Autor: Camilo Valverde Mudarra | Fuente: www.mariologia.org ¿Cómo debe ser el culto a la Virgen? | |||
La devoción a María debe dar prioridad al culto litúrgico, en el cual se manifiesta la doctrina mariana en toda su pureza | |||
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viernes, 13 de septiembre de 2013
¿CÓMO DEBE SER EL CULTO A LA VIRGEN MARÍA?
CUANDO EL REPROCHE LLEGA CON VENENO
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net Cuando el reproche llega con veneno | |
Recibir una herida puede hundirnos en el desaliento. Pero, si abrimos los ojos a la esperanza, Dios puede convertirla en comprensión y perdón. | |
Con ironías mordaces saben dirigir sus reproches hacia nosotros con puntería y precisión que llegan a fondo. Nos recuerdan un error del pasado, ponen ante nuestros ojos lo que hicimos o dejamos de hacer, denuncian nuestras actitudes (verdaderas o supuestas), buscan la palabra y el gesto más venenoso para humillarnos y, como a veces dicen, para ponernos en nuestro lugar. Cuando llega el momento de sufrir por las embestidas de esas personas, surgen en nosotros sentimientos de defensa o deseos de revancha. Quisiéramos, en ocasiones, responder a la dureza con dureza, echar en cara a nuestro interlocutor los errores que también él ha cometido. Otras veces buscamos una defensa decidida, formulamos justificaciones más o menos buenas. No falta quien desea una fuga rápida: es difícil enfrentarse con quien una y otra vez nos ha humillado. Si miramos ese tipo de situaciones desde otra perspectiva, podríamos aprovechar reproches envenenados para crecer en paciencia, humildad, comprensión, espíritu de perdón. Quizá nuestro interlocutor vive una situación difícil, y ha encontrado en mí una víctima en la que volcar sus penas (no de la mejor manera, pero así ocurrieron los hechos). O tal vez busca mi bien, aunque le falte habilidad para decir las cosas con cariño. Es posible que no perciba mínimamente el daño que produce en mi sensibilidad: hay corazones que han perdido la capacidad de medir sus actos, con o sin culpa: dejemos el juicio a Dios. A quien sufre intensamente este tipo de situaciones queda la posibilidad de responder al mal con el bien, de preguntarse sinceramente para ver si no ha habido ocasiones en las que uno mismo ha caído en este tipo de actitudes agresivas hacia otros. Recibir una herida puede llegar a ser, por desgracia, motivo para hundirse en el desaliento. Pero puede, si abrimos los ojos a la esperanza y descubrimos que Dios pide paciencia y mansedumbre a sus hijos, convertirse en motivo para avanzar hacia la comprensión y el perdón. Cada uno afronta este tipo de situaciones desde la propia libertad. Aprender a hacerlo bien nos permitirá vivir con mayor paz, llevará a una curación más rápida (aunque permanezca dentro un dolor que no acaba de apagarse). Seremos entonces capaces de medir bien nuestras palabras para llenarlas con la bondad y la dulzura que quisiéramos también fuesen usadas con nosotros. |
jueves, 12 de septiembre de 2013
DULCE NOMBRE DE MARÍA - 12 DE SETIEMBRE
Dulce Nombre de María
Fiesta: 12 de Septiembre
Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.
En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.
EL NOMBRE Y LA MISION
En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.
¿QUÉ ES UNA LETANÍA?
¿QUÉ ES UNA LETANÍA?
Una letanía es una plegaria formada por una serie de cortas invocaciones, que los fieles rezan o cantan en honor a Dios, de la Virgen o de los santos. Tiene un origen muy antiguo, pues encontramos vestigios de ellas en los textos de los padres apostólicos del siglo II, al parecer siguiendo la recomendación de San Pablo: “Recomiendo, ante todo, que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por los hombres de toda clase, por los jefes de estado y todos los gobernantes, para que podamos llevar una vida tranquila y de paz, con toda piedad y dignidad” (1 Tim 2, 1-2).
