Citas Bíblicas Marianas
Movimiento de Vida Cristiana
María, Hija predilecta del Padre
Es hija por el Don recibido: Lc 1, 28.
Es hija por su paradigmática respuesta al Don: Lc 1, 34.
Es hija porque es perfecta discípula, escucha, acoge, y pone por obra: Lc 2, 19; Lc 2, 52; Lc 11, 27-28; Mt 7, 21; Mc 3, 35; Dt 6, 24; Jos 1, 8; Prov 3, 1; Prov 4, 1-7.20-22, 16. Es hija porque es perfecta Sierva del Plan divino: Lc 1, 38.
Su respuesta de plena disponibilidad es como la del Hijo: Heb 10, 5-7.
Sirve al Plan de Dios en un doble servicio a los hermanos humanos, mediante el anuncio: Lc 1, 39-55, y mediante el servicio concreto: Lc 1, 56; Jn 2, 3-5.
La hija predilecta, modelo para la mujer: Lc 1, 42.
El Señor Jesús; Hijo de María
Por María nos vino el Señor Jesús: Jn 1, 14.
Testamento del Señor Jesús en la Cruz: Jn 19, 25-27.
María: Jn 2, 5; Gál 4, 19; Is 66, 13.
Recorriendo el Camino de la Madre
A qué estamos llamados: Gál 2, 20.
Misión de María: Jn 19, 26; Hch 1, 14; Jn 2, 5.
María modelo de entrega: Lc 1, 46-48.
María modelo de servicio: Lc 1, 39.
María modelo de humildad: Lc 1, 46-48.
María modelo de acogida: Lc 11, 28.
María y la Vida Cristiana
María Madre de Jesús y nuestra: Gén 3, 5; Is 7, 14; Jn 19, 26-27; Gál 4, 4.
María nos muestra a Jesús: Mt 2, 11; Lc 2, 16.
Función dinámica de María: Jn 2, 1-5; Hch 1,14.
Modelo de vida cristiana: Mt 12, 46-50; Lc 1, 26-38; Lc 1, 39-45; Lc 2, 19.51; Lc 11, 27-28.
La Piedad Filial
Maria es verdaderamente Madre nuestra: Jn 19, 26-27.
Nos conduce al Señor Jesús: Jn 2, 5.
Nos acompaña en nuestra vida cristiana: Hch 1, 14.
La piedad filial nos introduce en la dinámica del anuncio evangelizador y del servicio solidario: Lc 1, 39-45.
María, Mujer del Silencio
María medita la palabra: Lc 2, 19.51.
María acoge y comunica la Palabra: Lc 1, 39-45; Lc 1, 46-55; Lc 8, 19-21; Lc 11, 27-28.
Silencio en la alegría: Lc 2, 15-20.
Silencio en el dolor: Lc 2, 35; Lc 2, 51; Jn 19, 25-27.
María, en el Plan de Dios
La mujer: su lugar en el designio de reconciliación: Gén 3, 15.
María, anunciada por los profetas: Is 7, 14; Mi 5, 2-3; Mt 1, 22-23.
María, Madre de Dios: Lc 1, 26-38; Gál 4,4-7.
El Señor Jesús explicita la matemidad espiritual de María: Jn 19, 25-27.
María en la Iglesia: Hech 1, 14.
La mujer vestida de sol: figura de la Iglesia y de María: Ap 12, 1 ss.
El Apostolado de María
María mujer de silencio y oración, es maestra cómo se acoge la Plabra. Lc 2, 19 51.
Como mujer de acción nos enseña y alienta a ponerla por obra. Lc 8, 21; Mt 7, 21; Jn 2, 5.
María nos enseña a entrar en nosotros mismos y a abrir con prontitud al Señor que llama. Ap 3, 20; Lc 1, 38.
María primera evangelizadora nos enseña a anunciar a Cristo llevándolo en nosotros mismos. Lc 1, 39-45.
Su gozo es llevar y presentar a Cristo a todos los hombres. Lc 1, 41; Mt 2, 10-11.
Su misión es que Él nazca y crezca en todos sus hijos. Jn 19, 24.
Ella nos enseña a tener las disposiciones apropiadas para acoger el Espíritu que impulsa la evangelización. Hch 1, 14; 2, 1-4.
Perseveraban con María en la oración
El Señor Jesús, hombre de oración Él mismo, es maestro y modelo de oración continua y perseverante: Lc 3,21-22; Lc 5,16; Lc 6,12-13; Lc 9,18; Lc 9,28-29; Lc 11,1; Lc 21,37-38; Lc 22,39-46.
El Señor nos enseña que es necesario perseverar en la oración: Lc 1,18; para no caer en tentación: Lc 22,46; Mt 26,41; para tener fuerza en el momento de la prueba: Lc 21,36.
También Pablo invita a ser perseverantes en la oración: Rom 12,12; Col 4,2; a orar en toda ocasión: Ef 6,17-18; Flp 4,6; a orar constantemente: 1Tes 5,17.
María, mujer de oración, nos enseña a guardar y meditar constantemente las obras y palabras de Dios en nuestro corazón: Lc 2,19.51; A vivir la dinámica de la oración continua obrando en amorosa obediencia a los designios divinos: Lc 1,38; Jn 2,5; Lc 11,27-28.
