sábado, 16 de agosto de 2014

LOS PASTORCILLOS DE FÁTIMA, FRANCISCO Y JACINTA MARTO


Autor: . | Fuente: Zenit.org
Los pastorcillos de Fátima
Primera beatificación de niños no mártires

Juan Pablo II ha elevado a los altares a Jacinta y Francisco.
Se trata de hecho de la primera beatificación de niños que no son mártires, de ahí la necesidad del todo peculiar de probar el ejercicio de sus virtudes cristianas de manera verdaderamente ejemplar.

En lo que respecta a su carácter, eran muy distintos: Francisco, más bien reflexivo, reservado, bueno, flexible, conciliador, siempre dispuesto a ceder con tal de que no hubiera conflictos; Jacinta era sin embargo una niña vivaz, sensible, pero también --como la describe la propia Lucía-- susceptible y caprichosa, que fácilmente se encerraba en un enfado cuando había cualquier disputa. Según cuenta Lucía, prima de los niños en el Carmelo de Coimbra, Francisco y Jacinta ni siquiera parecían hermanos, a no ser por sus facciones. En cuanto a la fisonomía espiritual --muy importante en el contexto de una beatificación-- hay que destacar
que los dos tienen que decir a sus contemporáneos algo de mucha importancia y
lo hacen como niños, porque permanecieron como auténticos niños, aunque progresaron notablemente en su madurez y profundización del espíritu cristiano. Así lo explica a los micrófonos de Radio Vaticana el Postulador
de la causa de beatificación, el padre Paolo Molinari: «Su ejemplo nos dice que los niños tienen el corazón abierto al Señor y permanecen dóciles y atentos a las invitaciones de Dios, pueden y deben crecer constantemente en el auténtico amor personal a Jesucristo, con un sincero y activo amor
hacia las demás personas».

Les encantaba jugar y llevaban a pastar a las ovejas que les habían sido confiadas. Según las tradiciones familiares, debían recitar el Rosario.
Con la espontaneidad y la sencillez de los niños, para tener más tiempo para jugar, habían encontrado ingeniosamente el modo de recitarlo de una manera muy veloz, diciendo sólo «Ave María, Ave María, Ave María...». Así lo despachaban en dos minutos y el resto del tiempo lo dedicaban a jugar…

«Esto revela toda la autenticidad de la infancia --continúa explicando Molinari--: permanecen como verdaderos niños aunque , después de las apariciones y, por lo tanto, dada la docilidad a las mociones de la gracia
de Dios, intensifican su modo de orar y por ello no sólo rezan el Rosario de manera apropiada, sino que encuentran incluso tiempo para dedicar a la meditación de los misterios del Señor».

Ello se hace evidente en particular en Francisco, quien se ha impresionado sobre todo por la tristeza de Jesús en Getsemaní por los pecados de los hombres. Francisco desarrolla un amor personal al Señor, sintiendo intensamente la necesidad de hacerle compañía para consolarle en esta tristeza y por lo tanto hacer sacrificios de reparación y conseguir que los hombres se conviertan.

Jacinta, por su parte, con su delicadeza de corazón, tiene compasión hacia éstos y así se sacrifica, ofrece sus oraciones, intensifica todo su modo de vivir cristiano para obtener que aquellos que ofenden al Señor cambien de vida y se reduzcan también todas las penas que deberían derivarse del pecado. Ambos rezan y ofrecen su propia vida particularmente para obtener la paz: su existencia transcurre de hecho en los últimos años de la primera guerra mundial.

«El mensaje de estos dos niños --dice el padre Molinari--, me parece decisivo: es el de una intensificación de la vida espiritual, y por lo tanto también de una auténtica oración, orientada sin embargo a los otros: no se trata de un intimismo espiritual que no es ciertamente el verdadero cristianismo. Todo lo que hacen, incluida su oración y sus sacrificios,
está dirigido al bien de los demás y a obtener que el mundo cambie, que la
sociedad se transforme, para que los hombres no sigan sus instintos malvados y su egoísmo, sino que piensen mejor en vivir según los deseos de Dios».

