viernes, 24 de abril de 2020

DICHOSOS USTEDES


Dichosos Ustedes
Autor: Santo Tomás Moro



Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitaran muchos inconvenientes. 

Dichosos los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas : llegarán a ser sabios.

Dichosos los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas. 

Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio : serán apreciados por sus vecinos.

 Dichosos los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán dispensadores de alegría.

 Dichosos ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas importantes : llegarán lejos en la vida.

 Dichosos ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestros caminos estarán llenos de sol. 

Dichosos los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar : evitarán muchas necedades. 

Dichosos ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al Señor en todos los que encuentran : habrán encontrado la verdadera luz y la verdadera sabiduría.

ORACIÓN DEL REGINA COELI O REINA DEL CIELO EN ESPAÑOL Y LATIN


Regina Coeli o Reina del Cielo, 
en español y latín



ESPAÑOL

G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.

G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya. 
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya. 

Oremos:
Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)




LATÍN

V: Regina caeli, laetare, alleluia.
R: Quia quem meruisti portare, alleluia.

V: Resurrexit, sicut dixit, alleluia.
R: Ora pro nobis Deum, alleluia.

V: Gaude et laetare Virgo María, alleluia.
R: Quia surrexit Dominus vere, alleluia.

Oremus:
Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum. Amen. (3 veces)


Benedicto XIV estableció, en 1742, que durante el tiempo Pascual (desde la Resurrección del Señor hasta el día de Pentecostés) se sustituyera el rezo del Ángelus por la antífona "Regina Coeli".

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 24 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana de Pascua
Hoy, viernes, 24 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,34-42):

EN aquellos días, un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, respetado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín, mandó que sacaran fuera un momento a los apóstoles y dijo:
«Israelitas, pensad bien lo que vais a hacer con esos hombres. Hace algún tiempo se levantó Teudas, dándoselas de hombre importante, y se le juntaron unos cuatrocientos hombres. Fue ejecutado, se dispersaron todos sus secuaces y todo acabó en nada.
Más tarde, en los días del censo, surgió Judas el Galileo, arrastrando detrás de sí gente del pueblo; también pereció, y se disgregaron todos sus secuaces.
En el caso presente, os digo: no os metáis con esos hombres; soltadlos. Si su idea y su actividad son cosa de hombres, se disolverá; pero, si es cosa de Dios, no lograréis destruirlos, y os expondríais a luchar contra Dios».
Le dieron la razón y, habiendo llamado a los apóstoles, los azotaron, les prohibieron hablar en nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos, pues, salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el Nombre. Ningún día dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando la buena noticia acerca del Mesías Jesús.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 26,1.4.13-14

R/. Una cosa pido al Señor: habitar en su casa

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.

Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,1-15):

EN aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del mar de Galilea, o de Tiberíades. Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos y, al ver que acudía mucha gente, dice a Felipe:
«¿Con qué compraremos panes para que coman estos?».
Lo decía para probarlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer.
Felipe le contestó:
«Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo».
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dice:
«Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».
Jesús dijo:
«Decid a la gente que se siente en el suelo».
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron; solo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados, y lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dice a sus discípulos:
«Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se pierda».
Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
«Este es verdaderamente el Profeta que va a venir al mundo».
Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña él solo.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 24 de abril de 2020
Eguione Nogeira, Misionero Claretiano


¡Queridos hermanos!


El hambre en la tierra es una realidad que acompaña la historia de la humanidad. La pregunta “¿Con qué compraremos panes para que coman estos?” (Jn 6,5) es una preocupación que sigue presente en las estrategias políticas y sociales de todos países, especialmente con la situación de la pandemia que golpea la economía global. Junto a los cuidados sanitarios, casi todos los gobiernos presentaron planes de ayuda económica a las familias, a los pequeños comerciantes, a las personas en paro… Es una respuesta necesaria, que nos lleva a pensar otro tipo de economía. Esto puede ser iluminado con el Evangelio de hoy.

