domingo, 16 de mayo de 2021

OSCURIDAD Y LUZ



 Oscuridad y luz

Puedo acercarme a Jesús para que realice el milagro de la luz.

Por: P. Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net



Hay una oscuridad interior que impide ver claramente dónde están el bien, la verdad, la justicia. Hay una oscuridad exterior que hace muy difícil comprender lo que ocurre a nuestro alrededor.

En el mundo hay amplias zonas de oscuridad. Los corazones sienten la inquietud de la duda. Las sociedades quedan atrapadas entre tinieblas y confusiones dañinas. Hace falta aire nuevo y luces amigas.

La oscuridad cede terreno cuando avanza la luz. Entonces las personas y los hechos empiezan a aparecer en su verdadero contorno. La mente y el corazón respiran más serenos.

Desde que Cristo vino al mundo, la luz lucha contra las tinieblas. Es cierto que muchos no logran creer, que otros siguen en la duda, que otros rechazan o desprecian abiertamente al Maestro.

Pero también es cierto que millones de corazones reciben una iluminación interior y escuchan palabras que producen una paz indestructible. “Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo” (Ef 5,14).

Cuando sienta que la oscuridad asedia mi mente, cuando palpe las tinieblas dentro de mi corazón, cuando escuche fuera de mí voces que aturden y engañan, puedo acercarme a Jesús para que realice el milagro de la luz.

Como ocurrió con el ciego de nacimiento (cf. Jn 9), también hoy unos rechazan la luz y otros empiezan a ver con ojos nuevos. El mundo sigue dividido, mientras el tiempo corre sin frenos hacia el momento final, hacia la hora decisiva del juicio sobre el Amor.

Hoy puedo abrir los ojos y dejarme iluminar con una “luz amiga”, humilde, serena, bondadosa. Entonces la oscuridad dejará de oprimir mi alma. Recibiré una paz y una alegría que nada ni nadie podrán arrebatarme (cf. Jn 16,22).

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA: 16 DE MAYO



UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.




Día 16: Este hombre está chiflado

San Juan Bosco necesitaba construir una Iglesia en honor de María Auxiliadora, pero no tenía nada de dinero. Se lanzó, pero las deudas también se lanzaron sobre él. Para conseguir dinero en un momento en que no podía retrasar más los pagos, un día le dijo a la Virgen:

- ¡Madre mía! Yo he hecho tantas veces lo que tú me has pedido... ¿Consentirás en hacer hoy lo que yo te voy a pedir?

Con la sensación de que la Virgen se ha puesto en sus manos, don Bosco penetra en el palacio de un enfermo que tenía bastante dinero pero que también era bastante tacaño. Este enfermo, que hace tres años vive crucificado por los dolores y no podía siquiera moverse de la cama, al ver a don Bosco le dijo:

- Si yo pudiera sentirme aliviado, haría algo por usted.

- Muchas gracias; su deseo llega en el momento oportuno; necesito precisamente ahora tres mil liras.

- Está bien; obténgame siquiera un alivio, y a fin de año se las daré.

- Es que yo las necesito ahora mismo.

El enfermo cambia con mucho dolor de postura, y mirando fijamente a don Bosco, le dice:

- ¿Ahora? Tendría que salir, ir yo mismo al Banco Nacional, negociar unas cédulas... ¡Ya ve!, es imposible.

No, señor, es muy posible -replica Don Bosco mirando su reloj-. Son las dos de la tarde... Levántese, vístase y vamos allá dando gracias a María Auxiliadora.

-¡Este hombre está chiflado! Protesta el viejo entre las cobijas. -Hace tres años que no me muevo en la cama sin dar gritos de dolor, ¿y usted dice que me levante? ¡Imposible!

- Imposible para usted, pero no para Dios... ¡Ánimo! Haga la prueba...

Al rumor de las voces han acudido varios parientes, la habitación está llena. Todos piensan de don Bosco lo mismo que el enfermo: que está chiflado.

Traigan la ropa del señor, que va a vestirse -dice Don Bosco-, y hagan preparar el coche, porque va a salir. Entretanto, nosotros, recemos. Llega el médico.

- ¿Qué imprudencia está por cometer, señor mío?

Pero ya el enfermo no escuchaba más que a don Bosco; se arroja de la cama y empieza a vestirse solo, y solo, ante los ojos maravillados de sus parientes, sale de la habitación y baja las escaleras y sube al coche. Detrás de él, don Bosco.

