viernes, 21 de octubre de 2016

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO



ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO


¡Oh Madre y clementísima Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los pecadores medicina y por los justos aumento de gracia. Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 21 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 21


Más de una vez habrás tenido una pesadilla, ¿verdad?  Te sentías angustiado... pero de repente despertaste y la angustia se disipó y la pesadilla desapareció y tu espíritu se sintió aliviado.
Esto es lo que puede sucederte con relativa frecuencia en tu vida; el dolor puede serte de no poca utilidad aunque te resulte amargo, como amarga es la medicina, sin dejar de ser en extremo beneficiosa.

El dolor puede ser un despertador excelente con el que Dios te haga "despertar" de tus sueños irreales o de tus letargos infecundos.
El dolor puede acercarte a Dios, si es que lo sabes sufrir, pues de lo contrario, quizá te sirva para alejarte más de Dios.
Todo depende del modo como te decidas a llevar tu dolor.
Todo depende de que hagas del dolor tu despertador o lo conviertas, por el contrario, en aplanadora que te aplaste y te destruya.

“Este es el gran misterio del hombre, que la Revelación cristiana esclarece a los hombres. Por Cristo y en Cristo se ilumina el misterio del dolor y de la muerte, que fuera del Evangelio nos envuelve en absoluta oscuridad” (GS 22). Un misionero claretiano exclamó: “Nunca me he sentido tan apóstol como ahora que sufro para ser fiel a mi misión”.


* P. Alfonso Milagro

SE PUEDE SUPERAR EL PASADO?


¿Se puede "superar" el pasado?
Con pena veo en mi pasado una nube inmensa de pecados y de faltas, de egoísmos y de miserias, de cobardías y de perezas.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




Cada decisión, cada acto, queda escrito de modo indeleble en el camino de la propia vida y de la vida de quienes están cerca o lejos, en la marcha imparable de la historia humana.

A veces quisiéramos cancelar hechos o palabras pronunciadas en el pasado. Pero lo hecho, hecho está. Queda fijo, inmutable. Pesa sobre el presente y sobre el futuro de modos más o menos intensos, incluso dramáticos.

Frente al pasado, frente a los errores cometidos, ¿existe alguna terapia? ¿Es posible superar esos hechos terribles, esos pecados, que hieren el Corazón de Dios, que dañan a los hermanos, que nos carcomen internamente?

En un escrito autógrafo, titulado “Meditación ante la muerte”, el Papa Pablo VI miraba hacia el pasado con pesar, al ver aquellas acciones “defectuosas, imperfectas, equivocadas, tontas, ridículas” que constituían parte de su existencia.

Si eso escribe un Papa, ¿qué podré decir yo? Con pena veo en mi pasado una nube inmensa de pecados y de faltas, de egoísmos y de miserias, de cobardías y de perezas.

Pero sabemos que el pasado, aunque insuprimible, puede ser “superado” desde la potente misericordia de un Dios que busca salvar a cada uno de sus hijos. Para ello, sólo necesito abrirme a la gracia, acudir al Médico para suplicar la salvación.

La experiencia del perdón, el don de la misericordia en el sacramento de la confesión, se convierte en motivo para renovar la esperanza, para levantarme del polvo, para ponerme bajo una mirada que no condena, sino que rescata.

“Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más” (Jn 8,11). Las palabras de Cristo a la mujer sorprendida en adultero también valen para mi vida.

Es entonces cuando puedo repetir aquellas otras palabras de Pablo VI en el texto antes citado: “Y luego, finalmente, un acto de buena voluntad: no mirar más hacia atrás, sino cumplir con gusto, sencillamente, humildemente, con fortaleza, como voluntad tuya, el deber que deriva de las circunstancias en que me encuentro. Hacer pronto. Hacer todo. Hacer bien. Hacer gozosamente: lo que ahora Tú quieres de mí, aun cuando supere inmensamente mis fuerzas y me exija la vida. Finalmente, en esta última hora”.

