lunes, 31 de julio de 2017

OBISPOS CONSAGRARÁN ESCOCIA AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


Obispos consagrarán Escocia al Inmaculado Corazón de María
 Foto: Arquidiócesis de Asunción.






EDIMBURGO, 31 Jul. 17 / 11:04 am (ACI).- Los Obispos de Escocia consagrarán su país al Inmaculado Corazón de María el próximo 3 de septiembre en la ciudad de Carfin, como parte de la conmemoración del centenario de las apariciones de la Virgen de Fátima.

Así lo anunció el Obispo de Paisley, Escocia, Mons. John Keenan, el 25 de julio, y pidió prepararse espiritualmente para esta celebración.

En una publicación en su página de Facebook, Mons. Keenan alentó a los fieles a asistir a la celebración, y “traigan a otros y prepárense para este evento orando y ayunando”.

Desde el 26 de julio, el Obispo de Paisley invitó a los fieles a prepararse con oración durante los Cuarenta Días para la Consagración de Escocia a Nuestra Señora.

El Prelado presentó un listado con oraciones y pequeñas mortificaciones que los fieles podrían hacer cada día, como preparación espiritual para el evento, a manera de “una Cuaresma extraordinaria”.

El listado propone, en cada día, cosas como rezar el Rosario por Escocia y la Iglesia, o beber solo agua durante el día y evitar el té o el café.

“Lo estaré haciendo diariamente y afectuosamente invito a todos ustedes a unirse a mí”, dijo, y subrayó que “la consagración depende de la fervorosa preparación nacional”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 31 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 31



Ven Señora, a nuestra soledad, ven a nuestro corazón, a tantas esperanzas que se han muerto, a nuestro caminar sin ilusión.

Ven y danos la alegría que nace de la fe y del amor, el gozo de las almas que confían en medio del esfuerzo y del dolor.

Virgen clementísima, preséntanos al Padre, para que seamos agradables a él.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!!



domingo, 30 de julio de 2017

TENÍAN DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA LOS PRIMEROS CRISTIANOS?

¿Tenían devoción a la Virgen María los primeros cristianos?
Sí, si la tenían, pero hay que saber cómo rastrearla


Por: Pablo J. Ginés | Fuente: Cari Filli // Religión en Libertad 



En el año 313 el cristianismo fue despenalizado por el Emperador Constantino y en el 380 el Emperador Teodosio declaró que sería la única religión oficial (o lícita) del Imperio. Medio siglo después, en el 431, el Concilio de Éfeso decretó que María podía ser honrada con el título de Theotokos (“la que dio a luz a Dios”). Desde entonces se multiplican los signos de devoción de los cristianos a la Virgen.
Muchos protestantes, y también algunos neopaganos y racionalistas, dan por sentado que la devoción a la Virgen es, pues, muy tardía, y quizá una incorporación posterior de divinidades femeninas paganas camufladas. Consideran que es una devoción que los cristianos anteriores a Constantino (la despenalización) o a Éfeso (el dogma de María como Madre de Dios) no habrían tenido. Para los cristianos del siglo I, II y III -según estos grupos- María habría sido sólo una sencilla mujer de los Evangelios, dócil al Señor, que amaba a Dios y su hijo.
Pero, ¿cómo se llegó entonces a esa explosión de devoción mariana en el siglo V?
Un libro que analiza los 3 primeros siglos
Ahora, Rachel Fulton Brown, profesora de Historia en la Universidad de Chicago, analiza en la revista ecuménica conservadora First Things el libro de Stephen J. Shoemaker “Mary in Early Christian Faith and Devotion” (“María en la temprana devoción y fe cristiana”) publicado en Yale University Press. Rachel Fulton explica que durante décadas nadie ha intentado investigar ni rastrear en serio los orígenes de la devoción mariana. Shoemaker es el primero en muchos años.

Shoemaker, que es más bien protestante y un experto en los textos apócrifos cristianos y el cristianismo bizantino, repasa una serie de textos apócrifos de los siglos II y III donde María tiene un papel importante. Muchas de las escenas e ideas de esos textos enseguida arraigaron en las tradiciones cristianas e incluso, luego, en el arte medieval.

La conclusión de Shoemaker es que María, en los primeros siglos, sí era objeto de mucho recuerdo, respeto y admiración, más del que los protestantes suelen creer y admitir. Pero no considera que deba llamarse “devoción” a lo que tenían esos cristianos, porque piensa que no solían tenerla como intercesora: si no le pides milagros, no es “devoción”. Shoemaker dice que María era, básicamente, “una santa entre otros santos, reverenciada por su pureza excepcional y santidad, y su intimidad con su hijo, un estatus más modesto que el tiene en el Oriente cristiano hoy”.

