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viernes, 26 de junio de 2015
CUANDO YA LO HEMOS INTENTADO TODO
Cuando ya lo hemos intentado todo...
Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
El problema sigue allí. Buscamos la solución de mil maneras. Hicimos tantos esfuerzos. Afrontamos la situación una y otra vez.
Pero el problema parece vencernos. No dominamos los fenómenos atmosféricos. No podemos impedir los movimientos de la tierra. No tenemos poder absoluto sobre los virus. Sobre todo, estamos casi desarmados ante el gran misterio de la libertad humana, de la malicia de personas sin escrúpulos.
La técnica, es cierto, abre la posibilidad de construir casas más seguras. Mejora el rendimiento de la tierra. Crea pantanos y presas para conservar el agua. Almacena y conserva alimentos. Pero la fragilidad de nuestro cuerpo y la volubilidad de nuestro corazón siguen al acecho.
Lo hemos intentado casi todo, y la familia sigue peleada, y el dinero no llega para pagar las deudas pendientes, y la comida falta para la mesa.
Son momentos en los que el desaliento parece triunfar. Son momentos, sin embargo, para reaccionar y aprender que en el mundo terreno nada es fijo, nada es inmutable, nada es perfecto.
Son momentos para mirar al cielo y reconocer que tenemos un Padre que no nos abandona: porque somos hijos, porque somos débiles, porque estamos enfermos, porque necesitamos mucho consuelo.
Descubrimos, entonces, la necesidad de orar, desde lo más profundo, desde lo más íntimo, desde las necesidades más radicales. Sentimos que más allá de los montes tenemos un auxilio que “viene de Yahveh, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 121,2).
“Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme -cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar-, Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad...; el que reza nunca está totalmente solo” (Benedicto XVI, encíclica “Spe salvi” n. 32).
Cuando creemos haberlo intentado todo... quizá nos ha faltado lo más importante, lo decisivo: ponernos en manos de Dios. Es Padre, y nos dará aquello que nos conviene.
Si lo que pedíamos no corresponde a sus planes (es decir, si no era lo mejor para nosotros), no lo recibiremos. Nos dará, lo sabemos, algo mucho mejor, como enseñaba Charles de Foucauld.
Ha llegado entonces el momento para decirle, desde el corazón, con la confianza de un hijo: “Hágase, oh Padre, tu Voluntad”.
Preguntas o comentarios al autor P. Fernando Pascual LC
Pero el problema parece vencernos. No dominamos los fenómenos atmosféricos. No podemos impedir los movimientos de la tierra. No tenemos poder absoluto sobre los virus. Sobre todo, estamos casi desarmados ante el gran misterio de la libertad humana, de la malicia de personas sin escrúpulos.
La técnica, es cierto, abre la posibilidad de construir casas más seguras. Mejora el rendimiento de la tierra. Crea pantanos y presas para conservar el agua. Almacena y conserva alimentos. Pero la fragilidad de nuestro cuerpo y la volubilidad de nuestro corazón siguen al acecho.
Lo hemos intentado casi todo, y la familia sigue peleada, y el dinero no llega para pagar las deudas pendientes, y la comida falta para la mesa.
Son momentos en los que el desaliento parece triunfar. Son momentos, sin embargo, para reaccionar y aprender que en el mundo terreno nada es fijo, nada es inmutable, nada es perfecto.
Son momentos para mirar al cielo y reconocer que tenemos un Padre que no nos abandona: porque somos hijos, porque somos débiles, porque estamos enfermos, porque necesitamos mucho consuelo.
Descubrimos, entonces, la necesidad de orar, desde lo más profundo, desde lo más íntimo, desde las necesidades más radicales. Sentimos que más allá de los montes tenemos un auxilio que “viene de Yahveh, que hizo el cielo y la tierra” (Sal 121,2).
“Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. Cuando ya no puedo hablar con ninguno, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si ya no hay nadie que pueda ayudarme -cuando se trata de una necesidad o de una expectativa que supera la capacidad humana de esperar-, Él puede ayudarme. Si me veo relegado a la extrema soledad...; el que reza nunca está totalmente solo” (Benedicto XVI, encíclica “Spe salvi” n. 32).
