sábado, 29 de agosto de 2015

IMÁGENES CON MENSAJES DE LA VIRGEN MARÍA













ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE


ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: "Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios", alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Intercesión 
Fray Ángel Martín Fernández


Madre de Dios que acoges amorosa
nuestra piedad, 
tú que estás a la diestra
de Jesús, y conoces
su lado bueno, atiende 
a quien acude a ti, cansado
de tanto andar, no siempre
por las piedras más llanas del camino.

Hoy me llego hasta ti, Madre, seguro
de tu favor. Nadie mejor, Señora,
para mediar ante la bondadosa
mano del Hijo. 
Pon un beso
en mi nombre en la llaga desangrada
que le clavó al madero
encarnizado de mi ingratitud.
Necesito sentirme tan cercano
a su dolor, que el mismo clavo
que destrozó su mano, clave el pulso
desconcertado de mi sufrimiento.

Tú que estás a la diestra
de Jesús, no distraigas
la mirada de amor con que mirabas
sus ojos, protegiendo
sus días claros y sus claras noches.

MARÍA ES UNA MUJER CON EL CORAZÓN EN EL CIELO


María es una mujer con el corazón en el cielo
La alegría no puede abandonar nunca a quien cree en Dios. Y éste debería ser el rostro de nosotros los cristianos.


Por: Juan J. Ferrán, L.C. | Fuente: Catholic.net 




María es una mujer alegre. La alegría es la virtud de los resucitados, de los que tienen a Dios, de los que han puesto su corazón en el cielo. Vemos esta alegría en María Magdalena cuando descubre al Resucitado, en los discípulos de Emaús cuando reconocen a Cristo en la fracción del pan, en los apóstoles cuando Cristo resucitado se les presenta en el Cenáculo.

La alegría no puede abandonar nunca a quien cree en Dios. Y éste debería ser el rostro de nosotros los cristianos que ya vivimos de alguna forma nuestra fe en la resurrección. Por el contrario, la tristeza, como vivencia habitual y permanente, no entra nunca, pase lo que pase, en la vida de quien cree en Cristo.

María es una mujer con el corazón en el cielo. María veía todo a través del cielo. ¿Qué importancia tenían el sufrimiento, las carencias, las luchas, los sacrificios, los esfuerzos, las renuncias, los momentos difíciles, cuando todo eso se ve desde el cielo? Ninguna. Todo es parte de ese camino hacia el cielo, ese camino estrecho que tanto asusta al ser humano, que conduce a Dios. Ella ha sido nuestra precursora en este camino, dándonos ejemplo. Sigamos a María en esta vida que sin duda es para todos "un valle de lágrimas", pero tengamos siempre el corazón arriba, junto a Dios, con espíritu de resucitados.

Dios nos ha dado a María como Madre, Abogada, Intercesora, Mediadora, Amiga y Compañera. En la espiritualidad cristiana debe haber un gran sitio para María en el corazón de cada cristiano. De lo contrario nuestra espiritualidad estaría incompleta, sería muy pobre. Podríamos proponer algunos caminos o medios de espiritualidad mariana para nuestro corazón de cristianos.

El amor tierno y filial a María. María debe convertirse en la vida de un cristiano en objeto de ternura, de cariño, de afecto. A María hay que quererla como se quiere a una madre. Lejos de nuestra espiritualidad una actitud seca, austera, distante, fría hacia quien nos ama tanto, hacia quien aboga tanto por nosotros ante Dios, ante quien tanto nos cuida, ante quien vigila nuestros pasos para que no caigamos en el mal. De ahí la necesidad de tener con María momentos de encuentro, diálogos cordiales, intimidad y confianza. No puede pasar un día en nuestra vida que no nos dirijamos a Ella con la sencillez de un niño a contarle a nuestra Madre del Cielo nuestros problemas, nuestras alegrías, nuestras luchas, nuestros planes.


Pero la devoción a María no debe quedarse sólo en un afecto y amor, porque entonces se empobrecería. Debe convertirse en imitación de sus virtudes. Para nosotros María es la obra perfecta de Dios y en Ella resaltan con luz muy especial todos aquellos aspectos de una vida que agradan a Dios. Aunque nunca seremos tan perfectos como Ella, sin embargo podemos seguir sus pasos para llegar a Cristo a través de María. Su mayor deseo es que amemos a su Hijo, que seamos como Él, que vivamos su Evangelio. ¡Qué María sea nuestra guía en este camino!

