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martes, 12 de agosto de 2014
viernes, 8 de agosto de 2014
UNA SONRISA
UNA SONRISA
Cuando pensamos en las cosas que pueden pasar en la vida, las preocupaciones, los problemas, el estrés y las luchas, nos olvidamos de una cosa que puede cambiarlo todo: y esa es una sonrisa que puede ser hallada en abundancia.
En el Hospital Christie en Manchester, lo primero que uno ve es una sonrisa en un rostro dirigida a un extraño—a mí. Y no es algo extraño dondequiera que vayamos, hay siempre una sonrisa, un rostro cálido y un brillo. El personal es fantástico y provee un sentimiento de paz haciéndonos sentir que no nos sobrevendrá ningún daño. ¿Y cómo es que lo logran?
Con serenidad y astucia, mientras realizan sus labores diarias con una eminente sonrisa. Pero una cosa inspira a cada uno de los pacientes, a pesar del estado de su salud, ninguno de ellos—una mezcla de todas las razas y sexos—será atendido sin una sonrisa de “oreja a oreja”. Al mirar alrededor, me animo y cobro fuerzas.
Me sumaré a este grupo sin importar por cuánto tiempo para salir de esto una persona mucho más fuerte. Planeo sonreír más cada día ahora que he aprendido su verdadero significado.
La reflexión de hoy, escrita desde la perspectiva de un paciente en un hospital, no es en realidad tan sólo un llamado a un grupo de profesionales de la medicina, sino más bien un desafío a todos nosotros. Y es que el autor, a pesar de su estado de salud, reconoce el valor espiritual y terapéutico que una sonrisa puede ofrecer. ¡Caramba!
No es tan sólo que el sonreír nos bendiga a nosotros mismos—ya hemos escuchado que sonriendo, tensamos muchísimos menos músculos que frunciendo el ceño—sino que a través de la sonrisa cálida y genuina podemos compartir paz y sanidad a quienes tanto lo necesitan. Obviamente, el énfasis está en la calidez y genuinidad de una sonrisa que nace en el corazón y no simplemente en la intención de pasar por socialmente correctos.
Tal vez sea ese parte de nuestro servicio a Dios: sonreír a los demás y alegrarles el día. Pero tal vez Ud. piense que la sonrisa no brota tan rápidamente en su rostro y que necesita ayuda.
Entonces, ¿por qué no dedicar un tiempito este fin de semana para acercarnos—junto con tantos otros que necesitan al Señor—a una congregación y adorar con ellos, abriendo nuestros corazones para recibir no sólo la paz, poder y sabiduría que todos necesitamos, sino también la gracia para bendecir a cuantos nos rodean…con una sonrisa del corazón?
DEJÉMONOS QUERER POR LA VIRGEN MARÍA
Dejémonos querer por María
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
. Se nos propone como prototipo del amor, el de la madre, persona con la que primero tuvimos contacto sensible en esta vida y quien siempre llevaba ella la iniciativa en las muestras de amor, besos, caricias, abrazos, etc...
. De “pequeñines” nos dejábamos querer por la nuestra madre, después ya iba buscando que tuviéramos nosotros la iniciativa en las muestras de amor y cariño.
. En nuestros años infantiles nuestra piedad mariana venía arropada por el ambiente del hogar y de la escuela: Las Tres avemarías rituales al levantarnos y al acostarnos. En fechas señaladas como en Mayo se respiraba un ambiente mariano con el “ejercicio de las flores” ante el altar construido dentro del aula, en cuya parte más alta se había colocado una imagen o cuadro de la Virgen.
. Al llegar a la adolescencia se nos proponía a María como guía, modelo para nuestra vida de acercamiento a Cristo. Con el entusiasmo de la entrega le cantábamos: “Mientras mi vida alentare todo mi amor para Ti...”
. Los años pasaban y aquellos fervores se iban debilitando o apagando. Se seguía a falaces sirenas, que prometían una felicidad inmediata, pero que nunca llegaba a llenar plenamente nuestras ansias de felicidad. Fueron los años de alejarse de la mayoría de las prácticas religiosas, de la incoherencia entre lo que pedíamos a los otros y lo que nosotros nos exigíamos.
. Como hay tiempo para todo, cuando se llega a la adultez no sólo de los años, sino también del interior, uno echa una mirada retrospectiva para ver las cosas que han cambiado a nuestro alrededor con el paso de los años y también de lo que nosotros hemos cambiado.
