sábado, 26 de mayo de 2018

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 26 MAYO 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 7ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, sábado, 26 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,13-20):

¿Sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está alegre alguno? Cante cánticos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo perdonará. Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 140,1-2.3.8

R/. Suba mi oración como incienso en tu presencia, Señor

Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. R/.

Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):

En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 26 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


ACEPTAR EL REINO COMO UN NIÑO


     Ya tenemos otra vez a los discípulos protestando y regañando. Esta vez a los niños. Es curioso que ni una vez hayan recibido un toque de atención por parte de Jesús a causa de su espíritu abierto, por disculpar o acoger a alguien de modo poco oportuno o prudente, por mostrarse excesivamente comprensivos. No. Se les da mejor pedir que caiga fuego del cielo para los que no les reciben, se les da mejor pretender que Jesús prohíba a uno que «no es de los nuestros» que haga exorcismos por no ser de nuestro grupo, o como en la escena de hoy, despachar a los niños.

     Jesús está subiendo a Jerusalem, no hay que olvidarlo, y esta escena del Evangelio hay que encuadrarla ahí para entenderla. De los que son como ellos es el Reino. Jesús no idealiza a los niños. De hecho, ya se refirió  en otra ocasión a unos niños maleducados que juegan en la plaza y quieren ahora una cosa y luego otra, y se muestran impacientes y testarudos (Lc 7, 23). 

      Los niños aparecen como el contrapunto de los que van a condenarle, los que le rechazan a él y su Reino,  que podríamos llamarlos «viejos», en el peor sentido de la palabra. 

Escribió Romano Guardini:

El pueblo judío, los fariseos y doctores de la ley, los sacerdotes y los sumos sacerdotes, ¡qué adultos son!  Si les observamos de cerca, tropezamos con todo su endurecimiento y perversión, con toda la herencia del pecado. ¡Que viejos son!  Su recuerdo abraza más de dos mil años, se extiende hasta Abraham.  Es una conciencia histórica poco corriente en otros pueblos. La sabiduría les viene de Dios y de una larga experiencia humana. Son clarividentes, inteligentes y correctos. Examinan, sopesan, distinguen, reflexionan y, a la llegada del Mesías -con la cual se cumple la profecía y su larga historia llega a su plenitud-, se atienen obstinadamente a lo pasado, se agarran a sus tradiciones humanas, se parapetan tras el templo y la ley; son astutos, duros, ciegos, y la hora de Dios pasa.  El enviado de Dios muere por mano de aquellos que guardan la ley de Dios, en tanto que el judaísmo queda encerrado en la espera de Aquel que ya ha venido.

(ROMANO GUARDINI, El Señor I)

     Los niños no son así. Y sólo quienes son como ellos, pueden acoger/recibir el Reino. Los «viejos» tienen la mentalidad de que el Reino hay que ganárselo, hay que merecerlo, tener méritos. Jesús, que va experimentando ya el rechazo a la Buena Noticia del Reino, va dándole vueltas a que el Reino es algo que su Padre ofrece y regala, es un don que él da a los pobres, a los humildes, a los que nada cuentan (como los niños en aquella sociedad judía)... El niño recibe todo porque nada puede por sí mismo, es la extrema fragilidad y dependencia, y lo que más les define es su necesidad absoluta de sus padres. También Jesús es como los niños: necesita continuamente la cercanía, la ternura y el cuidado de su Padre para salir adelante en su vida.

     Su condición filial, su confianza absoluta en que el Padre sólo quiere su bien, el saberse acompañado y siempre en las manos del Padre le van a dar la fuerza interior que necesita para enfrentarse al desconcierto, el desprecio, el rechazo y la condena de los que no son como ellos. 

     Jesús se siente a sí mismo como un niño: abierto a recibir del Padre el reino tal como él quiera dárselo, dispuesto a dejarse guiar por él, como haciendo suyo el Salmo 131 (130): «no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos,  como un niño en brazos de su madre». O de su padre, que tanto da.