Y no olvidemos esas formas de oración particular centradas en María como pueden ser el Santo Rosario. Una devoción que hay que llegar a gustar y gozar, metiendo el corazón en cada Avemaría, en cada invocación, en cada recuerdo de María. En casa en familia, ante el Santísimo, en los viajes, el rosario debe ser nuestro acompañante.

miércoles, 26 de agosto de 2015

LA BELLEZA DEL PERDÓN

 
La belleza del perdón
Autor: Padre Juan Carlos Ortega Rodríguez 
 


El Santo Padre nos recuerda cómo algunos cristianos han abandonado la práctica de este sacramento debido al profundo sentido de justicia que cultivan en su interior y que les lleva a "probar un sentimiento de indignidad ante la grandeza del don recibido. En realidad tienen razón en sentirse indignos" (Carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo, 15 de marzo de 2001, n.6). 

Parecería que estas palabras son contradictorias. Por una parte afirma el Papa que es bueno sentirnos indignos; pero por otra parece que este sentimiento nos aparta de uno de los principales sacramentos. 

En realidad la contradicción dependerá no del sentido de indignidad, que todos debemos experimentar, sino del fundamento de la indignidad. Nos hará mal si se funda en la justicia, en cambio será una ayuda si lo basamos en el amor. Me explicaré. 

La sociedad actual ha desarrollado fuertemente el sentido de justicia. Hace unos meses comentaba con un amigo este hecho que, aunque positivo, no es suficiente para saciar al ser humano. Más aún, si permanecemos en la sola justicia el hombre se empobrece pues su anhelo más profundo no se limita en ser justo sino que va más allá, deseando amar y ser amado. 

Uno de los síntomas de un matrimonio sano es cuando cada uno considera que recibe del otro más de lo que uno mismo merece, es decir, cuando uno se considera indigno de la persona amada. Cuando ambos se consideran indignos del otro es señal que su relación se basa en el amor y no en la justicia. 

En efecto, considerarse, en cierta medida, indigno de la persona amada ayuda a valorar los dones que de ella se recibe y ayuda a superar el sentido de culpabilidad por los propios errores. 

Si uno se considera indigno, valorará como algo gratuito y no merecido todo el cariño y entrega que de la persona amada recibe; en cambio, si uno se considera digno de tal amor, todos esos detalles serán recibidos como simple respuesta de justicia debida. 

De igual modo, uno acepta los propios errores de modo diverso dependiendo de si se vive en una actitud de amor o simplemente de justicia. Si la relación se basa en la justicia, nacerá un sentido de culpabilidad que no sanará incluso si la otra parte perdona, pues nunca se merece el perdón. 

Pero si la relación se basa en el amor, los fallos "lejos de deprimir el entusiasmo, le pondrá alas" (n. 9) para encontrar nuevos y mejores modos de manifestar el amor. 

Algo similar nos ocurre cuando consideramos nuestros pecados de cara a la constante fidelidad de Dios. Si mi relación con el Señor se basa en la justicia siempre me sentiré culpable e indigno y su amor de Dios, en vez de ayudarme, me abrumará e, incluso, no aceptaré su perdón pues no me lo 
merezco. 

Pero todo es diverso si mi relación con Él se funda en el amor. 

Cierto que probaremos, "como Pedro, el mismo sentimiento de indignidad ante la grandeza del don divino". Pero el amor será capaz de superar las consecuencias de mi indignidad. Llama la atención cómo Jesucristo no exige en primer lugar a Pedro que le pida perdón sino que se le ame: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas tú más que estos?" (Jn 21, 15) "Es sobre la base de este amor consciente de la propia fragilidad" que nacerá nuevamente la confianza y la entrega a la persona amada. 

Pedro, lleno de amor por el Maestro, y viéndose incapaz de obtener fruto, confía plenamente en su palabra. La pesca milagrosa es muy significativa. Cristo no pide a Pedro algo nuevo o diverso de lo que había realizado antes. Le pido lo mismo, lanzar las redes como hizo en la noche,pero en esta ocasión fiándose de su palabra. "Jesús pide un acto de confianza en su palabra" (n. 7). 

