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sábado, 26 de mayo de 2018
MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 26
Vigésimo sexto día: Explicación de las Letanías
Regina apostolorum
Reina de los apóstoles. El título de reina de los apóstoles, conviene tanto a María que si los apóstoles instruyeron a los pueblos de toda la tierra ellos lo fueron por María; porque según san Bernardo, los apóstoles recurrieron a ella en sus dudas y cuando querían estar seguros de las intenciones de Jesucristo sobre algún punto de su creencia. Por otro lado, si cada uno de ellos destruyeron el paganismo en la parte del mundo que le correspondió por la partición que hicieron entre ellos. María disipó y disipa todavía las herejías en todos los países del mundo. Alégrate Virgen María, tú sola destruyes las herejías en todo el universo.
Regina martyrum
Reina de los mártires. No se podría honrar a María como se debe si no se la reconoce como Reina de los mártires, porque aunque ella no haya derramado su sangre por la confesión de la fe, sin embargo sufrió con más confianza y amor que todos los mártires. Y por decirlo todo con una sola palabra, sufrió en corazón maternal todo lo que el Rey de los mártires, Jesucristo, su divino hijo, soportó en su carne inocente.
Reina de los mártires ruega por nosotros
Regina confessorum
Reina de los confesores. Pues si se llama confesores a aquellos que confesaron a Jesucristo, ¿se rehusará el título de Reina de los confesores a la que confesó con una firmeza y una constancia incomparablemente superior a la suya? Ella lo siguió no sólo en medio de los oprobios y tomentos de su Pasión, sino que subió generosamente al Calvario con Él, para verlo consumar el sacrificio de nuestra redención. Los apóstoles habían reconocido a Jesucristo como Hijo del Dios vivo, pero en el tiempo de la Pasión, infieles a la confesión de su fe, la disimularon y escaparon. No ocurrió así con María, que siempre constante y fiel, lo reconoció como su Dios en todo el curso de su Pasión y sobre la Cruz.
Regina Virginum
Reina de las vírgenes. De todos los títulos, honores y alabanzas que se da a María, el de Reina de la Vírgenes le conviene por excelencia, porque ella es el prototipo de la virginidad, ya que fue la primera que se comprometió por un voto de virginidad perpetua. La virginidad, antes de su tiempo, era tan despreciada que la hija de Jefté, estando a punto de ser inmolada por su padre, antes de haberse casado, fue a llorar su virginidad a los montes. Pero desde que María elevó la gloria de la pureza virginal, se vio consagrarse a millones de vírgenes, a Jesucristo como a su único esposo según esas palabras del profeta en el salmo XLIV: Después de ellas, conducirán vírgenes al Rey.
Regina sanctorum omnium
Reina de todos los santos. Finalmente, el título de Reina de todos los santos que la Iglesia da a María, encierra las más grandes alabanzas que sea posible darle, porque anuncia que es superior a los santos de todos los órdenes. En efecto, María conforma un orden separado en el cielo; y para juzgar el alto punto de su gloria, hay que remarcar que Dios glorificó a su propia Madre. Por ese motivo se ha representado a los ángeles y a los santos de todo orden ofreciendo a María sus coronas, para significar que ella reina en el cielo por encima de ellos.
Ejemplo
Una peste terrible despoblaba la ciudad de Roma, el Papa san Gregorio Magno había predicado la penitencia, ordenado oraciones públicas, hecho votos, pero la peste continuaba sus estragos, hasta que tomó el partido de volver se directamente hacia la Madre de Dios, y ordenó que el clero y el pueblo fuesen en procesión general a la Iglesia de Nuestra Señora, llamada Santa María la Mayor, y que se llevara por toda la ciudad la imagen de la Santísima Virgen, pintada por san Lucas. Esta procesión detuvo perfectamente el curso de esta calamidad. Fue maravilloso ver que por todos los lugares donde la imagen pasaba, cesaba la peste cesaba enteramente; y antes del fin de la procesión se vio sobre la terraza de Adriano, hoy llamada Castillo del Santo Ángel, un Ángel en forma humana que guardaba una espada ensangrentada en su vaina. Al mismo tiempo se escuchó a los ángeles cantar este antífona de la Santísima Virgen. Regina Coeli, laetare alleluia, etc. El Santo Pontífice agregó: ora pro nobis, Deum, ruega a Dios por nosotros; y la Iglesia ha empleado siempre desde entonces esta oración para saludar a la Santa Virgen en tiempo de Pascua.