SAN JUAN PABLO II Y LA VIRGEN DE FÁTIMA


San Juan Pablo II y la Virgen de Fátima

FÁTIMA - (ACI).- Al recorrer el Pontificado de Juan Pablo II, resulta evidente -y el mismo Santo Padre así lo ha indicado- la presencia maternal de la Virgen de Fátima y se confirma el carácter de peregrinación personal de la visita papal que hoy comienza.

Esta historia de amor filial comenzó el 13 de mayo de 1981. Juan Pablo II tenía poco más de dos años como Pontífice y ese mismo día, salvó de morir en un atentado perpetrado por el turco Alí Agca en la Plaza San Pedro.

"Cuando fui alcanzado por la bala no me di cuenta en un primer momento que era el aniversario del día en que la Virgen se apareció a tres niños en Fátima", reveló poco después el Pontífice y agregó que fue su secretario personal quien lo notó después de la operación en la que le extrajeron un proyectil del intestino.

Durante su convalecencia, el Papa pidió que le entreguen un informe sobre las apariciones de Fátima, que estudió en detalle hasta llegar a la conclusión que debía su vida a la amorosa intercesión de la Virgen.

Un año después del atentado, el 13 de mayo de 1982, Juan Pablo II viajó por primera vez a Fátima para "agradecer a la Virgen su intervención para la salvación de mi vida y el restablecimiento de mi salud".

En diciembre de 1983, el Papa visitó en la cárcel al hombre que intentó matarlo. El mismo Alí Agca habló de Fátima. "¿Por qué no murió? Yo sé que apunté el arma como debía y sé que la bala era devastante y mortal. ¿por qué entonces no murió? ¿por qué todos hablan de Fátima?"

Un año más tarde, Juan Pablo II formalizó su devoción y agradecimiento a la Virgen donando al santuario de Fátima la bala que le extrajeron, la misma que desde 1984 está engarzada en la aureola de la corona de la imagen mariana que preside el santuario.

Asimismo, donó la faja blanca que llevaba el día del atentado al santuario polaco de Jasna Gora, cuya Virgen es venerada desde hace siglos por sus compatriotas como símbolo de la unidad nacional.

En 1991 el Santo Padre regresó al santuario, donde afirmó que "la Virgen me regaló otros diez años de vida". En más de una ocasión ha señalado que considera todos sus años de Pontificado posteriores al atentado como un regalo de la Divina Providencia a través de la intercesión de la Virgen de Fátima.

El Papa también se ha referido a los dos mensajes conocidos de la Virgen de Fátima y en su visita de 1982, Juan Pablo II consagró solemnemente el mundo entero al corazón inmaculado de María, siguiendo una de las recomendaciones dadas por la Virgen a los pastorcitos.

Tras un encuentro con la hermana Lucía, la tercera vidente y única sobreviviente de Fátima, Juan Pablo II repitió la consagración dos años más tarde, luego de escribir una carta a los obispos de los cinco continentes para que se unieran a la celebración.

Sobre el tercer secreto no revelado de Fátima se han hecho múltiples especulaciones. El Santo Padre, conocedor del mismo, ha escrito al respecto que "Cristo triunfará a través de Ella, porque quiere que las victorias de la Iglesia en el mundo contemporáneo y en el futuro estén unidas a ella".

viernes, 15 de agosto de 2014

IMÁGENES DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS











PENSAMIENTO MARIANO 56


PENSAMIENTO MARIANO 55


PENSAMIENTO MARIANO 54


BENDITA SEA TU PUREZA


PENSAMIENTO MARIANO 53


jueves, 14 de agosto de 2014

EL TRIUNFO DEFINITIVO DE LA VIRGEN MARÍA - 15 DE AGOSTO


Autor: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
El triunfo definitivo de María
Lucas 1, 39-56. Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María. Que hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, guía y compañera de camino hasta la eternidad.

