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domingo, 14 de mayo de 2023
domingo, 7 de mayo de 2023
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE MAYO DE 2023
Domingo 5 (A) de Pascua
Domingo 7 de mayo de 2023
1ª Lectura (Hch 6,1-7): En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas. Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Salmo responsorial: 32
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Aclamad, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
2ª Lectura (1Pe 2,4-9): Queridos hermanos: Acercándoos al Señor, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo. Por eso se dice en la Escritura: «Mira, pongo en Sion una piedra angular, elegida y preciosa; quien cree en ella no queda defraudado».
Para vosotros, pues, los creyentes, ella es el honor, pero para los incrédulos «la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular», y también «piedra de choque y roca de estrellarse»; y ellos chocan al despreciar la palabra. A eso precisamente estaban expuestos. Vosotros, en cambio, sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Versículo antes del Evangelio (Jn 14,6): Aleluya. Yo soy el camino, la verdad y la vida, dice el Señor. Nadie va al Padre si no es por mí. Aleluya.
Texto del Evangelio (Jn 14,1-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino».
Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto».
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre».
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí»
Pbro. Walter Hugo PERELLÓ
(Rafaela, Argentina)
Hoy, la escena que contemplamos en el Evangelio nos pone ante la intimidad que existe entre Jesucristo y el Padre; pero no sólo eso, sino que también nos invita a descubrir la relación entre Jesús y sus discípulos. «Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros» (Jn 14,3): estas palabras de Jesús, no sólo sitúan a los discípulos en una perspectiva de futuro, sino que los invita a mantenerse fieles al seguimiento que habían emprendido. Para compartir con el Señor la vida gloriosa, han de compartir también el mismo camino que lleva a Jesucristo a las moradas del Padre.
«Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14,5). Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto» (Jn 14,6-7). Jesús no propone un camino simple, ciertamente; pero nos marca el sendero. Es más, Él mismo se hace Camino al Padre; Él mismo, con su resurrección, se hace Caminante para guiarnos; Él mismo, con el don del Espíritu Santo nos alienta y fortalece para no desfallecer en el peregrinar: «No se turbe vuestro corazón» (Jn 14,1).
En esta invitación que Jesús nos hace, la de ir al Padre por Él, con Él y en Él, se revela su deseo más íntimo y su más profunda misión: «El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza» (San Gregorio de Nisa).
Un Camino para andar, una Verdad que proclamar, una Vida para compartir y disfrutar: Jesucristo.
PENSAMIENTO CRISTIANO
EL PAPA FRANCISCO ANIMA A VIVIR CON LA MIRADA HACIA EL CIELO Y RECUERDA QUE LA META ES LA ETERNIDAD
El Papa anima a vivir con la mirada hacia el cielo y recuerda que la meta es la eternidad
Por Almudena Martínez-Bordiú
7 de mayo de 2023 / 6:17 a. m.
En el Regina Coeli de este domingo 7 de mayo, el Papa Francisco invitó a los fieles a recordar hacia dónde se dirige su vida, incluso en el cansancio: “Mirar hacia arriba, hacia el cielo, recordemos la meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad”.
Antes de dirigir esta oración mariana del tiempo pascual ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco reflexionó acerca del Evangelio del día, que relata el último discurso de Jesús antes de su muerte.
El Santo Padre explicó que Jesús no dejó solos a sus discípulos, sino que les invitó a “no tener miedo” y les indicó “que va a preparar un lugar para ellos y a guiarles hacia esa meta”.
“El Señor hoy nos indica así a todos nosotros el maravilloso lugar al que ir, y, al mismo tiempo, nos dice cómo ir, nos enseña el camino a recorrer. Nos dice dónde ir y cómo ir”, destacó.
En ese sentido, señaló que el “miedo” que sintieron los discípulos es el mismo que muchas veces sentimos nosotros, “cuando nos vemos obligados a separarnos de alguien a quien queremos”.
Sin embargo, el Papa indicó que Jesús asegura a sus discípulos que serán acogidos “para siempre con el calor de un abrazo” y que estará en el cielo preparándoles un lugar.
Más tarde, puntualizó que estas palabras son “fuente de consuelo y esperanza”, ya que “Jesús no se ha separado de nosotros, sino que nos ha abierto el camino, anticipando nuestro destino final: el encuentro con Dios Padre, en cuyo corazón hay un puesto para cada uno de nosotros”.
De este modo, el Santo Padre animó a los fieles a “recordar hacia dónde se dirige nuestra vida cuando experimentemos cansancio, desconcierto e incluso fracaso”.
“No debemos perder de vista la meta, incluso si hoy corremos el riesgo de olvidarlo, de olvidar las preguntas finales, las importantes: ¿Adónde vamos? ¿Hacia dónde caminamos? ¿Por qué vale la pena vivir? Sin estas preguntas solo exprimimos la vida en el presente, pensamos que debemos disfrutarla lo máximo posible y terminamos por vivir al día, sin un objetivo, sin una finalidad”, añadió.