Shoemaker se queda corto: María como vaso sacro
Rachel Fulton critica esta conclusión. Le parece insuficiente, Por un lado, porque los cristianos antiguos sí piden intercesión a la Virgen. Por otro lado, porque la devoción no es sólo pedir intercesión, sino reconocerle un status de sacralidad. Y María en muchos textos apócrifos y antiguos sí es vista como un “vaso sacro” colocado “aparte, para Dios”, es decir, un objeto sagrado para recibir lo Sagrado. Y los cristianos lo expresaban con exhuberancia de símbolos que luego pasarían a los grandes himnos e iconos bizantinos.

Esto está ya en el Apocalipsis 11,19 y 12, que se escribió hacia el año 96 d.C. Cuenta cómo se abrió el Templo y se vio al Arca de la Alianza, y hubo rayos y truenos y terremoto y aullidos… y entonces se vio a una mujer vestida de sol con doce estrellas como corona y la luna como pedestal, que estaba embarazada, llevando en su seno a quien vencerá al dragón y juzgará las naciones.
María es el Arca: la vasija sacratísima que lleva a Dios
El biblista ex-protestante Scott Hahn, experto en Apocalipsis, señala que el autor quiere indicar que María, la Madre de Jesús, es esa mujer y es también el Arca de la Alianza.Igual que el Arca tiene en su interior el maná, la vara de Aarón y las Tablas de la Ley, María tiene en su interior al Pan de Vida, al Verdadero Sacerdote y a la Ley hecha carne que es Jesús.

Hahn cree que para los lectores antiguos esto era patente: igual que el Rey David danzaba ante el Arca y el bebé Juan Bautista “danza” ante María, igual que David comenta “¿cómo puede venir el Arca a mí” e Isabel comenta, sobre María, “¿Cómo es que viene a mí la madre de mi Señor?”.

Esta tradición de señalar a María como un gigantesco, sagrado, objeto portador de Dios, es el que se repite en la literatura apócrifa de los siguientes siglos. Los cristianos expresaron con ese tipo de enfoque y símbolos su devoción a María y a su oficio.
El Protoevangelio de Santiago, del siglo II
En el Protoevangelio de Santiago, del siglo II, Shoemaker cree que hay poco interés por María. Rachel Fulton no está de acuerdo. En ese libro, dice, “María es descrita como alguien o algo preparado especialmente por Dios para un propósito específico, es concebida milagrosamente después de que sus padres oraran para tener hijos; a los 3 años es enviada al Templo para ser educada allí. En la pubertad es prometida a José para protegerla y cuando el ángel se le aparece está hilando la púrpura y escarlata para el velo del Templo“. Shoemaker admite que son símbolos de María como “corporalización física de santidad, como lo es el templo, que sirve de lugar de santidad divina en la tierra”.


Un icono etíope de la Virgen María, en la Natividad, con el Niño y los ángeles
El Libro del Reposo de María, del siglo III
Otro caso que comentan es el Libro del Reposo de María del siglo III, que tenemos por su versión etíope en lengua ge’ez (la lengua litúrgica etíope, antaño lengua imperial allí, hoy sin hablantes). Hay también fragmentos en siríaco y georgiano antiguo. Es la versión más antigua (que tengamos escrita) sobre la muerte de María y su ascensión al Cielo.

En ese libro el apóstol Pedro dice: “La luz de la lámpara de nuestra hermana María llena el mundo y no se extinguirá hasta el fin de los días, para que los que han decidido salvarse reciban seguridad en ella. Y si reciben la imagen de luz, recibirán el descanso y bendición de ella”.
Esto, según Rachel, no son fantasías gnósticas, sino el tipo de halagos de base bíblica que cristalizarán en la poesía bizantina. Por eso, el famoso himno Akathistos del siglo V, lleno de “piropos” a María, la alaba como “antorcha llena de luz, que brilla sobre aquellos en las tinieblas”.
María intercede por los condenados y les aporta alivio
Que María es intercesora queda claro en este texto del siglo III: una vez sube al Cielo su cuerpo, junto al árbol de la vida, donde allí los ángeles devuelven el alma al cuerpo de ella, los ángeles la llevan a un infierno a ver a los condenados (o quizá almas purgantes). Ellos piden así a María: “María, te suplicamos, María, luz y madre de la luz; María, vida y madre de los apóstoles; María, lámpara dorada que llevas cada lámpara justa; María, nuestra maestra y madre de nuestro maestro; María, nuestra reina, suplica a tu hijo que nos de un poco de respiro”. María intercede por ellos y el Señor les concede “9 horas de descanso en el Día del Señor”.

