jueves, 5 de enero de 2017

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA
SAN ALFONSO Mª LIGORIO



Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombre estás noche y día en este sacramento, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te doy gracias por todas las mercedes que me has hecho, y especialmente por haberte dado tu mismo en este sacramento, por haberme concedido por mi abogada a tu amantísima Madre y haberme llamado a visitarte en este iglesia.

Adoro ahora a tu Santísimo corazón y deseo adorarlo por tres fines: el primero, en acción de gracias por este insigne beneficio; en segundo lugar, para resarcirte de todas las injurias que recibes de tus enemigos en este sacramento; y finalmente, deseando adorarte con esta visita en todos los lugares de la tierra donde estás sacramentado con menos culto y abandono.

DECIDIERON ILUMINADOS POR LA FE


Decidieron iluminados por la fe


Jesús en la Eucaristía se une a mí para que dé abundantes frutos, es fuente de vida, de gracia y santidad, me da fuerza para llevar la cruz de cada día, viene a reforzar mi voluntad de servicio humilde a los hermanos, ilumina las tinieblas de mi corazón, me comunica su paz y alegría, se pone a mi lado en el camino de la vida. Con Jesús en el corazón, toma tus decisiones.

Monseñor José Mani, obispo auxiliar de Roma, en una carta pastoral sobre la familia, escribía: Conozco dos esposos a quienes he casado yo mismo. Jamás imaginaron que  deberían escoger entre el aborto o la muerte de la esposa. Era el tercer embarazo y el ginecólogo les había hablado del riesgo de muerte. Consultados otros ginecólogos, llegaron a la misma conclusión. Familiares y amigos presionaban para que se decidieran por el aborto. Ellos decidieron confesarse y comulgar antes de decidir. Y después de comulgar la esposa le dijo al esposo: “Yo confío en Dios, no voy a abortar”. Y decidieron comulgar cada día para recibir fuerza. Felizmente, Dios quiso que el tercer hijo llegara sano y que la mamá siguiera viva para la alegría de todos.

Cuando recibes dignamente a Jesús en la comunión, él se entrega a ti con todo su ser divino y humano y se produce una unión tan real como se unen dos trozos de cera cuando ambos se derriten al fuego. Así es de íntima la unión entre Jesucristo y el que comulga el pan eucarístico, aseguran los padres de la Iglesia.  Aprovecha con fervor esos momentos de gracia.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 5 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 5


No se nos dice en el Evangelio que María fuera personalmente perseguida, pero María recibía como destinado a sí misma todo cuanto se dirigía contra su Hijo amado; por eso ella también se sintió molestada, perseguida, calumniada.

Pasó por esos amagos momentos y nos entiende a nosotros, sus hijos, cuando nos vemos en similares circunstancias.

Es difícil seguir el camino del Maestro. Por eso es difícil ser verdadero cristiano; pero, yendo de las manos de María, todo resulta más fácil y sale mejor.

María, que caminaste en la senda de tu Hijo Salvador, ven con nosotros a caminar y alivia nuestras dificultades.


* P. Alfonso Milagro

LOS REYES MAGOS, MAESTROS DE HUMILDAD


Los Magos maestros de humildad, no confiaron en su sabiduría
Estos personajes no son los últimos, sino los primeros que saben reconocer el mensaje de la estrella.


Por: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net 




Los Magos, maestros de humildad
No confiaron sólo en su propia sabiduría


Los Magos fueron los primeros de la larguísima fila de aquellos que han sabido encontrar a Cristo en su propia vida y que han conseguido llegar a Aquel que es la luz del mundo, porque tuvieron humildad y no confiaron sólo en su propia sabiduría.

A Belén, no los poderosos y los reyes de la tierra, sino unos Magos, personajes desconocidos, quizás vistos con sospecha, en todo caso indignos de particular atención.

Estos personajes procedentes de Oriente no son los últimos, sino los primeros de la gran procesión de aquellos que, a través de todas las épocas de la historia, saben reconocer el mensaje de la estrella, saben caminar por los caminos indicados por la Sagrada Escritura y saben encontrar, así, a Aquél que es aparentemente débil y frágil, pero que en cambio es capaz de dar la alegría más grande y más profunda al corazón del hombre.

En Él, de hecho, se manifiesta la realidad estupenda de que Dios nos conoce y está cerca de nosotros, de que su grandeza y poder no se expresan en la lógica del mundo, sino en la lógica de un niño inerme, cuya fuerza es sólo la del amor que se nos confía.

Los dones de los Magos, acto de justicia

Los Magos llevaron en regalo a Jesús oro, incienso e mirra. "No son ciertamente dones que respondan a necesidades primarias", en aquel momento la Sagrada Familia habría tenido ciertamente mucha más necesidad de algo distinto que el incienso y la mirra, y tampoco el oro podía serle inmediatamente útil.

Estos dones, sin embargo, tienen un significado profundo: son un acto de justicia.

Según la mentalidad oriental, representan el reconocimiento de una persona como Dios y Rey: es decir, son un acto de sumisión.

La consecuencia que deriva de ello es inmediata. Los Magos no pueden ya proseguir por su camino. Han sido llevados para siempre al camino del Niño, la que les hará desentenderse de los grandes y los poderosos de este mundo y les llevará a Aquel que nos espera entre los pobres, el camino del amor que por sí solo puede transformar el mundo.