     Y ruega, exige, que nadie impida se acercan a él libremente los niños, los ciegos, leprosos, los publicanos, los pecadores en general, los que no son buenos, los que no cumplen, los enfermos... porque para ellos ha venido, porque son los únicos que lo necesitan, porque el Padre prefiere y cuida especialmente de todos ellos. Como también cuidará de él mismo cuando se vea absolutamente débil y solo en lo alto de un madero.  Dichosos los que tienen el corazón de niño... porque Dios los acoge, cuida y ama como Padre.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

FELIZ FIN DE SEMANA




viernes, 25 de mayo de 2018

MAYO, MES DE MARÍA, 25 MAYO


Vigésimo quinto día: Explicación de las letanías


Regina angelorum

Reina de los ángeles. Si se da a María el título glorioso de Reina de los Ángeles es porque en calidad de Madre del Creador y del soberano Señor de los cielos, sobrepasa en gloria a todas las inteligencias celestes. Es lo que reconoce la Iglesia cuando canta, en el día de la Ascensión de la Santa Virgen: La Santa Madre de Dios se elevó al Reno del os cielos por encima de todos los ángeles. También los ángeles con un afecto digno de las  complacencias de Dios mismo, no dejan de expresarle la ternura de sus sentimientos que los animan, mediante exclamaciones de alegría y exclamaciones de alegría y de alegría en las bendiciones que le dan.

Regina Patriarcarum

Reina de los patriarcas. Si Noé, Abrahán y los antiguos Padres que vivieron, hasta tiempos de Moisés, son llamados los Patriarcas del Antiguo Testamento, para que fueran los primeros jefes de familias, donde se conservó fielmente el recuerdo de Dios: y si se llama a San Agustín, San Benito y otros fundadores de Órdenes religiosas los Patriarcas del Nuevo testamento, porque son los jefes y como padres de las familias religiosas que se dedicaron especialmente al servicio de Dios, es a justo título que se da a María la calidad de Reina de los Patriarcas, porque siendo la Jesucristo que es el Rey de los patriarcas, el autor y consumador de la fe, ella es por esta calidad la Reina de los Patriarcas de la antigua y de la nueva ley.

Regina profetarum

Reina de los profetas. Si a partir del texto del Apocalipsis, capítulo XIX, el testimonio que se rinde a Jesucristo es el espíritu de profecía, María ¿no debe ser mirada como la Reina de los profetas puesto que ella rindió incomparablemente un testimonio de Jesucristo mayor que el que rindieron los profetas, porque ella lo engendró, lo reconoció como su Dios y siguió en todos los pasos de su Pasión, hasta el pie de la Cruz.

Ejemplo

San Francisco Javier, apóstol de las Indias y del Japón, no se demoró en ceder a los requerimientos de la gracia, que sintió nacer al mismo tiempo en su corazón, un tierno amor por María y un vivo deseo de imitarlo. Con miras a honrar su pobreza, y de afirmarse en esta virtud que miraba como indispensable para un obrero evangélico, eligió, para prepararse, mediante un retiro de horas, para celebrar su primera misa, un reducto abandonado que le representaba  el establo de Belén. Su amor por María  fue siempre en aumento: le encomendaba todas sus empresas; alentaba a todos a hacer lo mismo. Dios justificó su confianza, y aprobó sensiblemente su celo concediendo a menudo milagros con solo tocar su Rosario. Desligado de todo en la muerte tal como fue en la vida, y abandonado por sus amigos en un río lejano, este hombre apostólico encontró su consolación en María, no dejando de dirigirle a ella hasta su último suspiro, estas palabras; Mostra te esse Matrem.

María, nuestra Madre es reina, invoquémosla con confianza.


Transcripción de José Gálvez Krüger para ACI Prensa

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 25 MAYO 2018


Lecturas de hoy Viernes de la 7ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 25 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,9-12):

No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la, tierra, ni pronunciéis ningún otro juramento; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a ser juzgados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso 

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):

En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 25 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf



LA DIFÍCIL FIDELIDAD EN EL AMOR


     Tenemos un Dios enamorado y amante del hombre. Fue a poner su mirada, su corazón, y sus preferencias en un pueblo esclavizado y miserable, para mostrar a todos de qué es capaz el amor, especialmente su amor. Un amor incondicional, comprometido, liberador, creativo, siempre fiel.  Pero el amante escogido -el pueblo- no le ha correspondido, a menudo le ha traicionado, le ha herido, se ha buscado otros amantes, y le ha olvidado... 

Cuando ha ocurrido todo esto, Dios le ha echado imaginación y ganas, y en vez de renunciar o abandonar para siempre a su amor, insiste tercamente en volver a enamorarlo, en quedarse con él a solas, intentando que se renueve el amor primero. Y cuando ni por ésas, decidió venir personalmente a restaurar, o mejor, a ofrecer un nuevo pacto/Alianza/compromiso de amor por medio de su propio Hijo.