El triunfo definitivo de María
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56 

En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!Y dijo María: Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia- como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos. María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa. 

Oración introductoria 

María, madre de Jesús y madre mía, tú escuchaste siempre a tu Hijo. Tú supiste glorificarlo y te llenaste de júbilo al saber reconocer a Dios. Estrella de la mañana, refugio de los pecadores, háblame de Él y muéstrame el camino para seguir a Cristo por el camino de la fe. 

Petición 

María, ayúdanos a imitar tu docilidad, tu silencio y escucha. María, háblanos de Jesús. 

Meditación del Papa Francisco 

Qué bello es esto: hacer memoria de Dios, como la Virgen María que, ante la obra maravillosa de Dios en su vida, no piensa en el honor, el prestigio, la riqueza, no se cierra en sí misma. Por el contrario, tras recibir el anuncio del Ángel y haber concebido al Hijo de Dios, ¿qué es lo que hace? Se pone en camino, va donde su anciana pariente Isabel, también ella encinta, para ayudarla; y al encontrarse con ella, su primer gesto es hacer memoria del obrar de Dios, de la fidelidad de Dios en su vida, en la historia de su pueblo, en nuestra historia: "Proclama mi alma la grandeza del Señor... porque ha mirado la humillación de su esclava... su misericordia llega a sus fieles de generación en generación". María tiene memoria de Dios. En este cántico de María está también la memoria de su historia personal, la historia de Dios con ella, su propia experiencia de fe. Y así es para cada uno de nosotros, para todo cristiano: la fe contiene precisamente la memoria de la historia de Dios con nosotros, la memoria del encuentro con Dios, que es el primero en moverse, que crea y salva, que nos transforma. (S.S. Francisco, 29 de septiembre de 2013). 

Reflexión 

Hay, en Jerusalén, dos basílicas cristianas dedicadas a la Asunción de la Santísima Virgen. Una, más pequeña y modesta en su fachada, pero muy hermosa por dentro, se encuentra al lado del huerto de Getsemaní. Está en el fondo del torrente Cedrón y muy cerquita de la basílica de la "Agonía" o de "Todas las naciones". La fachada es cruzada, pero el interior es la cripta de la primitiva iglesia bizantina construida a finales del siglo IV, durante el reinado de Teodosio el Grande (379-395). Y se cree que en este santo lugar yació el cuerpo de la Virgen María antes de ser asunta a los cielos. 

La otra iglesia, ubicada en el Monte Sión, es una de las iglesias católicas más grandes y más magníficas de Jerusalén, y se le conoce con el nombre de "iglesia de la Dormición", pues en ella se pretende recordar y celebrar el "tránsito" de la Virgen de este mundo al otro. Está ubicada a unos cuantos pasos del Cenáculo, en donde nuestro Señor celebró la Última Cena con sus discípulos y en donde instituyó la Eucaristía. 

Otra tradición dice que María murió en Éfeso, bajo el cuidado del apóstol san Juan. Pero no consta, ni parece verosímil que la Virgen se fuera a una ciudad tan lejana, ya anciana, siendo que en Jerusalén tendría a muchos de sus familiares. Además, la antiquísima veneración del sepulcro de la Virgen en Getsemaní y la celebración de la fiesta de la Dormición de María en Jerusalén inclinan la balanza hacia esta afirmación. 

Sea como sea, el hecho es que, desde los primerísimos años de la Iglesia, ya se hablaba del "tránsito" de la Santísima Virgen, de su "dormición" temporal y de su "asunción" a los cielos. Y, sin embargo, aunque era una creencia general del pueblo cristiano, la Iglesia no proclamó este dogma sino hasta el año santo de 1950. Ha sido, hasta el presente, el último dogma mariano. La bula declaratoria de Pío XII reza así: "Proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial". 