Sirvamos a María, como nuestra reina, ella no se dejará vencer en generosidad.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 26 MAYO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
26 mayo
Ser cristiano es una cosa muy seria, nada fácil y muy comprometida.
Si el mundo se gobierna por el egoísmo, el cristiano sabe que debe amar a su prójimo como a sí mismo.
Si el mundo vive impregnado de malintencionados, el cristiano ha de vivir en una fuerte transparencia de conciencia.
Si en el mundo predomina el amor a la mediocridad y la sensualidad, el cristiano recuerda que Jesucristo le exige una vida de abnegación de sí mismo.
Si el mundo se rige por la violencia, el cristiano es gobernado por la paciencia.
El mundo es el odre viejo cargado de pasiones, gastado por sus excesos, roto por sus ambiciones, y el cristiano es el comprometido, que no puede coartarse, ni limitarse por la estrechez del odre viejo del mundo.
P. Alfonso Milagro
EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 26 MAYO 2018
Lecturas de hoy Sábado de la 7ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 26 de mayo de 2018
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,13-20):
¿Sufre alguno de vosotros? Rece. ¿Está alegre alguno? Cante cánticos. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, y que recen sobre él, después de ungirlo con óleo, en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo curará, y, si ha cometido pecado, lo perdonará. Así, pues, confesaos los pecados unos a otros, y rezad unos por otros, para que os curéis. Mucho puede hacer la oración intensa del justo. Elías, que era un hombre de la misma condición que nosotros, oró fervorosamente para que no lloviese; y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Luego volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo encamina, sabed que uno que convierte al pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 140,1-2.3.8
R/. Suba mi oración como incienso en tu presencia, Señor
Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. R/.
Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.»
Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 26 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
ACEPTAR EL REINO COMO UN NIÑO
Ya tenemos otra vez a los discípulos protestando y regañando. Esta vez a los niños. Es curioso que ni una vez hayan recibido un toque de atención por parte de Jesús a causa de su espíritu abierto, por disculpar o acoger a alguien de modo poco oportuno o prudente, por mostrarse excesivamente comprensivos. No. Se les da mejor pedir que caiga fuego del cielo para los que no les reciben, se les da mejor pretender que Jesús prohíba a uno que «no es de los nuestros» que haga exorcismos por no ser de nuestro grupo, o como en la escena de hoy, despachar a los niños.
Jesús está subiendo a Jerusalem, no hay que olvidarlo, y esta escena del Evangelio hay que encuadrarla ahí para entenderla. De los que son como ellos es el Reino. Jesús no idealiza a los niños. De hecho, ya se refirió en otra ocasión a unos niños maleducados que juegan en la plaza y quieren ahora una cosa y luego otra, y se muestran impacientes y testarudos (Lc 7, 23).
Los niños aparecen como el contrapunto de los que van a condenarle, los que le rechazan a él y su Reino, que podríamos llamarlos «viejos», en el peor sentido de la palabra.
Escribió Romano Guardini:
El pueblo judío, los fariseos y doctores de la ley, los sacerdotes y los sumos sacerdotes, ¡qué adultos son! Si les observamos de cerca, tropezamos con todo su endurecimiento y perversión, con toda la herencia del pecado. ¡Que viejos son! Su recuerdo abraza más de dos mil años, se extiende hasta Abraham. Es una conciencia histórica poco corriente en otros pueblos. La sabiduría les viene de Dios y de una larga experiencia humana. Son clarividentes, inteligentes y correctos. Examinan, sopesan, distinguen, reflexionan y, a la llegada del Mesías -con la cual se cumple la profecía y su larga historia llega a su plenitud-, se atienen obstinadamente a lo pasado, se agarran a sus tradiciones humanas, se parapetan tras el templo y la ley; son astutos, duros, ciegos, y la hora de Dios pasa. El enviado de Dios muere por mano de aquellos que guardan la ley de Dios, en tanto que el judaísmo queda encerrado en la espera de Aquel que ya ha venido.
