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martes, 1 de agosto de 2017

5 CONSEJOS ÚTILES PARA MATRIMONIOS QUE ATRAVIESAN DIFICULTADES EN SU RELACIÓN

5 consejos útiles para matrimonios que atraviesan dificultades en su relación
Nos los ofrecen una pareja que lleva casi 40 años juntos


Por: n/a | Fuente: Religión en Libertad 



La pregunta que recibimos en el taller matrimonial nos tomó por sorpresa: "¿Alguna vez has deseado que pudieras empezar todo de nuevo y hacer las cosas de otra manera?". Rebeca y yo intercambiamos miradas y nos reímos en voz alta. Habíamos sido invitados a un taller matrimonial como "expertos", pero, por supuesto,nuestro matrimonio es un trabajo constante en progreso.

Durante más de una década nos volvímos tan ocupados y distraídos que no nos conocíamos tan profundamente. Cuando eso sucede, es natural que decaiga del amor, porque el amor requiere de la intimidad.

Ambos habíamos cambiado, y habíamos dado por sentado que nuestro amor seguiría adelante. Puede que nos hayamos enamorado al principio, pero necesitábamos estar enamorados para hacerlo durar.

La verdad es cualquier cosa que cruce el umbral de la rutina a algo maravilloso va a costar.

Nuestros 37 años juntos han sido una aventura hasta ahora. Es por eso que a Rebeca y a mí se nos pidió que asistiéramos a un taller matrimonial para responder a varias preguntas. Y, ofrecimos cinco verdades acerca del matrimonio, que creemos pueden servir a los que viven casados:

1. El matrimonio es un trabajo duro y a nosotros nos gusta que sea así.
Por trabajo duro me refiero a esforzarse: ir más allá, aparecerse de repente con flores en su oficina, preguntarle por sus citas, ayudarle en cualquier cosa y en todo, tratar siempre de ser digno de su amor especial. Invertir en ese esfuerzo contribuye a que apreciemos el resultado; ésa es la manera como estamos conectados como personas que fueron diseñadas para trabajar en lugar de simplemente sentarse alrededor.

2. Compartir una activa relación con Dios nos ha salvado frecuentemente.
Es importante darse cuenta de que no somos el principio y el fin de todo, de que hemos sido creados por una fuerza superior y con un fin, y que necesitamos a nuestro Creador. Acogernos al apoyo, aliento y amor creativo de Dios es un elemento crucial en la configuración de nuestras vidas, como individuos y como esposos. No nos avergonzamos de reconocer que nuestra relación necesita de Dios.

3. Los hijos deben siempre estar en un segundo lugar respecto a tu relación con tu esposa o esposo.
Esto es importante. Hablamos con personas que todo el tiempo dicen: “Todo es para los niños, trabajaremos en nuestras cosas después". Pero lo que los niños necesitan más que cualquier cosa es el amor de hogar donde el padre y la madre estén locos de amor el uno por el otro. Tu relación con tu esposo o esposa debe ser tu prioridad número uno.

4. Absoluta honestidad y apertura para compartir sentimientos y dificicultades.
No puedes amar a quien no conoces. No compartir las verdades con nuestro cónyuge pone obstáculos insuperables en el camino del amor. Comparte tus luchas, tus preguntas, tus sentimientos y tus sueños. Compártelo todo. El matrimonio que no es una sociedad 100/100 se ve siempre comprometida.

5. La bondad es más importante que casi cualquir otra cosa.
El hombre que tiene una relación con su esposa en la que la bondad es el factor más evidente es invariablemente un hombre cuya mujer le adora. "Cuando hayas dudas, entonces por defecto la bondad", les digo a los muchachos con los que trabajo.