La Asunción de María no se contiene de modo explícito en la Sagrada Escritura, pero sí implicítamente. El texto del Apocalipsis que escuchamos en la primera lectura de la Misa de hoy puede ser un atisbo, aunque no tiene allí su fundamento bíblico. Más bien, los Santos Padres y los teólogos católicos han visto vislumbrada esta verdad en tres elementos incontestables de nuestra fe: la unión estrecha entre el Hijo y la Madre, atestiguada en los Evangelios de la Infancia; la teología de la nueva Eva, imagen de la mujer nueva y madre nuestra en el orden de la gracia; y la maternidad divina y la perfecta redención de María por parte de Cristo. Todo esto "exigía" la proclamación de la Asunción de nuestra santísima Madre al cielo. 

En efecto, la persuasión de todo el orbe católico acerca de la excelsa santidad de María, toda pura e inmaculada desde el primer instante de su concepción; el privilegio singularísimo de su divina maternidad y de su virginidad intacta; y su unión íntima e inseparable con Jesucristo, desde el momento de la Encarnación hasta el pie de la cruz y el día de la Ascensión de su Hijo al cielo, han sido siempre, desde los inicios, los argumentos más contundentes para creer que Dios no permitiría que su Madre se corrompiera en la oscuridad del sepulcro. Ella no podía sufrir las consecuencias de un pecado que no había conocido jamás. 

"Con razón no quisiste, Señor -rezamos en el prefacio de la Misa de hoy- que conociera la corrupción del sepulcro la mujer que, por obra del Espíritu, concibió en su seno al autor de la vida, Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro". 

La Asunción de nuestra Madre santísima constituye, además, una participación muy singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección y del triunfo definitivo de los demás cristianos, hijos suyos. 

Ella, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y primicia de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. Y ya desde ahora, María brilla ante el pueblo de Dios, aún peregrino en este mundo, como faro luminoso, como estrella de la mañana, como señal de esperanza cierta, como causa de nuestra alegría, como auxilio de los cristianos, refugio de los pecadores y consuelo de los afligidos. ¡El triunfo de María es ya nuestro triunfo! 

Propósito 

¡Acójamos hoy a su regazo maternal y que María santísima, asunta hoy al cielo, sea siempre nuestra Madre, nuestra guía, nuestra protectora y abogada, nuestra reina y nuestra compañera de camino hasta la eternidad! 

Diálogo con Cristo 

"No se aparte María de tus labios ni de tu corazón; y para conseguir su ayuda intercesora, no te apartes tú de los ejemplos de su virtud. No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si la contemplas. Si ella te tiene de su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; si ella es tu guía, no te fatigarás; y si ella te ampara, llegarás felizmente al puerto". Texto de san Bernardo 

LA VIRGEN MARÍA ESTÁ CERCA DE CADA UNO DE NOSOTROS


Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
María está cerca de cada uno de nosotros
Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, está "dentro" de todos nosotros.

María está cerca de cada uno de nosotros

Esta poesía de María –el «Magníficat»– es totalmente original; sin embargo, al mismo tiempo, es un "tejido" hecho completamente con "hilos" del Antiguo Testamento, hecho de palabra de Dios. 

Se puede ver que María, por decirlo así, "se sentía como en su casa" en la palabra de Dios, vivía de la palabra de Dios, estaba penetrada de la palabra de Dios. En efecto, hablaba con palabras de Dios, pensaba con palabras de Dios; sus pensamientos eran los pensamientos de Dios; sus palabras eran las palabras de Dios. Estaba penetrada de la luz divina; por eso era tan espléndida, tan buena; por eso irradiaba amor y bondad. 

