martes, 11 de febrero de 2025

LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE LOURDES - 11 DE FEBRERO



 La historia de la Virgen de Lourdes

11 de Febrero



La Virgen de Lourdes es una de las advocaciones de la Virgen María más conocidas a nivel mundial. Su historia comienza el 11 de febrero de 1858 en Lourdes, Francia.


Bernadette Soubirous era una niña de 14 años que creció en el seno de una familia analfabeta, pero era muy devota de la Virgen María y el Rosario. Bernadette estaba un día en un lugar llamado Massabielle recogiendo leña con su hermana y otra niña. Pero a la hora de cruzar un río se quedó atrás debido a su delicada salud.


Primer aparición

Bernadette se encontraba cerca de una gruta cuando escucho un ruido seguido de una ráfaga de viento y de una nube dorada. En ese momento sucedió la primera aparición de la Virgen de Lourdes. La joven declaró que vio a una Señora vestida de blanco, que llevaba un vestido blanco, un velo también de color blanco, un cinturón azul y una rosa amarilla en cada pie.

Ante esta aparición, la reacción de Bernadette fue comenzar a rezar el rosario. Bernadette contaba que en ningún momento tuvo miedo de la señora de la aparición sino que hubiera deseado quedarse contemplándola por siempre. Sin embargo cuando conto lo sucedido en casa, sus padres le prohibieron acercarse a ese lugar. Pero Bernadette sentía una ganas inmensas de volver, y gracias a su insistencia sus padres le permitieron regresar a la gruta.




Segunda aparición

Cuando la joven regreso al lugar la señora se volvió a aparecer, pero esta vez volvió acompañada de otras personas para corroborar que la aparición era cierta. Bernadette le lanzo agua bendita y le pidió que si venia en nombre de Dios, diera un paso adelante. La señora dio un paso.

Y fue durante la tercera aparición del 18 de febrero que la Virgen le pidió a Bernadette que regresara durante quince días seguidos. Le habló en su propio dialecto y le dijo:” ¿Me haría usted el favor de venir aquí durante quince días?. También le prometió que sería feliz en el otro mundo.

Como era de esperar algunos que escucharon las apariciones, creyeron en el suceso y acudieron a la gruta, pero otros le burlaron de ella.

Bernadette siguió el mandato de la señora de lavarse la cara en un manantial en el que debía aparecer agua de la tierra. Muchas fueron las burlas que recibió la joven al no aparecer agua, pero poco después comenzaron a brotar las aguas del manantial milagroso, que desde entonces han sido vehículo de muchos milagros certificados por la Iglesia Católica.

Las apariciones continuaron y la señora le pidió a Bernadette rezar por los pecadores, además de la construcción de una capilla en ese lugar. También le pidió a Bernadette que besara la tierra como acto de penitencia y signo de humildad, una práctica que continua hoy en día en Lourdes.


El día 25 de marzo la Virgen de Lourdes se apareció por decimosexta vez, y fue entonces cuando Bernadette le pregunto insistentemente que quien era, y ella por fin respondió que era la Inmaculada Concepción.

Al tratarse de una joven analfabeta y sin acceso al dogma católico de la Inmaculada Concepción, estas palabras permitieron que por fin el sacerdote de la parroquia la creyese.

La última aparición ocurrió el 16 de julio, fiesta de Nuestra señora del Carmen, Bernadette ingreso a la orden religiosa de las hermanas enfermeras, a la edad de 22 años, hasta su muerte a los 34 años de edad.



LA VIRGEN DE LOURDES EN NUESTROS DÍAS

Todos los años los peregrinos de Lourdes reportan cientos de milagros, y aunque no todos son investigados, son muchas las curaciones que suceden en ese lugar. No todas las curaciones son físicas, hay también emocionales y espirituales. Pero todas tienen que ver con la fe y la oración.

La Virgen de Lourdes se ha convertido en un símbolo de esperanza y consuelo para muchos católicos, y su imagen se ha reproducido en estatuas, pinturas y otros objetos religiosos.


Además, la Virgen de Lourdes ha sido venerada por muchos santos y líderes católicos, incluyendo al Papa Juan Pablo II. En 1907, el Papa Pío X estableció el Día de la Virgen de Lourdes, que se celebra el 11 de febrero de cada año.





ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOURDES

Oh, Virgen de Lourdes, Madre amorosa y bondadosa,

escucha nuestras oraciones y llévanos hacia la luz gloriosa.

Tú que nos has mostrado el camino de la fe,

intercede por nosotros y ayúdanos a alcanzar la felicidad.


Oh, Madre de la sanación, tu agua sagrada

es fuente de curación y de esperanza para los enfermos.

Te pedimos que bendigas a todos aquellos que sufren,

y que les concedas la fuerza para superar sus dolencias.


