sábado, 4 de abril de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DEL DOMINGO DE RAMOS,5 DE ABRIL DE 2020 - CICLO A


Lecturas del Domingo de Pasión - Ciclo A
Domingo, 5 de abril de 2020




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (50,4-7):

Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 21,8-9.17-18a.19-20.23-24

R/. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Al verme, se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre, si tanto lo quiere.» R/.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos. R/.

Se reparten mi ropa,
echan a suertes mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.

Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

Evangelio
Evangelio segúnto según San Mateo (26,14–27,66), 
del domingo, 5 de abril de 2020



Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14–27,66):

C. En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
S. «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»
C. Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
C. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
S. -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»
C. Él contestó:
+ «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»
C. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.
C. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
+ «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»
C. Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
S. «¿Soy yo acaso, Señor?»
C. Él respondió:
+ «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»
C. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar:
S. «¿Soy yo acaso, Maestro?»
C. Él respondió:
+ «Tú lo has dicho.»
C. Durante la cena, Jesús cogió pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
+ «Tomad, comed: esto es mi cuerpo.»
C.. Y, cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo:
+ «Bebed todos; porque ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos para el perdón de los pecados. Y os digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta el día que beba con vosotros el vino nuevo en el reino de mi Padre.»
C. Cantaron el salmo y salieron para el monte de los Olivos.
C. Entonces Jesús les dijo:
+ «Esta noche vais a caer todos por mi causa, porque está escrito: "Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño." Pero cuando resucite, iré antes que vosotros a Galilea.»
C. Pedro replicó:
S. «Aunque todos caigan por tu causa, yo jamás caeré.»
C. Jesús le dijo:
+ «Te aseguro que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.»
C . Pedro le replicó:
S. «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré. »
C. Y lo mismo decían los demás discípulos.
C. Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado Getsemaní, y les dijo:
+ «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
C. Y, llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a entristecerse y a angustiarse. Entonces dijo:
+ «Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»
C. Y, adelantándose un poco, cayó rostro en tierra y oraba diciendo:
+ «Padre mío, si es posible, que pase y se aleje de mí ese cáliz. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.»
C. Y se acercó a los discípulos y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:
+ «¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu es decidido, pero la carne es débil.»
C. De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
+ «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad.»
C. Y, viniendo otra vez, los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados. Dejándolos de nuevo, por tercera vez oraba, repitiendo las mismas palabras. Luego se acercó a sus discípulos y les dijo:
+ «Ya podéis dormir y descansar. Mirad, está cerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el que me entrega.»
C. Todavía estaba hablando, cuando apareció Judas, uno de los Doce, acompañado de un tropel de gente, con espadas y palos, mandado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta contraseña:
S. «Al que yo bese, ése es; detenedlo.»
C. Después se acercó a Jesús y le dijo:
S. «¡Salve, Maestro!»
C. Y lo besó. Pero Jesús le contestó:
+ «Amigo, ¿a qué vienes?»
C. Entonces se acercaron a Jesús y le echaron mano para detenerlo. Uno de los que estaban con él agarró la espada, la desenvainó y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús le dijo:
+ «Envaina la espada; quien usa espada, a espada morirá. ¿Piensas tú que no puedo acudir a mi Padre? Él me mandaría en seguida más de doce legiones de ángeles. Pero entonces no se cumpliría la Escritura, que dice que esto tiene que pasar.»
C. Entonces dijo Jesús a la gente:
+ «¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como a un bandido? A diario me sentaba en el templo a enseñar y, sin embargo, no me detuvisteis.»
C. Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. En aquel momento todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que detuvieron a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los escribas y los ancianos. Pedro lo seguía de lejos, hasta el palacio del sumo sacerdote, y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver en qué paraba aquello. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte y no lo encontraban, a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente, comparecieron dos, que dijeron:
S. «Éste ha dicho: "Puedo destruir el templo de Dios y reconstruirlo en tres días."»
C. El sumo sacerdote se puso en pie y le dijo:
S. «¿No tienes nada que responder? ¿Qué son estos cargos que levantan contra ti?»
C. Pero Jesús callaba. Y el sumo sacerdote le dijo:
S. «Te conjuro por Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.»
C. Jesús le respondió:
+ «Tú lo has dicho. Más aún, yo os digo: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre está sentado a la derecha del Todopoderoso y que viene sobre las nubes del cielo.»
C. Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo:
S. «Ha blasfemado. ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia. ¿Qué decidís?»
C. Y ellos contestaron:
S. «Es reo de muerte.»
C. Entonces le escupieron a la cara y lo abofetearon; otros lo golpearon, diciendo:
S. «Haz de profeta, Mesías; ¿quién te ha pegado?»
C. Pedro estaba sentado fuera en el patio, y se le acercó una criada y le dijo:
S. «También tú andabas con Jesús el Galileo.»
C. Él lo negó delante de todos, diciendo:
S. «No sé qué quieres decir.»
C. Y, al salir al portal, lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
S. «Éste andaba con Jesús el Nazareno.»
C. Otra vez negó él con juramento:
S. «No conozco a ese hombre.»
C. Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
S. «Seguro; tú también eres de ellos, te delata tu acento.»
C. Entonces él se puso a echar maldiciones y a jurar, diciendo:
S. «No conozco a ese hombre.»
C. Y en seguida cantó un gallo. Pedro se acordó de aquellas palabras de Jesús: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente. Al hacerse de día, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron para preparar la condena a muerte de Jesús. Y, atándolo, lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces Judas, el traidor, al ver que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos, diciendo:
S. «He pecado, he entregado a la muerte a un inocente.»
C. Pero ellos dijeron:
S. «¿A nosotros qué? ¡Allá tú!»
C. Él, arrojando las monedas en el templo, se marchó; y fue y se ahorcó. Los sumos sacerdotes, recogiendo las monedas, dijeron:
S. «No es lícito echarlas en el arca de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
C. Y, después de discutirlo, compraron con ellas el Campo del Alfarero para cementerio de forasteros. Por eso aquel campo se llama todavía «Campo de Sangre». Así se cumplió lo escrito por Jeremías, el profeta: «Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado, según la tasa de los hijos de Israel, y pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había ordenado el Señor.» Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús respondió:
+ «Tú lo dices.»
C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos, no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. «¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?»
C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso, llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías?»
C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir:
S. «No te metas con ese justo, porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.»
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó:
S. «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Barrabás.»
C. Pilato les preguntó:
S. «¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?»
C. Contestaron todos:
S. «Que lo crucifiquen.»
C. Pilato insistió:
S. «Pues, ¿qué mal ha hecho?»
C. Pero ellos gritaban más fuerte:
S. «¡Que lo crucifiquen!»
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo:
S. «Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!»
C. Y el pueblo entero contestó:
S. «¡Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía; lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!»
C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa, echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:
S. «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz.»
C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo:
S. «A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz, y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?»
C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:
+ «Elí, Elí, lamá sabaktaní.»
C. (Es decir:
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»)
C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron:
S. «A Elías llama éste.»
C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio a beber. Los demás decían:
S. «Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.»
C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.
Todos se arrodillan, y se hace una pausa
C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. «Realmente éste era Hijo de Dios.»
C. Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderlo; entre ellas, María Magdalena y María, la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos. Al anochecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Éste acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí, sentadas enfrente del sepulcro. A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, acudieron en grupo los sumos sacerdotes y los fariseos a Pilato y le dijeron:
S. «Señor, nos hemos acordado que aquel impostor, estando en vida, anunció: "A los tres días resucitaré." Por eso, da orden de que vigilen el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo: "Ha resucitado de entre los muertos." La última impostura sería peor que la primera.»
C. Pilato contestó:
S. «Ahí tenéis la guardia. Id vosotros y asegurad la vigilancia como sabéis.»
C. Ellos fueron, sellaron la piedra y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del domingo, 5 de abril de 2020
Fernando Torres cmf