María vivía de la palabra de Dios; estaba impregnada de la palabra de Dios. Al estar inmersa en la palabra de Dios, al tener tanta familiaridad con la palabra de Dios, recibía también la luz interior de la sabiduría. Quien piensa con Dios, piensa bien; y quien habla con Dios, habla bien, tiene criterios de juicio válidos para todas las cosas del mundo, se hace sabio, prudente y, al mismo tiempo, bueno; también se hace fuerte y valiente, con la fuerza de Dios, que resiste al mal y promueve el bien en el mundo. 

Así, María habla con nosotros, nos habla a nosotros, nos invita a conocer la palabra de Dios, a amar la palabra de Dios, a vivir con la palabra de Dios, a pensar con la palabra de Dios. Y podemos hacerlo de muy diversas maneras: leyendo la sagrada Escritura, sobre todo participando en la liturgia, en la que a lo largo del año la santa Iglesia nos abre todo el libro de la sagrada Escritura. Lo abre a nuestra vida y lo hace presente en nuestra vida. 

Pero pienso también en el «Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica», que hemos publicado recientemente, en el que la palabra de Dios se aplica a nuestra vida, interpreta la realidad de nuestra vida, nos ayuda a entrar en el gran "templo" de la palabra de Dios, a aprender a amarla y a impregnarnos, como María, de esta palabra. Así la vida resulta luminosa y tenemos el criterio para juzgar, recibimos bondad y fuerza al mismo tiempo. 

María fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, y con Dios es reina del cielo y de la tierra. ¿Acaso así está alejada de nosotros? Al contrario. Precisamente al estar con Dios y en Dios, está muy cerca de cada uno de nosotros. 

Cuando estaba en la tierra, sólo podía estar cerca de algunas personas. Al estar en Dios, que está cerca de nosotros, más aún, que está "dentro" de todos nosotros, María participa de esta cercanía de Dios. 

Al estar en Dios y con Dios, María está cerca de cada uno de nosotros, conoce nuestro corazón, puede escuchar nuestras oraciones, puede ayudarnos con su bondad materna. Nos ha sido dada como "madre" –así lo dijo el Señor–, a la que podemos dirigirnos en cada momento. Ella nos escucha siempre, siempre está cerca de nosotros; y, siendo Madre del Hijo, participa del poder del Hijo, de su bondad. Podemos poner siempre toda nuestra vida en manos de esta Madre, que siempre está cerca de cada uno de nosotros. 

LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA A LOS CIELOS - VIERNES 15 DE AGOSTO


Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid 
Asunción de Nuestra Señora
"María, levántate, te traigo esta rama de un árbol del paraíso, para que cuando mueras la lleven delante de tu cuerpo, porque vengo a anunciarte que tu Hijo te aguarda". 
15 de agosto

Asunción de Nuestra Señora
Solemnidad

Solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, acabado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950.
Un ángel se aparecía a la Virgen y le entregaba la palma diciendo: "María, levántate, te traigo esta rama de un árbol del paraíso, para que cuando mueras la lleven delante de tu cuerpo, porque vengo a anunciarte que tu Hijo te aguarda". María tomó la palma, que brillaba como el lucero matutino, y el ángel desapareció. Esta salutación angélica, eco de la de Nazaret, fue el preludio del gran acontecimiento.

Poco después, los Apóstoles, que sembraban la semilla evangélica por todas las partes del mundo, se sintieron arrastrados por una fuerza misteriosa que les llevaba a Jerusalén en medio del silencio de la noche. Sin saber cómo, se encontraron reunidos en torno de aquel lecho, hecho con efluvios de altar, en que la Madre de su Maestro aguardaba la venida de la muerte. En sus burdas túnicas blanqueaba todavía, como plata desecha, el polvo de los caminos: en sus arrugadas frentes brillaba como un nimbo la gloria del apostolado. Se oyó de repente un trueno fragoroso; al mismo tiempo, la habitación de llenó de perfumes, y Cristo apareció en ella con un cortejo de serafines vestidos de dalmáticas de fuego. 

