lunes, 13 de enero de 2020

LA OBEDIENCIA DE MARÍA


Las Virtudes de María
Obediencia de María



San Alfonso María de Ligorio


Por el amor que María tenía a la virtud de la obediencia, cuando recibió la Anunciación del ángel san Gabriel no quiso llamarse con otro nombre más que con el de esclava: "He aquí la esclava del Señor". Sí, dice santo Tomás de Villanueva, porque esta esclava fiel ni en obras ni en pensamiento contradijo jamás al Señor, sino que, desprendida de su voluntad propia, siempre y en todo vivió obediente al divino querer. Ella misma declaró que Dios se había complacido en esta su obediencia cuando dijo: "Miró la humildad de su esclava" (Lc 1,48), pues la humildad de una sierva se manifiesta en estar pronta a obedecer. Dice san Agustín que la Madre de Dios, con su obediencia, remedió el daño que hizo Eva con su desobediencia. La obediencia de María fue mucho más perfecta que la de todos los demás santos, porque todos ellos, estando inclinados al mal por la culpa original, tienen dificultad para obrar el bien, pero no así la Virgen. Escribe san Bernardino: María, porque fue inmune al pecado original, no tenía impedimentos para obedecer a Dios, sino que fue como una rueda que giraba con prontitud ante cualquier inspiración divina. De modo que, como dice el mismo santo, siempre estaba contemplando la voluntad de Dios para ejecutarla. El alma de María era, como oro derretido, pronta a recibir la forma que el Señor quisiera.

Bien demostró Maria lo pronto de su obediencia cuando por agradar a Dios quiso obedecer hasta al emperador romano, emprendiendo el viaje a Belén estando en estado y en pobreza, de modo que se vio constreñida a dar a luz en un establo. También, ante el aviso de san José, al punto, la misma noche, se puso en camino hacia Egipto, en un viaje largo y difícil. Pregunta Silveira: ¿Por qué se reveló a José que había que huir a Egipto y no a la Virgen que había de experimentar en el viaje más trabajos? Y responde: Para darle ocasión de ejercitar la obediencia, para la cual estaba muy preparada. Pero, sobre todo, demostró su obediencia heroica cuando por obedecer a la divina voluntad consintió la muerte de su Hijo con tanta constancia. Por eso, a lo que dijo una mujer en el Evangelio: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron", Jesús respondió: "Más bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11,28). En consecuencia, conforme a Beda el Venerable, María fue más feliz por la obediencia al querer de Dios que por haber sido hecha la Madre del mismo Dios.

Por esto agradan muchísimo a la Virgen los amantes de la obediencia. Se cuenta que se le apareció la Virgen a un religioso franciscano llamado Accorso cuando estaba en la celda, pero en ese instante fue llamado para confesar a un enfermo y se fue. Mas al volver encontró que María lo estaba esperando, alabándole mucho su obediencia. Como, al contrario, reprendió a un religioso que después de tocar la campana se quedó completando ciertas devociones.
Hablando la Virgen a santa Brígida de la seguridad que da el obedecer al padre espiritual, le dijo: La obediencia es la que introduce a todos en la gloria. Porque, decía san Felipe Neri, que Dios no nos pide cuenta de lo realizado por obedecer, habiendo dicho él mismo: "El que a vosotros oye, a mí me oye; el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia" (Lc 10,16). Reveló también la Madre de Dios a santa Brígida que ella, por los méritos de su obediencia, obtuvo del Señor que todos los pecadores que a ella se encomiendan sean perdonados.

Reina y Madre nuestra, ruega a Jesús por nosotros, consíguenos por los méritos de tu obediencia ser fieles en obedecer a su voluntad y las órdenes del director espiritual. Amén.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 13 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 1ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 13 de enero de 2020



Primera lectura
Comienzo del primer libro de Samuel (1,1-8):

Había un hombre sufita, oriundo de Ramá, en la serranía de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita. Tenía dos mujeres: una se llamaba Ana y la otra Fenina; Fenina tenía hijos, y Ana no los tenía. Aquel hombre solía subir todos los años desde su pueblo, para adorar y ofrecer sacrificios al Señor de los ejércitos en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí, Jofní y Fineés. Llegado el día de ofrecer el sacrificio, repartía raciones a su mujer Fenina para sus hijos e hijas, mientras que a Ana le daba sólo una ración; y eso que la quería, pero el Señor la había hecho estéril. Su rival la insultaba, ensañándose con ella para mortificarla, porque el Señor la había hecho estéril. Así hacía año tras año; siempre que subían al templo del Señor, solía insultarla así.
Una vez Ana lloraba y no comía. Y Elcaná, su marido, le dijo: «Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué te afliges? ¿No te valgo yo más que diez hijos?»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 115,12.13.14.17.18.19

R/. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios.
Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago.
Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 13 de enero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf

Queridos hermanos, paz y bien.

Con el Bautismo del Señor hemos cerrado el tiempo de Navidad. De contemplar al Recién Nacido, la Palabra hecha carne, pasamos a verlo ya adulto, en permanente salida. De ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, anunciando que el Reino de Dios ha llegado, y la necesidad de convertirse. Porque el plazo se ha cumplido.