La Pasión, palabra de aliento

      Hoy escuchamos el relato de la pasión según san Mateo. Es un relato apasionante que va del anuncio al cumplimiento. Hay un punto central en el relato. Justo en el momento en que va a ser arrestado, Jesús proclama: “Ha llegado la hora” (Mt 26,45). A partir de ese momento lo que en la primera parte del relato ha sido un anuncio se va cumpliendo poco a poco. 

      La primera parte es el relato de la Última Cena, momento en el que Jesús al bendecir el pan y el vino los refiere a sí mismo y a su propia entrega. Ellos son y serán para siempre el signo de la Nueva Alianza entre Dios y los hombres. Una nueva época está a punto de empezar, pero pasará necesariamente por la muerte de Jesús. En ese contexto, entendemos el anuncio de la traición de Judás y de las negaciones de Pedro. En ese contexto, en la soledad del Monte de los Olivos, compartimos el temor ante la muerte que experimenta Jesús. 

      En la segunda parte todo se cumple como si fuera un guión que los actores van actuando con fidelidad a la letra escrita del guión. La traición de Judas se consuma con un beso. El valor inútil de Pedro, jugando a defender al Maestro con una espada, se confirma en sus tres negaciones. ¿Quién fue el mayor traidor? El canto del gallo será un recordatorio para Pedro de su propia debilidad. El juicio marca el definitivo enfrentamiento de Jesús con las autoridades religiosas de Israel. Ésa es la auténtica causa de su muerte. El que ha pasado su vida pública hablando de Dios Padre y haciendo el bien es condenado como blasfemo. De algún modo, la condena de Jesús es una apuesta frente a Dios. Jesús muere en nombre de Dios. Y los que le condenan lo hacen también en nombre de Dios. 

      El relato culmina con la muerte de Jesús. Para llegar ahí, Jesús ha sido juzgado injustamente y ha sido torturado por los servidores del poder, que se aprovechan de su situación para abusar de los indefensos. Siempre el poder ha tenido lacayos a su servicio que le hacen el trabajo sucio. Nunca son los mismos los que condenan y los que torturan o clavan en la cruz o fusilan. A pesar de todo, Jesús muere creyendo en la esperanza. Las últimas palabras que el evangelista pone en su boca son el principio de un salmo (Sal 22). Es un salmo en que el autor experimenta el dolor, el sufrimiento y el abandono de Dios en ese sufrimiento, pero al final proclama su esperanza en la fuerza y la gracia de Dios que salva y da vida a los que creen en Él. Sin duda, el evangelista quiso expresar de esa manera cuáles eran los sentimientos de Jesús en los últimos momentos de su vida terrena. 

      La celebración de la Semana Santa ha sido y es para los abatidos por la vida, por la cruz que siempre está presente en ella, “una palabra de aliento”. Dios está con nosotros y en nuestro mundo hay un lugar para la esperanza. Aunque hayamos celebrado muchas Semanas Santas, nos sigue haciendo falta hacer memoria de Jesús de Nazaret para no desesperar frente a un mundo donde la muerte, en todas sus formas, sigue estando presente. Por más que nos cueste verlo, el Dios de la Vida triunfa sobre la muerte. Esa es nuestra fe.

IMÁGENES CON ORACIONES PARA COLOCAR LAS PALMAS DE DOMINGO DE RAMOS EN EL HOGAR






¿CONOCES LOS 7 DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA?



ARZOBISPO INVITA A REZAR ESTA ORACIÓN EN FAMILIA EN DOMINGO DE RAMOS


Coronavirus: Arzobispo invita a rezar esta oración en familia el Domingo de Ramos
Redacción ACI Prensa






El Arzobispo de Piura (Perú), Mons. José Antonio Eguren, ofreció una especial oración familiar para el momento en que se coloquen las ramas en las puertas o ventanas de las casas el Domingo de Ramos, ante la imposibilidad en muchos lugares de asistir a Misa por la cuarentena del coronavirus COVID19.

El Prelado alentó a colocar una rama verde antes de seguir por televisión o Internet la Misa del día. La rama, dijo, “significará que proclamamos y aclamamos a Cristo como nuestro Rey y Salvador. Es además símbolo anticipado de su triunfo pascual, es decir, de su victoria sobre el pecado, la muerte y el mal, porque el Amor siempre vence”.

“Esa rama verde colocada en nuestras casas, por humildes que estas sean, es proclamación pública de que allí vive una familia o alguien que es discípulo-misionero de Jesucristo, y miembro de Su Iglesia, que está dispuesto a dar testimonio del Señor con su palabra y con su vida, amando a los hermanos sin preferencia ni distinción alguna, a semejanza de Jesús, que nos amó hasta el extremo”, afirmó.


