domingo, 7 de abril de 2024

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE ABRIL DE 2024 - II DOMINGO DE PASCUA - DOMINGO DE LA MISERICORDIA

 



Domingo 2 de Pascua

Domingo de la Misericordia - Domingo 7 de abril de 2024



1ª Lectura (Hch 4,32-35): En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.

Salmo responsorial: 117

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel: eterna es su misericordia. Diga la casa de Aarón: eterna es su misericordia. Digan los fieles del Señor: eterna es su misericordia.


La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.


Señor, danos la salvación; Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos desde la casa del Señor; el Señor es Dios, él nos ilumina.

2ª Lectura (1Jn 5,1-6): Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad.

Versículo antes del Evangelio (Jn 20,29): Aleluya. Porque me has visto, Tomás, has creído, dice el Señor; bienaventurados los que sin haber visto han creído. Aleluya.

Texto del Evangelio (Jn 20,19-31): Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».

Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.




«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)


Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.

Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.

La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros. 

EN EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA EL PAPA FRANCISCO ALIENTA A ABRIR EL CORAZÓN DE JESÚS PARA TENER VIDA VERDADERA

 



En el Domingo de la Divina Misericordia el Papa Francisco alienta a abrir el corazón a Jesús para tener vida verdadera

Por Walter Sánchez Silva

7 de abril de 2024




Antes del rezo de la oración mariana del Regina Caeli (Reina del Cielo), que en Pascua sustituye al Ángelus, y recordando que hoy es el Domingo de la Divina Misericordia, el Papa Francisco animó a abrir el corazón a Jesús para tener vida verdadera.

Ante unos 15 mil fieles presentes en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Santo Padre recordó que hoy, segundo domingo de ´Pascua, está dedicado a la Divina Misericordia por un deseo del Papa San Juan Pablo II.

El Papa Francisco meditó en el evangelio de hoy que habla de la vida eterna y explicó qué se puede hacer para tener vida auténtica: “Todos queremos tener vida, pero existen diversos puntos de vista sobre cómo lograrlo. Por ejemplo, hay quien reduce la existencia a una carrera frenética para gozar y poseer muchas cosas: comer y beber, divertirse, acumular dinero y objetos, sentir emociones fuertes y nuevas, etc.”.

Este, advirtió el Papa, “es un camino que a primera vista parece atractivo, pero que no sacia el corazón. No es así como se ‘tiene vida’, porque siguiendo los caminos del placer y del poder no se encuentra la felicidad”.

“De hecho, quedan sin respuesta muchos aspectos de la existencia como, por ejemplo, el amor, las experiencias inevitables del dolor, las limitaciones y la muerte. Y, además, no se hace realidad el sueño que todos tenemos en común: la esperanza de vivir para siempre, de ser amados sin fin”.

“Hoy, el Evangelio dice que esta plenitud de vida, a la que cada uno de nosotros está llamado, se realiza en Jesús: es Él quien nos da la vida plena. Pero, ¿cómo acceder a ella, cómo experimentarla?”, cuestionó el Papa Francisco.

En el caso de los 12 Apóstoles, ellos se dejaron interpelar por Cristo resucitado y recibieron el don del Espíritu Santo, e interrogó a todos: “Les pregunto, ¿tienen esperanza? Que cada uno se pregunte: ¿cómo va mi esperanza?”.

Entonces, continuó el Papa Francisco, para tener vida cada día “basta con fijar la mirada en Jesús crucificado y resucitado, encontrarlo en los sacramentos y en la oración, reconocerlo presente, creer en Él, dejarse tocar por su gracia y guiar por su ejemplo, experimentar la alegría de amar como Él”.

El Santo Padre resaltó entonces que “cada encuentro con Jesús, un encuentro vivo con Él, nos permite tener más vida. Hay que buscar a Jesús, dejarse encontrar –porque Él nos busca–, abrir el corazón al encuentro con Jesús”.

El Papa Francisco también preguntó a todos: “¿creo en el poder de la resurrección de Jesús, creo que ha resucitado? ¿Creo en su victoria sobre el pecado, el miedo y la muerte? ¿Me dejo implicar en la relación con el Señor, con Jesús? ¿Y dejo que Él me empuje a amar a los hermanos y las hermanas, y a tener esperanza todos los días?”.