Estas fórmulas de invocación tienen un carácter eminentemente popular, por lo que son muy abundantes y de estilos diversos, algunas en verso y otras en prosa. Se usaban en procesiones, en la Vigilia Pascual, en las ordenaciones, en las oraciones por los enfermos y los difuntos. Es hasta el siglo XII donde encontramos unas primeras letanías de la Virgen que recogieron los principales títulos tributados a la Madre de Dios, del modo análogo al que se habían recogido en la antigüedad tantas alabanzas a Cristo.
La colección más famosa de estas letanías de la Virgen María es conocida como “lauretana”, por proceder del Santuario de la Virgen de Loreto en Italia. Procede de los siglos XVI y XVII aunque con el tiempo esta letanía fue enriqueciéndose con nuevos títulos que por decreto los papas añadían al texto tradicional que tenía como base de 50 invocaciones.
La estructura del texto tradicional es la siguiente: Comienza con las invocaciones tomadas de las letanías de los santos (Santa María, Santa Madre de Dios. Santa Virgen de las Vírgenes) , luego María es considerada como Madre , y después se pasa a considerar a la Virgen como virgen , se enuncia una serie de títulos simbólicos de origen fundamentalmente bíblico y, finalmente se considera la Gloria de María, ayuda y consuelo de los que estamos en la tierra y Reina de cuantos están en el Cielo
Característica de la letanía lauretana es no solo quedarse en los elogios a la Madre de Dios sino encomendarse a su intercesión. Por ello después de cada invocación se añadió el “Ruega por nosotros”, “Intercede por mí” o “Apiádate de mí” o fórmulas semejantes, por las cuales el cristiano que sufre, que está en pecado o se encuentra en trance de muerte, se acerca a María para obtener su gracia mediadora ante el Hijo.
EXPLICACIÓN DE LA LETANÍA
SANTA MARÍA: La expresión “Santa María” resume la totalidad de la experiencia de aquella a quien todas las generaciones llaman bienaventurada, de aquella en quien el Todopoderoso realizó grandes cosas (cfr. Lc 1, 48). Decir Santa María es reconocer la obra admirable de Dios en esta pequeña mujer inmaculada, pero al mismo tiempo también es admirarnos de su trayectoria terrestre: su fe, su esperanza y su caridad. Proclamar a María “Santa” es alabar a Dios dador recibidos y tomar conciencia del llamado que tenemos todos los cristianos a la santidad (cfr. Mt 5, 48).
SANTA MADRE DE DIOS: La Iglesia confiesa que María es verdaderamente “Madre de Dios” (Theotokos) porque en el mismo instante en que fue concebida por obra del Espíritu Santo se convirtió en la Madre, según la carne, de la segunda persona de la Santísima Trinidad. Se trata de un título inefable que mas que ensalzar los méritos de la Virgen María, destaca el acontecimiento central de la vida y misión de Esta mujer sin la cual no hubiera sido posible la fe cristiana.
SANTA VIRGEN DE LAS VÍRGENES: Desde los primeros años del cristianismo, María fue llamada “La Virgen” porque de manera única y singular vivió totalmente para Dios en apertura constante a su plan salvífico. Desde entonces la virginidad ya no fue maldición ni soledad sino la señal divina (cfr. Is 7, 14). La prueba que demuestra efectivamente que Cristo es el Hijo de Dios que ha venido para salvar a los hombres.
MADRE DE JESUCRISTO: Es una invitación a meditar el misterio de la Encarnación, donde al tiempo que afirmamos la maternidad de María subrayamos la divinidad del hijo que en ella toma carne (cfr. Lc 1, 26-38). El Verbo altísimo asume una naturaleza como la nuestra, María tiene la misión de darle esa humanidad, no sólo en el aspecto carnal, sino sobre todo infundirle un alma que le genere actitudes y sentimientos humanos. Nosotros también somos llamados, en el plano de la Gracia, a ser “madres”, es decir a engendrar a Cristo, Hijo de Dios, entre los hombres que no lo conocen.