Después, los apóstoles y María van al Paraíso, se sientan bajo el árbol de la vida con los Patriarcas y las almas de los buenos. Después suben al Séptimo Cielo, “donde se sienta Dios”. Allí, los apóstoles ven a María sentada a la derecha de Dios, junto a Cristo con sus heridas, con 10.000 ángeles rodeando a María en su trono, cantando.
He aquí, por lo tanto, un texto del siglo III con María como reina, intercesora,junto a Dios y llena de halagos del máximo rango.
No busquemos a María la campesina… sino a la Madre de Dios
Para Shoemaker, “no se trata de María la Madre de Dios sino de la madre del Gran Querubín de Luz”. Pero Rachel Fulton señala que es María la madre de Jesús vestida con los ropajes devocionales que le daban los cristianos de ese siglo. Rachel Fulton cree que no tiene sentido que desde el siglo XXI exijamos que los cristianos del siglo II o III representen a María con criterios de realismo historicista, como una “campesina judía de Galilea”, cuando ellos tratan de expresar sus títulos eternos y celestiales.

Las Cuestiones de Bartolomé, del siglo III
Podemos ver otro ejemplo (que sonará a cualquiera que haya leído alguna vez el popular himno bizantino Akathistos) está en el “Evangelio” o “Cuestiones de Bartolomé”, otro apócrifo del siglo III.

Jesús invita a los apóstoles a ver al demonio encadenado, y les anima a golpear al demonio en el cuello. El apóstol Bartolomé invoca a la Virgen pidiéndole coraje (lo que ya demuestra que era una intercesora para los cristianos del siglo III, aún en época de persecuciones). En vez de decir “María, ayúdame”, empieza una lista de títulos gloriosos:
“Oh vientre más amplio que la envergadura de los cielos, oh vientre que contienes a quien los Siete Cielos no contienen; lo contuviste sin dolor, mantuviste en tu seno, a quien cambió su ser en la más pequeña de las cosas; oh, vientre que llevó, escondido en cuerpo, al Cristo que ha sido visible a muchos; oh vientre que se hizo más espacioso que la creación completa…”
Incluso Shoemaker ve que aquí, en pleno siglo III, está la idea que la liturgia ortodoxa repetirá: “más amplia que los Cielos”, “que contiene a quien no puede ser contenido”.
Una liturgia del siglo IV: “Álzate, Señor, y el arca que has santificado”
En el siglo IV, con el cristianismo ya despenalizado, pero antes de Éfeso, tanto en Jerusalén como en Constatinopla se pudo celebrar a lo grande la fiesta de “María en Jerusalén”. La liturgia decía en esos días ya: “Álzate, oh Señor, en tu lugar de descanso; tú y el arca, que tú has santificado”, añadiendo: “Contemplad, he aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo”.

Rachel Fulton anima a buscar a María en las liturgias y textos antiguos con este lenguaje clave y poético (el mismo que perduró y se amplió luego en la poesía e himnos bizantinos). Si no, dice, “somos como lo nazis de la película En Busca del Arca Perdida, que cavamos en el sitio equivocado”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 30 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 30



María es más santa que los santos, más pura que los ángeles, más excelsa que los cielos, más gloriosa que los querubines, la más cercana y la más semejante a Dios.

Es como un lirio entre espinas, como un amanecer sin ocaso, como un astro que recibe continuamente la luz del sol, como una fuente perenne, como un huerto siempre florido saturado de fragancias en el que se recrea al padre eterno, por donde se pasea el Espíritu Santo, es el Paraíso de la augusta Trinidad.

Virgen oyente, ayúdanos a estar siempre a la escucha de la Palabra de Dios, como lo estuviste tú.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO!!!




sábado, 29 de julio de 2017

CRISTO, UN AMIGO EXIGENTE


Cristo, un amigo exigente
El camino para llenarse de Cristo no ha cambiado desde que El apareció sobre la tierra.


Por: P. José Luis Richard | Fuente: Catholic.net 




Eran tres hermanos, buenos amigos de Cristo. Se llamaban Marta, María y Lázaro. En su casa de Betania hospedaban a Jesús siempre que iba o regresaba de Jerusalén y con su amable acogida no pocas veces hicieron olvidar, por un momento, la dureza de corazón de aquella ciudad.

Jesús les correspondió como siempre que encuentra tan buena recepción: desbordó sobre ellos toda su amistad, simpatía y buen humor.

Eran, pues, cuatro buenos amigos.

El Evangelio nos presenta unas páginas de la historia de esta amistad. Un poco desconcertante, quizá, para los que todavía no conocemos con profundidad a Cristo y su original amistad.

Sucede que se enferma Lázaro y sus hermanas mandan un mensajero a Jesús para avisarle. Aquí tenemos una primera prueba de la amistad de Cristo: ellas, que lo conocen tan bien, no dudan en hacerle partícipe de su dolor. Y lo hacen, además, con arte y delicadeza típicamente femeninas: "Señor, tu amigo está enfermo". ¡Qué confianza en Cristo! Conociendo el peligro que correría Jesús si fuese a Betania -los sumos sacerdotes habían puesto precio a su cabeza- no le quieren obligar con una petición abierta. Sólo le manifiestan su necesidad y le reiteran su confianza. Haga lo que haga, saben que Él seguirá siendo su amigo.