- ¡Cochero, al Banco Nacional! Ya la gente no se acuerda de él: llevaba tres años sin salir a la calle. Vende sus cédulas y entrega a don Bosco sus tres mil liras.

Quien confía en Ti, Madre, jamás se queda a dos velas. Pero no estoy seguro de poderte decir lo que te dijo don Bosco: Madre mía, yo he hecho tantas veces lo que Tú me has pedido. Sí, a partir de ahora, sí que podré decírtelo. Pero ayúdame: quiero, sinceramente, saber lo que me pides.

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén


(Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote))  

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO16 DE MAYO DE 2021 - LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 


Lecturas de hoy Ascensión del Señor - Ciclo B
Hoy, domingo, 16 de mayo de 2021


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en m¡ nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Palabra del Señor




«El Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet

(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)


Hoy en esta solemnidad, se nos ofrece una palabra de salvación como nunca la hayamos podido imaginar. El Señor Jesús no solamente ha resucitado, venciendo a la muerte y al pecado, sino que, además, ¡ha sido llevado a la gloria de Dios! Por esto, el camino de retorno al Padre, aquel camino que habíamos perdido y que se nos abría en el misterio de Navidad, ha quedado irrevocablemente ofrecido en el día de hoy, después que Cristo se haya dado totalmente al Padre en la Cruz.

¿Ofrecido? Ofrecido, sí. Porque el Señor Jesucristo, antes de ser llevado al cielo, ha enviado a sus discípulos amados, los Apóstoles, a invitar a todos los hombres a creer en Él, para poder llegar allá donde Él está. «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará» (Mc 16,15-16).

Esta salvación que se nos da consiste, finalmente, en vivir la vida misma de Dios, como nos dice el Evangelio según san Juan: «Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).

Pero aquello que se da por amor ha de ser aceptado en el amor para poder ser recibido como don. Jesucristo, pues, a quien no hemos visto, quiere que le ofrezcamos nuestro amor a través de nuestra fe, que recibimos escuchando la palabra de sus ministros, a quienes sí podemos ver y sentir. «Nosotros creemos en aquel que no hemos visto. Lo han anunciado aquellos que le han visto. (...) Quien ha prometido es fiel y no engaña: no faltes en tu confianza, sino espera en su promesa. (...) ¡Conserva la fe!» (San Agustín). Si la fe es una oferta de amor a Jesucristo, conservarla y hacerla crecer hace que aumente en nosotros la caridad.

¡Ofrezcamos, pues, al Señor nuestra fe!

IMÁGENES DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR

 












ASCENSIÓN DEL SEÑOR: PAPA FRANCISCO PIDE CUIDAR LA FE, LA UNIDAD Y LA VERDAD


Ascensión del Señor: Papa Francisco pide cuidar la fe, la unidad y la verdad

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

Foto: Vatican Media




Al celebrar la Misa en la Basílica de San Pedro este 16 de mayo, séptimo Domingo de Pascua y solemnidad de la Ascensión del Señor, el Papa Francisco alentó a cuidar la fe, la unidad y la verdad y a no caer en la división, que viene del diablo, sino a ser testigos del Evangelio incluso cuando se tenga que ir contracorriente.

El Santo Padre presidió la Eucaristía junto a algunos fieles de Myanmar residentes en Italia para rezar por la difícil situación social que vive el país después del golpe de estado del pasado 1 de febrero. Más de la mitad de los participantes a esta Misa fueron religiosas, algunas de ellas, llevaban puestos pañuelos y trajes tradicionales.

En su homilía, el Santo Padre reflexionó en la oración de Jesús en las últimas horas de su vida antes de su ascensión a los cielos y exhortó a cuidar la fe, cuidar la unidad y cuidar la verdad.

“En las últimas horas de su vida, Jesús reza. En el momento doloroso de la despedida de sus discípulos y de este mundo, Jesús reza por sus amigos. Mientras en su corazón y en su carne está cargando con todo el pecado del mundo, Jesús continúa amándonos y reza por nosotros. Teniendo como modelo la oración de Jesús, aprendamos también nosotros a atravesar los momentos dramáticos y dolorosos de la vida”, invitó el Papa.