No sólo, por tanto, los Magos se han puesto en camino, sino que desde aquel acto ha comenzado algo nuevo, se ha trazado una nueva vía, ha bajado al mundo una nueva luz que no se ha apagado.

Esa luz, no puede ya ser ignorada en el mundo: los hombres se moverán hacia aquel Niño y serán iluminados por la alegría que solo Él sabe dar.

La importancia de la humildad

Sin embargo, aunque los pocos de Belén que reconocieron al Mesías se han convertido en muchos a lo largo de la historia, los creyentes en Jesucristo parecen ser siempre pocos.

Muchos han visto la estrella, pero son pocos los que han entendido su mensaje.

¿Cuál es la razón por las que unos ven y encuentren, y otros no? ¿Qué es lo que abre los ojos y el corazón? ¿Qué les falta a aquellos que permanecen indiferentes, a aquellos que indican el camino pero no se mueven?

El obstáculo que lo impide, es la demasiada seguridad en sí mismos, la pretensión de conocer perfectamente la realidad, la presunción de haber ya formulado un juicio definitivo sobre las cosas volviendo cerrados e insensibles sus corazones a la novedad de Dios.

Lo que falta es la humildad auténtica, que sabe someterse a lo que es más grande, pero también el auténtico valor, que lleva a creer a lo que es verdaderamente grande, aunque se manifieste en un Niño inerme.

Falta la capacidad evangélica de ser niños en el corazón, de asombrarse, y de salir de sí para encaminarse en el camino que indica la estrella, el camino de Dios.

El Señor sin embargo tiene el poder de hacernos capaces de ver y de salvarnos,

Pido a Dios que nos de un corazón sabio e inocente, que nos consienta ver la estrella de su misericordia, nos encamine en su camino, para encontrarle y ser inundados por la gran luz y por la verdadera alegría que él ha traído a este mundo.


Benedicto XVI, Solemnidad de la Epifanía del Señor

FELIZ JUEVES!!!


miércoles, 4 de enero de 2017

SENTIDO CRISTIANO DEL DOLOR


Sentido cristiano del dolor


Si quieres triunfar y tener éxito en tu vida, no te contentes con la miopía del hombre. Encuentra a Cristo, únete a él y procura pensar como él, raciocinar como él, “ver” como él, vivir como él. Él te dará su mirada, conocerás el verdadero sentido de la vida y del mundo, y más tarde con él y en él serás un vidente eterno (Michel Quoist).

Manuel Llanos era un venezolano, que había hecho un cursillo de cristiandad, en el que encontró el amor de Dios. Después se enfermó y, durante su última enfermedad, escribió con mano temblorosa en la pared de ladrillo que tenía junto a su cama: “Cristo y yo somos mayoría absoluta”. Este pedazo de ladrillo lo llevaron sus compañeros cursillistas desde Valencia, donde murió, hasta la casa de cursillos de Caracas para que fuera un testimonio impactante de que, a pesar de las enfermedades y debilidades de la vida, vale la pena vivir y confiar en Dios. ¡Manuel, descansa en paz y gracias por el valiente testimonio de tu fe en Jesucristo!

“¡Si la gente supiera qué grandes premios se ganan sufriendo por amor a Jesús, todos aceptarían con verdadero gozo los sufrimientos, por graves que fueran! Vi el amor in¬menso que nos tiene Jesús y vi que las almas que ofrecen sus dolores unidos a los de Cristo se vuelven muy hermosas.” (Santa María Magdalena de Pazzis). Agradezcamos a Jesús que nos enseñó el sentido del dolor.


* Enviado por el P. Natalio

JESÚS, BUEN PASTOR RESUCITADO


Jesús, buen pastor resucitado


El pastor está al servicio de las ovejas. El pastor deja la comodidad de su casa y se expone a la intemperie para que a su rebaño no le falte el agua y el alimento. El pastor está atento a las necesidades y enfermedades de cada oveja. El pastor enfrenta el peligro y hasta la muerte para preservar la vida de sus ovejas (AC).

Lo que Jesús te ofrece: “Si lloras, estoy deseando consolarte. Si eres débil, te daré mi fuerza y mi energía. Si nadie te necesita, yo te busco. Si eres inútil, yo no puedo prescindir de ti. Si estás vacío, mi plenitud te colmará. Si tienes miedo, te llevo sobre mis espaldas. Si quieres caminar, iré contigo. Si me llamas, voy siempre. Si te pierdes, no duermo hasta encontrarte”  (R. Prieto).

Jesús, buen pastor, nos ha dado ejemplo para que hagamos lo mismo que él hizo con nosotros. ¡Seamos pastores los unos de los otros, sirviendo y sacrificándonos por quienes nos rodean en la familia, en el trabajo, en el barrio, en los ambientes que frecuentamos!  Colabora con Jesús en cuidar a tus hermanos. 


* Enviado por el P. Natalio

EL MEJOR DON DE LOS MAGOS FUE SU FE


El mejor don de los Magos fue su fe
La fe nos exige ver a Dios en las cosas sencillas como los Magos a la estrella. Carta a cada Rey Mago.


Por: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net 




El seguimiento de Cristo significa dejar algo y buscar algo

Como todo movimiento el seguimiento de Cristo implica un punto de partida y un punto de llegada. Para hacerlo hay que dejar algo y tender hacia algo. Es responder en la fe al llamado de Dios. El episodio de los Magos ha sido el paradigma de la fe. La fe nos lleva a dejar algo atrás para buscar el ideal. Es como el barco que debe dejar el puerto para poder atravesar el mar y llegar a su destino.

