jueves, 22 de enero de 2015

EL VALOR DE UNA MADRE


El valor de una madre


1) Para saber

El pasado miércoles, durante la Audiencia General, el Papa Francisco abordó la importancia de las madres en las familias, la sociedad y la Iglesia. Señaló que “toda persona humana debe la vida a una madre y casi siempre debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva, de la formación humana y espiritual”.

Continuando con la catequesis sobre la Iglesia, el Papa reflexionó sobre el papel de madre que tiene la Iglesia: nuestra Santa madre Iglesia. Así como la Virgen María, nuestra Madre, mostró a Jesús a los pastores y a los Reyes Magos, así la Iglesia, también nuestra Madre, nos conduce y muestra a Jesús. Por eso no somos huérfanos, somos hijos de la Iglesia, somos hijos de la Virgen y somos hijos de nuestras madres.

Es paradójico que aunque se exalta mucho el papel de la madre, en poesías, discursos, y siempre se escriben cosas bellas de ella, sin embargo, es poco escuchada o comprendida, no siempre es justamente valorada, es poco ayudada en la vida cotidiana y poco considerada en su rol central en la sociedad.


2) Para pensar

Alguien que supo valorar a su esposa es uno de los juristas más importante del siglo XX, llamado Francesco Carnelutti. En un programa de televisión le preguntaron qué era lo que más había influido en su brillante carrera. Y respondió: “Mi mujer”. Y explicó por qué:

”Mi esposa no ha estudiado leyes, no se ocupa de mi trabajo, ni me pide ni me da nunca consejos. Pero me llena la vida con su presencia. Se anticipa a mis deseos, intuye mi humor, escucha mis desahogos, encuentra siempre la palabra justa. Por la noche, cuando consulto mis papeles, se sienta a mi lado en silencio y hace labores de punto. El rumor de las varillas que se cruzan es mi mejor calmante. Aleja la tensión y me da un sentido de seguridad infinita. Sin ella, sería un pobre hombre. Con ella, me parece poder triunfar en cualquier empresa”.


3) Para vivir

Recordaba el Papa que una madre con los hijos tiene siempre problemas y trabajo, como fue en su hogar: «En casa, éramos cinco y mientras uno hacía “una”, el otro pensaba en hacer “otra” y la pobre mamá iba de un lado para el otro. Pero era feliz. Nos ha dado tanto».

Es importante que las madres transmitan el sentido profundo de la práctica religiosa: en las primeras oraciones, en los primeros gestos de devoción que un niño aprende, se inscribe el valor de la fe en la vida de un ser humano.

Recordaba el Papa al Arzobispo Oscar Arnulfo Romero quien decía que las madres viven un “martirio materno”. En su homilía para el funeral de un sacerdote asesinado por los escuadrones de la muerte, decía: «Todos debemos estar dispuestos a morir por nuestra fe, aunque no nos conceda el Señor este honor... Pero dar la vida no es sólo que lo maten a uno; tener espíritu de martirio, es dar en el deber, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber, en aquel silencio de la vida cotidiana, ir dando la vida, como la da la madre que sin aspavientos, con la sencillez del martirio maternal concibe en su seno a su hijo, da a luz, cuida y hace crecer a su hijo. Es dar la vida por su hijo y por eso son mártires». La madre elige dar la vida y eso, concluye el Papa, es grande, esto es bello.


© Pbro. José Martínez Colín

ENCIENDE UNA VELA A LA VIRGEN MARÍA


IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA






IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA CON EL NIÑO JESÚS












IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA ROSA MÍSTICA



ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA



Jesús hostia, quiero consolarte,
Me uno a ti,
Me inmolo contigo,
Me anonado delante de ti,
Quiero olvidarme de mí para pensar en ti,
Quiero ser olvidado y despreciado por amor a ti,
No quiero ser comprendido ni amado sino por ti,
Me callaré para escucharte, y me iré para perderme en ti.

Haz que calme así tu sed por mi salvación, tu sed ardiente por mi santidad, y que purificado, te de un puro y verdadero amor.

