miércoles, 8 de febrero de 2017

OVEJAS SIN PASTOR

Ovejas sin pastor




En un establo, cierta noche, las ovejas se pusieron a conversar y decidieron tomarse un día de descanso sin la compañía del pastor. Éste siempre les andaba diciendo por dónde debían ir, cuando era la hora de regresar, y qué pastos podían comer.

A la mañana siguiente, antes de que saliera el sol, se pusieron en camino, sigilosamente y  sin emitir ni un balido.  Cuando llegaron a lo alto de la montaña, cada una se fue por su lado. No la pasaron muy bien, porque el lugar elegido no tenía muy buenos pastos y lo poco que encontraban se lo comían sin avisarle a las demás, y después les dolía la panza. Hasta que comenzó a oscurecer y las ovejas se sintieron intranquilas.

–¡Qué hacemos! –gritó una.

–Permanezcamos unidas –dijo otra que recordó lo que repetía constantemente el pastor.

–¿Y ahora? ¿Qué hacemos? ¿Cómo volvemos al corral?

–¡Ya sé! ¿Se acuerdan que, todos los días, mientras regresábamos, él nos iba mostrando las maravillas que nos rodeaban?

Esto era cierto, aunque algunas ovejas ya casi no lo escuchaban porque decían que todos los días decía lo mismo.

–Lo primero que nos mostraba era un árbol con las raíces bien agarradas al suelo y las ramas que, como brazos, señalan el camino a casa.

Las ovejas se separaron de a dos para buscar el árbol.

–¡Ahí está! –gritó una que lo había reconocido en medio de la oscuridad.

–Sigamos por el camino que señalan las ramas, y unos metros más adelante vamos a encontrar el arroyo de aguas cristalinas y un sonido que parece decir hasta mañana –dijo otra oveja, repitiendo las mismas palabras del pastor.

–Bajando un poco más, vamos a encontrar la piedra con forma de oso y, por último, si doblamos hacia el árbol de naranjas veremos el camino que desemboca en nuestro hogar.

Pudieron regresar gracias a que, entre todas, pudieron reconstruir lo que el pastor les había dicho durante tanto tiempo. De la misma forma que se habían ido, sin hacer un mínimo ruido, las ovejas entraron en el establo. ¿Qué vieron en un rincón? ¿Al pastor enojado? Nada de eso, había una gran montaña de pasto que les había dejado el pastor por si regresaban con hambre.

Las ovejas reconocieron que el pastor sólo se preocupaba por el bien del rebaño…

Para pensar:
¿Por qué las ovejas lograron encontrar el camino de regreso aunque no estaba el pastor?
¿Por qué el pastor no salió a buscarlas y sí les dejó preparada comida para cuando regresaran?
¿Quién nos cuida y nos protege?
¿Reconocemos la necesidad de aprender de otro?
¿La voz de quiénes escuchamos? ¿Por qué?

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