BUENOS DÍAS!!!

jueves, 20 de octubre de 2016

DETENTE A OLER LAS FLORES



Detente a oler las flores


El ritmo de la vida moderna, suele alejarnos del contacto con las cosas naturales. Es raro detenemos, a lo largo del año, a observar un amanecer o un anochecer. Este solaz aporta tanto a nuestra paz interior y equilibrio mental, que los beneficios se obtienen de inmediato. No cierres los ojos a estas realidades fuertes de la vida.

Quítate el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso, sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se  convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su esclavitud (Juan Yzuel).

Es importante que cada familia busque sus momentos de descanso, aunque sea sin salir de casa. Detenerse, “respirar la vida gozando cada minuto”. Hacer lo que no siempre se hace. Salir a caminar, aprovechar esa ocasión para un fructífero diálogo, o acercarse al templo para hacer una visita a Jesús.


* Enviado por el P. Natalio

QUIERES CONOCER A JESÚS A PROFUNDIDAD? EL PAPA FRANCISCO OFRECE TRES CLAVES


¿Quieres conocer a Jesús a profundidad? El Papa Francisco ofrece 3 claves
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano.



VATICANO, 20 Oct. 16 / (ACI).- Para poder comprender el “mar sin fondo y sin costas” del misterio de Cristo, el Papa Francisco señaló tres condiciones indispensables: orar, adorar y reconocernos pecadores, durante su homilía en la Misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta.

“Cristo está presente en el Evangelio –indicó–, y leyendo el Evangelio podemos conocer a Cristo. Todos leemos el Evangelio, o al menos lo escuchamos en Misa. También, cuando estudiamos el Catecismo, podemos aprender de Cristo, pues el Catecismo nos enseña quién es Cristo. Pero esto no es suficiente”, dijo.

“Para encontrarnos en situación de entender cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad de Cristo, es necesario entrar en un contexto”, explicó.

A partir de la primera lectura de hoy, de la Carta de San Pablo a los Efesios, el Pontífice indicó que “para entrar en ese mar sin fondo y sin costas, que es el misterio de Jesucristo, es necesaria la oración, la adoración y el reconocerme pecador”.

La oración: El Obispo de Roma sugirió la oración que hizo San Pablo de rodillas, “Padre, envíame el Espíritu para conocer a Jesucristo”.

La adoración: “No se puede conocer al Señor sin el hábito de adorarle, de adorarle en silencio”, indicó Francisco, y señaló que “si no me equivoco, esta oración es la que menos conocemos, la que menos hacemos, perder el tiempo, me permito decir, delante del Señor, delante del misterio de Jesucristo. Adorarle. En el silencio, en el silencio de la adoración. Él es el Señor, y yo le adoro”.

Por último, el tercer pilar que debe sostener nuestra relación con Cristo, según explicó el Papa, debe ser el reconocernos pecadores: “No puedo adorarle sin culparme a mí mismo”, aseguró. “Para conocer a Cristo es necesario tener conciencia de nuestros pecados, coger la costumbre de acusarnos a nosotros mismos, de reconocernos pecadores”, concluyó.

Lectura comentada por el Papa:

Efesios 3:14-21

14 Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,

15 de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra,

16 para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,

17 que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,


18 podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,

19 y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.

20 A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros,

21 a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén.

LA EUCARISTÍA, SIGNO DE UNIDAD DE LA IGLESIA


La Eucaristía, signo de unidad de la Iglesia
El pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el Cuerpo de Cristo?


Por: P. Carlos M. Buela | Fuente: Catholic.net 




La Eucaristía es signo de la unidad de la Iglesia. Es signo por varias cosas:

* Participamos de una mesa. Si participamos, si comemos de una mesa se da por razón de la mesa, una unidad simbólica entre todos los comensales.

* Además, la comida es el pan formado por muchos granos y sin embargo es uno, simboliza la unidad de la Iglesia; muchos miembros, pero una sola Iglesia. El vino formado por muchos racimos, sin embargo, es un solo vino; simboliza la unidad de la Iglesia formada por muchos y sin embargo, es una sola.

