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sábado, 1 de junio de 2013
ORACIÓN A LA VIRGEN DOLOROSA
SER COMO ELLA
Autor: Oscar Schmidt | Fuente: www.reinadelcielo.org
Ser como Ella
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María, que podamos ser como un reflejo tuyo, llevanos bajo Tu Manto a todos tus pequeños niños, para que sepamos imitarte. | |
Y sin embargo, se puede. Y justamente ese “se puede” esconde una parte enorme del misterio de la reconciliación de Dios con el hombre. María pudo, y tuvo un origen humano como todos nosotros, más allá de que Dios puso en Su Predilecta un origen Inmaculado que la elevó sobre el resto de la Creación. Pero Ella sigue siendo en su origen tan humana como tú, como yo. María es la felicidad de Dios encarnada, ya que más allá de todos los fracasos que hemos tenido los hombres a lo largo de los siglos en darle felicidad al Creador, Ella es el Santuario que recuerda a todo el Cielo que merecemos la Misericordia de Dios, porque si Ella pudo, otros podremos también. María fue el Arca de la Nueva Alianza, porque tuvo al Espíritu Santo en Ella desde siempre, y luego acogió al Verbo Encarnado, al que le dio vida como Hombre. María fue la Casa de Dios, el Hogar Perfecto para el mismo Divino Niño. Y así nosotros también tenemos que ser la Casa de Dios: nuestro corazón debe ser el hogar del Espíritu Santo, refugio de Dios, como lo fue María en su tiempo en la tierra. Y la Virgen también fue y es verdadera Corredentora, porque entregó todo al Padre, entregó a su Hijo Amado, y vivió místicamente lo que Jesús sufrió frente a sus propios ojos. Ninguna Criatura llevó jamás una Cruz más pesada que la de la Crucifixión de su Hijo. Sólo la Cruz de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre supera, y por mucha distancia, el sufrimiento de la Virgen. Y así tenemos que ser nosotros también corredentores, siguiendo el camino que María nos muestra. Tomar nuestra pequeña o gran cruz y seguirla, porque Ella nos lleva a Su Hijo, que nos espera, sabiendo que estamos en las mejores manos. María es la omnipotencia suplicante, es la oración hecha persona. Ella siempre oró a Dios, con sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos. Todo en María fue un canto al Creador. Y ahora más que nunca, en un mundo que parece no darse cuenta del peligro que lo acecha, Ella se nos presenta en muchos lugares para pedirnos oración: “oren hijitos míos, oren por los pecadores”. ¿Cuántas veces escuchamos este pedido?. Seamos como Ella una potencia suplicante, una oración cotidiana, un canto con el corazón abierto e inflamado de amor por Cristo, nuestro amado Jesús. María al pié de la Cruz, junto al Redentor. Y donde está el Cuerpo del Hijo, está la Madre. Ella nos lleva a la Eucaristía, al Milagro más admirado por los ángeles. ¿Y nosotros no nos damos cuenta de la majestuosidad del Dios de los hombres hecho Pan y Vino entre nosotros?. María nos lleva al Cuerpo y Sangre de Jesús, para que lleguemos como Ella al pie de la Cruz, cada día, en todos los Tabernáculos de la tierra. María, Reina de la Creación, lleva bajo Tu Manto a todos tus pequeños niños, para que sepamos imitarte como el verdadero modelo que Dios nos legó. Seamos como vos nos querés moldear, seamos dóciles y humildes alumnos de tu maternal escuela. Madre, deja que seamos a vos lo que Dios quiso que sea la naturaleza humana de Jesús: tu fiel reflejo. |
MADRE Y DONCELLA
Madre y doncella
(Fray Pedro de Pradilla)
Nacer el sol de una estrella
sólo se vio en este día,
que nace Dios de María,
quedando Madre y doncella.
En la Virgen con tal arte
usó Dios de su primor,
que lo más en lo menor,
y el todo encerró en la parte;
y grandeza como aquella
hoy muestra lo que encubría,
y nace Dios de María,
quedando Madre y doncella.
Que el Sol de justicia salga
donde le podamos ver,
y que sola una mujer
a tan gran efecto valga;
extrañeza como Ella
hoy sólo ver se podía,
que nace Dios de María,
quedando Madre y doncella.
Sólo desta Virgen pura
esto se puede esperar,
que por humilde alcanzar
mereció tan gran ventura.
Llegad con su Hijo a vella,
y allí veréis, alma mía,
que nace Dios de María,
quedando Madre y doncella.
miércoles, 29 de mayo de 2013
ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Autor: Juan Pablo II
Dios te salve, María, llena eres
de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por
nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte Amén.
Oh María sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a Vos. Ésta es la oración que tú inspiraste, oh
María, a santa Catalina Labouré, y esta invocación, grabada en la medalla la
llevan y pronuncian ahora muchos fieles por el mundo entero.