Cuando creemos haberlo intentado todo... quizá nos ha faltado lo más importante, lo decisivo: ponernos en manos de Dios. Es Padre, y nos dará aquello que nos conviene.
Si lo que pedíamos no corresponde a sus planes (es decir, si no era lo mejor para nosotros), no lo recibiremos. Nos dará, lo sabemos, algo mucho mejor, como enseñaba Charles de Foucauld.
Ha llegado entonces el momento para decirle, desde el corazón, con la confianza de un hijo: “Hágase, oh Padre, tu Voluntad”.
Preguntas o comentarios al autor P. Fernando Pascual LC
¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?
¿CÓMO LIMPIO SUS HERIDAS?
¿Cómo limpio sus heridas?. Aquella primera herida de Corazón que estando en el Huerto de los Olivos, sabiéndose traicionado, y consciente del tipo de muerte que le esperaba decía: "Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
¿Cómo quito de su Piel Sagrada el beso traidor? ¿el golpe burlón, los crueles latigazos? ¿la corona que hirió su Cabeza Sagrada? ¿los golpes de tantas caídas? ¿los clavos que traspasaron sus Manos y Pies Sagrados? ¿la herida abierta por la lanza?
¿Cómo saco de su Sagrado Corazón la herida de encontrar en el camino a su Madre Bendita, y queriendo quedarse con Ella, seguir el camino en el cumplimiento de la Divina Voluntad del Padre? ¿Cómo honro su Cuerpo en la Cruz, tan deshonrado por los hombres, que para saciar su sed remojaron sus labios con vinagre? ¿Cómo quito las burlas y humillaciones de los que al pie de su Cruz, sólo sabían proferirle insultos y entre ellos hasta se rifaban su ropa, sin comprender lo que en ésos momentos el mundo estaba consiguiendo?
Sí, limpiaré sus heridas, lo haré: Limpiaré sus heridas en el Huerto de los Olivos, siendo leal. Las limpiaré amándolo por los que no le aman, rindiéndole honores y adoración por los que no lo hacen, siguiendo y cumpliendo su Santa Voluntad aunque ésta se vuelva difícil.
Quitaré el beso traidor, los golpes burlones y los crueles latigazos, siendo fiel a su Amor, respondiendo fielmente a su llamada, evitando herir a los demás.
Sacaré la Corona de espinas que hiere su Cabeza Sagrada, alejando los malos pensamientos, los rencores, las envidias, el odio, el orgullo…
Amaré a su Madre Bendita como Él quiere que la ame, así aliviaré el dolor de su encuentro, su dolor al pie de la Cruz, y de la misma forma que San Juan, la acogeré también en mi corazón como a mi Madre, y la saludaré con muchas Ave Marías.
Honraré su Cuerpo en la Cruz, haciendo de mi cuerpo un verdadero Templo de Dios: cuidando que mi lengua no sea un medio de críticas, difamaciones y mentiras, guardando silencio para no herir. No humillaré y no insultaré, así borraré las humillaciones, burlas e insultos al siempre construir con las palabras.
Con mis ojos, miraré las maravillas que Dios creó para mí, mirando la pureza, la inocencia de los niños, mirando la grandeza del mar, los colores hermosos del universo... Evitaré mirar lo que daña mi alma…
Escucharé el canto de los pájaros, la melodía del mar, los sonidos musicales más hermosos, las palabras que edifiquen; Evitaré escuchar las críticas, las mentiras, las palabras destructivas.
Llenaré mi corazón de Amor, recibiéndolo en la Sagrada Eucaristía, uniéndome siempre a Él por medio de la oración. Así sanaré las heridas de su Corazón.
Saciaré su sed de almas, llevando almas a su Corazón Sagrado, las llevaré hablando del Amor, y sobre todo dando testimonio de Amor con mi vida.