Suceda lo que suceda, todo estará bien y fortalecerá nuestra relación si es abordado desde la bondad. Por lo general se trata de pequeñas cosas. Servir el uno al otro y hacer lo que esté a nuestro alcance para hacerle al otro la vida más fácil y un poco más placentera. Trabajemos en demostrar momento a momento que amar es un verbo en un activo y continuo tiempo presente.

miércoles, 19 de abril de 2017

CARTA DE UNA SUEGRA A SU FUTURA NUERA


Carta de una suegra a su futura nuera
6 cosas que quiero decirte, aún sin conocerte todavía


Por: Ashley Willis | Fuente: sixseeds.patheos.com/ashleywillis/ 




Querida futura nuera:

En donde quiera que te encuentres, quiero que sepas que ya queremos conocerte y que ya desde este momento te amamos.

Desde que nació nuestro hijo, no solo oramos por él, sino que hemos orado específicamente también por ti. Sabemos que Dios tiene planes maravillosos para ambos que se harán realidad algún día. Mientras esperamos pacientemente el día de su boda, tu suegro y yo queremos que sepas algunas cosas:


1.- Cuando te cases con nuestro hijo, serás mucho más que nuestra nuera, serás nuestra HIJA.

Nosotros creemos que cuando dos personas se enamoran y se unen en matrimonio, realmente forman UNO solo. Te convertirás no solo en la amada esposa de nuestro hijo, sino también en nuestra hija. No te vemos solo como una mujer que se unirá legalmente a nuestro hijo, te vemos como su hermosa esposa que lo será de por vida.

"De la costilla que el Señor Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó ante el hombre. Entonces éste exclamó: "Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada mujer, porque del varón ha sido tomada". (Génesis 2,22-23)


2.- Apoyamos tu autonomía de pareja.

Para decirlo en pocas palabras, quiero resistir y no ”meterme en sus asuntos”. Cuando ustedes se casen, serán una familia independiente. Tu suegro y yo queremos apoyarlos de la mejor manera que podamos, pero también quiero respetar tu privacidad y marcar límites saludables. Te prometo llamar antes de visitarlos y tratar de ofrecer consejo solo cuando me lo pidan.

"Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y pasan a ser una sola carne". (Génesis 2,24)


3.- Queremos ser bendición para ustedes.

Ante cualquier cosa, queremos bendecirlos a ti y a nuestro hijo tantas veces sea posible. Dios nos ha  bendecido con ustedes dos y queremos extender esa bendición a ustedes también. La relación entre suegros y nuera muchas veces se representa en forma negativa, pero no queremos ser así. Estamos con ustedes, no contra ustedes. Por eso, pueden venir a buscarnos para apoyarles en cualquier cosa.

"Y ahora te has dignado bendecir la casa de tu siervo para que permanezca por siempre en tu presencia. ¡Oh Señor! Tú eres el que bendice y mi casa, pues, será bendita para siempre". (1 Crónicas 17,27)


4.- Todos cometeremos errores.

Cuando dos familias se integran, puede ser complicado y desastroso. Todos cometeremos algún error. Alguna vez diremos alguna palabra que pueda herir sin querer, o no haremos algo que sea necesario. En esos momentos prometo pedirte perdón y decirte con sinceridad si mis sentimientos fueron heridos alguna vez. Te pido que tú también hagas lo mismo con el fin de que persevere la paz en nuestras familias. Quiero que sepas que siempre podrán comunicarse libremente con nosotros pase lo que pase.


5.- Si, soy su madre, pero quiero ser tu AMIGA.

Yo sé que tienes tu propia madre y no quiero tomar el lugar especial que guarda en tu corazón. Quiero ser tu amiga, una amiga mayor. Quiero que vayamos a desayunar y de compras. Quiero cuidar a nuestros nietos y darte una oportunidad para descansar un momento. Quiero estar disponible y que me llames si necesitas alguien de experiencia con quien hablar. Realmente deseo que seamos amigas. Lo espero con todo el corazón.

"El aceite y los perfumes alegran el corazón, la dulzura de la amistad reconforta el alma". (Proverbios 27,9)


6.- Soy tu guerrera de oración.