Así como Moisés, Jesús sube al monte. Se trata de una experiencia de alianza. Jesús piensa de inmediato en el alimento de sus seguidores, y aunque sabe lo que va a hacer, interroga primeramente a Felipe. Éste piensa en el gran dispendio que supondría alimentar a tantos. El salario de doscientos días de trabajo no sería suficiente. Interviene Andrés comunicando que allí hay un muchacho que tienes cinco panes de cebadas y dos peces. En el Evangelio de Mateo, Jesús convoca a sus discípulos a participar en la solución: “dadles vosotros de comer” (Mt 14,16). En el Evangelio de hoy no es diferente: los discípulos buscan soluciones, pero son incapaces de ver más allá de lo que es posible humanamente. Lo que queda claro es que todos somos responsables en la solución.

Como en aquel día en el monte, frente al Mar de Galilea, Jesús quiere contar con nosotros, aunque sean solo cinco panes y dos peces lo que tenemos para ofrecer, es decir, Cristo nos llama a repartir la vida, ahí donde estemos, en las pequeñas cosas, las que tal vez ni se ven ni hacen ruido.

No se puede esperar una intervención divina cuando nosotros tenemos la posibilidad en hacer algo, aunque sea para descubrir que tenemos solo cinco panes y dos peces (Jn 6,9). Lo demás Dios se encarga, pues no espera de nosotros soluciones que superen nuestra capacidad humana. Desea que cada uno colabore como pueda. Lo que no puede es eludir de lo que es nuestra responsabilidad.

Junto a las graves consecuencias del COVID-19, vemos surgir una ola de solidaridad en diferentes ámbitos, desde personas que están haciendo la compra a los ancianos para que ellos no tengan que salir de casa, hasta la cooperación entre los diversos países. Desde estos gestos sencillos, Dios va multiplicando los pocos “panes” que disponemos para ayudar a los que necesitan.

Vuestro hermano en la fe,

Eguione Nogueira, cmf

EL PAPA FRANCISCO REZA POR LOS PROFESORES QUE DEBEN ENSEÑAR A DISTANCIA DURANTE EL CORONAVIRUS


El Papa reza por los profesores que deben enseñar a distancia durante el coronavirus
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El Papa Francisco pidió rezar, este viernes 24 de abril durante la Misa celebrada en Casa Santa Marta, por lo profesores que deben realizar su trabajo desde casa por medio de instrumentos telemáticos debido al confinamiento decretado en varios países por la pandemia de coronavirus.

“Rezamos hoy por los profesores que deben trabajar mucho para impartir las lecciones por internet y otras vías telemáticas, y rezamos también por los estudiantes que deben realizar los exámenes de un modo al que no están habituados. Acompañémoslos con la oración”, fueron las palabras del Santo Padre.


En los últimos días, el Papa Francisco ofreció la Misa celebrada cada día en la capilla de su residencia en Casa Santa Marta por las familias necesitadas (el jueves 23 de abril) que están padeciendo hambre por culpa de la pandemia de COVID 19 y que están a merced de la explotación de los usureros.

También ofreció la Misa el 22 de abril por la unidad de Europa, para que, a pesar de las tensiones entre los países europeos por la crisis del coronavirus, el viejo continente sepa mantener la unidad fraterna “soñada por los fundadores de la Unión Europea”.

Asimismo, el 20 de abril el Pontífice ofreció la Misa por los hombres y mujeres con vocación política, para que descubran que “la política es una forma de alta caridad” y que se pan gestionar la crisis del coronavirus buscando “el bien del país y no el bien de sus partidos políticos”.

ESTADOS UNIDOS Y CANADÁ SERÁN CONSAGRADOS A LA VIRGEN MARÍA


Estados Unidos y Canadá serán consagrados a la Virgen María
Redacción ACI Prensa






El Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gomez, invitó a los obispos del país a unirse el 1 de mayo para volver a consagrar a Estados Unidos a la Santísima Virgen María en respuesta a la pandemia del coronavirus; evento que coincidirá con la consagración de Canadá a la Madre de Dios.