(ROMANO GUARDINI, El Señor I)
Los niños no son así. Y sólo quienes son como ellos, pueden acoger/recibir el Reino. Los «viejos» tienen la mentalidad de que el Reino hay que ganárselo, hay que merecerlo, tener méritos. Jesús, que va experimentando ya el rechazo a la Buena Noticia del Reino, va dándole vueltas a que el Reino es algo que su Padre ofrece y regala, es un don que él da a los pobres, a los humildes, a los que nada cuentan (como los niños en aquella sociedad judía)... El niño recibe todo porque nada puede por sí mismo, es la extrema fragilidad y dependencia, y lo que más les define es su necesidad absoluta de sus padres. También Jesús es como los niños: necesita continuamente la cercanía, la ternura y el cuidado de su Padre para salir adelante en su vida.
Su condición filial, su confianza absoluta en que el Padre sólo quiere su bien, el saberse acompañado y siempre en las manos del Padre le van a dar la fuerza interior que necesita para enfrentarse al desconcierto, el desprecio, el rechazo y la condena de los que no son como ellos.
Jesús se siente a sí mismo como un niño: abierto a recibir del Padre el reino tal como él quiera dárselo, dispuesto a dejarse guiar por él, como haciendo suyo el Salmo 131 (130): «no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre». O de su padre, que tanto da.
Y ruega, exige, que nadie impida se acercan a él libremente los niños, los ciegos, leprosos, los publicanos, los pecadores en general, los que no son buenos, los que no cumplen, los enfermos... porque para ellos ha venido, porque son los únicos que lo necesitan, porque el Padre prefiere y cuida especialmente de todos ellos. Como también cuidará de él mismo cuando se vea absolutamente débil y solo en lo alto de un madero. Dichosos los que tienen el corazón de niño... porque Dios los acoge, cuida y ama como Padre.
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
viernes, 25 de mayo de 2018
MAYO, MES DE MARÍA, 25 MAYO
Vigésimo quinto día: Explicación de las letanías
Regina angelorum
Reina de los ángeles. Si se da a María el título glorioso de Reina de los Ángeles es porque en calidad de Madre del Creador y del soberano Señor de los cielos, sobrepasa en gloria a todas las inteligencias celestes. Es lo que reconoce la Iglesia cuando canta, en el día de la Ascensión de la Santa Virgen: La Santa Madre de Dios se elevó al Reno del os cielos por encima de todos los ángeles. También los ángeles con un afecto digno de las complacencias de Dios mismo, no dejan de expresarle la ternura de sus sentimientos que los animan, mediante exclamaciones de alegría y exclamaciones de alegría y de alegría en las bendiciones que le dan.
Regina Patriarcarum
Reina de los patriarcas. Si Noé, Abrahán y los antiguos Padres que vivieron, hasta tiempos de Moisés, son llamados los Patriarcas del Antiguo Testamento, para que fueran los primeros jefes de familias, donde se conservó fielmente el recuerdo de Dios: y si se llama a San Agustín, San Benito y otros fundadores de Órdenes religiosas los Patriarcas del Nuevo testamento, porque son los jefes y como padres de las familias religiosas que se dedicaron especialmente al servicio de Dios, es a justo título que se da a María la calidad de Reina de los Patriarcas, porque siendo la Jesucristo que es el Rey de los patriarcas, el autor y consumador de la fe, ella es por esta calidad la Reina de los Patriarcas de la antigua y de la nueva ley.