Seguiré orando para que Dios prepare tu corazón mientras creces, querida hija. Oro para que recibas sabiduría y conozcas al Señor. Oro para que Él inunde tu vida de bendiciones. Que proteja tu corazón y mente de todo pecado. Oro para que en el caso que cometas errores, y todos lo hacemos, sepas que puedes buscar Su Perdón y Misericordia y que realmente serás perdonada. Cuando tengas roto el corazón, oro por que se lo entregues a Dios. Solo Él puede colmarlo. Ni siquiera mi hijo podrá llenar ese vacío. Eres hija de Dios. Vales mucho. Oro para que siempre lo recuerdes.

Mantén la esperanza porque Dios tiene un magnífico plan para tu vida. Yo oraré de la misma manera por nuestro hijo y por ti. Y estaré esperando el día en que  te traiga a casa para conocerte por primera vez. Me será difícil esperar. Pero mientras llega ese día, querida hija, tienes que saber que ya eres muy amada por tu familia.

Con amor y muchas bendiciones,

Tu suegra y amiga...

Artículo originalmente publicado en Ashey Willis's Blog
Adaptado y traducción al español por Patricia Rocha, para PildorasdeFe.net

sábado, 4 de febrero de 2017

SI ME AMAS, DEMUÉSTRAMELO, CÁSATE CONMIGO


Si me amas, ¡demuéstramelo: cásate conmigo!
compromiso del matrimonio trasciende a una ceremonia, es cierto. Pero también es verdad que la decisión de tomar este compromiso, visible y palpablemente, frente a la sociedad, es muestra de la importancia que le damos.


Por: Adolfo Güémez | Fuente: Analisis y Actualidad 




¿Vale la pena seguir casándose por la Iglesia? En pocas palabras: ¡Sí, pero sólo si tienen fe y se casan por amor!

Casarse por la Iglesia no es un rito formal, puramente cultural, sino una manera excelente de encauzar la estabilidad y el crecimiento del amor de pareja.

El compromiso del matrimonio trasciende a una ceremonia, es cierto. Pero también es verdad que la decisión de tomar este compromiso, visible y palpablemente, frente a la sociedad, es muestra de la importancia que le damos.

A través del matrimonio, los novios le dicen a Dios y al mundo que su amor va en serio. Que desean superar el egoísmo, y que están dispuestos a pertenecerse el uno al otro por el resto de sus vidas. ¿Hay algo más romántico que esto?

En las uniones libres, los individuos quedan desprotegidos y el compromiso se diluye, corriendo el riesgo de no luchar lo suficiente para sacar adelante la relación.

En el matrimonio, en cambio, el compromiso es total, y conlleva la maduración del cariño, optando siempre por el otro, por defender el amor. En él se dan las condiciones para que el amor crezca en solidez y profundidad, haciéndolo realidad en la vida diaria.

Elegir casarse es la expresión del deseo de convertir dos caminos en uno solo. ¡Y de jamás separarlos, pase lo que pase!

Dice el papa Francisco que «el rechazo de asumir este compromiso es egoísta, interesado, mezquino, no acaba de reconocer los derechos del otro y no termina de presentarlo a la sociedad como digno de ser amado incondicionalmente».

Por eso no se trata de modas. ¡El matrimonio está inscrito en la naturaleza misma del amor!

Es verdad que casarse se ha convertido en un deporte de alto riesgo. No soy ciego ante la cantidad de divorcios que se están dando en los primerísimos años de casados. Pero, ¿podemos aceptar conformarnos con menos? ¿Puede el amor verdadero no buscar un compromiso para toda la vida? ¿Puede haber amores momentáneos?

La única manera de no divorciarse es no teniendo al divorcio como opción. Darle al otro un sí en el que siempre podrá confiar, sin restricciones ni letras chicas. Comprometerse a estar siempre a su lado, a que nunca será abandonado, aun cuando pierda su atractivo, haya problemas o se presenten nuevas opciones de placer.

La frase de todo hombre y mujer enamorados debería de ser: «Si me amas, ¡demuéstramelo: cásate conmigo!».

sábado, 21 de enero de 2017

CUÁLES SON LAS CLAVES DEL ÉXITO DE UN MATRIMONIO?