Desde el mismo comienzo de su predicación, Jesús estuvo cerca de la gente. ¿Cómo llevó a cabo su misión? Hablando del Reino de Dios, del amor del padre hacia todos, por un lado, y curando a los enfermos por otro. Palabras y hechos. Palabras de apertura a todos, y hechos que confirman esas palabras.

Jesús ve que esa misión debe implicar a otras personas. Porque el Reino no es cosa de unos pocos, sino de todos. Y por ello llama a algunas personas, de esas que se vieron interpeladas por su Palabra, para que le acompañen. “Pescadores de hombres”, les dice. Porque había mucha desorientación, mucha oscuridad. Y la Luz, que se apareció a los hombres en Belén, se extendió por todas partes.

Muchos se vieron convencidos por lo que Jesús decía y hacía. Otros – cada uno es libre – no lo recibieron. Pero por Jesús no queda. Él y sus compañeros se van a lanzar a la aventura que han recibido del Padre.

No solo en los tiempos de Jesús la tarea era difícil. Hoy también. Sigue habiendo desorientación y oscuridad. Siguen haciendo falta muchos obreros para el ancho mundo de Dios. Aunque no sea jueves, podemos rezar por las vocaciones a la vida consagrada y al sacerdocio. Para que siga habiendo personas que anuncien la Palabra. Por todo el mundo. Y tú mismo, en tu condición, puedes hacer tu aporte a la tarea evangelizadora. No lo dejes para mañana.

21 COSAS QUÉ PODEMOS HACER Y QUÉ NO DEBEMOS HACER DURANTE LA SANTA MISA


21 cosas qué podemos hacer y qué no debemos hacer durante la Santa Misa
Normas básicas para vivir la Santa Misa con espíritu Eucarístico


Por: n/a | Fuente: PildorasDeFe.net




Muchas veces, por desconocimiento mismo del acto que estamos celebrando, cometemos actos imprudentes durante la Misa que pueden perturbar, sin querer, a los fieles asistentes. Hay ocasiones en que nuestro comportamiento no es adecuado y puede sobrepasar las normas en el Templo y causar así una distracción a los fieles presentes causando molestias e incomodidad

A continuacion, este pequeño documento, basado en el artículo publicado en AggieCatholicBlog, puede permitirnos abrir un poco más los ojos y estar alertas ante estos eventos para así practicar un adecuado comportamiento durante la Santa Misa. Espero que pueda serles de utilidad.

21 cosas qué hacer y qué no hacer durante la Santa Misa

1.- Cómida rápida antes de la Misa.
Es norma de la Iglesia que conservemos el ayuno durante al menos 1 hora antes de recibir la Sagrada Comunión. El agua y la medicina pueden ser consumidos, por supuesto. El propósito es ayudar a prepararnos bien para recibir a Jesús en la Eucaristía.

2.- No se admiten comidas ni bebidas en la Iglesia.
Las excepciones serían una bebida para los niños pequeños, el agua para el sacerdote o el coro (con discreción) y agua para los que están enfermos. Traer un aperitivo a la iglesia no es apropiado. La iglesia siempre debe verse como un lugar de oración y reflexión.

3.- Los hombres deben quitarse sus sombreros o gorros.
Es de mala educación llevar un sombrero o gorro en una iglesia. Si bien, puede ser moda cultural, no lo es dentro del templo. Así como nos quitamos los sombreros con respeto para el Juramento a una Bandera o un Himno, debemos hacerlo también en la Iglesia; como una señal de respeto.

4.- No mastique chicle en la Iglesia.
Se rompe el ayuno, es una distracción, se considera de mala educación en un ambiente formal, y esto no ayuda a nadie a su alrededor a orar mejor, pues causa distracción. ¿Puede usted imaginar al Papa haciendo explotar un bola de chicle durante la Santa Misa?

5.- Hágase la Señal de la Cruz al entrar y salir de la Iglesia.
Este es un recordatorio de nuestro bautismo, que nos hace miembros de la Iglesia de Cristo. Solo trate de no perder de vista lo que sucede cuando lo hace y no lo haga sin decir una oración.

6.- Vestir modesta y apropiadamente.
Use su mejor traje o vestido. Como católicos creemos que Dios viene a nuestro encuentro en cada Misa. Así que, ¿por qué no habríamos de vestir formalmente?. Sin importar si usted es de bajos recursos económicos, lo más seguro es que tenga algún atuendo que refleje modestia y pulcritud.

7.- Llegue por lo menos unos pocos minutos antes.
Si por alguna razón usted no puede llegar a tiempo, trate de sentarse en la parte trasera para que no moleste a otras personas mientras busca un asiento. Llegar a la misa temprano permite orar y prepararse mejor para la Misa.