Los Magos eran sabios de oriente, tal vez de Arabia. Allí había muchos estudiosos de diferentes materias: la medicina, la agricultura, la astronomía... Se ve, por el relato evangélico, que estos Magos estudiaban las estrellas. Seguramente fueron estimados por los otros estudiosos y vivían una vida acomodada y holgada. Todo esto resalta el mérito de estos hombres, pues, dejaron todo para seguir una estrella incierta, una señal vaga, un signo borroso. En el firmamento que cubría la tierra árabe, había muchas estrellas. Sin embargo, los Magos se fijaron en una solamente. Así es la dinámica de la fe: es una preferencia por la Palabra de Dios entre muchas otras palabras que uno podría aceptar.

No hay duda de que la noche de cada uno de nosotros está poblada de muchas estrellas. Tenemos muchas posibilidades, muchos ideales que nos totalizan. Dios, con su Revelación, nos interpela como un día lo hizo con Abrahám, como lo hizo con los profetas, como lo hizo con María y San José...

La fe siempre es una opción y ésta a veces cuesta, pues hay que dejar a un lado nuestro racionalismo y nuestra sed de seguridades humanas. No nos gusta nadar en las aguas profundas porque preferimos tener unas agarraderas. En la vida espiritual la única agarradera es la veracidad y fidelidad de Dios.

Para mí creer es lanzarme en la oscuridad de la noche, siguiendo una estrella que un día vi, aunque no sepa a dónde me va a llevar. Para mí creer es sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad. Para mí creer es fiarme de Dios y confiar en Él.

La fe se templa con las dificultades

Para templar una espada hay que meterla en el fuego. La fe también se forja en la tribulación. Hay gente que quiere tener una fe gigante, pero sin chamuscarse. Es como el atleta que quiere ganar la carrera, pero sin entrenarse, sin sufrir, sin lastimarse nunca.

La fe es un camino hermoso tapizado de rosas que están llenas de espinas. Los Magos tuvieron una experiencia profunda de la fe. Podemos imaginarlos llegando a un oasis para cargar provisiones y agua. Seguramente les vino a la mente la posibilidad de desistir. Tal vez en sus noches fueron visitados por sueños que les acosaban como fantasmas. El recuerdo de las burlas de sus compatriotas, el escepticismo de sus compañeros de estudios les perseguía. Hubo momentos de titubeos, de incertidumbre, de duda...

Sin embargo, siempre venció su fe. De hecho, su brújula no era tanto el astro luminoso en la bóveda de la noche, sino la luz de su fe encendida en sus almas.

En nuestros momentos de dificultad, también tiene que prevalecer la luz de la fe. Creer cuando todo va viento en popa es fácil; creer cuando el temporal de la adversidad choca cruelmente contra nuestra pequeña embarcación es más difícil. Pero, esto es lo que nos hace gigantes en la fe. Nunca ha existido un santo sin una fe probada, como nunca ha existido un atleta que haya tenido éxito sin esforzarse en los momentos de desánimo.

Este mundo es como un gran gimnasio en el cual, el cristiano tiene que ejercitarse en la fe: un día puede ser la penuria económica, otro día el sufrir el látigo cruel de la maledicencia propagada por nuestro mejor amigo, otro día el desamor de un ser querido...

La fe nos exige ver a Dios en las cosas sencillas

Después de viajar muchos kilómetros, los Magos encontraron al Rey de los Judíos, el Salvador del mundo, el Rey de reyes, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, en una cueva de una aldea de mala muerte, fuera de la ciudad de Jerusalén.

Era suficiente para obligar al corazón bajar a los pies. Sin embargo, lo aceptaron plenamente: se arrodillaron delante de Él. Vieron a Dios en un bebé que lloraba.

El Catecismo nos habla del sentido de la Epifanía (manifestación de Cristo) en el n.528:

La epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente. En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la encarnación, la Buena Nueva de la salvación.

Un día alguien dijo a un amigo que había encontrado el teléfono de Dios. El amigo se sorprendió y muy irónicamente le preguntó cual era. Recibió una respuesta sublime: el teléfono de Dios es la fe.

Con la fe puede uno “conectarse” con Dios en cualquier momento. Al contemplar la belleza de la naturaleza, el estruendo del mar, la brisa entre los árboles... se puede ver a Dios si uno tiene fe.

También se le puede ver en el sacerdote que se sienta en el confesionario para escuchar nuestra miseria moral y darnos con seguridad el perdón de Dios. Con la fe se ve a Cristo presente en el Pan sagrado, en las manos del ministro en la Misa. La fe permite ver a Cristo en su Vicario en la tierra, el Santo Padre....

La fe abre horizontes y nos hace ver más lejos de lo que podríamos con la sola luz de la razón. Nuestra pobre razón es como el ojo desnudo que sólo ve un poco del universo al contemplar las estrellas que desfilan delante de él en la noche clara. Pero con un telescopio potente se puede penetrar en los espacios siderales y descubrir mundos nuevos. Así es la fe para un creyente: es un nuevo ojo para ver. En lo que parece sólo un trozo de pan le permite ver el Cuerpo de Cristo; en el vagabundo que toca a la puerta pidiendo una ayuda le revela la presencia del Cristo Místico; en el jefe enojón que da un mandato, la manifestación de la Voluntad de Dios...