¿Cuáles son las claves del éxito de un matrimonio? El Papa Francisco responde
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)
 (ACI).- La importante relación entre fe y matrimonio centró el discurso del Papa Francisco ante el Tribunal de la Rota Romana con ocasión de la inauguración del año judicial. Ante los Prelados Auditores, Oficiales, Abogados y Colaboradores del Tribunal, el Pontífice advirtió de los peligros que acechan a los esposos jóvenes en la sociedad actual y señaló que para afrontar esos peligros, se debe recurrir a este remedio: la formación antes y después de la boda.

“No podemos ignorar el hecho de que una mentalidad generalizada oscurece el acceso a las verdades eternas. Una mentalidad que, a menudo y de forma amplia y generalizada, afecta a las actitudes y comportamientos de los cristianos, cuya fe se debilita y pierde la originalidad de criterio interpretativo y operativo para el ser personal, familiar y social. Este contexto, la carencia de valores religiosos y de fe, no puede ser que condicione también el consentimiento matrimonial”.


El remedio a esta situación, explicó el Santo Padre, tiene dos claves: formación antes del matrimonio y formación durante el matrimonio.

Formación antes del matrimonio
En la formación de los jóvenes futuros esposos, “mediante un adecuado camino de preparación dirigido a descubrir el matrimonio y la familia según el plan de Dios, se trata de ayudar a los futuros esposos a acoger y disfrutar la gracia, la belleza y la alegría del amor verdadero”, señaló el Papa Francisco. “Hoy, más que nunca, esta preparación se presenta como una verdadera ocasión de evangelización”.

Para ello, Francisco reiteró “la necesidad de un nuevo catecumenado de preparación para el matrimonio”. El Pontífice llamó a dar una mayor importancia a los grupos de preparación al matrimonio, a preocuparse por profundizar en el “itinerario de preparación al sacramento del matrimonio”, para que los futuros esposos crezcan humanamente, “pero sobre todo en la fe”.

Para el Papa, el propósito fundamental del encuentro formativo con los futuros esposos es “ayudar a las parejas comprometidas a lograr una inserción progresiva en el misterio de Cristo, en la Iglesia y con la Iglesia. Eso exige una progresiva maduración en la fe a través del anuncio de la Palabra de Dios y de la adhesión generosa a Cristo. El propósito de esta preparación es ayudar a los futuros esposos a conocerse y a vivir la realidad del matrimonio que pretenden celebrar, para que puedan hacerlo no sólo de forma válida y lícita, sino también de forma fructífera, y para que estén disponibles a hacer de esta celebración una etapa de su camino de fe”.

“Para realizar todo esto, son necesarias personas con competencias concretas y preparadas de forma adecuada para realizar dicho servicio, con las necesarias sinergias entre sacerdotes y matrimonios”, indicó.

Formación durante el matrimonio
El Papa dijo que tras la boda se debe “ayudar a los nuevos esposos a proseguir el camino en la fe y en la Iglesia”, de iniciar un camino de formación permanente. “Es necesario identificar, con coraje y creatividad, un proyecto de formación para los esposos jóvenes, con iniciativas destinadas a aumentar la sensibilización del sacramento recibido. Se trata de animarles a considerar los muchos aspectos de la cotidianidad de su vida en común, que es signo e instrumento del amor de Dios encarnado en la historia de los hombres”.

“La comunidad cristiana está llamada a acoger, acompañar y ayudar a los jóvenes matrimonios, ofreciéndoles ocasiones e instrumentos adecuados para alimentar su vida espiritual tanto dentro de su vida familiar como en el ámbito de la programación pastoral en la parroquia”, recordó el Santo Padre.

Dijo que “es necesarios, en estos primeros momentos de la vida familiar, garantizar una mayor cercanía un fuerte apoyo espiritual, también en la obra educativa de los hijos, ante los cuales, los padres son los primeros testigos y portadores del don de la fe”.

domingo, 6 de noviembre de 2016

POR QUÉ UN DIVORCIADO EN NUEVA UNIÓN NO DEBE COMULGAR?