8.- Celulares o móviles no deben usarse nunca ni para llamadas, sms o navegar en las redes sociales.
Las excepciones son las emergencias (las grandes, no las de todos los días) y si usted hace uso de uno, por favor salga de la Iglesia para hacerlo. Si usted está utilizando el teléfono para las lecturas y oraciones, puede ser apropiado, pero trate de ser discreto. Nada de navegaciones por las redes sociales, recuerde que está centrando su atención en algo sagrado, no debe estar pendiente de las "actualizaciones de estados" de los demás en las redes sociales

9.- No se siente en el borde de la banca si la ves vacía.
Más bien, siéntese en el medio para que otros no tengan que pasar por encima de usted. Además, los Hombres deben ofrecer sus asientos a cualquier dama, ancianos, discapacitados, etc

10.- Hacer una genuflexión hacia el Tabernáculo cuando entres y salgas de la Iglesia y cuando pases frente a él.
Cristo está presente allí por todos nosotros. Al permitir que nuestra rodilla derecha golpee levemente el suelo, reconocemos que Él es nuestro Señor y Dios. Si alguno está físicamente incapacitado para hacer una genuflexión, haga un leve arco o baje la cabeza, es suficiente. Durante la Misa, si pasa delante del altar o tabernáculo, haga un arco con reverencia por respeto.

11.- Por favor haga silencio (no converse ni en voz baja) mientras esté en la Iglesia.
Una vez que usted entra al santuario no es el momento ni el lugar para charlar con los que te rodean. Recuerde que, aunque el Sacerdote no haya comenzado a celebrar, ya la Misa ha comenzado, pues esta comienza desde el mismo instante en que la comunidad se congrega. Si usted tiene que hablar de algo importante, hágalo de la forma más silenciosa y breve posible. Recuerde que su conversación podría estar perturbando a alguien que está concentrado en su oración, lo cuál es mucho más importante.

12.- Lleve a los niños a la parte posterior para calmarlos.
Todo padre sabe que a veces el bebé puede tener un mal día. Aunque los bebés son bien recibidos en la Santa Misa, sea un poco prudente con las distracciones que pueda generar. Siéntese en el extremo de un banco para estar preparado para salir con rapidez, si es posible, lleve al niño a la parte de atrás rápidamente cuando se altere. No espere demasiado tiempo antes de tomar una decisión. No hay ninguna razón para estar avergonzado de tener que calmar a su hijo en la parte posterior de la Iglesia, recuerde lo que dijo Jesús: "Déjen que los niños se acerquen a mí". Así que llévelos a Misa, pero sea prudente

13.- Prepare su ofrenda antes de la Misa.
Cristo nos dice que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Mantener la cesta esperando por tiempo indeterminado mientras usted consigue sacar su billetera o monedero. Esto, a veces puede convertirse en toda una escena de distracción para los demás

14.- No debe leerse anuncios publicitarios durante la misa.
Imagínese si usted invita a una persona a su casa y antes de la cena (o durante) se decide a leer una revista en lugar de hablar con él. Eso es lo que está sucediendo en la casa de Dios cuando usted lee algun anuncio o folleto mientras se está celebrando el Misterio de Cristo

15.- Respetar los límites que otros pueden tener.
Es posible que la persona que tiene al lado desee tomarse de las manos para orar, o algunas veces puede que no lo quiera hacer. Podrían estar enfermos y no quieren acercarse a usted durante el saludo de la paz. Respete los límites y sus decisiones. No haga ningún juicio innecesario porque ellos actúen de manera diferente a lo que usted espera

16.- Haga una leve inclinación antes de recibir la Sagrada Comunión.
Allí está Dios, el Rey de reyes, que bajó de su trono celestial para llenarte de dichas y bendiciones. Entonces, muestre su respeto con una inclinación de cabeza al menos. Esta es una práctica antigua que se ha mantenido hasta el día de hoy.

17.- No recibir el Vino del cáliz si está usted enfermo.
Este es un acto de caridad y no es necesario recibirlo del cáliz, pues ya ha recibido la totalidad del cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesús en la Sagrada Hostia

18.- No salir antes de que la Misa termine.
Debemos permanecer hasta el final de la Misa y el himno o canto de cierre que la acompaña. Aunque sin duda hay excepciones a esta pauta. La mayoría quienes dejan la misa temprano no necesitan hacerlo y tampoco deberían hacerlo.

19.- No tomar fotografías o selfies
¡No estamos en un estudio fotográfico ni en un show o espectáculo! Tenga un poco de respeto por la presencia de Dios. Tomarse unos selfies y enviar las fotos a sus amigos o amigas para decir que se encuentra en Misa no es digno de respeto, sobre todo para aquel que está orando al lado de usted.

¿Le gustarón los vitrales? ¿Son muy hermosos? ¿Las imágenes y estatuas le evocan mucho setimiento? ¡Que bueno!, pero por favor tome las fotografías una vez terminada la Misa y hayan salido todas las personas de la Iglesia.

20.- Ore después de la Misa si se siente llamado a hacerlo.
Es una buena costumbre, aunque no se requiere, ofrecer una oración de acción de gracias después deque la Misa ha terminado. Pida por que más personas la aprecién y le den el debido respeto

21.- Despídase tranquilamente.
Los animamos a saludar a los demás, pero hágalo una vez que esté fuera del santuario principal de la iglesia para que no moleste a otras personas que quieren quedarse a orar. Así que, por favor, manténgase en silencio dentro del templo y luego al salir salude.

