sábado, 24 de septiembre de 2016

NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, ADVOCACIÓN MARIANA, 24 DE SEPTIEMBRE


Hoy 24 de septiembre celebramos la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, la Virgen de la Misericordia



 (ACI).- Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen de la Merced que significa “misericordia”, advocación que se remonta al siglo XIII cuando la Virgen se le aparece a San Pedro Nolasco y lo anima a seguir liberando a los cristianos esclavos.

En esa época los moros saqueaban las costas y se llevaban a los cristianos como esclavos a África. En esa horrenda condición, muchos perdían la fe al pensar que Dios los había abandonado.

Pedro Nolasco, al ver esta situación, vendió hasta su propio patrimonio para liberar a los cautivos. De igual modo, formó un grupo para organizar expediciones y negociar redenciones. Cuando se les acabó el dinero, entonces pidieron limosnas. Sin embargo, las ayudas también se terminaron.


Es aquí que Nolasco pide a Dios que le ayude. En respuesta, la Virgen se le aparece y le solicita que funde una congregación para redimir cautivos.

Nolasco le preguntó: “¡Oh Virgen María, madre de gracia, madre de misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?”

Y María respondió diciendo: “No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel es decir, entre los cristianos y serán signo de contradicción para muchos”.

Ante este deseo, se funda la orden de los Mercedarios el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España, y San Pedro Nolasco fue nombrado por el Papa Gregorio IX como Superior General.

Los integrantes, aparte de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto en el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos y que se quedarían en lugar de un cautivo que estuviese en peligro de perder la fe, cuando el dinero no alcanzara para lograr su liberación.


Más adelante, en el año 1696, el Papa Inocencio XII fijó el 24 de septiembre como la Fiesta de la Virgen de la Merced en toda la Iglesia.

Cuando los frailes mercedarios llegan a América, llevan también la devoción a la Virgen de la Merced. La cual se propagó en República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina y muchos otros países, donde es conocida y amada.

ORACIÓN POR LA VIDA


Oración por la vida 
Escrita por Juan Pablo II


Oh María, aurora del mundo nuevo, Madre de los vivientes, a Ti confiamos la causa de la vida: mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se impide nacer, de pobres a quienes se hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad. 

Haz que quienes creen en tu Hijo sepan anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. 
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo, la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia, para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador y amante de la vida. Amén

EL CORAZÓN GENEROSO Y TIERNO DE MARÍA


El Corazón generoso y tierno de María
¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo.


Por: Oscar Colorado Nates | Fuente: Catholic.net 




Santa María no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús. Una vida y un corazón humanos pero de Jesús. ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo. Tú y yo tenemos su propio corazón como un escalón a la Puerta Santa que es Jesús. Con el ejemplo de la Santa Madre de Dios, no solo sabemos que podemos amar a Cristo, debemos amarle así porque la tenemos a Ella misma como intercesora.

Corazón generoso y tierno corazón como por naturaleza es el de toda mujer que es madre, el de María nos inspira profundamente. Y podríamos admirar a la Virgen por amar al Niño Dios, de igual manera que admiramos a cualquier madre que sostiene a su pequeño en los brazos. Pero el corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. Había decidido reservar su corazón a Dios sin necesitar algún prodigio. En la Anunciación se consuma la previa entrega que ya se había realizado. ¿Cómo nos extraña entonces que haya podido pronunciar esas palabras que la han subido a la cúspide de la Fe "Hágase en mí según tu palabra"? Pensándolo con mayor hondura el corazón de María, sí es corazón humano, no solo era capaz de eso, sino de mucho más.

El corazón amoroso y entregado es, en su generosidad, un corazón fiel: Un corazón humano al pie de la cruz. Si con facilidad podíamos imaginar la ternura de la escena en el pesebre, con gran dificultad podemos apenas hacer un esbozo en la imaginación de la Santísima Virgen recibiendo de José de Arimatea el cuerpo ensangrentado de su hijo. ¿Cómo imaginar el dolor de una Madre que limpia, con mano trémula, la sangre de su hijo? Remueve en lo más profundo aún a nuestro propio y durísimo corazón el pensar en la mirada de María ante el rostro desfigurado y atrozmente golpeado de Jesucristo. Y su corazón dolido estaba ahí, fiel, al pie de la cruz. ¿Dónde está nuestra corazón? ¿Al pie de la cruz como el de la Santísima Virgen o escondido y alejado como el de los discípulos que abandonaron al Señor?

