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miércoles, 23 de diciembre de 2020
BENDICIÓN URBI ET ORBI DE NAVIDAD DEL PAPA FRANCISCO SERÁ SIN LA ASISTENCIA DE FIELES
Bendición Urbi et Orbi de Navidad del Papa será sin la asistencia de fieles
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
La oficina de prensa de la Santa Sede confirmó que debido a las nuevas restricciones en Italia por el COVID-19 el Papa Francisco impartirá la Bendición Urbi et Orbi del día de Navidad en forma privada y no ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El 25 de diciembre, Solemnidad de la Navidad del Señor, el Papa Francisco pronunciará el mensaje natalicio e impartirá la Bendición Urbi et Orbi en el aula de las bendiciones y no desde el balcón central de la fachada de la Basílica vaticana. Modo similar a la Pascua pasada.
Además, durante todo el periodo natalicio el Santo Padre rezará el Ángelus nuevamente desde la biblioteca del palacio apostólico del Vaticano y no desde el balcón ante las personas presentes en la plaza.
En esta línea, la comunicación vaticana informó que la fiesta de San Esteban, 26 de diciembre; el domingo 27 de diciembre; la Solemnidad de la Madre de Dios, 1 de enero de 2020; el domingo 3 de enero y la Solemnidad de la Epifanía, 6 de enero, el rezo del Ángelus se llevará a cabo desde la Biblioteca.
Todavía no se sabe si el 25 de diciembre, y los días siguientes, la plaza de San Pedro estará cerrada o si la oración del Santo Padre será transmitida en directo a través de las pantallas colocadas en la plaza.
Nuevas restricciones en Italia
Debido al aumento de contagios del COVID-19, a partir del próximo 24 de diciembre hasta el 6 de enero todo el territorio italiano tendrá mayores restricciones, por lo que la población no podrá viajar entre ciudades ni regiones y deberá permanecer en casa lo más posible. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, informó a la población sobre estas nuevas medidas el pasado viernes 18 de diciembre.
Según las nuevas restricciones, los días festivos -Navidad y San Esteban, el 1 de enero y la Epifanía- se podrá ir a Misa regularmente en todo Italia, pero los obispos italianos sugirieron que será mejor llevar consigo un permiso de tránsito firmado.
El modelo de “autocertificación” es un documento previsto por las autoridades italianas que indica la causa del viaje y especifica el trayecto de la persona en caso de tener que salir de casa por razones de necesidad, como trabajo, cuestiones médicas, entre otros.
El Ministerio del Interior italiano subrayó en un comunicado que los lugares de culto a los que se puede asistir “deberán estar razonablemente identificados entre los más cercanos” al domicilio.
El 1 de diciembre la Secretaría General del Episcopado italiano se reunió en Consejo permanente y acordó, entre otros temas, que la Misa de Nochebuena podrá celebrarse alrededor de las 8:00 p.m., y no más tarde como se acostumbra en Italia, para que los fieles puedan volver a sus casas antes de las 10:00 p.m. y no rompan el toque de queda impuesto por las autoridades en todo el país.
Según el nuevo decreto – ley 172, todo el territorio italiano será “zona roja” en los días 24, 25, 26, 27, 31 de diciembre de 2020, y el 1, 2, 3, 5 y 6 de enero de 2021, y “zona naranja” los 28, 29 30 de diciembre de 2020 y el 4 de enero de 2021.
Durante los días que en Italia será “zona naranja” los fieles podrán ir libremente a cualquier lugar sagrado en la ciudad de residencia. Solo si la población no es mayor a cinco mil habitantes será posible salir a otras poblaciones a una distancia no mayor de 30 km.
PAPA FRANCISCO: LA NAVIDAD ES LA FIESTA DE AMOR
Papa Francisco: La Navidad es la fiesta del Amor
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Vatican Media
En la Audiencia General de este 23 de diciembre, el Papa Francisco destacó que “la Navidad es la fiesta del Amor encarnado y nacido por nosotros en Jesucristo” porque Él es la luz que “da sentido a la existencia humana”.
“La Navidad es la fiesta del Amor encarnado y nacido por nosotros en Jesucristo. Jesucristo es la luz de los hombres que resplandece en las tinieblas, que da sentido a la existencia humana y a la historia entera”, dijo el Papa.
En su catequesis, el Santo Padre reflexionó en la celebración de la próxima Navidad y recordó que “en la Liturgia de la Noche resonará el anuncio del ángel a los pastores: ‘No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’”.
En esta línea, el Pontífice señaló que “imitando a los pastores, también nosotros nos movemos espiritualmente hacia Belén, donde María ha dado a luz al Niño en un establo, porque – dice San Lucas – no tenían sitio en el alojamiento”.
