lunes, 22 de julio de 2013

ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE



ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

BIENAVENTURANZAS DE MARÍA


Bienaventuranzas de María
Padre Ignacio Prado 


BIENAVENTURADOS SI RESPONDEMOS A LA IDEA CREADORA DE DIOS

Bienaventurados nosotros si respondemos como ella con todo nuestro ser y en respuesta, va contenida una cooperación perfecta con la gracia de Dios que previene y socorre y una disponibilidad plena y generosa a la acción del Espíritu Santo que hace de nosotros una criatura nueva y abierta a la acción constante y maravillosa de nuestro padre y creador. 

BIENAVENTURADOS SI ABIERTOS A SU PALABRA MANTENEMOS UN DIALOGO CONSTANTE CON ÉL

Bienaventurados nosotros si sabemos que creer es "abandonarse" en la verdad misma de la palabra de Dios viviente, sabiendo y reconociendo humildemente cuán inescrutables son sus designios e inescrutables sus caminos. Se conforma a ellos en la penumbra de la fe, aceptando plenamente y con corazón abierto todo lo que está dispuesto en su proyecto eterno de amor. 

BIENAVENTURADOS SI EN LAS PRUEBAS Y DIFICULTADES SABEMOS DECIR AMÉN

Bienaventurados nosotros si como Ella, que confió plenamente en Él, en medio de las pruebas y dificultades de la vida y supo decir cada día con más hondura y radical confianza: "Hágase en mí según tu palabra". Que seamos capaces de crecer y cultivar juntos en familia, en grupo, en comunidad, esa Palabra dicha para cada uno, aceptando, descubriendo, asumiendo en toda su profundidad ese beneplácito amoroso de Dios.

BIENAVENTURADOS SI NOS ADHERIMOS A CRISTO, CAMINO Y VERDAD DE NUESTRAS VIDAS

Bienaventurados nosotros si como Ella, llena de Gracia, que está permanentemente presente en el misterio de Cristo, pegada y adherida a Él en todo su peregrinar (terrestre y celeste) y al mismo tiempo, de modo discreto, pero directo y eficaz, haciendo presente a los hombres el misterio de Jesucristo doloroso, muerto y resucitado. Quien cree en Él no muere, vive para siempre.

BIENAVENTURADOS NOSOTROS SI UNIDOS AL ESPÍRITU HACEMOS IGLESIA

Bienaventurados nosotros si estrechamos nuestra unión y abiertos a la acción fecunda del Espíritu Santo, sabemos aguardar con ánimo abierto y esperanzado, la promesa de los dones del Espíritu para hacer brotar y renacer algo nuevo e inesperado, porque las riquezas del Espíritu son inagotables. Para Dios NADA hay imposible. "Dichosa tú que has creído, porque se hará lo que Él ha dicho".

BIENAVENTURADOS SI SOMOS LIBRES Y VIVIMOS EN LA VERDAD Y LA LUZ

Bienaventurados nosotros si abiertos totalmente a la luz de Dios y orientados hacia Él, por el empuje de la fe, vemos en María, al lado de su hijo, la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia debe mirar hacia Ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su misión expresado en el Magnificat.¡Eso engrandece!

BIENAVENTURADOS SI LA ACOGEMOS EN EL ESPACIO MÁS ÍNTIMO DE NUESTRO SER

Bienaventurados nosotros si como auténticos discípulos de Cristo, como Juan al pie de la Cruz, vivimos esta dimensión Mariana, mediante una entrega filial y confiada a la Madre de Dios, iniciada con el testamento del Redentor en el Calvario, "acogiéndola entre las cosas propias" e introduciéndola en todo el espacio de su vida interior, es decir, en su yo humano y cristiano. Vivir en Él.