A continuación la oración familiar propuesta por el Prelado peruano:

Antes de colocar la rama verde en la puerta o ventana de nuestra casa y disponernos a seguir por las redes sociales o por la radio la Santa Misa de este día, el padre o la madre, reunida con su familia en la puerta de su hogar dice la siguiente oración:

Oremos:

Acrecienta, Señor, la fe de los que en ti esperamos, y escucha las oraciones de los que a ti acudimos, para que quienes hoy ponemos esta rama verde en la puerta (o ventana) de nuestra casa en honor de Cristo victorioso, permanezcamos en Él, dando fruto abundante de buenas obras y nos veamos protegidos de todo peligro.

Por Jesucristo nuestro Señor.

Uno de los miembros de la familia coloca la rama verde en la puerta de la casa o en la ventana

Queridos hermanos: no nos olvidemos que la rama verde es también símbolo de paz. Por tanto colocarla en nuestras casas de una manera visible es una manera de suplicar al Señor que proteja a nuestras familias de todo mal, de toda enfermedad, y que Cristo resucitado nos salve finalmente de esta pandemia que aflige hoy a la humanidad y a nosotros.

4 DATOS SOBRE EL DOMINGO DE RAMOS 2020 EN EL CONTEXTO DEL CORONAVIRUS


4 datos sobre el Domingo de Ramos 2020 en el contexto del coronavirus
Redacción ACI Prensa





El próximo 5 de abril la Iglesia celebrará Domingo de Ramos y dará inicio a la Semana Santa, uno de los tiempos litúrgicos más importantes en la vida cristiana pero que este año tiene una serie de modificaciones debido a la pandemia mundial del coronavirus COVID-19.

La Santa Sede, así como las iglesias particulares, han emitido varias disposiciones para la celebración de esta y otras fechas de Semana Santa.

Aquí algunos datos a tomar en cuenta.

1. La mayoría debe celebrar Domingo de Ramos desde casa

Para el Domingo Ramos del 2020 la mayoría de fieles solo podrán participar de la Misa y ritos desde sus casas, en familia, y a través de los medios de comunicación. Se debe prestar atención a los horarios de las transmisiones en vivo parroquiales, diocesanas, de canales de televisión católicos como EWTN o del mismo Vaticano.

2. Algunas procesiones se celebrarán al interior de los templos

Algunas diócesis, como la Arquidiócesis Primada de México, anunciaron que la Misa de Domingo de Ramos se celebrará a puerta cerrada en cada templo parroquial, catedral y basílica, y que la Procesión de Ramos se realizará dentro del templo cuidando siempre que en éste no existan más de 20 personas.

3. Las palmas podrán colocarse directamente en las puertas de las casas

No es necesario utilizar hojas de palma para esta ocasión. Recientemente, se dio a conocer una iniciativa que invita a los fieles a poner una rama verde bonita, de cualquier tipo y arreglada en casa, en la ventana o puerta de las viviendas durante la tarde del sábado 4 de abril, para que el Domingo de Ramos todas las casas amanezcan con una rama.

Esta es una manera de proclamar y aclamar a Cristo como nuestro Rey y Salvador, y además es un símbolo anticipado de su triunfo pascual.

4. Se puede hacer una pequeña liturgia para colocar las ramas

Algunos obispos han ofrecido una oración especial familiar para el momento en que se coloquen las ramas.

El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, propuso una oración que servirá como “proclamación pública de que allí vive una familia o alguien que es discípulo-misionero de Jesucristo, y miembro de Su Iglesia”.


UNA ORACIÓN RECOMENDABLE PARA EL TIEMPO DE CUARESMA: LETANÍAS DE LA HUMILDAD


Una oración recomendable para el tiempo de cuaresma:
 letanías de la humildad

El Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa


Por: Cardenal Merry del Val | Fuente: Catholic.net



Su Eminencia, el Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa.

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Imprimatur: +James A.
McNulty, Obispo de Paterson, N.J.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 4 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Sábado de la 5ª semana de Cuaresma
Hoy, sábado, 4 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):

ESTO dice el Señor Dios:
«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sis padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».

Palabra de Dios

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Salmo
Jr 31,10.11-12ab.13

R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño

V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.

V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57):

EN aquel tiempo,muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy sábado, 4 de abril de 2020
CR



Queridos amigos y amigas:

Pocos días hay una unidad temática tan estrecha entre la primera lectura, el salmo responsorial y el evangelio. Podríamos formularla así: en la muerte de Jesús se realiza el oráculo profético sobre la reunificación del pueblo. Veámoslo con detalle.