El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio. Su corazón es, además de ejemplo y con dignidad sobresaliente para ser admirado, el consuelo para la aflicción. ¿Cuánto no comprenderás nuestros humanos dolores ella que enfrentó el dolor más profundo que se pueda experimentar?

Pero el corazón humano de nuestra Madre en Cristo no solo es un ejemplo de ternura amorosa o de abyecto dolor. María en su corazón es la Madre del buen consejo, y quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Poderoso corazón el de María, que puede convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. El corazón entregado de María debería enseñarlos a pedirle confiados a Dios: "Padre, mi corazón puede poco ¡Haz que te ame mas!".


Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guíe.

El corazón humano de María. Humano. Como el tuyo y como el mío.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 24 DE SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 24



¿Has pensado alguna vez en lo que serías capaz de hacer si tú quisieras?

Si quisieras, podrías desparramar a tu alrededor semillas de alegría y de optimismo.

Si quisieras, podrías alargar tu mano para que otros se tomaran de ella, y juntos pudieran seguir adelante cada uno en su deber.

Si quisieras, todos verían en ti una luz que los guiara en su camino, un compañero que suavizara la monotonía del viaje, un amigo que brindara comprensión y afecto.

Si quisieras, podrías hacer muchas cosas para bien tuyo y de los demás.

Si quisieras, podrías hacer todo eso y mucho más.

Si quisieras... si quisieras...

¿Por qué no quieres?

“Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; que tu espíritu bondadoso me conduzca por una tierra llana” (Sal 143,10). Pide todos los días que el Señor te dé la fuerza que necesitas para serle fiel en el cumplimiento de su voluntad; rézale con atención y fervor: “Hágase tu voluntad, haz que mi voluntad desaparezca para que aparezca solamente la tuya; que yo no quiera sino lo que tú quieres”.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA!!!

viernes, 23 de septiembre de 2016

ORACIÓN A SAN PÍO DE PIETRELCINA


Oración al Padre Pío



Bienaventurado P. Pío, testigo de fe y de amor. Admiramos tu vida como fraile Capuchino, como sacerdote y como testigo fiel de Cristo. El dolor marcó tu vida y te llamamos "Un crucificado sin Cruz".

El amor te llevó a preocuparte por los enfermos, a atraer a los pecadores, a vivir profundamente el misterio de la Eucaristía y del perdón.

Fuiste un poderoso intercesor ante Dios en tu vida, y sigues ahora en el cielo haciendo bien e intercediendo por nosotros.

Queremos contar con tu ayuda. Ruega por nosotros.

Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 23 DE SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 23


Los días van pasando; una tras otra se van arrancando las hojas del calendario; cada día faltan menos hojas por arrancar.
Los días son semejantes a ese puñado de agua que se nos escurre entre las manos, por más que lo queramos retener.

La vida va pasando, nosotros vamos pasando, pero hay algo que queda; la vida tiene una proyección que permanece; lo bueno y lo malo que en la vida hagamos deja una estela, tanto en nosotros como en los demás.

No podemos decir, con verdad, que lo que hagamos en la vida sea algo sin importancia; nada es pequeño e insignificante si trasciende al tiempo y tiene repercusión en la eternidad.

“Y por medio de Él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios, que celebran su Nombre. Hagan siempre el bien y compartan lo que poseen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios” (Heb 13,15-16). No ofrezcamos a Dios los sacrificios que nos agradan a nosotros; ofrezcámosle los que le agradan a Él. “yo quiero amor, y no sacrificios; conocimiento de Dios más que holocaustos” (OS 6,6).


* P. Alfonso Milagro

LA BILOCACIÓN DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA


Bilocación del P. Pío



La bilocación es la presencia de una persona en dos lugares distintos. Muchos santos tuvieron este fenómeno místico, entre ellos: san Francisco de Asís, san Antonio de Padua, santa Ludwina, san Martín de Porres, san José de Cupertino, san Alfonso de Ligorio, san Juan Bosco, etc. No es fácil explicarlo. Hay varias teorías al respecto.

Una vez el cardenal Merry del Val contó al papa Pío XII que había visto al padre Pío rezando en la basílica de San Pedro frente a la tumba de san Pío X, el día de la canonización de santa Teresita. El papa preguntó al beato Don Orione qué pensaba del asunto. Don Oriorie respondió: “Yo también lo vi. Estaba arrodillado rezando a san Pío X. Me miró sonriente y luego desapareció”.

Sucede –explican– que en el lugar de partida la presencia del místico es física, pero en un estado de reposo absoluto; mientras que en el lugar de llegada está sólo en espíritu pero visualizado en una aparición. O viceversa: en el lugar de partida hay una presencia espiritual, y en el de llegada, corporal. ¡Qué maravilloso es el poder de Dios!