Tenga presente que en la Santa Misa asistes al Sacrificio de Cruz de nuestro Señor. En la Santa Misa se hace presente la Santísima Trinidad. También, por experiencia y revelaciones de santos místicos, la Virgen María, los Santos y los Ángeles vienen a ser parte de este acto de adoración. Es por ello que le debemos un Santo respeto

No asistas a Misa solo por cumplir, a la Misa hay que vivirla. Cada Misa tiene un valor infinito, ya que allí se ofrece al mismo Jesucristo, el Hijo del Dios vivo.

BENEDICTO XVI Y CARDENAL SARAH PUBLICAN LIBRO SOBRE EL CELIBATO SACERDOTAL


Benedicto XVI y Cardenal Sarah publican libro sobre el celibato sacerdotal
Redacción ACI Prensa
 Crédito: pd



El Papa Emérito Benedicto XVI escribió junto al Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, un libro sobre el sacerdocio y el celibato sacerdotal.

“De la celebración cotidiana de la Eucaristía, que implica un estado permanente de servicio a Dios, surge espontáneamente la imposibilidad de un vínculo conyugal”, indica Benedicto XVI en el libro “Des profondeurs de nos cœurs” (en español significa “Desde lo más profundo de nuestros corazones”) que será publicado el 15 de enero por la editorial Fayard.

Benedicto XVI recuerda que “sin la renuncia a los bienes materiales, no puede existir un sacerdocio” y añade que “la llamada a seguir a Jesús no es posible sin este signo de libertad y de renuncia a todos los compromisos”, según se lee en algunos extractos del volumen, anticipados por Le Figarò.

“Creo que el celibato tiene una gran importancia al abandonar un posible dominio terrenal y un círculo de vida familiar; el celibato incluso se vuelve verdaderamente esencial para que nuestro acercamiento a Dios pueda seguir siendo el fundamento de nuestra vida y pueda expresarse concretamente. Obviamente, esto significa que el celibato debe penetrar todas las actitudes de la existencia con sus necesidades. No puede alcanzar su pleno significado si nos ajustamos a las reglas de propiedad y a las actitudes de la vida que se practican comúnmente hoy en día. No puede haber estabilidad si no ponemos nuestra unión con Dios en el centro de nuestra vida”, afirma Benedicto XIV.

En esta línea, el Papa Emérito cuestiona “¿Qué significa ser sacerdote de Jesucristo?” y subraya la importancia en la esencia del ministerio sacerdotal de estar delante al Señor con “la Eucaristía como centro de la vida sacerdotal”.

“El sacerdote debe ser alguien que observa. Debe tener cuidado con los poderes amenazantes del mal. Debe mantener al mundo despierto para Dios. Debe ser alguien que esté delante: en frente del paso del tiempo. En la verdad. Precisamente en el compromiso al servicio del bien. Ponte delante del Señor”, expresa el Papa emérito.

Además, Benedicto XVI recuerda que en la vigilia de su ordenación sacerdotal “estaba profundamente grabado en mi alma lo que significa ser ordenado sacerdote, más allá de todos los aspectos ceremoniales: significa que debemos ser purificados sin pausa e invadidos por Cristo para que sea Él quien hable y actúe en nosotros, y cada vez menos nosotros mismos. Me quedó claro que este proceso de volverse uno con Él y renunciar a lo que es nuestro dura toda la vida e incluye liberaciones y renovaciones dolorosas”.

Traducido y adaptado por Mercedes De la Torre. Publicado originalmente en ACI Stampa.

FELIZ SEMANA





domingo, 12 de enero de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY BAUTISMO DEL SEÑOR, DOMINGO 12 DE ENERO DE 2020


Lecturas de hoy Bautismo del Señor - Ciclo A
Hoy, domingo, 12 de enero de 2020


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (42,1-4.6-7):

ESTO dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él,
manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará,
hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas.
Yo, el Señor,
te he llamado en mi justicia,
te cogí de la mano, te formé
e hice de ti alianza de un pueblo
y luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la cárcel,
de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 28,1a.2.3ac-4.3b.9b-10

R/. El Señor bendice a su pueblo con la paz

V/. Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R/.

V/. La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R/.

V/. El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R/.


Segunda lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (10,34-38):

EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (3,13-17):

EN aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 12 de enero de 2020
Fernando Torres cmf


¡Descubramos nuestro Bautismo!

      Hoy entendemos el Bautismo como un sacramento, un rito que hay que cumplir para entrar a formar parte de la comunidad católica. Pero la fiesta de hoy nos recuerda que el Bautismo es algo mucho más profundo. Y que sería bueno que recuperásemos ese significado en nuestra vida cristiana. 

      Lo que hoy es apenas en la mayor parte de las parroquias un echar un poco de agua sobre la cabeza del recién nacido, era al principio de la historia del cristianismo y lo es todavía en algunas parroquias, un sumergirse completamente en el agua. El agua es principio de muerte (en el agua nos ahogamos, no podemos respirar, lo que se echa al agua se disuelve, se deshace, deja de existir) pero también es principio de vida (científicamente se puede afirmar que la vida comenzó en el agua, el feto está envuelto en líquido, del agua se resurge limpio y puro). El Bautismo tiene pues un significado básico: expresa la muerte y la resurrección de una persona. El que se bautiza muere a una vida y al salir del agua comienza una nueva vida. Por eso la tradición cristiana hizo que en el Bautismo se impusiera un nuevo nombre a la persona. La nueva vida requería un nuevo nombre. 