El mejor don de los Magos fue su fe

Impresiona el regalo costoso del oro, incienso y mirra. Pero más impresionante todavía fue la fe, tamaño gigante, de estos hombres. Aquel día cuando los Magos se acercaron a la cueva de Belén y pidieron permiso para traspasar el dintel más pobre que habían visto en su vida, los papás del Niño accedieron a la petición de personas tan ilustres. Se maravillaron al verlos caer al suelo, manchar su ropa, e inclinar la cabeza delante del Bebé.

Cuando nosotros lleguemos al Cielo, ciertamente no vamos a entrar con unos lingotes de oro, una caja de incienso y un bote de mirra. Lo que vamos a llevar va a ser, como dijo San Pablo, nuestra fe, esperanza y caridad.

No juzguemos el valor de nuestra vida por las cosas que tenemos o las obras que hacemos. Lo que es la fe y el amor con que obramos eso es lo que vale delante de Dios. Mejor ir pobre al Cielo que rico al Infierno; mejor ir analfabeta al Cielo que con un doctorado al Infierno. Desde un punto de vista espiritual, el valor de los Magos no era el tamaño de sus dones materiales, sino la medida de su fe.

Unas preguntas

1. ¿Cómo es nuestra fe? ¿lánguida? ¿depende de como nos sentimos? ¿una fe fuerte?

2. ¿Si la fe exige dejar algo para seguir más de cerca a Cristo, ¿qué nos está pidiendo Cristo que dejemos?

3. ¿Está nuestra fe basada en la Palabra de Dios o en una serie de sentimientos movedizos?

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 4 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 4


María Santísima fue la criatura que más amó a Dios; lo amó con toda la intensidad de su Corazón; su amor a Dios superó el amor de todos los ángeles y santos; por eso María fue también la más amada por Dios.

Y es también la más amada de los hombres, sus hermanos; nadie tan alabada y bendecida como ella; nadie tan aclamada por los pueblos como ella; nadie tan invocado, ni con tanta confianza, como ella; a nadie se le reza con tanta devoción como a ella.
El reconocimiento de los hombres a la gran bienhechora de la humanidad; que en ese coro de alabanzas a María no quede tu voz silenciosa, ni suene disonante: canta las glorias y al amor de María.
María, alégrate, porque eres llena de gracia y Dios está contigo.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 3 de enero de 2017

BALANCE DEL AÑO



Balance del año



"Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.

Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

“Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: -a aprender a amar -a dejar huella -a ser felices.

Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.

Nuestras casas, independientes de los recursos, se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca...

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.

Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.

Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro".


© Mamerto Menapace
Monje benedictino argentino

DIFICULTADES DEL CAMINO


Dificultades del camino
No fue nada fácil para los Magos encontrarse con Cristo. Tuvieron que sortear muchas contrariedades y peripecias.


Por: P Antonio Rivero LC | Fuente: Catholicnet 




No fue nada fácil para los Magos encontrarse con Cristo, porque "Jesucristo es profundo. No es la flor de la mañana que se corta y nos entrega a la primera todo su perfume, y pasada la ilusión nos deja con unos pétalos marchitos entre las manos y una sensación de caducidad y de esperanzas rotas . Tuvieron que sortear muchas contrariedades y peripecias.

Una primera dificultad que encontraron en su odisea fueron, sin duda alguna, las burlas de sus conocidos y vecinos, cuando dijeron que ellos se iban de sus palacios y se ponían en camino. Tuvieron que hacer frente a todas las risotadas y comentarios irónicos de la gente que les trataba de locos aventureros, de soñadores que no estaban en sus cabales." ¿A quién se le ocurre esto? ¡Irse al oeste! Definitivamente locos de remate". ¡Y todo por una dichosa estrella, detrás de la cual divisaron a Dios! ¡Y todo porque una estrella se encendió en sus almas! Pero ellos no se amilanaron ni se encogieron, al contrario, su decisión era clara, porque sentían dentro de sí el impulso de la inspiración divina y la fuerza de la verdad a la que ellos servían desde que se habían consagrado a la investigación de los cielos y de las estrellas. Esta dificultad es dura e ingrata. Vivir nuestro cristianismo con coherencia, con honradez; ser fiel a lo que Dios nos vaya pidiendo en nuestra vida, a lo que nos vaya inspirando en nuestra conciencia y en nuestro corazón; ese ir contra corriente en cuestiones de religión y de moral católica, cuando los demás piensan lo contrario y dicen lo contrario y hacen lo contrario...provocará risas y habladurías y comentarios hirientes de los que están a nuestro alrededor. ¡No hagamos caso! Venzamos todo respeto humano y sigamos la voz de nuestra recta conciencia, iluminada por Dios. Esto hicieron los Magos y encontraron lo que buscaban.

El viaje. No es fácil viajar cuando no se conoce el camino. Incertidumbre, sobresaltos, miedo, dudas, tentaciones de volverse atrás. La búsqueda de Dios no es fácil. Es una verdadera aventura en la que todo no puede, no debe ser claro, conocido, lógico, evidente a nuestra pobre mente, pues Dios está más allá de la lógica humana; es más, El tiene su lógica, su pedagogía. Lo importante es seguir adelante, guiados por esa luz interior de la fe en ese Dios que nos llama y que no puede engañarse ni engañarnos.