En primer lugar, el Santo Padre recordó que “custodiar la fe es mantener la mirada en alto, hacia el cielo, mientras sobre la tierra se combate y se derrama sangre inocente. Es no ceder a la lógica del odio y de la venganza, sino permanecer con la mirada puesta en ese Dios de amor que nos llama a ser hermanos entre nosotros”.

“La oración nos abre a la confianza en Dios incluso en los momentos difíciles, nos ayuda a esperar contra todas las evidencias, nos sostiene en la batalla cotidiana. No es una fuga, un modo de escapar de los problemas. Al contrario, es la única arma que tenemos para cuidar el amor y la esperanza en medio de tantas armas que siembran muerte”, afirmó.

Sin embargo, el Papa reconoció que “no es fácil alzar la mirada cuando estamos en medio del dolor, pero la fe nos ayuda a vencer la tentación de replegarnos en nosotros mismos. Tal vez quisiéramos protestar, expresar a gritos, incluso a Dios, nuestro sufrimiento. No debemos tener miedo, porque también esto es oración. Decía una anciana a sus nietos, incluso enojarse con Dios puede ser una oración”.

Luego, el Santo Padre destacó que Jesús pidió cuidar la unidad porque la división “es una enfermedad mortal” y lamentó que experimentamos la división “en nuestro corazón, porque frecuentemente estamos divididos dentro de nosotros mismos. Experimentamos la división en las familias, en las comunidades, entre los pueblos, incluso en la Iglesia”.

En este sentido, el Papa enumeró algunos de los “pecados contra la unidad” que son “las envidias, los celos, la búsqueda de intereses personales en vez del bien de todos, los juicios contra los otros”.

“La última recomendación que Jesús hace antes de su Pascua es la unidad. Porque la división viene del diablo que es el que divide, el gran mentiroso que siempre divide. Estamos llamados a cuidar la unidad, a tomar en serio esta apremiante súplica de Jesús al Padre: que sean uno, que formen una familia, que tengan el valor de vivir vínculos de amistad, de amor, de fraternidad”, dijo el Papa.

Ante esto, el Pontífice pidió que también en la Iglesia se promueva “el diálogo, el respeto por el otro, la custodia del hermano, la comunión y no dejemos entrar en la Iglesia la lógica de los partidos, la lógica que divide, la lógica que nos coloca a cada uno al centro descartando a los otros, esto destruye: destruye la familia, destruye la Iglesia, destruye la sociedad, destruye a nosotros mismos”.

Por último, el Santo Padre pidió cuidar la verdad que significa “ser profetas en todas las situaciones de la vida, es decir, estar consagrados al Evangelio y ser testigos aun cuando haya que pagar el precio de ir contracorriente” y advirtió que custodiar la verdad “no significa defender ideas, convertirnos en guardianes de un sistema de doctrinas y de dogmas, sino permanecer unidos a Cristo y estar consagrados a su Evangelio”.

“El Evangelio nos pide estar en la verdad y para la verdad, dando la vida por los demás. Y donde hay guerra, violencia y odio, ser fieles al Evangelio y constructores de paz significa comprometerse, también a través de las decisiones sociales y políticas, arriesgando la vida. Sólo así las cosas pueden cambiar”, explicó el Papa.

De este modo, el Santo Padre recordó que “el Señor no necesita gente tibia, nos quiere consagrados a la verdad y a la belleza del Evangelio, para que podamos testimoniar la alegría del Reino de Dios también en la noche oscura del dolor y cuando el mal parece más fuerte”.

Por ello, el Papa rezó para que “la oración de Jesús nos ayude a cuidar la fe también en los momentos difíciles, a ser constructores de unidad, a arriesgar la vida por la verdad del Evangelio”.

“Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero llevar al altar del Señor el sufrimiento de su pueblo y rezar con ustedes para que Dios convierta los corazones de todos a la paz... Por favor, no pierdan la esperanza. Jesús todavía hoy reza al Padre, hace ver en su oración las llagas con las cuales ha pagado nuestra salvación, con esta oración. Jesús reza e intercede por todos nosotros, para que nos cuide del maligno y nos libere del poder del mal”, concluyó el Papa en su homilía.

Antes de finalizar la Misa, un sacerdote de Myanmar agradeció al Papa por su cercanía, por las diversas ocasiones que ha rezado públicamente por Myanmar y por la celebración de esta Misa; unas religiosas le regalaron un cuadro y un fiel le obsequió un libro con fotografías.