El cristiano que ama de verdad a Cristo, sabiéndose pecador e indigno, se acerca a la confesión. Sabe que por sí mismo no es capaz de cambiar, por eso se fía de Dios y de su perdón. Y regresa a su vida para lanzar nuevamente las redes con la seguridad de que la gracia alcanzada en la confesión iniciará a llenar sus redes de buenas obras. Cuando uno ama, el hecho de saberse indigno le impulsa a confiar en la persona amada, es decir, a fiarse plenamente de su amor. 

Pedro, porque ama al Señor, aunque se sienta indigno, no sólo confía en Él, sino que "se siente en la necesidad de testimoniar y de irradiar su amor". De igual modo, el cristiano que se sabe indigno pero ama, es impulsado por el amor a entregarse con más ahínco a la persona que ama para demostrarle que aquel error o fallo no expresa realmente lo que su corazón siente por Él. 

El cristiano es alguien que se sabe indigno de un Dios tan grande y por ello confía, ama y se entrega a Él. 

Quien se confiesa es aquella persona que, consciente de su pecado, desea escuchar del Señor las palabras: ’lanza otra vez tus redes, pero en esta ocasión confiando en mí’. 

Quien se confiesa es aquella persona que quiere decir a Dios: te amo, por eso, no tengas en cuanta mis pecados sino la fe y el amor de mi corazón.

EL ÁNGELUS


EL ÁNGELUS



El Ángel del Señor anunció a María.
Y ella concibió por obra del Espíritu Santo.

Ave María.

He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu palabra.

Ave María.         

La palabra se hizo carne.
Y acampó entre nosotros.

Ave María

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.


Oremos
Derrama, Señor tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección.
Por Cristo, nuestro Señor.
Amén.


martes, 25 de agosto de 2015

IMÁGENES DE LA VIRGEN MARÍA Y EL NIÑO JESÚS





















NUNCA ME SIENTO SOLO, VIRGEN MARÍA!


Nunca me siento solo 
Rafael Ángel Marañón



Cuando pienso en María nunca me siento solo,
Que a su lado el doliente nunca conoce el dolo;
Tuve el alma muy fría, mas no me dejó solo, 
Y ahora voy con ella sin fin ni protocolo. 

Siento la paz del alma y sólida esperanza, 
Pues ya no hay más esfuerzo, sino divina holganza;
Sosiego sin angustia y voces de alabanza
Inmersos totalmente en la eterna alianza. 

Y para que a los sones de cítara vibrante, 
Sepamos que a los cielos seguimos adelante
Con paso aligerado y paz en el semblante, 
Pues la luz de María nos precede radiante. 

Es gozo y confianza, por que es feliz camino 
A la gruta velada, hacia el feliz destino 
De Cristo nuestra vida, abogado divino
Que sale a recibir al pobre peregrino. 

Y así todos en uno, al padre omnipotente,
Con amor sin fisuras, vestidos dignamente 
Por la sangre del hijo y su madre doliente, 
Marchamos hacia el Cielo morada permanente. 

domingo, 23 de agosto de 2015

DAME UN CORAZÓN DE NIÑO, VIRGEN MARÍA

   
Dame un corazón de niño   
L. de Grandmaison



Virgen María, Madre de Dios,
dame un corazón de niño,
puro y transparente
como el agua de una fuente.

Dame un corazón sencillo
que no se goce
en la amargura de la tristezas.

Un corazón grande para darse
y tierno a la compasión.

Un corazón fiel y generoso
que no olvide ningún beneficio
ni guarde ningún rencor.

Dame un corazón manso y humilde,
que ame sin exigir ser amado,
que goce desapareciendo en otro corazón
y dispuesto a hacer la voluntad divina.

Dame un corazón grande y valiente
que no se cierre por ninguna ingratitud
ni se canse por ninguna indiferencia.

viernes, 21 de agosto de 2015

IMÁGENES CON MENSAJES DE LA VIRGEN MARÍA





JUAN ACOGE A LA VIRGEN MARÍA


Juan te acoge
Emma-Margarita R.A. -Valdés


Es Juan, el galileo,
nacido en la evangélica Betsaida,
hijo de Zebedeo y Salomé,
a quién tu hijo te deja encomendada.
Es símbolo de tu maternidad
para el mundo, tu casa.
Juan significa hermano,
dice su nombre su función exacta.
Tenía por oficio pescador.
Con Santiago el Mayor fue pescador de almas,
atendió la llamada del Cordero
desde el Jordán, bautizado en sus aguas.
Estuvo con Jesús en Caná, en Galilea..., 
contempla sus milagros y escucha sus palabras.

