viernes, 2 de abril de 2021

MEDITACIÓN DE LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

 



 Meditación de las 7 palabras de Jesús en la Cruz



Oración

Jesús en la Cruz aboga:

da al ladrón: lega su Madre:

quéjase: la sed le ahoga:

cumple: entrega el alma al Padre

Al Calvario hay que llegar

porque Cristo, nuestra Luz,

hoy también nos quiere hablar

desde el ara de la Cruz.

¡Virgen de dolores y Madre mía! Que, como Tú, acompañe yo siempre a tu Hijo en vida, redención y muerte. Y después de glorificado en la tierra, le glorifique por toda la eternidad, junto a Él y junto a Ti. Te lo pido por tu aflicción y martirio, al pie de la Cruz. Asísteme siempre especialmente en este último momento del combate cristiano que abrirá la eternidad feliz, en compañía de tu Hijo. Así sea.

Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.




Primera Palabra:

"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34)

Aunque he sido tu enemigo,

mi Jesús: como confieso,

ruega por mí: que, con eso,

seguro el perdón consigo.

Cuando loco te ofendí,

no supe lo que yo hacía:

sé, Jesús, del alma mía

y ruega al Padre por mí

Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la cruz para pagar con tu sacrificio la deuda de mis pecados, y abriste tus divinos labios para alcanzarme el perdón de la divina justicia: ten misericordia de todos los hombres que están agonizando y de mí cuando me halle en igual caso: y por los méritos de tu preciosísima Sangre derramada para mi salvación, dame un dolor tan intenso de mis pecados, que expire con él en el regazo de tu infinita misericordia.

Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.





Segunda Palabra:

"Hoy estarás conmigo en el Paraíso" (Lc 23, 43)

Vuelto hacia Ti el Buen Ladrón

con fe te implora tu piedad:

yo también de mi maldad

te pido, Señor, perdón.

Si al ladrón arrepentido

das un lugar en el Cielo,

yo también, ya sin recelo

la salvación hoy te pido.

Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y con tanta generosidad correspondiste a la fe del buen ladrón, cuando en medio de tu humillación redentora te reconoció por Hijo de Dios, hasta llegar a asegurarle que aquel mismo día estaría contigo en el Paraíso: ten piedad de todos los hombres que están para morir, y de mí cuando me encuentre en el mismo trance: y por los méritos de tu sangre preciosísima, aviva en mí un espíritu de fe tan firme y tan constante que no vacile ante las sugestiones del enemigo, me entregue a tu empresa redentora del mundo y pueda alcanzar lleno de méritos el premio de tu eterna compañía.


Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.



Tercera Palabra:

"He aquí a tu hijo: he aquí a tu Madre" (Jn 19, 26)

Jesús en su testamento a su Madre Virgen da:

¿y comprender quién podrá de María el sentimiento?


Hijo tuyo quiero ser, 

sé Tu mi Madre Señora:

que mi alma desde a ahora 

con tu amor va a florecer.


Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y , olvidándome de tus tormentos, me dejaste con amor y comprensión a tu Madre dolorosa, para que en su compañía acudiera yo siempre a Ti con mayor confianza: ten misericordia de todos los hombres que luchan con las agonías y congojas de la muerte, y de mí cuando me vea en igual momento; y por el eterno martirio de tu madre amantísima, aviva en mi corazón una firme esperanza en los méritos infinitos de tu preciosísima sangre, hasta superar así los riesgos de la eterna condenación, tantas veces merecida por mis pecados.


Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.



Cuarta Palabra:

"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46)

Desamparado se ve

de su Padre el Hijo amado,

maldito siempre el pecado

que de esto la causa fue.


Quién quisiera consolar

a Jesús en su dolor,

diga en el alma: Señor,

me pesa: no mas pecar.


Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz y tormento tras tormento, además de tantos dolores en el cuerpo, sufriste con invencible paciencia la mas profunda aflicción interior, el abandono de tu eterno Padre; ten piedad de todos los hombres que están agonizando, y de mí cuando me haye también el la agonía; y por los méritos de tu preciosísima sangre, concédeme que sufra con paciencia todos los sufrimientos, soledades y contradicciones de una vida en tu servicio, entre mis hermanos de todo el mundo, para que siempre unido a Ti en mi combate hasta el fin, comparta contigo lo más cerca de Ti tu triunfo eterno.


Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.




Quinta Palabra:

"Tengo sed" (Jn 19, 28)

Sed, dice el Señor, que tiene;

para poder mitigar la sed que así le hace hablar,

darle lágrimas conviene.


Hiel darle, ya se le ha visto: la prueba, mas no la bebe:

¿Cómo quiero yo que pruebe la hiel de mis culpas Cristo?


Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y no contento con tantos oprobios y tormentos, deseaste padecer más para que todos los hombres se salven, ya que sólo así quedará saciada en tu divino Corazón la sed de almas; ten piedad de todos los hombres que están agonizando y de mí cuando llegue a esa misma hora; y por los méritos de tu preciosísima sangre, concédeme tal fuego de caridad para contigo y para con tu obra redentora universal, que sólo llegue a desfallecer con el deseo de unirme a Ti por toda la eternidad.


Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.




Sexta Palabra:

"Todo está consumado" (Jn 19,30)

Con firme voz anunció Jesús, ensangrentado,

que del hombre y del pecado

la redención consumó.


Y cumplida su misión,

ya puede Cristo morir,

y abrirme su corazón

para en su pecho vivir.


Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, y desde su altura de amor y de verdad proclamaste que ya estaba concluída la obra de la redención, para que el hombre, hijo de ira y perdición, venga a ser hijo y heredero de Dios; ten piedad de todos los hombres que están agonizando, y de mí cuando me halle en esos instantes; y por los méritos de tu preciosísima sangre, haz que en mi entrega a la obra salvadora de Dios en el mundo, cumpla mi misión sobre la tierra, y al final de mi vida, pueda hacer realidad en mí el diálogo de esta correspondencia amorosa: Tú no pudiste haber hecho más por mí; yo, aunque a distancia infinita, tampoco puede haber hecho más por Ti.


Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.





Séptima Palabra:

"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lc 23, 46)

A su eterno Padre, ya el espíritu encomienda;

si mi vida no se enmienda,

¿en qué manos parará?


En las tuyas desde ahora

mi alma pongo, Jesús mío;

guardaría allí yo confío

para mi última hora.


Señor y Dios mío, que por mi amor agonizaste en la Cruz, aceptaste la voluntad de tu eterno Padre, resignando en sus manos tu espíritu, para inclinar después la cabeza y morir; ten piedad de todos los hombres que sufren los dolores de la agonía, y de mí cuando llegue esa tu llamada; y por los méritos de tu preciosísima sangre concédeme que te ofrezca con amor el sacrificio de mi vida en reparación de mis pecados y faltas y una perfecta conformidad con tu divina voluntad para vivir y morir como mejor te agrade, siempre mi alma en tus manos.

Señor pequé, Ten piedad y misericordia de mí.


Oración Final

1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria


Fuente: Churchforum.org

HOY SE INICIA LA NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA - DEL 2 DE 10 DE ABRIL 2021

  

Novena a la Divina Misericordia

Redacción ACI Prensa


El próximo 11 de abril, Segundo Domingo de Pascua, la Iglesia celebrará la Fiesta de la Divina Misericordia, la cual tiene como objetivo principal hacer llegar a los corazones de las personas el mensaje de que Dios es Misericordioso y ama a todos: "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723).





Primer día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores , y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la perdida de las almas.

Jesús Misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo corazón y nunca nos dejes escapar de el. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Segundo día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelos en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite, por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Tercer día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del viacrucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.