Asimismo, afirmó que Jesús también nos indica el camino a recorrer. “A veces, sobre todo cuando hay grandes problemas que afrontar está la sensación de que el mal es más fuerte, nos preguntamos: ¿Qué debo hacer? ¿Qué camino debo seguir? Escuchemos la respuesta de Jesús: ‘Yo soy el camino y la verdad y la vida’”.
“Jesús mismo es el camino a seguir para vivir en la verdad y tener vida en abundancia. Él es el camino y, por tanto, la fe en Él no es un ‘paquete de ideas’ en las que creer, sino un camino a recorrer, un viaje que cumplir, un camino con Él”.
Para el Santo Padre, “Él es el camino que conduce a la felicidad que no perece. Es imitarlo, especialmente con gestos de cercanía y misericordia hacia los demás”.
Esta es, según el Pontífice, la “brújula” para alcanzar el cielo: “Amar a Jesús, el camino, convirtiéndose en señales de su amor en la tierra”.
Por último, el Papa Francisco invitó a los fieles a “mirar hacia arriba, hacia el Cielo, recordemos la meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad, al encuentro con Dios. Y, desde el cielo al corazón, renovemos hoy la elección de Jesús, la elección de amarlo y de caminar detrás de Él”.
Palabras tras el Regina Coeli
Al finalizar este rezo, el Papa Franciscó mencionó a la Asociación Meter y a su fundador, el P. Fortunato Di Noto, “que llevan adelante el compromiso de prevenir y combatir la violencia contra los menores”.
El Santo Padre recordó que este 7 de mayo celebran la XXVII Jornada de los Niños Víctimas y que desde hace 30 años “defienden a la infancia de los abusos y la violencia”.
“Estoy cerca de vosotros, hermanos y hermanas, y os acompaño con mi oración y mi afecto. No os canséis nunca de estar al lado de la víctima, ahí está el Niño Jesús esperándoos, ¡gracias!”.
Además, dirigió un saludo especial a los nuevos guardias suizos, “a sus familiares y amigos, y a las autoridades suizas que participaron en las celebraciones de este benemérito Cuerpo”.
Por último, recordó que mañana, 8 de mayo, se elevará en Pompeya (Italia), la tradicional Súplica a Nuestra Señora del Rosario, “en aquel Santuario que el Beato Bartolo Longo quiso dedicar a la paz”.
“En este mes de mayo recemos el Rosario, pidiendo a la Santísima Virgen el don de la paz, especialmente para la atormentada Ucrania. Que los gobernantes de las naciones escuchen el deseo de los pueblos que sufren y quieren la paz”, concluyó.
31 BELLAS FRASES A LA VIRGEN MARÍA, UNO PARA CADA DÍA DE MAYO
31 bellas frases a la Virgen María, uno para cada día de mayo
Mayo está dedicado a la Virgen María. Te compartimos 31 piropos escritos por los santos para que le dediques uno cada día del mes.
En Desde la fe recopilamos algunas de las bellas frases que le han dirigido los santos a la Virgen María, y hemos preparado un calendario para que, cada día de mayo, frente a la imagen de nuestra Santísima Madre que hay en tu iglesia o en casa, le digas un bello piropo a manera de agradecimiento por todo lo que ha hecho por ti.
1 de mayo
“Virgen al concebir, Virgen al dar a luz, Virgen para siempre. ¿Por qué se admiran de esto los hombres? Dios tenía que nacer de esta manera cuando se dignó hacerse hombre.” San Agustín
2 de mayo
“¡Oh Santísima Virgen! ¡Dígnate escuchar nuestras súplicas, distribuir entre nosotros tus dones y darnos parte en la abundancia de gracias de que estás llena!”. San Atanasio
3 de mayo
“¡Oh Madre mía! Por la aflicción que experimentaste al ver a tu Divino Hijo inclinar la cabeza y espirar en la Cruz, te suplico que me concedas una buena muerte.” San Alfonso Ma. de Ligorio
4 de mayo
“María, por ti los cielos saltan de alegría, los ángeles se alegran y los demonios huyen, el demonio tentador cayó del Cielo y la criatura caída se ha puesto en su lugar.” San Cirilo de Alejandría
5 de mayo
“¡Oh María! no me quites tu socorro! Pero, ¿cómo podrías quitármelo si eres la Reina de la Misericordia? ¿Quién si no los miserables son el objeto de tu piedad?”. San Bernardo
6 de mayo
“Tú que eres Madre de Dios y puedes mandar a las potestades del infierno, dígnate mandar que impidan a los demonios causarnos daño, y haz que los ángeles nos protejan.” San Buenaventura
7 de mayo
“Eres el consuelo que el mismo Dios me ha concedido, mi guía en la peregrinación de este mundo, la fuerza en mi debilidad, la riqueza en mi miseria y el bálsamo que cura mis heridas.” San Germán