BIENAVENTURADOS SI VEMOS EN ELLA EL MODELO DE UNA PERSONA PLENA Y REALIZADA

Cultivando los más altos sentimientos de que es capaz el corazón humano: la oblación total del amor, la fuerza que sabe resistir los más fuertes dolores, la fidelidad sin límites, la laboriosidad infatigable y la capacidad de conjugar la intuición penetrante con la palabra de apoyo y de estímulo. El verdadero sentido de la mujer que la Iglesia descubre a la luz de María. "Tú, que para asombro de la naturaleza humana, has dado el ser humano a tu Creador.

AMAR A LA VIRGEN MARÍA ES PARTE DE NUESTRA CULTURA


Amar a la Virgen María es parte de nuestra cultura 
Eugenio Torres

Cualquiera que visite nuestros países de origen o que viva en nuestras comunidades se dará cuenta del papel tan importante que juega el amor y la devoción por la Virgen María y cómo ese amor está enmarcado en nuestra cultura. 

A diario se acercan personas a mí o a otros trabajadores sociales a pedirnos “una manita” para conseguir un trabajo. Las personas van a aquellos que perciben como que conocen al jefe de una institución para que les recomienden o les cuenten sus problemas en vez de hacerlo ellos personalmente. El papel del intercesor o la intercesora está muy bien definido en nuestra cultura. 

La Virgen María es símbolo de dulzura y amabilidad, es la madre que quita la comida de su plato para dársela a sus hijos. Es la que no nos grita cuando hacemos algo mal (eso lo esperamos más bien de otros) y quien sufre más que nosotros si se nos aplica algún merecido castigo. Es la mujer que no está luchando por posiciones sociales sino que deja que otros hagan la última decisión. Es la que, en las bodas de Caná, dice, “Hagan lo que Jesús les diga”, aunque creemos que ella sabía la contestación que su Hijo daría a los que le pedían vino. 

En nuestra cultura veneramos a la madre con sincera devoción y aquel que la ofende sólo halla el rechazo de los demás. Sabemos todo lo que ella nos ha dado y también sabemos que nunca le podremos pagar eso sino con mucho amor y cariño. En nuestros países, el Día de las Madres es uno muy celebrado en el que todos se reúnen con sus madres, les llevan regalos y las colman de besos. Si eso hacemos con nuestra madre, ¿qué no haremos con la Madre de todos nosotros, la Virgen María? 

Hay una sola Virgen María aunque son muchas las “versiones” o advocaciones porque cada nación tiene la suya según la ve o la percibe. No se cuestiona cómo ni cuándo ni por qué. Una de las tareas más difíciles para un sacerdote en una comunidad hispana es celebrar los días de tantas “vírgenes”. Sólo sabemos que es la Virgen María, nuestra madre, la que intercederá ante su Hijo para lo que le pedimos. Siendo Jesucristo tan buen hijo, ¿cómo nos puede negar algo que le pida su Madre para nosotros? 

Hace apenas unas semanas, mientras hacía una visita a unos esposos, los ánimos se caldearon y el esposo amenazó a su esposa con agresión física. En ese momento, lo único que se me ocurrió fue agarrar una pequeña imagen de la Virgen María y preguntarle al esposo: “¿te atraverías a pegarle a ésta?” El hombre bajó la cabeza y, como transformado, me dijo: “No, a esa no”. Le expliqué que cuando golpeaba a su esposa, golpeaba también a Cristo y a la Virgen María. No fue necesario decirle nada más para convencerlo. 

Fuente: vozcatolica.org

domingo, 21 de julio de 2013

MARÍA, LÁMPARA ENCEDIDA


María, lámpara encendida
SS. Juan Pablo II


En ella se realizan las promesas de nuestra salvación;
en Ella se refleja la belleza primera con la que Dios concibió a la humanidad.

En Ella se restablece el coloquio de los Ángeles con el hombre inocente; en Ella reaparece la integridad virginal que el mundo admira y que no tiene.

En Ella se cumple el misterio soberano de la Encarnación que glorifica a Dios y trae la paz a la tierra.