Jesús Misericordiosísimo que desde el tesoro de tu misericordia les concedes a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de el. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu corazón arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu hijo y por su dolorosa pasión concédeles tu bendición y rodéales con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.





Cuarto día de la Novena a la Divina Misericordia


Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios, y a aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.

Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen. Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu compasivísimo Corazón.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de aquellos que no creen en Ti y de los que todavía no te conocen, pero que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Quinto día de la Novena a la Divina Misericordia


Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi pasión.

Jesús Misericordiosísimo que eres la bondad misma, Tu no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores sino el amor de tu Hijo y su amarga pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Sexto día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracia. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.

Jesús Misericordiosísimo, tu mismo has dicho: Aprended de mi que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre Celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las mas semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono.

Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y por el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Séptimo día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que mas lamentaron mi pasión y penetraron mas profundamente en mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.

Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo, en medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a Ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente sino que tu Misericordia las envolverá en la hora de la muerte.

Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran a tu mayor atributo, es decir, tu Misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a Ti, Oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muestrales la misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, Yo mismo las defenderé como mi Gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Octavo día de la Novena a la Divina Misericordia




Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrecelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y salvarías las deudas que tienen con mi justicia.

Jesús Misericordiosísimo, Tu mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí, yo que llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadisimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Noveno día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas tibias y sumergelas en el abismo de mi Misericordia. Estas almas son las que mas dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la mas intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mi este cáliz, si es tu voluntad. 
Para ellas, la ultima tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.

Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh, Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque Tu lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu Misericordia. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

HOY ES VIERNES SANTO: CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR



 Hoy es Viernes Santo: Celebración de la Pasión del Señor

Redacción ACI Prensa



Hoy toda la Iglesia Católica se une en penitencia, abstinencia y ayuno para conmemorar la Pasión del Señor. Entre las actividades de este día están el Vía Crucis, el Sermón de las Siete Palabras del Señor Jesús en la Cruz; las procesiones con la imagen de Cristo y de su Madre Dolorosa, entre otros.

Este día la Iglesia no celebra la Eucaristía y ningún sacramento, a excepción de la Reconciliación y de la Unción de los Enfermos.

La celebración litúrgica conmemora la Muerte del Señor, se realiza también la celebración de la Palabra que concluye con la adoración de la Cruz y con la Comunión Eucarística, consagradas el Jueves Santo.

Hoy se invita además a acompañar al final de la adoración de la cruz una pequeña conmemoración de la Virgen María, la Madre dolorosa, que estuvo a los pies de la Cruz.


¿Recordamos o celebramos?

En el Viernes Santo celebramos la Pasión y Muerte de Jesucristo. “Celebramos la muerte de Jesús, quien ha muerto por cada uno de nosotros y por toda la humanidad para reconciliarnos con el padre”, señala el P. Donato Jiménez. En este día se conmemora el amor extremo de Cristo para rescatarnos.

Es importante interiorizar el hecho de que Jesús se entregó en la Cruz por cada uno de nosotros. Y hay que comprender que la Cruz es un signo de victoria sobre la muerte, especialmente que es una victoria sobre el pecado.

Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, en este día necesitamos meditar, pensar y sentir sobre el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

Una de las actitudes que el cristiano debe tener durante el Viernes Santo es la reflexión porque comprenderemos y profundizaremos en el sentido de la muerte de Cristo.

Por otro lado, hay que unirnos al duelo por la muerte de Jesucristo con la Iglesia.” Debemos hacer propios los sentimientos de la Iglesia”, expresa el P. Donato.

 

jueves, 1 de abril de 2021

ACTIVIDADES DEL PAPA FRANCISCO EN SEMANA SANTA 2021

 



 Actividades del Papa Francisco en Semana Santa 2021

Sigue las transmisiones en vivo por Catholic.net

Por: Catholic.net | Fuente: Vatican.va



El Papa Francisco celebrará los ritos de la Semana Santa en el altar de la cátedra, en la basílica de San Pedro, debido a la contingencia sanitaria. Participarán los señores cardenales, los superiores de la Secretaría de Estado, con una participación limitada de fieles.