* Enviado por el P. Natalio

SAN PÍO DE PITRELCINA, 23 DE SEPTIEMBRE


San Pío de Pietrelcina
23 de septiembre


El padre Francesco Forgione nació en Pietrelcina, provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Sus padres fueron Horacio Forgione y María Giuseppa. Creció dentro de una familia humilde, pero como un día él mismo dijo, nunca careció de nada.

Fue un niño muy sensible y espiritual. En la Iglesia Santa María de los Ángeles, la cual se podría decir fue como su hogar, fue bautizado, hizo la Primera Comunión y la Confirmación. También en esta misma Iglesia fue donde a los cinco años se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús. Más adelante empieza a tener apariciones de la Virgen María que durarían por el resto de su vida.

Ingresó a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone en enero de 1903. El día anterior de entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús con su Santísima Madre. En esta visión Jesús puso su mano en el hombro de Francisco, dándole coraje y fortaleza para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habló suave, sutil y maternalmente penetrando en lo más profundo de su alma.

Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Beneveto, y en febrero de ese año se estableció en San Giovanni Rotondo, donde permaneció hasta su muerte, el 23 de setiembre de 1968.

FELIZ VIERNES!!!

jueves, 22 de septiembre de 2016

LA DEFENSA DE UNA MADRE


La defensa de una madre


1)  Para saber
El 15 de Septiembre en la liturgia se celebró a Nuestra Señora de los Dolores. Por ese motivo el Papa Francisco señaló que la Virgen María, al pie de la Cruz de Jesús, estaba en un verdadero martirio, “nos da a luz en ese momento con tanto dolor… Y, desde ese momento, Ella se vuelve nuestra Madre, aquella que nos cuida y no se avergüenza de nosotros: nos defiende, nos cuida porque es madre de todos los cristianos y bajo su manto “no puede entrar el diablo”.

El Santo Padre recordó que los primeros místicos rusos buscaron refugio en el manto de Santa María, pues “es madre y defiende como una madre”. Luego el Occidente tomó este consejo e hizo la primera antífona mariana ‘Sub tuum praesidium’ (Bajo tu amparo), ‘Bajo tu manto, oh Madre, estamos seguros’ ”.

2) Para pensar
Se cuenta que en un día caluroso de verano en el sur de Florida, un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. Su mamá desde la casa lo miraba por la ventana, y vio con horror lo que venía: un caimán se acercaba. Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que podía. Al oírla el niño se alarmó y nadó hacia su mamá. Pero era demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus brazos, justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo era más fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada y su amor no la abandonaba.

Un señor, al oír los gritos, se apresuró al lugar con una pistola y mató al cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus piernas. El niño se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y dijo: "Pero las que usted debe de ver son estas".

Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque mamá no me soltó y me salvó la vida". Alguien decía que también tenemos cicatrices de un pasado doloroso, pero es porque la Virgen nos ha agarrado fuerte para que no caigamos en las garras del mal.

3) Para vivir
Francisco recordó que, siendo Arzobispo, visitaba a los presos en las cárceles y se encontraba con una fila de mujeres que esperaban entrar. “Eran mamás. No se avergonzaban… estas mujeres sufrían humillaciones y vergüenza de lo que oían: “¡Pero mira a esa! ¿Qué habrá hecho su hijo?" O por lo que los controles les hacían antes de entrar”.

Así también María estaba con su Hijo sufriendo humillaciones. Al pie de la cruz, escuchaba: “¡Esa es la madre del delincuente!” o a los sacerdotes: ‘Si eres tan hábil y capaz ¡baja! ¡Baja!’.

Pero María no se fue. ¡No renegó de su Hijo!”. Francisco precisó que María tampoco reniega de nosotros. “Los cristianos tenemos una Madre, la misma de Jesús. Tenemos un Padre, el mismo de Jesús. ¡No somos huérfanos! Tenemos a una Madre que nos defiende, nos enseña, nos acompaña; que no se avergüenza de nuestros pecados” dijo.

“¡Que el Espíritu Santo, este amigo que el Señor nos ha enviado, nos haga comprender este misterio tan grande de la maternidad de María!” concluyó el Papa.


* Pbro. José Martínez Colín

DÓNDE ENCONTRAMOS LA MISERICORDIA DE DIOS?


¿Dónde encontrarnos la misericordia de Dios?
Cinco medios para experimentar a este Dios rico en misericordia.