Y cuando caiga, sabré levantarme, consciente de mi pecado y de la Infinita Misericordia de mi Señor que allá arriba en la Cruz decía: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” y “ Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso".
Perdóname, Señor, por las veces en las que no he sido amor y he contribuido en ser para Ti: latigazo, corona de espinas, beso traidor, palabra hiriente…
Sí, sí, Señor, yo sanaré tus heridas…
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 26 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 26 de Junio
!Oh Corazón Sagrado, amado reposo de las almas!
Meditación: ¿Sabes, Señor?, cuando te miro Tu sabes que sonrío, pues veo Tu Dulzura y Poder. Yo sé que eres mi Rey, sé cuánto me conoces y me quieres, que estás junto a mi y me sigues, que evitas que caiga, y que consuelas mi alma. Cuando tengo dolor, cuando la oscuridad me quiere atrapar, Te me acercas y Tu mano me das, y es entonces cuando siento cuánto me cuidas. Y me dices: "descansa ya, pues Yo, el Amor, estoy junto a vos". Es allí cuando se disipa mi aflicción y siento Tu calor, me siento dichoso y mi alma goza. Y el dolor y la noche ya no están, pues Tú lo permitiste para que vea mi debilidad y conozca Tu Fortaleza. El sufrimiento que purifica, la oscuridad que hace ver la Luz, porque allí siempre estas Tú.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Preparemos y seamos un Altar a Jesús, tanto físico como espiritual, para agradecer cuánto nos da.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
miércoles, 24 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MIÉRCOLES 24 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 24 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, que te hiciste mi hermano!
Meditación: Pobre, mi Jesús, que con dulzura nos quieres llevar a la Tierra Prometida. ¿Sabes, Señor, qué pienso cuando aún te miro clavado en el Madero...cuando veo Tu Corazón sangrar?. Con un suspiro lleno de dolor quisiera bajarte de la Cruz, sacarte esos clavos, borrar de Tu Frente todos los pecados que desfiguraron Tu Amado Rostro Santo. Y Tú, con esa Mirada pides amor en un mundo que se olvidó de Dios, que sólo busca el placer, la vanidad, no pensar en los demás para vivir en el yo. Señor, qué lejos de Tus enseñanzas Tú nos viniste a liberar, a mostrar que teníamos que morir a nosotros mismos para vivir en Cristo. Señor, darse por los demás hasta morir. Sí, Tú me lo viniste a decir y yo lo olvidé, el mundo me hizo sordo de corazón y dejé de oír Tu Voz. Creí que yo solo podía, que triunfaría y viviría la buena vida. ¿Qué vida, Señor, si así yo moría, y a pesar de que todo tenía me encontraba con el alma vacía?. Jesús, mi amado, Jesús, mi hermano que todo nos has dado, hazme escuchar Tu hermosa Voz como mi hermano mayor que me miras y me guías, y eres fuente de verdadera alegría. Porque sabes, mi Señor, aún cuando todo me sacaras, si aun tengo Tu Mirada. destella mi alma porque sé que Tú me amas.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Seamos sencillos y regalemos sonrisas y consuelo a todos los que están sufriendo, aún cuando nosotros estemos en el huerto.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
martes, 23 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MARTES 23 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 23 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, abundancia de Amor!
Meditación: ¡Oh Señor!. Quién pudiera conocerte verdaderamente a Vos, Señor que te hiciste Hombre y pescador, para enseñarnos a trabajar en el Amor. ¡Oh Señor!, que a todos buscas. Tú, el Rey, te sentabas en una barca y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra. Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas. Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor que causaba el hedor de las almas putrefactas. Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados pero a pesar de eso nos sigues amando. Tú, que por nosotros te sigues dando, para que volvamos a Tu lado. Tú, Señor, que por gran Misterio nos quieres dar un corazón nuevo para nacer a Vos y vivir en unión con Nuestro Creador. Señor, que nos regalas la esperanza de habitar algún día en eterna alabanza en la Morada Santa, permite a este siervo Tuyo tirar las redes para llevar a mis hermanos hacia Tus Benditas Manos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Pidamos al Señor, en humilde oración, que podamos ayudar a la conversión de nuestros hermanos.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
CUANDO LA FIDELIDAD MARCA LA DIFERENCIA
Cuando la fidelidad marca la diferencia
El hombre fiel es el que confirma su opción fundamental con cada una de las pequeñas decisiones que forman el entramado de su existencia.
Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
La fidelidad hoy en día es un término que ha perdido valor y sentido, sin embargo, es una virtud que está al alcance de todos y que tiene infinitas expresiones en cualquier campo de la vida humana para enriquecernos y hacernos buenas personas.
Es fiel, el amigo que no vuelve la espalda a los suyos en los momentos de dificultad, más aún, los acompaña y les brinda todo su apoyo moral y material.
Es fiel, el novio que ni de lejos juega con el amor de su prometida, sino que lo cultiva con los pequeños detalles de cariño y afecto: la invita a salir, la respeta, evita lo que le molesta.
Es fiel, el esposo que después de una larga aventura de años y años con su mujer, cada mañana le brinda la misma frescura de su amor en su beso de "¡Buenos días!"; reina entre los dos un ambiente de total confianza, porque saben que son fieles y ninguno fallará.
Es fiel, el hombre consagrado que cada mañana se presenta ante su Señor con una sonrisa en los labios y un sincero "Gracias por el nuevo día. Aquí estoy para hacer tu voluntad".
Nadie es verdaderamente fiel por temor al castigo, esto no sería auténtica fidelidad. La fidelidad es un compromiso que nace de lo más hondo de nosotros mismos, es un "conozco las consecuencias y quiero, con todo lo que implique...". El hombre fiel es el que confirma su opción fundamental con cada una de las pequeñas decisiones que forman el entramado de su existencia; es un hombre libre que aceptó y sigue aceptando, que amó y sigue amando. La fidelidad es la confirmación diaria de un sí, que no pertenece al pasado.
Los frutos del que es fiel no se hacen esperar. La felicidad profunda y la alegría verdadera, vienen a constituir el fruto más evidente de la auténtica fidelidad. El hombre fiel es maduro, sincero, trabajador, realista; hay una coherencia entre lo que es y dice ser.
Ser fiel es creer, confiar, amar…, sufrir con resignación, aguantar con paciencia, esperar contra toda esperanza, luchar sin desalentarse, empeñarse en la meta, apasionarse por el ideal, perseverar en medio de las más atroces dificultades… para corresponder a otro que primero nos ha sido fiel. Para nosotros, cristianos, ese Otro se escribe con mayúscula y su nombre es Jesucristo. Les dejo esta historia, que espero les ayude a confiar y valorar cada acto de fidelidad.
Fue en el año de 1912, la señora Straus y su esposo, eran pasajeros del Titánic en el fatídico viaje. No muchas mujeres se hundieron con el barco, pero la señora Straus fue una de las pocas que no sobrevivieron por una sencilla razón: no podía soportar separarse de su marido.
Así es como Mabel Bird, la sirvienta de la señora Straus, quien sobrevivió al desastre, narró la historia después de su rescate:
Cuando el Titánic comenzó a hundirse, los primeros en pasar a los botes salvavidas fueron las mujeres y los niños dominados por el pánico. El señor y la señora Straus estaban tranquilos, consolaban a los pasajeros y ayudaron a muchos a entrar en los botes. Si no hubiera sido por ellos, declaró Mabel, me hubiera ahogado. Yo estaba en el cuarto o quinto bote salvavidas, la señora Straus me obligó a entrar en el bote y me cobijó con algunas frazadas gruesas.
El señor Straus suplicó a su esposa que subiera al bote salvavidas con su sirvienta y los demás. La señora Straus comenzó a hacerlo, y con un pie ya en la borda, de pronto cambió de parecer, se dio la media vuelta y regresó al buque que se hundía.