Regina profetarum
Reina de los profetas. Si a partir del texto del Apocalipsis, capítulo XIX, el testimonio que se rinde a Jesucristo es el espíritu de profecía, María ¿no debe ser mirada como la Reina de los profetas puesto que ella rindió incomparablemente un testimonio de Jesucristo mayor que el que rindieron los profetas, porque ella lo engendró, lo reconoció como su Dios y siguió en todos los pasos de su Pasión, hasta el pie de la Cruz.
Ejemplo
San Francisco Javier, apóstol de las Indias y del Japón, no se demoró en ceder a los requerimientos de la gracia, que sintió nacer al mismo tiempo en su corazón, un tierno amor por María y un vivo deseo de imitarlo. Con miras a honrar su pobreza, y de afirmarse en esta virtud que miraba como indispensable para un obrero evangélico, eligió, para prepararse, mediante un retiro de horas, para celebrar su primera misa, un reducto abandonado que le representaba el establo de Belén. Su amor por María fue siempre en aumento: le encomendaba todas sus empresas; alentaba a todos a hacer lo mismo. Dios justificó su confianza, y aprobó sensiblemente su celo concediendo a menudo milagros con solo tocar su Rosario. Desligado de todo en la muerte tal como fue en la vida, y abandonado por sus amigos en un río lejano, este hombre apostólico encontró su consolación en María, no dejando de dirigirle a ella hasta su último suspiro, estas palabras; Mostra te esse Matrem.
María, nuestra Madre es reina, invoquémosla con confianza.
Transcripción de José Gálvez Krüger para ACI Prensa
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 25 MAYO 2018
Lecturas de hoy Viernes de la 7ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 25 de mayo de 2018
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,9-12):
No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor. Llamamos dichosos a los que tuvieron constancia. Habéis oído ponderar la paciencia de Job y conocéis el fin que le otorgó el Señor. Porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos míos, no juréis ni por el cielo ni por la, tierra, ni pronunciéis ningún otro juramento; vuestro sí sea un sí y vuestro no un no, para no exponeros a ser juzgados.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8-9.11-12
R/. El Señor es compasivo y misericordioso
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R/.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,1-12):
En aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino, y según costumbre les enseñaba.
Se acercaron unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Le es licito a un hombre divorciarse de su mujer?»
Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?»
Contestaron: «Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta de repudio.»
Jesús les dijo: «Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación Dios "los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne." De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: «Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 25 de mayo de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
LA DIFÍCIL FIDELIDAD EN EL AMOR
Tenemos un Dios enamorado y amante del hombre. Fue a poner su mirada, su corazón, y sus preferencias en un pueblo esclavizado y miserable, para mostrar a todos de qué es capaz el amor, especialmente su amor. Un amor incondicional, comprometido, liberador, creativo, siempre fiel. Pero el amante escogido -el pueblo- no le ha correspondido, a menudo le ha traicionado, le ha herido, se ha buscado otros amantes, y le ha olvidado...
Cuando ha ocurrido todo esto, Dios le ha echado imaginación y ganas, y en vez de renunciar o abandonar para siempre a su amor, insiste tercamente en volver a enamorarlo, en quedarse con él a solas, intentando que se renueve el amor primero. Y cuando ni por ésas, decidió venir personalmente a restaurar, o mejor, a ofrecer un nuevo pacto/Alianza/compromiso de amor por medio de su propio Hijo.
Dios quiso que ese amor suyo (la Alianza: vosotros seréis para siempre mi pueblo) incondicional, permanente, apasionado... fuera simbolizado y reflejado por el matrimonio (alianza matrimonial). Quiso que los hombres nos amemos como él nos amó, nos ama y nos amará...
Pero el corazón del hombre es duro, frágil, cambiable, pecador... y el proyecto primero de que hombre y mujer formasen una comunión de amor y entrega permanentes (ser una sola carne, un solo ser: Génesis 2,24), fracasaba con cierta frecuencia. Moisés tuvo que ser tener en cuenta esta situación, y dar algunas normas para cuando la convivencia se hacía difícil, o más bien imposible (Dt 24, 1-4).