En una carta enviada el 22 de abril, Mons. Gomez explicó a todos los obispos estadounidenses que la consagración mariana se hará bajo el título de “María, Madre de la Iglesia” y los invitó a unirse a él en oración el 1 de mayo al mediodía (hora de Los Ángeles).

“Todos los años, la Iglesia busca la intercesión especial de la Madre de Dios durante el mes de mayo. Este año, buscamos aún más fervientemente la asistencia de Nuestra Señora mientras enfrentamos juntos los efectos de la pandemia global”, dijo en su carta.

Este pedido se une al realizado por los obispos de Canadá, quienes consagrarán al mismo tiempo el país a la Virgen María.


“Basado en el diálogo con los líderes de la Conferencia Católica de Obispos de Canadá, el Comité Ejecutivo de la USCCB se reunió y confirmó la idoneidad del 1 de mayo de 2020, como una oportunidad para que los obispos de los Estados Unidos volvieran a consagrar la nación a Nuestra Señora y para hacerlo bajo el título, María, Madre de la Iglesia”, indicó Mons. Gomez. Lo haremos “el mismo día que nuestros hermanos obispos del norte consagran a Canadá bajo el mismo título”, agregó.

El título de “María, Madre de la Iglesia” fue otorgado a la Santísima Virgen por el Papa San Pablo VI en el Concilio Vaticano II, y se agregó la memoria al calendario litúrgico de la Iglesia en 2018.

El Papa Francisco declaró que el lunes después de Pentecostés debería celebrarse como la memoria de “María, Madre de la Iglesia”. El prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Cardenal Robert Sarah, dijo que la adición de la celebración tenía como objetivo fomentar el crecimiento de la “verdadera piedad mariana”.

Celebrando este acontecimiento en 2018, Mons. Gomez dijo que “cuando Jesús resucitó de los muertos y ascendió al Cielo, María se convirtió en el corazón materno de su Iglesia”.

El Prelado también indicó que la consagración del 1 de mayo será oportuna al pedir la intercesión de María durante la pandemia. Hay más de 2.6 millones de casos confirmados de COVID-19 en el mundo y casi 185 mil muertes debido al virus, según señala el Centro de Recursos Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins.

Esta consagración “le dará a la Iglesia la oportunidad de orar por la protección continua de Nuestra Señora de los vulnerables, la curación de los enfermos y la sabiduría de aquellos que trabajan para curar este terrible virus”, dijo Mons. Gomez.

“En esta temporada de Pascua continuamos la jornada con nuestro Señor Resucitado para que entre las gracias de este tiempo pueda haber curación y fortaleza, especialmente para todos los que están agobiados por los efectos de la pandemia”, concluyó.

Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.

BUENOS DÍAS





jueves, 23 de abril de 2020

BAILA CON DIOS

 
Baila con Dios




Estaba tan cansado que su rostro parecía sembrado de surcos. Como el cuero viejo, sus mejillas colgaban. Sus ojos veían a lontananza como si ya no quisieran mirar.

"¿Para qué?", se preguntó en voz alta. El tono de su voz sugería que no encontraba respuesta posible.

"Mi esposa me ha abandonado. Mi situación financiera es desastrosa. Mi salud va cuesta abajo. Pronto van a despedirme por no presentarme a trabajar".

Era cierto. No tenía sentido alguno decir al mecánico de 45 años que se alegrara. Su vida estaba en estado de desastre.

Se comprende que se hubiera olvidado de bailar con Dios. Ya no podía oír la música. Vacío y carente de energía, estaba sentado junto a la pared. Por lo que podía verse, este hombre abandonado dejaría de bailar para siempre.

Lo que había olvidado -si es que alguna vez lo había sabido- es que cuando bailamos con Dios bailamos a ritmo de vals. Nada rápido. Nada complejo. Apenas un movimiento lento y calmo. Un paso a la vez.

Los creyentes no necesitamos ver el mañana, la semana entrante o más allá. No buscamos comprender cómo se arreglarán las cosas. Por eso nos llaman creyentes.

