

Introducción
parte 1  
 La
 Iglesia ha dedicado el mes de mayo a María, a la dulce Reina de 
nuestras vidas, es por eso que comenzando con una simple oración le 
regalamos nuestro corazón: 
Oh
 María, oh dulcísima, oh dueña mía!. Vengo a entregarte lo poco que 
poseo yo, pues sólo tuyo soy para que lo pongas en oblación ante el 
Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea
 siempre la Voluntad del Padre Celestial. 
Cada
 día del mes de mayo tiene que ser una flor para María. Por eso le 
regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, una 
decena del Santo Rosario y una florecilla. De este modo iremos formando 
un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles 
custodios le llevarán en actitud de veneración. 
No hay comentarios:
Publicar un comentario