Oh, Virgen Santa, tú eres la fuente divina

que sana los cuerpos y los corazones,

y en tu presencia, toda angustia termina,

y renace en el alma la paz y las ilusiones.


Que en tu dulce mirada encontremos paz,

que en tus manos sintamos el abrigo,

que en tu corazón encontremos la fe,

y en tu amor infinito, nuestra salvación.


Oh Virgen de Lourdes, reina de los cielos,

guía nuestros pasos hacia la luz divina,

y en la senda de la verdad y la bondad,

alcancemos la vida eterna junto a ti.

Amén 

HOY LA IGLESIA CATÓLICA CONMEMORA LA JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO - 11 DE FEBRERO



 Hoy la Iglesia Católica conmemora la Jornada Mundial del Enfermo

Por Andrés Henríquez  - 11 de febrero de 2025



Este 11 de febrero, la Iglesia Católica celebra la 33ª Jornada Mundial del Enfermo, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de la compasión en momentos de fragilidad y enfermedad.


El 13 de mayo de 1992, San Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan.

Esta jornada se celebra cada año el 11 de febrero, día en que la Iglesia Católica conmemora la fiesta de la Virgen de Lourdes, quien es considerada la patrona de los enfermos. Durante este día, se realizan diversas actividades en parroquias, hospitales y comunidades religiosas en todo el mundo, como visitas a enfermos, Misas especiales, conferencias sobre salud, y acciones de servicio voluntario en hospitales.

En su mensaje para este 2025, enmarcado en las celebraciones del Jubileo 2025, el Papa Francisco resalta la cita bíblica: La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación (Rm 5,5).

El Papa reflexiona sobre la presencia de Dios “que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir”.

“En el tiempo de la enfermedad, en efecto, si por una parte experimentamos toda nuestra fragilidad como criaturas —física, psicológica y espiritual—, por otra parte, sentimos la cercanía y la compasión de Dios, que en Jesús ha compartido nuestros sufrimientos”, señala.

“Él no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos”, añade el Santo Padre.

El Papa explica que la enfermedad, aunque es una realidad difícil, puede convertirse en una oportunidad de transformación profunda. Es un momento en el que descubrimos "una roca inquebrantable" a la que aferrarnos para enfrentar las tempestades de la vida. Aunque implique sacrificio y dolor, esta experiencia tiene el poder de fortalecernos, porque nos hace más conscientes de una verdad fundamental: “que no estamos solos”.

“Ciertamente, nunca como en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor, y que por eso es, ante todo, un don que hemos de acoger y cultivar, permaneciendo fieles a la fidelidad de Dios, según la hermosa expresión de Madeleine Delbrêl (cf. La speranza è una luce nella notte, Ciudad del Vaticano 2024, Prefacio)”, asegura.

“Toda la Iglesia les está agradecida. También yo lo estoy y rezo por ustedes encomendándolos a María, Salud de los enfermos, por medio de las palabras con las que tantos hermanos y hermanas se han dirigido a ella en las dificultades (...) Los bendigo, junto con sus familias y demás seres queridos, y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí”, concluye el Pontífice. 

¿CÓMO ALGUIEN SE CONVIERTE EN SANTO? CONOCE EL PROCESO



 







BUENOS DÍAS!!!

 





 

domingo, 9 de febrero de 2025

ORACIONES A LA VIRGEN DE LOURDES

 


IMÁGENES DE LA VIRGEN DE LOURDES

 












EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 DE FEBRERO DE 2025 - LA PESCA MILAGROSA

 



Domingo 5 (C) del tiempo ordinario

Domingo 9 de febrero de 2025



1ª Lectura (Is 6,1-2a.3-8): El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Junto a él estaban los serafines, y se gritaban uno a otro diciendo: «¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está la tierra de su gloria!». Temblaban las jambas y los umbrales al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: «Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de gente de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey, Señor del universo». Uno de los seres de fuego voló hacia mí con un ascua en la mano, que había tomado de! altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: «Al tocar esto tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado». Entonces escuché la voz del Señor, que decía: «A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?». Contesté: «Aquí estoy, mándame».



Salmo responsorial: 137

R/. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, porque escuchaste las palabras de mi boca; delante de los ángeles tañeré para ti; me postraré hacia tu santuario.

Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa supera tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.

Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca; canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande.

Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos.

2ª Lectura (1Cor 15,1-11): Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando, si os mantenéis en la palabra que os anunciamos; de lo contrario, creísteis en vano.

Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales vive todavía, otros han muerto; después se apareció a Santiago, más tarde a todos los apóstoles; por último, como a un aborto, se me apareció también a mí.

Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia para conmigo no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto yo como ellos predicamos así, y así lo creísteis vosotros.