¡Bendita tú entre
todas las mujeres! ¡Bienaventurada tú que has creído! ¡El Poderoso ha hecho
maravillas en ti! ¡La maravilla de tu maternidad divina! Y con vistas a ésta,
¡la maravilla de tu Inmaculada Concepción! ¡La maravilla de tu fiat! ¡Has sido
asociada tan íntimamente a toda la obra de nuestra redención, has sido asociada
a la cruz de nuestro Salvador!
Tu corazón fue traspasado junto con
su Corazón. Y ahora, en la gloria de tu Hijo, no cesas de interceder por
nosotros, pobres pecadores. Velas sobre la Iglesia de la que eres Madre. Velas
sobre cada uno de tus hijos. Obtienes de Dios para nosotros todas esas gracias
que simbolizan los rayos de luz que irradian de tus manos abiertas. Con la única
condición de que nos atrevemos a pedírtelas, de que nos acerquemos a ti con la
confianza, osadía y sencillez de un niño. Y precisamente así nos encaminas sin
cesar a tu Divino Hijo.
Te consagramos nuestras fuerzas y
disponibilidad para estar al servicio del designio de salvación actuado por tu
Hijo. Te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide
en todo el pueblo cristiano, que la comunión supere todos los gérmenes de
división que la esperanza cobre nueva vida en los que están desalentados. Te
pedimos por los que padecen pruebas particulares, físicas o morales, por los que
están tentados de infidelidad, por los que son zarandeados por la duda de un
clima de incredulidad, y también por los que padecen persecución a causa de su
fe.
Te confiamos el apostolado de los
laicos, el ministerio de los sacerdotes, el testimonio de las
religiosas.
Dios te salve, María, llena eres de
gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito
es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
FLORECILLAS A MARÍA: 29 DE MAYO
Flor del 29 de mayo:
María, Reina del Santísimo Rosario
Meditación:
“Dios te salve, llena eres de graca, el Señor es contigo” (Lucas
1,28). El Arcángel San Gabriel fue quien comenzó el Rosario, pero el
Espíritu Santo nos ha manifestado a través de los místicos que todo lo
que proviene de la boca de los enviados celestiales (ángeles, santos y
la misma Virgen) viene de la Voz de Dios, de tal modo que el mismo Dios
fue quien lo inició. A María, la Reina de nuestro corazón, la Reina de
las rosas, presentémosle como regalo un ramo de Avemarías. La oración a
María, Medianera e Intercesora, va dirigida por su medio a Dios; le
pedimos “ruega por nosotros pecadores” para que su oración se una a la
nuestra y le de valor. Ella siempre responde ”ruego por vosotros
pecadores”, ya que la oración es el diálogo sublime de la pobre criatura
con su Señor. Nuestra oración, en manos de María, es presentada ante el
Trono de Dios como un delicado perfume, entregado por la criatura más
perfecta que existió, ¿y qué no puede obtener ése Purísimo Corazón del
Corazón del Amor…?.
Oración:
¡Oh María, Reina del Santo Rosario!. Enséñanos a rezar de corazón como
lo hiciste vos, y a prestar eterna alabanza a nuestro Señor. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Rezar un Rosario pidiendo se derrame sobre nosotros el Espíritu Santo, y por las intenciones de la Virgen.
CON MARÍA, EN LA FIESTA DEL CORPUS
Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net Con María, en la fiesta del Corpus | |
Hoy necesito decirte, Señora mía, que ya no hay más vino en la fiesta de mi vida… | |
Mañana celebraremos la fiesta del Corpus. La fiesta de Jesús Pan de Vida, de Jesús Vino de Redención, de Jesús Comunión, de Jesús repartido en miles de bocas, de Jesús habitando en infinitos corazones. Hoy es fiesta de pan, de mesa sencilla, de manos extendidas. ¿Cómo honrarte, Señor, en esta fiesta? Y se me vienen al alma las palabras de tu madre… caen, como en tropel, apuradas... las palabras de tu madre: "HAGAN TODO LO QUE EL LES DIGA". Hoy necesito decirte, Señora mía, que ya no hay más vino en la fiesta de mi vida… y tú, me miras a los ojos, caminas lentamente hacia Jesús y le presentas mi problema. Él susurra algo a tu oído… te vuelves hacia mí y me dices "HAZ LO QUE ÉL TE DIGA"... repites la frase, una vez, cien, mil, las que sean necesarias, hasta que yo comprenda. Pero no me es fácil. Hoy, si Dios quiere, caminaré en la Procesión siguiendo al Santísimo… hoy… pero ¿Y mañana?... Cuándo ya no se escuchen los cantos ni haya pétalos de flores ni olor a incienso… mañana, ¿Seguiré también a Cristo a cada instante? ¿Seguiré haciendo "Lo que Él me diga"? ¿Cómo se hace María querida?... - ¡Mi hija amada, es tan simple!!!, -y tu voz de mil campanas resuena en mi alma y se transforma en camino-… hija, es simple, lo cual no significa que sea fácil. Sólo que debes estar muy atenta. En cada circunstancia, en cada momento, en