* Y aún la misma asamblea -sobre todo cuando esa asamblea toma el signo en plenitud, que es cuando está presidida por el Obispo-, esa asamblea es signo de la unidad de la Iglesia porque está el Obispo, están los sacerdotes, están los diáconos, están los distintos ministros, cada uno desempeñando distintas funciones, con distintos poderes y sin embargo no son distintas cosas, sino son "una sola cosa" en el Señor. Entonces la Eucaristía es signo de la Unidad de la Iglesia.

A lo que quiero referirme brevemente ahora, es a la Eucaristía no solamente como signo, sino a la Eucaristía como "causa" de la unidad de la Iglesia, es decir, que es la Eucaristía la que crea la unidad, la produce, la realiza.

¿Por qué "causa"? Porque si el sacramento de la Eucaristía, como hemos visto, significa la unidad, siendo sacramento, que es signo eficaz, produce lo que significa.

No hay ninguna duda de que la Eucaristía significa la unidad. ¿Es sacramento? Entonces produce la unidad, porque el sacramento es signo sensible y eficaz de la gracia invisible. Significa unidad, causa unidad.

Por eso el texto de San Pablo en la Primera a los Corintios: "un cuerpo somos los que somos muchos, puesto que de un pan participamos".

¿En qué radica la eficacia unitiva del Pan Eucarístico? Lo expresa el Apóstol versículos antes: "el pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el Cuerpo de Cristo?".

La Comunión con Cristo crea la comunión de todos entre sí. Pongamos como ejemplo alguna breve aplicación: en estos momentos Juan Esteban mientras realiza su tratamiento en Mendoza está más unido a nosotros y nosotros a Juan Esteban por unirnos más a Cristo, la Cabeza. Nosotros al recibir a Jesús, la Cabeza, al unirnos más con la cabeza, nos unimos más con los miembros del cuerpo. Y lo mismo podemos decir de los Padres que están en China, que están en Rusia, o que están en Egipto o en donde sea. No solamente los padres que nosotros conocemos, sino otros misioneros, otros sacerdotes, que están pasando por momentos de dificultad, algunos a lo mejor al punto de tener que sufrir el martirio.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 20 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 20



Cuando sufrimos por la persona o por el ideal que amamos, indudablemente obtenemos la prueba más convincente de que de veras lo amamos.
El sufrimiento acrisola el amor y lo hace más puro y generoso; no debemos quejarnos nunca de que debamos sacrificarnos por aquellas cosas o personas que amamos.
Si no quieres sufrir, renuncia a amar. Pero si no amas… ¿me puedes decir para qué quieres vivir?
Ahí tienes tres realidades que, en último término, no son más que una sola: sufrir, amar, vivir.
Si deseas, cámbialas de orden: vivir, amar, sufrir... o como tú quieras; pero siempre habrá entre ellas una conexión que las vuelve inseparables.
No te fijes tanto en que estás sufriendo; fíjate más bien en que estás amando, o en que estás viviendo; entonces el sufrimiento tendrá otro sentido y tú cobrarás mayores fuerzas.
“La Iglesia Madre no cesa de orar, esperar y trabajar y exhorta a sus hijos a la purificación y renovación, a fin de que la señal de Cristo resplandezca con más claridad sobre la faz de la Iglesia” (LG 15). La purificación nunca se realiza sin dolor; acepta tu dolor como acto de purificación.


* P. Alfonso Milagro

BUENOS DÍAS!!!

miércoles, 19 de octubre de 2016

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA CON MENSAJES






















SENTIR LA PRESENCIA DE DIOS


Sentir la presencia de Dios



Jesús hoy me anima a orar sin desfallecer y les explica a sus discípulos cómo hacerlo: “Cómo tenían que orar siempre sin desanimarse”. Orar sin desesperanza. Orar a pesar del desánimo. Orar sin dejar un momento de vivir en la presencia de Dios. Es el camino de vida que Dios me invita a seguir.

Decía el padre José Kentenich hablando de la oración: “He aquí una tragedia tan común en nuestros días: nos quejamos de no poder orar y nos olvidamos que ello en gran parte se debe a que estamos muy distraídos a lo largo del día. Si estuve toda la jornada volcado y disperso en varias actividades, cuando quiera ponerme en oración no podré decir sin más ni más: – A partir de este momento se acabaron las distracciones, ahora voy a recogerme para hacer oración. Si nuestra vida cotidiana no reza con nosotros, no lograremos rezar en los momentos de oración”.