Ezequiel, el profeta del destierro, le anuncia al pueblo una promesa de Dios: Voy a recoger a los israelitas de las naciones a las que marcharon ... los haré un solo pueblo en su tierra.
El salmo responsorial toma un texto del capítulo 31 de Jeremías en el que se anuncia: El que dispersó a Israel lo reunirá, lo guardará como pastor a su rebaño.
Finalmente, en el evangelio, Caifás habló proféticamente anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Podríamos decir que la liturgia de este último sábado del tiempo de Cuaresma nos ofrece una clave para interpretar la muerte de Jesús en perspectiva de globalización. Su muerte va a restañar las heridas, va a llevar a cabo el sueño que él mismo había presentado al Padre: Que todos sean uno.

La humanidad está viviendo en las últimas semanas una fuerte tensión. El conflicto de Irak ha sido el detonante de la división que caracteriza a nuestro mundo: Norte-Sur, mundo musulmán-civilización “occidental”, aliados de Washington-países no alineados, etc. El germen de la división fructifica en muchos campos.

Por desgracia, nuestra Iglesia no siempre se entrega plenamente al servicio de la unidad de la familia humana. A pesar de que esta misión pertenece a su esencia católica, a lo largo de la historia, y también en el presente, la Iglesia se siente más segura en actitudes provincianas. Sigue activa esa atávica tríada “tierra-patria-religión” que tantos disgustos nos da. ¿No estamos llamados a una visión de onda larga? ¿No pertenece a la vocación cristiana luchar, como Jesús, para reunir a los hijos de Dios dispersos? Aquí no se habla de ningún proyecto megalómano que elimine las diferencias, sino de algo más sencillo: contribuir a que la comunión de la familia humana, el sueño de Dios, se haga realidad, hacer que muerte de Jesús no sea inútil.

Es probable que algunos de los que os asomáis regularmente a la ventana de Ciudad Redonda paséis esta Semana Santa fuera de vuestros hogares, algunos, incluso, en misión pastoral. Que el Señor os acompañe y os haga portadores de su paz, que podáis ver en todo hombre o mujer a un hermano que Él os regala.

EL PAPA FRANCISCO EXPLICA CUÁLES SON LOS TRES PASOS DE LA TENTACIÓN DEL DIABLO


El Papa Francisco explica cuáles son los tres pasos de la tentación del diablo
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media





El Papa Francisco advirtió cuáles son los tres pasos de la tentación. Lo explicó durante la homilía de la Misa que celebró en la capilla de la Casa Santa Marta de este sábado 4 de abril.

Tras comentar con una historia el pasaje del Evangelio de San Juan (11:45-56) previo a la Pascua de los judíos en el que se describe cuando Jesucristo “se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos”, el Santo Padre relató que el modo de proceder de los doctores de la ley en el relato “es precisamente una figura de cómo actúa la tentación en nosotros, porque detrás de ella estaba obviamente el diablo que quería destruir a Jesús”.

“La tentación en nosotros generalmente actúa así: comienza con poco, con un deseo, una idea, crece, contagia a otros y, al final, la justificación total. Estos son los tres pasos de la tentación del diablo en nosotros, y aquí están los tres pasos que hizo la tentación del diablo en la persona del doctor de la ley”, advirtió el Papa.


En esta línea, el Pontífice señaló que la tentación del relato “empezó con poco, pero creció, creció, luego contagió a otros, se hizo cuerpo y al final se justificó: ‘Es necesario que uno muera por el pueblo’, la justificación total. Y todos se fueron a casa tranquilamente. Dijeron: ‘Esta es la decisión que teníamos que tomar’. Y todos nosotros, cuando somos vencidos por la tentación, terminamos tranquilos, porque hemos encontrado una justificación para este pecado, para esta actitud pecaminosa, para esta vida que no está de acuerdo con la ley de Dios”.

Por ello, el Papa animó a “tener el hábito de ver este proceso de tentación en nosotros. Ese proceso que hace cambiar nuestros corazones del bien al mal, que nos lleva por el camino en bajada. Algo que crece, crece lentamente, luego contagia a otros y al final se justifica”.

“Es difícil que las tentaciones nos lleguen de golpe, el diablo es astuto. Y sabe cómo tomar este camino, lo tomó para llegar a la condena de Jesús. Cuando nos encontramos en un pecado, en una caída, sí, debemos ir y pedir perdón al Señor, es lo primero que debemos hacer, pero luego (debemos decir): ¿Cómo llegué a caer allí? ¿Cómo comenzó este proceso en mi alma? ¿Cómo creció? ¿A quién he contagiado? ¿Y cómo al final me he justificado para caer?”, destacó.