Para bailar, sólo hay que poner un pie delante del otro. Es ésa toda la fe que necesitamos. Un paso y después otro. No tenemos que ver a dónde nos llevará el paso diez o el paso cien. Dios baila hacia adelante, a veces hacia los lados, y bailamos mejor cuando lo hacemos a su ritmo.

Levántate de esa silla. Da el primer paso. Vístete. Come un pan tostado. Sal por la puerta. ¿Qué harás cuando hayas salido? Ya tendrás tiempo de preguntártelo. Sigue moviéndote. Así es este baile.

Es difícil bailar sentado. Aún más si estás mirando al piso.

¿Y qué tal si te caes o si luces torpe al azotar contra el suelo? En ocasiones nos olvidamos de que Dios está a nuestro lado, de que nos tiende la mano y baila con nosotros. Eso hace toda la diferencia.

¿POR QUÉ DECIMOS AMÉN?


¿Por qué decimos Amén?
¿Tienes idea de cuántas veces lo has dicho?... pero.. ¿Sabes en realidad qué significa?


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org




¿Cuántas veces hemos pronunciado la palabra “amen” después de alguna oración? La mayoría la aprendimos al mismo tiempo que aprendimos a rezar. Es una palabra muy corta, pero que está cargada de mucho significado. Lástima que muchos de nosotros ya la repetimos sin darle mayor importancia o hasta lo hacemos por rutina.


Esta palabra deriva de “aman”, que en hebreo y en arameo significa “hacer estable” o “consolidar”, es decir, es estar seguro.

Decir amén es expresar seguridad y confianza ante algo que se cree. De hecho, la palabra pertenece a la misma raíz que la palabra “creer”. Por lo tanto, nosotros al decir “amén” después de alguna oración, afirmamos que creemos y que deseamos que dichas palabras se cumplan.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos reafirma: Creer es decir “Amén” a las palabras, a las promesas, a los mandamientos de Dios, es fiarse totalmente de Él, que es el Amén de amor infinito y de perfecta fidelidad (1064). Como ejemplo tenemos lo que sucede en la Eucaristía, ya que antes de recibirla, el Sacerdote alza la hostia consagrada y nos dice “El Cuerpo de Cristo” y nosotros asentamos con un “Amén”, es decir, lo creo y lo acepto en mi vida.


Jesús mismo lo llegó a profesar muchas veces, antes de cada enseñanza al decir “En verdad, en verdad os digo” (Jn 5, 19) y esto para demostrar que hablaba con autoridad y con verdad. Con esto, es como si él mismo nos dijera “créeme que es verdad lo que te estoy diciendo”.

El uso de esta palabra lo podemos ver, incluso, desde el Antiguo Testamento y hasta las primeras comunidades cristianas. El Profeta Isaías se refiere a Dios como el Dios del Amén, es decir, el Dios fiel, el Dios de la verdad: “Quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén” (Is 65, 16).

Por lo tanto, cada que decimos “amén” debemos darnos cuenta de lo que decimos. Al repetirla hacemos un compromiso con Dios, pues le reafirmamos nuestro “sí”, confírmanos que creemos en Él, en su palabra y, por lo tanto, que queremos ser siempre fieles aún a pesar de nuestras dificultades.

Pero este compromiso no lo podremos cumplir por nuestras propias fuerzas, sino que es Dios mismo quien nos ayuda por medio de su Hijo Jesucristo. Así lo afirma el emérito Papa Benedicto XVI: En nuestra oración estamos llamados a decir “sí” a Dios, a responder con este “amén” de la adhesión, de la fidelidad a Él a lo largo de toda nuestra vida. Esta fidelidad nunca la podemos conquistar con nuestras fuerzas; no es únicamente fruto de nuestro esfuerzo diario; proviene de Dios y está fundada en el “sí” de Cristo, que afirma: mi alimento es hacer la voluntad del Padre (cf. Jn 4, 34).