     Dios quiso que ese amor suyo (la Alianza: vosotros seréis para siempre mi pueblo) incondicional, permanente, apasionado... fuera simbolizado y reflejado por el matrimonio (alianza matrimonial). Quiso que los hombres nos amemos como él nos amó, nos ama y nos amará... 

     Pero el corazón del hombre es duro, frágil, cambiable, pecador... y el proyecto primero de que hombre y mujer formasen una comunión de amor y entrega permanentes (ser una sola carne, un solo ser: Génesis 2,24), fracasaba con cierta frecuencia. Moisés tuvo que ser tener en cuenta esta situación, y dar algunas normas para cuando la convivencia se hacía difícil, o más bien imposible (Dt 24, 1-4).

     Lo legislado por Moisés era muy general, y las situaciones posibles y motivos para que a uno no le gustara su mujer y pudiera despedirla, necesitaron leyes más concretas.  Aquí surgieron distintas corrientes de opinión y diversas escuelas.  Este contexto nos ayuda a comprender cuando un grupo de fariseos, tratando de poner en aprietos a Jesús, y forzándole para que tomara postura en tema tan controvertido, le plantean un dilema, para ver si es fiel a la Ley de Moisés y sus interpretaciones más restrictivas, o si se inclina por tener «manga ancha» y se inclina por abrir las puertas a los mil motivos que algunos aducían para facilitar el divorcio.

     A la hora de responderles, Jesús no acepta entrar en discusiones ni planteamientos legales, de escuelas o corrientes de opinión. Y se remonta al proyecto creador de Dios, para luego indicar las razones por las que este proyecto se ha hecho imposible: La dureza de corazón. Cuando en el corazón se instalan otras opciones que no son el amor, la entrega, el perdón, el sacrificio, el esfuerzo por crear la comunión cada día... el proyecto, la voluntad de Dios se hace imposible. Cuando el egoísmo, el individualismo, la rutina, la falta de detalles y de diálogo, las ventajas personales y tantas otras... se enseñorean de uno... se hace incapaz de amar: a su pareja y a cualquier otro, incluido Dios. 

      Jesús mantiene y recuerda el ideal de Dios. ¿Entonces, acaso Jesús se inclina por la intransigencia y la dureza, proponiendo mantener el amor a toda costa, cuando éste ya resulta imposible? ¿Dónde quedaría entonces su misericordia, su comprensión, su acogida de los que sufren? La respuesta de Jesús vendría a defender a la parte más débil: la mujer (generalmente era el varón el que repudiaba a la mujer, dejándola abandonada a su suerte).

     Pero Jesús no pide prolongar una relación puramente exterior, o mantener en pie una fidelidad que puede resultar como un yugo al cuello, vacía de contenido y de alegría, que no hace al hombre y a la mujer felices. En cambio, sí que exige un compromiso, el cual sólo apoyándose en Dios, encontrará la luz y la fuerza para superar las dificultades, para soldar roturas, para retomar la frescura y el gozo de la entrega, para reinventar el futuro.  

     Jesús afirma que es posible ese pacto y ese amor... a imagen y semejanza del que tiene su Padre por nosotros. Pero, como dirá en otro lugar, sin mí no podéis hacer nada. Sólo con las fuerzas humanas es muy difícil la fidelidad y la entrega mutua «todos los días de mi vida». Precisamente aquí está la clave de todo: cuando no hay experiencia de Dios, cuando Dios no está presente de hecho en la vida personal y en la vida de la pareja (y no sólo en la ceremonia de la boda) no es probable que el matrimonio salga adelante. Ser una sola carne es un trabajo diario, y requiere medios muy concretos...

     Por eso, y sin renunciar al proyecto de fidelidad indisoluble del sacramento del matrimonio,  es probable que haya que hacer como Moisés (que sabía muy bien el proyecto matrimonial de Dios), de modo que se puedan encontrar soluciones (siempre dolorosas) para no asfixiar a las personas bajo el peso del error o del pecado, para ayudar a curar esa dureza de corazón que puede traer tantos sufrimientos, para que el fracaso tenga alguna salida...



Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25  mayo



La vida según los principios del mundo, es el odre viejo y gastado. La vida cristiana es una vida nueva, con nuevos principios de valoración de las cosas y con nuevas metas por conseguir.

De ahí que pretender ser cristiano, pero siguiendo los principios del mundo, sus normas de conducta y sus costumbres, y aplicando su escala de valores, pretender aparentar un formalismo cristiano, pero con una realidad de vida pagana o mundana, es pretender conciliar lo inconciliable o, para expresarnos con el Evangelio, es pretender echar el nuevo vino del Evangelio en el odre viejo de mentalidades y formas de vida ya trasnochadas o envejecidas en la práctica de principios injustos e inmorales.