"¡Por favor, querida, sube al bote!", suplicó su esposo. La señora Straus miró profundamente a los ojos del hombre con quien había pasado la mayor parte de su vida, el hombre que había sido su mejor amigo y siempre un consuelo para su alma. Se aferró a su brazo y acercó el cuerpo tembloroso de su esposo al suyo.
"No", se dice que la señora Straus respondió desafiante, "no me subiré al bote, hemos estado juntos durante demasiados años, ahora somos viejos y no te dejaré; a donde tú vayas, yo iré".
Amigos míos: Ahí fue donde se les vio por última vez, parados, brazo con brazo, sobre la cubierta, a esta devota esposa, abrazada valerosamente de su esposo, a este amoroso esposo, estrechando protectoramente a su esposa, al hundirse el barco...
Juntos por siempre. Una fidelidad incondicional.
PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A LA VIRGEN MARÍA
Prácticas de devoción a María.
El culto a María en la Iglesia (3a. parte)
La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras...
Por: San Luis María Grignion de Montfort | Fuente: www.mercaba.org
a. Prácticas comunes.
115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras. He aquí, en resumen, las principales:
- 1º honrarla como a digna Madre de Dios, con un culto de hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a todos los otros santos, por ser Ella la obra maestra de la gracia y la primera después de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
- 2º meditar sus virtudes, privilegios y acciones;
- 3º contemplar sus grandezas;
- 4º ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias;
- 5º invocarla de corazón;
- 6º ofrecerse y unirse a Ella;
- 7º realizar todas las acciones con intención de agradarla;
- 8º comenzar, continuar y concluir todas las acciones por Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestra meta definitiva.
Más adelante explicaremos esta última práctica.
116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:
116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:
- 1º inscribirse en su cofradías y entrar en las congregaciones marianas;
- 2º entrar en las Ordenes o Institutos religiosos fundados para honrarla;
- 3º publicar sus alabanzas;
- 4º hacer en su obsequio limosnas, ayunos y mortificaciones espirituales y corporales;
- 5º llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario o la cadenilla;
- 6º rezar atenta, devota y modestamente:
* el santo Rosario, compuesto de 15 decenas de Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de Jesucristo,
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.
- 7º cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
- 8º hacer de su honor cierto número de genuflexiones 9 reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la gracia durante todo el día, y por la noche. Dios te salve, María Madre de misericordia, para implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos durante el día.
- 9º mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares, coronar y embellecer sus imágenes;
- 10º organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes y llevar una consigo, como arma poderosa contra el demonio.
- 11º hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de las casas;
- 12º consagrarse a Ella en forma especial y solemne.
117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a María, inspiradas por el Espíritu Santo a las personas santas y que son muy eficaces para la santificación. Pueden leerse, en extenso, en el Paraíso abierto a Filagia, compuesto por el Reverendo Padre Pablo Barry S.J., quien ha recopilado en esta obra gran número de devociones practicadas por los santos en honor de la Santísima Virgen, siempre que se hagan con las debidas disposiciones, es decir:
- 1º con la buena y recta intención de agradar a Dios solo, unirse a Jesucristo, nuestra meta final y edificar al prójimo;
- 2º con atención, sin distracciones voluntarias;
- 3º con devoción, sin precipitación ni negligencia;
- 4º con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.
b. La práctica perfecta.
118. Después de esto, protesto abiertamente que aunque he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a la Santísima Virgen y conversado familiarmente con las personas más santas y sabias de estos últimos tiempos no he logrado conocer ni aprender una práctica de devoción semejante a la que voy a explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libere más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve más fácilmente en gracia de Dios y a la gracia en ti, que te una más perfecta y fácilmente a Jesucristo y sea más gloriosa para Dios, más santificadora para ti mismo y más útil para el prójimo.
119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el interior que ella debe formar, no será igualmente comprendida por todos.
- algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin pasar de ahí serán el mayor número;- otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la misma, pero se quedarán en el primer grado.¿Quién subirá al segundo? ¿Quién llegará hasta el tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en el habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra y perfección en el cielo.
lunes, 22 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LUNES 22 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 22 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Eucarístico!