Este “sí” a Dios debe ser una tarea de todos los días, puesto que sólo así nos mantendremos firmes y unidos con Él. De esta manera sentiremos el consuelo de su amor y su compañía. Dios no se cansa de nosotros, no pierde la paciencia ni se enoja cada que nosotros no le hacemos caso, al contrario, Él sale a nuestro encuentro, da el primer paso para demostrarnos que su fidelidad es eterna.

Busquemos encontrarnos con el Señor que está vivo y que espera por nosotros. La oración es ese “sí” al diálogo con Aquél que nos ama y que busca dar consuelo en medio de las tempestades de nuestra vida y hacernos vivir unidos sólo a Él.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 23 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Jueves de la 2ª semana de Pascua
Hoy, jueves, 23 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):

EN aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 33,2.9.17-18.19-20

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):

EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy jueves, 23 de abril de 2020
Eguione Nogeira, Misionero Claretiano



¡Queridos hermanos!

El Evangelio de Juan repite incansablemente que Jesús es el enviado del Padre para dar testimonio de Él: “No vine por mi cuenta, sino que él me envió” (Jn 8,42). En su libro Teología de la Revelación, René Latourelle, presenta a Jesús como testigo por excelencia: “Manifiesta lo que ha visto y oído en el seno del Padre, y nos invita a la obediencia de la fe. Forma un grupo de testigos, los apóstoles. Éstos dan testimonio de la vida y de la enseñanza de Cristo. Invitan a todos los hombres a creer lo que ellos vieron, oyeron y experimentaron del Verbo de vida”. El testimonio, según Latourelle, une las almas entre sí a través de la historia. Así mismo, el testimonio vincula también el tiempo con la eternidad.

El cristianismo es la religión del testimonio, porque asegura la comunicación interpersonal y revela el misterio de la persona de Cristo. Por eso, los discípulos, en continuidad a la enseñanza de Jesús, son testigos de que el Padre ha resucitado su Hijo Jesús de los muertos y lo constituyó Salvador del mundo. En este sentido, podemos decir que nuestra religión es fundamentalmente una profesión de fe en Jesús resucitado y en su mensaje.

Como hemos visto en los Hechos de los Apóstoles, los primeros discípulos de Jesús no temen en anunciar las enseñanzas de Jesús y a denunciar los que hicieron alianzas con un sistema de muerte. Por eso, los apóstoles fueron llevados a juicio, interrogados y presos por el sumo sacerdote. Y no dudaran en responsabilizar incluso al sumo sacerdote: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero” (Hch 5,29-30).

¡Qué distinto es la actitud de los apóstoles después de la resurrección de Jesús! Son hombres libres, hablan con firmeza, testimonian la fe con mucha vitalidad. Así debe ser los discípulos de Jesús, renacidos de lo alto. No debemos intimidarnos con las cosas del mundo, sino testimoniar con nuestra vida lo que Cristo resucitado hizo en nosotros. Dar testimonio no es sólo narrar, sino hacer vida con las palabras que decimos, pues el testimonio compromete al testigo. Nuestra palabra debe tener la fuerza suficiente para substituir la experiencia para el que no ha visto. Esta fuerza no es otra que el Espíritu Santo, que “Dios da a los que lo obedecen”.

Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf

EL PAPA FRANCISCO INVITA A CREER EN LA ORACIÓN DE JESÚS QUE CONVIRTIÓ A PEDRO EN UN APÓSTOL VALIENTE


El Papa invita a creer en la oración de Jesús que convirtió a Pedro en un apóstol valiente
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



En la Misa celebrada en Casa Santa Marta este jueves 23 de abril, el Papa Francisco explicó cómo pudo San Pedro pasar de ser un hombre cobarde que renegó de Jesús por miedo a la cárcel, a un apóstol valiente capaz de enfrentarse al Sanedrín.

La clave, explicó el Santo Padre, es la oración de Jesús. Jesús rezó por Pedro para que no perdiera la fe.