P. Alfonso Milagro

FELIZ VIERNES












jueves, 24 de mayo de 2018

IMÁGENES DE MARÍA AUXILIADORA, ROGAD POR NOSOTROS








EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 24 MAYO 2018


Lecturas de hoy Jesucristo, sumo y eterno sacerdote
Hoy, jueves, 24 de mayo de 2018


Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (22, 9 -18):

En aquellos días, llegaron Abrahán e Isaac al sitio que la había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó:
«Aquí estoy».
El ángel le ordenó:
«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy, «En el monte el Señor es visto».
El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:
«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Palabra de Dios


Salmo
Salmo: Sal 39, 6. 7. 8-9. 10. 11

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, 
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo. «Aquí estoy». R/.

«- Como está escrito en mi libro - para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R/.

He proclamado tu justicia ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación. R/.

Alégrense y gocen contigo 
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor», 
los que desean tu salvación. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (26, 36-42):

Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y le dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia.
Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelántandose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú».
Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar huna hora conmigo? Velad y orad par ano caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil».
De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy jueves, 24 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


SACERDOCIO BAUTISMAL

   
     La fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, es «reciente» en nuestro calendario litúrgico. En España se celebró por primera vez el 6 de junio de 1974. No todos los países la celebran, y las fechas para celebrarlo tampoco coinciden. El trasfondo de la fiesta (con muchas resonancias al Jueves Santo) es el ministerio sacerdotal, una Jornada por la santificación de los sacerdotes.

      Sin embargo, en la sensibilidad eclesial de hoy día, hay una fuerte llamada al compromiso de todos en la evangelización, y especialmente de los laicos. Por ejemplo, el video-mensaje del Papa para este mes de mayo:

“Los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia. Necesitamos su testimonio sobre la verdad del Evangelio y su ejemplo al expresar su fe con la práctica de la solidaridad. Demos gracias por los laicos que arriesgan, que no tienen miedo y que ofrecen razones de esperanza a los más pobres, a los excluidos, los marginados.

Pidamos juntos este mes para que los fieles laicos cumplan su misión específica, la misión que han recibido en el bautismo, poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual.”

     Por eso me parece que es conveniente poner el acento en algo de lo que se habla poco, y de lo que se desprenden muchas consecuencias para la pastoral de la Iglesia e incluso parala teología: el SACERDOCIO COMÚN DE LOS FIELES (de todos), aunque algunos (muy pocos) sean llamados al ministerio sacerdotal sacramental (los presbíteros). Así está fiesta tendrá una dimensión mucho más universal, más inclusiva, más de todos.

     Todos los cristianos, por el hecho de estar bautizados, gozan y participan de la consagración sacerdotal de Cristo, tal como nos dice el Ritual del Bautismo:

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que te ha liberado del pecado y dado nueva vida

por el agua y el Espíritu Santo,

te consagre con el crisma de la salvación

para que entres a formar parte de su pueblo

y seas para siempre miembro de Cristo,

sacerdote, profeta y rey. (Del Ritual del Bautismo)

     Jesús fue un laico. Así nos lo presentan los evangelios. No formó parte de la casta sacerdotal, con la que, por otra parte, chocó directamente; tanto, que ella misma le condenó a muerte. Cierto que acudió en diversas ocasiones al Templo de Jerusalem, lugar de culto por excelencia, con la mediación de los «sacerdotes». Pero no estaba de acuerdo con el culto y los sacrificios que allí se llevaban a cabo. Dios quiere «misericordia y no sacrificios». Y también «habéis convertido la casa de mi Padre en una cueva de ladrones».

     En su bello diálogo junto al pozo de Sicar, con la samaritana, anuncia que llegará la «hora» en que los que den «culto auténtico al Padre», lo harán "en espíritu y verdad". Precisamente, cuando llegó su «hora» en la cruz, el velo del templo (símbolo de su sacralidad y de la Alianza con el culto que conllevaba) se rasgó en dos, es decir, perdió su sentido. Algo nuevo quedaba estrenado, con la vida y muerte de Jesús: un nuevo modo de relacionarse con Dios y darle culto. No en los templos, sino con la vida. 