Por: P. Eugenio Lira Rugarcía | Fuente: Libro: ¡Venga a mí! La Divina Misericordia 




El padre Eugenio Lira Rugarcía en su libro ¡Venga a mí! La Divina Misericordia nos recuerda cinco medios para experimentar a este Dios rico en misericordia.

 

1- MEDITACIÓN ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS

“Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo” .  De ahí que el Magisterio de la Iglesia nos recomiende la lectura asidua de la Palabra de Dios , ya que en ella Dios conversa con nosotros  Por eso el Salmista proclama: Antorcha para mis pies es tu Palabra, luz en mi sendero (Sal 119,105).

Si, por nuestro bien debemos conocerla, meditarla, vivirla y anunciarla, a la luz de la Tradición de la Iglesia y del Magisterio : “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó sobre roca (Mt 7, 24). Consciente de esto, aún en medio de su locura, don Quijote afirmaba de las letras divinas: “tienen por blanco llevar y encaminar las almas al cielo, que a un fin tan sin fin como éste ninguno otro se le puede igualar” .

Sin embargo, hay quienes no le dan importancia; y mezclando la fe con supersticiones, dejan que cualquier libro o película les confunda y les arrebate esa preciosa semilla. Otros se entusiasman de momento, pero al no ser constantes están débiles, y cuando les llega un problema, lo dejan todo. En cambio, quienes reciben la Palabra de Dios, y confiando en su eficacia la meditan con la guía de la Iglesia y la alimentan con los Sacramentos y la oración, dan tal fruto, que son capaces de resistir la adversidad, sabiendo que los sufrimientos de esta vida no se comparan con la felicidad que nos espera.


2- CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA

En la Liturgia está presente Cristo , quien uniéndonos por el Bautismo a su Cuerpo, que es la Iglesia, nos permite ofrecerlo y ofrecernos juntamente con Él, para participar, con la fuerza del Espíritu Santo, en su alabanza y adoración al Padre, fortaleciéndonos en la unidad, y llenándonos del poder transformador de Dios para ser signo e instrumento de salvación para toda la humanidad, participando también de lo que será la Liturgia celestial. De entre los miembros de este Cuerpo, el Señor llama a algunos para que, a través del sacramento del Orden sacerdotal representen a Cristo como Cabeza del Cuerpo, anunciando la Palabra de Dios, guiando a la comunidad, y presidiendo la liturgia, especialmente los sacramentos, entre los que destaca la Eucaristía, donde Él se nos entrega para comunicarnos todo el poder salvífico de su pasión, muerte y resurrección, por el que nos une a la Santísima Trinidad y a toda la Iglesia; con la Virgen María y los santos, con el Papa, con el propio Obispo, con todo el clero y con el pueblo de Dios entero, dándonos la esperanza de alcanzar la vida eterna y resucitar con Él el último día, fortaleciéndonos así para vivir el amor y ser constructores de unidad en nuestra familia y en nuestros ambientes, siendo solidarios particularmente con que más nos necesitan.


3- LA EUCARISTÍA, SACRAMENTO DE MISERICORDIA

Esto es mi cuerpo.. esta es mi sangre (Mt 26, 26-28). El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna (Jn 6, 54). Por eso, el propio Jesús exhortaba a santa Faustina: No dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído gravemente... Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión . Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma

En el año 304, durante la persecución de Diocleciano, en Abitina,  cristianos fueron arrestados un domingo mientras celebraban la Eucaristía. Cuando el procónsul les preguntó por qué habían desobedecido la prohibición del emperador, sabiendo que el castigo sería la muerte, uno de ellos respondió: “sin la Eucaristía dominical no podemos vivir”. 70A los cristianos de hoy, el Papa Benedicto XVI nos ha dicho: “Participar en la celebración dominical, alimentarse del Pan eucarístico y experimentar la comunión de los hermanos y las hermanas en Cristo, es una necesidad... es una alegría”. En ella podemos encontrar “la energía necesaria para el camino que debemos recorrer cada semana”

Procuremos comulgar con frecuencia, participando siempre en la Misa Dominical. Dediquemos también algunos momentos a visitar al Santísimo Sacramento . “Es hermoso estar con Él –decía Juan Pablo II- y, reclinados sobre su pecho como el discípulo predilecto (cf. Jn 13, 25), palpar el amor infinito de su corazón”.  Y si tenemos conciencia de estar en pecado grave, recordemos que antes de Comulgar debemos primero recibir el sacramento de la Reconciliación .