8 de mayo
“María es para nosotros un cielo, porque nos trae a Dios. El Altísimo se ha anonadado y en Ella ha hecho mansión, se ha hecho pequeño en Ella para hacernos grandes.” San Efrén
9 de mayo
“Señora, tu nombre es suspiro del alma. Tu nombre es perfume de unción. Tu nombre es alegría en el corazón, miel en la boca, melodía para los oídos”. San Antonio de Padua
10 de mayo
“Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho, Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo.” Santa Teresa de Lisieux
11 de mayo
“En el Cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que tú, María Auxiliadora, has hecho por nosotros en la tierra.” San Juan Bosco
12 de mayo
“¿Quién no se anima al verte tan tierna, tan compasiva? Si es pecador, tus caricias lo enternecen. Si es tu fiel devoto, tu presencia enciende la llama viva del amor divino”. Santa Teresa de los Andes
13 de mayo
“Tu vientre intacto, sin labrar ni sembrar más que por el rocío del Cielo, dio a luz al Salvador, proporcionando a los mortales el alimento de la vida eterna”. San Ireneo
14 de mayo
“En ti pongo todos los frutos de mi vida y de mi ministerio; a ti encomiendo el destino de la Iglesia; en ti confío y te declaro una vez más: Totus tuus, María! Todo tuyo!”. San Juan Pablo II
15 de mayo
“¡Madre de mi Salvador! Concédeme que te ame cuanto me sea posible, te invoque mientras pueda y contribuya a honrarte tanto como mis fuerzas lo permitan!”. San Alfonso Ma de Ligorio
16 de mayo
“María es pura, sin mancha. El Dios de bondad podría crear un mundo más hermoso que el que existe, pero no podría crear una criatura más perfecta que María”. Santo Cura de Ars
17 de mayo
“Concédeme, ¡oh María!, la gracia de amar a mi Señor Jesucristo, tu Hijo, con un amor verdadero y perfecto, y la de amarte después de Él, sobre todas las cosas. Santo Tomás de Aquino
18 de mayo
“¡Oh María! Bajo tu Santa custodia me pongo sin reservas (…) para que mis pensamientos, palabras y obras sean dirigidas según tu voluntad y la de tu adorable Hijo.” San Luis Gonzaga
19 de mayo
“Santísima Virgen, dame las fuerzas para vencer las tentaciones de mis enemigos, y preside todas las acciones de mi vida, para que pueda obtener la eterna felicidad.” San Juan Damasceno
20 de mayo
“Virgen María, a ti recurrimos, ¿Podrás rechazarnos, tú que nunca has abandonado a los que te invocan en sus necesidades con toda la sinceridad de su corazón?” S. Bernardino de Siena
21 de mayo
“¡Cuántas virtudes brillan en ti, María! Asilo de la pureza, estandarte de la fe, modelo de la devoción; Virgen en la casa, Madre en el templo.” San Ambrosio
22 de mayo
“Por ti, María, ha sido rechazada la muerte, despojado el infierno, derribados los ídolos y propagado el conocimiento del Cielo y de tu Divino Hijo por toda la tierra.” San Epifanio
23 de mayo
“Tú, que eres tan poderosa en el cielo y en la tierra, intercede a mi favor para que, bajo tus auspicios, pueda vivir según la ley de Dios y gozar la dicha de verte en la eternidad.” San Pedro Damiano
24 de mayo
“A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace devoto de ti, Santísima Virgen María”. San Luis María Griñón de Monfort
25 de mayo
“Así como llevaste a Cristo materialmente en tu seno, concédenos que, siguiendo tus huellas, podamos llevarlo nosotros espiritualmente.” Santa Clara de Asís
26 de mayo
“Dios te salve, María, Madre de Dios. En ti está y estuvo todo la plenitud de la gracia y todo bien”. San Francisco de Asís
27 de mayo
“El Padre Celestial, al enviar a su Hijo para la Redención del mundo, te escogió a ti, María; en ti, el Cielo se une con la Tierra. San Juan XXIII
28 de mayo
“¡Oh María, generosa con los necesitados, dígnate hacernos experimentar los efectos de tu caridad, de tu bondad y de tu prodigalidad!”. San Bernardo
29 de mayo
“Cuán prontamente deseo hacerme esclavo de ti Señora, cuán ávidamente anhelo no verme jamás separado de servirte.” San Ildefonso de Toledo
30 de mayo
“A ti recurro, a la que nunca ha sufrido repulsa del Señor y cuya misericordia no ha faltado nunca a nadie, cuya clemencia no ha desoído la súplica”. San Guillermo de París
31 de mayo
“Pregunta a los ángeles que la rodean, si la igualan en perfección y responderán que son muy inferiores a Ella en gracias, méritos y virtud.” San Francisco de Sales