¿Nos salvará la devoción a María?
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Dicen los Santos Padres y muchísimos Santos con actividad pastoral: La devoción a la Santísima Virgen María es señal de predestinación.
. Alguien que haya oído esto tendrá que valorar cada una de las palabras para que no lleve una desilusión.
. Sería muy duro que una sola persona se condenase por haber interpretado mal lo anteriormente dicho, como sería el caso de quien peca precisamente con intención de perseverar en pecado, confiando presuntuosamente que su "devoción" a la Virgen le salvará.
. Distinto es el caso de quien cae en pecado y a pesar de ello mantiene una devoción a María, invocándola con la voluntad y deseo de salir del pecado; acude a Ella como "Refugio de pecadores".
. Un pecador nunca será desechado por Dios, si le busca sinceramente, aunque tenga sus fallos y recaídas, pues, El nunca nos manda hacer más de lo que hizo, a Pedro le dijo que tenía que perdonar 70 veces siete.
. El pecador que sinceramente se acerca a María, a la larga tendrá que salir del pecado y por lo tanto ya está en camino de salvación.
. El Concilio Vaticano II dice a los predicadores que se abstengan de toda falsa exageración (L.G. 67). Hay que precisar los conceptos y entenderlos en su recto sentido, por eso podemos decir: Ningún verdadero devoto de la Virgen María se condenará". La razón está en que la verdadera devoción tiene que ser santa, es decir, nos tiene que ayudar a amar más a Dios, pues, María nunca será el fin último de nuestra devoción, sino que tiene condición de medio y por lo tanto nos lleva siempre a Jesús.
. Nadie se salva por ser devoto de María, sino que esa devoción nos ayuda a amar más a Dios, y esta es la razón por la que nos salvamos. Se entiende por devoción en la teología "la prontitud con que uno está dispuesto a hacer la voluntad de Dios".
. A María le llamamos Puerta del cielo, no es una gatera, que de manera oculta y subrepticia nos quiere meter en el cielo, Ella no actúa de espaldas a su Hijo, es la Medianera de todas las gracias. Por Ella nos vino Cristo y por Ella vamos a Cristo.
. Si una persona se llama devoto de María y toda su devoción la hace consistir en algo externo como prácticas devocionales, sin que éstas influyan en su mejora espiritual, se ha quedado en lo sensible de la devoción, le falta lo sólido, que es un amor sincero, tierno y filial a María, que le hace no sólo invocarla con sencillez y confianza en cualquier situación de su vida, sino también imitarla en aquello, que le hace asequible como es en el amor a su Hijo y Hermano nuestro.
. Lo que tiene valor es lo que se suele falsificar, por eso hemos de estar muy sobre nosotros mismos y analizar nuestra devoción a María, que si es auténtica me tiene que ayudar a conocer y amar más a María, que es el mejor espejo que tenemos en la tierra de las virtudes de Jesús, por lo tanto tengo que vivir en mi vida la única recomendación, que nos ha dejado en el Evangelio:
"Haced lo que El os diga". (Jn. 2, 5)
. La contraseña que nos delata la autenticidad de una verdadera devoción a María son las siguientes cualidades:
- Interior. Ante todo que nazca del corazón, después tendrá manifestaciones externas distintas según la manera de ser de cada uno, pues, "de la abundancia del corazón habla la boca."
- - Constante. El amor (base de toda devoción) no tiene treguas, ni plazos, no es de temporada.
- Filial, tierna como la del niño con su madre, a cuyo regazo puede siempre ir a buscar refugio, sabiendo que siempre tendrá acogida y nunca será inoportuno, pues, Ella, que es la Medianera de todas las gracias, está deseosa de proporcionar a sus hijos de esta tierra todo tipo de bienes y gracias, que su Hijo nos ha conseguido y generosamente nos quiere conceder.
- Santa. Hace que el alma evite el pecado e imite las virtudes de María. La santidad es algo inherente a la verdadera devoción.
-Desinteresada. El auténtico amor busca hacer la voluntad del que ama, sin esperar directamente ninguna contrapartida en recompensa.
. A la pregunta inicial:Nos salvará la devoción a María? podemos responder que como la salvación no es fruto de nuestro esfuerzo, sino gracia de Dios, nosotros siendo auténticos devotos de María indefectiblemente amamos a Dios y por lo tanto estamos en camino de salvación. Sigue en vigencia el aserto del principio: "La devoción a la Santísima Virgen es señal de predestinación".