En la Primera Lectura de este jueves, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, se narra el interrogatorio al que los miembros del Sanedrín someten a Pedro y los apóstoles. El Sumo Sacerdote les dijo: “Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre”, es decir, en el nombre de Jesús, “y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre”.

Pero Pedro respondió con contundencia: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero”.

Ante esta valiente reacción de Pedro, el Papa se preguntó: “Pero, ¿este es el Pedro que había renegado de Jesús? ¿Aquel Pedro que tenía tanto miedo? ¿Aquel Pedro que era un cobarde? ¿Cómo ha llegado ahí?”.


“¿Cuál fue el camino de Pedro para llegar a este punto, a esta valentía, a esta franqueza para exponerse?”. Porque Pedro no siempre había sido así. Pedro “era un hombre entusiasta, un hombre que amaba con fuerza, también un hombre temeroso, un hombre que estaba abierto a Dios, hasta el punto de que Dios le revela que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”.

Sin embargo, “poco después, inmediatamente después, se deja caer en la tentación de decir a Jesús: ‘No, Señor, por ese camino no. Vamos por otro’: la redención sin Cruz. Y Jesús le llama ‘Satanás’”.

Pedro era un hombre “que pasaba de la tentación a la gracia, era capaz de arrodillarse ante Jesús y decir: ‘Aléjate de mí que soy un pecador’, y luego tratar de sobrevivir sin ser visto y que para no terminar en la cárcel reniega de Jesús”.

Pedro era “inestable, era muy generosos y también muy débil. ¿Cuál era el secreto? ¿Cuál era la fuerza que encontró Pedro para llegar hasta aquí?”.

Para explicarlo, el Pontífice recordó cómo “antes de la Pasión, Jesús dice a los apóstoles: ‘Satanás os ha buscado para moleros como al grano’. Es el momento de las tentaciones: ‘Seréis así, como el grano’. Y a Pedro le dice: ‘Yo rezaré por ti, para que tu fe no disminuya’”.

“Y este es el secreto de Pedro: la oración de Jesús. Jesús reza por Pedro, para que su fe no disminuya y pueda confirmar en la fe a los hermanos. Jesús reza por Pedro”.

Francisco aseguró que al igual que rezó por Pedro, Jesús “reza por nosotros; reza delante del Padre. Nosotros estamos acostumbrados a rezar a Jesús para que nos dé esta gracia o aquella otra, pero no estamos acostumbrados a contemplar a Jesús que hace ver al Padre las heridas; a Jesús el intercesor; a Jesús que reza por nosotros”.

“Y Pedro fue capaz de hacer todo este camino de cobarde a valiente con el don del Espíritu Santo y gracias a la oración de Jesús”.

El Papa invitó a pensar en ese camino de Pedro gracias a la oración del Señor. “Dirijámonos a Jesús, agradeciéndole que rece por nosotros. Jesús reza por cada uno de nosotros. Jesús es el intercesor. Jesús quiso llevar consigo las heridas para mostrárselas al Padre”.

“Es el precio de nuestra salvación. Debemos tener más confianza, más que en nuestras oraciones, en la oración de Jesús”, concluyó su homilía el Papa Francisco.

Lectura comentada por el Papa Francisco:

Hechos 5:27-33
27 Les trajeron, pues, y les presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote les interrogó
28 y les dijo: «Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre.»
29 Pedro y los apóstoles contestarón: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero.
31 A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
32 Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen.»
33 Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

BUENOS DÍAS





miércoles, 22 de abril de 2020

IMÁGENES DE MAYO, MES DE MARÍA



















SOY VÍCTIMA DE UN MILAGRO

Soy victima de un milagro
Cada día es un re-descubrir las maravillas que la vida trae consigo.


Por: H. Edgar Henríquez, LC | Fuente: elblogdelafe.com




¿Qué significa despertar por la mañana; abrir los ojos y ver el campo, las flores, las montañas? ¿Qué significa sentir el agua correr por nuestra cara; la fragancia de la brisa marina o el calor del sol en nuestra frente? ¿Qué significa ser consciente de que estoy viviendo, de que busco, de que encuentro? ¿Qué significa darme cuenta de que amo, de que anhelo, de que sueño y deseo?