      Todo es un signo. Nadie muere de verdad ni resucita de verdad. Pero hay momentos en la vida en que se requiere un signo de ese tipo que rubrique un cambio real de vida en la persona. A veces, aunque no se produzca una muerte física, se dan cambios en la vida de una persona que traen ciertamente un nuevo estilo y una nueva orientación.

      Con ese sentido tan profundo se bautizó Jesús. Hasta entonces había vivido como uno más. Quizá se había retirado al desierto y allí había estado con el grupo de Juan Bautista o con otros grupos. Fue allí donde maduró su decisión, donde reconoció su llamada a anunciar la buena nueva del Reino. Por eso se bautizó. Fue una forma de refrendar públicamente su nuevo estilo de vida. El Bautismo de Jesús marca una frontera entre su vida anterior y posterior. Fue de verdad el comienzo de una nueva vida al servicio del Reino de Dios.

      Para nosotros el bautismo no tiene ese sentido. La mayoría fuimos bautizados de recién nacidos. No recordamos nada de aquella celebración. No significó un antes y un después en nuestra vida. Más bien nos sentimos inmersos desde el principio en la tradición cristiana. Desde el principio de nuestra vida somos cristianos. Ahora se trata de llevar a la práctica diaria lo que nuestro bautismo celebró y significó. Como Jesús, estamos comprometidos a vivir de acuerdo con el Evangelio. A ser portadores de la buena nueva para todo el mundo. 



Para la reflexión

      ¿Ha habido algún momento de mi vida en que me haya dado cuenta de verdad de lo que significa ser cristiano y seguir a Jesús? ¿Qué debería hacer para vivir mi bautismo con mayor fidelidad? ¿Trato de vivir como cristiano a lo largo de todo el día y con aquellos con los que me encuentro?

IMÁGENES DEL BAUTISMO DEL SEÑOR





HOY LA IGLESIA CELEBRA EL BAUTISMO DEL SEÑOR


Hoy la Iglesia celebra el Bautismo del Señor
Redacción ACI Prensa




“Cuando se lava el Salvador, se purifica toda el agua necesaria para nuestro bautismo y queda limpia la fuente, para que pueda luego administrarse a los pueblos que habían de venir a la gracia de aquel baño”, dijo San Máximo de Turín en el Siglo V al referirse al Bautismo del Señor que la Iglesia celebra hoy.

Con el Bautismo del Señor se concluye la temporada de Navidad y la Iglesia nos invita a mirar la humildad de Jesús que se convierte en una epifanía (manifestación) de la Santísima Trinidad.


“Juan está bautizando, y Cristo se acerca; tal vez para santificar al mismo por quien va a ser bautizado; y sin duda para sepultar en las aguas a todo el viejo Adán, santificando el Jordán antes de nosotros y por nuestra causa; y así, el Señor, que era espíritu y carne, nos consagra mediante el Espíritu y el agua”, manifestó San Gregorio Nacianceno en uno de sus sermones.

“También el Espíritu da testimonio de la divinidad, acudiendo en favor de quien es su semejante; y la voz desciende del cielo, pues del cielo procede precisamente Aquel de quien se daba testimonio”, añadió el Santo.

Evangelio: Lucas 3,15-16.21-22

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a a todos: - 'Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma, y vino un voz del cielo: - ´'Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco'”.

FIESTA DEL BAUTISMO DE JESÚS: EL PAPA INVITA A REDESCUBRIR NUESTRO BAUTISMO


Fiesta del Bautismo de Jesús: El Papa invita a redescubrir nuestro Bautismo
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media / ACI



El Papa Francisco invitó a “redescubrir nuestro Bautismo” en la Fiesta del Bautismo del Señor que la Iglesia Católica celebra este año el domingo 12 de enero.

Así lo indicó el Santo Padre antes del rezo del Ángelus dominical y después de bautizar en la Capilla Sixtina a 32 bebés, 17 niños y 15 niñas, hijos de empleados vaticanos.

“Una vez más tuve la alegría de bautizar a algunos niños en la Fiesta de hoy del Bautismo del Señor. Hoy eran 32. Recemos por ellos y por sus familias”, afirmó el Papa.

En esta línea, el Pontífice pidió “en la Fiesta del Bautismo de Jesús redescubramos nuestro Bautismo” y añadió “como Jesús es el Hijo amado del Padre, también nosotros nacimos del agua y el Espíritu Santo sabemos que somos hijos amados, el Padre nos ama a todos, somos el objeto de la complacencia de Dios, hermanos de muchos otros hermanos, investidos de una gran misión para testimoniar y anunciar a todos los hombres el Amor sin límites del Padre”.

Además, Francisco señaló que “esta Fiesta del Bautismo de Jesús nos hace recordar el propio Bautismo, nuestro Bautismo. También nosotros hemos renacido. En el Bautismo vino el Espíritu Santo para permanecer en nosotros”.