Jesús despide al mensajero sin ningún recado y da largas al asunto. El evangelista Juan sale al paso de la duda del lector: "Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro". Sí, pero... "se quedó allí otros dos días". ¡¿Cómo?! ¿Y eso es amistad?!! Jesús mismo es el que responde: "Lázaro, nuestro amigo, ha muerto". ¡Nuestro amigo! ¡Ha muerto! Si fuera auténtico su amor por El, ¿no debería haber impedido que muriese?

Y se dirige a Betania. Una tras otra, las dos hermanas le dan noticia envuelta en el mismo reproche: "Señor, si hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi hermano". También nosotros nos acercamos a Cristo muchas veces con nuestra lista de reclamaciones:

Señor, si Tú hubieras estado aquí, no hubiera muerto mi padre tan cruelmente atormentado por ese cáncer.
Señor, si Tú no lo hubieses permitido, mi novio no me hubiera abandonado.
Señor, si Tú hubieras estado aquí, seguramente tendría más éxito en mi carrera, en mi familia, en mis negocios...

"Si hubieras estado aquí..." ¿Por qué permitiste ese suspenso -merecido o no-, esa humillación, esa enfermedad, ese egoísmo, esa debilidad, ese dolor? ¿Y por qué se clava en mi carne y me molesta tanto ese mandamiento tuyo? ¿No eres tú mi amigo? ¿Entonces?

Jesús no nos responde todavía.

Viendo llorar a Marta y a María y a los judíos que estaban a su alrededor, Jesús sollozó y preguntó muy conmovido: ¿Dónde lo habéis puesto? Y volvió a llorar. Los judíos comentaban entre sí: ¡Cómo lo quería! Pero otros: ¿y por qué, entonces, no ha impedido que muera? El que tiene poder para devolver a un ciego la vista, ¿no hubiera sido capaz de impedir la muerte de su amigo?"

¡Claro que sí! Si hubiese querido. Pero su amistad es un tanto especial. No obedece nuestra lógica. Como tampoco siguió nuestra lógica el amor de su Padre, que le fue guiando por caminos poco cómodos hasta la muerte nada honrosa de la cruz, a pesar de ser "su Hijo muy amado, en quien había puesto todas sus complacencias" (Mt 3, 17).

La amistad de Cristo aplica el mismo silogismo que su Padre: a mayor amor, mayor prueba, mayor dolor, mayor sufrimiento. Cuanto más cerca de sí tiene a un alma, le deja tomar, como prueba de amistad y de confianza, mayor parte del madero, la asocia más íntimamente a su obra redentora.

Jesús llora de nuevo ante el sepulcro de Lázaro. No sólo por su amigo, al que va a rescatar de la muerte de un momento a otro, sino también por nosotros. Por cuantos queremos seguirle, sí, pero por otros caminos. Por los que hollamos sus huellas en la arena, pero no entre las piedras y cantos de la vía dolorosa. Por los que convivimos muy contentos con El hasta la fracción del pan y escurrimos el bulto cuando vemos que se proyecta la sombra de la cruz.

Jesús llora. Quizás porque son pocos sus amigos de verdad. Porque quizás son pocos los que han muerto a su egoísmo para que El viva en sus corazones. Y Jesús sólo podrá resucitar a quien antes haya muerto.

"Lázaro, sal fuera". Morir para vivir, perder la vida para recibirla de manos de Cristo. La eterna paradoja del Evangelio... y de la amistad de Cristo.

Y el camino para llenarse de Cristo no ha cambiado desde que El apareció sobre la tierra: a Cristo se le sigue por la abnegación, a Cristo se va por la cruz. No tenemos que inventar cosas raras para llegar a El. Cada uno lleva a su espalda un cúmulo de defectos que lo separan de su doctrina y, en ellos, en la cruz que nos impone el combatirlos, lo alcanzaremos.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 29 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 29



Madre te llaman los pobres, pobres sin pan ni calor, pobres sin libro en las manos, pobres sin una ilusión.

Madre te llama el que sufre penas de llanto y dolor, penas de verse oprimido, penas carentes de amor.

Madre te llama este pueblo, pueblo nacido en la cruz; pueblo que marcha hacia el cielo, Madre del pueblo eres tú.

