»
Antes que David se levantase por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió la palabra del Señor: «Vete a decir a David: "Así dice el Señor: Te propongo tres castigos; elige uno, y yo lo ejecutaré."»
Gad se presentó a David y le notificó: «¿Qué castigo escoges? Tres años de hambre en tu territorio, tres meses huyendo perseguido por tu enemigo, o tres dias de peste en tu territorio. ¿Qué le respondo al Señor, que me ha enviado?»
David contestó: «¡Estoy en un gran apuro! Mejor es caer en manos de Dios, que es compasivo, que caer en manos de hombres.»
Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. El Señor mandó entonces la peste a Israel, desde la mañana hasta el tiempo señalado. Y desde Dan hasta Berseba, murieron setenta mil hombres del pueblo. El ángel extendió su mano hacia Jerusalén para asolarla.
Entonces David, al ver al ángel que estaba hiriendo a la población, dijo al Señor: «¡Soy yo el que ha pecado! ¡Soy yo el culpable! ¿Qué han hecho estas ovejas? Carga la mano sobre mí y sobre mi familia.»
El Señor se arrepintió del castigo, y dijo al ángel, que estaba asolando a la población: «¡Basta! ¡Detén tu mano!»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 31,1-2.5.6.7

R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R/.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,1-6):

En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?»
Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.»
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 5 de febrero de 2020
Carlos Latorre, cmf


Queridos amigos:

La enseñanza en parábolas y la actuación prodigiosa en torno al lago de Galilea o Genesaret culminan con el retorno de Jesús al pueblo donde se había criado. Los habitantes de Nazaret quedan asombrados de sus sabias palabras y comienzan a preguntarse quién le ha enseñado y dónde ha aprendido todas esas cosas que explica.

Era costumbre en la reunión de la sinagoga que un lector leyera el texto de la Biblia, que hoy llamamos Antiguo Testamento y otro lo explicara. En este caso es el mismo Jesús quien lo lee. ¿De qué hablaba dicho texto? Según explica S. Lucas en su evangelio le entregaron el libro del profeta Isaías y, al desenrollarlo, encontró el pasaje que el mismo Jesús leyó y que decía: “ El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la liberación a los cautivos y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor”.

Los habitantes de Nazaret quedan asombrados de su explicación y empiezan a preguntarse por su identidad, como si después de 30 años de vivir en medio de ellos, no supieran quién era. Y su asombro termina en escándalo e incomprensión, porque buscan la respuesta en una dirección equivocada. Creen saber todo sobre Jesús, porque conocen a sus padres y familiares y le han visto trabajar como un joven más del pueblo.

No siempre las personas son lo que parecen, pues llevan dentro de sí riquezas, que no consiguen descubrir quienes sólo se dejan llevar por las apariencias o por lo que dice la gente. No habían captado todavía el “secreto de la persona de Jesús”. Y lo que decía y hacía les resultaba escandaloso. “Jesús les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe”.

Para sus vecinos Jesús no había estudiado, había crecido como un muchacho más del pueblo y, por tanto, escucharle hablar de esa manera y enseñar como un maestro les resultaba sospechoso. ¡Qué difícil es juzgar correctamente a las personas! Los prejuicios nos llevan siempre a pensar lo peor y a descalificar a quien se aparta de nuestras ideas y gustos.

En este día 5 de febrero la liturgia nos recuerda también a Santa ÁGUEDA, joven mártir muy querida y festejada sobre todo en las zonas rurales de España. Ella dio gran testimonio de fe con su martirio en la época de los emperadores romanos. Según se cuenta, aquellos hombres tan poderosos no tenían como meta hacer mártires, sino “deshacer cristianos”. Pero con Águeda no lo consiguieron.

El martirio tuvo lugar en la isla de Sicilia, en Italia. El procónsul Quinciano, representante del emperador, la increpa ásperamente:

-"Pero tú, ¿de qué raza eres?”

-“Aunque soy de familia noble y rica, mi alegría es ser sierva y esclava de Jesucristo. No puedo callar el nombre de Aquel que estoy invocando dentro de mi corazón”.

Águeda hizo honor a su nombre, que significa «buena»: ella fue en verdad buena por su identificación con Jesús fuente de todo bien y fuerza de los mártires. Han pasado los siglos, pero el pueblo cristiano no la olvida.