     ¿Por qué hablamos entonces de Jesús como Sumo y Eterno Sacerdote? La Carta a los Hebreos, tratando de responder a los que añoraban las viejas ceremonias judías, y el culto sacerdotal del templo en el que todos los judíos habían sido educados, nos presenta a Jesús como un Nuevo Sacerdote.  Sin pretender decirlo todo aquí, resaltemos algunos aspectos de este nuevo sacerdocio en el que todos participamos (aunque lo hagamos de distintas maneras, según nuestra vocación y estado de vida).

- Jesús hizo de su existencia una continua ofrenda, un permanente acto de culto al Padre. De manera que al estar pendiente de hacer en todo momento la voluntad del Padre, y de hacer en todo presente a Dios Padre, la vida cotidiana la convierte en espacio sagrado y en lugar de encuentro con Dios.

     Así pues, cuando acogemos a un hermano, le escuchamos, le ayudamos, le amamos... cuando luchamos por la justicia, cuando hacemos bien nuestro trabajo, cuando creamos fraternidad, cuando liberamos a alguien de sus demonios, cuando oramos por otros... estamos dando culto a Dios, estamos siendo sacerdotes. Como dice el Salmo 39: Tú no quieres sacrificios ni ofrendas...  no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: “Aquí estoy... para hacer tu voluntad”. De eso se trata: de hacer su voluntad. Como Cristo en toda su vida y en su muerte, ofreciéndose: «En tus manos encomiendo mi espíritu»

- Jesús, desde su Bautismo en el Jordán, fue un «consagrado por el Espíritu», de modo que cada una de sus palabras, opciones, gestos y actitudes se convierten en transparencia y revelación del Padre. También los bautizados somos templos del Espíritu, somos sagrados, pertenecemos a Dios que nos ha elegido y nos envía. Y esto significa que continuamente podemos y debemos hacer presente a Dios en medio de todas nuestras cosas, consagrando el mundo, haciendo posible que se abra paso el bien, sobre todo allí donde hay más marginación, sufrimiento e injusticia.

Inspirado por el único Espíritu, todo el Pueblo de Dios participa de las funciones de Jesucristo, "Sacerdote, Rey  y Profeta", y tiene las responsabilidades de misión y servicio que se derivan de ellas (cf. CCC, 783-786). ¿Qué significa participar en el sacerdocio real y profético de Cristo? Significa hacer de sí mismo una oferta agradable a Dios (cf. Rm 12,1), dando testimonio a través de una vida de fe y de caridad (cf. Lumen Gentium, 12), poniéndola al servicio de los demás, siguiendo el ejemplo del Señor Jesús (ver Mt 20: 25-28; Jn 13: 13-17).

Papa Francisco, Mayo ‘18

- En la última noche con sus discípulos, Jesús hizo un Gesto que resumía toda su vida y daba sentido a su muerte: Una vida entregada, amante, servidora, agradecida, reconciliadora, fraternal, sacrificada, continuamente pendiente de lo que el Padre le pedía... y encomendó a sus discípulos que le tomaran el relevo, que vivieran y entregaran su vida como él, que hicieran «aquello mismo» en memoria suya, en su nombre.  De modo que estamos llamados a convertir nuestra vida en una continua celebración eucarística... que haga posible que, cuando nos reunamos en su nombre, el partir el pan sea expresión de que continuamente nos partimos, compartimos, repartimos y entregamos a los hermanos. Cada uno desde su situación existencial, desde su propia vocación y opción de vida, desde su propio ministerio y compromiso comunitario. 

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf 

NUESTRO AMOR POR MARÍA


Nuestro amor por María
La amamos porque ella es también nuestra Madre, como nos la dio el mismo Jesús al pie de la Cruz aquel Viernes por la tarde en Jerusalén


Por: P. Eduardo | Fuente: ReinaDelCielo.org 




Muchísimas cosas hermosas se pueden decir de nuestra Madre del Cielo, empezando por reconocerla como la criatura más extraordinaria que jamás creó Dios. Ella ha sido colocada sólo por debajo de La Santísima Trinidad, por encima de ángeles y hombres. Por algo es Ella la Reina del Cielo y de la Tierra, Reina de los ángeles, Reina del Purgatorio, Reina nuestra. ¡Madre de Dios mismo! ¿Acaso se puede pensar a una persona como nosotros teniendo el privilegio de ser elegida como Madre de Aquel que ha creado el universo y todo lo que allí habita?

¡Ella es también nuestra Madre, como nos la dio el mismo Jesús al pie de la Cruz aquel Viernes por la tarde en Jerusalén! Y nosotros, inspirados por el Espíritu Santo, Aquel de quien nuestra Madre está llena, la amamos y la buscamos como Puerta del Cielo, como Escalera Santa que nos eleva hasta los portales de la Casa con muchas habitaciones que Dios Padre nos prepara en el Reino prometido.