En Ella, el silencio profundo del alma perfecta y abierta hacia el infinito, se transforma en amor, en palabra, en vida, se hace Cristo.

En Ella, toda piedad, gentileza, soberanía y poesía es viva;
en Ella el dolor se hace tan acerbo que ningún otro corazón de madre puede igualarlo.

En Ella, tanto la fe como la esperanza, la fortaleza y la bondad, la humildad y la gracia con esa estela de realismo y misterio tienen expresiones sobrehumanas.

En Ella cual cirio encendido, se irradia a Cristo y su Espíritu.

MARÍA, INSTRUMENTO DE DIOS


María, instrumento de Dios
Padre Ignacio Larrañaga



La verdadera devoción a la Virgen “no consiste ni en un afecto estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe verdadera, por la que somos impulsados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes”. La imitación de María es precisamente otro aspecto de la vida mariana. Sólo Jesús es el “camino” que conduce al Padre, él es el único modelo; pero ¿quién es más semejante a Jesús que María? ¿quién poseyó con más profundidad que María los mismos sentimientos de Cristo? “¡Oh Señora! –exclama San Bernardo- Dios mora en ti y tú en él. Tú le revistes con la sustancia de tu carne y él te reviste con la gloria de su Majestad”.Al encarnarse y habitar en el seno purísimo de la Virgen, Jesús la revistió de sí, le comunicó sus perfecciones infinitas, le infundió sus sentimientos, sus deseos, su querer; y María, que se abandonó totalmente a aquella acción profunda de su Hijo, fue transformada plenamente en él, hasta ser su más fiel retrato.

“María –canta la liturgia antigua- es la imagen perfectísima de Cristo, pintada al vivo por el Espíritu Santo”. El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús, se posesionó plenamente del alma purísima y dulcísima de María, y esculpió en ella, con una perfección y delicadeza sumas, todas las líneas, todas las características del alma de Cristo; con razón se puede decir que imitar a María es imitar a Jesús. Precisamente por esto nosotros la elegimos por modelo. Del mismo modo que no amamos a María por sí misma, sino en orden y en unión con Cristo, de quien es imagen perfectísima, Jesús es el único camino que lleva al Padre, y María es el camino más seguro y más fácil para ir a Jesús.

Al encarnar en sí las perfecciones del Padre, Jesús nos hizo posible su imitación. María, modelando en sí las perfecciones de Jesús, nos las ha puesto más a nuestro alcance. Por otra parte, nadie podrá decir con mayor sinceridad y verdad que María: “Sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo” (1Cor 4, 16). Como Jesús vino a nosotros a través de María, así tenemos que ir nosotros a Jesús por medio de María

MARÍA, MADRE DEL SILENCIO



María, madre del silencio
J. M. Márquez


Madre de nuestro silencio,
tesoro de calma y serenidad,
te amamos por tu rostro lleno de luz,
por tu mirada llena de ternura,
por lo profundo de tus palabras silenciosas,
por tu transparente disponibilidad.

Que en nuestras tareas cotidianas
nos abras a lo profundo de las cosas que no se ven,
nos ilumines con tu luz transparente,
nos ensanches el corazón con el amor
y la verdad de lo que es importante,
nos contagies tu disponibilidad
ante las sorpresas de Dios.

Madre del silencio,
enséñanos a callar...
enséñanos a contemplar...

sábado, 20 de julio de 2013

ORACIÓN NOCTURNA A LA VIRGEN MARÍA


Oración a la Virgen María, antes de acostarse

Madre, ruega e intercede por mí, delante del Señor durante toda esta noche y por toda mis familiares y conocidos; también por tantos pobres que no tienen que comer y dormirán en la calle, por tantos niños y adolescentes solos y abandonados, por tantos jóvenes que estarán en peligro; por todas las personas mayores, por todos los enfermos, agonizantes y moribundos, por todos los sacerdotes, llena su soledad con tu amor.