Vuestro hermano en la fe.

Carlos Latorre

BUENOS DÍAS!!!




martes, 4 de febrero de 2020

IMITAR A MARÍA


Imitar a María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo  



- Una manera de amar a María, la más eficaz, que supone otros ejercicios previos, es la imitación de sus virtudes, con ella enraizamos en nuestra vida la auténtica devoción y la limpiamos de estériles sentimentalismos, convirtiendo en frutos de virtudes los deseos de amar.
En María han florecido todas las virtudes evangélicas, por eso el ejercicio de cualquier virtud supone un transplante en nuestra vida del amor de María hacia Dios, si nos fijamos directamente en María es por el ánimo que nos infunde la posibilidad de ejercitarla, al mismo tiempo que nos agrada el parecernos a nuestra Madre.
En la medida que crece en nosotros el amor a María crece el amor a Dios. Todo amor tiende a la perfección y ésta está en Dios, por eso el amor a María, que debe terminar en el amor a Dios, tiende a reproducir en nosotros las virtudes, las perfecciones, que encuentran en Dios la máxima expresión y en María la mejor reproducción.

- Ante el cúmulo de virtudes que sobresalen en la Virgen podemos seleccionar las disposiciones fundamentales en las que aquellas se cultivan. Juan Pablo II en una oración que le dirige nos marca a nosotros el camino a seguir, imitando a María, para conseguir tantas virtudes que en Ella florecieron:
"Tú creíste en su amor y obedeciste a su palabra. El Hijo de Dios te quiso como Madre suya, al hacerse hombre para salvar a la humanidad. Tú lo acogiste con solícita obediencia y corazón indiviso."


- La virtud es una faceta del amor a Dios y es el término de una correcta disposición, por eso nuestro amor a Dios, pasando por María, debe encontrar en la correcta disponibilidad que nos indica el Papa en la anterior oración:
Creer en el amor de Dios,
Obediencia a su palabra.
Lo segundo es consecuencia de lo primero. Si creemos en el amor de Dios, aceptamos lo esencial del ser divino, que San Juan claramente nos lo ha dicho: "Dios es Amor" (1Jn. 4, 8). Todo el obrar de Dios procede de su esencia, de ahí que si aceptamos que Dios todo lo hace por amor, lo lógico es que le obedezcamos, que nos pongamos a su entera disposición, ya que Dios busca siempre nuestro bien, como nos lo recuerda San Pablo: "Para el que ama a Dios, todo colabora para su bien" ( Rom. 8, 28 ).

- María se fió plenamente de la Palabra de Dios: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra" (Lc. 1, 38). El aceptar incondicionalmente lo que Dios le proponía, a pesar de tirar por tierra sus proyectos humanos, implícitamente admite que Dios la ama, que busca su bien, aunque a primera vista no lo entienda, era consciente de lo que San Pablo nos diría: Discernir la voluntad de Dios, lo bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto (Rom. 12, 2).

- El seguir la voluntad de Dios es la imitación de su perfección y la manera práctica de amarle. María así lo hizo en su vida y nos invita a que la imitemos, para que pasemos de la teoría a la práctica, del deseo a la realidad de amar a Dios.

- La actitud de una solícita obediencia a la voluntad divina conlleva lo que Juan Pablo II nos dice en la mencionada oración:
Tú lo acogiste con solícita obediencia y corazón indiviso.

- No podemos negar que el aceptar a Dios como Amor Supremo, nos exige el estar en continua sintonía con la voluntad divina y ponernos totalmente a su entera y constante disposición, sin fisuras en nuestro corazón, pues, el seguimiento de la voluntad de Dios nos ocupará toda nuestra actividad humana con el deseo de acomodarnos a lo que Dios quiere. María nos ayudará con su ejemplo de fidelidad a que nosotros no le demos a Dios el corazón partido, sino todo y en exclusiva.

- Decía Juan Pablo II en el Santuario de Nuestra Señora del Rocío (14-6-93): "La verdadera devoción a la Virgen os llevará a la imitación de sus virtudes. A través de Ella y por su mediación, descubriréis a Jesucristo, su Hijo, Dios y Hombre verdadero, que es el único mediador entre Dios y los hombres".