Después, la estrella desaparece. Ocurre en determinados momentos de nuestra vida. Momentos de crisis, de reajustes, de oscuridad interior, de cansancio, de hesitaciones; se nos oculta el brillo de la evidencia y de lo razonable, y sólo vemos lo gris de la vida. Dios puede y quiere probar la fe de sus seguidores a fin de comprobar que le siguen con fe auténtica, con corazón sincero. ¿Qué hacer en esos momentos? Seguir activos en la búsqueda de ese Rey Mesías y preguntar a quienes pueden aconsejarnos.

También el país extranjero, la lengua extranjera, las personas extranjeras fueron un obstáculo, no pequeño, para estos Magos No entendían el idioma, no comulgaban con las costumbres de esos pueblos. Otro mundo, otro abismo para ellos que les llenaba de desconcierto y de inseguridad. ¿A quién acudir? ¿Con quién comunicarse? ¡Qué inseguridad sentimos cuando estamos en tierra extraña! Inseguridad que a veces se convierte en zozobra, en miedo, en angustia. Algo de esto tuvieron que experimentar nuestros ilustres personajes de Oriente. Sin embargo, era más grande el amor y la esperanza que brillaban en sus corazones y les lanzaban a buscar al esperado de las naciones. ¿Qué nos dice esto a nosotros? Iremos, sin duda alguna, a países desconocidos por nosotros, de idioma distinto, de mentalidad diferente...y tenemos que comunicar la buena nueva del Evangelio. Cuántas veces también nosotros, en nuestro afán misionero de llevar a Cristo a los hombres, de predicarlo, de dar testimonio de El a nuestro alrededor, nos damos cuenta de que los destinatarios de ese mensaje hablan otro idioma distinto, no sintonizan con nuestra onda, están en otra galaxia; en definitiva, parece que vivimos en distinto planeta, como les pasó a los Magos. No obstante, no debemos desalentarnos ni acomplejarnos; llevemos con coraje y decisión nuestra fe en Dios Creador, Salvador y Santificador. Quienes nos crean, se salvarán.

Otra dificultad fue el cansancio del camino y de la búsqueda. Buscar cuesta. Seguir buscando, cuesta. Pero seguir buscando a pesar de todo, cuesta mucho más y provoca cansancio físico y también espiritual. ¿Quién no ha sentido el cansancio de una subida escarpada, de una caminata bajo el sol abrasador y con una sed mortal e imperdonable? ¿No hemos experimentado alguna vez que el trabajo, todo trabajo, pero especialmente el trabajo espiritual, cuesta y a veces produce cansancio, sobre todo si es monótono y siempre igual? Ahora bien, los magos vencieron este sentimiento de cansancio gracias al amor y a la ilusión que ardía en sus corazones, pues el amor, nos dirá el Kempis, todo lo vence . No permitieron que este sentimiento negativo y sensible afectara a su zona espiritual ni tocara sus convicciones y su fe profunda. Sintieron, sí, cansancio físico, pero siempre conservaron en su alma el entu¬siasmo y el primer amor de cuando comenzaron la búsqueda. Cuando el cansancio, sea físico sea espiritual, toque a nuestra puerta, no hagamos caso; más bien, redoblemos el paso entonando la canción del amor.

Dura fue, por otra parte, la inconsciencia de Herodes y de los sabios que le rodeaban cuando esos Magos preguntaron por el Rey apenas nacido: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? (Mt 2, 2). Para Herodes fue una noticia sorpresiva e inesperada: "¿Cómo un Rey? Es la primera noticia que tengo, pues hasta el momento el rey soy yo. Ni siquiera los sabios que tengo a mi disposición saben de esto, o al menos no me han informado". Para los Magos ya era un hecho que el Mesías Rey había nacido; sin verlo, habían creído. Unos cuantos años antes de que Cristo dijera al incrédulo Tomás "Bienaventurados los que creen sin haber visto" (Jn 20,29), ya estos hombres desconocidos cumplían a la perfección esta nueva bienaventuranza, bajo la inspiración divina.

¡Qué tremendo golpe nos asesta este siglo, embebido en la indiferencia religiosa, emborrachado por la ambición, alcoholizado de materialismo y postrado en una tristísima inconsciencia que clama al cielo! Este obstáculo, la inconsciencia de muchos hombres, nos visitará en nuestro peregrinar. Los hombres de hoy saben que necesitan ser redimidos de muchas esclavitudes; esperan, casi sin darse cuenta, a alguien que les reconstruya interiormente y les dé la paz y la estabilidad interiores, pero es tal la inconsciencia en la que están sumergidos que cuando se les ofrece la respuesta a sus muchas inquietudes y anhelos, Dios, se destartalan, comienzan a tambalearse porque temen perder sus propias y acariciadas seguridades, al igual que Herodes que tuvo pánico de perder el trono y la corona al ser informado por los magos sobre el nacimiento de un nuevo rey, del verdadero rey del mundo y de los corazones.

Terminemos este punto diciendo que quien no clavalos ijares a su caballo, quien no va más allá de sus horizontes mezquinos, quien no sigue la ruta de la estrella ni galopa al campás de sus sueños e ilusiones nobles...llevará una vida gris y un alma polvorienta, experimentará el cansancio de su pereza y la inutilidad de sus bienes, y, lo que es más triste, no se encontrará con Cristo.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 3 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 3



Los hombres nos vamos a mirar unos a otros en una perfecta visión si nos miramos en Cristo, que ha de ser el punto de reunión de todas las miradas; y para que esas miradas lleguen a Cristo más purificadas, hagamos que pasen por el Corazón de María, que es la fuente en la que todo se limpia y todo se reviste de Dios, la fragua en la que nos despojamos de nuestras miserias pecadoras y adquirimos el fuego del amor a Dios. Los Santos Padres afirmaron que la devoción a María purifica y renueva el corazón a sus devotos.