MADRE DE LA IGLESIA: En el Calvario, la maternidad de María cobra una nueva dimensión, la relativa a los discípulos de Cristo, comprendidos en el discípulo amado que representa a toda la Iglesia (cfr. Jn 19, 25-27). María engendra en el dolor de ese día de muerte a una nueva familia, un nuevo pueblo. Los últimos pontífices han proclamado a María Madre de la Iglesia: Paulo VI al terminar el Concilio Vaticano II y Juan Pablo II aumenta esta nueva invocación a las letanías lauretanas, aunque era ya un sentimiento latente en la Iglesia primitiva que tanto debe a María su Madre, modelo y prototipo.
MADRE DE LA DIVINA GRACIA: Dios ha dado a María una misión transcendental para la salvación de la humanidad. El texto de la “Anunciación” (Lc 1, 26-38) es el relato de una vocación, de una elección por parte de Dios para una misión de salvación a favor del pueblo. Las frases “Llena de gracia, el Señor es contigo” indican realmente la complacencia divina en María escogida para una tarea de liberación, y la asistencia necesaria para llevarla a cabo. La Gracia es la vida de Dios en nosotros, la gracia es el Amor de Cristo que se comparte. Llamamos a María Madre de la Divina Gracia, porque al ser Madre de Cristo está llena de este Amor de Dios y su mayor alegría consiste en participar a todos los hombres de esta plenitud de gracias con que Dios la ha colmado.
MADRE PURÍSIMA: La maternidad de María respecto de nosotros no es simbólica o puramente moral. Verdaderamente María es nuestra madre porque nos ha dado una vida nueva: la Vida de Cristo. Alabamos y exaltamos la pureza de María en superlativo, porque ésta no procede de ella misma sino de Dios que la hizo una criatura perfecta, sin sombra de pecado. Por eso Ella, por los méritos de Cristo, su Hijo, es capaz de regenerarnos en la virtud para que podamos vivir en armonía completa con Dios y nuestros hermanos.
MADRE CASTÍSIMA: La castidad es la virtud por la cual el hombre integra todas sus fuerzas de vida y de amor depositadas en él. Esta integridad asegura que el hombre pueda entregarse totalmente a Dios y servirle con todo su corazón. Llamamos a María “castísima” porque estuvo plenamente dispuesta para el trabajo del Reino, ella es el modelo por excelencia de la mujer consagrada que ama a Dios y a los demás con un corazón indiviso y libre. María nos descubre que la castidad no es virtud pasada de moda sino fuerza para conquistar los ideales.
DULZURA DE LOS ÁNGELES
DULZURA DE LOS ÁNGELES
(de la liturgia bizantina)
Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos,
abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.
María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.
Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. Manda a tus siervos el socorro del cielo.
miércoles, 11 de septiembre de 2013
¿Cuál es mi burbuja?
Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net ¿Cuál es mi burbuja? | |||
Individuar cuál es mi burbuja sirve para redimensionar hechos e ideas | |||
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domingo, 8 de septiembre de 2013
Nacimiento de María. Un regalo de cumpleaños
Autor: Don Ángel Moreno de Buenafuente | Fuente: www.la-oracion.com
Nacimiento de María. Un regalo de cumpleaños
Sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.
Nacimiento de María. Un regalo de cumpleaños
Hoy, fiesta del nacimiento de la Virgen María, Estrella de la mañana, como la invoca San Bernardo, quiero poner nombres a la constelación celeste que corona a la Mujer vestida de sol y que tiene a la luna por pedestal, la dispuesta por Dios para ser madre suya.
María es la Inmaculada, la concebida sin pecado. Dios podía liberar a quien iba a ser madre de su Hijo de toda mancha de pecado, lo quiso y lo realizó. Ella es la sin-pecado.