EL PAPA FRANCISCO CONFÍA EN UN FUTURO LIBRE DE ODIO Y TERRORISMO


El Papa Francisco confía en un futuro libre de odio y terrorismo
Redacción ACI Prensa




Con motivo del primer aniversario de la firma en Abu Dhabi del Documento sobre la Fraternidad Humana, entre el Papa Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, el Santo Padre ha hecho público un mensaje de video en el que muestra su esperanza en un mundo “libre de odio, rencor, extremismo y terrorismo”.

El mensaje de video comienza con un particular saludo “a todas las personas que con humanidad ayudan a sus hermanos pobres, enfermos, perseguidos y débiles sin importarles la religión, el color, la raza a la que pertenezcan”.


A continuación, recuerda que “hace un año, mi hermano, el Gran Imán Ahmad al-Tayyib, imán de Al-Azhar, y yo firmamos un documento sobre la fraternidad humana en la querida capital de los Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi”.

“Hoy celebramos el primer aniversario de aquel gran evento humanitario, confiando en un futuro mejor para la humanidad, un futuro libre del odio, del rencor, del extremismo y del terrorismo, en el que prevalezcan los valores de la paz, del amor y de la fraternidad”.

Con motivo de esa efeméride, el Papa Francisco expresa en este mensaje “mi aprecio por el apoyo ofrecido por los Emiratos Árabes Unidos al trabajo del Comité Supremo para la Fraternidad Humana. Agradezco también la iniciativa Abrahamic House, por la convocatoria del Premio a la Fraternidad Humana”.

El Papa explica que ese Premio busca promover “todos los modelos virtuosos de hombres y mujeres que en este mundo encarnan el amor por medio de acciones y sacrificios realizados por el bien de los otros, sin importar que se pertenezca a diferentes religiones o a diferentes identidades étnicas y culturales”.

El Santo Padre concluye su mensaje de video pidiendo “a Dios Omnipotente que bendiga cada esfuerzo que beneficie a la humanidad y que nos ayude a avanzar en la fraternidad”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 4 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Martes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 4 de febrero de 2020


Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel 
(18,9-10.14b.24-25a.30–19,3):

En aquellos dias, Absalón fue a dar en un destacamento de David. Iba montado en un mulo, y, al meterse el mulo bajo el ramaje de una encina copuda, se le enganchó a Absalón la cabeza en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que cabalgaba se le escapó.
Lo vio uno y avisó a Joab: «¡Acabo de ver a Absalón colgado de una encina!»
Agarró Joab tres venablos y se los clavó en el corazón a Absalón. David estaba sentado entre las dos puertas. El centinela subió al mirador, encima de la puerta, sobre la muralla, levantó la vista y miró: un hombre venía corriendo solo.
El centinela gritó y avisó al rey. El rey dijo: «Retírate y espera ahí.» Se retiró y esperó alli.
Y en aquel momento llegó el etíope y dijo: «¡Albricias, majestad! ¡El Señor te ha hecho hoy justicia de los que se habían rebelado contra ti!»
El rey le preguntó: «¿Está bien mi hijo Absalón?»
Respondió el etíope: «¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!»
Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: «¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! iHijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!»
A Joab le avisaron: «El rey está llorando y lamentándose por Absalón.»
Así la victoria de aquel dia fue duelo para el ejército, porque los soldados oyeron decir que el rey estaba afligido a causa de su hijo. Y el ejército entró aquel día en la ciudad a escondidas, como se esconden los soldados abochornados cuando han huído del combate.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 21,26b-27.28.30.31-32

R/. Te alabarán, Señor, los que te buscan

Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre. R/.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R/.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
todo lo que hizo el Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,21-43):

En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.» Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le djo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 4 de febrero de 2020
Carlos Latorre, cmf



Queridos amigos:

Ayer leíamos en el evangelio que los gerasenos pedían a Jesús que saliera de su territorio porque muchos cerdos se habían perdido, aunque un pobre hombre se curó y volvió a su sano juicio. Sí, Jesús hizo un milagro, pero también hubo pérdidas materiales para los dueños de aquellos animales. En el evangelio de hoy leemos que el jefe de la sinagoga, Jairo, le suplica a Jesús que entre en su casa. Y con Jesús entran todas las bendiciones, incluida una imposible para los humanos: la vida nueva para su hijita muerta.