¿Por qué un divorciado en nueva unión no debe comulgar?
Por Diego López Marina



 (ACI).- La magister María Mercedes van der Ree de Rojas, auditora del Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Lima (Perú), explicó en diálogo con ACI Prensa que un divorciado vuelto a casar no puede acercarse a la comunión o la confesión porque con su situación “está yendo en contra del principio de la Iglesia de la indisolubilidad del matrimonio”.

La especialista precisó que “una persona que ha estado casada antes en un matrimonio sacramental y vuelve a contraer un matrimonio civil se encuentra en una situación matrimonial irregular según el derecho canónico”. “Así lo especifica el Papa San Juan Pablo II en la exhortación apostólica ‘Familiaris Consortio’”.

Según el documento pontificio, la Iglesia, “fundándose en la Sagrada Escritura reafirma su práxis de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados que se casan otra vez. Son ellos los que no pueden ser admitidos, dado que su estado y situación de vida contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia, significada y actualizada en la Eucaristía”.

“Hay además otro motivo pastoral: si se admitieran estas personas a la Eucaristía, los fieles serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio”.

No obstante, la especialista indicó que “eso no significa que la persona esté excluida de la Iglesia, es decir, que no tiene una pena de excomunión. Es una persona que sigue teniendo, como cualquier otro fiel, los mismos derechos y los mismos deberes que tienen todos los católicos. Por ejemplo, tiene la obligación de educar a sus hijos en la fe, de bautizarlos, ir a Misa, de rezar”.


El Código de Derecho Canónico precisa, en el canon 1056, que “las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento”.

Por su parte el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC), en el numeral 1640, especifica que “el vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser disuelto jamás”.

Ante esta situación la experta hizo la pregunta ¿qué es lo que debe de hacer una persona divorciada en nueva unión? Debido a que, en su experiencia, muchas veces se desconoce que también existe la nulidad matrimonial y que es accesible.

[Puede leer: ¿Qué hace que un matrimonio en la Iglesia Católica sea nulo?]

“En ocasiones, puede ser que el matrimonio que ha fracasado y que haya terminado en divorcio sea un matrimonio nulo. No es que todos los matrimonios que hayan acabado en divorcio, sean nulos, pero en muchos casos sí. El Papa habla de que existe un buen número de estos”, explicó la magíster.

Además, la especialista aseguró que la “Iglesia trata de ayudar a sus fieles, porque quiere todos estén en plena comunión con ella, de que puedan acercarse a los sacramentos y que tengan una vida plena”.

Se debe recordar que un matrimonio es nulo cuando existe alguna de las causales que permiten probar que entre un hombre y una mujer, por diversas razones, nunca existió matrimonio.

“Eso es lo que hace la Iglesia con las sentencias de nulidad. Por tal motivo puede declarar nulo un matrimonio a pesar de que defienda su indisolubilidad, porque un matrimonio contraído en forma válida y consumado entre bautizados no se puede disolver”, concluye la especialista.

Actualmente la magíster María Mercedes van der Ree dicta un curso virtual sobre nulidad matrimonial en Perú en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (FTPCL).

Más información sobre el curso: derechocanonicoperu@gmail.com y http://www.ftpcl.edu.pe/curso-virtual-nulidad-matrimonial-canonica/

miércoles, 7 de septiembre de 2016

5 MINUTOS PARA TRATAR A LOS DIVORCIADOS COMO LO HARÍA JESÚS


5 consejos para tratar a los divorciados como lo haría Jesús
Ser incluyentes con una mirada de compasión, con los brazos abiertos y con una actitud pastoral saludable, basada en la verdad y la carida


Por: Gabriel Salcedo | Fuente: http://catholic-link.com 




El primer atributo de Dios es la misericordia. Es el nombre de Dios, nos recuerda el Papa Francisco. La misericordia es más grande que cualquier error que podamos cometer como seres humanos y al estar fundamentada en el amor de Dios se transforma en infinita, sin límites. Sin embargo, hemos utilizado la culpa religiosa para tratar de detenerla. En la vida uno puede equivocarse, caer, pero lo importante es levantarse. La misericordia nos anima a seguir, la culpa religiosa no detiene, nos cierra la puerta de la misericordia.