La Virgen MaríaPero porque somos débiles y reconocemos nuestra necesidad, también vemos en Ella a nuestra Abogada, la que nos defenderá ante el Justo Juez cuando nos toque el día de rendir cuentas. Jesús, el Rey del Universo, será quien decida nuestro destino aquel día, ante las acusaciones del maligno y del testimonio de nuestra propia vida rodeados de pecado. María, nuestra Abogada, será quien tenga la misión de convencer a Jesús de que tenemos los méritos necesarios para alcanzar la Vida Eterna. Y Ella tiene, en ese rol de Abogada, la capacidad de cambiar la opinión de Jesús, el Juez.

Si, mis hermanos, María como nuestra Abogada puede modificar la Voluntad de Dios mismo por medio de sus argumentaciones de Madre enamorada de sus hijos. Pero la pregunta que nos debemos hacer es, ¿Cómo es que Nuestra Madre Celestial es capaz de hacer que el mismo Dios modifique Su opinión, y cambie Su Voluntad respecto de una decisión que afecta nuestra vida?

Para responder esta pregunta debemos transportarnos a ese maravilloso momento en que Jesús, en los inicios de Su vida pública, transforma el agua en vino ante la solicitud de Su Madre. Está claro en el texto Evangélico que Jesús, en un inicio, no tenía intención de intervenir, e incluso Su reacción ante el pedido no es exactamente la de alguien que dice “por supuesto Madre, ya lo estaba por hacer de todos modos”. Sin embargo Ella, sin perder tiempo en argumentaciones, solicita a los sirvientes que se limiten a hacer lo que Jesús les diga. Jesús, puestas así las cosas, se dirige a las ánforas con agua, y hace el milagro que ya todos conocemos, allá en Caná de Galilea.

¿Cómo es la relación entre esta pequeña mujer y el mismo Dios, que con pedido semejante arranca del Cielo un milagro orientado simplemente a no producir una incomodidad o un mal momento en la boda de un pariente? Lo primero que debemos comprender es el toque maternal de este milagro. No es la curación de un ciego, ni la liberación de un poseso. Es una ayuda doméstica para que la unión matrimonial que inicia una nueva familia no se vea afectada por infortunio alguno. ¿Comprendes el toque materno y del todo humano de este milagro? Las bodas de Caná pueden definirse como el milagro mariano por excelencia, porque Dios lo realiza por intercesión de María, la Niña de Nazaret Madre del mismísimo Verbo Encarnado. Un milagro pensado por una Madre preocupada hasta en los más mínimos detalles que hacen a la vida de sus hijos.

Y es justamente aquí donde debemos detenernos para analizar la forma particular que tiene María para interceder ante Dios con los pedidos que nosotros le hacemos. Jesús, el Hombre-Dios, tiene dos naturalezas bien diferenciadas, pero indisolublemente unidas por otra parte. El es Hombre, y también es Dios. De tal modo que por un momento debemos concentrarnos en Su lado humano, Su Naturaleza humana que lo hace persona como nosotros salvo en el hecho de que El nunca pecó. Y pensemos en la relación que nosotros, como personas, tenemos con nuestra mamá terrenal.

Virgen MaríaNuestra mamá terrenal ha sido quien más se ha preocupado de nosotros desde que nacimos, desde que tenemos memoria. Ella nos cuida, nos protege y muchas veces nos sobreprotege. Ella no duerme por las noches cuando nos amenaza un problema, un dolor o una necesidad. Pero por sobre todas las cosas, Ella sabe cómo pedirnos algo. Porque, como bien sabemos, ¿quién se atreve a decirle que no al pedido de nuestra mamá? Ella nos mira a los ojos, nos abraza y nos besa, y nos pide cosas que sabemos son por nuestro bien, aunque no queramos hacerlas. Nos incomoda, pero al fin de cuentas sabemos que es mamá, que ella va a estar siempre haciéndonos esos planteos, esos pedidos para evitar que arriesguemos nuestra salud, nuestra vida, o nuestro futuro.

Jesús, ayer, hoy y siempre, sigue siendo aquel Joven de Galilea sujeto a una relación con Su Madre, exactamente igual a la de todos nosotros con nuestra mamá. Jesús Hombre no puede decirle que no a los pedidos de Su Mamá, como te ocurriría a ti o a mi frente a los pedidos de nuestra propia mamá. La diferencia, es que Jesús es también Dios, además del Joven Hijo de aquella hermosa mujer de Nazaret.