Quiero que mi vida cotidiana sea oración. Rezar en cualquier momento. Es difícil que viva a Dios cada momento del camino si no he cuidado mi relación de amor con Él en momentos largos reservados sólo para Él.

Sólo en unión con Jesús puedo reflejar su rostro: “Debemos llegar a ser una señal de Dios totalmente original, tal como lo es el niño. Y esto lo alcanzaremos a través de un permanente y respetuoso estar en la presencia de Dios, en la permanente relación de amor con Dios”. Vivir en Dios. Perseverar en el amor a Dios. Este es el camino.

Hay un libro muy conocido, “El peregrino ruso”. Este peregrino quiere ser fiel a la petición de Jesús e inicia un camino de conversión. Quiere rezar cada día, en todo momento, así no le quedará tiempo para apartarse de Dios. “Reza y haz lo que quieras” se convierte en la máxima de su vida.

Si estoy unido a Dios en la oración, todo lo que salga de mis labios, todo lo que anide en mi corazón, será de Dios. Pero para ello tengo que perseverar.

Sin el ejercicio de la oración no llego al hábito: “La oración puede ser árida y distraída, pero continua e incesante, de este modo se convertirá en hábito, transformándose en algo natural, convirtiéndose en pura, luminosa, apasionada y digna”.

El tiempo que invierto en la oración es lo que depende sólo de mí. Puedo orar más tiempo. Aunque no pueda forzar con mi voluntad la intimidad con Jesús: “La frecuencia de la oración depende únicamente de nuestra voluntad, mientras que la pureza, el fervor y la perfección de la oración son dones de la gracia”. Eso es una gracia que Dios me da.

Decía la Madre Teresa: “La oración me permite estar unida a Jesús las veinticuatro horas del día. Para vivir en Él, con Él y para Él. Si creemos, amaremos y si amamos, serviremos. El silencio de la lengua nos ayuda a hablarle a Dios”.

Quiero cuidar más mi vida de oración. A veces me distraigo, me dejo llevar y me desanimo. Quiero orar sin desanimarme. Orar sin desfallecer. Es la clave en mi camino de santidad. Vivir en la presencia de Jesús cada hora del día.

Que las jaculatorias me mantengan en su presencia en cada momento. ¿Cuál es esa jaculatoria, esa frase, esa imagen que repito sin cesar en mi corazón? Me habla de Dios, me habla de mí.

Al acercarme más a Dios, me conozco con más profundidad. Al ahondar en mi identidad, me encuentro más con Dios. Como leía el otro día: “No hay encuentro con Dios que no sea simultáneamente un encuentro con uno mismo. Tampoco puede haber experiencia con uno mismo que no brinde simultáneamente un creciente conocimiento de Dios”.

En Dios me reflejo con mayor nitidez. En la soledad me encuentro conmigo mismo y con Dios. Es el camino de santidad que Dios me ofrece. Mirarme en las aguas de su mar hondo para saber mejor quién soy yo. Ahondar en los mares de mi alma para descansar en Dios. Esa es la oración que deseo en mi vida.



*Carlos Padilla Esteban

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 19 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 19



¿Has pensado alguna vez en la maravilla que son tus ojos? En ellos cabe todo el universo, con ellos abarcas la inmensidad, pues puedes posarlos en la flor que crece a tu paso y en las estrellas que voltean sobre tu cabeza.

En esa pequeña flor, lo mismo en esas estrellas... en las nubes arreboladas, lo mismo que en las montañas cubiertas con el turbante de la nieve bruñida, debes contemplar la grandeza de Dios, que pudo hacer la violeta humilde e insignificante y la montaña majestuosa.

Cada lucero en la noche es como una volada de amor que se asoma al ventanal de la creación. Cada estrella es una firma divina sobre el pergamino del cielo.