María, ayúdanos a purificar nuestras miradas para que podamos descubrirte presente en nuestra vida.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES


lunes, 2 de enero de 2017

ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO EN LA SOLEMNIDAD DE MARÍA MADRE DIOS


La emotiva oración del Papa Francisco en la Solemnidad de María Madre de Dios 2017
Por Walter Sánchez Silva
 Foto: Martha Calderón (ACI Prensa)



VATICANO, 01 Ene. 17 / 08:10 am (ACI).- En sus palabras antes del rezo del ángelus este domingo 1 de enero de 2017 en la Solemnidad de María Madre de Dios, el Papa Francisco también incluyó una bella y emotiva oración a la Virgen.


A continuación la oración completa del Santo Padre:

Gracias, oh Santa Madre del Hijo de Dios, Jesús, ¡Santa Madre de Dios!
Gracias por tu humildad que ha atraído la mirada de Dios;
gracias por la fe con la que has acogido su Palabra;
gracias por el coraje con el que has dicho “aquí me tienes”,
olvidándote de ti, fascinada por el Amor Santo,
hecha toda una con su esperanza.
Gracias, ¡oh Santa Madre de Dios!
ruega por nosotros, peregrinos en el tiempo;
ayúdanos a caminar por el camino de la paz.
Amén.

PROPÓSITOS PARA EL AÑO NUEVO


Propósitos para el Año Nuevo
Ofrecemos una lista de 12 propuestas que pueden ayudarte a definir tus propósitos para el año que comienza.


Por: Mauricio I. Pérez | Fuente: www.semillasparalavida.com 




Es costumbre al fenecer el año, revisar nuestra vida y plantearnos metas y propósitos para el Año Nuevo. Muchos se esfuerzan por realmente cumplir y vivir según los propósitos trazados. Otros tantos -los más- suelen quedarse en el camino. Sus buenos propósitos se quedaron tan solo en buenas intenciones. Pero alguien dice por ahí -y quizás diga bien- que de buenas intenciones, está empedrado el camino del infierno.

Los hijos de Dios debemos ser hombres y mujeres de palabra. Jesús nos enseñó a decir “Sí” cuando sea sí, y a decir “No” cuando sea no. En esta línea, es preciso al definir nuestros propósitos para el año que comienza, tomárnoslos en serio. Y hacer de ellos un verdadero compromiso.

Hay quienes optan por plantearse propósitos materiales: nuevo auto, el viaje jamás realizado, una casa más grande, un mayor sueldo. Esto está bien si es que estos objetivos no se definen como una mera meta -lo cual sería simplemente materialista- sino más bien como medios para algo más importante, como dar un mayor bienestar a la familia.

Unos más, prefieren definir propósitos que les ayuden a ser mejores personas. En esta línea, lectora, lector querido, quisiera compartir contigo una lista de 12 propósitos que pueden ayudarnos a ser sobre todo, mejores cristianos. Se trata de hacer ciertas cosas y dejar de hacer otras. También de asumir ciertas actitudes y dejar de lado otras tantas.

1. Acercarnos más a Dios. Es innegable que de esto se desprende todo lo demás. Incluso el éxito al lograr cumplir con el resto de nuestros objetivos depende en gran medida de la cercanía a Dios. Pues sin Cristo, nada podemos hacer. Es importante aumentar nuestro tiempo de oración y participar de manera más consciente en los sacramentos. También bendecir siempre nuestros alimentos sea quien sea nuestro comensal.

2. Confiar más en Dios. Muchos se frustran porque Dios no les habla. ¿Quieres escuchar a Dios? Abre tu empolvada Biblia y léela. Te garantizo que si lo haces con la frecuencia debida -es decir, diario- escucharas de Dios las palabras que necesitas. No le exijas ni demandes favores, pídele todo pidiendo siempre que se haga su voluntad, pues Él sabe cuándo, cómo y en qué medida. Y al tener frente a ti las oportunidades que necesitas, acéptalas. Deja de cuestionar cada oportunidad, quedarte inmóvil y dejar de actuar. Dios te ayuda, pero necesita de tu parte. Dios te inspira, pero necesita de tu inteligencia. Dios te cuida, pero necesita tu confianza. Este año confía más en Dios, acepta lo que te envía y actúa en consecuencia.

3. Dejar de Murmurar y de ver la Paja en Ojo Ajeno. Es increíble lo rápida que es nuestra lengua para desatarse y correr cual caballo desbocado en contra de alguien más. Y lo peor es que muchas veces murmuramos en contra de alguien según nosotros en aras de la justicia divina: porque éste peca mucho, porque ésta gasta mucho dinero, porque este otro es muy sucio y descuidado, porque esta otra es una chismosa, porque este va a misa pero se pelea con todos al salir y entrar en su automóvil, porque esta otra también va a misa pero se queda dormida… La lista es inacabable. ¿Qué tal como propósito de este año dejar de murmurar y mejor mirar a nuestro interior cada vez que algo nos parece mal? Porque es un hecho irrefutable que casi siempre que nos disgusta algo que vemos que otro hace, ¡es porque en el fondo nos disguta que nosotros hacemos lo mismo! Por eso advertía Jesús que es fácil ver paja en el ojo ajeno y no la viga que se lleva en el propio. Hagámonos el propósito de que al sentir la tentación de murmurar, cerrar la boca, ver a nuestro interior y en justicia decidir qué actitud debemos nosotros mismos cambiar, qué debemos dejar de hacer o que debemos comenzar a hacer.