Y si esta noche el Señor nos llamara a su presencia, alcánzanos del Señor su infinita misericordia para que por ella seamos salvados. Vela sobre nosotros y cúbrenos a todos, con tu oración y tu amor maternales a lo largo de toda esta noche.
Amen.

MARÍA, UNA MUJER NUEVA

Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
María, una mujer nueva
La que ama en vez de odiar, que reza en vez de blasfemar, que bendice y no maldice, que perdona y no guarda rencores, que hace la voluntad de Dios y no la suya.
 
María, una mujer nueva

María es el modelo de la creatura nueva. Si queremos llegar a ser santos, debemos de ver en María un testimonio digno de imitación y no simplemente de contemplación. En la medida en que la imitemos, llegaremos a ser esa creatura que ama en vez de odiar, que reza en vez de blasfemar, que bendice y no maldice, que perdona y no guarda rencores, que hace la voluntad de Dios y no sus propios caprichos.

Pero existe dentro de cada persona una creatura vieja, contraria a la nueva. Es la creatura que sentimos dentro de nosotros y que nos ofrece muchas veces la sociedad: creatura vieja, como viejo el pecado y la división; como vieja es la confusión y atolondramiento; como vieja es la indiferencia, la prepotencia o la pérdida de toda ilusión.

¡Qué gran abismo existe entre María y ciertos modelos que nos presenta la sociedad de hoy! Son quizá hermosos por fuera, pero por dentro están vacíos muchos de ellos.

Si quieres caer en la trampa del viejo mundo, es muy fácil: déjate llevar por las pasiones y caprichos. “Hoy no me apetece ir a Misa”, no vayas; “me da pereza asistir al trabajo”, no asistas; “lo quiero matar”, ¿qué esperas?; “le diré sus verdades”, díselas. Haz lo contrario de lo que dice el Evangelio: odia a Dios sobre todas las cosas, aborrece a tu enemigo, si alguien te pega en la mejilla izquierda, pégale en la derecha; si uno te quita la túnica, quítale tu el manto; si el otro te pide que lo acompañes una milla; pídele tú que te acompañe dos.

En cambio si deseas ser creatura nueva, sigue el ejemplo de María sé humilde y ama a tus seres queridos, pero también al que te cae antipático o te ha puesto una zancadilla en los negocios. Aprende a perdonar al que te ha calumniado o hablado mal de ti, robándote tu buena fama. Sirve a los demás con amor, y no te sirvas de ellos para planes poco nobles o incluso indignos de tu fe cristiana.... María, junto a la cruz de Jesús, nos fue dada como madre a todos. María aceptó esa maternidad, perdonando y amando, como lo hizo Jesús, a los verdugos. Y sucedió un milagro de gracia: uno de ellos, el centurión, creyó y se convirtió en creatura nueva. 

ORACIÓN DE PROTECCIÓN A LA VIRGEN MARÍA


Oración de protección a la Virgen María


Santa María Madre de Dios,
Soberana señora de los ángeles,
A Ti se te ha dado poder desde siempre por Dios
Para pisar la cabeza de Satanás,
Nosotros te pedimos humildemente
Nos envíes tus legiones santas
Para que bajo tu orden y tu poder
Ellos persigan los demonios,
Los rechacen de todas partes,
Repriman sus audacias y los arrojen al abismo.
Oh! Buena madre, sé siempre nuestra esperanza;
Santos ángeles y arcángeles,
Defiéndannos, guárdennos.
Amén.  

viernes, 19 de julio de 2013

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA DESATANUDOS



Oración a la Virgen María desata nudos


Santa María, llena de la Presencia de Dios, durante los días de tu vida aceptaste con toda humildad la voluntad del Padre, y el Maligno nunca fue capaz de enredarte con sus confusiones.
Ya junto a tu Hijo intercediste por nuestras dificultades y con toda sencillez y paciencia, nos diste ejemplo de como desenredar la madeja de nuestras vidas. Y al quedarte para siempre como Madre nuestra, pones en orden y haces más claros los lazos que nos unen al Señor. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, tú que con corazón materno desatas los nudos que entorpecen nuestra vida, te pedimos que recibas en tus manos a... y que lo libres de las ataduras y confusiones con que lo hostiga el que es nuestro enemigo.