“La Navidad se ha convertido en una fiesta universal, y también quien no cree percibe el encanto de esta festividad. El cristiano, sin embargo, sabe que la Navidad es un evento decisivo, un fuego perenne que Dios ha encendido en el mundo, y no puede ser confundido con las cosas efímeras”, advirtió el Papa.
Por ello, el Santo Padre subrayó que es importante que la Navidad “no se reduzca a fiesta solamente sentimental o consumista” y mencionó que el domingo pasado durante el rezo del Ángelus subrayó que “el consumismo ha secuestrado la Navidad”.
En este sentido, el Papa explicó que “la Navidad no se debe reducir a una fiesta solamente sentimental o consumista rica de regalos y de felicitaciones, pero pobre de fe cristiana y también pobre de humanidad” y por lo tanto “es necesario frenar una cierta mentalidad mundana, incapaz de captar el núcleo incandescente de nuestra fe, que es que ‘la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad’ -y añadió- “este es el núcleo de la Navidad, la verdad de la Navidad”.
Además, el Pontífice afirmó que “la Navidad nos invita a reflexionar, por una parte, sobre la dramaticidad de la historia, en la cual los hombres, heridos por el pecado, van incesantemente a la búsqueda de verdad, a la búsqueda de misericordia, a la búsqueda de redención; y, por otro lado, sobre la bondad de Dios, que ha venido a nuestro encuentro para comunicarnos la Verdad que salva y hacernos partícipes de su amistad y de su vida”.
De este modo, el Santo Padre subrayó que se trata de “un don de gracia, sin mérito nuestro” porque “es un don de gracia que recibimos a través de la sencillez y la humanidad de la Navidad, y puede quitar de nuestros corazones y de nuestras mentes el pesimismo, que hoy se ha difundido por la pandemia”.
“Podemos superar ese sentido de pérdida inquietannte, no dejarnos abrumar por las derrotas y los fracasos, en la conciencia redescubierta de que ese Niño humilde y pobre, escondido e indefenso, es Dios mismo, hecho hombre por nosotros”, señaló.
Luego, el Santo Padre citó al Concilio Vaticano II, en un pasaje de la Constitución Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, que describió que la Navidad es un evento que nos concierne a cada uno de nosotros: “el Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, uno de nosotros, semejantes en todo a nosotros, excepto en el pecado”.
“¡Jesús es uno de nosotros, Dios en Jesús es uno de nosotros! Esta realidad nos dona tanta alegría y tanta valentía. Dios no nos ha mirado desde arriba, desde lejos, no, no ha pasado de largo, no ha sentido asco por nuestra miseria, no se ha revestido con un cuerpo aparente, sino que ha asumido plenamente nuestra naturaleza y nuestra condición humana. Es uno de nosotros, como nosotros. No ha dejado nada fuera, excepto el pecado, la única cosa que no tiene: toda la humanidad está en Él. Él ha tomado todo lo que somos, así como somos”, dijo el Papa.
Meditar ante el pesebre
Asimismo, el Santo Padre invitó a prepararse a la Navidad meditando “en silencio delante del pesebre” porque “el pesebre es una catequesis” de esa realidad y recordó la Carta que escribió sobre el pesebre “Admirabile signum”, “Signo admirable”.
“Siguiendo las huellas de San Francisco de Asís, nos podemos convertir un poco en niños y permanecer contemplando la escena de la Natividad, y dejar que renazca en nosotros el estupor por la forma ‘maravillosa’ en la que Dios ha querido venir al mundo”, explicó.
Por ello, el Papa invitó a pedir “la gracia del estupor, delante a este misterio, a esta realidad, así de tierna, así bella, así cercana a nuestros corazones, que el Señor nos de la gracia del estupor para encontrarlo, para acercarnos a Él, para acercarnos a todos nosotros” para que esto haga “renacer en nosotros la ternura”.
“¡Hoy necesitamos mucho la ternura! La ternura humana que es similar a la ternura de Dios, y hoy necesitamos tanto de la ternura, de la ternura humana delante a tantas miserias”, reconoció el Papa.
Finalmente, el Santo Padre destacó que “si la pandemia nos ha obligado a estar más distantes, Jesús, en el pesebre, nos muestra el camino de la ternura para estar cerca, para ser humanos” por lo que animó a seguir este camino y deseó a todos “¡Feliz Navidad!”.
ORACIÓN PARA REZAR EN FAMILIA ANTE EL PESEBRE EN NOCHEBUENA
Oración para rezar en familia ante el Pesebre en Nochebuena
Lector 1:
Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra:
En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros.
Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas.
Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar.
Lector 2:
Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.
Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote.
(En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre o si ya esta allí se coloca un pequeño cirio o velita delante de El).
Lector 3:
Santísima Virgen María, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre.
Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás.