No quiero cansarte de esperar; tómame, me doy entero a ti.

Te encomiendo todas mis obras: mi espíritu para iluminarlo, mi corazón para dirigirlo, mi voluntad para fijarla, mi miseria para curarla, mi alma y mi corazón para nutrirlos.

Corazón de mi Jesús en la Eucaristía, cuya sangre es la vida de misma, que yo no viva más, sino vive sólo tú en mí.
Amén.

miércoles, 21 de enero de 2015

IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA, 21 DE ENERO






NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA, ADVOCACIÓN MARIANA, 21 DE ENERO



Nuestra Señora de la Altagracia

Nuestra Señora de la Altagracia

Advocación Mariana, 21 de enero



Por: . | Fuente: Corazones.org




Patrona de República Dominicana

Tiene la República Dominicana dos advocaciones marianas: 
Nuestra Señora de la Merced
, proclamada en 1616, durante la época de la colonia, y la Virgen de la Altagracia (imagen de la izquierda), Protectora y Reina del corazón de los dominicanos. Su nombre: "de la Altagracia" nos recuerda que por ella recibimos la mayor gracia que es tener a Jesucristo Nuestro Señor. Ella, como Madre, continua su misión de mediadora unida inseparablemente a su Hijo. Los hijos de Quisqueya la llaman cariñosamente "Tatica, la de Higüey".

Existen documentos históricos que prueban que en el año de 1502, en la Isla de Santo Domingo, ya se daba culto a la Virgen Santísima bajo la advocación de Nuestra Señora de la Altagracia, cuyo cuadro pintado al óleo fue traído de España por los hermanos Alfonso y Antonio Trejo, que eran del grupo de los primeros pobladores europeos de la isla. Al mudarse estos hermanos a la ciudad de Higüey llevaron consigo esta imagen y más tarde la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla. En el 1572 se terminó el primer santuario altagraciano y en el 1971 se consagró la actual basílica.

La piedad del pueblo cuenta que la devota hija de un rico mercader pidió a este que le trajese de Santo Domingo un cuadro de Nuestra Señora de la Altagracia. El padre trató inútilmente de conseguirlo por todas partes; ni clérigos ni negociantes, nadie había oído hablar de esa advocación mariana. Ya de vuelta a Higüey, el comerciante decidió pasar la noche en una casa amiga. En la sobremesa, apenado por la frustración que seguramente sentiría su hija cuando le viera llegar con las manos vacías, compartió su tristeza con los presentes relatándoles su infructuosa búsqueda.

Mientras hablaba, un hombre de edad avanzada y largas barbas, que también iba de paso, sacó de su alforja un pequeño lienzo enrollado y se lo entregó al mercader diciéndole: "Esto es lo que usted busca". Era la Virgen de la Altagracia. Al amanecer el anciano había desaparecido envuelto en el misterio. El cuadro de Ntra. Sra. de la Altagracia tiene 33 centímetros de ancho por 45 de alto y según la opinión de los expertos es una obra primitiva de la escuela española pintada a finales del siglo XV o muy al principio del XVI. El lienzo, que muestra una escena de la Natividad, fue exitosamente restaurado en España en 1978, pudiéndose apreciar ahora toda su belleza y su colorido original, pues el tiempo, con sus inclemencias, el humo de las velas y el roce de las manos de los devotos, habían alterado notablemente la superficie del cuadro hasta hacerlo casi irreconocible.

Sobre una delgada tela aparece pintada la escena del nacimiento de Jesús; la Virgen, hermosa y serena ocupa el centro del cuadro y su mirada llena de dulzura se dirige al niño casi desnudo que descansa sobre las pajas del pesebre. La cubre un manto azul salpicado de estrellas y un blanco escapulario cierra por delante sus vestidos.

María de la Altagracia lleva los colores de la bandera Dominicana anticipando así la identidad nacional. Su cabeza, enmarcada por un resplandor y por doce estrellas, sostiene una corona dorada colocada delicadamente, añadida a la pintura original. Un poco retirado hacia atrás, San José observa humildemente, mirando por encima del hombro derecho de su esposa; y al otro lado la estrella de Belén brilla tímida y discretamente.