En este sentido, el Santo Padre afirmó que “la vida de Jesús es siempre un ejemplo para nosotros y las cosas que le sucedieron a Jesús son cosas que nos sucederán, las tentaciones, las justificaciones, las buenas personas que están a nuestro alrededor y tal vez no las sentimos, y las malas personas, en el momento de la tentación, tratamos de acercarnos (a ellos) para hacer crecer la tentación”.

“Pero no olvidemos nunca: siempre, detrás de un pecado, detrás de una caída, hay una tentación que empezó pequeña, que ha crecido, que ha contagiado y al final encuentro una justificación para caer. Que el Espíritu Santo nos ilumine en este conocimiento interior”, invitó el Papa al concluir su homilía de este sábado.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:
Juan 11:45-56

45Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él. 46Pero algunos de ellos fueron donde los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.47Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.» 49Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, 50ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación.»
51Esto no lo dijo por su propia cuenta, sino que, como era Sumo Sacerdote aquel año, profetizó que Jesús iba a morir por la nación 52- y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53Desde este día, decidieron darle muerte. 54Por eso Jesús no andaba ya en público entre los judíos, sino que se retiró de allí a la región cercana al desierto, a una ciudad llamada Efraím, y allí residía con sus discípulos. 55Estaba cerca la Pascua de los judíos, y muchos del país habían subido a Jerusalén, antes de la Pascua para purificarse. 56Buscaban a Jesús y se decían unos a otros estando en el Templo: «¿Qué os parece? ¿Que no vendrá a la fiesta?»

EL PAPA FRANCISCO ENVÍA VIDEOMENSAJE A FAMILIAS DEL MUNDO POR SEMANA SANTA Y CORONAVIRUS


El Papa Francisco envía videomensaje a familias del mundo por Semana Santa y coronavirus
Redacción ACI Prensa


La fe de que Cristo resucitado venció a la muerte alimenta nuestra esperanza, afirmó el Papa Francisco en un video mensaje dirigido a las familias para esta Semana Santa marcada por la pandemia del coronavirus COVID-19.

“En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza”, afirma el Pontífice en su video mensaje difundido este viernes 3 por la Santa Sede.

A continuación, el texto completo de las palabras del Papa Francisco:


Queridos amigos, buenas noches,

Esta noche tengo la oportunidad de entrar en vuestras casas de una manera diferente a la habitual. Si me lo permitís, me gustaría hablar con vosotros unos momentos en este período de dificultad y de sufrimientos. Os imagino en medio de vuestras familias, mientras vivís una vida inusual para evitar el contagio. Pienso en la vivacidad de los niños y los jóvenes, que no pueden salir, ir a la escuela, hacer su vida. Llevo en mi corazón a todas las familias, especialmente a las que tienen algún ser querido enfermo o a las que desgraciadamente están de luto por el coronavirus u otras causas. En estos días pienso a menudo en las personas solas para las que es más difícil afrontar estos momentos. Sobre todo pienso en los ancianos, a los que quiero tanto.

No puedo olvidar a los que están enfermos a causa del coronavirus, a las personas ingresadas en los hospitales. Tengo presente la generosidad de los que se exponen al peligro para curar esta pandemia o para garantizar los servicios esenciales a la sociedad. ¡Cuántos héroes, de todos los días, a todas las horas! También recuerdo a los que pasan apuros económicos y están preocupados por el trabajo y el futuro. Pienso además en los presos en las cárceles, a cuyo dolor se suma el miedo a la epidemia, por ellos y por sus seres queridos, pienso en los que carecen de domicilio, que no tienen un hogar que los proteja.

Es un momento difícil para todos. Para muchos, muy difícil. El Papa lo sabe y, con estas palabras, quiere expresar a todos su cercanía y su afecto. Intentemos, si podemos, aprovechar este tiempo lo mejor posible: seamos generosos; ayudemos a quien lo necesita en nuestro entorno; busquemos, a lo mejor por teléfono o en las redes sociales, a las personas que están más solas; recemos al Señor por los que pasan por esta prueba en Italia y en el mundo. Aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu pueden llegar lejos con la creatividad del amor. Es lo que hace falta hoy: la creatividad del amor.