Por tu gracia, por tu intercesión, con tu ejemplo, líbranos de todo mal, Señora Nuestra, y desata los nudos que impiden nos unamos a Dios, para que. libres de toda confusión y error, Lo hallemos en todas las cosas, tengamos en Él puesto nuestros corazones y podamos servirle siempre en nuestros hermanos.

Amén.

VIRGEN MARÍA DESATA NUDOS



 VIRGEN MARIA DESATANUDOS
Es una advocación de la Inmaculada Concepción.
 Fiesta: 8 de diciembre
 Patronta de: Matrimonios y Conflictos  


Las madres siempre están desatando nudos en el hogar. María Santísima, la mejor de las madres, conoce muy bien los nudos que nos atan a pecados y a problemas que parecen no tener solución. Como la vemos en la pintura, ella desata nuestros nudos. Confiémoslo todo en sus manos. Sobre todo los nudos de la vida conyugal.

Esta devoción comenzó en Augsburgo, Alemania. (en alemán: Maria Knotenlöserin). La pintura original se encuentra en la iglesia de San Peter am Perlach. Es obra de Johann Melchior Georg Schmittdner, del año 1700.

La devoción se ha propagado por todo el mundo, sobre todo en los últimos años en Argentina.

La pintura nos muestra a La Virgen actuando bajo la fuerza e inspiración del Espíritu Santo que está sobre ella en forma de paloma. Está rodeada de ángeles que le asisten pues ella es la reina. A su izquierda un ángel le alcanza la cinta llena de nudos, a su derecha otro ángel recoge la cinta ya desatada.

La Virgen Desatanudos es una advocación de la Inmaculada Concepción, con la luna bajo sus pies. Ella no solo desata los nudos sino que aplasta con su pié la causa de todos ellos: la maldita serpiente fomentadora del pecado.  En la parte inferior del cuadro, un ángel guía a un hombre por la oscuridad de la vida.

La Virgen quiere ayudarnos pero requiere nuestra humildad para dejarnos llevar de la mano.  Hay que saber que estamos en batalla  espiritual. El demonio no puede contra el Hijo de María, Jesús y anda tras sus otros hijos. ¿Quienes son los hijos de María? La Biblia nos dice: "Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús" Apocalipsis 12,17. Pero mientras seamos hijos fieles el enemigo no podrá vencernos.  La Madre es refugio seguro.

MARÍA...¿QUIÉN ERES?

Autor: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe 
María ... ¿Quién eres?
María era humilde y pura; que era decidida y valiente para enfrentar la vida; que era capaz de callar cuando no entendía y de reflexionar y meditar; que se preocupaba de los demás y que era servicial y caritativa; que tenía fortaleza moral; que era franca
 
María ...  ¿Quién eres?
María ... ¿Quién eres?

¿Quién es María?


María nació en Nazaret, Galilea, 15 ó 20 años antes del nacimiento de Cristo. Sus padres, según la tradición, fueron Joaquín y Ana. María era judía. Fue educada en la lectura de los libros santos y en la obediencia a la ley de Dios. Hizo voto de virginidad. Se desposó con José estando ambos de acuerdo en permanecer vírgenes por amor a Dios. Un ángel del Señor se le apareció y le comunicó que el Espíritu Santo descendería sobre ella, y que de ella nacería el Hijo de Dios (Lc. 1, 35). María aceptó tan maravilloso destino con estas palabras: «Hágase en mí según tu Palabra», y en aquel instante Jesús fue concebido en su seno. El nacimiento del Niño fue en Belén de Judea y fue acompañado de diversas circunstancias, que refieren los Evangelios de Mateo y de Lucas.