San Marcos en el evangelio nos cuenta lo que pasó: Jesús la tomó de la mano y le dijo: “Talitha kumi, es decir: Niña, a ti te digo, levántate” . La fe del papá, Jairo, unida al amor de Jesús por la vida de aquella niña, dan paso al milagro humanamente inexplicable. Con toda razón se dice que Jesús aparece como el único médico capaz de otorgar al ser humano su genuina dignidad, la vida verdadera y la paz para el cuerpo y para el alma. Resucitando a la hija de Jairo, el poder de Jesús se hace todavía más palpable, porque es capaz de comunicar la vida incluso a quien yace en la muerte.

El otro milagro es la sanación de una mujer que padecía hemorragias desde hacía doce años. Esa enfermedad la hacía legalmente marginada por la impureza de la sangre. Y es que la ley de los judíos en el Antiguo Testamento atribuía a las hemorragias tanto de la menstruación como por enfermedad una maldad totalmente involuntaria. Según esa ley la mujer quedaba impura y herida en lo más profundo de su ser. Jesús se deja tocar por ella, es decir, se hace solidario con su dolor y afirma delante de todos que la fe de aquella mujer ha sido una medicina tan eficaz, que ha sanado su cuerpo y su alma.

Ambos prodigios revelan el poder de Jesús y resaltan el valor de la fe sencilla de una mujer y de un padre desesperado, pero confiado en el poder de Jesús. Ambos se convierten hoy en modelos de fe para todo cristiano. Una fe que no se rinde ante ninguna enfermedad o desgracia.

Otra riqueza de la palabra de Dios en este día la encontramos en la primera lectura que habla del rey David y de la rebelión de su hijo Absalón.

Como su padre David está ya viejo, el hijo está impaciente por ocupar el trono y se levanta contra él. La inexperiencia hace que el joven caiga asesinado en el enfrentamiento de las tropas. Uno del bando del rey corre a contarle a David las últimas novedades:

“El rey le preguntó: «¿Está bien mi hijo Absalón?»

Respondió el etíope: «¡Acaben como él los enemigos de vuestra majestad y cuantos se rebelen contra ti!». Entonces el rey se estremeció, subió al mirador de encima de la puerta y se echó a llorar, diciendo mientras subía: «¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! iHijo mío, Absalón! ¡Ojalá hubiera muerto yo en vez de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!».

Es el ejemplo de un auténtico padre que prefiere él la muerte antes que la de su hijo por más injurias que le haya hecho y maldades que haya cometido.

Vuestro hermano en la fe.

Carlos Latorre

BIENVENIDO FEBRERO!!!



















lunes, 3 de febrero de 2020

REINA Y MADRE, VIRGEN MARÍA


Reina y Madre
Padre Tomás Rodríguez Carbajo  


- Estos dos títulos que atribuimos a María, no se contradicen en su persona, sino que se complementan. Es Reina, porque es Madre.

- Cuando estos dos apelativos se lo aplicamos, primero solemos llamarla "Reina", realidad que confesamos no para vernos distante de Ella, sino para reconocer su magnificencia, a pesar de que su conducta siempre estuvo marcada por la sencillez y humildad.

- La grandeza, que profesamos de María, la vemos muy cercana a nosotros, cuando a continuación la invocamos como Madre. Sea cual sea la categoría de la madre, siempre está muy asequible a sus hijos.

- La maternidad divina de María es la base de la realeza, si la invocamos como Reina es que profesamos que es nuestra Madre, así lo manifestamos en el rezo de la Salve: "Dios te salve, Reina y Madre de misericordia..." Cuántas veces se le invoca a María como Reina y Madre!:
En la soledad de una ermita por la persona devota, que se acerca a aquel lugar como un refugio para su inquieta o ajetreada vida.
En las aglomeraciones de cristianos como despedida.
Es el "buenas noches" de monjes y monjas al retirarse a sus celdas después de la intensa vida diaria de trabajo y oración.


- Muchas son las imágenes que representan estos dos apelativos, que le corresponden a María, las que llevan en sus sienes una corona, un cetro en una mano y en la otra a su Hijo; algunas de estas imágenes ocupan el centro de atención de Santuarios o de retablos parroquiales.