No te pierdas las transmisiones en vivo desde el Facebook o YouTube de Catholic.net


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JUEVES SANTO - 1 abril 2021

Santa Misa Crismal 

10:00 hrs (Hora del Vaticano)

1:00 Los Ángeles

2:00 Ciudad de México y El Salvador

3:00 Colombia y Ecuador.

4:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

5:00 Chile, Uruguay y Venezuela.


Santa Misa "in Coena Domini" Preside el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio cardenalicio.

18:00 hrs (Hora del Vaticano)

9:00 Los Ángeles

10:00 Ciudad de México y El Salvador

11:00 Colombia y Ecuador.

12:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

13:00 Chile, Uruguay y Venezuela.



VIERNES SANTO - 2 abril 2021

Pasión del Señor

18:00 hrs (Hora del Vaticano)

9:00 Los Ángeles

10:00 Ciudad de México y El Salvador

11:00 Colombia y Ecuador.

12:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

13:00 Chile, Uruguay y Venezuela.

Vía Crucis

21:00 hrs (Hora del Vaticano)

12:00 Los Ángeles

13:00 Ciudad de México y El Salvador

14:00 Colombia y Ecuador.

15:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

16:00 Chile, Uruguay y Venezuela.


SÁBADO SANTO - 3 abril 2021

Vigilia Pascual

19:30 hrs (Hora del Vaticano)

10:30 Los Ángeles

11:30 Ciudad de México y El Salvador

12:30 Colombia y Ecuador.

13:30 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

14:30 Chile, Uruguay y Venezuela.


DOMINGO DE PASCUA - 4 abril 2021

Santa Misa del día

10:00 hrs (Hora del Vaticano)

1:00 Los Ángeles

2:00 Ciudad de México y El Salvador

3:00 Colombia y Ecuador.

4:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

5:00 Chile, Uruguay y Venezuela.


Urbi et Orbi

12:00 hrs (Hora del Vaticano)

3:00 Los Ángeles

4:00 Ciudad de México y El Salvador

5:00 Colombia y Ecuador.

6:00 Miami, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.

7:00 Chile, Uruguay y Venezuela.

¿QUÉ SE CELEBRA EL JUEVES SANTO?

 



 ¿Qué se celebra el Jueves Santo?

El Jueves Santo se celebra: La Última Cena; El Lavatorio de los pies; La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio y la oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní

Por: David López | Fuente: Catolicos Con Acción



Sabías que este día, este jueves Santo se conmemora la Institución de La Eucaristía como el regalo de Amor, también se conmemora la Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento de La Orden Sacerdotal y La Vida de Servicio a los demás.

Con la celebración del jueves Santo no solo se abre el Triduo Pascual. En este día nuestra Iglesia Católica conmemora la institución de la Eucaristía en la Última Cena, pero a la vez con las Palabras mismas de Jesucristo Hagan esto en conmemoración mía, festejamos a todos los valientes que dijeron sí, un sí de corazón como el de María a vivir una vida consagrada a Jesús y con el gesto del lavatorio de pies también festejamos a todos aquellos que dedican su vida a servir de manera humilde y extraordinaria a los demás cumpliendo el último mandamiento de Cristo.

En este día que para algunos representa tristeza, dolor e incluso traición, se celebran tres grandes acontecimientos, por la mañana, tenemos en primer lugar la llamada Misa Crismal, que es presidida por el Obispo Diocesano y concelebrada por su presbiterio. En ella se consagra el Santo Crisma y se bendicen los demás óleos, que se usan en la administración de los principales sacramentos. Junto con ello, todos los sacerdotes renuevan las promesas realizadas el día de su ordenación. Es una manifestación de la comunión existente entre el obispo y sus presbíteros en el sacerdocio y ministerio de Cristo y es con este gesto que los Sacerdotes de nuestra iglesia celebran un año más de la institución de La Vida Sacerdotal.