Virgen piadosa, todo lo bueno lo esperamos de tu bondad.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ SÁBADO!!!




viernes, 28 de julio de 2017

LAS 7 INIGUALABLES CARACTERÍSTICAS DEL PERDÓN DE DIOS

Las 7 inigualables características del perdón de Dios
Si tenemos que ser misericordiosos como el Padre, lo mejor que podemos hacer es ver cómo nos perdona Dios para comprender cómo debemos perdonar 


Por: Andrés D' Angelo | Fuente: Catholic-link.com 



En Las 9 cosas que me hubiera gustado saber antes de casarme», uno de los puntos que generó más preguntas y consultas fue el número 8: «Un buen matrimonio es la unión de dos buenos perdonadores». Muchas personas me contactaron por privado para consultar sobre este punto porque, «les cuesta mucho», «no pueden perdonar» o «están atrapados en un círculo de rencor».
¡Es que el perdón no es fácil! Pedir perdón no es fácil porque somos orgullosos. Y perdonar tampoco es fácil, porque estamos heridos. Así puede pasar que no nos pidamos perdón y esa falta de pedir y dar perdón se acumule en resentimiento. El resentimiento es tomar veneno y esperar que el otro se muera. Y si no es fácil lidiar con el perdón cuando estamos bien, con resentimiento es muchísimo más difícil.
Pero tenemos que perdonar. No hay opción. Jesús nos dice que seamos «misericordiosos como nuestro Padre Celestial es misericordioso. Y también lo decimos constantemente en el Padre Nuestro: «Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Si nosotros no perdonamos, ¡Dios no nos puede perdonar!
Si tenemos que ser misericordiosos como el Padre, lo mejor que podemos hacer es vercómo nos perdona Dios para comprender cómo debemos perdonar nosotros. Para ello vamos a seguir a nuestro querido Papa Francisco, que es un «misericordiólogo» de primer orden.

1. Dios está ansioso de perdonarnos

En la parábola del Padre Misericordioso, como la llama el Papa Francisco, más conocida como la del hijo pródigo, hay un rasgo tiernísimo del Padre que muchas veces pasamos por alto: «Estando él todavía lejos, le vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente». (Lc 15, 20). ¡El Padre lo estaba esperando! ¡Fue corriendo a su encuentro! ¡Y el hijo todavía no le había pedido disculpas! En nuestras relaciones personales, tenemos que estar dispuestos a salir corriendo al encuentro de nuestros hermanos que nos hirieron, sin dudarlo  y sabiendo que así es el perdón de Dios. Tenemos que estar ansiosos esperando la reconciliación. Y cuando nuestro hermano que nos hirió nos pide disculpas, correr a su encuentro y manifestar la alegría del reencuentro.


El papa Francisco dijo en su sermón del domingo 6 de marzo pasado:
«Él es el Padre misericordioso que en Jesús nos ama más allá de toda medida, espera siempre nuestra conversión cada vez que nos equivocamos, espera a nuestro regreso cada vez que nos alejamos de Él».

2. Dios perdona de inmediato

En la parábola el Padre casi ni permite que su hijo le diga todas las palabras de arrepentimiento que tenía preparadas: lo manda levantar y manda a sus criados que lo vistan y le pongan anillos. Jesús, estando en la cruz, mira a aquellos que lo estaban torturando y a punto de matar y dice algo increíblemente desconcertante: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). ¿Se puede perdonar a alguien que nos hiere, sobre todo a aquellas personas que son más cercanas? ¡Por supuesto que sí! Tenemos que tener en cuenta que, como dice Nuestro Señor «no sabían lo que hacían». Tal vez creemos que esa persona nos hiere porque es mala, o porque nos odia. Pero, generalmente, la explicación es mucho más sencilla: no saben. El pecado, para ser pecado debe ser «cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento» (Catecismo de la Iglesia Católica, 1857). Y esas condiciones no siempre están presentes. Muchas veces nos herimos sin saber, sin querer, sin poder evitarlo. Por eso nuestra disposición a perdonar debe ser siempre generosa y abierta. Tanto si nos piden disculpas como si no nos piden disculpas, teniendo en cuenta que la persona que nos ofendió puede no saber que nos ofendió. Debemos evitar la tentación de decir: «yo eso no lo puedo perdonar» o «jamás te perdonaré». Si no perdonamos, le atamos las manos a Dios para que nos pueda perdonar.

3. El perdón de Dios es una fiesta

El padre, inmediatamente después de rehabilitar a su hijo a su plena dignidad ¡Les pide a los sirvientes que organicen una fiesta! ¿Olvidó la ofensa? ¿Se olvidó de todo lo que su hijo le había hecho? No. La respuesta se la da al hijo que protesta del trato que le dio el Padre Misericordioso al hijo descarriado: «este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado». ¿Cómo no alegrarnos si la paz ha vuelto a nuestra vida? ¿Cómo no alegrarnos si podemos dejar atrás nuestras diferencias?
El Papa Francisco, en una catequesis sobre esta parábola, el 13 de Enero de 2016 dijo:
«[El padre, después]… va también a llamar al hijo mayor, que está indignado y no quiere hacer fiesta, el hijo que ha permanecido siempre en la casa, pero viviendo como un siervo más que como un hijo, y también sobre él el padre se inclina, lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluído de la fiesta de la misericordia, la misericordia es una fiesta».
Si Dios se alegra y arma una fiesta cuando le pedimos perdón, ¿por qué a veces nosotros perdonamos y seguimos con mala cara durante un tiempo? ¡Perdonemos con alegría, sabiendo que Dios nos va a perdonar de igual modo!