¿Qué se sabe acerca de María después del nacimiento de Jesús?

Al cabo de algún tiempo, vemos a María, a José y al Niño instalados en Nazaret. Allí hay un solo episodio notorio: la pérdida y hallazgo del Niño, a los 12 años, en Jerusalén. Fue el tiempo que llamamos de la «vida oculta» de Jesús, su vida de hogar, de familia, de trabajo. Jesús empieza su vida «pública», su vida apostólica y misionera, hacia los 30 años. María lo acompaña, a veces de cerca, a veces más lejos. El Evangelio nos la muestra en Cana asistiendo a un matrimonio, y al pie de la cruz en que Jesús está muriendo. También en varias otras oportunidades. El libro de los Hechos la menciona en el Cenáculo junto a los apóstoles, después de la Resurrección del Señor. La Tradición sugiere que murió en Efeso -en el Asia Menor- en casa de Juan el Evangelista.

¿Cómo era María? 

Del Evangelio se desprende que María era humilde y pura; que era decidida y valiente para enfrentar la vida; que era capaz de callar cuando no entendía y de reflexionar y meditar; que se preocupaba de los demás y que era servicial y caritativa; que tenía fortaleza moral; que era franca y sincera; que era leal y fiel. María es, como mujer, un modelo para las mujeres. Es también para los hombres el tipo ideal de mujer.

¿En qué consiste principalmente la grandeza de María? 

En ser madre de Dios. Algunos han dicho que María es madre de Jesús «en cuanto hombre», pero no de Jesús «en cuanto Dios». Esta distinción es artificial y, de hecho, nunca la hacemos. Una madre es madre de su hijo tal cual es o llega a ser. No decimos que la madre de un presidente, por ejemplo, ha sido la madre de él como niño pero no como presidente o que nuestra mamá sea madre de nuestro cuerpo solamente, pero no de nuestra alma que es infundida por Dios. Nunca hacemos esta distinción; decimos simplemente que es nuestra madre. María es Madre de Jesús. Jesús es Dios. Luego, podemos decir que María es Madre de Dios y en eso consiste fundamentalmente su grandeza.

¿Tiene María alguna relación especial con la Santísima Trinidad?

Sin duda. Es la hija predilecta del Padre. Se lo dice el ángel el día de la Anunciación: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc. 1, 28). Tiene también con el Espíritu Santo una relación que se ha comparado a la de la esposa con el esposo. Lo dice el ángel: «El Espíritu Santo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño que nacerá de ti será llamado Santo e Hijo de Dios» (Lc. 1, 35). «No temas María porque has encontrado gracia delante de Dios» (Lc. 1, 30).

¿Qué dice la Biblia?

Vamos por parte: Es cierto que esos privilegios no están contenidos «explícitamente» en la Biblia. La Biblia, por ejemplo, no habla de la Inmaculada Concepción ni de la Asunción. Pero están contenidos implícitamente en la Biblia. Por ejemplo, en una semilla de rosal no está la rosa. No se ve la rosa, pero ahí está en germen y poco a poco con la savia que viene de la tierra húmeda y con el calor del sol brotará el rosal y en él florecerá la rosa.

Así también todo lo que la Iglesia enseña de María ha brotado de la semilla del Evangelio, al calor del Espíritu Santo, que sigue iluminando al Pueblo de Dios y lo lleva a descubrir de a poco toda la riqueza que El mismo ha colocado, como en un germen, en la Escritura inspirada por El.
Todo lo que la Iglesia enseña acerca de María es coherente con la imagen de María que nos formamos al leer el Evangelio, con humildad y con espíritu de fe.

¿Qué dicen los evangelios acerca de las hermanas y hermanos de Jesús?