El marco que sostiene el cuadro es posiblemente la expresión más refinada de la orfebrería dominicana. Un desconocido artista del siglo XVIII construyó esta maravilla de oro, piedras preciosas y esmaltes, probablemente empleando para ello algunas de las joyas que los devotos han ofrecido a la Virgen como testimonio de gratitud.

La imagen de Nuestra Señora de la Altagracia tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces; el 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío XI y por el Papa Juan Pablo II, quien durante su visita a la isla de Santo Domingo el 25 de enero de 1979, coronó personalmente a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la Virgen, primera evangelizadora de las Américas. Juan Pablo II también visitó a la Virgen en su basílica en Higüey

INVOCACIÓN A SAN JOSÉ

INVOCACIÓN A SAN JOSÉ

"San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, 
tu empleaste toda tu vida en el perfecto cumplimiento de tu deber,
tu mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con el trabajo de tus manos.

Protege bondadosamente a los que recurren confiadamente a ti.
Tu conoces sus aspiraciones y sus esperanzas.

Se dirigen a ti porque saben que tu los comprendes y proteges.
Tu también conociste pruebas, cansancio y trabajos.
Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida,
tu alma estaba llena de profunda paz y cantó llena de verdadera alegría

por el íntimo trato que goza con el Hijo de Dios,
el cual te fue confiado a ti a la vez que a María, su tierna Madre.
Amén." -- Juan XXIII

martes, 20 de enero de 2015

LA SINCERIDAD


LA SINCERIDAD



Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino pues era tiempo de buscar pareja a su hija.

Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: 
"Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino".

Así se hizo, pero había un joven que plantó su semilla y ésta no germinaba. Mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar mostrando las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.

Pasaron los seis meses y todos los jóvenes se dispusieron a desfilar hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. 
El joven estaba muy triste pues su semilla nunca germinó y ni siquiera quería ir al palacio. Su madre insistía en que debía ir pues era un participante y debía estar allí. 

Con la cabeza baja y muy avergonzado, desfiló al final hacia el palacio con su maceta vacía. 

Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo se rieron abiertamente burlándose de él. En ese momento el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey, al que todos hicieron su respectiva reverencia mientras él se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.

Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía. Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción.

El rey dijo entonces: 
"Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y 
valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece".

Moraleja:
"LA SINCERIDAD, SERÁ POR SIEMPRE UNA VIRTUD". DÍ SIEMPRE LA VERDAD, independientemente de las circunstancias.

ORACIÓN A SAN JUAN BOSCO


IMÁGENES DE SAN JUAN BOSCO






NOVENA EN HONOR A SAN JUAN BOSCO: 22 AL 20 DE ENERO DEL 2015


NOVENA A EN HONOR A SAN JUAN BOSCO
Del 22 al 30 de Enero del 2015



Acto de Contrición

Jesús mi Señor y Redentor – yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy -y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno- propongo no volver a pecar- y confío en que por tu infinita misericordia- me has de conceder el perdón de mis culpas – y me has de llevar a la vida eterna.



DÍA PRIMERO

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor ardiente que tuviste a Jesús Sacramentado y por el celo con que propagaste su culto, sobretodo con la asistencia a la Santa Misa, con la Comunión frecuente y con la visita cotidiana; alcánzanos la gracia de crecer cada vez más en el amor y práctica de tan santas devociones, y de terminar nuestros días fortalecidos y confortados por el celestial alimento de la Divina Eucaristía.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA SEGUNDO

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor ternísimo que tuviste a María Auxiliadora, vuestra Madre y Maestra; alcánzanos una verdadera y constante devoción a tan dulcísima Madre, a fin de que, como hijos suyos devotísimos, podamos merecer su valioso patrocinio en esta vida y de un modo especial en la hora de nuestra muerte.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA TERCERO