4. No es Dios quien nos acusa

En el episodio de la mujer adúltera, luego de confundir a los acusadores, hay un hermoso diálogo entre Nuestro Señor y la mujer: «”Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?” Ella respondió: “Nadie, Señor.” Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno”». (Jn 8, 10-11) ¿Por qué cuando estamos enojados acusamos constantemente a quien nos hirió? ¿Por qué buscamos pelea? ¿Estamos tan libres de pecado que creemos que podemos acusar a quien nos hirió?¿Creemos que vamos a conseguir la benevolencia del otro repitiéndole mil veces las cosas que nos hizo? Yo creo que no. Más bien es una táctica espantosa si queremos la paz.
El Papa Francisco dijo en la homilía en la Casa Santa Marta el 3 de junio de 2014:
«¿Quién es el acusador? En la Biblia se llama “acusador” al demonio, Satanás. Jesús juzgará, sí: al final del mundo, pero mientras tanto intercede, defiende. [Quien juzga] es un imitador del príncipe de este mundo que siempre va detrás de las personas para acusarlas ante el Padre».
Si acusamos no nos parecemos a Jesús, ¡nos parecemos al diablo! ¿A quién nos queremos parecer? ¿Al Príncipe de la Paz o al príncipe de este mundo?

5. El perdón de Dios requiere una transformación

Pero eso no significa necesariamente que nunca más lo vamos a volver a hacer. Luego de ese hermoso diálogo con la mujer, Jesús le dice: «en adelante no peques más» (Jn 8,11). Y esa es la parte que a veces más nos cuesta cuando hemos sido nosotros los que ofendimos. A veces caemos en la rutina de pecar «porque la misericordia de Dios es infinita», y no ponemos los medios para producir esa conversión, esa transformación interior que es nuestro deber hacer para agradecer el perdón misericordioso de Dios. Cuando nuestro «Perdóname» a quien ofendimos se vuelve rutinario, o cuando vamos a la confesión sacramental sin propósito de enmienda, el poder del perdón se diluye. Tenemos que agradecer constantemente la misericordia de Dios y de nuestros hermanos y poner todos los medios para esa transformación interior. ¿Y si caemos de nuevo? ¡De nuevo nos levantamos! Pedimos perdón sincero y volvemos a poner todos los medios para no volver a caer. ¿Cuántas veces debemos perdonar a quienes nos hieren? ¡Setenta veces siete!
El Papa Francisco dijo a Andrea Tornielli en el libro «El Nombre de Dios es Misericordia»:
«Hay muchas personas humildes que confiesan sus recaídas. Lo importante, en la vida de cada hombre y de cada mujer, no es no volver a caer jamás por el camino. Lo importante es levantarse siempre, no quedarse en el suelo lamiéndose las heridas. El Señor de la misericordia me perdona siempre, de manera que me ofrece la posibilidad de volver a empezar siempre».

6. Dios perdona completamente

Dios perdona completamente. Jesús le dice al buen ladrón: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23, 43). ¿Cómo perdonamos? El perdón no significa que tenga que olvidar la ofensa recibida.El perdón no tiene que ver con tu memoria. El perdón tampoco tiene nada que ver con los sentimientos. ¡Jesús pidió perdón por sus torturadores desde la Cruz! Tal vez, si la ofensa fue muy grave, nos vamos a acordar de la ofensa que nos hicieron hasta el último momento de nuestras vidas. Perdonar significa «seguir dando». Perdonar significa «donarse otra vez». Cristo le da su perdón a alguien que manifiestamente no lo merece. Tan buen ladrón fue que a último momento «se robó el Cielo». Cuando perdonamos, no podemos seguir con «cara de víctimas», mucho menos con «actitud de víctimas». Si el perdón es real y completo, no volveremos a hablar del tema nunca más, ni con el ofensor, ni con nadie, exceptuando con nuestro confesor. Eso significa perdonar: dejar atrás una ofensa y hacerlo de una vez y para siempre.