El idioma que usaba Jesús y sus discípulos no tiene muchas palabras para distinguir los distintos grados de parentesco. Para todo se usaba la palabra «hermano» y así lo vemos en Génesis 13, 8 y en Mt. 13, 55. Las palabras originales que traducimos en castellano por «hermanos» y «hermanas» significan no sólo los hermanos carnales sino también los primos y otros parientes cercanos. La Virgen María no tuvo otros hijos. Jesús es el «único hijo» de María. Esto se muestra claramente por el hecho de que al morir, Jesús entregó su madre a Juan (Jn. 19, 27).

San Pablo dice que Jesucristo es el único Redentor y ¿por qué dice la Iglesia católica que María es corredentora?

Así es. Jesús es el único Redentor, pero San Pablo enseña también que nosotros colaboramos a la redención uniendo nuestros sufrimientos a los de Cristo. «Me alegro por lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando en mi propio cuerpo lo que falta a los sufrimientos de Cristo por la Iglesia, que es su cuerpo» (Col. 1, 24). María sufrió durante la pasión de su Hijo como nadie jamás ha sufrido, porque tenía, más que nadie, horror al pecado, porque amaba a su Hijo más que nadie; porque amaba a los hombres por quienes su Hijo sufría y moría. Por eso ha participado tan íntimamente en la redención. No es ella la redentora; hay un solo Redentor, Jesucristo. Pero se la puede llamar corredentora con toda propiedad explicando bien el alcance de este término.

Algunos dicen que los católicos adoran a María como si fuera Dios, o creen en María más que en Dios ¿es cierto esto?

Adorar a María sería una idolatría, un pecado contra el primer mandamiento de la Ley de Dios. «Sólo a Dios adorarás» (Lc. 4, 8). Jamás la Iglesia ha enseñado cosa semejante. María es una mujer, una creatura, la más santa de todas las creaturas, pero solamente una creatura.
A María la queremos, la veneramos, conversamos con ella en la oración, le damos culto no de adoración que está reservado sólo a Dios, sino un culto de veneración como se lo damos a los santos que, como ella, son seres humanos, simples creaturas; y le pedimos que nos haga conocer, amar y seguir a Jesús como ella lo conoció, lo amó y lo siguió.

¿No será que el culto a María distrae del culto a Cristo? 

No distrae de él, sino que conduce a él. María presintió el culto que le sería dado a lo largo de los siglos, cuando exclamó: «Desde ahora me proclamarán bienaventurada todas las generaciones» (Lc. 1, 42). Ya Isabel, su prima, se lo había anunciado: «Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (Lc. 1, 48). Los millares de iglesias dedicadas a María, las multitudes de personas que acuden a sus santuarios, los millones de Avemarías que se rezan diariamente en el mundo, han confirmado ese presentimiento y ese anuncio. El que conoce a María la ama, y se esfuerza por darla a conocer y por conocer y amar a Cristo. Se alimenta de su Palabra. Se integra en la vida de la Iglesia, cumple los mandamientos y participa de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía.

¿Cual será la relación de María con Cristo?
María es madre. Es también discípula, su más perfecta discípula, su primera y fidelísima seguidora y su inseparable colaboradora. María es un reflejo de la santidad de su Hijo Jesús. Se la ha comparado a la luna que nos ilumina de noche con una luz más suave que la del día y que no es sino un reflejo de la luz deslumbrante del sol.
11. ¿Cuál es la relación de María con la Iglesia?
Siendo madre «de Cristo» y, siendo nosotros por adopción, hermanos de Cristo, María es también Madre «nuestra». Así lo dijo también expresamente Cristo en la cruz cuando le dijo a Juan: «He ahí a tu madre» (Jn. 19, 27). María, siendo discípula y seguidora de Cristo, es nuestro modelo, la que va delante en nuestra peregrinación hacia Cristo, la que nos muestra el camino y nos anima a seguirlo: modelo de fe, de esperanza y de amor. Estando María ahora en el cielo, intercediendo por nosotros, nos encomendamos a ella para que nos ayude a vivir aquí en la tierra como cristianos y alcanzar nuestro destino final que es el cielo.