Juan era "hijo del trueno", por su arrojo,
pero Jesús le amansa,
es su amado discípulo, virginal, predilecto,
interpreta fielmente sus parábolas;
en la última cena
le anuncia la traición que Él esperaba,
y deja que en su pecho
apoye la cabeza, tiene allí su morada.
Juan le siguió contigo
hasta el monte Calvario, esa mañana
de la Pasión y Muerte. De pie bajo la Cruz,
como Madre de todos, fuiste a Juan entregada.
Entiende la importante comisión
y te acoge, te ampara.

Recibe junto a ti al Espíritu Santo.
En la asamblea acata
tu sabio parecer, tu inspiración,
tus claras decisiones y enseñanzas.
Permanece a tu lado, queda en Jerusalén
a pesar de presiones y amenazas;
sólo viajó con Pedro,
a sembrar la Noticia por Samaria.
Instauró la Ley Nueva,
reconoció que Pablo era un patriarca,
y fue con Pedro, Cefas y Santiago
la columna del arco de la Alianza.
Él difundió la Voz a los gentiles,
pueblos que los judíos despreciaban.

Te acompañó en la hora de la muerte
y presenció la gracia
que en brazos del Señor, por el amor del Hijo,
fuiste al Reino elevada.
Juan se trasladó a Éfeso
y la santa doctrina predicaba,
cristianizó a paganos,
le seguía la gente entusiasmada.
Le apresan los infieles y le llevan a Roma,
le insultan, le maltratan,
le introducen en un aceite hirviendo
y sale ileso de las llamaradas.
A la isla de Patmos le deportan.
Muere a edad avanzada.
Es enterrado en la ciudad de Éfeso,
sobre su tumba un templo se levanta.

INMACULADA ERES, MARÍA


Inmaculada eres, María
Padre Juan Manuel del Río C.Ss.R




Belleza trasunta de Dios eres, 
derramada sobre el barro nuevo 
de la creación, María,
que hace del hombre un ser sagrado,
estética de luz difuminada desde un cielo conmovido,
cuando surges bella cual la aurora
que amanece desde las manos increadas 
y siempre creadoras del Dios que dice: 
hágase.

Y se hizo el mundo y surgió la vida
y surgiste tú, Mujer universal, María, 
donde no cabe más geometría 
que la del amor por Dios elaborada
cuando el Espíritu Santo aleteaba
sobre las aguas primordiales
para bañar de armonía tu concepción Inmaculada,
pensada en Mujer destinada 
a ser Madre del Dios increado
y del hombre por Él creado.

Eres, María, la Mujer por siempre gloriosa
venida al mundo en azul de cielo
como la paz a raudales derramada
que traspasa el alma con un rayo
de la luz increada del Dios
que al coronar de estrellas tu frente 
en el candor espléndido de tu ser
te hizo niña, mujer y madre.

Tu actitud de oración y súplica
es acuarela inmortalizada
en el fervor de los pueblos 
a tus plantas con humildad postrados.
Ternura es que alienta 
el amor y la confianza de tantos hijos
que al rezar te aclaman:
por Reina y Madre,
de cielos, tierra y corazones.

Iconografía santa eres, María, 
Tú, la siempre Inmaculada, 
enmarcada de azucenas
para embellecer la fragilidad 
de nuestro barro tan humano, 
que anhela recuperar su origen primigenio
hasta parecerse a la luz de los ángeles del cielo.

Y mientras con fervor los humanos 
el Ave María te rezamos
a tu alrededor aparecen cabecitas de querubes 
como volutas de incienso flotando en el espacio
para orlar tu imagen gloriosa
elevándose suavemente a la altura.

Un alborozo de alas en miniatura
hienden suavemente el aire
mientras tus labios absortos
parecen musitar una plegaria sencilla,
que es oración al Creador agradecida.