. Descubrimos que siempre estuvo pendiente de nosotros María, nuestra Madre,, vamos recorriendo nuestra historia y le tenemos que decir con la canción:
¡ Cuántas veces siendo niño te recé, con mis besos te decía que te amaba! Poco a poco con el tiempo olvidándome de Ti por caminos que se alejan, me perdí
Hoy he vuelto, Madre, a recordar ¡cuántas cosas dije ante tu altar! y al rezarte puedo
comprender que una madre no se cansa de esperar
. La tónica del comportamiento de María es la de estar siempre cerca de nosotros para llevarnos a su Hijo.. Ella nos ha contemplado con gozo y alegría, cuando de pequeños acudíamos a su regazo; nos ha mirado con tristeza al vernos que nos alejábamos. Ella siempre ha sido la Madre de la misericordia, siempre pronta a salir a nuestro encuentro para ayudarnos a levantarnos y a limpiarnos:
“Aunque el hijo se alejara del hogar, una madre siempre espera su regreso.
Que el regalo más hermoso, que a los hijos da el Señor,
es su Madre y el milagro de su amor”.
. Los años para una madre no cuentan, siempre seremos los hijos de María y mientras más niños nos sintamos, con mayor presteza y confianza acudiremos a su regazo. No es necesario que le contemos nuestros equívocos, errores, fallos, etc... sólo hace falta caer en sus brazos y dejarnos querer por Ella.
ORACIONES A LA VIRGEN DEL PERPETUO SOCORRO
ORACIONES A LA VIRGEN
DEL PERPETUO SOCORRO
ORACIÓN I
¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza habéis querido llamaros Madre del Perpetuo Socorro! Yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocaros, Vos seréis fiel en socorrerme. Alcanzadme, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Rogad a Jesús por mí, y salvadme.
__________
ORACIÓN II
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro!, en cuyos brazos el mismo Niño Jesús parece buscar seguro refugio; ya que ese mismo Dios hecho Hijo tuyo como tierna Madre lo estrechas contra tu pecho y sujetas sus manos con tu diestra, no permitas, Señora, que ese mismo Jesús ofendido por nuestras culpas, descargue sobre el mundo el brazo de su irritada justicia; sé tú nuestra poderosa Medianera y Abogada, y detenga tu maternal socorro los castigos que hemos merecido. En especial, Madre mía, concédeme la gracia que te pido.
__________
ORACIÓN III
Santísima y siempre pura Virgen María, Madre de Jesucristo, Reina del mundo y Señora de todo lo creado; que a ninguno abandonas, a ninguno desprecias ni dejas desconsolado a quien recurre a Ti con corazón humilde y puro. No me deseches por mis gravísimos e innumerables pecados, no me abandones por mis muchas iniquidades, ni por la dureza e inmundicia de mi corazón me prives de tu gracia y de tu amor, pues soy tu hijo. Escucha a este pecador que confía en tu misericordia y piedad: socórreme, piadosísima Madre del Perpetuo Socorro, de tu querido Hijo, omnipotente Dios y Señor nuestro Jesucristo, la indulgencia y la remisión de todos mis pecados y la gracia de tu amor y temor, la salud y la castidad y el verme libre de todos los peligros de alma y cuerpo. En los últimos momentos de mi vida, sé mi piadosa auxiliadora y libra mi alma de las eternas penas y de todo mal, así como las almas de mis padres, familiares, amigos y bienhechores, y las de todos los fieles vivos y difuntos, con el auxilio de Aquel que por espacio de nueve meses llevaste en tu purísimo seno y con tus manos reclinaste en el pesebre, tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que es bendito por los siglos de los siglos. Amén.
__________
ORACIÓN IV
Oh Madre del Perpetuo Socorro, concédeme la gracia de que pueda siempre invocar tu bellísimo nombre ya que él es el Socorro del que vive y Esperanza del que muere. Ah María dulcísima, María de los pequeños y olvidados, haz que tu nombre sea de hoy en adelante el aliento de mi vida. Cada vez que te llame, Madre mía, apresúrate a socorrerme, pues, en todas mi tentaciones, y en todas mis necesidades propongo no dejar de invocarte diciendo y repitiendo: María, María, Madre Mía.
Oh qué consuelo, qué dulzura, qué confianza, qué ternura siente todo mi ser con sólo repetir tu nombre y pensar en ti, Madre Mía. Bendigo y doy gracias a Dios que te ha dado para bien nuestro ese nombre tan dulce, tan amable y bello. Mas no me contento con pronunciar tu bendito nombre, quiero pronunciarlo con amor, quiero que el amor me recuerde que siempre debo acudir a ti, Madre del Perpetuo Socorro.
¿DE QUIÉN ES LA VIRGEN MARÍA?
¿De quien es la Virgen María?
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
La madre tiene capacidad para amar a todos sus hijos, el número de ellos no disminuye el que les profesa a cada uno en particular, aunque según la necesidad así derrocha más amor.
1. - Maria es de Dios. Lógico. Es su criatura. Cristo le preservó de que naciera con pecado, porque la había escogido para que fuera su Madre.
2.- Maria es de los hombres. Es de su misma raza. Pasó las estrecheces que cada hombre tiene que pasar en esta vida.
La mujer del "montón" que con la sencillez que tenia no llamó la atención de ningún hombre 'importante, pero si llamó la atención de Dios para fijarse en Ella haciéndola su Madre.