 
4- LA CONFESIÓN: EXPERIENCIA DE MISERICORDIA

No es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno sólo (Mt 18, 14). El pecado nos degrada, nos aleja de Dios y de los hermanos, y nos arrebata la vida. Pero Dios, que nos sigue amando, nos busca y nos ofrece en el Sacramento de la Penitencia el perdón que nos reconcilia con Él y con la Iglesia . “Como se deduce de la parábola del hijo pródigo, la reconciliación es un don de Dios, una iniciativa suya” . Y “todo lo que el Hijo de Dios obró y enseñó para la reconciliación del mundo, no lo conocemos solamente por la historia de sus acciones pasadas, sino que lo sentimos también en la eficacia de lo que él realiza en el presente” .

Esto, gracias a que la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a sus apóstoles y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos (Jn 20, 22-23) . Por eso, San Pablo afirma: “Dios nos ha confiado el misterio de la reconciliación... y la palabra de reconciliación” (2 Cor 5, 18 s.). En el Sacramento de la Penitencia, el Padre, con la fuerza del Espíritu Santo, a través de sus sacerdotes que son presencia y prolongación de Jesús Buen Pastor, corre hacia nosotros para abrazarnos y colmarnos de su amor, y la Iglesia se alegra por la vuelta de aquél hermano que estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado (Lc 15, 32).

Jesús es el cordero de Dios que, con su sacrificio, quita el pecado del Mundo (Cfr. Jn 1, 29. Por eso, Él, que ha venido no para condenar, sino para perdonar y salvar (Cfr. Jn 3, 16), nos invita a acercarnos con confianza a la confesión, donde por su voluntad, el Sacerdote, ministro de la Penitencia, actúa “in persona Christi”. Así se lo comentó a Santa Faustina: El sacerdote, cuando Me sustituye, no es él quien obra, sino Yo a través de él ;79 Como tú te comportarás con el confesor, así Yo Me comportaré contigo .

5- LA ORACIÓN

Una persona subió con entusiasmo a un pequeño barco, con el deseo de aventurarse en el mar. Al zarpar, con emoción sintió la brisa y admiró la inmensidad y la belleza del océano. Pero después, a causa del movimiento, experimentó un terrible mareo. Entonces, el capitán le dijo: “si no quiere sentirse mal, mire hacia arriba”. ¡Qué buen consejo para quienes surcamos el gran mar de la vida!: miremos hacia arriba, para no marearnos, ni con los bienes del mundo, ni con las crisis y problemas. Y mirar hacia arriba es hacer oración, escuchando a Jesús que nos dice: Permaneced en mí, como yo en vosotros (Jn 15,4).

“Para mí, -escribe Santa Teresa del Niño Jesús- la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor, tanto en la prueba como en la alegría” .  Necesitamos orar para pedir ayuda, dar gracias, alabar, adorar, contemplar, y escuchar a Dios, abriéndole el corazón a Él y al prójimo . ¡En la oración, es Dios quien nos busca para saciar nuestra sed de una vida plena y eternamente feliz! .  De ahí que Santa Teresa de Ávila diga: “Si alguien no ha empezado a hacer oración...yo le ruego por amor de Dios, que no deje de hacer esto que le va a traer tantos bienes espirituales. En hacerla no hay ningún mal que temer y si mucho bien que esperar” .

Habla con tu Dios que es el Amor y la Misericordia Misma , exhortó el Señor a Santa Faustina. Pero ¿cómo orar?; con humildad , confianza y perseverancia . Pidan y se les dará, ha prometido Jesús. Sin embargo, quizá alguno diga: “Muchas veces he pedido y no he recibido. Orar no sirve para nada”. Pero seguramente lo que le sucede es aquello que Santa Teresa describe así: “Algunos quisieran tener aquí en la tierra todo lo que desean y luego en el cielo que no les faltase nada. Eso me parece andar a paso de gallina, escarbando entre el basurero” .  ¡No perdamos el tiempo, ni entorpezcamos nuestro camino!; creer en Dios es fiarse de Él, sabiendo que nos da lo que más nos conviene, no para una alegría pasajera, sino para nuestra felicidad plena y eterna.

LA PERSEVERANCIA, UN DON ESPECIAL


La perseverancia, un don especial
A veces se viene como un cansancio, una flojera, como una desgana espiritual y entonces tenemos que pedir este don.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Dice el refrán: "El que persevera alcanza". De nada nos sirve empezar con mucho afán algo que queremos lograr si no tenemos perseverancia. La mitad de los anhelos en nuestra vida se nos quedan en eso, en anhelos, en deseos, en sueños no realizados... y si analizamos bien el por qué no se hicieron realidad fue porque nos faltó perseverancia.