Admirados, te miramos, tú nos miras,
y al cruzarse nuestros ojos,
con temblor emocionado 
desde lo más hondo del anhelo,
el corazón prestadas toma las palabras
del Cantar de los Cantares,
para decirte con el cariño más sincero
salido del rincón más recóndito del alma: 
“Qué hermosa eres, María, amada mía,
qué hermosa eres”. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

ENCONTRÉ A LA VIRGEN MARÍA


Encontré a María 
Rafael Ángel Marañón




Mi vida entera y triste me la he pasado en vano 
Viviendo para el vicio, la altivez  y el pecado 
Rebelde contra todo me hallaba en tal estado 
Que todo mal hacía, orgulloso y ufano. 

Busqué la paz perdida y el santo amor cristiano, 
La santidad perdida, y ya desesperado 
Me encontré de María, la madre del amado, 
El poder que plegara mi talante pagano. 

El misterio de Dios que se encarna en humano, 
Toma forma en su cuerpo y moldea su vida, 
Engrandece su alma, y esta jamás olvida 
Que el ser que ha concebido es ya su santo hermano. 

Inclinó su cerviz sometida al llamado, 
Sin atisbo de duda o tarda resistencia 
A la entrega total, en perfecta obediencia, 
Y el prodigio del Cielo quedó ya realizado. 

Tomó su decisión esplendorosa y viva 
No ponderó otra opción, ya había sido elegida 
Para encarnar a Cristo, portadora de Vida 
Y a los que adoran es como ramo de oliva. 

LA BELLEZA DEL PERDÓN


La belleza del perdón
Autor: Padre Juan Carlos Ortega Rodríguez 


El Santo Padre nos recuerda cómo algunos cristianos han abandonado la práctica de este sacramento debido al profundo sentido de justicia que cultivan en su interior y que les lleva a "probar un sentimiento de indignidad ante la grandeza del don recibido. En realidad tienen razón en sentirse indignos" (Carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo, 15 de marzo de 2001, n.6). 

Parecería que estas palabras son contradictorias. Por una parte afirma el Papa que es bueno sentirnos indignos; pero por otra parece que este sentimiento nos aparta de uno de los principales sacramentos. 

En realidad la contradicción dependerá no del sentido de indignidad, que todos debemos experimentar, sino del fundamento de la indignidad. Nos hará mal si se funda en la justicia, en cambio será una ayuda si lo basamos en el amor. Me explicaré. 

La sociedad actual ha desarrollado fuertemente el sentido de justicia. Hace unos meses comentaba con un amigo este hecho que, aunque positivo, no es suficiente para saciar al ser humano. Más aún, si permanecemos en la sola justicia el hombre se empobrece pues su anhelo más profundo no se limita en ser justo sino que va más allá, deseando amar y ser amado. 

Uno de los síntomas de un matrimonio sano es cuando cada uno considera que recibe del otro más de lo que uno mismo merece, es decir, cuando uno se considera indigno de la persona amada. Cuando ambos se consideran indignos del otro es señal que su relación se basa en el amor y no en la justicia. 

En efecto, considerarse, en cierta medida, indigno de la persona amada ayuda a valorar los dones que de ella se recibe y ayuda a superar el sentido de culpabilidad por los propios errores. 

Si uno se considera indigno, valorará como algo gratuito y no merecido todo el cariño y entrega que de la persona amada recibe; en cambio, si uno se considera digno de tal amor, todos esos detalles serán recibidos como simple respuesta de justicia debida. 

De igual modo, uno acepta los propios errores de modo diverso dependiendo de si se vive en una actitud de amor o simplemente de justicia. Si la relación se basa en la justicia, nacerá un sentido de culpabilidad que no sanará incluso si la otra parte perdona, pues nunca se merece el perdón. 

Pero si la relación se basa en el amor, los fallos "lejos de deprimir el entusiasmo, le pondrá alas" (n. 9) para encontrar nuevos y mejores modos de manifestar el amor. 

Algo similar nos ocurre cuando consideramos nuestros pecados de cara a la constante fidelidad de Dios. Si mi relación con el Señor se basa en la justicia siempre me sentiré culpable e indigno y su amor de Dios, en vez de ayudarme, me abrumará e, incluso, no aceptaré su perdón pues no me lo 
merezco. 