Los títulos de la Virgen
¿Por qué hablan algunos de la Virgen «del Carmen» y otros de la Virgen «de la Tirana» o de «Lourdes»? ¿Por qué hay tantas imágenes y advocaciones distintas de la Virgen? ¿Son acaso muchas las Vírgenes?


La Virgen María es una sola. La que conocemos en el Evangelio, con la fe de la Iglesia, es María de Nazaret, la Madre de Jesús. Los diversos nombres y las distintas imágenes aluden a las circunstancias o misterios de su vida. La Mater Dolorosa al pie de la cruz es una mujer madura, traspasada de dolor. La Virgen del Tránsito o de la Asunción es una mujer transfigurada, entrando en la gloria.

Otros nombres se refieren a los distintos lugares en que se celebra su culto: Virgen de Lourdes, de Guadalupe... Pero la Santísima Virgen es una sola. Los miles de artistas que han querido pintarla y esculpirla se la han imaginado cada cual a su manera, buscando, sin embargo, su inspiración en el Evangelio y en la fe de la Iglesia.

¿Qué se debe entender por apariciones de la Virgen? 

La Santísima Virgen puede, si quiere, intervenir desde el cielo en asuntos humanos por amor a los hombres. Puede «aparecerse» a tal o cual persona, habitualmente a niños o personas humildes, y entregarles un mensaje para que los hombres se conviertan y vuelvan a Dios.

¿Cree la Iglesia, así no más, a cualquiera que dice que se le apareció la Virgen?

La Iglesia tiene mucha prudencia y sabiduría y es muy lenta en reconocer una aparición. Primero estudia, averigua y comprueba, a fin de no inducir a nadie a engaño. Y hechas las averiguaciones y después de varios años se pronuncia y reconoce con su autoridad si la aparición es real o ficticia. En algún caso la Iglesia se ha convencido de la autenticidad de una aparición por la santidad de vida del vidente, por la pureza del mensaje entregado o por los hechos ocurridos en el lugar de la aparición: curaciones, conversiones, etc. Esto es lo que ocurrió en Lourdes, Francia, en 1858 y en Fátima, Portugal, en el año 1917. En otros casos la Iglesia ha rechazado las supuestas apariciones o simplemente no se pronuncia esperando que el tiempo establezca la verdad.

¿Cuál es la mejor manera de orar a la Santísima Virgen?

La oración principal es la del Ave María que consta de dos partes: la primera parte está tomada del Evangelio, del relato de la Anunciación y de la Visitación: «Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor está contigo» (Lc. 1, 28). «Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (Lc. 1, 42).

La segunda parte ha sido agregada por la Iglesia: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».

¿Qué es el santo rosario?

Es una manera de unirnos a la Santísima Virgen María rezando cinco veces un Padre nuestro, diez Avemarías y un gloria, y recordando cada vez un misterio de la vida del Señor. Hay 5 misterios gozosos, que se rezan los lunes y sábado, 5 misterios dolorosos, que se rezan los martes y viernes, 5 misterios luminosos que se rezan los jueves y 5 misterios gloriosos que se rezan los miércoles y domingos. Otras hermosas oraciones a la Virgen son la «Dios te salve Reina y Madre»; el «Bendita sea tu pureza», etc.

Cuestionario

¿Qué sabemos de María? ¿Dónde radica su grandeza? ¿Podemos llamar a María «Madre de Dios»? ¿Por qué? ¿De qué nos acusan algunas sectas? ¿Adoramos los católicos a María? ¿Qué significa que le damos culto de veneración? ¿Qué anunció María en lo referente a su memoria? ¿Cómo la recuerda la historia a través de los siglos? ¿Se ha aparecido la Virgen María? ¿Dónde y cuándo? ¿Cuál ha sido su mensaje. ¿Qué es el Santo Rosario? ¿Es bíblica?
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