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Luego ya por la tarde tenemos la Misa Vespertina donde damos Introducción a la celebración del Triduo Pascual es así como el Jueves Santo llega a su máxima relevancia. En ésta tarde se da comienzo al Triduo Pascual que culminará en la vigilia que se conmemora, en la noche del Sábado Santo al Domingo de Pascua la Resurrección de Jesucristo.

Al comienzo de la celebración, el sagrario se presenta vacío con la puerta abierta. El altar mayor, donde se celebrará la Santa Misa, se adorna con cirios, manteles y sin flores hasta la Resurrección.

Como en todas las celebraciones litúrgicas se inicia con la entrada procesional, encabezada por los acólitos, seguida por los ministros y finalizada por el celebrante principal, un Sacerdote u Obispo. Mientras tanto, el coro acompaña con cantos, pues ya ha terminado la Cuaresma y se va a celebrar uno de los momentos más importantes del año litúrgico, la Institución de la Eucaristía y el mandamiento del amor.

Los cantos de esta celebración están enfocados a la celebración de la institución de la Eucaristía. El color de ésta celebración es el blanco  sustituyendo al morado.

En ésta celebración se canta de nuevo el “Gloria” a la vez que se tocan las campanas, y cuando éste termina, las campanas dejan de sonar y no volverán a sonar hasta la Vigilia Pascual en la Noche Santa por eso no debe de extrañarte que durante la Consagración no se oigan las campanas.

Las lecturas de éste día son muy especiales, la primera es del libro del Éxodo donde se nos presentan Prescripciones sobre la cena pascual, Jesús cenó la Pascua con sus apóstoles, siguiendo la tradición judía, ya que según ésta se debía de cenar un cordero puro y del año; y la sangre de éste se debía rociar la puerta en señal de purificación ya que si no se hacía así el ángel exterminador entraría a la casa y mataría al primogénito de esa familia (décima plaga), según lo relatado en el libro del Éxodo. La segunda lectura es de la primera carta del apóstol San Pablo a los Corintios donde se nos enseña que: Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este vino, proclamamos la muerte del Señor) y el salmo responsorial El Cáliz que bendecimos, es la comunión con la sangre de Cristo. El Evangelio es el momento del lavatorio de pies a los discípulos, que adquiere un destacado simbolismo dentro de los oficios del día, ya que posteriormente, se realiza por el sacerdote lavando los pies a doce varones a modo de representar a los doce apóstoles, en el que se recuerda el gesto que realizó Jesús antes de la Última Cena con sus discípulos, efectuándose en esta ocasión entre la Homilía y las ofrendas, este acto suprime el Credo. Durante el lavatorio de los pies se entona un cántico relacionado con el Mandamiento Nuevo del Amor entregado por Jesucristo en esta noche santa, destacando frases del texto del discurso de Jesús en la última cena, recogido por el Evangelio de San Juan. Y es así que celebramos la Institución del Mandamiento de Amor, Ámense los unos a los otros como Yo los he Amado en términos sencillos El servicio a los demás con y por Amor a Cristo.

La celebración se realiza en un ambiente festivo, pero sobrio y con una gran solemnidad, en la que se mezclan sentimientos de gozo por el sacramento de la Eucaristía y de tristeza por lo que se recordará a partir de esa misma tarde de Jueves Santo, con el encarcelamiento y juicio de Jesús.

En el momento de la Plegaria Eucarística durante la consagración, se prefiere la recitación del Canon Romano o Plegaria I, dado que el texto prevé algunos párrafos directamente relacionados con lo que se celebra en este día, durante la Epíclesis se invoca al Espíritu Santo para que queden consagrados el vino y el pan; esto se da cuando el Sacerdote impone sus manos sobre los dones ofrecidos para que se conviertan en el cuerpo y la sangre de Cristo y para que la comunión, ayude a la salvación de los que participan de ella y actúe sobre la comunidad celebrante, esta es la parte Máxima de la Liturgia de este día y así se conmemora y se celebra la institución de la Eucaristía.