Arriba, los coros angélicos cantaban dulces melodías; abajo, el Hijo decía a su Madre: "Ven, escogida mía, yo te colocaré sobre un trono resplandeciente, porque he deseado tu belleza". Y María respondió: "Mi alma engrandece al Señor". Al mismo tiempo, su espíritu se desprendía de la tierra y Cristo desaparecía con él entre nubes luminosas, espirales de incienso y misteriosas armonías. El corazón que no sabía de pecado, había cesado de latir; pero un halo divino iluminaba la carne nunca manchada. Por las venas no corría la sangre, sino luz que fulguraba como a través de un cristal.

Después del primer estupor, se levantó Pedro y dijo a sus compañeros: "Obrad, hermanos, con amorosa diligencia; tomad ese cuerpo, más puro que el sol de la madrugada; fuera de la ciudad encontraréis un sepulcro nuevo. Velad junto al monumento hasta que veáis cosas prodigiosas". Se formó un cortejo. Las vírgenes iniciaron el desfile; tras ellas iban los Apóstoles salmodiando con antorchas en las manos, y en medio caminaba san Juan, llevando la palma simbólica. Coros de ángeles agitaban sus alas sobre la comitiva, y del Cielo bajaba una voz que decía: "No te abandonaré, margarita mía, no te abandonaré; porque fuiste templo del Espíritu Santo y habitación del Inefable". Acudieron los judíos con intención de arrebatar los sagrados despojos. Todos quedaron ciegos repentinamente, y uno de ellos, el príncipe de los sacerdotes, recobró la vista al pronunciar estas palabras: "Creo que María es el templo de Dios".

Al tercer día, los Apóstoles que velaban en torno al sepulcro oyeron una voz muy conocida, que repetía las antiguas palabras del Cenáculo: "La paz sea con vosotros". Era Jesús, que venía a llevarse el cuerpo de su Madre. Temblando de amor y de respeto, el Arcángel San Miguel lo arrebató del sepulcro, y, unido al alma para siempre, fue dulcemente colocado en una carroza de luz y transportado a las alturas. En este momento aparece Tomás sudoroso y jadeante. Siempre llega tarde; pero esta vez tiene una buena excusa: viene de la India lejana. Interroga y escudriña; es inútil, en el sepulcro sólo quedan aromas de jazmines y azahares. En los aires una estela luminosa, que se extingue lentamente, y algo que parece moverse y que se acerca lentamente hasta caer junto a los pies del Apóstol. Es el cinturón que le envía la virgen en señal de despedida. 

Esta bella leyenda iluminó en otros siglos la vida de los cristianos con soberanas claridades.

Nunca la Iglesia quiso incorporarla a sus libros litúrgicos, pero la dejó correr libremente para edificación de los fieles. Penetró en todos los países, iluminó a los artistas e inspiró a los poetas. Parece que resurgió, una vez más, en el valle de Josafat, allá donde los cruzados encontraron el sepulcro en el que se habían obrado tantas maravillas y sobre el cual suspendieron tantas lámparas. Como la piedad popular quiere saber, pidiendo certezas y realidades, la leyenda dorada aparece con los rasgos con que el oriental sabe tejerlos entre el perfume del incienso y azahares, adornada con estallidos y decorada con ángeles y pompas del Cielo. Se difunde en el siglo V en Oriente con el nombre de un discípulo de San Juan, Melitón de Sardes, Gregorio de Tours la pasa a las Galias, los españoles la leen en el fervor de la reconquista con peregrinos detalles y toda la Cristiandad busca en ella durante la Edad Media alimento de fe y entusiasmo religioso.