Versículo antes del Evangelio (Mt 4,19): Aleluya. Seguidme y os haré pescadores de hombres. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 5,1-11): En una ocasión, Jesús estaba a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre Él para oír la Palabra de Dios, cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar». Simón le respondió: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes». Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las dos barcas que casi se hundían.

Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador». Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas. Desde ahora serás pescador de hombres». Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.




«En tu palabra, echaré las redes»

Rev. D. Blas RUIZ i López

(Ascó, Tarragona, España)

Hoy, el Evangelio nos ofrece el diálogo, sencillo y profundo a la vez, entre Jesús y Simón Pedro, diálogo que podríamos hacer nuestro: en medio de las aguas tempestuosas de este mundo, nos esforzamos por nadar contra corriente, buscando la buena pesca de un anuncio del Evangelio que obtenga una respuesta fructuosa...

Y es entonces cuando nos cae encima, indefectiblemente, la dura realidad; nuestras fuerzas no son suficientes. Necesitamos alguna cosa más: la confianza en la Palabra de aquel que nos ha prometido que nunca nos dejará solos. «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes» (Lc 5,5). Esta respuesta de Pedro la podemos entender en relación con las palabras de María en las bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Y es en el cumplimiento confiado de la voluntad del Señor cuando nuestro trabajo resulta provechoso.

Y todo, a pesar de nuestra limitación de pecadores: «Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lc 5,8). San Ireneo de Lyón descubre un aspecto pedagógico en el pecado: quien es consciente de su naturaleza pecadora es capaz de reconocer su condición de criatura, y este reconocimiento nos pone ante la evidencia de un Creador que nos supera.

Solamente quien, como Pedro, ha sabido aceptar su limitación, está en condiciones de aceptar que los frutos de su trabajo apostólico no son suyos, sino de Aquel de quien se ha servido como de un instrumento. El Señor llama a los Apóstoles a ser pescadores de hombres, pero el verdadero pescador es Él: el buen discípulo no es más que la red que recoge la pesca, y esta red solamente es efectiva si actúa como lo hicieron los Apóstoles: dejándolo todo y siguiendo al Señor (cf. Lc 5,11). 


PAPA FRANCISCO: QUE SE SILENCIEN LAS ARMAS EN TODAS PARTES

 



Papa Francisco: “Que se silencien las armas en todas partes”

El Papa Francisco durante el ángelus

Por Victoria Cardiel - 9 de febrero de 2025


El Papa Francisco renovó hoy domingo 9 de febrero su llamado a la paz en el mundo al pedir “que se silencien las armas en todas partes” desde la Plaza de San Pedro tras presidir la Misa con motivo del Jubileo de las Fuerzas Armadas, Policía y Cuerpos de seguridad.


“Que se silencien las armas en todas partes y se escuche el grito de los pueblos que piden paz”, pidió antes de rezar el ángelus ante los más de 30.000 militares procedentes de más de cien países del mundo que han participado en este gran evento.

Se trata del segundo gran acto de los 36 previstos por el Año Santo después del Jubileo de la Comunicación, cuando centenares de periodistas, comunicadores de diversas partes del mundo y también los delegados de comunicación de las diócesis de todo el mundo, se dieron cita en Roma.

“Recemos por la paz en la martirizada Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar, en todo Oriente Medio, en Sudán”, continuó el Santo Padre.

El Pontífice, aquejado de una bronquitis, se vio imposibilitado de leer la homilía completa de la Misa que presidió antes de la oración mariana tras admitir que sufría “dificultades de respiración”. 

“Ahora me excuso y pido al maestro que continúe con la lectura por las dificultades en la  respiración”, señaló.

Sus palabras fueron recibidas con aplausos por los asistentes, militares, soldados y policías de distintos países.

A pesar de la enfermedad que sufre el Papa Francisco de 88 años, la ceremonia solemne, a la que asistieron varias asociaciones y academias militares de todo el mundo, así como obispos y capellanes castrenses, se celebró al aire libre en una mañana lluviosa y fría, típica del invierno de Roma.

De hecho, el fuerte viento presente en la capital italiana arrastró varios metros el solideo del Santo Padre que tuvo que continuar el ángelus sin él.

Finalmente, el Pontífice extendió su saludo a todo el personal militar del mundo y recordó las enseñanzas de la Iglesia Católica a este respecto. 

Así, citó las conclusiones del Concilio Vaticano II recogidas en la Constitución pastoral Gaudium et spes sobre los que ejercen su profesión en las filas del ejército y les pidió ser también “servidores de la seguridad y de la libertad de sus pueblos”.

“Este servicio armado debe ejercerse sólo en defensa propia, nunca para imponer la dominación sobre otras naciones, observando siempre las convenciones internacionales sobre conflictos y, sobre todo, con sagrado respeto por la vida y la creación”, insistió. 

ESCUCHAMOS, PERO NO JUZGAMOS

 







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