3.- María es de los cristianos. Ellos la tienen como Madre, Cristo así lo quiso, era lo único que le quedaba en la cruz y también nos lo dio.
A Ella acuden como refugio en la tentación, auxilio en la necesidad y siempre como Madre, pues, al serlo de la Iglesia lo es de cada uno de los cristianos, ante su imagen se postran en la lejana y solitaria ermita de la montaña como en el camarín de su más concurrido santuario
En el templo del alma de cada cristiano se levanta un altar en honor de Madre.
4. - Todos la reclaman para sí
El niño que ha aprendido de la madre de la tierra a invocar a la Madre del Cielo.
El joven que en sus borrascosos años la siente como el faro que le orienta a puerto seguro.
El adulto que con el paso de los años no ha dejado de sentirse niño invocándola como Madre.
La mujer que ve claro la igualdad y dignidad de la persona por parte de Dios, ya que El ha elegido a María para esa dignidad tan grande.
María es de todos, en su corazón de Madre tienen cabida todos los hombres con sus necesidades, sus preocupaciones, sus ilusiones. Su mismo nombre nos indica esa riqueza, ya que más de 70 etimologías distintas le han sacado a su nombre. i Y todas le cuadran bien!.
María es de todos, nadie se la puede apropiar, las riquezas de sus advocaciones nos muestran el gran amor que María nos tiene, pues, quien a Ella acude, no queda defraudado.
¿De quién es María? De todos, porque es Madre de todos los hombres.
miércoles, 6 de agosto de 2014
LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
Intercesión de la Virgen María
Fray Ángel Martín Fernández
Madre de Dios que acoges amorosa
nuestra piedad,
tú que estás a la diestra
de Jesús, y conoces
su lado bueno, atiende
a quien acude a ti, cansado
de tanto andar, no siempre
por las piedras más llanas del camino.
Hoy me llego hasta ti, Madre, seguro
de tu favor. Nadie mejor, Señora,
para mediar ante la bondadosa
mano del Hijo.
Pon un beso
en mi nombre en la llaga desangrada
que le clavó al madero
encarnizado de mi ingratitud.
Necesito sentirme tan cercano
a su dolor, que el mismo clavo
que destrozó su mano, clave el pulso
desconcertado de mi sufrimiento.
Tú que estás a la diestra
de Jesús, no distraigas
la mirada de amor con que mirabas
sus ojos, protegiendo
sus días claros y sus claras noches.
ROSA MORENA - POEMA A LA VIRGEN MARÍA
Rosa Morena
Alfonso Escárcega
Rosa Morena, del Rosal divino
que Cristo con sus lágrimas regara,
Rosa de barro fresco y cantarino
que el Cielo sólo a México donara...
Rosa-canela, hermosamente obscura,
que el sol besara tanto, tantas veces,
que transformó su virginal blancura
en el color trigueño de las mieses...
Rosa nuestra, pintada por las rosas
que Juan Diego tomó de los rosales
nacidos entre peñas venturosas:
¡Dame, Rosa de rosas, una rosa
que arome mis tristezas y mis males
tan huérfanos de rosas, Rosa hermosa...!
RUEGA POR NOSOTROS, VIRGEN MARÍA
Ruega por nosotros
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R
Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque de Dios eres amada
y de santidad inspiradora.
Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque de Dios eres la sierva
y Él que eleva a los humildes
a la gloria te ha ensalzado.
Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque de Dios luz eres radiante
en Cristo Muerto y Resucitado.
Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque en Dios eres puente
para llevarnos al cielo
a nosotros pecadores.
Ruega por nosotros,
Virgen santa,
porque de Dios eres Madre
cuando en ti se hizo Hombre
y Cristo se embarcó para siempre
en el devenir de la historia.
martes, 5 de agosto de 2014
QUIERO ESCUCHAR TU VOZ
Quiero escuchar tu voz
Jesús,
quiero escuchar tu voz
y seguir tus enseñanzas.
Quiero conocer tu vida, tus palabras,
tus gestos de amor verdadero.
Quiero prestar mucha atención
a lo que nos decís cada domingo en la Misa.
Quiero aprender a vivir como discipulo
y seguir tus pasos.
Abrí mi corazón,
mis oídos y mi inteligencia,
para que pueda recibir tu mensaje
y cambiar mi vida.
Quiero escuchar tu voz
para vivir cada día
más cerca de Dios.
¡Que así sea, Señor!
Marcelo A. Murúa
EL AMOR DE LA VIRGEN MARÍA LLENA NUESTRO CORAZÓN
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
El amor de María llena nuestro corazón
El amor de María llena nuestro corazónSi uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?
Dios es amor.
María Santísima es también amor.
Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios.
“Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención ".
Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos.
Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas.
Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella.
El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas.
¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor?
Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus".
¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen.
DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA, 5 DE AGOSTO
Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid Dedicación de la Basílica de Santa María | |||
Llamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto | |||
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