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lunes, 25 de diciembre de 2017
domingo, 24 de diciembre de 2017
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 24 DICIEMBRE
Los cinco minutos de María
Diciembre 24
En familia humana el elemento cohesivo, que une estrechamente a todos los integrantes del hogar es, a no dudarlo, la madre, con su ternura, su intuición, su entrega sin reservas.
En la familia de Dios es también ella, la dulce Madre buena, la Virgen María, la que unirá a los hijos de Dios, la que impedirá la dispersión, la que construirá la verdadera comunidad de la Iglesia.
En ella y por ella desaparecen los “yoes” y los “túes” y aflora el “nosotros”; todos juntos, hijos de un mismo Padre Dios y de una misma Madre, la Virgen María.
“María, convertida en mansión estable del Espíritu de Dios” (MC 26), ayúdanos a pronunciar el “nosotros” en toda circunstancia.
* P. Alfonso Milagro
ORACIÓN PARA BENDECIR LA MESA EN NAVIDAD
Oración para bendecir la mesa en Navidad
(ACI).- Las fiestas de Navidad suelen ser ocasión para reunir en casa a familiares y amigos. Compartimos una sencilla oración publicada por la Diócesis de Málaga en España para bendecir la mesa.
Bendice, Señor, nuestra mesa en esta noche de Luz.
Quienes vamos a cenar celebrándote sabemos que la fiesta eres Tú que nos invitas a nacer siempre de nuevo.
Gracias por el pan y el trabajo, por la generosidad y la esperanza.
Llena nuestra mesa de fuerza y ternura para ser personas justas, llena de paz nuestras vidas y que la amistad y la gratitud alimenten cada día del año.
Tú eres bendición para nosotros, por eso, en esta noche fraterna, bendice la tierra toda, bendice nuestro país.
Bendice esta familia y esta mesa.
Bendícenos a cada uno de los que estamos aquí.
Amén.
ORACIÓN FAMILIAR PARA PONER AL NIÑO JESÚS EN EL PESEBRE
Oración familiar para poner al Niño en el pesebre
(ACI).- Antes de la medianoche del 24 de diciembre, cuando estés reunido o reunida con tu familia para colocar la imagen del Niño Dios en el pesebre, te invitamos a recitar esta breve oración para pedirle a Jesús que también nazca en tu corazón y en el de tus seres queridos.
Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:
En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por nuestros amigos, vecinos y por las personas que trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy, al contemplar el pesebre, recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.
Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tú nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.
(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre, o si ya está allí, se coloca un pequeño cirio o una velita delante de Él).
Lector 3:
Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén.
Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria.
Para finalizar se puede entonar algún villancico y todos se dan un abrazo de paz.
viernes, 22 de diciembre de 2017
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 22 DICIEMBRE
Los cinco minutos de María
Diciembre 22
De la boca de la Virgen salió aquel fiat que se fraguó en su Inmaculado Corazón. Aquel fiat significó una entrega personal sin retaceos, para que en ella se cumplieran las palabras de Dios.
El sí de María nunca fue retirado. Más bien reafirmado, renovado y reactualizado, hasta repetirlo con nuevo espíritu al pie de la cruz.
María, toda consagrada a Dios, nos ponemos en tus manos para que nos ofrezcas y consagres al Padre.
* P. Alfonso Milagro
EL MAGNIFICAT
El Magnificat
La Virgen expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho en su humilde esclava
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer
Lucas 1, 46-56
En aquel tiempo, María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre. María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos presenta el gran cántico de la Sma. Virgen en su visita a la casa de Santa Isabel: el Magnificat. Expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho en su humilde esclava.
En el canto, en realidad, María dice pocas cosas nuevas. Casi todas sus frases encuentran numerosos paralelos en los salmos y en otros libros del Antiguo Testamento. Pero - como escribe un teólogo - si las palabras provienen en gran parte del antiguo testamento, la música pertenece ya a la nueva alianza. En las palabras de María estamos leyendo ya un anticipo de las bienaventuranzas y una visión de la salvación que rompe todos los moldes establecidos. En el canto, María dice cosas que deberían hacernos temblar.
El canto es como un espejo del alma de María. Es, sin duda, el mejor retrato de María que tenemos. Su canto es, a la vez, bello y sencillo. Sin alardes literarios, sin grandes imágenes poéticas, sin que en él se diga nada extraordinario. Y sin embargo, ¡qué impresionantes resultan sus palabras!