7. Es Dios quien perdona

El perdón no puede limitarse a pedirnos perdón mutuamente, aunque es un buen comienzo. Pero luego de perdonarnos mutuamente, en forma inmediata y completa, debemos saber que aquella persona que ofendimos, es ¡hija o hija de Dios! (y uno de sus favoritos) Entonces, lo siguiente que tenemos que hacer es ir y confesarlo a un sacerdote, para que mediante la absolución, la penitencia y el consejo adecuado podamos tener realmente paz en el alma, en nuestro matrimonio, en nuestra familia o en nuestras comunidades. La paz verdadera se cimenta sobre el perdón sobrenatural. Nuestro Señor nos lo dijo al dejarnos la paz «mi paz les dejo, mi paz les doy: no la doy como la da el mundo» (Jn 14,27).
El Papa francisco dijo en sermón de Santa Marta del 15 de junio de 2013:
«Pero ¿qué es la reconciliación? Tomar a uno de esta parte, tomar a otro y hacer que estén unidos: no, esta es una parte pero no es… La verdadera reconciliación es que Dios, en Cristo, ha tomado nuestros pecados y Él se ha hecho pecado por nosotros. Y cuando vamos a confesarnos, por ejemplo, no es que decimos el pecado y Dios nos perdona. No, ¡no es esto! Nosotros encontramos a Jesucristo y le decimos: ‘Esto es tuyo y yo te hago pecado otra vez. Y a Él le gusta eso, porque ha sido su misión: hacerse pecado por nosotros, para liberarnos».
Y para cerrar, otra cita del Querido Papa Francisco, esta vez a los niños el 11 de mayo de 2015:
«Sí: peleamos, pero no se debe terminar la jornada sin hacer la paz. Tengan siempre en mente esto. A veces yo tengo razón, el otro está equivocado, ¿cómo voy a pedir perdón? No pido perdón sino que hago un gesto y la amistad sigue. Esto es posible: no dejar que haber peleado dure hasta el día siguiente. ¡Esto es malo! No terminar el día sin hacer la paz».

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 28 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 28




Mira qué hermosa oración, para cuando Dios llame a su cielo a un ser querido:

“Que la clemente Virgen y Madre de Dios, María consoladora de los afligidos, recomiendo a su Hijo el alma de su siervo N.N., para que con esta intervención maternal no tema el dolor de la muerte, sino que consiga entrar en su compañía en la deseada morada de la Patria celestial”

Virgen entre todas la más bella, que yo pueda comparecer en la presencia de Dios, cuando me llame, limpio de todo mal y con un corazón lleno de gestos de amor.


* P. Alfonso Milagro

NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ, PATRONA DEL SALVADOR, 28 DE JULIO


Nuestra Señora de La Paz – Patrona de El Salvador




Patrona de la Republica de El Salvador

Señora de la PazAmerica fue poblada, en épocas tempranas, de manifestaciones de Maria que pronto dieron un tono Mariano al continente todo. Fue primero El Salvador, con semejante nombre, no podía dejar de ser tierra de milagros. Y fue la Madre de El Salvador la que hizo lo necesario para que las generaciones se mantengan abrazadas al Manto que las protege. Una extraordinaria historia dio origen a la devoción a Nuestra Señora de la Paz, devoción que ha seguido alimentándose por medio de la fe popular que a fuerza de milagros ha visto la Mano de Dios expresarse a través de la Patrona del pueblo.
Una amiga salvadoreña, Eli,nos ha enseñado estas maravillas, que hoy compartimos con nuestros lectores. Los invitamos a gozar con la historia que rodea a la devoción a Nuestra Señora de la Paz, Patrona de El Salvador.

Señor, que haz sabido encontrarnos en epocas tan tempranas
no nos abandones aunque el paso de los años resquebraje nuestra fe.

Historia del hallazgo

En el año de 1682, unos mercaderes se encontraban en las riberas del Mar del Sur, vieron en la playa una caja de madera que había sido posiblemente arrojada por la fuerza de las aguas. Los mercaderes trataron de abrir la caja para ver su contenido, pero estaba sellada y les fue imposible abrirla, por lo que optaron por dejarla abandonada en el mismo lugar.

Pocos días después, otros mercaderes vieron la caja y estimaron que algo interesante podía contener. Solicitaron entonces de un vecino inmediato para que les prestase una burrita, que estaba asida a un árbol, para conducir la caja a la Ciudad de San Miguel.

Los caminos de aquel lugar eran intransitables y peligrosos a causa de los piratas ingleses. El medio obtenido para el transporte de dicha caja resultaba incomodo, por lo que el recorrido tardo varios días. El 21 de Noviembre del citado año llegaron al final de la jornada.
Los conductores de la pesada carga, habían dispuesto dar cuenta a las autoridades, pero se dio el caso de que la burrita, con la preciosa carga, se echó en tierra en plena plaza pública, frente a la antigua Iglesia Parroquial, donde se encuentra la Catedral Migueleña.

Se procedió entonces a abrir la caja. Después de retirar algunas envolturas, con gran sorpresa, se dejo ver el rostro resplandeciente de una bella imagen con un niño.

La noticia cundió inmediatamente; así las revueltas fratricidas en que se encontraba la población, terminaron pronto, deponiendo las armas, a la vez que volvía la calma a los vecinos que desesperados, llevaban tiempo en angustiosas situaciones de desorden.
Para perpetuar aquel acontecimiento de gran trascendencia, colocaron la imagen en el atrio de la Parroquia y a los pies de María se juró solemnemente no guardar rencores y borrar el odio de los corazones para que la Paz germinara en Fraternidad y Reconciliación. Por esto dieron a la imagen el hermoso titulo de Nuestra Señora de La Paz.
El origen de la imagen permanece en el misterio, pues nunca se pudo conocer qué destino tenía aquella caja, ni como llegó a las playas del Salvador.