Celebramos la Semana Santa de una manera verdaderamente inusual, que manifiesta y resume el mensaje del Evangelio, el del amor ilimitado de Dios. Y en el silencio de nuestras ciudades, resonará el Evangelio de Pascua. Dice el apóstol Pablo: "Y murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Cor 5, 15). En Jesús resucitado, la vida ha vencido a la muerte. Esta fe pascual alimenta nuestra esperanza. Me gustaría compartirla con vosotros esta noche. Es la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Es una esperanza: la esperanza no defrauda; no es una ilusión, es una esperanza.

Los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, podemos preparar en estos días un tiempo mejor. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas. Tened un gesto de ternura con los que sufren, con los niños, con los ancianos. Decidles que el Papa está cerca y reza para que el Señor nos libre pronto del mal a todos. Y vosotros, rezad por mí ¡Buena cena , hasta pronto!

¡QUÉDATE EN CASA!





viernes, 3 de abril de 2020

IMÁGENES DE LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS















¿CÓMO ORAR EN MOMENTOS DE DEPRESIÓN?


¿Cómo orar en momentos de depresión?
¡Oren constantemente! También cuando estamos en desánimo y depresión podemos orar


Por: Padre Pedro Barrajón, L.C. | Fuente: La-Oracion.com




La depresión es una enfermedad o una situación anímica negativa de la que se habla cada vez más. El ritmo moderno de la vida conlleva exceso en el esfuerzo que luego se puede traducir en un bajón generalizado de nuestra tonalidad anímica. ¿Cómo orar entonces en momentos de depresión, de desánimo, de desesperanzas? ¿Hay algún secreto para orar en estas circunstancias?

Una simplemente una vida competitiva y llena de exigencias múltiples en muchos sentidos hacen difícil la concentración para la oración, crean nuevas ansias y temores, conducen a altibajos emotivos y afectivos que causan si no una verdadera depresión, sí estados anímicos negativos en los que se nos hace difícil y pesada la vida.

Las personas se pueden preguntar si en estos momentos de depresión se puede rezar o el normal esfuerzo que requiere la oración es demasiado elevado para quien parece no tener fuerzas ni siquiera para llevar una vida normal.

San Pablo en la conclusión de la primera carta a los Tesalonicenses, una de las primeras comunidades cristianas europeas, exhorta a estos discípulos de Cristo en esa ciudad griega: "Oren constantemente". (1 Tes 5, 17) Aquí San Pablo pide algo que parecería casi imposible.

Hay que entender esta exhortación como: oren siempre, en toda ocasión, en toda circunstancia. Por lo tanto, también cuando el estado interior está en desánimo, oprimido por un pena o en depresión anímica. Por lo tanto está claro que también hay que orar en momentos de depresión,


¿Cómo orar ante circunstancias de desánimos?
En cada momento de la vida, nuestra oración debe acoplarse a la realidad interior o exterior que tenemos que vivir.

Se puede orar en la alegría o en la tristeza, se puede orar cuando todo marcha viento en popa o cuando todo parece ir contra lo que habíamos planeado, cuando nos sentimos queridos por los demás o abandonados por todos.

También podemos rezar cuando nuestro estado anímico es positivo o, por el contrario, cuando se ve afligido por lo que hoy se llama depresión.

¿Qué podemos orar cuando estamos en un estado negativo?
En primer lugar se puede orar pidiendo al Señor que, si es su voluntad, nos haga salir de ese estado que nos oprime. Se puede pedir que nos ayude a soportar esa prueba que no se había buscado, ni sospechado y que sin embargo hace tan duro y lento el caminar por la vida.

Quizás en estas circunstancias puede nacer espontánea del alma alguna oración parecida a la de Job que en forma dramática maldice el día de su nacimiento (Job 3, 3-4) aunque luego, esclarecido por la revelación divina reconoce: "yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos" (Job 42, 5)


Cristo oró en la cruz, invocando al Padre para que escuchara su oración y acogiera su espíritu (Lc 23, 46) Los evangelistas nos han dejado también una invocación de Jesús en la cruz que parece desgarradora: "!Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?" (Mt 26, 46) que probablemente es la recitación de un salmo (Salmo 22) que concluye luego lleno de esperanza.