La familia es la primera escuela de la misericordia y la segunda debería ser la Iglesia. Allí es donde se abren puertas, no se cierran. Uno no deja de ser hijo por equivocarse, por tropezar en el camino o ser víctima de los errores ajenos. Uno es hijo siempre. El hogar y la Iglesia deberían ser esos lugares donde uno siempre puede regresar. Pero el regreso puede ser beneficioso o no, dependiendo de los anfitriones.

En el Evangelio de San Lucas tenemos una historia que refleja cómo Dios recibe a sus hijos en su casa después de haberse alejado. Un joven decide, conscientemente, alejarse de su padre, quien representa los principios, valores y virtudes familiares. En el recorrido de su camino se aleja, poco a poco, de aquella educación que por años había recibido. Es tan grande su lejanía que en un momento se encuentra en “otro país”. Después de pasar un tiempo en una supuesta “primavera de la vida” cae en cuenta, reflexiona y se da cuenta que está lejos de su Padre.

Luego de este examen de conciencia, el hijo regresa a su casa. En el camino recuerda en su más íntimo ser todas aquellos buenos momentos con su Padre. Ahora, entiende que no es el mismo que salió. Hubo cosas que han cambiado, que lo han hecho madurar, crecer y sabe que ahora tiene que afrontar un desafío, quizás el más importante, reconquistar a su Padre. Sin embargo, nunca se le cruzó por la mente lo que vendría a continuación. Pensativo caminaba por ese sendero que, después de tanto tiempo de no ser recorrido, tenía crecida la maleza. Luchando con sus dudas, con sus temores y con su incertidumbre daba firmes hacia un reencuentro que le generaba mucha ansiedad. ¿Qué dirían de él?, ¿recibía mirada de condena? ¿Lo echarían?, ¿lo juzgarían por sus errores? Su corazón era pura ebullición de nervios y emociones encontradas. Por momento miraba hacia atrás y se preguntaba si no sería mejor volver a su pasos trabajo como cuidador de cerdos.

La Iglesia representa hoy la Casa del Padre. Es la Puerta de la Misericordia. Por lo tanto, es prioritario que como cristianos, en medio de un mundo dolido, seamos los abrazos, los besos y la representación viva del amor del Padre. Dadores generosos de la misericordia «inmerecida, incondicional y gratuita» (AL297). En esto, es importante sostener que el Padre no cambia, sigue siendo el mismo en sus principios, valores y virtudes.


Comencemos este recorrido de sensibilidad y apertura compasiva conociendo algunos aspectos que podemos tener en cuenta a la hora de abrazar a nuestros hermanos en la comunidad de fe. Este artículo no pretende promover el divorcio, solo quiere dar algunas pautas para tratar con caridad a tantos hermanos que viven en esta situación.

1. Jesús no juzga, entonces tú tampoco

Será entonces, la Iglesia, la mismísima agencia pastoral que recibe a todos sus hijos, no como una aduana que controla el equipaje de los errores, sino como «la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas» (AL 310). Como el Padre amoroso recibimos a todos y cada uno, tal cual están y nos capacitamos en las heridas que traen nuestros hermanos y en cómo comprenderlas.

Por esto mismo, es tarea pastoral de toda la comunidad de fe ser sensible a la realidad que cada uno vive y tener la apertura compasiva necesaria para identificarnos en el dolor de nuestros hermanos y buscar la mejor manera de ayudarlos.

2. Las palabras tienen significados

Quizá utilizar la palabra divorciados para identificar a un grupo de personas puede sonar duro. El hijo mayor del Padre de la parábola lo primero que hizo cuando recibió la noticia del regreso de su hermano fue destacar los errores o los tropiezos de su hermano menor. Quien identifica a alguien por sus errores no construye puentes, sino muros. Tratar a cada persona con reverencia buscando ser cuidadosos. Considerar que a algunos les puede ser significativo algún modo que usemos para expresarnos cuando nos referimos  a ellos.