Es, ante todo, un estallido de alegría. Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en el entusiasmo. Dios viene a llenar, no a vaciar. Pero ese gozo no es humano. Viene de Dios y en Dios termina. La alegría de María no es de este mundo. No se alegra de su maternidad humana, sino de ser la madre del Mesías, su Salvador (M. Thurian). No de tener un hijo, sino de que ese hijo sea Dios.
Por eso se sabe llena María, por eso se atreve a profetizar que todos los siglos la llamarán bienaventurada, porque ha sido mirada por Dios. Nunca entenderemos los occidentales lo que es para un oriental “ser mirado por Dios”. Para éste - aún hoy - la santidad la transmiten los santos por medio de su mirada. La mirada de un hombre de Dios es una bendición. ¡Cuánto más si el que mira es Dios!
La cuarta estrofa del himno de María resume su visión de la historia. Y se reduce a una sola idea: el reino de Dios, que su hijo trae, no tiene nada que ver con el reino de este mundo. Y ésta es la parte subversiva del himno que no podemos disimular: para María el signo visible de la venida del Reino de Dios es la humillación de los soberbios, la derrota de los potentados, la exaltación de los humildes y los pobres, el vaciamiento de los ricos.
Estas palabras no deben ser atenuadas: María anuncia lo que su Hijo predicará en las bienaventuranzas: que Él viene a traer un plan de Dios que deberá modificar las estructuras de este mundo de privilegio de los más fuertes y poderosos.
Los pobres y humildes de los que habla María son los que sólo cuentan con Dios en su corazón: los humildes, los que temen a Dios, los que se refugian en él, los que le buscan, los corazones quebrantados y las almas oprimidas. María no habla tanto de clases sociales, sino más bien de clases de almas. ¿Y quién podrá decir de sí mismo que es uno de esos pobres de Dios?
María no habla solamente de la pobreza material o de la pobreza espiritual. Habla de la suma de las dos. Y al mismo tiempo ofrece un programa de reforma de las injusticias de este mundo y de elevación de los ojos al cielo. Son dos partes esenciales de su Magnificat y del evangelio, dos partes inseparables.
María, en el Magnificat, no separa lo que Dios ha unido por medio de su Hijo: los problemas temporales de los celestiales. Su canto es, verdaderamente, un himno revolucionario, pero de una revolución integral. Por eso María puede predicar esa revolución con alegría.
Queridos hermanos, pienso que es necesario que también todos nosotros cantemos con ella, y como ella, atreviéndonos a decir toda la verdad de esa revolución que María anuncia. Esa revolución que hubiera hecho temblar a Herodes y Pilato, si la hubieran oído. Y que debería hacernos sangrar hoy a cuantos, de un modo o de otro, multiplicamos el mensaje de María.
¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt
jueves, 21 de diciembre de 2017
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 21 DICIEMBRE
Los cinco minutos de María
Diciembre 21
“Hágase tu voluntad” fue la respuesta que la Virgen dio al Señor, sometiéndose a la infinita y perfectísima voluntad de Dios.
A partir de entonces su vida se regirá por el querer divino, incluso cuando ese querer suponga sacrificios.
Al rezar el Padrenuestro le pedimos a Dios que se cumpla su voluntad y, con ello, nos ponemos incondicionalmente en las manos del Padre celestial. Jamás podremos arrepentirnos de haberlo hecho, porque en ningún lugar nos vamos a sentir mejor que en los brazos del Padre.
Nuestra Señora del sí, por tu mediación nos ponemos en las manos de Dios Padre para hacer su voluntad.
* P. Alfonso Milagro
PAPA FRANCISCO: NO QUIERO TRABAJO EN NEGRO EN EL VATICANO
Papa Francisco: “No quiero trabajo en negro en el Vaticano”
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 21 Dic. 17 / 09:18 am (ACI).- El Papa Francisco pidió trabajo digno para los empleados del Vaticano y reclamó el fin del “trabajo en negro”, es decir, no regulado, en la Santa Sede.
El Santo Padre realizó este pedido durante la audiencia que mantuvo con los trabajadores del Vaticano para felicitarles la Navidad.
Francisco agradeció a los empleados vaticanos por su trabajo y les recordó que su labor “es la que hace funcionar este ‘tren’, el Vaticano, la Santa Sede, que parece tan pesado, tan grande, con tantos problemas, con tantas cosas. Cada uno de vosotros da lo mejor de sí para hacer este trabajo”.
Insistió en que “sin el trabajo que hacéis esto no andaría bien. Y esto significa que el trabajo de la Iglesia, el trabajo por la predicación del Evangelio, para ayudar a tanta gente, a los enfermos, para que funcionen las escuelas, no se podría hacer sin vosotros. Sois parte de esta cadena que lleva adelante la Iglesia”.