4. Ser Portadores de Ayuda y Generadores de Cambio. Es fácil criticar lo que no nos gusta. Pero eso rara vez sirve de algo. A lo largo de este año, hagámonos el firme propósito de que cada vez que algo nos parezca malo, pensemos cómo ayudar para corregirlo o cambiarlo y actuemos en consecuencia. Si nada podemos hacer, mejor no estorbemos. Igualmente, seamos solícitos para ayudar a todo aquél que lo necesita.

5. Dejar de Ofendernos por Todo y de Pelear contra Todos. Jesús declaró bienaventurados a los mansos, porque heredarán la tierra. La mansedumbre es una virtud que nos ayuda a dejar de lado la violencia. Cuántas personas se ofenden por la forma en que los saluda el empleado de una tienda. Cuántos más se indignan porque el mesero no los vio al pasar frente a ellos. Cuántos estallan porque el conductor de adelante no va más de prisa. Cuántos se encolerizan porque su hija no guardó el cepillo y el espejo. Y en consecuencia agreden, gritan, insultan, ofenden, se vengan, toman represalias y lo peor, ¡se amargan la vida y se la amargan a los demás! “¡¿Y cómo no me voy a enojar?!” es su típica justificación. Pero esa actitud no es digna de un hijo de Dios. Este año hagámonos el propósito de evitar pleitos y riñas. Desarrollemos mejor la virtud de la mansedumbre. Además de vivir en paz con los demás, seremos bienaventurados y heredaremos la tierra que el Señor nos tiene prometida.

6. Desarrollar la Pulcritud. Esto a muchos les cuesta trabajo. Pero es necesario reconocer que no podemos comprender el concepto de un “alma limpia” si no somos capaces de vestir una camisa limpia. El desaliño no es virtud, es por el contrario, un vicio terrible. No hay que confundir no ser vanidosos con ser sucios y desaliñados. Ir despeinados, con la ropa sucia y arrugada no es propio de un hijo de Dios. Porque nuestro cuerpo es un templo vivo del Espíritu Santo. Y ese templo debe siempre ser digno, tanto en su interior como en su exterior.

7. Ser más Laboriosos. Sobre todo a los laicos, Dios nos ha confiado el orden de la creación. Debemos trabajar para hacer del mundo que Dios nos ha regalado, uno mejor. Debemos también trabajar para crecer como personas, en talento y dignidad. Para el hijo de Dios, es inaceptable el trabajo a medias, entregado tarde o mal hecho. El hijo de Dios debe poner su sello en todas sus obras. Este año propongámonos hacer nuestro trabajo con pasión y calidad, recordando siempre cuando Dios puso en manos de Adán el Paraíso que había creado.

8. Ser Limpios de Corazón. Jesús prometió que los limpios de corazón verán a Dios. Sin embargo, los programas de TV cada vez más vulgares, las conversaciones con amigos y compañeros de trabajo cargados de palabras soeces, los chistes en doble sentido son fuertes barreras para mantener limpio el corazón. Este año que comienza, comprometámonos a mantener una diversión sana, conversaciones en la línea del respeto y un humor blanco que siempre divierte sin ofender ni contrariar a nadie más.

9. Dar Más Tiempo a Nuestra Familia. Bien que lo sabemos. Pero bien que fingimos excusas para no cumplirlo. Necesitamos trabajar mil horas extras para pagar más horas de guardería y más maestros privados y más cursos de qué se yo para que nuestros hijos estén en un lugar seguro para poder trabajar más para tener más dinero para pagar más guarderías, maestros privados y cursos mientras trabajamos más… El ridículo torbellino que termina por destruir las familias mientras alguien escala peldaños y amasa fortunas. Basta ya. Este año fijemos bien nuestras prioridades: Dios, familia y trabajo. En ese orden. El resto, Dios nos lo dará por añadidura.

10. Disfrutar más la Vida que Dios nos Da. Ya basta de quejarnos de todo. Es suficiente de encontrarle peros a todo. Es hora de dejar de encontrarle a todo su lado malo. Acepta por el contrario con gozo todo lo que Dios te da, agradécelo y alaba al Señor por su bondad.
Encuentra la mano de Dios en todo lo que tienes. Mira a cuántos más les hace falta. Alaba a Dios por cada mañana, por la frescura del agua que corre en la ducha, por el desayuno que te da energía, por el sol que te calienta. Alábalo por la taza de café que te devuelve el buen ánimo, por la galleta dulce que lo acompaña, por quien te hace compañía mientras la bebes. Disfruta al “perder el tiempo” con tus hijos, pues son una de las mayores bendiciones que Dios te ha dado. Disfruta tus ratos de enfermedad, pues te dan tiempo para leer aquél libro pendiente y hasta para acercarte más a Dios. Que este sea uno de nuestros propósitos más firmes para este año. Pues así viviremos en paz, llenos de gozo y siendo infinitamente agradecidos a nuestro Dios.