Meditación: ¡Oh Señor, Oh Mi Amor!. Que aquel Jueves Santo te quisiste quedar entre nosotros perpetuado en el Pan Sagrado. Señor, te conviertes en nuestro Alimento para que algún día veamos el Cielo. Cuántos hoy del Supremo Regalo se han olvidado y lo han despreciado, cuántos hermanos están profanando Tu Cuerpo Santo. Sabes, Señor, muy pocos creen que estás en el Pan Vivo, que el Vino en Tu Sacratísima Sangre se ha convertido...¡oh Mi Cristo, cuántos corazones perdidos!.
Señor que nos obsequias en las Especies Santas la Vida de las almas, qué pocas de ellas Te besan cuando en ellas entras. Jacinta de Fátima te llamaba el Jesús Escondido, al saber que estabas en el Pan Bendito. ¡Oh Señor, que renuevas el Supremo Sacrificio y te ofreces permanentemente para nuestra salvación!. Te pido perdón por todos los que no sabemos verte presente en el Pan de Dios y no te damos permanente adoración!.
Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos una mortificación al Señor por todos los ultrajes y sacrilegios cometidos contra Su Santísimo Cuerpo y Sacratísima Sangre.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
domingo, 21 de junio de 2015
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 21 DE JUNIO DEL 2015
Nardo del 21 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!
Meditación: Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!.
Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él nos dijo: "...donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos". Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: "vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva...éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos..." (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos...seamos sus humildes instrumentos.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Que testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
sábado, 20 de junio de 2015
NUESTRA SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN, ADVOCACIÓN MARIANA, 20 DE JUNIO
Nuestra Señora de la Consolación
Advocación Mariana, 20 de junio
Por: . | Fuente: www.terrelontane.org
La Madre que consuela y sostiene
El día 20 de junio se celebra la fiesta de la Santísima Virgen del Consuelo, patrona especial de Turín y del Piamonte.
El culto de la Virgen del Consuelo data del siglo XI, cuando se amplió el primitivo edificio dedicado a San Andrés y se erigió, en el transcurso del siglo XVIII el Santuario de la Consolación, una de las iglesias más bellas y más amadas por los habitantes de Turín.
En relación con el culto de la Virgen del Consuelo, se narra que, en el mismo sitio en que hoy admiramos el santuario, había un pequeño templete que se vio destruido en una de las invasiones de los bárbaros.
Algunos años después, en la ciudad de Briançon, un hombre ciego de nacimiento, tuvo en sueños una visión de la Virgen María que le exhortó a llegarse a Turín para buscar un cuadro con su efigie que se había extraviado.
El hombre, llegado a aquel sitio, recobró milagrosamente su vista y pudo ver a la Virgen, quien se presentó como "Consoladora" y se convirtió en la patrona de Turín.
Hoy, la Virgen del Consuelo no sólo es venerada por muchísimos fieles que a ella imploran gracia y consuelo y que con fe y con devoción participan en la procesión que, todos los años durante su celebración, sale del Santuario y serpentea por las calles de la ciudad.
Ella es también la Madre inspiradora de los misioneros que, en su nombre, se empeñan en llevar el Evangelio por todo el mundo. Al igual que María, que veneran bajo el título de Consolación, pretenden llevar al mundo el auténtico Consuelo que es Jesús, el Evangelio y con ello su presencia junto a los marginados, con la ayuda a los afligidos, la cura a los enfermos, la defensa de los derechos humanos y el fomento de la justicia y de la paz.
Por todo eso, ellos se dedican a la Misión de forma total, sin ninguna clase de vínculos, alejados de la materialidad de las cosas, profesando la pobreza y la obediencia en el espíritu de la beatitud evangélica.
NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 20 DE JUNIO DEL 2015
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón del Supremo Amor!
Meditación: Oh Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado...la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado...el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario. Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el sufrimiento y ser consuelo.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Meditemos sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
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