Los apóstoles y discípulos perseveraban en la oración con María: Hech 1,14.
Remar mar adentro, en compañia de María
El apostolado de María es hacernos cercano a Dios: Lc 1,30-31.38; Is 7,14; transmitirnos a Jesús con todo su ser: Lc 1,40-44; darnos a Jesús, fruto bendito de su vientre: Lc 2,7; mostrarnos a Jesús: Lc 2,16; Mt 2,11; remitirnos a Jesús e invitarnos a la confiada adhesión a sus palabras: Jn 2,5; ofrecernos a su Hijo, asociada a su Cruz: Jn 19,25; educarnos a acoger el Espíritu de su Hijo, que nos transforma en apóstoles intrépidos: Hech 1,14;2,1-4.
El Señor Jesús nos ha señalado que María es nuestra Madre, hemos de acogerla en nuestra "casa": Jn 19,26-27.
Bajo la guía de María hemos sido convocados a anunciar el mensaje de reconciliación: 2Cor 5,20.
Urge anunciar la Buena Nueva: 1Cor 9,16; a tiempo y destiempo: 2Tim 4,2; para ganar a los que más podamos: 1Cor 9,19.
María, Madre de los Apóstoles
Anunciación-Encarnación: Lc 1,26-38.
Visitación: Lc 1,39-45.
Nacimiento del Niño y presentación a los reyes y pastores: Mt 2,1-23; Lc 2,1-20.
Presentación del Niño en el Templo: Lc 2,21-40.
Pérdida y hallazgo de Jesús: Lc 2,41-50.
Las bodas de Caná: Jn 2,1-12.
María al pie de la Cruz: Jn 19,25-27.
Pentecostés: Hch 1,12-14; 2,1-13.
María es la Mujer reflexiva que conservaba todas las cosas y las meditaba en su Corazón Inmaculado: Lc 2,19.51.
María es la Mujer bienaventurada que escucha la Palabra de Dios y la pone por obra: Lc 11,27-28; Mt 7,21-27.
En la Madre vemos la urgencia de quien se descubre impulsado a anunciar el Evangelio: 1Cor 9,16.
La Inmaculada Concepción de María
Como a María, Dios nos ha elegido para ser santos e inmaculados en su presencia: Ef 1,4.
María Inmaculada nos llama a aplastar con su Hijo la cabeza de la serpiente: Gen 3,15.
Nuestra lucha es contra Satanás: Ef 6,12.
Que no reine el pecado en nuestros corazones: Rom 6,12; sino que sea Cristo quien en nosotros habite hasta que quedemos llenos de la «total Plenitud de Dios»: Ef 3,17-19.
Hemos sido purificados del pecado para servir a Dios y dar frutos de santidad: Rom 6,16-18.22.
Si somos de la Luz, hemos de purificarnos de todo pecado: 1Jn 1,7; el que comete pecado es del diablo: 1Jn 3,8; el que ha nacido de Dios no comete pecado: 1Jn 3,9.
Quien espera en el Señor se purifica a sí mismo: 1Jn 3,2-3.
María Inmaculada nos enseña a amar y servir a Dios: Lc 1,38; Jn 2,5; Dt 6,4-5.
María, Mujer Eucarística
El Señor Jesús instituyó la eucaristía para quedarse por siempre con nosotros: Mt 26,26-29; 28,20; Mc 14,22-25; Lc 22,14-20.
Semejanza entre el Hágase de María en la Anunciación-Encarnación y el amén que cada fiel pronuncia al recibir la comunión: Lc 1,26-38.
María es el primer "tabernáculo" de la historia: Lc 1,39-45.
Relación íntima entre la eucaristía y el magnificat: Lc 1,46-55. Actitud "eucarística" de la Madre ante el nacimiento de su Hijo: Lc 2,1-20.
Relación entre las bodas de Caná y la eucaristía: Jn 2,1-5.
María hizo suya la dimensión sacrificial de la eucaristía con toda su vida, especialmente al pie de la Cruz: Jn 19,25-27.
Recibir la eucaristía es entrar en profunda comunión con Jesús: Jn 15,1-17.
La visita al Santísimo debe ser un momento fuerte para revisar nuestro compromiso con la vida cristiana: Jn 14,21.23.
Participar de la eucaristía nos permite anticipar en cierto modo el cielo en la tierra: Gál 2,20; Jn 14,6-7.
En compañía de María
Madre del Reconciliador: Mt 1,16 ; Lc 1,26-38.
Madre de Dios y de la Iglesia: Jn 19,25-27.
Dejándonos acompañar por Santa María: Jn 2,1ss.
Acompañarla en el anuncio evangelizador: Lc 1,39-45.
En compañía de María camino a Pentecostés: Hech 1,14 ; Hech 2,1ss.
Peregrinando con María
En la Visitación: Lc 1,39.
En el nacimiento del Salvador: Lc 2,1-7.
Para presentar el Señor Jesús en el Templo: Lc 2,22.
Para proteger al Niño: Mt 2,13-15 ; Mt 2,19-23 ; Lc 2,39-40.
A la Ciudad Santa de Jerusalén: Lc 2,41-42.
Junto a su Hijo en el Calvario: Jn 19,25-27.
Fuente: caminohaciadios.com