Lo legislado por Moisés era muy general, y las situaciones posibles y motivos para que a uno no le gustara su mujer y pudiera despedirla, necesitaron leyes más concretas. Aquí surgieron distintas corrientes de opinión y diversas escuelas. Este contexto nos ayuda a comprender cuando un grupo de fariseos, tratando de poner en aprietos a Jesús, y forzándole para que tomara postura en tema tan controvertido, le plantean un dilema, para ver si es fiel a la Ley de Moisés y sus interpretaciones más restrictivas, o si se inclina por tener «manga ancha» y se inclina por abrir las puertas a los mil motivos que algunos aducían para facilitar el divorcio.
A la hora de responderles, Jesús no acepta entrar en discusiones ni planteamientos legales, de escuelas o corrientes de opinión. Y se remonta al proyecto creador de Dios, para luego indicar las razones por las que este proyecto se ha hecho imposible: La dureza de corazón. Cuando en el corazón se instalan otras opciones que no son el amor, la entrega, el perdón, el sacrificio, el esfuerzo por crear la comunión cada día... el proyecto, la voluntad de Dios se hace imposible. Cuando el egoísmo, el individualismo, la rutina, la falta de detalles y de diálogo, las ventajas personales y tantas otras... se enseñorean de uno... se hace incapaz de amar: a su pareja y a cualquier otro, incluido Dios.
Jesús mantiene y recuerda el ideal de Dios. ¿Entonces, acaso Jesús se inclina por la intransigencia y la dureza, proponiendo mantener el amor a toda costa, cuando éste ya resulta imposible? ¿Dónde quedaría entonces su misericordia, su comprensión, su acogida de los que sufren? La respuesta de Jesús vendría a defender a la parte más débil: la mujer (generalmente era el varón el que repudiaba a la mujer, dejándola abandonada a su suerte).
Pero Jesús no pide prolongar una relación puramente exterior, o mantener en pie una fidelidad que puede resultar como un yugo al cuello, vacía de contenido y de alegría, que no hace al hombre y a la mujer felices. En cambio, sí que exige un compromiso, el cual sólo apoyándose en Dios, encontrará la luz y la fuerza para superar las dificultades, para soldar roturas, para retomar la frescura y el gozo de la entrega, para reinventar el futuro.
Jesús afirma que es posible ese pacto y ese amor... a imagen y semejanza del que tiene su Padre por nosotros. Pero, como dirá en otro lugar, sin mí no podéis hacer nada. Sólo con las fuerzas humanas es muy difícil la fidelidad y la entrega mutua «todos los días de mi vida». Precisamente aquí está la clave de todo: cuando no hay experiencia de Dios, cuando Dios no está presente de hecho en la vida personal y en la vida de la pareja (y no sólo en la ceremonia de la boda) no es probable que el matrimonio salga adelante. Ser una sola carne es un trabajo diario, y requiere medios muy concretos...
Por eso, y sin renunciar al proyecto de fidelidad indisoluble del sacramento del matrimonio, es probable que haya que hacer como Moisés (que sabía muy bien el proyecto matrimonial de Dios), de modo que se puedan encontrar soluciones (siempre dolorosas) para no asfixiar a las personas bajo el peso del error o del pecado, para ayudar a curar esa dureza de corazón que puede traer tantos sufrimientos, para que el fracaso tenga alguna salida...
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 MAYO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25 mayo
La vida según los principios del mundo, es el odre viejo y gastado. La vida cristiana es una vida nueva, con nuevos principios de valoración de las cosas y con nuevas metas por conseguir.
De ahí que pretender ser cristiano, pero siguiendo los principios del mundo, sus normas de conducta y sus costumbres, y aplicando su escala de valores, pretender aparentar un formalismo cristiano, pero con una realidad de vida pagana o mundana, es pretender conciliar lo inconciliable o, para expresarnos con el Evangelio, es pretender echar el nuevo vino del Evangelio en el odre viejo de mentalidades y formas de vida ya trasnochadas o envejecidas en la práctica de principios injustos e inmorales.
P. Alfonso Milagro
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