Es bueno que nos acostumbremos a saber leer las firmas de Dios en todo lo que nos rodea; al fin, Dios lo escribió para nosotros.
“Exaltado por el poder de Dios, Él  ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, y lo ha comunicado como ustedes ven y oyen” (Hch 2,33). También en ti derramará Dios su Espíritu, si es que sabes disponerte con verdadera humildad; y con el Espíritu de Dios podrás hacer y decir cosas que nunca soñaste.


* P. Alfonso Milagro

ORACIÓN PARA REZAR ANTE EL SEÑOR DE LOS MILAGROS


ORACIÓN PARA REZAR ANTE EL SEÑOR DE LOS MILAGROS


Amadísirno Señor de los Milagros, hasta tu presencia he venido para confiarte nuestros problemas y nuestras dolencias. Con la misma fe de la mujer que se acercó para tocar el borde de tu manto y que fue curada porque creyó, así nosotros nos postramos ante ti y te decimos desde el fondo del alma: "Señor, si quieres puedes curarnos". Tú sigues obrando maravillas y sanando los enfermos, porque Tú has asumido nuestras debilidades y cargado nuestros sufrimientos. Concédenos, pues, la gracia que hemos venido a implorarte.

(Pausa de silencio para expresarla gracia que se pide).

Sabemos bien que tu corazón se conmueve al vernos tan afligidos y desorientados, como ovejas que no tienen pastor. Tú eres nuestro buen Pastor, el que ha dado la vida por las ovejas.

Tu victoria en a muerte yen la resurrección es la mejor garantía para nuestra victoria sobre todo lo que tiene a marca del pecado, es decir, el egoísmo, la injusticia, la violencia, el dolor y la muerte.

Que tu Espíritu santificador nos haga partícipes del triunfo sobre el mal y testigos de la novedad de vida en el amor.

Misericordioso Jesús crucificado, te alabamos, te bendecimos y te damos gracias. Que seamos protegidos con tu bendición constante, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

HUYES DE LOS POBRES? VIVE LA MISERICORDIA EN LA CALLE CON LOS CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO


¿Huyes de los pobres? Vive la misericordia en la calle con los consejos del Papa
Por Álvaro de Juana
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa



VATICANO, 19 Oct. 16 / (ACI).- La catequesis del Papa Francisco este miércoles durante la Audiencia General llevó por título “Dar de comer a los hambrientos. Dar de beber a los sedientos”. El Pontífice explicó que se trata de una de las obras de misericordia más importantes que acerca además al Evangelio.

El Obispo de Roma comenzó denunciando que “una de las consecuencias del considerado ‘bienestar’ es la de conducir a la persona a cerrarse sobre sí mismo, haciéndolo insensible a las exigencias de los otros”. “Se hace lo que sea para eludirlas presentando modelos de vida efímeros, que desaparecen después de algunos años, como si nuestra vida fuese una moda a seguir y que hay que cambiar con cada estación”, señaló.

Francisco negó que esto sea así y explicó que “la realidad es acogida y afrontada por aquello que es, y a menudo nos hace encontrar situaciones de necesidad urgente”.


“Cuántas veces los medios de comunicación nos informan de pueblos que sufren la falta de alimento y de agua, con graves consecuencias especialmente para los niños”, reflexionó.

El Papa recordó que gracias a las imágenes que se ven a través de los medios se inician campañas de solidaridad para ayudar. “Las donaciones se hacen generosas y de este modo se puede contribuir a aliviar el sufrimiento de muchos” y aunque destacó que esta forma de ayuda es importante, añadió que “no nos involucra directamente”.

Sin embargo, “cuando andamos por la calle y nos encontramos con alguien que tiene necesidad, o un pobre llama a la puerta de nuestra casa, es muy diferente, porque no estamos más delante de una imagen, sino que somos involucrados en primera persona”.

“No hay distancia alguna entre yo y él o él y yo, y me siento interpelado”, añadió. En este caso, “¿cuál es mi reacción?”, preguntó. “¿Evito mirarle y voy a otra cosa? O me paro a hablar y me intereso sobre su estado?”. “¿Veo si puedo acoger de alguna manera a esa persona o busco librarme de ella lo antes posible?” Quizás ella solo pida lo necesario: algo de comer y beber”, detalló.