La perseverancia es la firmeza y constancia en la ejecución de los propósitos y en las resoluciones del ánimo. Cuanta cosa emprendemos en la vida tienen que tener perseverancia pues sin ella, todo lo emprendido se irá diluyendo como agua en nuestras manos, como humo en el azul del cielo. El ánimo resuelto ante una cosa que emprendemos y la voluntad firme nos llevará al éxito.

Cuando fracasamos no solemos reconocer que generalmente fueron la falta de esos factores, tan importantes y necesarios, lo que hizo que no llegáramos a obtener los resultados que esperábamos. Siempre encontramos otras causas para "echarle la culpa" a nuestras derrotas, a nuestras frustraciones. Nada podemos lograr sin disciplina y perseverancia, en lo físico, en lo intelectual como en lo espiritual. Nadie logrará tener un cuerpo bien modelado o poderosamente musculoso sin hacer ejercicio día con día, no le va a bastar correr y sudar, o pasarse todo un día en el gimnasio si es tan solo por una sola vez.

No le va a bastar al que quiere cultivar su mente leer todo un día cuanto libro tenga a su alcance si no lo vuelve a repetir, si no impone una vida de constante lectura y estudio y no adelantaremos en nuestra vida espiritual sin tan solo nos dejamos llevar por arrebatos místicos, con promesas a Dios de rezar más, de amar más a nuestro prójimo y tener una vida más apegada a los sacramentos, de ir más a la iglesia si todo esto es como "llamarada de petate", como algo que empezamos con mucho ímpetu y ardor y enseguida nos cansamos y pronto olvidamos todo ese entusiasmo porque eso cuesta, porque nos está pidiendo un gran esfuerzo, porque esos proyectos nos piden disciplina y perseverancia.

En el aspecto espiritual tal vez haya personas que al mirar su vida pasada encuentren una trayectoria directa con Dios a pesar de las caídas y miserias naturales de la debilidad humana, pero... ¿y la perseverancia final?

A veces con los años se viene como un cansancio, como una flojera, como una desgana espiritual. Ya no hay el ardor juvenil, se fueron los días en que el alma ponía en juego toda su fuerza para los sacrificios y la voluntad estaba al servicio de la fogosidad del espíritu para agradar a Dios. Es el momento del peligro. Peligro de abandonar el estar en pie de lucha.

El enemigo, el demonio ha esperado mucho tiempo, muchos años ese momento, este atardecer de nuestra vida, este estado de pereza espiritual. Ha esperado y ya saborea su triunfo al vernos flaquear, al ver nuestra tibieza, como poco a poco vamos dejando a un lado el sentido de nuestra fe y llenándonos de dudas acabamos por permanecer indolentes a todo lo referente a nuestra vida espiritual.

Ante esta circunstancia, pidamos como un don especial, que acompañe hasta nuestro último día la perseverancia final.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 22 DE SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 22


Dicen que el rostro es el espejo del alma; en él se manifiestan los distintos estados anímicos, las distintas disposiciones internas.
Si no quieres que tu rostro refleje la cólera o el mal humor, no lo fomentes en tu interior; no ofrezcas a tus familiares, a tus dependientes, a quienes tratan contigo o se mueven a tu alrededor, la triste escena de un rostro amargo, aplastado y repelente.
Ofrece más bien un aspecto alegre, optimista, emprendedor; la sonrisa es siempre más atractiva que el ceño adusto o el gesto amargo.

Y no sólo más atractiva sino también más constructiva; serás más, conseguirás más, serás más útil si en tu interior fomentas el orden, la tranquilidad y una serena paz.

Los demás te aceptarán mejor porque en tu exterior, en tu rostro, aparecerá tu interior.

“Yo glorifico a mi Dios, el Rey del cielo y mi alma proclama con gozo su grandeza; que todos lo celebren en Jerusalén” (Tob 13,9). Tú tienes sobrados motivos para alabar al Señor y para dedicarte a que todos cuantos te rodean se dediquen también a alabarlo. Todo lo has recibido de Él; vive permanentemente en acción de gracias.


* P. Alfonso Milagro

BIENVENIDOS!!


miércoles, 21 de septiembre de 2016

A QUIÉN ADMIRAS TÚ?


¿A quién admiras tú? 



La Iglesia católica reconoció recientemente en Roma la santidad de la Madre Teresa de Calcuta. La santa de la sonrisa. La patrona de los pobres. La santa de las cloacas. Y en ella reconoció la luz de Dios en su vida. La ventana abierta al cielo en sus obras, en el misterio de su amor crucificado.