- Qué sentido tiene la coronación de imágenes de María?. La fe y el amor de muchos devotos quieren manifestarlo, coronando a imágenes de su devoción con ricas coronas, conscientes de que con ello no añaden nada a las prerrogativas de las que goza María, pero al coronar sus imágenes materialmente con ello se quiere reconocer la realeza de la Madre y del Hijo, con la inseparable protección, que emana de su maternidad.

- Al coronarla, la queremos distinguir de entre todas las demás criaturas como bellamente nos lo manifestó el agustino palentino de nuestro siglo R. del Valle Ruiz en una cantiga en loor a María:
Virgen pura, entre todas elegida,
Reina del Cielo y gloria del Señor! 
Oh Madre del amor que da la vida!
Llévanos a la vida del amor.

- Muchísimas imágenes, sobre todo las patronas, ciñen sus sienes coronas más o menos ricas, pero todas ellas signo del amor de sus devotos, quienes se la obsequian a la Madre, no se olvidan de los hijos, tenemos el caso aleccionador de "La Corona de los Andes", tal vez la más valiosa de las que se posaron sobre una imagen mariana, cuenta con 450 esmeraldas colombianas, entre las que se encuentra la famosa "Atahualpa", que dice la leyenda perteneció al collar que llevaba el último rey de los incas, cuando fue capturado por Pizarro. Esta corona ceñía las sienes de la imagen de Ntra. Señora de la Asunción de la catedral de Popayán (Colombia), con permiso de Pio X en 1909 se vendió para con el dinero construir hospitales y orfelinatos.

- A las imágenes de María con corona o sin ella siempre se las venera, porque representan a la Madre.

- En el calendario litúrgico celebramos la fiesta de María, Madre de Dios el 1 de Enero, que es el origen de la maternidad espiritual para con nosotros, y la de María Reina el 22 de Agosto, que es la octava de la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo.

PAPA FRANCISCO: LA VIDA CONSAGRADA ES EL GRAN TESORO DE LA IGLESIA


Papa Francisco: La vida consagrada es el gran tesoro de la Iglesia
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco señaló que la Jornada de la vida consagrada “recuerda el gran tesoro en la Iglesia de aquellos que siguen de cerca al Señor al profesar los consejos evangélicos” que son la pobreza, la castidad y la obediencia.

Así lo indicó el Santo Padre antes del rezo del Ángelus de este domingo 2 de febrero en que la Iglesia Universal celebra la Fiesta de la Presentación del Señor “cuando Jesús recién nacido fue presentado al templo por la Virgen María y San José.”, fecha en la que también es la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.

Ante miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice recordó que “cada persona bautizada ha recibido la vocación al anuncio -anunciar algo, anunciar a Jesús-, la vocación a la misión evangelizadora: ¡anunciar a Jesús”.

En esta línea, el Papa explicó que “las parroquias y las diversas comunidades eclesiales están llamadas a fomentar el compromiso de los jóvenes, las familias y los ancianos, para que todos puedan tener una experiencia cristiana, viviendo la vida y la misión de la Iglesia como protagonistas”.


Al reflexionar en el pasaje del Evangelio de este domingo de San Lucas que relata cuando los padres de Jesús llevaron al Niño Jesús a Jerusalén para consagrarlo a Dios, el Santo Padre destacó el modelo de acogida y de donación de la vida de María y José y de Simeón y Ana quienes “no eran iguales, eran distintos, pero todos buscaban a Dios y se dejaban guiar por el Señor”.

En concreto, el Papa destacó que estos cuatro personajes muestran una actitud de “movimiento” y de “asombro”.

Acerca el movimiento, el Pontífice señaló que los cuatro protagonistas del pasaje del Evangelio “nos muestran que la vida cristiana requiere dinamismo y exige voluntad de caminar, dejándose guiar por el Espíritu Santo”.

“El inmovilismo no es adecuado para el testimonio cristiano y la misión de la Iglesia. El mundo necesita cristianos que se dejen mover, que nunca se cansen de caminar por las calles de la vida, para llevar a todos la consoladora palabra de Jesús”, advirtió.

En cambio, sobre la actitud del asombro, el Papa destacó que “María y José estaban asombrados por las cosas que se decía sobre Jesús”, mientras que Simeón vio con sus ojos que en el Niño Jesús se realizaba “la salvación realizada por Dios en favor de su pueblo: esa salvación que había estado esperando por años”.