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor filial que tuviste a la Santa Iglesia y al Sumo Pontífice, a quien defendiste constantemente; alcánzanos la gracia de ser siempre dignos hijos de la Iglesia Católica, y de amar al Papa y venerar en él al Infalible Vicario de Nuestro Señor Jesucristo.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA CUARTO

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor grande con que amaste a la Juventud y le hiciste de Padre y Maestro, y por los heroicos sacrificios que sobrellevaste por su salvación; haz que también nosotros amemos con un amor santo y generoso a esta porción elegida del Sagrado Corazón de Jesús, y que en todo joven contemplemos la persona adorable de nuestro divino Salvador.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA QUINTO

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que a fin de continuar y extender siempre más tu santo apostolado, fundaste la Sociedad Salesiana y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora; haz que los miembros de estas dos Familias Religiosas estén siempre llenos de tu espíritu y sean fieles imitadores de tus heroicas virtudes.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA SEXTO

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que a fin de obtener en el mundo más abundantes frutos de fe práctica y ternísima caridad, instituiste la Unión de los Cooperadores Salesianos; haz que éstos sean siempre modelos de las virtudes cristianas y providenciales ayudantes de tus obras.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA SÉPTIMO



¡Oh Don Bosco Santo! Tú que amaste con amor inefable a todas las almas, y que para salvarlas enviaste a tus hijos hasta los últimos confines de la tierra; haz que también nosotros pensemos continuamente en la salvación de nuestras almas y cooperemos con todos los medios posibles a salvar tantos pobres hermanos nuestros.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



DÍA OCTAVO

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que amaste con un amor de predilección la bella virtud de la pureza, y la inculcaste con el ejemplo, con la palabra y con los escritos; haz que también nosotros, enamorados de tan indispensable virtud, la practiquemos constantemente y la difundamos con todas nuestras fuerzas.

Padrenuestro, avemaría y gloria.


DÍA NOVENO

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que fuiste siempre tan compasivo hacia las humanas desventuras, dirige una mirada hacia nosotros tan necesitados de tu auxilio. Haz descender sobre nosotros y sobre nuestras familias las maternales bendiciones de María Auxiliadora; alcánzanos todas aquellas gracias espirituales y temporales que necesitamos: intercede por nosotros en vida y en muerte, a fin de que podamos cantar eternamente las divinas misericordias en el Paraíso Celestial. Así sea.

Padrenuestro, avemaría y gloria.



Oración Final:


Señor Dios Padre Celestial: Tú que has suscitado en San Juan Bosco un Educador admirable para la Juventud, un benefactor eficaz para los pobres y angustiados – y un generoso bienhechor para los que necesitan, salud empleo, facilidades de estudio, tranquilidad espiritual, conversión u otra gracia especial – y que con el Auxilio de la Virgen María le has permitido hacer tantos y tan admirable prodigios a favor de los devotos que le rezan con fe. 

Concédenos imitarlo en su gran interés por salvar las almas, y por obtener el mayor bien espiritual y corporal para el prójimo. Que recordemos siempre que el bien que hacemos a los demás, lo recibe tu Hijo Jesús como hecho a Él mismo y que debemos hacer a los otros todo el bien que deseamos que los demás nos hagan a nosotros.

Por la intercesión de tan amable Protector concédenos las gracias que te pedimos en esta novena. 

(Pida los favores que se desea le sean concedidos).

 Desde ahora aceptamos que se cumpla siempre y en todo tu Santísima Voluntad, pero te suplicamos humildemente que tengas misericordia de nosotros, remedies nuestros males, soluciones nuestras situaciones difíciles y – nos concedas aquello que más necesitamos para nuestra vida espiritual y material. 

Todo esto te lo suplicamos en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, quien contigo y el Espíritu Santo, vive y reina y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

ÁTAME CON TU ROSARIO


Átame con tu rosario
Hna. Teresa del Carmen Rodríguez Perez 



Átame con la oración,
con esas 50 rosas
que cada día susurras 
a mi corazón y a mi boca.