Ni fecha, ni lugar. ¿Cómo fue el prodigio? Escudriñando la Tradición hay un velo impenetrable. San Agustín dice que pasó por la muerte, pero no se quedó en ella. Los Orientales gustan de llamarla Dormición con ánimo de afirmar la diferencia. ¿Tránsito? Separación inefable. Ni el Areopagita, ni Epifanio, ni Dante acertaron a describir lo real indescriptible, inefable: el último eslabón de la cadena que se inicia con la Inmaculada Concepción y, despertando secretos armónicos, apostilla la Asunción con la Coronación que el arte de Fra Angélico se atreve a plasmar con pasta conservada en el Louvre. La Iglesia celebra, junto al Resucitado Hijo triunfante, a la Madre, singularmente redimida, Glorificada desde la Traslación.

miércoles, 13 de agosto de 2014

EL PAPA FRANCISCO VIAJA HOY MIÉRCOLES 13 DE AGOSTO A COREA


El Santo Padre comienza su viaje Corea
Francisco toma el avión este miércoles por la tarde, llegará a Seúl el jueves 14 y regresa al Vaticano el lunes 18

Ciudad del Vaticano, 13 de agosto de 2014 (Zenit.org) 

El santo padre Francisco inicia este miércoles el tercer viaje internacional de su pontificado. Tras acudir a Río de Janeiro con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2013 y a Tierra Santa el pasado mes de mayo para conmemorar el histórico encuentro entre el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras, este miércoles por la tarde Francisco saldrá desde el aeropuerto romano de Fiumicino con destino Seúl.


Fue el pasado 13 de abril, tras la oración del ángelus, cuando el Papa anunció públicamente su viaje a este país asiático. "Tengo la alegría de anunciar que si Dios quiere, el próximo15 de agosto en Daejeon, en la República de Corea, encontraré a los jóvenes asiáticos en su gran concentración continental”. Después, se supo también que otro de los eventos más significativos de este viaje será la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y 123 compañeros mártires.

En el primer día en Corea, el Santo Padre se reunirá con la presidenta, la señora Park Geun-hye, las autoridades institucionales y una representación del cuerpo diplomático. Por la tarde, será el encuentro con los obispos coreanos.

Francisco será el segundo Pontífice en visitar Corea del Sur, pero será el tercer viaje de un Papa, ya que Juan Pablo II acudió en dos ocasiones. La primer vez lo hizo en el año 1984 y la segunda fue en 1989. El primer Papa en visitar el continente asiático fue Pablo VI, cuando en 1970 realizó un visita a Irán, Pakistán, Filipinas y Samoa occidental.

La constitución de la República de Corea fue promulgada en 1948 y en diciembre de 1963 la República estableció relaciones diplomáticas con la Santa Sede. En el año 2007 el presidente de la República de Corea, fue recibido en el Vaticano por Benedicto XVI y en el 2009 su sucesor, Lee Myung Bak.

La República de Corea cuenta con una superficie de 99.268 km2 y una población de 50.220.000 de habitantes de los que 5.393.00 son católicos, el 10'7 por ciento de la población. Las circunscripciones eclesiásticas son 16, hay 1.673 parroquias y 843 centros pastorales. Realizan las tareas de apostolado 35 obispos, 4.261 sacerdotes, 516 religiosos y las religiosas son 9.016; los diáconos permanentes son 10. Hay 56 miembros laicos de Institutos seculares, 123 misioneros laicos y 14.195 catequistas. Los seminaristas menores son 395 y los mayores 1.489.  

Por otro lado, la Iglesia Católica cuenta en la República de Corea con 328 centros educativos de todos los niveles, en los que cursan poco mas de 221 mil estudiantes, además de 49 centros de educación especial. Existen también 200 centros asistenciales de propiedad de la Iglesia o dirigidos por eclesiásticos: 40 hospitales, 4 consultorios, 9 leprosarios, 513 casas para ancianos y minusválidos, 277 orfanatos y guarderías y 83 consultorios familiares y centros para la protección de la vida.

El crecimiento de la Iglesia católica en Corea del Sur ha sido muy notable. En 1949 se calculaba que la población católica era en torno al 1'1 por ciento, con apenas 81 sacerdotes y 46 parroquias. Justo después del Concilio Vaticano II era el 2'5 por ciento y a cincuenta años del acontecimiento, los católicos  en Corea son el 10'7 por ciento, de la población, los sacerdotes más de 4.600, los religiosos y las religiosas más de 10.000.