Pero todo es diverso si mi relación con Él se funda en el amor. 

Cierto que probaremos, "como Pedro, el mismo sentimiento de indignidad ante la grandeza del don divino". Pero el amor será capaz de superar las consecuencias de mi indignidad. Llama la atención cómo Jesucristo no exige en primer lugar a Pedro que le pida perdón sino que se le ame: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas tú más que estos?" (Jn 21, 15) "Es sobre la base de este amor consciente de la propia fragilidad" que nacerá nuevamente la confianza y la entrega a la persona amada. 

Pedro, lleno de amor por el Maestro, y viéndose incapaz de obtener fruto, confía plenamente en su palabra. La pesca milagrosa es muy significativa. Cristo no pide a Pedro algo nuevo o diverso de lo que había realizado antes. Le pido lo mismo, lanzar las redes como hizo en la noche,pero en esta ocasión fiándose de su palabra. "Jesús pide un acto de confianza en su palabra" (n. 7). 

El cristiano que ama de verdad a Cristo, sabiéndose pecador e indigno, se acerca a la confesión. Sabe que por sí mismo no es capaz de cambiar, por eso se fía de Dios y de su perdón. Y regresa a su vida para lanzar nuevamente las redes con la seguridad de que la gracia alcanzada en la confesión iniciará a llenar sus redes de buenas obras. Cuando uno ama, el hecho de saberse indigno le impulsa a confiar en la persona amada, es decir, a fiarse plenamente de su amor. 

Pedro, porque ama al Señor, aunque se sienta indigno, no sólo confía en Él, sino que "se siente en la necesidad de testimoniar y de irradiar su amor". De igual modo, el cristiano que se sabe indigno pero ama, es impulsado por el amor a entregarse con más ahínco a la persona que ama para demostrarle que aquel error o fallo no expresa realmente lo que su corazón siente por Él. 

El cristiano es alguien que se sabe indigno de un Dios tan grande y por ello confía, ama y se entrega a Él. 

Quien se confiesa es aquella persona que, consciente de su pecado, desea escuchar del Señor las palabras: ’lanza otra vez tus redes, pero en esta ocasión confiando en mí’. 

Quien se confiesa es aquella persona que quiere decir a Dios: te amo, por eso, no tengas en cuanta mis pecados sino la fe y el amor de mi corazón.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL COBRE


ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA 
 DE LA CARIDAD DEL COBRE
 “Por el Papa Francisco y su visita a Cuba”



Oh, Dios, Padre bueno y rico en misericordia:

por intercesión de la Virgen de la Caridad,

Madre de tu Hijo y Madre nuestra,

dirige tu mirada amorosa

y derrama tu gracia

sobre tu siervo el Papa Francisco,

a quien has hecho

Pastor de la Iglesia Universal.

Concédele que su palabra y testimonio de amor

lleguen al corazón del pueblo cubano,

que él viene a visitar

como Misionero de la misericordia.

Te lo pedimos a Ti,

que vives y reinas con Jesucristo, tu Hijo,

en la unidad del Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos.  Amén.

LA IGLESIA EN CUBA LANZA NOVENA A LA VIRGEN DE LA CARIDAD EN ESPERA DEL PAPA FRANCISCO


Iglesia en Cuba lanza novena a la Virgen de la Caridad en espera del Papa Francisco




LA HABANA, 18 Ago. 15 / 12:09 pm (ACI).- La Iglesia en Cuba invitó a la población a participar en la novena a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona del país, como parte de su preparación para la visita del Papa Francisco del 19 al 22 de septiembre, “quien llegará a nuestra patria como ‘Misionero de la Misericordia’”.

En un mensaje divulgado en su sitio web, la Conferencia Episcopal Cubana (CEC), afirmó que la devoción “a nuestra Madre de la Caridad –cuya solemnidad es el 8 de septiembre– moviliza no sólo a los miembros de las comunidades que forman las parroquias sino que despierta el corazón creyente de nuestro pueblo”.

“Por eso la convocatoria la hace Ella que, con su corazón de Madre, atrae a todos sin excluir a nadie; personas tan distintas y en situaciones o etapas de la vida muy diferentes se sienten atraídos, en los campos y las ciudades, en las casas por los barrios y pueblos, en los hospitales y en las cárceles”, afirmó el texto del Episcopado.