Después de la bendición, los fieles entonaron una canción tradicional en su lengua nativa.

FELIZ DOMINGO!!!!

 





 

sábado, 15 de mayo de 2021

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA CONTRA EL CORONAVIRUS

 



 Oración a la Virgen María contra el coronavirus

Madre del Divino Amor

El Papa Francisco ha escrito una oración a la Virgen del Divino Amor ante la pandemia del coronavirus, el virus COVID-19. El Papa Francisco nos invita a todos a que también la recemos. La oración es la siguiente:


COMO REZAR EL SANTO ROSARIO EN EL MES DE MAYO 2021

 



 Cómo rezar el Santo Rosario



1.- Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

2.- Rezar el Acto de Contrición: Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

3.- Rezar tres avemarías y un Gloria.

4.- En función del día de la semana, elegimos los misterios a meditar, según lo que se indica más abajo. Tras enunciar el primer misterio, se reza un padrenuestro.

Misterios Gozosos (Lunes y Sábados)

La Encarnación del Hijo de Dios.

La Visitación de Nuestra Señora a su prima santa Isabel.

El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.

La Purificación de Nuestra Señora y Presentación del Niño Jesús.

El Niño perdido y hallado en el Templo.


Misterios Dolorosos (Martes y Viernes)

La Oración de Jesús en el Huerto de los olivos.

La Flagelación del Señor.

La Coronación de espinas.

La Cruz a cuestas camino del Calvario .

Crucifixión y muerte de Jesús en la Cruz.


Misterios Gloriosos (Miércoles  y Domingos)

La Resurrección del Señor.

La Ascensión del Señor.

La Venida del Espíritu Santo.

La Asunción de Nuestra Señora.

La Coronación de María Santísima.


Misterios Luminosos (Jueves)

El Bautismo en el Jordán

La autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.

El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

La Transfiguración del Señor en el monte Tabor.

La institución de la Sagrada Eucaristía.


5.- Se rezan 10 avemarías, un gloria y a continuación la Jaculatoria: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

6.- Se enuncia el segundo misterio y se reza un padrenuestro.

7.- Se rezan 10 avemarías, un Gloria y la Jaculatoria: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

8.- Se enuncia el tercer misterio y se reza un padrenuestro.

9.- Se rezan 10 avemarías, un Gloria y la Jaculatoria: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

10.- Se enuncia el cuarto misterio y se reza un padrenuestro.

11.- Se rezan 10 avemarías, un Gloria y la Jaculatoria: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

12.- Se enuncia el quinto misterio y se reza un padrenuestro.

13.- Se rezan 10 avemarías, un Gloria y la Jaculatoria: María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

14.- Se reza un padrenuestro y estas tres avemarías:

Dios te salve, María, Hija de Dios Padre, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.


15.- Finalmente, se reza la Letanía de la Santísima Virgen María:

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad

Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial. Ten misericordia de nosotros.

Dios, Hijo Redentor del mundo. Ten misericordia de nosotros.

Dios, Espíritu Santo. Ten misericordia de nosotros.

Trinidad santa, un solo Dios. Ten misericordia de nosotros.

Santa María. Ruega por nosotros

Santa Madre de Dios. Ruega por nosotros.

Santa Virgen de las Vírgenes. Ruega por nosotros.

Madre de Cristo. Ruega por nosotros.

Madre de la Iglesia. Ruega por nosotros.

Madre de la misericordia. Ruega por nosotros.

Madre de la Divina Gracia. Ruega por nosotros.

Madre purísima. Ruega por nosotros.

Madre castísima. Ruega por nosotros.

Madre y Virgen. Ruega por nosotros.

Madre sin mancha. Ruega por nosotros.

Madre inmaculada. Ruega por nosotros.

Madre amable. Ruega por nosotros.

Madre admirable. Ruega por nosotros.

Madre del buen consejo. Ruega por nosotros.

Madre del Creador. Ruega por nosotros.

Madre del Salvador. Ruega por nosotros.

Virgen prudentísima. Ruega por nosotros.

Virgen digna de veneración. Ruega por nosotros.

Virgen poderosa. Ruega por nosotros.

Virgen acogedora. Ruega por nosotros.

Virgen fiel. Ruega por nosotros.

Ideal de santidad. Ruega por nosotros.

Trono de sabiduría. Ruega por nosotros.