Cómo orar ante la depresión
En la depresión como en cualquier circunstancia de la vida humana, podemos y debemos orar, no del mismo modo como oramos normalmente. No será una oración discursiva o racional, pero no menos intensa y verdadera.

La oración interpreta los deseos de nuestro espíritu. Y nuestro espíritu siempre busca el amor.

También en la depresión podemos amar y por ello podemos orar, podemos implorar el amor y ofrecer el sufrimiento de nuestro ser como parte de nuestra ofrenda de amor al Señor.

Cada uno encontrará las fórmulas o los métodos que más le ayuden a orar, pero no caigamos en la tentación de dejar la oración cuando más la necesitamos para nutrir nuestro espíritu de las fuerzas que le faltan a la parte emotiva y afectiva de nuestro ser.

PAPA FRANCISCO: HONRAR A LA VIRGEN CONSISTE EN RECONOCER QUE ES MI MADRE


Papa Francisco: “Honrar a la Virgen consiste en reconocer que es mi madre”
Redacción ACI Prensa





“Honrar a la Virgen consiste en decir: ‘Esta es mi madre’. Porque ella es la madre”, así se expresó el Papa Francisco este viernes 3 de abril en la Misa celebrada en Casa Santa Marta.

El Pontífice subrayó que “precisamente ese es el título que recibió de Jesús en el momento de la Cruz. Tus hijos, tú eres madre. No la hizo primer ministro o le dio títulos de ‘funcionalidad’. Únicamente ‘madre’”.

También, “en los Hechos de los Apóstoles, se presenta en oración con los apóstoles como madre. La Virgen no quiso tomar de Jesús ningún título. Recibió el don de ser madre de Él y el deber de acompañarnos como madre, de ser nuestra madre”.

“No pidió para ella ser una casi-redentora, o una co-redentora. No. El redentor sólo es uno y ese título no se duplica. Sólo discípula y madre. Y así, como madre, nosotros debemos pensar en ella, debemos buscarla, debemos rezar a ella. Es la Madre. En la Iglesia madre. En la maternidad de la Virgen vemos la maternidad de la Iglesia que recibe a todos buenos y malos: a todos”.

Los Siete dolores de la Virgen

En su homilía, el Pontífice reflexionó sobre la Dolorosa, sobre los siete dolores de María. “El primero, apenas 40 días después del nacimiento de Jesús. La profecía de Simeón que habla de una espada que le atravesará el corazón”.

El segundo dolor, “la fuga a Egipto para salvar la vida del Hijo”. El tercer dolor, “aquellos tres días de angustia cuando el niño se quedó en el templo”.


El cuarto dolor, “cuando la Virgen se encuentra con Jesús en el camino al Calvario”. El quinto dolor “es la muerte de Jesús, ver al Hijo allí, crucificado, desnudo, que muere”.

El sexto dolor, “el descendimiento de Jesús de la Cruz, muerte, y lo toma entre sus manos como lo había tomado en sus manos más de 30 años antes en Belén”. El séptimo dolor, “es la sepultura”.

El Papa Francisco aseguró que “a mí me hace bien, por la tarde, cuando rezo el Ángelus, rezar estos siete dolores como un recuerdo de la Madre de la Iglesia”.

El Pontífice finalizó la homilía invitando a “detenernos un poco hoy y pensar en el dolor y en los dolores de la Virgen. Es nuestra madre”.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 10:31-42

31 Los judíos trajeron otra vez piedras para apedrearle.

32 Jesús les dijo: «Muchas obras buenas que vienen del Padre os he mostrado. ¿Por cuál de esas obras queréis apedrearme?»

33 Le respondieron los judíos: «No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino por una blasfemia y porque tú, siendo hombre, te haces a ti mismo Dios.»

34 Jesús les respondió: «¿No está escrito en vuestra Ley: Yo he dicho: dioses sois?

35 Si llama dioses a aquellos a quienes se dirigió la Palabra de Dios - y no puede fallar la Escritura -

36 a aquel a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo, ¿cómo le decís que blasfema por haber dicho: "Yo soy Hijo de Dios"?

37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis;

38 pero si las hago, aunque a mí no me creáis, creed por las obras, y así sabréis y conoceréis que el Padre está en mí y yo en el Padre.»

39 Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.

40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había estado antes bautizando, y se quedó allí.

41 Muchos fueron donde él y decían: «Juan no realizó ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan de éste, era verdad.»

42 Y muchos allí creyeron en él.

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