El Papa pidió pensar cómo en el Padre Nuestro se pide que Dios “nos de el pan de cada día”. “La experiencia del hambre es dura”, manifestó afirmando también que esta realidad “convive junto a la abundancia y los residuos”.


Después de recordar que la fe sin frutos está muerta, el Santo Padre dijo que siempre hay alguno que tiene necesidad, que “necesita de mí, de mi ayuda, de mi palabra, de mi compromiso”.

También recordó el relato evangélico de la multiplicación de los panes y los peces y dijo que “nos dice que si lo poco que tenemos se lo confiamos a las manos de Jesús y lo compartimos con fe, se convierte en una riqueza sobre abundante”. 

BUENOS DÍAS!!!


martes, 18 de octubre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 18 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 18


A veces nos quejamos de que nuestra vida está resultando monótona y sin proyección y quizá seamos nosotros mismos los culpables de ello.

En efecto, nos desubicamos cuando pensamos que no está a nuestro alcance el hacer de nuestra vida algo maravilloso.
Piensa que nunca es poco, cuando lo que se da es todo lo que uno tiene. No mires a lo que das, sino al corazón con que lo das. Si lo que puedes dar es poco, ciertamente el corazón con lo que lo puedes dar nunca es poco.

El amor es el detalle de la fidelidad: la fidelidad es el amor en los detalles; y los detalles suelen ser pequeños y quizá pasan inadvertidos; sin embargo, en ellos consiste la perfección y en ellos hay que poner el amor, en ellos se debe vivir el amor, tanto el amor a Dios como el amor a los hermanos.

“Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” (Mc 10,45). Y tú, como líder cristiano, has de cobrar conciencia de que estás para eso: para servir y no para servirte de los demás; para servirlos a ellos  y no para que ellos te sirvan. Si esto lo tienes muy presente, cambiarán muchas de tus actitudes.


* P. Alfonso Milagro

BUENAS NOCHES!!!


lunes, 17 de octubre de 2016

REFLEXIÓN PARA AUMENTAR MI FE EN DIOS


Reflexión para aumentar mi fe en Dios
La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela


Por: P. Modesto Lule Zavala msp | Fuente: www.modestolule.com/ 




Algunas personas llegan a pensar que la fe es como la esperanza. Cierto es que la persona que tiene fe tiene esperanza, pero no necesariamente es la esperanza. El catecismo de la Iglesia católica dice: CIC 166: “La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de

Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros”. Es decir, todos en la medida de alimentar nuestra fe y compartirla nos enriquecemos. Dice la carta a los romanos 10, 17: Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo.

La fe es un don de Dios, es decir, se debe pedir a Dios. La fe se debe separar de la superstición, que es en lo que algunos pueden caer por falta de conocimiento en la religión. La carta a los Hebreos 11, 1, dice: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos”.

La fe se debe trabajar y en la medida que hay esfuerzo hay esperanza de alcanzar lo que se busca. Dentro del ámbito cristiano esperar algo ya no se reduce a cuestiones meramente egoístas, sino a beneficios para todos.

La madre Teresa de Calcuta dice: “del silencio nace la oración, de la oración nace la fe, de la fe nace el amor, del amor nace la entrega y de la entrega la paz”. Todo lleva un proceso, y para progresar en la fe hay que progresar en el silencio y en la oración y esto conllevará a más dones y virtudes que enriquecerán a la persona y por ende a los que le rodean.


La palabra fe viene del latín FIDES, y significa lealtad. De la misma palabra FIDES se desprende fiel y otras más. La lealtad se la debemos a Dios, en la medida que seamos fieles, es decir leales, podemos esperar como dice en la carta a los hebreos, aquellas cosas que ya hemos pedido, es decir tenemos esperanza en que Dios nos ayudará en lo que necesitamos y todo esto será para cumplir con la voluntad de Dios. Así como la Virgen maría que fue leal a lo que el Señor pedía pudo alcanzar la gloria que Dios Padre concede a todo obediente a su palabra. Los santos son santos por ser leales, por tener fe en que las promesas de Jesucristo se cumplirán en su momento, quizá no en el que pedimos nosotros pues Dios nos concede las cosas no cuando queremos, sino cuando ya estamos preparados.