“Por eso es importante recordar, saber, cuál es la fecha de mi Bautismo, nosotros sabemos cuál es la fecha de nuestro nacimiento, pero no siempre sabemos cuál es la fecha de nuestro Bautismo, seguramente alguno de ustedes no lo sabe… Una tarea para hacer en casa: cuando vuelvan, pregunten: ¿cuándo fui bautizada? ¿cuándo fui bautizado? Y festejen en el corazón la fecha del Bautismo cada año. Háganlo. También es un deber de Justicia ante el Señor que ha sido muy bueno con nosotros”, expresó el Papa.  

Al reflexionar sobre la narración del Evangelio de San Mateo sobre el Bautismo del Señor, el Santo Padre se detuvo en “el diálogo entre Jesús, que pide el Bautismo, y Juan Bautista quien quiere negarse y observa: ¿Soy yo quien necesito ser bautizado por ti y tú vienes a mí?”.

“Esta decisión de Jesús sorprende al Bautista: de hecho, el Mesías no necesita ser purificado; en cambio es Él quien purifica. Pero Dios es el Santo, sus caminos no son los nuestros, y Jesús es el Camino de Dios, un camino impredecible”, explicó Francisco quien agregó: “recordemos que Dios es el Dios de las sorpresas”.

En esta línea, el Pontífice destacó que “el Mesías pide ser bautizado, para que se cumpla toda justicia, para que se realice el diseño del Padre que pasa a través del camino de la obediencia filial y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador” y añadió que “es el camino de la humildad y la cercanía plena de Dios a sus hijos”.


Por ello, el Papa remarcó que “el Siervo de Dios realiza su misión en el mundo con un estilo contrario al espíritu mundano” y apuntó que se trata de “la actitud de mansedumbre, que nos enseña Jesús con su humildad, la actitud de sencillez, respeto, moderación y ocultamiento, que se requiere también hoy de los discípulos del Señor”.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “es triste decirlo, pero, cuántos discípulos del Señor se pavonean por ser discípulos del Señor… No es un buen discípulo el que se pavonea. El buen discípulo es el humilde, el manso, quien hace el bien sin hacerse notar”, indicó.

En este sentido, Francisco dijo que “en la acción misionera, la comunidad cristiana está llamada a ir siempre al encuentro de los otros proponiendo y no imponiendo, dando testimonio, compartiendo la vida concreta de la gente”.

Finalmente, el Papa rezó para “que María Santísima nos ayude a comprender siempre más el don del Bautismo y a vivirlo con coherencia en las situaciones de cada día”.

5 COSAS QUE TAL VEZ NO SABÍAS DEL BAUTISMO CATÓLICO


5 cosas que tal vez no sabías del Bautismo católico
Redacción ACI Prensa




“Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión”, dice el Catecismo de la Iglesia Católica (CCI 1213).

Te presentamos 5 cosas que tal vez no sabías de este sacramento, puerta para los otros sacramentos.

1. Se inició con los Apóstoles

“Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: ‘Convertíos [...] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo’ (Hch 2,38)” (CCI 1226).

San Higinio, pontífice aproximadamente entre los años 138 al 142, instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para que guíen a los pequeños en la vida cristiana.


2. Tiene varios nombres

Bautizar, del griego “baptizein”, significa “sumergir” o “introducir dentro del agua”. Esta inmersión simboliza “el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él” (CCI 1214).

Este sacramento también es llamado “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, así como “iluminación” porque el bautizado se convierte en “hijo de la luz”.

San Gregorio Nacianceno decía que es “Don, porque es conferido a los que no aportan nada; gracia, porque es dado incluso a culpables; bautismo, porque el pecado es sepultado en el agua; unción, porque es sagrado y real (tales son los que son ungidos); iluminación, porque es luz resplandeciente; vestidura, porque cubre nuestra vergüenza; baño, porque lava; sello, porque nos guarda y es el signo de la soberanía de Dios”.

3. Se renueva cada año

“En todos los bautizados, niños o adultos, la fe debe crecer después del Bautismo. Por eso, la Iglesia celebra cada año en la vigilia pascual la renovación de las promesas del Bautismo. La preparación al Bautismo solo conduce al umbral de la vida nueva. El Bautismo es la fuente de la vida nueva en Cristo, de la cual brota toda la vida cristiana” (CCI 1254).

4. Un no bautizado también puede bautizar

Dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1256) que “son ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono (cf CIC, can. 861,1; CCEO, can. 677,1). En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, puede bautizar (cf CIC can. 861, § 2) si tiene la intención requerida y utiliza la fórmula bautismal trinitaria”.

“La intención requerida consiste en querer hacer lo que hace la Iglesia al bautizar. La Iglesia ve la razón de esta posibilidad en la voluntad salvífica universal de Dios (cf 1 Tm 2,4) y en la necesidad del Bautismo para la salvación (cf Mc 16,16)”(CCI 1253).

5. Es un sello único y permanente

“El Bautismo imprime en el cristiano un sello espiritual indeleble (character) de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación (cf DS 1609-1619). Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado” (CCI 1272).