¿Podemos acaso desentendernos de todo esto que nos rodea por el sólo hecho de no haberlo pedido? ¿Quién puede rebelarse contra estos dones, contra estos regalos que nos da Dios cada día? Algunos por ahí podrían decir: “Yo no quiero todo esto que ese “Dios” me regala… lo rechazo”. A pesar de esta actitud sigues teniendo todo aquello que no pides. Simplemente está allí. Cada día es un re-descubrir las maravillas que la vida trae consigo. Una caricia, una bella palabra, un paseo… Todo me habla de Dios. Sí, aunque no lo quieras asumir allí está Dios. Dios se refleja en sus creaturas, aquellas que Él mismo ha formado en sus manos. ¿Te sientes víctima de un milagro? ¿Víctima de una situación que vives y que no nunca has querido?

Díganme, ¿quién rechaza respirar, dejar de sentir el latido de su corazón, dejar de pensar? ¿Puede el hombre desentenderse de todo lo que es, de todo lo que tiene, de todo lo que Dios le regala a diario? No, esa es la respuesta. No podemos dejar de ver la presencia de Dios. Por más que lo queramos y por más que busquemos explicaciones científicas (a veces indemostrables), siempre tendrás esa caricia de Dios que son sus regalos. Como un padre a diario da a sus hijos de comer y beber, les da protección y amor; así también Dios, que es Nuestro Padre, nos abastece a diario de aquello que necesitamos.

¿Te sientes víctima de estos milagros o te sientes beneficiario de estos milagros? Piénsalo bien. Todo es gratuito, todo es don, todo te es regalado. ¿Acaso has creado tú el mar, las montañas, el cielo estrellado? ¿Eres capaz de añadir una hora al día o alargar tu vida a tu antojo? No eres capaz, no puedes hacerlo.

Dios le responde a Job con estas palabras:
«¿Dónde estabas cuando Yo cimentaba la tierra? Explícamelo, si tanto sabes. ¿Quién fijó sus dimensiones, si lo sabes, o quien extendió sobre ella el cordel? ¿Sobre qué se apoyan sus pilares? ¿Quién asentó su piedra angular, cuando cantaban a una las estrellas matutinas y aclamaban todos los ángeles de Dios?
¿Quién encerró el mar con doble puerta, cuando salía a borbotones del seno materno, cuando le puse las nubes por vestido y por pañales la niebla, cuando fijé un límite y le puse cerrojos y puertas, y le dije: “Hasta aquí llegarás y no más, aquí se romperá la soberbia de tus olas”? […] ¿Has llegado hasta las fuentes del mar, has caminado por el fondo del abismo? ¿Se te han abierto las puertas de la muerte? ¿Has descubierto las entrañas de las sombras? ¿Has conocido la extensión de la tierra? Explícamelo si lo sabes todo. ¿Por qué camino se llega a la luz?, o ¿dónde está la mansión de las tinieblas?»
(Job: 38:4–11. 16–19)


Ojalá podamos responder como Job lo hizo:
«Comprendo que lo puedes todo, que ningún proyecto te resulta inalcanzable. […] Cierto, he querido explicar sin comprender las maravillas que me superan y que ignoro. […] Sólo de oídas sabía de ti, pero ahora te han visto mis ojos. Por eso me arrepiento, y hago penitencia sobre el polvo y ceniza.» (Job 42:1–6)

Sólo puedes aceptar los dones de Dios tal y como lo hace un hijo agradecido con su padre providente. Esa es la actitud de humildad, la actitud de creaturas y de hijos. Una actitud que debemos cultivar. Una actitud que no se manifiesta sino a través de la fe, pero de una fe verdadera en Dios y su revelación. No es simplemente una doctrina, un dogma, una creencia ciega… es una persona, Jesucristo, que se nos ha manifestado con obras milagrosas para que viendo creamos.