Amén
Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave María, 1 Gloria
Fuente: Navidad es Jesús
EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 23 DE DICIEMBRE DEL 2020 - ADVIENTO
Lecturas de hoy 23 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, miércoles, 23 de diciembre de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Malaquías (3,1-4.23-24):
ESTO dice el Señor Dios:
«Voy a enviar a mi mensajero, para que prepare el camino ante mí.
De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.
¿Quién resistirá el día de su llegada? ¿Quién se mantendrá en pie ante su mirada? Pues es como el fuego de fundidor, como lejía de lavandero. Se sentará como fundidor que refina la plata; refinará a los levitas y los acrisolará como oro y plata, y el Señor recibirá ofrenda y oblación justas.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en tiempos pasados, como antaño.
Mirad, os envío al profeta Elías, antes de que venga el Día del Señor, día grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, para que no tenga que venir a castigar y destruir la tierra».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 24,4-5ab.8-9.10.14
R/. Levantaos, alzad la cabeza;
se acerca vuestra liberación.
V/. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
V/. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
V/. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66):
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿Qué será este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
Palabra del Señor
«‘¿Qué será este niño?’. Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él»
Rev. D. Miquel MASATS i Roca
(Girona, España)
Hoy, en la primera lectura leemos: «Esto dice el Señor: ‘Yo envío mi mensajero para que prepare el camino delante de Mí’» (Mal 3,1). La profecía de Malaquías se cumple en Juan Bautista. Es uno de los personajes principales de la liturgia de Adviento, que nos invita a prepararnos con oración y penitencia para la venida del Señor. Tal como reza la oración colecta de la misa de hoy: «Concede a tus siervos, que reconocemos la proximidad del Nacimiento de tu Hijo, experimentar la misericordia del Verbo que se dignó tomar carne de la Virgen María y habitar entre nosotros».
El nacimiento del Precursor nos habla de la proximidad de la Navidad. ¡El Señor está cerca!; ¡preparémonos! Preguntado por los sacerdotes venidos desde Jerusalén acerca de quién era, él respondió: «Yo soy la voz del que clama en el desierto: ‘Enderezad el camino del Señor’» (Jn 1,23).
«Mira que estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3,20), se lee en la antífona de comunión. Hemos de hacer examen para ver cómo nos estamos preparando para recibir a Jesús el día de Navidad: Dios quiere nacer principalmente en nuestros corazones.
La vida del Precursor nos enseña las virtudes que necesitamos para recibir con provecho a Jesús; fundamentalmente, la humildad de corazón. Él se reconoce instrumento de Dios para cumplir su vocación, su misión. Como dice san Ambrosio: «No te gloríes de ser llamado hijo de Dios —reconozcamos la gracia sin olvidar nuestra naturaleza—; no te envanezcas si has servido bien, porque has cumplido aquello que tenías que hacer. El sol hace su trabajo, la luna obedece; los ángeles cumplen su misión. El instrumento escogido por el Señor para los gentiles dice: ‘Yo no merezco el nombre de Apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios’ (1Cor 15,9)».
Busquemos sólo la gloria de Dios. La virtud de la humildad nos dispondrá a prepararnos debidamente para las fiestas que se acercan.
lunes, 21 de diciembre de 2020
EL MAGNIFICAT
Magnificat
María, en el Magnificat, no separa lo que Dios ha unido por medio de su Hijo: los problemas temporales de los celestiales.
Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer
El gran cántico de la Sma. Virgen en su visita a la casa de Santa Isabel es el Magnificat. Expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho en su humilde esclava.
En el canto, en realidad, María dice pocas cosas nuevas. Casi todas sus frases encuentran numerosos paralelos en los salmos y en otros libros del Antiguo Testamento. Pero como escribe un teólogo - si las palabras provienen en gran parte del antiguo testamento, la música pertenece ya a la nueva alianza. En las palabras de María estamos leyendo ya un anticipo de las bienaventuranzas y una visión de la salvación que rompe todos los moldes establecidos. En el canto, María dice cosas que deberían hacernos temblar.
El canto es como un espejo del alma de María. Es, sin duda, el mejor retrato de María que tenemos. Su canto es, a la vez, bello y sencillo. Sin alardes literarios, sin grandes imágenes poéticas, sin que en él se diga nada extraordinario. Y sin embargo, ¡qué impresionantes resultan sus palabras!
Es, ante todo, un estallido de alegría. Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en el entusiasmo. Dios viene a llenar, no a vaciar. Pero ese gozo no es humano. Viene de Dios y en Dios termina. La alegría de María no es de este mundo. No se alegra de su maternidad humana, sino de ser la madre del Mesías, su Salvador (M. Thurian). No de tener un hijo, sino de que ese hijo sea Dios.
Por eso se sabe llena María, por eso se atreve a profetizar que todos los siglos la llamarán bienaventurada, porque ha sido mirada por Dios. Nunca entenderemos los occidentales lo que es para un oriental “ser mirado por Dios”. Para éste aún hoy la santidad la transmiten los santos por medio de su mirada. La mirada de un hombre de Dios es una bendición. ¡Cuánto más si el que mira es Dios!