María es la colmada de gracia, la amada de Dios; así la llama el ángel Gabriel como nombre propio, y esa identidad configura esencialmente la vida de la Nazarena.
María es la mujer creyente, la que se fía de Dios; así la saluda su prima Isabel: "Dichosa tu, que has creído". Ella es nuestra madre en la fe.
María es , que abandona su propio proyecto por el que le revela el Ángel de Dios: "Hágase en mí según tu Palabra".
María es la madre del Verbo encarnado: "Concebirás en tu vientre y darás a luz un Hijo", el Hijo de Dios. Es la madre de Jesús de Nazaret, Dios y hombre verdadero, es también verdadera Madre de Dios.
María es la contemplativa por excelencia, ella "guardaba todas estas cosas en su corazón". Maestra en acoger la Palabra, meditarla y alumbrarla.
María es la mujer servicial: "Subió deprisa a la montaña a servir a su prima". Ella se tiene por esclava, servidora del Señor, y de cuantos tengan necesidad de su ayuda.
María es la mujer agradecida, sensible a los dones recibidos. No se cree con derechos y reconoce a quien es la causa de su privilegio: "Proclama mi alma la grandeza del Señor".
María es mujer solidaria, sensible, social. La vemos actuar en el marco de una boda de manera comprometida cuando le dice a su Hijo: "No tienen vino".
María es la mujer fuerte, no se arredra frente a la dificultad. "Junto a la Cruz estaba María, su madre".
María es la mujer orante; dialogó con el Ángel, acudió al templo con angustia buscando a su Hijo, se reunió con los discípulos a la esperan del don del Espíritu Santo.
María es la mujer ensalzada, gloriosa, colocada junto a su Hijo en el cielo.
Por todos estos motivos, a la vez que sentimos inmensa alegría, felicitamos a la Virgen María en la fiesta de cumpleaños.
Por el nacimiento de María se enciende nuestra esperanza, el sentido de nuestra peregrinación. Ella, Medianera de todas las gracias, permanece en el desierto como mujer entrañable.
sábado, 7 de septiembre de 2013
FIESTA DE LA NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA - 8 DE SETIEMBRE
Autor: Jesús Martí Ballester Fiesta de la Natividad de la Virgen María | |||
Según la Tradición, la Virgen Madre de Dios nació en Jerusalén, junto a la piscina de Bezatha | |||
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¡FELIZ CUMPLEAÑOS VIRGEN MARÍA¡ 8 DE SETIEMBRE
Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net ¡Feliz cumpleaños María! | |||
8 de septiembre. Natividad de la Santísima Virgen. | |||
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NATIVIDAD DE LA VIRGEN MARÍA - 8 DE SETIEMBRE
Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid Natividad de la Santísima Virgen | |||
Fiesta, 8 de septiembre | |||
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jueves, 5 de septiembre de 2013
EL AVE MARÍA
AVE MARIA
Dios te salve María,
llena eres de gracia
El Señor es contigo,
bendita tu eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
-Santa María Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte,
Amén.
El Ave María es el saludo del Ángel (primera parte) y también el saludo de la Iglesia (segunda parte) a la Virgen Santísima. Es una oración de amor, confianza y petición a la Madre de Dios y Madre Nuestra.
UN CORAZÓN LLENO DE LA VOLUNTAD DE DIOS
Un Corazón lleno de la Voluntad de Dios
Padre Luciano Alimandi
“No se haga mi voluntad sino la tuya" (Lc 22, 42) En la hora de la gran prueba, en el huerto de los Olivos, Jesús repite al Padre estas palabras que habían sido alimento de su vida durante todos los años que vivió en la tierra, esto es, hacer no su voluntad sino la voluntad divina. En el combate contra el espíritu infernal, en el desierto, después de cuarenta días de absoluto ayuno, Cristo vence a Santanás precisamente haciéndose escudo de la voluntad de Dios. El tentador le presentó, en efecto, una voluntad que no era la del Padre y Jesús lo desenmascaró.