El otro día leía: “Esa es la diferencia entre el ídolo y el icono. El icono refleja algo que está más allá. Al ídolo lo admiramos en sí mismo. Se agota en sí. Tiene algo de vacío. El santo es, para nosotros, un icono, una ventana abierta a la divinidad”.

Los santos tienen algo de frescura. Murieron pero siguen vivos. Vivos en sus palabras, en sus obras. Vivos en aquellos que siguieron su estilo, su forma de vida, su manera de amar. Vivos porque nunca muere aquel que vive para Dios.

El icono vive vuelto hacia Dios. Sin Él su vida carece de sentido. No se ha buscado a sí mismo. No quiere ser el santo más grande, el más famoso. No pretende ser el hijo más valioso del Padre. Simplemente sabe que es amado por Dios profundamente y ese amor lo sostiene.

Los santos despiertan en nuestro corazón el deseo de aspirar a grandes cosas. Los ídolos no nos llevan a Dios, se agotan en ellos mismos. Pasan y se olvidan con el paso del tiempo. Sus gestas quedan en los libros de records, en las estadísticas. Pero no han cambiado el mundo con su paso.

Todos necesitamos ídolos a los que admirar. Y santos a los que seguir. La calidad de nuestros ídolos determina nuestra propia calidad humana. ¿Quién es mi ídolo? ¿A quién admiro? El ídolo refleja algo de esa belleza que anhelo.

Pero al mismo tiempo necesito santos a los que seguir. Santos que sean una ventana humana abierta al cielo. Una ventana de aire fresco en mi vida que me empuje a realizar grandes gestas, a soñar alto. Santos vivos que me ayuden a cambiar mi forma de vivir y de amar.

¿A quién sigo? ¿A quién busco? ¿Cuáles son mis santos preferidos? Esos santos me abren el corazón de Dios. Me muestran con sus vidas algo de la belleza de Jesús. Pero no nos detenemos en ellos. Vamos más allá.

Dice un aforismo: “Cuando el sabio apunta al cielo, el necio mira el dedo”. Miro a los santos. Miro el dedo apuntando al cielo. Y voy más allá de sus límites humanos.

Busco al Dios que late en el corazón de la Madre Teresa. Al Jesús que cautivó hondamente su corazón de hija. Busco a ese Dios que me ama a mí. Que late también en mí.

Porque sé que necesito la conversión del alma para vivir en plenitud. Necesito escuchar que el cielo se alegra cuando yo me convierta de verdad.

Quiero ser santo. No para ser canonizado. No para ser recordado. No para hacerlo todo bien. Sino para vivir en esa ventana abierta, en esa puerta a la que Él llega a darme un abrazo diario. A decirme que me quiere y acoge. Para recordarme todo lo que valgo.

Quiero ser santo para ser yo puente, ventana, puerta. Y no barrera que no deje ver el rostro de Dios. Quiero ser trasparente de Dios. Fuente de la que otros puedan beber esa agua que viene de Dios.

Santidad no es perfección, ni hacer bien todo lo que me proponga. Un santo es un héroe mortal y pecador, que siempre que cae se levanta de nuevo. Que se conoce y pone a disposición de Dios las pasiones de su alma.

Como decía el padre José Kentenich, es necesario “abordar la tarea de descubrir nuestro mundo interior. Y hacerlo de la manera más plena posible. Nuestro mundo interior que es más insondable que el mar. Las pasiones son las que nos pueden convertir en canallas y también, cuando sabemos administrarlas rectamente, las que nos pueden convertir en santos o al menos en apóstoles útiles”.

La santidad consiste entonces más bien en dejarme hacer por Dios. Desde el barro de mi alma, desde esas pasiones mías que me pueden llevar por un camino o por otro.

Se trata de no querer yo retener las riendas de mi vida. ¡Cuánto me cuesta dejar a Dios el sitio desde el que gobierno mi vida! Me cuesta hacerme a un lado para que mi vida sea la suya, en la que Él brille y yo esté oculto. En mi carne, su luz. En mi vida, su fuego.

Veo a la Madre Teresa canonizada y me dan ganas de ser más generoso, de buscar más a Dios, de mirar con misericordia a los desamparados, a los abandonados.

No quiero pasar de largo por la vida de los hombres. Quiero ser un signo del amor de Dios para los que son más despreciados. No quiero esconderme en mi burbuja y pensar que todo está bien, tranquilo. Hay tanta sed. Tienen tanta sed. Y yo no tengo agua, pero el agua me viene de Jesús. Él, que también tiene sed, tiene el agua viva que sacia mi sed. Lo miro a Él. Me dejo hacer por Él.