La cuarta estrofa del himno de María resume su visión de la historia. Y se reduce a una sola idea: el reino de Dios, que su hijo trae, no tiene nada que ver con el reino de este mundo.
Y ésta es la parte subversiva del himno que no podemos disimular: para María el signo visible de la venida del Reino de Dios es la humillación de los soberbios, la derrota de los potentados, la exaltación de los humildes y los pobres, el vaciamiento de los ricos.
Estas palabras no deben ser atenuadas: María anuncia lo que su Hijo predicará en las bienaventuranzas: que Él viene a traer un plan de Dios que deberá modificar las estructuras de este mundo de privilegio de los más fuertes y poderosos.
Los pobres y humildes de los que habla María son los que sólo cuentan con Dios en su corazón: los humildes, los que temen a Dios, los que se refugian en él, los que le buscan, los corazones quebrantados y las almas oprimidas. María no habla tanto de clases sociales, sino más bien de clases de almas. ¿Y quién podrá decir de sí mismo que es uno de esos pobres de Dios?
María no habla solamente de la pobreza material o de la pobreza espiritual. Habla de la suma de las dos. Y al mismo tiempo ofrece un programa de reforma de las injusticias de este mundo y de elevación de los ojos al cielo. Son dos partes esenciales de su Magnificat y del evangelio, dos partes inseparables.
María, en el Magnificat, no separa lo que Dios ha unido por medio de su Hijo: los problemas temporales de los celestiales. Su canto es, verdaderamente, un himno revolucionario, pero de una revolución integral. Por eso María puede predicar esa revolución con alegría.
Pienso que es necesario que también todos nosotros cantemos con ella, y como ella, atreviéndonos a decir toda la verdad que María anuncia.
Preguntas para la reflexión
1. ¿Me considero una persona humilde?
2. ¿Se nota mi riqueza espiritual, en mi vida diaria?
3. ¿He reflexionado sobre el Magnificat?
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 21 DE DICIEMBRE DEL 2020 - ADVIENTO
Lecturas de hoy 21 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, lunes, 21 de diciembre de 2020
Primera lectura
Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2,8-14):
¡LA voz de mi amado!
Vedlo, aquí llega,
saltando por los montes,
brincando por las colinas.
Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Vedlo parado tras la cerca,
mirando por la ventana,
atisbando por la celosía.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía,
hermosa mía y ven.
Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo,
llega la estación de la poda,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra.
En la higuera despuntan las yemas,
las viñas en flor exhalan se perfume.
Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Paloma mía, en las oquedades de la roca,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
es muy dulce tu voz
y fascinante tu figura».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 32,2-3.11-12.20-21
R/. Aclamad, justos, al Señor;
cantadle un cántico nuevo.
V/. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.
V/. El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.
V/. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):
EN aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor
«¡Feliz la que ha creído!»
Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch
(Salt, Girona, España)
Hoy, el texto del Evangelio corresponde al segundo misterio de gozo: la «Visitación de María a su prima Isabel». ¡Es realmente un misterio! ¡Una silenciosa explosión de un gozo profundo como nunca la historia nos había narrado! Es el gozo de María, que acaba de ser madre, por obra y gracia del Espíritu Santo. La palabra latina “gaudium” expresa un gozo profundo, íntimo, que no estalla por fuera. A pesar de eso, las montañas de Judá se cubrieron de gozo. María exultaba como una madre que acaba de saber que espera un hijo. ¡Y qué Hijo! Un Hijo que peregrinaba, ya antes de nacer, por senderos pedregosos que conducían hasta Ain Karen, arropado en el corazón y en los brazos de María.
Gozo en el alma y en el rostro de Isabel, y en el niño que salta de alegría dentro de sus entrañas. Las palabras de la prima de María traspasarán los tiempos: «¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!» (cf. Lc 1,42). El rezo del Rosario, como fuente de gozo, es una de las nuevas perspectivas descubiertas por San Juan Pablo II en su Carta apostólica sobre El Rosario de la Virgen María.
La alegría es inseparable de la fe. «¿De dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?» (Lc 1,43). La alegría de Dios y de María se ha esparcido por todo el mundo. Para darle paso, basta con abrirse por la fe a la acción constante de Dios en nuestra vida, y recorrer camino con el Niño, con Aquella que ha creído, y de la mano enamorada y fuerte de san José. Por los caminos de la tierra, por el asfalto o por los adoquines o terrenos fangosos, un cristiano lleva consigo, siempre, dos dimensiones de la fe: la unión con Dios y el servicio a los otros. Todo bien aunado: con una unidad de vida que impida que haya una solución de continuidad entre una cosa y otra.