EL PAPA FRANCISCO BAUTIZA A 32 NIÑOS: BAUTIZAR A UN HIJO ES UN ACTO DE JUSTICIA


El Papa Francisco bautiza a 32 niños: Bautizar a un hijo es un acto de justicia
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Captura YouTube




El Papa Francisco bautizó en el Vaticano a 32 bebés, 17 varones y 15 mujeres, este domingo 12 de enero, Fiesta del Bautismo del Señor.

Como es tradición, esta conmovedora ceremonia en la que participan familias de empleados vaticanos, se realizó en la Capilla Sixtina.

En esta ocasión, concelebraron con el Papa Francisco Mons. Georg Gänswein, prefecto de la Casa Pontificia y Mons. Fernando Vérgez Alzaga, secretario de la Gobernación del Vaticano.

En su breve homilía que pronunció de forma espontánea, el Santo Padre recordó a los padres que “así como Jesús fue a bautizarse, ustedes traen a sus hijos” y afirmó que “bautizar a un hijo es un acto de justicia para ustedes”.

En esta línea, el Papa explicó que el Bautismo es un acto de justicia porque “nosotros en el Bautismo le damos un tesoro, nosotros en el Bautismo le damos una promesa: el Espíritu Santo”.

Tras el Bautismo, Francisco destacó que “el niño sale del Bautismo con la fuerza del Espíritu Santo dentro” y añadió que el Espíritu Santo “lo defenderá, lo ayudará durante toda la vida”.

“Por eso es tan importante bautizarlos de niños, para que crezcan con la fuerza del Espíritu Santo”, advirtió el Papa.

Tras volver a decir “ustedes traen a sus hijos hoy con el Espíritu Santo”, el Pontífice recomendó a los padres y padrinos que “cuiden que crezcan con la luz, con la fuerza del Espíritu Santo” y puso como ejemplo “la catequesis, la ayuda, la educación, el ejemplo que ustedes darán en su casa”.

Además, el Santo Padre observó que “los niños no están acostumbrados a venir a la Sixtina, es la primera vez, no están acostumbrados a estar encerrados, en un ambiente un poco caliente, y no están acostumbrados a vestir así… para una fiesta tan bonita como hoy, y se sentirán incómodos en algún momento”.

En este sentido, Francisco dijo a los padres que “no se asusten, dejen llorar a los niños. Esto si, si tu niño llora o se queja, quizá es porque tiene demasiado calor, quítale algo, o porque tiene hambre, amamántalo aquí, si, siempre en paz”, exclamó.

Por último, el Papa repitió una idea que dijo el año pasado: “ellos tienen una dimensión coral, es suficiente que uno de el ‘La’ y comienzan todos y se hará el concierto ¿no? No se asusten. Es una bella predicación cuando llora un niño en la iglesia, es una bella predicación. Traten de que se sienta bien y vamos hacia adelante”.

“No se olviden: ustedes traen al Espíritu Santo dentro de los niños”, concluyó el Papa.

Con la Fiesta del Bautismo del Señor termina el Tiempo de Navidad.

FELIZ DOMINGO





miércoles, 8 de enero de 2020

¿POR QUÉ SE HIZO BAUTIZAR JESÚS?


¿Por qué se hizo bautizar Jesús?
En el gesto de Jesús descubrimos su solidaridad redentora. Se hace uno de los nuestros, para compartir hasta el fondo nuestra suerte y así poder transformarla.


Por: P. Guillermo Juan Morado | Fuente: Infocatolica




Jesús no tenía necesidad de ser bautizado. Juan Bautista acertaba plenamente al decir: "Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco ni agacharme para desatarle las sandalias" (cf Mc 1,7-11). El bautismo de Juan, que no es todavía el sacramento cristiano del bautismo, era un bautismo de penitencia, que expresaba el deseo de ser purificado de los pecados. Ningún pecado había en Jesús. Él es el Santo, el Inocente, el Hijo de Dios.

¿Por qué, entonces, quiso Jesús ser contado entre los pecadores y, como algunos de ellos, dejarse bautizar por Juan? En el gesto de Jesús descubrimos su solidaridad redentora. Se hace uno de los nuestros, para compartir hasta el fondo nuestra suerte y así poder transformarla. En realidad, no es el agua del Jordán la que purifica a Jesús, sino que es Él, dejándose sumergir en el agua, quien confiere al agua el poder de santificar.

La inmersión de Jesús en el Jordán prefigura su inmersión en la muerte. El Señor no sólo se dejó contar entre los pecadores, sino se apropió de todo el pecado de los hombres y asumió la consecuencia de ese pecado, la muerte. Haciendo suya la muerte la destruyó desde dentro, trasformándola en vida, al igual que convirtió el agua del Jordán en agua de vida.

El Señor, que posee el Espíritu en plenitud, puede comunicarlo a los suyos por medio de un Bautismo que ya no es, como el de Juan, un mero signo de penitencia, sino una participación sacramental en su Pascua. Al recibir el sacramento del Bautismo por el agua y el Espíritu Santo somos verdaderamente regenerados; morimos al hombre viejo, al pecado, y renacemos como hombres nuevos, como hijos adoptivos de Dios por la gracia, como miembros de la Iglesia.