Un país, en el que el cristianismo fue introducido por los mismos coreanos, antes de la llegada de misioneros extranjeros. Fueron algunos jóvenes intelectuales, que a través de la lectura de algunos libros sobre el cristianismo, llegados de China, comenzaron a interrogarse sobre esta fe. En 1592, un misionero español, el padre Gregorio Céspedes, llego a territorio coreano, donde se quedó durante seis meses junto a un religioso japonés como capellán para los soldados. Y así, celebró y administró sacramentos a los soldados recuperados y moribundos. Precisamente en el campamento militar japonés, enseñó el catecismo a algunos prisioneros coreanos bautizándoles.

En una entrevista reciente, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, hablando sobre el viaje a Corea del Santo Padre, explicaba al Centro Televisivo Vaticano que "la importancia de este viaje está unida esencialmente a tres factores: el primero es el hecho de que el Papa, por primera vez, se dirige a Extremo Oriente, una región del mundo que adquiere una relevancia cada vez más acentuada en la política y en la economía mundial". De este modo, especifica que "va el Papa para dirigirse a todo el continente, no solamente a Corea. Sí, el viaje es a Corea, pero tiene como destinatarios todos los países del continente, gracias precisamente a esta celebración de la jornada asiática de la juventud, que se celebrará en Corea y en la que participarán representantes de jóvenes de los países cercanos". Finalmente, añade el purpurado, "el tercer aspecto es el del futuro, la juventud representa el futuro, por tanto el Papa se dirige al futuro de este continente, se dirige al futuro de Asia".

(13 de agosto de 2014) © Innovative Media Inc.

martes, 12 de agosto de 2014

GRACIAS A DIOS POR LA VIRGEN MARÍA


Gracias a Dios por la Virgen María 
Rafael Matesanz



Gracias, Señor, la Virgen
nazarena es tu Madre y mi Madre
juntamente.
A ti, te dio su carne confidente;
a mí, me da su savia de azucena.

Tú la llenaste con la gracia plena.
Ella te dio su ser enteramente.
Yo nada puedo darle: solamente
llamarla Madre inmensamente buena.

Gracias, Señor, tu dimensión materna
se llama Virgen de mirada tierna.
y es albergue de cálido cariño.

GLORIA DE MARÍA


Gloria de María
Rafael Ángel Marañón


Triunfante, en paz, de gloria ya vestida; 
 En el sublime trono recibida 
En el amor divino sumergida 
Gozas libre de mal, libre de herida. 

En la paz inefable de los Cielos 
Tienes amor y abundan tus consuelos 
Por los años fecundos que en desvelos 
Sufriste soportando luengos duelos. 

Cesó tu soledad, cesó tu llanto; 
La espléndida misión quedó cumplida 
Y eternamente gozas de su encanto. 

En el Cielo de Dios que como un manto 
Te cubre con su amor y su acogida 
Eres reina sin par y eres mi canto. 

Sin pena ni quebranto, 
A ti que eres señora y madre mía 
Te rindo mi alabanza, fiel María.

TEMAS DE CATEQUESIS: TÍTULOS DE LA VIRGEN MARÍA


TEMAS DE CATEQUESIS: LOS DOGMAS DE LA VIRGEN MARÍA


TEMAS DE CATEQUESIS: LA VIRGEN MARÍA DESPUÉS DE LA MUERTE, RESURECCIÓN Y ASCENSIÓN DE JESÚS


TEMAS DE CATEQUESIS: LA VIRGEN MARÍA JUNTO A LA CRUZ


TEMAS DE CATEQUESIS: LA VIRGEN MARÍA EN LAS BODAS DE CANÁ


TEMAS DE CATEQUESIS: EL NIÑO PERDIDO Y HALLADO EN EL TEMPLO


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...