Átame Madre contigo
en esa plegaria humilde
donde encuentran paz y calma
los sencillos, Niña Virgen.

Átame a tu corazón 
con los lazos del Rosario
y mantenme prisionera
de ese Refugio Inmaculado.

Átame Reina y Señora
con ese Ave María
que repito una y mil veces
porque tu eres mi alegría.

Átame a los 20 misterios
de tu vida y la de Jesús
que me hacen ver la belleza
de su entrega en la Cruz.

Átame con hilos de amor
de ese que tu sabes dar
al corazón que te busca
y que te puede a ti encontrar.

Átame muy fuerte a ti,
llévame a la contemplación,
pues se adentra más y más
esta preciosa oración

Átame para clamar
por mis hermanos y hermanas
y así no nos dejarás
en este valle de lágrimas.

Átanos para mirar 
tus ojos misericordiosos
que nos salvan del pecado
cuando intercedes por nosotros

Átame para llegar
un día hasta tu morada,
el cielo que nos espera
la casa que nos preparas.
Pues eres Reina y Señora
de toda la creación
y a tus hijos peregrinos
llamas a tu corazón.

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Oración a la Virgen
Emma-Margarita R. A.-Valdés




Virgencita mía,
mi amiga del cielo, 
mi Madre adorada,
mi dulce consuelo.

Hoy, como otros días,
te llamo y te ruego
perdones mis faltas,
perdones mis miedos,
el olvido ingrato
de favores viejos,
y mi frialdad...
¡es débil el cuerpo!

Hoy, como otros días,
acudo a tu encuentro,
sabes lo que sufro,
sabes lo que siento,
y si no conviene
cumplir mi deseo
puedes, Virgencita,
mitigar mi duelo.
Yo me acerco a ti,
de quien todo espero,
porque eres mi reina
mi Madre en el cielo.

Y hoy, como otros días,
tu abrazo está abierto,
yo siempre rogando,
siempre recibiendo
de tu caridad...
sin seguir tu ejemplo,
¡perdón, Virgencita,
por mi atrevimiento!.

Sé que tú me amas,
tú sabes te quiero,
y espero de ti,
por tu amor sincero,
ese amor que dio
a tu hijo en precio,
atiendas mis súplicas,
escuches mis ruegos,
y nos des la paz
y al final el cielo.

sábado, 17 de enero de 2015

PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Prácticas de devoción a María.
La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras... 


Por: San Luis María Grignion de Montfort | Fuente: www.mercaba.org





a. Prácticas comunes.

 
115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras. He aquí, en resumen, las principales:

  • 1º honrarla como a digna Madre de Dios, con un culto de hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a todos los otros santos, por ser Ella la obra maestra de la gracia y la primera después de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
  • 2º meditar sus virtudes, privilegios y acciones;
  • 3º contemplar sus grandezas;
  • 4º ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias;
  • 5º invocarla de corazón;
  • 6º ofrecerse y unirse a Ella;
  • 7º realizar todas las acciones con intención de agradarla;
  • 8º comenzar, continuar y concluir todas las acciones por Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestra meta definitiva.
Más adelante explicaremos esta última práctica.

116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:

  • 1º inscribirse en su cofradías y entrar en las congregaciones marianas;
  • 2º entrar en las Ordenes o Institutos religiosos fundados para honrarla;
  • 3º publicar sus alabanzas;
  • 4º hacer en su obsequio limosnas, ayunos y mortificaciones espirituales y corporales;
  • 5º llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario o la cadenilla;
  • 6º rezar atenta, devota y modestamente:
* el santo Rosario, compuesto de 15 decenas de Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de Jesucristo,
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.
  • 7º cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
  • 8º hacer de su honor cierto número de genuflexiones 9 reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la gracia durante todo el día, y por la noche. Dios te salve, María Madre de misericordia, para implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos durante el día.
  • 9º mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares, coronar y embellecer sus imágenes;
  • 10º organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes y llevar una consigo, como arma poderosa contra el demonio.
  • 11º hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de las casas;
  • 12º consagrarse a Ella en forma especial y solemne.