En nuestra vida de cristianos también nosotros somos tentados y probados sobre el mismo punto: hacer o no la voluntad de Dios. Cada vez que seguimos nuestros gustos, caemos inexorablemente en los lazos del enemigo, mientras que cuando nos orientamos hacia la divina voluntad esos lazos se rompen y nosotros estamos libres de ejercer nuestra libertad uniéndola a la única gran libertad, que es la de Dios.
Dios nos ha creado libres precisamente para hacer su voluntad; si hubiéramos sido creados sin libertad no podríamos hacer libremente la voluntad de Dios. La libertad es - como se ha escrito - al mismo tiempo nuestra fuerza y nuestra debilidad. Depende del empleo que hagamos de ella: se convierte en fuerza cuando la orientamos hacia Jesús, para imitarlo, para cumplir su deseo; se convierte en debilidad cuando la orientamos hacia nosotros, hacia nuestros deseos, instintos, ambiciones… Quizá nos ilusionamos pensando hacer la voluntad de Dios porque estamos haciendo grandes cosas por los otros, o soñamos con hacerlas; pero las grandes cosas podrían estar oscureciendo las pequeñas cosas que Dios nos está pidiendo y que no queremos hacer porque nos humillan. Sólo la voluntad de Dios nos santifica, no las obras que hagamos, por muy meritorias que están sean. Nuestra santificación depende únicamente de la unión de nuestra voluntad con la voluntad de Dios, día tras día, momento tras momento, como nos enseñan los santos.
El Santo Padre Benedicto XVI, en el reciente encuentro que ha tenido en el Seminario Romano Mayor, respondiendo a una pregunta de un seminarista sobre la tentación de hacer carrera,, citó un bello ejemplo: “me viene a la mente en este momento la pequeña historia de Santa Bakhita, esta Santa africana, esclava en Sudán, y luego en Italia encontró la fe, fue religiosa y cuando ya era anciana el Obispo realizaba una visita en su monasterio, en su casa religiosa y no la conocía; vio a esta pequeña, ya encorvada, religiosa africana y dijo a Bakhita: 'Pero qué hace Usted, hermana? '; Bakhita contestó: 'Yo lo hago lo mismo que Usted, Excelencia'. El Obispo asombrado preguntó: '¿Qué cosa? y Bakhita respondió: 'Excelencia, nosotros dos queremos hacer la misma cosa, hacer la voluntad de Dios.' Me parece una respuesta bellísima, el Obispo y la pequeña religiosa, que ya no podía casi trabajar, hacían, en lugares distintos, la misma cosa, tratar de hacer la voluntad de Dios y así estaban en el lugar justo." (Benedicto XVI) al Seminario Romano con ocasión de la Fiesta de la Virgen de la Confianza, el 17 de febrero 2007.
Por desgracia el diablo consigue no poco veces distraernos precisamente de la única cosa que cuenta: "¡Maria ha elegido la parte mejor, que no le será quitada" (Lc 10, 42). ¡Esta parte mejor es precisamente la divina voluntad, que no puede ser vencida y mucho menos anulada por ningún otra voluntad! Lo que Dios quiere se realiza en nosotros si también nosotros lo queremos. Deseo lo que Él quiere, he aquí el secreto de la Virgen; Ella, más que cualquier otro santo, ha impreso en su Corazón este Verbo: la Voluntad de Dios.