El evangelio dice que apenas salió Jesús del agua se "rasgó el cielo". Los cielos se abrieron, comenta Santo Tomás de Aquino, para mostrar los elementos que pertenecen a la eficacia de nuestro Bautismo. Una eficacia que proviene, no de las fuerzas humanas, sino de la virtud del cielo. Una eficacia relacionada con la fe del que se bautiza y con la fe de la Iglesia, mediante la cual "contemplamos las cosas del cielo, que superan los sentidos y la razón humanos". Y, además, "se abrieron los cielos, para manifestar que el camino del cielo queda abierto para los bautizados" (STh III 39 5).

Debemos perseverar en la oración para que este nuevo nacimiento, que ha tenido lugar en nuestro Bautismo, llegue a su plenitud, a su cumplimiento, que no es otro que el cielo; la amistad con Dios, la comunión con Él y con todos los bienaventurados.

ORAR EN MEDIO DE LA TEMPESTAD


Orar en medio de la Tempestad
El temor es una de las situaciones emotivas que todo ser humano enfrenta durante su vida, más tarde o más temprano. El temor puede convertirse en pánico, el temor de alta intensidad que paraliza la persona o la lleva hacia una huida irracional de la situación en que se encuentra.


Por: P. Pedro Barrajón, LC | Fuente: www.la-oracion.com




Pánico en medio de la tempestad

Los momentos de pánico pueden ser pocos o pueden por el contrario manifestarse con frecuencia en la vida de los hombres. Hay situaciones humanas donde predominan los vientos fuertes y las mareas y las tempestades se alzan impetuosas sobre la barca de nuestra vida. En el Evangelio encontramos algunos episodios en donde los discípulos de Jesús son presa del pánico en medio a la tempestad. San Mateo nos narra una tempestad que de modo imprevisto se alzó en medio del lago de Galilea, normalmente tranquilo. “De pronto se levantó en el mar una tempestad” (Mt 8, 24). También en la vida humana se levantan tempestades sin previo aviso. Nadie las espera, pero aparecen como resultado de varias causas que se entrecruzan por permisión divina. Cuando todo parece sereno, se levanta una tempestad, un problema, una dificultad, una situación que nos hace perder el equilibrio. “La barca quedaba tapada por las olas” (Mt 8, 24). Y esas olas no dejan ver el horizonte, llenan el corazón de aprensión, no se ven con facilidad las soluciones, la mente se oscurece, la lógica que había funcionado bien hasta entonces, deja de ser luz en la conciencia. Y todo aparece como un caminar en medio de un túnel negro sin salida.

Lo peor de todo no es tanto que aparezcan estos signos negativos que no sabemos dominar; lo peor es que puede ocurrir que Jesús no se halle en el corazón, no se le encuentre, aparezca lejano, duerma cuando más falta nos hacía: “Él estaba dormido” (ibid.). Entonces Jesús parece insensible a nuestra necesidad; parece que no le importamos: él duerme mientras nosotros sentimos que estamos a punto de perecer.

Sálvanos, Señor, que perecemos

Nuestra oración en estas circunstancias puede que no sea muy diferente de la de los discípulos que acompañaban a Jesús en la barca: “¡Sálvanos, Señor, que perecemos!” (Mt 8, 25). Esta oración sencilla y dramática podrá ser la nuestra en las ocasiones en las que también nosotros nos vemos abandonados por las fuerzas contrarias a Dios, cuando las pasiones se levantan como olas que amenazan con hundir la barca. Y esa ausencia de Dios puede asumir proporciones desgarradoras para el alma, como fue la experiencia de la Madre Teresa de Calcuta en su noche oscura: “Padre, le decía a su director espiritual, quiero contarle cuánto deseo –cuánto mi alma desea a Dios– lo desea solamente a Él y lo doloroso que es estar sin Él”. Madre Teresa por un período largo de su vida se sintió sin Dios, como abandonada y desolada. ¿Cómo fue su oración en estos momentos? Seguramente también que en ella su oración habrá asumido tonos llenos de dramatismo como la oración de los discípulos, pero también es probable que esta prueba de la fe haya llenado su alma de fortaleza y haya dado a su vida esa luminosidad que se desprendía en su rostro.


La oración es posible, aún en medio de las dificultades

Es posible orar en medio de las tempestades de la vida. Es posible perseverar en la oración aunque el miedo invada nuestro espíritu y lo llene de angustia. Es posible vivir con la convicción de que Dios no nos deja aunque en apariencia parezca como dormido.

En el contacto con el mar comprendemos mejor la majestuosidad de la creación divina y cómo somos pequeños en medio de las aguas. Allí también, en medio de las tempestades que puedan surgir mientras navegamos en el mar de la vida, podremos comprender cómo, aunque Jesús duerma en apariencia, Él nunca nos abandona y ante la oración que nace del corazón en medio de la dificultad para pedirle ayuda, también podemos oír su voz que manda con autoridad calmarse a los vientos y sobrevenir una gran bonanza.

“¡Hombres de poca fe!”, dirá Jesús a sus discípulos, nerviosos y asustados en medio de la tempestad. Entonces el Señor nos invita a creer más y con mayor profundidad. Toda prueba permitida por Dios es una ocasión para que nuestra oración crezca en una fe más intensa, más luminosa, más confiada, más concreta.
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