Además, el Pontífice dijo que “Ana se puso a alabar a Dios y fue a indicar a Jesús a la gente” y añadió que fue “una santa que hablaba sobre cosas buenas, no sobre cosas feas” al ir con otras mujeres y mostrarles a Jesús.

“La capacidad de asombrarnos por las cosas que nos rodean favorece la experiencia religiosa y hace que el encuentro con el Señor sea fructífero. Por el contrario, la incapacidad de sorprendernos nos hace indiferentes y amplía las distancias entre el camino de la fe y la vida cotidiana”, explicó el Papa quien alentó a estar “siempre en movimiento y dejándonos abiertos al asombro”.

Por último, el Santo Padre rezó para “que la Virgen María nos ayude a contemplar todos los días en Jesús el don de Dios para nosotros, y que nos deje envolver por Él en el movimiento del don, con gozoso asombro, para que toda nuestra vida se convierta en una alabanza a Dios al servicio de nuestros hermanos”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 3 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 3 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (15,13-14.30;16,5-13a):

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: «Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.»
Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: «¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.»
David subió la cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía.
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos –toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey–, y le maldecía: «¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.»
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «Ese perro muerto ¿se pone a maldecir a mi señor? iDéjame ir allá, y le corto la cabeza!»
Pero el rey dijo: «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?»
Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: «Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.»
David y los suyos siguieron su camino.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 3,2-3.4-5.6-7

R/. Levántate, Señor, sálvame

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios.» R/.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R/.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,1-20):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 3 de febrero de 2020
Carlos Latorre, cmf


Queridos amigos:

Tenemos delante un texto del evangelio difícil de entender, pero hay detalles a tener en cuenta. Jesús y sus discípulos están en los alrededores del lago de Genesaret, y consiguen desembarcar en territorio pagano para depositar también allí la semilla liberadora del reino de Dios, que quiere llegar a todos los pueblos y naciones.

El encuentro inmediato con un endemoniado furioso e indómito, cuya morada estaba entre las tumbas, revela la situación del mundo al que Jesús ahora se enfrenta. Es un mundo perdido y bajo el signo de la muerte. Es además un mundo impuro, como sugiere la presencia de una piara de cerdos, considerados animales impuros por los judíos. ¿Podrá hacer algo Jesús?

La situación es difícil, pero el poder del Hijo de Dios supera infinitamente al poder de las fuerzas del mal. Dice el texto del evangelio de hoy: “ Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.» Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos”, que se precipitaron en el abismo del mar. El hombre quedó curado, recobró la paz interior y su dignidad como ser humano.

Esta liberación realizada por Jesús suscita el estupor no sólo de los presentes, sino también de nosotros que leemos hoy este acontecimiento. Y lo más importante es que este hombre tan extraño se encuentra con un Jesús lleno de poder y de amor. No se nos dice cómo se llamaba este enfermo, porque de alguna forma él representa a tantas personas que en su vida también se pueden sentir sometidos a poderes extraños que arruinan su vida.

El Papa Francisco comentando este caso recordaba que: “Todos nosotros hemos tenido en nuestra vida algún encuentro con Jesús, un encuentro verdadero en el que yo sentía que Jesús me miraba. No es una experiencia sólo para santos. Y si no recordamos, será bonito hacer un poco de memoria y pedir al Señor que nos dé la memoria, porque Él se acuerda, Él recuerda el encuentro ”.

Los evangelios nos presentan experiencias que cambiaron la vida de muchas personas: la samaritana, Natanael, Andrés y Pedro, el leproso, la mujer enferma desde hacía dieciocho años…

El Señor nos busca hoy también para tener un encuentro con cada uno de nosotros. Quizá lo olvidamos, perdemos la memoria hasta el punto de preguntarnos: "Pero ¿cuándo yo me encontré con Jesús o cuándo Jesús me sanó?". Cuánto tengo que agradecer al Señor por no haberse olvidado de mí. De bien nacidos es ser agradecidos. Gracias, Señor Jesús, porque tú siempre me ayudas, son las palabras que cada día tenemos que repetir.

Vuestro hermano en la fe.

Carlos Latorre

FELIZ SEMANA!!!




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