11. Bajar de Peso. ¿Y por qué no? Este casi siempre es un propósito de Año Nuevo de casi todas las personas adultas. Y curiosamente, es el propósito menos cumplido. Sin embargo, para los hijos de Dios resulta importante porque bajar de peso va más allá que una cuestión de vanidad corporal. El exceso de peso en gran parte se debe al pecado capital de la gula. Y bajo esa óptica es que los cristianos debemos afrontar esta situación. Los pecados capitales se llaman así porque de ellos se desprenden muchos más hasta poner fuertemente en riesgo la integridad de la persona. Quien come demás, desarrolla usualmente otro pecado: la pereza, manifestada en la falta de ejercicio. El exceso al comer suele acompañarse en excesos al beber. Y tras las comidas, al fumar. La cadena puede no tener fin y los riesgos para la salud corporal e innegablemente para la salud del espíritu son muchos. Hagámonos pues el propósito para este año, de declara la guerra a la gula que nos ha esclavizado. Dejar atrás este pecado y mejorar la salud del cuerpo que Dios nos ha dado.

12. Ser Portadores de la Bendición de Dios. Las personas que necesitan de la bendición de Dios no precisan de un momento de éxtasis en que Jesús o la Virgen se les manifiesten y con su mano en la frente los bendigan. Necesitan más bien de cariño, de alguien que los escuche, de alguien que los ayude, de alguien que les dé trabajo, de alguien que les dé pan. Siendo hijos de Dios, hagámonos el propósito este año de ser portadores de las bendiciones de Dios para los demás: con nuestro tiempo, con nuestra ayuda, con nuestras manos, con nuestros labios y con nuestros bienes materiales.

Deseo que esta lista te ayude a definir tus propósitos para el año que comienza. Que Dios te bendiga y sostenga con su mano providente, bendiga todos tus sueños y te ayude a alcanzar cada una de tus metas.

¡Apasiónate por Nuestra Fe!

TE DESEO UN FELIZ AÑO


Te deseo un año feliz



Al comenzar un nuevo año te deseo doce meses de crecimiento. La superación personal comienza con el conocimiento de ti mismo: tus fortalezas y tus debilidades. Sé sincero contigo mismo, no confundas lo que te gustaría ser, con lo que realmente eres. Crecer supone repetición de actos en la dirección correcta. Colabora con tu voluntad y esfuerzo. Dios ayuda al valiente.

Te deseo que este año tengas suficiente felicidad para mantenerte dulce; suficientes problemas para mantenerte fuerte; suficientes penas para mantenerte humano; suficiente esperanza para mantenerte feliz; suficientes fracasos para mantenerte humilde; suficientes éxitos para mantenerte sereno; suficientes amigos para recibir consuelo; suficientes entradas para cubrir tus necesidades; suficiente entusiasmo para enfrentar las dificultades; suficiente confianza en ti mismo para no caer en depresiones; suficiente determinación y valor para hacer que este año sea el mejor de tu vida.

Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de éstos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondadosa bendición.


* Enviado por el P. Natalio

SOLEMNIDAD DE MARÍA, MADRE DE DIOS, 1 DE ENERO


¡Feliz Solemnidad de María, Madre de Dios!
1 de enero


(ACI).- Un nuevo año comienza y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de “María, Madre de Dios” para pedir la protección de aquella que tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador. Conoce aquí cómo es que surge este título en honor a la Virgen y lo que hicieron los primeros cristianos para defenderlo.

La Fiesta de “María, Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente. En las Catacumbas o antiquísimos subterráneos de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Santa Misa, se encuentran pinturas con esta inscripción.


Según un antiguo testimonio escrito en el siglo III, los cristianos de Egipto se dirigían a María con la siguiente oración: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita" (Liturgia de las Horas).

En el Siglo IV el término Theotokos se usaba con frecuencia en Oriente y Occidente porque ya había entrado a formar parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.

Sin embargo, en el siglo V, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”.

Nestorio había caído en un error debido a su dificultad para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas – divina y humana – presentes en Él.

Los obispos, por su parte, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo. A su vez declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".

Luego, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”.

“La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”, dijo el Pontífice.

“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”, añadió.

Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.

Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 2 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 2


En las letanías invocamos a María como Reina de la paz y la misma celestial Señora nos ha prometido que la paz vendrá sobre el mundo si nos consagramos a su Inmaculado Corazón.

Desde el principio del año debemos comprometernos a vivir esa consagración al Inmaculado Corazón de María, haciendo que nuestra Señora sea la dueña de nuestra vida y ofreciendo cada mañana nuestras obras a su amor de Madre, simbolizado en su Inmaculado Corazón.

Todo lo haremos pidiendo su bendición maternal y todo lo haremos para agradarla y, por ella, agradar a Jesús.
María, que has visto consagrada tu morada por Dios, ayúdanos a vivir la consagración al señor que iniciamos con nuestro bautismo.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 1 DE ENERO


Los cinco minutos de María 
Enero 1



En ninguna criatura se da tan perfectamente que Dios viviera en ella y que ella viviera en Dios como en María Santísima. Entre Dios y María hubo una estrechísima relación: Dios habitó en María en toda su plenitud, haciéndola su templo sagrado, y María vivió en Dios, entregada a la total realización de sus planes.
No nos olvidemos, y no dejemos a un lado, los planes de Dios sobre nosotros. Iniciemos el año poniéndonos a su disposición.
María, que recibiste la bendición y la misericordia de Dios, nuestro Salvador, ayúdanos a estar abiertos a Dios y a su amor en nuestra vida.


* P. Alfonso Milagro
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