117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a María, inspiradas por el Espíritu Santo a las personas santas y que son muy eficaces para la santificación. Pueden leerse, en extenso, en el Paraíso abierto a Filagia, compuesto por el Reverendo Padre Pablo Barry S.J., quien ha recopilado en esta obra gran número de devociones practicadas por los santos en honor de la Santísima Virgen, siempre que se hagan con las debidas disposiciones, es decir:

  • 1º con la buena y recta intención de agradar a Dios solo, unirse a Jesucristo, nuestra meta final y edificar al prójimo;
  • 2º con atención, sin distracciones voluntarias;
  • 3º con devoción, sin precipitación ni negligencia;
  • 4º con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.

b. La práctica perfecta.

118. Después de esto, protesto abiertamente que aunque he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a la Santísima Virgen y conversado familiarmente con las personas más santas y sabias de estos últimos tiempos no he logrado conocer ni aprender una práctica de devoción semejante a la que voy a explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libere más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve más fácilmente en gracia de Dios y a la gracia en ti, que te una más perfecta y fácilmente a Jesucristo y sea más gloriosa para Dios, más santificadora para ti mismo y más útil para el prójimo.

119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el interior que ella debe formar, no será igualmente comprendida por todos.
- algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin pasar de ahí serán el mayor número;- otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la misma, pero se quedarán en el primer grado.¿Quién subirá al segundo? ¿Quién llegará hasta el tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en el habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra y perfección en el cielo.

LA VIRGEN MARÍA NOS ACOMPAÑA EN MEDIO DE LA OSCURIDAD


¿Es verdad que no hay que tener miedo?
En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo. 


Por: H. Javier Ayala, | Fuente: Catholic.net



Mamá. Es la primera palabra que aprenden los niños. Los niños crecen seguros cuando han logrado estrechar una relación con su madre. No importa que no la vean, saben que está ahí y por eso no tienen miedo.

¿Quién es esta Mujer? Juan Pablo II la invocaba: «totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt». Y la tenía en su escudo y en su corazón.

¿Quién es esta Mujer? Se le apareció a una niñita en una cueva y le dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción». ¿Quién es esta Mujer?

Miguel Ángel la esculpió en mármol de Carrara.

¿Quién es esta Mujer? París puso su nombre a su catedral.

¿Quién es esta Mujer? Éfeso le dio el título más grande que jamás ha recibido alguna mujer.

¿Quién es esta Mujer? En torno a Ella la Iglesia primitiva perseveraba unida en la oración.

¿Quién es esta Mujer? El ángel le dijo: «no temas».

Mujer, tú que escuchaste del ángel del Señor: «no temas», dinos: ¿es verdad? ¿Es verdad que no hay que tener miedo? Mira el mundo… Mira la Iglesia… Mira mi vida… Mira mi pecado… ¿Es verdad, Mujer? ¿Es verdad que no hemos de temer?

Dinos, Mujer, ¿qué le dijiste a san Juan Diego en el Tepeyac? ¿Qué le dijiste al joven Karol Wojtyla que después, siendo Papa, tantas veces nos repitió «no tengáis miedo»?

Respóndenos, Mujer, dinos algo… ¿quién eres?

No temas esta enfermedad, ni ninguna otra enfermedad, ni cosa difícil o aflictiva. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa?.

Si es así, si eres mi Madre, si estás aquí… no temo, María. En medio de la oscuridad, en medio del desierto no temo, María, porque tú estás conmigo. Estoy a punto de comenzar una misión y no sé lo que me espera, pero no temo porque tú estás conmigo. En unos meses pueden pasar muchas cosas pero no temo porque tú estás conmigo.

Tengo una responsabilidad muy grande sobre mis hombros, no sé si puedo, pero no temo porque tú estás conmigo. Entonces, mi última palabra en la hora de mi muerte será la misma que la primera que pronuncié de niño… «Mamá».
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