3. Las familias son diferentes

Cada familia es un mundo y tiene una dinámica interna con una comunicación particular, más aún en estos tiempos. También se diferencia de otras porque cada persona es única e irrepetible. Cada familia tiene personalidades y carácteres heterogéneos. La persona que se ha divorciado y vuelto a casar tiene una estructura familiar que no funciona como una familia nuclear. Ahora aparecen ciertos componentes que le son específicos: ex esposos, hijastros, etc. Por eso mismo hay que ser comprensivos para aplicar la pastoral en cada caso particular y acoger a cada miembro de la familia de la mejor forma.

4. Sé prudente con tus preguntas, no todos los hijos son de los mismos padres

Es importante ser cuidadoso y sensibles en este aspecto. Una familia puede llegar a nuestra comunidad y tener hijos de diferentes padres. Veremos entonces diferentes apellidos, características fisiológicas, etc. Cuidemos de no indagar sobre cuestiones que pueden ser delicadas para los demás por ejemplo: preguntarle a un adolescente por qué es tan diferente a su supuesto papá, que en realidad es su padrastro. Las familias ensambladas o reconstituidas tienen una estructura diferente a las familias de origen, tanto los adultos como los niños, pueden sentirse tristes por la pérdida de su familia anterior. 

5. Ellos también necesitan ayuda para consolidarse sin ser estigmatizados por su pasado

Estas familias son una conjugación de varios núcleos familiares. Algunos ejemplos de ello: una mamá que tiene dos hijos decide casarse o juntarse con un hombre soltero; un papá que tiene un hijo decide casarse con una señora que tiene dos hijas; una mamá viuda que tiene tres hijos decide casarse con un hombre soltero sin hijos o con un papá que tiene uno o dos hijos. Lo que realmente caracteriza a estas familias es que hay hijos de matrimonios anteriores, pero no necesariamente de parte de las dos personas adultas. Según el país, estas familias toman el nombre de ensambladas, mezcladas, mixtas, reconstituidas o mosaico. Las familias ensambladas necesitan flexibilidad de parte de cada integrante como también tiempo para conocerse y aprender a vivir juntos. Una de las primeras herramientas que podemos adoptar para comprender a estas nuevas familias es: no estigmatizar a ninguno de los involucrados, ya que viven una serie de relaciones complejas, y acompañarlos brindándoles soporte, tanto a los adultos como a sus hijos.

Conclusión

Cuando el hijo menor regresó a su casa, dice San Lucas, comenzó una gran fiesta. La mejor comida, el vino fino y la música fueron los elementos que le dieron color a la celebración. Sin embargo, el fundamento de la alegría era el amor que el Padre había tenido por su hijo, que antes estaba perdido, pero que ahora había sido hallado (Lucas 15, 24). Las personas no podemos ver esta alegría si somos colmados de culpa religiosa que pareciera que nos cierra la puerta del Cielo mismo. Necesitamos de la alegría del amor que se regocija en darnos la bienvenida y para encontrarla debemos pasar por el umbral de un corazón lleno de misericordia y hermandad, donde nos incluyan con una mirada de compasión, con los brazos abiertos y con una actitud pastoral saludable, basada en la verdad y la caridad.

lunes, 29 de agosto de 2016

A LOS JÓVENES ESPOSOS


A los jóvenes esposos


Cuando Dios regala a una familia un hijo, la alegra con una preciosa donación, confiando que los padres de la criatura con responsabilidad la cuidarán hasta la edad adulta. Se ha escrito mucho sobre cómo educar a los niños y a los adolescentes. Por eso, cuando encuentro sobre el tema una orientación luminosa, breve y perfecta, siento el deseo de compartirla para que todos  aprovechen ese condensado de sabiduría. Lee y medita.

Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el sagrado depósito que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez años, te admire. Hasta los 20, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé para ese hijo hasta los diez, su padre. Hasta los 20 años, su maestro y hasta la muerte, su amigo.

Qué metas simples pero exigentes: ser para el hijo un padre, un maestro y un amigo, poniendo sin embargo el acento hasta los diez años, en la paternidad protectora, hasta los veinte en la docencia del difícil arte de vivir honestamente, y hasta la muerte en la amistad que todo lo comparte con humildad y sabiduría. Gracias, hermano/a, por acercarte a este sitio, donde encontrarás cada día una lucecita y una animación. Hasta mañana.


* Enviado por el P. Natalio

viernes, 5 de agosto de 2016

EL MATRIMONIO ES PARA SIEMPRE

El matrimonio...Es para siempre
¿Dar la vida por los hijos? Sí, pero no por sacrifico mortal, sino como vida diaria en familia, por ellos. Esto sí es “dar la vida” por los hijos


Por: Salvador I. Reding V | Fuente: es.catholic.net 



 
El matrimonio para un creyente cristiano es más, mucho más que un contrato civil, es un compromiso adquirido voluntaria y conscientemente ante Dios para toda la vida. Si en otras religiones se puede hacer un divorcio religioso, no en el cristianismo, por eso aclaró Jesús ante la pregunta sobre el divorcio, que “que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre” (Mc 10:9 y Mt 19:6). Y eso vale para los contrayentes que se casaron entre sí y para cualquier autoridad religiosa.
 
En el plano civil, el divorcio es un trámite que anula un contrato, pero en el plano de Jesús, es un compromiso irrenunciable. Por eso los cónyuges que tienen conflictos entre ellos deben buscar la superación, no la destrucción de su vida matrimonial.
 
La superación de conflictos matrimoniales es crítica, tanto para los cónyuges como para las familias de ambos, y de aquellas personas que de alguna forma son afectadas por ese matrimonio. Pero lo más importante son los hijos.
 
Los padres de familia suelen decir que darían hasta la vida por ellos, pero es rarísimo que tengan que tomar esa opción, como lo es el tener que dar la vida por Cristo. Pero lo que sí es asunto de vida diaria, es el VIVIR LA VIDA POR LOS HIJOS. No es el martirio lo que se nos exige, sino la vivencia familiar diaria.
 
Los hijos merecen un matrimonio vívido entre sus padres., no verlos a cada uno por su lado. Merecen vivir en la familia compuesta conforme al deseo manifestado por Dios, con un padre, una madre, los hijos y en su caso hasta los nietos.
 
Si se está pues dispuesto a dar la vida por los hijos, antes hay que estar dispuesto a VIVIR LA VIDA por ellos, día a día, en familia. Por ellos hay que superar conflictos matrimoniales; no podemos recurrir a la huida de esa responsabilidad, aun estando enojados o frustrados. Es cuestión de amor, de escoger entre al amor a sí mismo, que puede ser egoísta, y el amor debido a quienes se les ha dado la vida, y a quien se le ofreció amar hasta que la muerte los separe, al otro cónyuge.
 
El divorcio es un trámite de Derecho civil, pero para el cristiano no existe para acabar con un compromiso de vida ante Dios. En algunos casos la separación de cuerpos es una triste solución a fallas o problemas diversos, pero ello no rompe ni acaba con el compromiso adquirido de por vida. El matrimonio sigue vigente.
 
Por ese compromiso vital adquirido conscientemente ante Dios, y por un amor real y responsable hacia los hijos, el matrimonio debe conservarse, salvando, con ayuda pedida al Señor, las diferencias y conflictos interconyugales, perdonando ofensas y faltas cometidas, y con propósito de enmienda, claro.
 
El matrimonio cristiano es para siempre, y obedece al amor debido a Dios, al cónyuge y a los hijos, y hasta debido a la familia ampliada de ambos.
 
¿Dar la vida por los hijos? Sí, pero no por sacrifico mortal, sino como vida diaria en familia, por ellos. Esto sí es “dar la vida” por los hijos.
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