El discurso del Pontífice se centró en la palabra “trabajo”. El Papa rememoró las palabras de una señora que pedía ayuda para los trabajadores precarios. En este sentido, reveló ante los presentes que, recientemente, “tuve una reunión con el Cardenal Marx, que es el Presidente del Consejo de Economía, y con Mons. Ferme, que es el Secretario, y les he dicho: ‘No quiero trabajo en negro en el Vaticano’”.
“Así como he dicho que no se debe dejar a nadie sin trabajo, también digo que debemos trabajar para que no haya en el Vaticano ni trabajadores precarios, ni trabajos precarios”.
El Papa reconoció que se trata de “un problema de conciencia para mí porque no podemos predicar la doctrina social de la Iglesia y luego hacer estas cosas que no están bien. Se entiende que durante un tiempo hay que probar a una persona, sí. Se la prueba durante un año, quizás dos, pero hay que detenerse ahí. En negro, nada. Esta es mi intención. Vosotros ayudadme. Ayudad a resolver este problema de la Santa Sede”.
Destacó también que “el trabajo es vuestro camino de santidad, de felicidad, de ir adelante. Hoy, la maldición más fea que hay es no tener trabajo. Y tanta gente que conocéis no tienen trabajo. Porque el trabajo te da la dignidad, y la seguridad del trabajo te da la dignidad”.
No obstante, reconoció que se trata de un problema que no sólo afecta al Vaticano, a Italia o a Europa: “Es un problema mundial. Es un problema que depende de muchos factores en el mundo. Conservar el trabajo es tener la dignidad. Llevar el pan a casa, y lo llevo yo porque lo gano yo. No porque voy a Cáritas a recogerlo, no. ¡Porque lo gano yo! Esto es dignidad”.
La segunda palabra sobre la que reflexionó es “familia”. “Yo querría decir con sinceridad, cuando me entero de que una familia vuestra está en crisis, de que hay niños que se entristecen porque los padres están peleados, yo sufro. Dejaros ayudar”.
“Por favor, salvad vuestras familias. Sé que no es fácil. Que hay problemas de personalidad, problemas psicológicos. Muchos problemas en un matrimonio, pero tratad de buscar ayuda a tiempo. Custodiad la familia. Sé que entre vosotros hay algunos separados, lo sé y sufro con vosotros. Pero dejaros ayudar. Si la cosa ya está hecha, que al menos no sufran los niños, porque cuando los padres discuten, los niños sufren”.
“Un consejo que os doy: nunca discutáis delante de los niños. Nunca”.
miércoles, 20 de diciembre de 2017
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 20 DICIEMBRE
Los cinco minutos de María
Diciembre 20
El alma y el cuerpo de la purísima Virgen María fueron como dos instrumentos que producían una misma melodía, que alababa y cantaba las grandezas del Señor. Jamás en su cuerpo o en su alma hubo la menor disonancia que distorsionase la melodía de su canto.
En nosotros, quizá en alguna ocasión nuestro cuerpo se rebele o nuestro espíritu nos haga sentir sus instintos soberbios; sobre ese fondo desagradable y sucio, tratemos de que se destaque el amor de nuestro corazón que nos eleve a Dios.
María, que sea mi vida como una flauta en la que Dios pueda tocar y hacer oír sus melodías.
* P. Alfonso Milagro
martes, 19 de diciembre de 2017
ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA ESPERA
Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia.
Virgen del Adviento,
esperanza nuestra, de Jesús la aurora,
del cielo la puerta.
Madre de los hombres, de la mar estrella,
llévanos a Cristo, danos sus promesas.
Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,
del Señor la esclava, del mundo la Reina.
Alza nuestros ojos, hacia tu belleza. ¡Amén!
LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 19 DICIEMBRE
Los cinco minutos de María
Diciembre 19
Allá, en el retiro de su casa, la Virgen María se concentraba en la oración; concluidos sus quehaceres domésticos oraría a Yahvé, recordaría las promesas de salvación a su pueblo, rezaría salmos e himnos de alabanza y su alma se alegraría en la contemplación del Dios que salva.
Nuestra oración ha de ser frecuente, no será preciso para ello salir de casa; la Biblia no debe caerse de nuestras manos; y la Palabra de Dios debe ocupar nuestros pensamientos y nuestros afectos.
María, que sea yo reflejo dela verdad, con sencillez, con sinceridad, con serenidad.
* P. Alfonso Milagro
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