cada enojo, en cada arranque de ira, busca el Santísimo y continúa en la procesión. -Señora, ¿Cómo podré? Soy tan torpe y pecadora, tan impulsiva y atropellada... - Pues te equivocas mucho allí, tú no ERES como dices, sino que OPTAS POR SERLO en cada circunstancia. Recuerda, hija mía del alma, que en toda situación tienes siempre dos alternativas, una de las cuales es Cristo, tu alma sabe de lo que hablo ¿Verdad?. - Claro, Señora, claro- y me da mucha vergüenza porque tú conoces que en demasiadas oportunidades no tomé la decisión correcta. - Bien, entonces, hija, intenta que la Procesión del Corpus no termine en tu vida cuando el sacerdote deje la Sagrada Forma en el altar, haz que toda tu existencia sea una larga procesión, siempre detrás de Él, siempre. - Señora, tu misma vida así lo fue, recuerdo las Escrituras. Tú siempre tras Jesús, de lejos, sin hacer ostentación de tus privilegios de madre, de lejos, pero con Él. Tu hijo sabía que estabas cerca y al final, cuando ya nadie quedaba en la última procesión, cuando el cuerpo amado quedó expuesto en medio del dolor de la Cruz, allí estabas, de pie, sencillamente, con la espada anunciada desgarrándote el alma… la última procesión, la que acompañaste hasta el final. Mucha gente fue con Él, mujeres piadosas, el Cireneo, los discípulos, mas tú, Madre amadísima, llegaste hasta el final. Tu mirada le consolaba en tan gigantesca soledad... y tanto te amó, que te dedicó las últimas palabras… en medio de su dolor..."Madre..." y te nombró. Tu respuesta fue una mirada de amor profundo. Tu respuesta fue la obediencia, yéndote a vivir a la casa de tu hijo Juan, nacido en el dolor de un adiós. Toda tu vida, Señora mía, fue una larga procesión tras el Hijo amado. - Querida mía, mi alma está feliz porque has comprendido, eso ya es mucho, sé que no será fácil para ti lo que te pido, pero es el único camino. - Señora, ¿me acompañarás? - Siempre, hija mía, siempre… estaré contigo cada vez que me necesites. ¿Entiendes? No es lo mismo que cada vez que me llames, sino cada vez que me necesites. Aunque no me llames, como tu madre que soy estaré para mostrarte el camino de la paz... y estaré para vendar tus heridas cuando el dolor te llegue. Estaré como estoy con cada hijo mío, de quien conozco su nombre, su alma, sus problemas, sus angustias y alegrías, sus soledades, sus vacíos. Estoy para decirles que hay un Dios que los ama, que los ama tanto, tanto, que quiso quedarse con ustedes en la Eucaristía. Estoy al lado de cada sacerdote al celebrar la misa, como madre atenta. Estoy porque los amo mucho y porque allí está mi Hijo. Estoy con el sacerdote en la misa y, también, en las soledades de su alma, cuando los feligreses se van, cuando se apagan las velas, cuando el silencio lo invade todo, cuando los sueños se rompen, cuando la soledad irrumpe sin permiso, estoy, siempre, estoy allí. Con las religiosas, en su oración silenciosa que se transforma, al llegar al cielo, en canto agradable a Dios. Estoy con los laicos, desde el primero hasta el último, no hay escalas para mí. Hija mía, te deseo a ti y a todos los que leen estas líneas un feliz día del Corpus, nos vemos en la Procesión, en las dos, en la de hoy y en la otra... la Procesión de la vida... NOTA DE LA AUTORA "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna." |
FLORECILLAS A MARÍA: 28 DE MAYO
Flor del 28 de mayo:
María, Reina de los apóstoles
Meditación:
“Pondré enemistad entre ti (satanás) y la Mujer (María), entre tu
linaje y el suyo; y Ella te aplastará la cabeza” (Génesis 13,15). El
apostolado ha de hacerse en lucha contra el diablo y los suyos, lo que
origina persecuciones a toda la Iglesia, tanto en su cuerpo como en cada
familia o individualmente. Somos los apóstoles que San Luis de Montfort
señaló para este tiempo, que sólo dispone el Eterno. Sin embargo, la
Reina y Capitana del pueblo de Dios dará la victoria a sus seguidores
leales que la obedezcan y perseveren en el combate.
Oración:
¡Oh María Reina de los apóstoles!. Tú que haz enseñado, protegido y
alentado a los apóstoles de todos los siglos, haz que seamos soldados
leales y valientes de tu ejército, siendo apóstoles de tu Divino Hijo y
propagando los mensajes del Reino, para que todos lleguemos al Cielo,
con el Triunfo de tu Corazón Inmaculado y la vuelta de Cristo
Resucitado. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día:
Comprometerse a ser un fiel soldado de María, Capitana del ejercito de
Jesús. Colocar los deseos de Dios por encima de las necesidades propias,
con María como puente seguro y firme frente a las preocupaciones de
cada día.
lunes, 27 de mayo de 2013
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