Para concluir, el Pontífice alentó a que “María nos ayude a crecer cada vez más en la fe en Jesús resucitado, para que ‘tengamos vida’ y difundamos la alegría de la Pascua”. 

HOY SE CELEBRA EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA - 7 DE ABRIL


 La Divina Misericordia, es el regalo de amor que Jesús dio al “buen ladrón”, perdón y cielo, recibido por el único mérito de creer y confiar en su amor; es el abrazo del Padre al hijo pródigo tras su arrepentimiento; es la Asunción de María para ocupar una silla al lado de su hijo amado.


He visto su misericordia.

Cuando mi esposa enfermó, pedíamos un milagro. Todos queríamos que sanara. Yo mismo pedía a Dios que me la diera completamente sana, pues sé que para Él no hay imposibles. Tan solo con desearlo, el milagro sería hecho. Pero después, pedía perdón por anteponer mis deseos a sus deseos y mi oración cambiaba, deseaba de todo corazón que su voluntad misericordiosa obrara en ella y así fue.

Hoy reconozco su Divina Misericordia en todo, …en los años que pude compartir con una gran mujer; misericordia fueron dos hermosas hijas que me dejó; misericordia fue el fracaso de mis empresas y el éxito de mi vida; misericordia fue conocerle, creer en Él y amarle; misericordia es tener la conciencia de mis errores y el deseo de enmendarlos; misericordia es el pan del cielo que me hace soportar el camino.

¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío! Tu expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó inmensamente para las almas y el océano de Misericordia se abrió por todo el mundo.


Jesús, en ti confío. 

IMÁGENES DE LA DIVINA MISERICORDIA

 






























 









domingo, 24 de marzo de 2024

EL PAPA FRANCISCO PRESIDE EN EL VATICANO UNA MISA SIN HOMILÍA EN DOMINGO DE RAMOS 2024









El Papa Francisco preside en el Vaticano una Misa sin homilía en Domingo de Ramos

Por Almudena Martínez-Bordiú, Walter Sánchez Silva

24 de marzo de 2024 



Este 24 de marzo el Papa Francisco ha presidido en la Plaza de San Pedro la Misa de Domingo de Ramos, con la que se da inicio a la Semana Santa 2024, en la que no pronunció la homilía y tampoco fue leída por alguno de los concelebrantes presentes.

La celebración comenzó a las 10:00 horas (hora de Roma) y en ella participaron cerca de  25.000 fieles, según informó la Gendarmería del Vaticano.

La Misa fue precedida por la procesión de las palmas de Domingo de Ramos, llevadas por obispos, sacerdotes, religiosos y laicos alrededor del obelisco de la Plaza de San Pedro para recordar el ingreso de Jesús a Jerusalén.

Tras la ceremonia en la que se bendijo las palmas y la procesión de obispos y sacerdotes, el Santo Padre se dirigió al atrio de la basílica vaticana para la Eucaristía con la que se dio inicio a la Semana Santa.

En el momento de la homilía, el Papa Francisco prefirió no leer el texto y continuó con la celebración. 

Aunque la Santa Sede no ha ofrecido mayor información al respecto, el Pontífice podría haber tomado esta decisión debido a su dificultad respiratoria por una persistente gripe que padece desde hace más de un mes. 

ACI Prensa contactó a Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa del Vaticano, para consultar por qué no se leyó la homilía, como se ha hecho en otras ocasiones, pero hasta la publicación de esta nota no ha tenido respuesta.

Como es costumbre, la Oficina de Prensa del Vaticano envió a los periodistas el texto de la homilía que el Papa Francisco tenía programado pronunciar. A esto se conoce como embargo, es decir que no debe publicarse hasta que el Santo Padre efectivamente lo pronuncie.

Alrededor de las 13:20 (hora de Roma) la Oficina de Prensa del Vaticano precisó que "al no haber sido pronunciada, la homilía no existe". Sobre si se ofrecerá alguna explicación adicional, la respuesta ha sido: "no".

En el bolletino de este Domingo de Ramos, el medio oficial de la Oficina de Prensa del Vaticano para informar de las actividades del Papa, se publicó alrededor de las 14:00 (hora de Roma) lo siguiente: “Al término de la proclamación de la Pasión del Señor según Marco hubo un momento de silencio y oración antes de retomar la celebración”. 

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