Agradece a tu Creador y Padre por todo lo que tienes, por todo lo que te regala a diario; por un nuevo día de vida, por la naturaleza, por la amistad, por la familia, por el amor, por la bondad… “Tenemos tanto para estar agradecidos”.

PAPA FRANCISCO: EL PECADO NOS CIEGA, NOS CONVIERTE EN MURCIÉLAGOS HUMANOS


Papa Francisco: “El pecado nos ciega, nos convierte en murciélagos humanos”
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco lamentó que hay personas que prefieren las tinieblas a la luz, personas cegadas por el pecado, porque el pecado ciega, y convierte a los hombres en “murciélagos humanos que sólo saben moverse en la noche”.

Así se expresó el Pontífice durante la Misa celebrada este miércoles 22 de abril en la Casa Santa Marta.

En la homilía, el Santo Padre señaló que “también nosotros cuando estamos en pecado nos encontramos en este estado. No toleramos la luz. Es más cómodo para nosotros vivir en las tinieblas. La luz nos abofetea, nos hace ver aquello que no queremos ver”.

Pero lo peor “es que los ojos del alma, de tanto mirar en las tinieblas, se habitúan, hasta el punto de que terminan por ignorar qué es la luz. Pierden el sentido de la luz, porque me acostumbro más a las tinieblas”.

El amor de Dios en el crucifijo

A partir del fragmento del Evangelio de San Juan de este miércoles, que el Papa definió como “un verdadero tratado de Teología” y en el que se narra el diálogo entre Jesús y Nicodemo, Francisco reflexionó sobre dos puntos: el amor de Dios en Cristo crucificado, y la luz frente a las tinieblas.

Sobre el primer punto, el Pontífice recordó que “Dios nos ama, y nos ama con locura. El amor de Dios parece una locura. ‘Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito’. Dio a su hijo, entregó a su hijo y lo envió para morir en la Cruz”.


“Cada vez que miramos al crucifijo, encontramos este amor. El crucifijo es, precisamente, el gran libro del amor de Dios. No es un objeto de colocar aquí, colocar allá, más antiguo, más moderno… Es precisamente la expresión del amor de Dios”.

Subrayó que “Dios nos ha amado así: Ha enviado a su hijo, se ha entregado hasta la muerte de Cruz por amor. Dios amó tanto al mundo hasta dar a su hijo”.

“Cuántos cristianos pasan el tiempo mirando el Crucifijo y allí lo encuentran todo. Porque han comprendido, el Espíritu Santo les ha hecho entender que allí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana”.

Señaló que “Pablo habla de esto explicando que todos los razonamientos que hacen los humanos sirven hasta cierto punto, pero el verdadero razonamiento, el modo de pensar más bello, y que más explica todo, es la Cruz de Cristo, es Cristo crucificado, que es escándalo y locura, pero que es el camino”.

Luz frente a tinieblas

El segundo punto se refiere al versículo que dice que “la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malvadas”.

“Muchos escándalos humanos, tanta corrupción se deben” a que hay personas que, cegadas por el pecado, prefieren las tinieblas a la luz, sólo pueden vivir en tinieblas, como murciélagos, porque la luz los ciega. Se han acostumbrado a vivir en la oscuridad y ya no pueden vivir en la luz.

“Los corruptos no saben qué es la luz, no la conocen. También nosotros cuando estamos en estado de pecado, alejados del Señor, estamos ciegos. Nos sentimos mejor en las tinieblas y nos movemos sin ver, como los ciegos, moviéndonos cómo podamos”.

El Papa Francisco finalizó la homilía invitando a dejar “que el amor de Dios que envió Jesús para salvarnos, entre en nosotros. Y la luz que trae Jesús, la luz del Espíritu, entre en nosotros y nos ayude a ver las cosas con la luz de Dios, con la luz verdadera, y no con las tinieblas que nos da el señor de las tinieblas”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 3:16-21

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

18 El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.

21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
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