Protección Milagrosa

San Miguel - El SalvadorLa fe y confianza depositadas en la Virgen de la Paz, vive desde que llegó a nuestras playas, en el alma del pueblo salvadoreño y especialmente en el migueleño.

– El 21 de septiembre de 1787, 105 años después del hallazgo, el volcàn Chaparrastique, de la Ciudad de San Miguel hizo erupción.
La lava ardiente casi llegaba a la ciudad amenazando su destrucción. Angustiados los vecinos, se congregaron en la plaza principal, junto a las autoridades locales, sacerdotes y religiosos franciscanos y mercedarios, quienes infundían confianza al afligido pueblo, exhortándolo a pedir a Dios misericordia con arrepentimiento de los pecados y a invocar la protección maternal de la virgen de la Paz.

Decidieron sacar la imagen de Nuestra Señora de la Paz a la puerta principal de la antigua Iglesia parroquial. La colocaron frente a las fuerzas volcánicas, al aparecer la sagrada imagen, el pueblo gritó Sálvanos Reina de la Paz, inmediatamente la lava tomó otro rumbo, buscando al sur de la Ciudad, justo en un Pueblo que hoy se llama Milagro de la Paz. Cubrió grandes extensiones de tierras fértiles, a la vez que gran parte de la Laguna El Jocotal.

Después de efectuarse el portentoso milagro, en el cielo se dejó ver con toda claridad una bellísima palma formada por blancas nubes, cuyo pie fue a posarse en el inmenso cráter del turbulento volcán.
Con gran admiración quedaron, quienes vieron aquella magnífica señal, que el pueblo optó por colocar en la diestra de la Sagrada Imagen, una palma de oro en conmemoración de aquel gran acontecimiento, que la tradición se ha encargado de hacer prevalecer como algo notable, asombroso y único en estas latitudes.

La Corporación Municipal, con distinguidos vecinos de la Ciudad, religiosos franciscanos y mercedarios, en nombre del pueblo agradecido, formularon y juraron estos votos a su Patrona: Celebrar a perpetuidad, todos los años, la conmemoración del portentoso milagro.

La víspera del 21 de septiembre, ayuno de todo el pueblo, hasta los niños de pecho, en señal de penitencia y mortificación voluntarias.

Sucedió otro hallazgo el jueves 25 de junio de 1903, entre cinco y seis de la tarde, un estruendo conmovió a la Ciudad de San Miguel. Un rayo fulminó sobre la cúpula de la Iglesia de San Francisco, templo santuario de nuestra Patrona e iglesia parroquial.

La chispa produjo incendio, que comenzó en el camarín de la Virgen, quemando las vestiduras de la imagen, ennegreciendo y ampollando el retoque, sin dañar las perfecciones escultóricas.

La lluvia arreciaba y el huracán amenazaba a la Ciudad, derribando árboles y los tejados de las casas eran arrancados por la violencia de la tempestad.
Pronto se supo la noticia de la desgracia, que en el momento se lleno el templo de fieles. La consternación era general.

Se llamó al escultor guatemalteco, Don Cipriano Dardón para restaurar la Imagen. Con ese fin se la llevó en procesión de desagravio de la Iglesia parroquial a la de Santo Domingo, llevando la Imagen y el Niño, con el rostro cubierto, en medio de una manifestación impresionante. El trabajo lo hizo el escultor en la sacristía de este último templo.

La Catedral Basílica

Catedral de Nstra Sra de la Paz - El SalvadorEl nuevo Templo Catedral Basílica, dedicado a Nuestra Señora de la Paz, fue terminado en 1953, en cuyo altar de mármol de Carrara, de gran belleza escultórica, luce toda su Realeza de Madre de Cristo. Rodeada de numerosos vitrales con bellos paisajes bíblicos.

En la parte exterior lucen en mármol estatuas del Capitán Don Luis Moscoso, fundador de la Ciudad y la del Capitán General Gerardo Barrios, iniciador de los trabajos de la Catedral.

Con ocasión del Congreso Eucarístico Nacional, en 1942, su Santidad San Pío XII dirigiéndose al Pueblo Salvadoreño, exclamó: Que Nuestra Señora de la Paz os coloque a todos bajo el amparo del simbólico ramo que en su Iglesia de San Miguel alza en su mano derecha y cuyo nombre amaríamos ver proyectado sobre el mundo entero.

El 10 de Octubre de 1966, el Papa Pablo VI, a través de la Sagrada Consagración de Ritos, constituyó y declaró de manera perpetua, a Nuestra Señora de la Paz, Patrona Principal de la República de El Salvador, con todos los honores y privilegios litúrgicos correspondientes.

FELIZ VIERNES!!!


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