SEAMOS PERSEVERANTES EN LA ORACIÓN


Seamos perseverantes en la oración



Un periodista describe la colección de recuerdos que tiene en su desván.  Son de las guerras que ha reportado por más de treinta y cinco años.  Una caja tiene los apuntes de su visita a un campamento de refugiados en el África.  Allá quedaron algunos tutsis después del genocidio intentado en Ruando.  Otra caja es de fotos y apuntes de Irlanda Norte.  Allí el ejército inglés reprimió brutalmente la lucha, también a veces violenta, de los católicos para sus derechos civiles.  En otro recipiente hay un dibujo hecho por una niña de Camboya.  Muestra un guillotine portátil usado por los jemeres rojos para ejecutar a los niños por huir de los campamentos de labor.  En otra caja se encuentra la cinta de una entrevista con un sobreviviente del bombardeo de Hiroshima.  Dice el sobreviviente que estaba en escuela al momento de la explosión.  Cuando miró arriba por un hoyo en el techo, vio nubes con fuegos en el medio.

Las atrocidades de guerra no cesan.  Ni paran las lágrimas de la gente victimizada.  Hoy en día una guerra civil en Siria ha creado más de diez millones de refugiados.  En Colombia hace días el pueblo votó no terminar la guerra con los revolucionarios que ha durado por más de cincuenta años.  Hay también las guerras entre los carteles en México y las pandillas en Chicago que matan a inocentes.

Enfrentados por este tipo de barbaridad levantamos nuestras voces a Dios.  Rezamos: “Por favor, Señor, pon fin al derramamiento de sangre”.  Como si no nos escuchara, seguimos con la súplica: “¿Cuándo vas a actuar, Señor?”  No estamos pidiendo por nuestras tropas como Moisés en la primera lectura.  Queremos un alto en todas las hostilidades.  Anhelamos escuchar de los niños del mundo creciendo en la paz, de sus madres liberadas de la preocupación inexorable, y de sus hermanos mayores desistiendo creer que la guerra traiga la prosperidad.  Sin embargo, parece que no vayamos a realizar nuestra petición.  Siempre en una parte del mundo u otra, si no en todas, ha existido la lucha violenta.

Del evangelio hoy sacamos un hilo de la esperanza.  La parábola del juez corrupto nos enseña que sí Dios oye nuestras oraciones y actuará.  Sin embargo, tenemos que seguir rezando por días si no por meses, años, o aun corporalmente milenios.  Un predicador negro, ciertamente veterano de la campaña larga para los derechos civiles en los Estados Unidos, una vez resumió bien la lección aquí.  Dijo: “Hasta que hayas estado delante de una puerta cerrada tocando por años con tus nudillos sangrando, no sabrás lo que es la oración”.

La oración forma una parte imprescindible de nuestra campaña para la paz.  Pues, Dios es el autor de la paz con Jesucristo sirviendo como el camino para alcanzarla.  También vivimos la paz por sacar de nuestras entrañas todo aspecto de rencor y venganza.  Un corazón puro no quiere hacer la violencia.  Finalmente, instruimos a nuestros hijos en los modos de la paz.  La segunda lectura hoy exhorta a Timoteo que se aproveche de las Escrituras para “educar en la virtud”.  Ciertamente es virtuoso sembrar semillas de buena voluntad.

Dijo el papa San Juan Pablo II que la paz es como una catedral.  Hay que construirla lentamente, pieza por pieza, hasta que se haga una construcción digna de Dios.  Aún más es como una catedral porque envuelve la oración.  Sin la oración la catedral se hace primero un museo y después un parque de recreo.  Sin la oración la paz disuelve en el rencor, el rencor en la hostilidad, la hostilidad en la guerra.  Por eso, oremos para que se entrañe el mundo con la paz.


* P. Carmelo Mele O.P.
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