Maria junto al Hijo repite continuamente: "He aquí, que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad" (Heb 10, 7) y nos enseña a repetirlo también nosotros, sobre todo en los momentos de prueba y tentación. La Sierva del Dios sabe bien que la voluntad humana no santifica a nadie, que sólo la voluntad de Dios le eleva por encima de si mismo e introduce en el Cielo, en el Paraíso del divino deseo. Cuando rezamos a nuestro Padre y pedimos "que se haga tu voluntad así en el Cielo como en la tierra", no estamos pidiendo algo utópico, irrealizable, sino que estamos pronunciando la palabra decisiva de nuestra vida, la más bonita, la más verdadera y la más fuerte. ¡De qué serviría ganar la estima de todos y no conseguir estimar la voluntad de Dios! El discernimiento, la dirección espiritual, la oración, el apostolado… todo tiene un sentido, únicamente si está dirigido hacia el deseo de Dios, de otro modo se pierde en los laberintos de los deseos humanos, tan frágiles y vanos.
A la Virgen María, en la anunciación, sólo le importaba conocer la voluntad de Dios. Cuando el ángel se la manifestó, entonces Ella se fió y confió totalmente al querer de Aquel que todo lo puede. En este período cuaresmal, invocando a la Virgen y a los santos Ángeles, intensifiquemos el deseo de la voluntad de Dios, porque "sólo en su voluntad está nuestra paz"
Fuente: fides.org
Un collar de perlas para la Virgen María
Un collar de perlas para la Virgen María
Paul Debesse
Sin sombra de exageración podemos decir que América Latina es tierra de María, el continente de María y como un inmenso santuario mariano. Tradiciones, cantos, danzas, poemas, imaginería. Templos, ermitas, altares y fiestas, expresan la devoción sencilla, espontánea, entrañable, confiada de todo un continente. Hay muchas advocaciones que coinciden entre sí, pero las hay también originales, típicas del “genio” religioso y cultural de las múltiples etnias que pueblan el continente.
En la Argentina – un inmenso y complejo crisol de razas y culturas – se registran más de doscientas advocaciones e innumerables “santuarios” que recuerdan el amor a María de la gente, y su presencia maternal en puntuales efemérides religiosas y civiles.
Este “Mes de María 2003”, queremos abrirlo con un collar de perlas escogidas de las “libretas de vida” de un gran enamorado de la Virgen María, el empresario argentino Enrique Shaw (1921-1962). Después de haber sido un brillante alumno y marino ejemplar, descubre su vocación social: quiere ser empresario para humanizar el mundo del trabajo, aplicando en él la doctrina social de la Iglesia. Sus éxitos hicieron que fuese muy consultado tanto por instituciones civiles como eclesiales. De su matrimonio nacieron nueve hijos y su hogar fue un testimonio de vida cristiana y de apostolado. Militó activamente en la Acción Católica y para prolongar la eficacia de su obra, fundó la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), vigente e imitada también en otras naciones. El secreto de su breve e intensa existencia hay que buscarlo en la honda y robusta espiritualidad con que la alimentada. La podemos resumir en un lema muy significativo: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”
La devoción filial a la Virgen María fue uno de los ejes en que se movió su vida cristiana. La suya fue una espiritualidad seria que lo llevaba a contemplar, a invocar y a imitar a María como contacto y molde para llegar a ser otro Cristo. Van aquí algunas perlas:
“¡Oh María! Forma a Cristo en mí! Me doy cuenta de que no tengo esa relación personal con Jesús. Como eso no se consigue con libros, creo que lo mejor es pedirle a la Virgen que me haga de "contacto". Más aún, y si me echo a sus pies, no hay duda de que ella, como "molde" de Dios, hará que Jesús se forme en mí y yo en Él. Más que fiarme de mi propia industria”
Sentía a la Virgen como el “compendio” de toda la vida cristiana.
“María puede considerarse el compendio, la síntesis viviente del Cristianismo. Ella tuvo coraje; por eso estuvo al pie de la cruz. La Virgen nos enseña a despojarnos de nuestro querer recibir afecto; eso es lo que ofreció en el Calvario. Los valores de la Virgen son los de Cristo: Humildad, Verdad, Amor. María es modelo de audacia (para enfrentar grandes cosas). Hace falta gente que se anime a hacer grandes cosas sin perder humildad. María es modelo de humildad, de disponibilidad: He aquí la esclava del Señor".