Cuando María le pide algo a Jesús, El, en Su naturaleza humana ve a esta Mujer como Su Mamá terrenal que le hace pedidos irresistibles, transportándolo nuevamente a recuerdos de Su infancia en Nazaret. Y como Hombre, no puede decir que no a los pedidos de Su Mamá, como le ocurrió aquel día en Caná de Galilea. Jesús, Resucitado y Glorificado, aún sigue siendo aquel Joven educado y formado por esta Madre ejemplar. Nosotros tendemos a verlo distante allá en el Cielo, pero la verdad es que El sigue siendo también tan cercano y similar a nosotros como cuando caminaba por la tierra.

Pero Jesús es también Dios, por lo que los pedidos de Su amorosa Madre llegan de inmediato a la Santísima Trinidad. Y allí es donde ocurre la maravilla: Jesús les comunica los pedidos de Su Mamá al Espíritu Santo y a Su Padre Creador. Y ocurre que ninguno de Ellos se resiste a los pedidos de María, porque es que de los Tres surgió ese enamoramiento de la fidelidad, pureza y perfección en todas las virtudes humanas posibles que Ella demostró durante su vida, que hizo que juntos como Trinidad decidieran hacerla Reina de todo lo Creado. Los Tres se derriten por Ella, porque encuentran a María como la más maravillosa evidencia de la perfección en el Amor, del poder del Amor. ¡No existen palabras para expresar el amor que María despierta en la Santísima Trinidad, en Dios Uno y Trino!

Puestas así las cosas, mi amigo, lo único que tenemos que hacer es orar fervorosamente a nuestra Madre Celestial, para convencerla de que eleve a Su Hijo nuestros pedidos. Ella nos escuchará, y decidirá cuales ruegos son dignos de semejante tratamiento excepcional. Pero sepamos de antemano que cuando la convencemos, Jesús responde igual que aquel día en la boda en Caná de Galilea. Nosotros, mientras tanto, sigamos el consejo que Ella nos da, igual que lo hizo en Caná: “Sólo hagan lo que Jesús les diga”.

HOY 24 DE MAYO CELEBRAMOS A MARÍA AUXILIADORA, ADVOCACIÓN MARIANA


Hoy 24 de mayo celebramos a María Auxiliadora, la que sostiene en tiempos difíciles [VIDEO]
Redacción ACI Prensa




“En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho por nosotros en la tierra”, decía San Juan Bosco, gran propagador del amor a esta advocación mariana que ha estado en la Iglesia y las familias cristianas desde antiguo ante los tiempos difíciles.

Los cristianos de los primeros siglos llamaban a la Virgen María con el nombre de Auxiliadora. Tanto así que los dos títulos que se leen en antiguos monumentos de oriente son: Madre de Dios (Teotokos) y Auxiliadora (Boetéia).

Santos como San Juan Crisóstomo, San Sabas y San Sofronio la nombraban también con esta advocación, siendo San Juan Damasceno el primero en propagar la jaculatoria: “María Auxiliadora, ruega por nosotros”.


"Oh María tú eres poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda", proclamó tiempo después San Germán.

En el siglo XVI, el Papa San Pío V, gran devoto de la Madre de Dios, después de la victoria del ejército cristiano sobre los musulmanes en la batalla de Lepanto, mandó que se invocara a María Auxilio de los cristianos en las letanías.

En la época de Napoleón, el Papa Pío VII estaba apresado por este emperador y el Pontífice prometió que si salía libre, decretaría una nueva fiesta mariana en la Iglesia. Napoleón cae, el Santo Padre retorna triunfante a su sede pontificia el 24 de mayo de 1814 y decreta que todos los 24 de ese mes se celebraría en Roma la Fiesta de María Auxiliadora.

Al año siguiente nació San Juan Bosco, a quien la Virgen se le apareció en sueños para que le construyera un templo con el título de Auxiliadora. Es así que el Santo inició dos monumentos: el físico que es la Basílica de María Auxiliadora de Turín y el “vivo” conformado por las Hijas de María Auxiliadora.

San Juan Bosco aseguraba a sus jóvenes que él y muchos fieles obtenían grandes favores del cielo con la novena a María Auxiliadora y la jaculatoria dada por San Juan Damasceno.


“Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”, afirmaba San Juan Bosco.