Una vez se ha repartido la Comunión como de costumbre, el Santísimo Sacramento se traslada desde el Altar donde se ha celebrado la Misa en procesión hasta el llamado “Altar de la reserva” o “Monumento”, un altar exclusivo preparado para esta celebración, que debe estar fuera del templo y de la nave central, debido a que en la celebración del Viernes Santo no se celebra la Eucaristía. Durante la procesión hasta la llegada al lugar del Monumento, se entona algún himno eucarístico, el sacerdote deposita el copón con el Santísimo, debidamente cubierto, dentro del sagrario de la reserva, y puesto de rodillas, lo inciensa. Por lo general, no da la bendición con el Santísimo ni reza las alabanzas, sino más bien se queda unos instantes orando en silencio. Antes de retirarse, cierra la puerta del sagrario de reserva, hace genuflexión y se retira

Automáticamente, una vez se ha reservado al Santísimo, los oficios del día jueves finalizan, pues la celebración continuará al día siguiente y se nos invita a conmemorar al día siguiente la muerte del Señor.

En algunas iglesias se celebra a continuación un sencillo acto de denudación de los altares, en el que los sacerdotes y ministros, retiran candeleros y manteles de todos los altares de la iglesia.

Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el “Monumento”, celebrándose la llamada “Hora Santa” en torno a la medianoche, quedando el Santísimo allí hasta la celebración del Viernes Santo. Esta reserva recuerda la agonía y oración en Getsemaní y el encarcelamiento de Jesús, y por eso los sacerdotes celebrantes piden que velen y oren con Él, como Jesús pidió a sus apóstoles en el huerto de Getsemaní. Una vez han terminado los oficios, se rememora la oración y agonía de Jesús en el huerto de los olivos, la traición de Judas y el prendimiento de Jesús, que se suele celebrar con procesiones en la tarde-noche del Jueves Santo.

En algunos lugares, existe la tradición de visitar siete monumentos en distintos Templos de una misma ciudad, para recordar a modo de “estaciones”, los distintos momentos de la agonía de Jesús en el Huerto y su posterior arresto.

Desde hace unos años, como Iglesia Católica celebramos el Jueves Santo como Día del Amor Fraterno pues Dios nos amó tanto que nos dio a su Hijo Único para que fuéramos salvados creyendo en Él, y Jesús entrega su vida a cambio de la nuestra y no hay prueba de amor más grande que el que da la Vida por los suyos. Y no sólo bastándole eso, en la locura de amor más grande por nosotros, no sólo se entrega y da la vida, si no que se queda con bajo las apariencias del Pan y el Vino; Su Sacrificio de Amor más grande: La Cruz. Su regalo de amor más grande: La Eucaristía.

Por tanto que este jueves Santo, no represente tristeza para ti, sino que al contrario represente una verdadera Felicidad y una respuesta de Amor ante el mandamiento que nos dejó Cristo de Amarnos como Él nos amó, sirviendo a los demás, que La Eucaristía sea un cumplimiento más de su palabra en ti, pues en ella se cumple su promesa de estar con nosotros siempre hasta el final de los tiempos, por tanto no permitas que el pecado te quite la gracia de poder comulgar, para que cada vez que comulgues se cumpla en ti su última promesa, y si ves a un Sacerdote, ora por él y agradece a Dios por su valentía al dar el Sí a la vida sacerdotal y si puedes felicítalo por un año más de tan grande ministerio y misterioso sacramento, pues sin ellos la Eucaristía no sería posible, como dijo Peter Parker (Spiderman) tienen en sus manos un gran poder, pero que lleva una gran Responsabilidad. Jueves Santo, día de Entrega y Servicio con y por Amor a Jesucristo.

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