Como empresario y responsable de mucha gente en la empresa, miraba a María como modelo de servicio y responsabilidad:
“María nos enseña a asumir la propia responsabilidad. María es modelo de servicio y también de autoridad y dominio de sí mismo. María es Madre porque piensa en cada uno. María nos enseña a ser más comunitarios porque es Madre de todos. Cuando uno esta enojado, debe pensar que María es Madre mía y del otro, y ojalá que ella nos sugiera la palabra cordial que debemos pronunciar”.
Y no se le escapaba la dimensión social de esta devoción:
“La Virgen poseía las cualidades de energía y firmeza, que son también las condiciones del dirigente de empresa”.
“María, Reina y Madre de Cristo, Madre nuestra y de aquellos por cuyas almas trabajamos. Reina de las realidades terrestres. A ella le pido: luz, fuerza, fidelidad a la Iglesia, sin la cual no podemos cumplir nuestra auténtica función social”.
Enrique conoció tempranamente el sufrimiento moral y físico, de María aprendió a aceptar el dolor que redime:
“¡María! Hazme sentir algo de lo que sentiste al pie de la Cruz para que, participando en la Pasión de Cristo, pueda también participar en su Gloria”.
La sentía como modelo de sabiduría:
“¡María, Sede de la Sabiduría, ruega por nosotros! Un apóstol tiene una gran necesidad de ser sabiamente guiado, enseñado, conducido interiormente”.
Y no olvidaba que María es la madre del amor hermoso, y la suplica:
“María, Madre del Amor, ¡enséñame a amar!”
Y no acabaríamos de citar, pero, como broche de oro de este collar, va la “oración del sí”, por los que se preparan decir el sí definitivo en su vida - esposos, sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados en el mundo - una oración profética si pensamos en los años en que fue escrita. En nuestro tiempo de pavor a decir el “sí definitivo”, cobra actualidad y urgencia y puede se inspiradora para mucha gente:
“Nuestra Señora, que por tu sí has cambiado la faz del mundo, ten misericordia de aquellos que quieren decirte sí para siempre.
Tú que sabes a qué precio esa palabra se adquiere y se mantiene, obtén para nosotros que nunca rechacemos lo que se exige de nosotros.
Enséñanos a decirla, como tú, en la humildad, la pureza, la simplicidad y el abandono a la Voluntad de Dios.
Haz que, a lo largo de toda nuestra vida, los “sí”que digamos después de aquel no sean otra cosa que un medio de adherirnos aún más perfectamente a la Voluntad de Dios para nuestra salvación y la del mundo entero”.
Enrique Shaw tomó en serio su vocación de empresario cristiano y la Iglesia ha reconocido su testimonio de vida, dando inicio a la causa de canonización, el 25 de septiembre de 2001.
Fuente: San Pablo, Revista On line
miércoles, 4 de septiembre de 2013
“Madre enséñanos a trabajar por la Justicia”
Autor: AICA | Fuente: AICA “Madre enséñanos a trabajar por la Justicia” | |||
Para ser personas justas hay que mirar la vida desde Dios, es mirar la vida con Dios, que es El justo, el gran Justo. | |||
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martes, 3 de septiembre de 2013
PENAMIENTO MARIANO 17
PENSAMIENTO MARIANO
María fue elegida entre todas las mujeres para ser la Madre del Redentor y adornada con todas las gracias y privilegios que corresponden a la divina maternidad, como porque María, la esclava del Señor, prestó oído atento a la Palabra del Señor y ordenó su vida en conformidad con aquella divina Palabra.
Alfonso Milagro
EL AMOR DE MARÍA LLENA NUESTRO CORAZÓN
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net El amor de María llena nuestro corazón | |||
Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? | |||
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