6 DATOS SOBRE MARÍA AUXILIADORA


6 datos que quizás no conocías de María Auxiliadora
Redacción ACI Prensa





Este jueves 24 de mayo la Iglesia conmemora a María Auxiliadora, llamada también antiguamente “María, Auxilio de los Cristianos”.

Aquí algunos datos que quizás no conocías sobre María Auxiliadora.

1. Era llamada “Auxiliadora” por los primeros cristianos

Los primeros cristianos en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de “Auxiliadora”, que en griego es “Boetéia” y significa “La que trae auxilios venidos del cielo”.

El primer Padre de la Iglesia que llamó a la Virgen María con el título de “Auxiliadora” fue San Juan Crisóstomo en al año 345, en Constantinopla.

El Santo dijo: “Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios”. También la reconocieron con este nombre Proclo en el 476 y Sebas de Cesarea en el 532.

2. Intercedió en las batallas de Lepanto y Viena


En el año 1572, el Papa San Pío V, después de la victoria del ejército cristiano sobre los turcos musulmanes en la batalla de Lepanto, ordenó celebrar el 7 de octubre la fiesta del Santo Rosario, y que en las letanías se invocara a “María Auxilio de los cristianos”. Ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente a toda la cristiandad de ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88.000 soldados.

En 1683 los turcos atacaron Viena durante el Pontificado de Inocencio XI. Bajo el mando del rey de Polonia, Juan Sobieski, venció al ejército turco confiando en la ayuda de María Auxiliadora, inclusive con un ejército inferior en fuerzas. Al poco tiempo fundaron la asociación de María Auxiliadora, la cual existe hoy en más de 60 países.

3. Su fiesta nació en tiempos de la Revolución Francesa

La historia de la fiesta de María Auxiliadora se remonta a los años siguientes a la Revolución Francesa, la cual había propinado un duro golpe a la Iglesia.

El Papa Pío VII fue apresado en el Palacio de Fontainebleau por el emperador francés Napoleón Bonaparte y dedicó sus oraciones a María Auxiliadora para que protegiera a la Iglesia.

Los ruegos del Papa fueron escuchados y en 1814 Napoleón firmó su abdicación. En 1815, cuando la Iglesia había recuperado su posición y poder espiritual, el Papa instituyó la fiesta de María Auxiliadora el 24 de mayo para perpetuar el recuerdo de su regreso a Roma tras el cautiverio.

4. Su fiesta se celebraba en Ucrania desde el siglo XI

El nombre de “Auxiliadora” le fue dado a la Virgen María en Ucrania desde el año 1030 por haber liberado aquella región de la invasión de tribus paganas. Desde entonces, en ese país, la Iglesia Ortodoxa celebra la fiesta de María Auxiliadora cada 1 de octubre.

5. Se apareció ante San Juan Bosco

San Juan Bosco fue un gran propagador del amor a esta advocación mariana, porque la misma Virgen se le apareció en 1860 para señalarle el lugar en Turín (Italia) donde debía ser construido un templo en su honor. Asimismo, pidió ser honrada bajo el título de “Auxiliadora”.


En 1863 San Juan Bosco inició la construcción de la iglesia con unos cuantos centavos, pero con la intercesión de María Santísima, el 9 de junio de 1868, solo 5 años después, tuvo lugar la consagración del templo.

El Santo solía decir: "Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen", desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.

6. Tres Papas le tuvieron devoción

El Papa San Juan XXIII cultivó una especial devoción a la Auxiliadora, cuya imagen, tomada de un número del Boletín Salesiano, colgaba en la pared cerca de su cama. La proclamó Patrona del Concilio con los títulos de Auxilium Christianorum y Auxilium Episcoporum.

El 28 de mayo de 1963, ya gravemente enfermo, bendijo con profunda emoción las dos coronas destinadas al cuadro de la Virgen en la Basílica del Sagrado Corazón de Roma.

Por su parte, San Juan Pablo II solía acudir y orar en la capilla de María Auxiliadora de la iglesia de San Estanislao de Kostka (Cracovia) entre 1938 y 1944. En esta iglesia, el 3 de noviembre de 1946 celebró una de sus primeras Misas como sacerdote.

El Papa Francisco, durante su visita apostólica a Turín en 2015 por los 200 años del nacimiento San Juan Bosco, contó que durante su infancia fue educado en un colegio salesiano donde aprendió a amar a María Auxiliadora.

“Yo allí aprendí a amar a la Virgen, los salesianos me formaron en la belleza, en el trabajo, y esto creo que es un carisma suyo, me formaron en la afectividad y esto era una característica de Don Bosco”, dijo.
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