Causa de nuestra alegría. Ruega por nosotros.

Templo del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.

Madre de la Divina gracia. Ruega por nosotros.

Madre de la esperanza. Ruega por nosotros.

Modelo de entrega a Dios. Ruega por nosotros.

Rosa escogida. Ruega por nosotros.

Fuerte como la torre de David. Ruega por nosotros.

Hermosa como torre de marfil. Ruega por nosotros.

Casa de oro. Ruega por nosotros.

Arca de la Nueva Alianza. Ruega por nosotros.

Puerta del cielo. Ruega por nosotros.

Estrella de la mañana. Ruega por nosotros.

Salud de los enfermos. Ruega por nosotros.

Refugio de los pecadores. Ruega por nosotros.

Consuelo para los migrantes. Ruega por nosotros.

Consoladora de los tristes. Ruega por nosotros.

Auxilio de los cristianos. Ruega por nosotros.

Reina de los Ángeles. Ruega por nosotros.

Reina de los Patriarcas. Ruega por nosotros.

Reina de los Profetas. Ruega por nosotros.

Reina de los Apóstoles. Ruega por nosotros.

Reina de los Mártires. Ruega por nosotros.

Reina de los confesores de la fe. Ruega por nosotros.

Reina de las Vírgenes. Ruega por nosotros.

Reina de todos los Santos. Ruega por nosotros.

Reina concebida sin pecado original. Ruega por nosotros.

Reina llevada al cielo. Ruega por nosotros.

Reina del Santo Rosario. Ruega por nosotros.

Reina de la Familia. Ruega por nosotros.

Reina de la paz. Ruega por nosotros.


Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.


Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración

Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo y por la intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del Cielo.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ave María Purísima. Sin pecado concebida.



Nota sobre el rezo del Rosario durante el mes de Mayo de 2021

El Papa Francisco nos ha exhortado a rezar en familia el Santo Rosario durante el mes de mayo de 2021 y, al término del mismo, nos invita a rezar unidos a él una de las dos oraciones que trascribimos a continuación:



Oración 1

Oración a la Virgen María contra el coronavirus

Madre del Divino Amor

Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!




Oración 2

“Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios”.

En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostiene a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.

Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.

Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos.

Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.

Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.

Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.

Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.

Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.

Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA: 15 DE MAYO




UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DEL MES DE MARÍA



ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Santa María, ¡Madre de Dios y Madre mía! Eres más madre que todas las madres juntas: cuídame como Tú sabes. Grábame, por favor, estas tres cosas que dijiste:

"NO TIENEN VINO": presenta siempre a tu Hijo mis necesidades y las de todos tus hijos.

"HACED LO QUE ÉL OS DIGA": dame luz para saber lo que Jesús me dice, y amor grande para hacerlo fielmente.

"HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR": que yo no tenga otra respuesta ante todo lo que Él me insinúe.





Día 15: El rezo del Rosario

Santo Domingo predicó mucho el rezo del Santo Rosario. Cuenta una biografía suya que un día le llevaron un pobre hombre endemoniado. El Santo puso el rosario que llevaba en el cuello de este hombre y después preguntó a los demonios que le poseían:

- De todos los Santos del cielo, ¿cuál es el que más teméis?

Los demonios se negaron a responder, debido a que había mucha gente delante y no querían revelar en público a quién tenían miedo. Como Santo Domingo insistió, una y otra vez, al final contestaron en voz alta:

- La Santísima Virgen; nos vemos obligados a confesar que ninguno de los que perseveren en su servicio se condenará con nosotros; uno solo de sus suspiros vale más que todas las oraciones, las promesas y los deseos de todos los santos. Muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan por su intercesión. Si no se hubiera opuesto a nuestro esfuerzo hace mucho tiempo que tendríamos derribada y destruida a la Iglesia entera. Santo Domingo hizo rezar el rosario a todo el pueblo, y al fin los demonios salieron del hereje, dando aspavientos.

¡Qué suerte ser tu hijo, María! Ahora sí que digo con toda paz que no tengo miedo a nada ni a nadie. Pero sí a una cosa: a vivir sin Ti, como si fuese huérfano. Encárgate Tú, por favor, de que eso no suceda, y ya está. ¡Gracias, Madre mía!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén


(Texto escrito por José Pedro Manglano Castellary (Sacerdote)) 

FELIZ FIN DE SEMANA

 





 
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