La CEC dijo que “este es uno de los momentos más propicios para la misión y quisiéramos vivir este tiempo de Gracia intensamente, sin ahorrar esfuerzos, y según la invitación del Plan Pastoral a la ‘Conversión pastoral’ ayudar a allanar el camino para que todos puedan tener una experiencia de Dios más sencilla y profunda, puedan sentirse acogidos y reconocerse como miembros de la familia de Jesús que es la Iglesia”.

“Este año, además, podremos vivir éstas celebraciones en las vísperas de la visita del Papa Francisco (…), por lo que será una gran oportunidad de preparar a nuestro pueblo para acoger a quien llegará a nuestra patria como ‘Misionero de la Misericordia’. La alegría que ha generado su visita es asombrosa y ha despertado una gran expectativa, que renueva la esperanza y anima a comprometernos en trabajar por construir entre todos una patria de hermanos”.

En ese sentido, los obispos recordaron “la bellísima carta” que Francisco envió el año pasado para esta fiesta mariana. “Los tres verbos alegrarse, levantarse y perseverar que nos invitó a practicar a ejemplo de María todavía aparecen en carteles en algunas Casas de Misión y templos”, afirmaron.

En lo que va de su Pontificado, el Papa ha tenido diversos gestos hacia la devoción de la Virgen de la Caridad, como la carta que envió al pueblo cubano el año pasado con motivo de esta fiesta mariana, y la decisión de colocar su imagen en los Jardines Vaticanos. Asimismo, en 2014 Francisco también declaró “Solemnidad” a esta festividad.

¿Cómo celebrar la novena?

Para celebrar la novena, los obispos recomendaron “preparar un lugar digno con la imagen de la Virgen”, la Biblia, una vela y cuatro hojas para anotar a los difuntos, enfermos, presos y las situaciones “por las que deseamos especialmente rezar”.

También invitaron a “preparar cada día de la Novena, buscando crear un clima familiar” para “compartir sus experiencias” e iniciar y culminar los encuentros con cantos. Además aconsejaron que quien guíe “debe conocer muy bien” el texto bíblico que se leerá.

Indicaron que la reflexión “es el tiempo para conocer la enseñanza de la Iglesia, en esta Novena seguiremos lo que nos dice el Papa Francisco en ‘La alegría del Evangelio’ y en la invitación ‘El rostro de la Misericordia’ por el Año Santo, también de algunas catequesis ocasionales y el Plan de Pastoral 2014-2020 ‘Por el camino de Emaús’”.

Asimismo, recomendaron preparar las intenciones o peticiones “para que algunos las lean creando un clima de oración y confianza fraterna, después agregamos otras libremente”.

Como parte de la novena, los obispos invitaron a “preparar una caja o un canasto, con algún letrero alusivo a la Caridad hacia los más pobres e invitar que a lo largo de la Novena vayamos ofreciendo algo que exprese nuestra solidaridad hacia los más necesitados: ropa, alimentos, medicinas, aseo… y ponernos de acuerdo para entregárselo a quienes consideramos que más lo necesitan en el barrio”.

La CEC recordó que muchas de las personas que van a las novenas “no participan habitualmente de la vida de la Iglesia”, por eso es una oportunidad para difundir los horarios de Misas, cómo pedir los Bautizos de niños, y para catequizar y dar a conocer todo lo referente a la visita del Papa Francisco. “No sólo darle la información, sino también seguimiento a quien esté interesado, motivarlo…”.

Finalmente, los obispos invitaron a rezar antes del canto final la oración “Por el Papa Francisco y su visita a Cuba”, que es la siguiente:

Oh, Dios, Padre bueno y rico en misericordia:

por intercesión de la Virgen de la Caridad,

Madre de tu Hijo y Madre nuestra,

dirige tu mirada amorosa

y derrama tu gracia

sobre tu siervo el Papa Francisco,

a quien has hecho

Pastor de la Iglesia Universal.

Concédele que su palabra y testimonio de amor

lleguen al corazón del pueblo cubano,

que él viene a visitar

como Misionero de la misericordia.

Te lo pedimos a Ti,

que vives y reinas con Jesucristo, tu Hijo,

en la unidad del Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos.  Amén.


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