*Aleteia

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 21 DE SEPTIEMBRE

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Setiembre 21


Hay una persona a la que no es conveniente perdonarle nada; esa persona eres tú y nadie más que tú.

Hay una persona con la que debes ser en extremo exigente; esa persona eres tú, pero nadie más que tú.

Hay una persona con la que debes mostrarte rígido y duro; pero no te confundas: esa persona eres tú, pero nadie más que tú.

Hay una persona con la que nunca debes mostrarte indulgente; esa persona eres tú y nadie más que tú.

¿No alteras con frecuencia los términos, siendo indulgente contigo y duro con los demás, suave y complaciente contigo y violento y áspero con los demás?

En este caso el orden de factores sí que altera el producto y lo altera fundamentalmente.

“Si no me escuchan y no cumplen todos estos mandamientos; si desprecian mis preceptos y muestran aversión por mis leyes, si dejan de practicar mis mandamientos y quebrantan mi alianza, yo, a mi vez, los trataré de la misma manera” (Lv 26,14-46). Hay un compromiso entre tú y Diois; si tú no eres fiel, no esperes que el Señor lo sea contigo: todo depende de ti: ya que Dios nunca te fallará.


* P. Alfonso Milagro



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 
Setiembre 20


Tu vida es muy variada; a veces hasta divertida.

Unas veces te rodearán de atenciones, otras se olvidarán de ti.

Unas veces oirás a tu lado alabanzas hasta inmerecidas y otras veces llegarán a tus oídos críticas y murmuraciones de tu modo de proceder.

Un día apreciarán tus valores y al día siguiente no tendrán en cuenta tus méritos. Un día serás el preferido y al día siguiente habrás caído en desgracia de todos.

No debes dejarte engreír los primeros días ni debes dejarte aplastar los segundos. No te auto-valorices ni tampoco te subestimes.

Sonríe a todo y a todos; y sonríe siempre, todos los días, tanto los días de triunfo como los de fracaso.

Todo puede y debe servirte para tu perfeccionamiento.

“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia nos hizo renacer por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva” (1 Pe 1,3). Nuestra esperanza está en Cristo; así como Él venció al mundo, así también nosotros lo venceremos.


* P. Alfonso Milagro

POR QUÉ ORAR?


¿Por qué orar?
Si tuviera que desearte el don más bello, y pedirlo para ti a Dios, no dudaría en pedirle el don de la oración.



Sólo del encuentro diario con Dios, el creyente puede hallar la fuerza para vivir y aprender a amar a los demás.

"Si tuviera que desearte el don más bello, si quisiera pedirlo para ti a Dios, no dudaría en pedirle el don de la oración."

Orando se vive. Orando se ama. Orando se alaba.

Como la planta que no hace brotar su fruto si no es alcanzada por los rayos del sol, así el corazón humano no se entreabre a la vida verdadera y plena si no es tocado por el amor.

Y es que, quien ora vive, en el tiempo y en la eternidad.

Me preguntas: ¿por qué orar? Te respondo: para vivir. De aquí nace la exigencia de indicar el camino para una oración hecha de cotidianeidad: fija tú mismo un tiempo para dar cada día al Señor, de intimidad: recógete en silencio, lleva a Dios tu corazón y de confidencia: no tengas miedo de decirle todo.

Así, cuando vayas a orar con el corazón en alboroto, si perseveras, te darás cuenta de que después de haber orado largamente tus interrogantes se habrán disuelto como nieve al sol.

Un efecto que muchos buscan por otras vías, a menudo bajo la insignia de la ausencia de obstáculos y empeño. La paz que nace de la oración, en cambio, es distinta: «Que sepas, que no faltarán las dificultades. Llegará la hora de la “noche oscura”, en la que todo te parecerá árido y hasta absurdo en las cosas de Dios: no temas. Es esa hora en la que para luchar está Dios mismo contigo».

Pero los momentos oscuros no negarán los frutos de una oración vivida en el corazón: «Un don particular que la fidelidad en la oración te dará es el amor a los demás», y es que «la oración es la escuela del amor».




Por: Monseñor Bruno Forte arzobispo de Chieti-Vasto 
Fuente: Comisión Teológica Internacional 

BUENOS DÍAS!!!!

lunes, 19 de septiembre de 2016

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA ROSA MÍSTICA


Oración a la Virgen María Rosa Mística

Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme; 
en lo rudo del trabajo, ayúdame; 
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme; 
en las tentaciones y peligros, defiéndeme; 
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.

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